El dueño incansable (7)

Elena acompaña a su dueño a un entrevista en tv. Allí descubre el autentico alcance de su dominación.

Entró en los estudios de TV del brazo de su amo. Gloria se había quedado en el coche esperando y durante el trayecto el hombre apenas había reclamado sus servicios. Nunca descansaba completamente, pero en el tiempo que duró el viaje se limitó a acariciar suavemente los cojones de su dueño, mientras él jugueteaba con su cuerpo. Había sido un camino relajado.

Fueron recibidos por un hombre cetrino y con traje oscuro que se identificó como el director de la cadena de televisión. Estrechó fuertemente la mano de su señor y se llevó la suya levemente a los labios. Elena se preparó para algún comentario de menosprecio de su amo que dejara clara su condición, como había hecho en otras ocasiones, pero este no llegó. El hombre se limitó a rodearla la cintura con el brazo y atraerla hacia si.

  • Todo estará preparado en unos minutos - anunció el hombre- Mientras pueden esperar aquí. Desean algo.

Su amo negó con la cabeza. Elena se sorprendió cuando el director se dirigió a ella.

  • ¿La señorita quiere un café?

Miró a su dueño que se encogió de hombros.

  • De acuerdo. La joven no estaba acostumbrada a ser tratada en los últimos días como un ser humano y mucho menos como alguien que mereciera atención.

  • Carmen, la redactora se lo traerá y aprovechará para explicarles un poco como va esto.

Les dejó solos en una estancia amueblada con una mesa baja, varios sillones y un sofá. Dos mesitas de rinconera estaban llenas de revistas con la programación de la emisora y en un especie de atril reposaba un televisor sintonizado en la cadena y con el volumen bajo. Elena temió que en aquel momento de intimidad su amo le reclamara algún entretenimiento. El hombre se limitó a sentarse en uno de los sillones y a hojear una de las revistas. Elena se acomodó en el sofá.

Sabía que estaban allí para una entrevista o algo parecido de la que iba a ser protagonista su propietario. Al parecer, por lo que había comentado en el coche, había comprado la emisora y era una especie de programa promocional de la nueva programación.

La puerta se abrió y una joven entró en la estancia. Era pelirroja y tenía ese caminar rápido de las personas que están trabajando.

  • Soy Carmen, la redactora - se presentó al tiempo que dejaba un vaso con café en la mesa frente a Elena- Creo que esto es para usted.

La muchacha comenzó a explicar una letanía sobre tiempos, cortes publicitarios y descansos y sobre el guión en el que se basaría la entrevista. Elena se dio cuenta de que su amo no escuchaba. Estaba pendiente de las curvas de la joven. Tenía un cuerpo robusto. Sus piernas, mucho menos esbeltas que las de Elena eran sin embargo apetecibles y hacían presagiar un robusto culo. Lucía una falda corta negra, medias negras y botines y sus tetas, abundantes sin llegar a ser grandes, se dibujaban redondas y firmes debajo de un ajustado jersey blanco de lana fina.

La joven no parecía darse cuenta del deseo que despertaba en el hombre y se movía adelante y atrás balanceando una pierna. Ella se podía permitir ese lujo - penso Elena- estaba fuera del alcance de aquel temible macho.

El director volvió a entrar en la sala y esbozó una sonrisa nerviosa.

  • Parece que hay un problema con las cámaras- Habrá un pequeño retraso. Carmen se ocupará de que no les falte de nada.

  • Espero que así sea - fueron las primeras palabras que dijo el amo- Supongo que nada quiere decir nada.

El hombre palideció un instante. La muchacha dejó de hablar y volvió una mirada implorante al director de la cadena. Este abrió la boca para hablar pero la volvió a cerrar.

Elena comprendió lo que pasaba antes de que el hombre respondiera. Carmen era esclava del director como ella pertenecía a su amo. Ahora su dueño la pedía en préstamo para entretenerse en la espera.

  • Por supuesto - dijo el hombre. Chica intentó hablar, pero el director lo repitió dirigiéndola una mirada fría y saliendo a continuación.

Con Carmen parada frente a su dueño Elena pensó en cuántas mujeres compartirían esa situación de sumisión. Ella había creído que era única junto con sus compañeras pero por lo que parecía todos los hombres con poder se hacían con cuerpos femeninos que les sirvieran. Cómo habría conseguido el director esclavizar a la periodista. Habría sido tan cruel como su propietario había sido con ella.

  • Una buena periodista debe saber usar la boca, supongo.

La frase del hombre fue suficiente. Carmen se arrodilló entre sus piernas y comenzó a bajar la cremallera del pantalón. Hurgó con ambas manos en el calzoncillo hasta que extrajo el miembro erecto y lo introdujo directamente en su boca. No comenzó a succionar y se limito a mantenerlo dentro de su garganta lo que hizo que el amo se impacientara.

Con una mano sujetó a la joven de la cabeza y la hizo hundirse la polla en la boca

  • ¿Qué pasa? ¿Acaso tu amo no te utiliza?

La joven comenzó a succionar y Elena se levantó y se colocó tras su dueño. Empezó a masajearle los hombros. Él se recostó en el respaldo disfrutando a la vez de las manos de Elena y la boca de la esclava prestada.

  • Contesta - exigió a la joven-

Ella lo intentó y farfulló algo con la tranca del hombre creciéndole en la boca. Luego la sacó y comenzó a lamerla y besarla para poder responder sin dejar de darle placer

  • No así.

  • ¿Que qieres decir?

La muchacha deslizó su lengua desde los huevos hasta el glande al tiempo que mantenía las pelotas reposando sobres sus manos.

  • No en público.

Elena se dio cuenta de que la puerta de la estancia había quedado entornada. Varias personas cruzaron por delante sin reparar en la escena, pero cualquiera podría volver la vista ocasionalmente y contemplar la mamada que Carmen estaba dedicando a su señor.

Entonces comprendió el porque de su presencia allí. El porque del servicio que la periodista estaba ofreciendo a su amo. Era una demostración de poder, pero no sobre la joven, sino sobre el dueño de la emisora. Ahora mandaba él y estaba en condiciones de exigir todo lo que hasta ahora pertenecía al dueño de la emisora y por eso le había exigido que su posesión más privada, la esclava que le daba placer y a la que probablemente hubiera entrenado para su exclusivo disfrute, le sirviera mientras el otro estaba obligado a tratar con cortes deferencia a la esclava que le pertenecía.

Carmen siguió aplicándose en cuerpo y alma al disfrute del hombre. Su boca volvió a devorar la verga. El hombre, sentado y relajado, no hacia nada y era ella la que tenía que mover el cuello adelante y atrás para satisfacerle. Sus labios presionaban sobre la piel de la tranca y levantaba sus tetas para frotarlas, a través de la vestimenta, con los huevos del hombre que milagrosamente, según la experiencia de Elena, aún no la había exigido que se desnudara.

En un momento el hombre apartó la verga de la boca de Carmen que la persiguió ávida.

  • Quiero ver ese culo -exigió-

La joven se levantó y se dio la vuelta. Comenzó a levantarse la falda. Su condición de esclava quedó clara en ese momento. No llevaba bragas y sus dos espléndidas nalgas estaban resaltadas por el borde de las medias de liga que llevaba.

El amo comenzó a acariciar suavemente las chachas con una mano deslizando en cada pasada un dedo por la raja del culo de Carmen que, bien adiestrada, permanecía quieta en espera de que su ocasional amo ordenara algo o decidiera cual era la forma más placentera de utilizarla.

En ese momento entró el director de la cadena que contempló la escena y fingió no inmutarse

  • Veo que ha encontrado entretenimiento - comentó con una sonrisa demasiado amplia para ser cierta y mirando de reojo a su esclava como pidiéndole perdón de alguna forma- Ya está todo arreglado. Puede pasar a maquillaje.

  • Se ha buscado usted un buen culo- comentó el amo levantándose- No querría perdérmelo.

  • El maquillaje es un proceso tedioso. Puede seguir entreteniéndole allí.

  • Buena idea. Vamos Elena

Estaba claro que Carmen era una esclava domada porque en cuanto los hombres empezaron a andar ella se aparejó al paso del amo y metió la mano en su cremallera para seguir manteniendo estimulada la verga. Así recorrieron el pasillo, mientras el hombre apretaba el culo de la periodista por debajo de la falda ante la mirada cada vez más cariacontecida del director de la cadena.

Una vez en la sala de maquillaje, el director hizo salir al maquillador y llamó a una maquilladora. Elena pensó que se trataba de otra esclava. El director quería dejar aquella situación en familia.

Carmen volvió a colocarse en la misma posición que antes, ofreciendo el culo al amo. En esta ocasión Elena se dispuso junto al brazo del sillón para no molestar el trabajo de la maquilladora.

  • Veamos que saber hacer con eso- dijo mientras desataba la cinta que mantenía sujeta la falda y la hacía caer al suelo

Carmen comenzó a menear las caderas delante del hombre. Elena extendió una mano y comenzó a menear la polla para que al amo no tuviera que hacerlo. Poco a poco la esclava del director acerco sus soberbias cachas a la verga del hombre hasta que comenzó a frotarlas contra él.

El amo extendió una mano y la obligó a doblar la espalda hacia adelante. Ella lo hizo, pero en el intento de mantener el culo pegado a aquella polla que le exigía placer hubo de apoyar las manos en el suelo y abrió un poco más la piernas. Esa posición le resultaba a Elena dolorosa y excitantemente conocida.

  • Haz los honores, pequeña - le dijo su propietario.

Ella colocó el miembro que masturbaba en posición horizontal y comenzó a acariciar con la otra mano el coño de Carmen, completamente ofrecido a la penetración del invitado de su dueño. La raja estaba húmeda, como lo estaba la de Elena siempre que su amo la poseía. Apoyándose en los brazos del sillón el hombre cogió fuerza y la empaló de un sólo empeñón.

La joven comenzó a mover el culo adelante y atrás apoyada aún con las manos en el suelo. El amo palmeaba ambas cachas y las estrujaba a conveniencia mientras su verga entraba y salía de la raja de la redactora.

Esta reunió fuerzas para incorporarse entre clavada y clavada de la tranca y con ambas manos se sujetó las nalgas para apretarlas contra la polla que la perforaba la vagina. El director volvió.

El amo sujeto a la joven por su melena pelirroja y se incorporó. De pie, su impulso se hizo más fuerte y la joven hubo de apoyarse en el mostrador en el que se apilaban los efectos de maquillaje. La maquilladora salió de la estancia dando por concluido su trabajo.

Sin dejar de penetrar a Carmen, que hacía todos los esfuerzos posibles para que la verga se alojara lo más hondo posible en su coño, mientras con la mano libre estrujaba los huevos.

  • No me gustan los retrasos- se dirigió al director mientras acrecentaba el ritmo con el que se follaba a su esclava- ¿Entendido?

  • Todos deben ser igual de diligentes que este culo que me estoy tirando.

Sin decir más sujetó por las caderas a la mujer y la obligó a detener su vaivén. Sujeto el cuello del jersey con ambas manos y los desgarró. Las tetas surgieron y las sujeto apretándolas con fuerza con una mano. La otra fue a la melena de la joven a la cual obligo a alzar la cabeza. La mano de la joven estrujó con fuerza los cojones a los que prestaba servicio cuando notó que se iban a descargar dentro de ella.

Así fue y luego el hombre la empujó hacia adelante lo que la hizo caer de rodillas. Ella alzó el culo hacia él desde el suelo en un acto reflejo de sumisión y ofrecimiento.

El amo puso el zapato sobre ese maravilloso trasero, mientras el coño comenzaba a rezumar el semen que había vaciado en él. Con una mano Carmen lo recogía y se lo llevaba a la boca.

Elena, conociendo su misión, dobló la espalda y limpió con la lengua la polla de su amo. Sabía que eso era lo que él esperaba de ella. Le encantaba sentir sus labios y su lengua en el miembro con ella de pie en esa posición y teniendo acceso a su culo que, en esa ocasión, acarició suavemente.

  • Aquí todo el mundo sabe su posición. Hasta este coño cachondo que tienes por esclava. No la olvides tu.

  • No señor - contestó el director

Se volvió a sentar después de que Elena demostrara su pericia en dejar su polla limpia de semen y la devolviera dentro del pantalón tras adorarla con el beso de sumisión en el glande.

Comenzó a juguetear con el pie en el coño de Carmen que aún se ofrecía desde el suelo completamente desnuda salvo por las medias. La joven se estremecía cada vez que la puntera se restregaba contra su raja.

  • Este culo, dijo pateándolo con el otro pie, te ha salvado el puesto. Quizás merezca tener un amo mas digno.

Se levantó y la joven, sin decir una palabra comenzó a limpiar sus zapatos con las tetas para eliminar los fluidos que había depositado sobre ellos su conejo con la paja que aquel hombre le había dispensado.

  • Vamos a esa entrevista y cuando esté editada mándame una copia a casa con personal dispuesto a trabajar.

Continuará

Gracias por la atención y para cualquier comentario podéis escribirme a niger2611@yahoo.es