El e-mail que cambio mi vida
Les voy a relatar la experiencia que tuve hace un tiempo con una compañera de trabajo
El e-mail que cambio mi vida
Les voy a relatar la experiencia que tuve hace un tiempo con una compañera de trabajo.
Todo la historia transcurre en una ciudad andaluza y su primer capitulo tuvo lugar en mi lugar de trabajo. Tengo que decir que soy informático y que trabajo en una oficina del centro de la ciudad.
Antes de empezar la historia tengo que decir que soy una persona normal tanto físicamente como en cuanto a carácter, por lo que suelo hacer amigos con facilidad y suelo llevarme bien con los demás. Cuando ocurrió esto no tenía novia, estaba en una época en la que me dedicaba a ir de flor en flor, huyendo de forma clara de cualquier relación seria.
Todo empezó cuando Susana entro a trabajar en mi oficina, ella es casada y tiene dos hijos. Desde el primer momento me llamo mucho la atención y no podía dejar de mirarla ya que a sus 35 años tenía un cuerpo impresionante, mide 1,75 y esta muy bien proporcionada con unos pechos hechos a medida de la mano y un culo perfecto que hace las delicias de cualquiera. Tiene el pelo largo, negro y una sonrisa que te deja embobado, en definitiva una mujer muy guapa que aparenta tener 28 años.
Como dije anteriormente yo no podía dejar de mirarla, se me aceleraba el corazón, se me entrecortaban las palabras al hablar con ella, era la primera vez que una mujer me ponía tan nervioso. Con el paso de los días observe que ella se daba cuenta de mis miradas -que la recorrían de arriba abajo- y no se molestaba, es más me correspondía con otra serie de miradas y sonrisas que a mi me ponían a cien. También hubo un cambio en su ropa que ahora era más provocativa con escotes insinuantes, ropa ajustada y pequeñas faldas. Parecía decirme: "ya que no paras de mirarme voy a darte un buen espectáculo".
Al final todo esto se convirtió en un juego diario en el ambos disfrutábamos, aunque nunca lo mencionábamos en nuestras conversaciones. Yo estaba encantado de observarla y ella de ser devorada con la mirada. Todo esto se hacía más fácil ya que ambos estábamos en la misma planta y nuestras mesas no estaban muy lejos entre sí, por lo que cualquier paseo de ella mostrándose por la oficina se convertía para mí en una especie de strip-tease. Era nuestro especie de secreto que llevábamos en silencio y en el que ninguno de los dos se atrevía a ir más allá.
Hasta que un día ocurrió algo increíble. Ella llegó a la oficina más guapa que nunca, con una blusa ajustada de color rojo en la que resaltaban más que nunca sus magnificas tetas, llevaba un falda negra por encima de la rodilla ceñida a sus muslos y a su estupendo culo. De camino a su mesa fue contoneándose como una gata en celo y cuando se sentó cruzo las piernas de una manera muy sensual dirigiéndome una sonrisa que me a mi me hizo despertarme del todo. La mañana fue transcurriendo de manera normal, pero a eso de media mañana al levantarse de su mesa para ir al baño pude ver con claridad como me mostraba sus bragas que eran de un color rojo intenso. Esta imagen me dejo descolocado, no podía ser un descuido, las mujeres suelen tener mucho cuidado con estas cosas, a no ser que lo hubiera hecho a propósito. Al rato ella volvió del baño y se sentó de nuevo en su mesa, yo todavía me encontrada un poco turbado pero el sonido de un e-mail que llego a mi PC me hizo reaccionar, al ver que era de Susana me dio un escalofrío por el cuerpo que continuó al leer lo que decía:
Hola, soy Susana.
Veo que te ha gustado mucho mi pequeña exhibición por la cara que has puesto, de todas maneras lo mejor esta por llegar ya que te he dejado un regalito en el baño de señoras.
Ve a buscarlo!!!
Si perder el tiempo me levante de la mesa como un resorte y me dirigí al baño de señoras, entre con mucho cuidado por si había alguien y allí encontré sus preciosas bragas rojas encima de la taza del inodoro, estaban enrolladas y desprendían un olor inconfundible a hembra en celo. Al cogerlas note que estaban húmedas por su excitación y me las lleve directamente a la cara para olerlas y lamerlas. Al momento note que estaba empalmado, así que me desabroche los pantalones y me baje los boxer saliendo mi polla como un resorte. Estaba más grande que nunca y las venas parecían querer salirse de la piel, nunca me la había visto tan gorda y erecta.
Despacio agarre con mi mano mi polla -sin pensar que estaba en el baño de señoras y con unas bragas en la cara- y empecé a hacerme una paja muy despacio pensando en que la guarra de Susana estaba fuera en la oficina sin bragas.
A mi mente llegaban de golpe todas las fantasías eróticas que había tenido con ella, y empecé a imaginarme que salía del baño con mi polla tiesa como un mástil y me encontraba a Susana sola en la oficina sentada en su mesa, yo me acercaba a ella poniéndole la polla delante de su cara y ella sin decir nada se la tragaba con mucha gula, como si le fuera la vida en ello. Ella la mamaba de una manera espectacular, haciendo pequeñas paradas en las que me lamía los huevos y la punta del glande para de nuevo volver a engullir mi falo, yo por mi parte le sobaba las tetazas que estaban muy turgentes. Después ella fue desnudándose y se tumbó encima de la mesa abriéndose de piernas y mostrándome un chochito que estaba muy bien arregladito sólo un pequeño triángulo de vello en la parte superior-, el cual yo empecé a lamer pasándole la lengua por sus labios y su clítoris. Ella gemía de una forma incontrolada y al rato me pedió que se la metiera , por lo que deje de lamerle el coño, me incorpore y se la clave sin dificultad ya que estaba bastante mojada, a las pocas embestidas ya tenía todo mi polla dentro de ella que se retorcía y pedía más. Yo estaba en éxtasis al contemplar la cara de ella y el bamboleo de sus senos en cada una de mis embestidas, después de un buen rato perforando su coño llegamos a un orgasmo en el que yo me derrame por completo en su interior inundándola con toda mi leche a la misma vez que besaba y mordisqueaba sus pezones.
Poco a poco fui relajándome y despertándome de esa fantasía que se había formado en mi cabeza fruto de mi tremenda excitación y comprobé que había tenido una descomunal corrida sobre las bragas de Susana que habían quedado completamente manchadas por mi semen. Limpié con ellas los restos de semen que habían quedado en mi polla y las coloque en el mismo lugar que me las había dejado ella.
Cuando termine de ponerme los pantalones me lave la cara con agua y salí del baño de señoras para dirigirme de nuevo a mi sitio. Al llegar a mi mesa Susana me miraba de forma coqueta y a la vez intrigada por mi tardanza en el baño. Sin dejar de mirarla de vez en cuando me puse a escribirle un correo electrónico que decía lo siguiente:
Hola, Susana.
Me ha encantado tu húmedo regalo y saber que ahora mismo no llevas bragas debajo de tu corta falda, por eso he decidido corresponderte con otro regalo.
Puedes pasar a recoger tus bragas que verás que tienen una sorpresa para ti.
Al momento Susana se levanto y entro en el baño de señoras, en el cuál estuvo un buen rato, y volvió a salir con un especial brillo en los ojos dirigiéndose de nuevo a su mesa. De nuevo en esta ocasión en otro movimiento calculado volvió a enseñarme su entrepierna pudiendo comprobar que llevaba de nuevo sus braguitas de color rojo intenso. Mi polla se puso de nuevo dura al ver que llevaba las braguitas en las que hace un momento me había corrido de forma brutal. Ya solo me quedaba la duda de si las había lavado en el baño o se las había puesto con todo mi semen en ellas. Como si me hubiera leído el pensamiento Susana me saco de la duda mirándome fijamente a los ojos y llevándose la mano a su entrepierna, la cuál volvió a sacar llevando en su dedo índice un grumo de mi semen que se metió directamente a la boca saboreándolo con mucho deleite. Después me sonrió y ambos continuamos con nuestro trabajo esa mañana.
Desde ese momento la relación entre Susana y yo cambió radicalmente en cuanto a nuestros juegos que pasaron a ser verdaderos encuentros sexuales, pero eso ya lo contaré en sucesivos relatos.
Saludos.