El dueño incansable (3)

Tras su iniciación, elena, la ultima sierva de este hombre incansable es convertida en servidora domestica.

No sabía cuanto tiempo llevaba sobre el frío suelo de mármol en la entrada de la casa. El frescor de la piedra le había permitido relajarse del acaloramiento que le había supuesto la tortura de las escaleras. No quería reconocer la excitación que había experimentado durante su último servicio, pero su cuerpo mantenía aún los signos de esa excitación.

Permanecía en una semisomnolencia que fue interrumpida por el sonido de la puerta al abrirse. Apenas distinguió a Laura con un corsé que enmarcaba sus abundantes y redondas tetas. Unos brazos fuertes la alzaron y la condujeron adentro. Por las ventanas observó que la luz del estaba ya muy baja. Había llegado a la puerta del edificio alrededor del mediodía, así que supuso que había pasado varias horas tendida en el descansillo..

Los brazos la dejaron dentro de un baño de agua caliente. El contacto del líquido la despertó definitivamente y contribuyó a relajar los músculos de sus piernas y de su culo, aún doloridos del esfuerzo realizado en atención al placer de su amo.

Laura la frotaba rítmicamente la espalda con una esponja sin dirigirla la palabra. La mirada de la joven dejaba traslucir un resentimiento escondido contra Elena. ¿Estaría enfadada por haberle quitado su posición de esclava más utilizada?. No era lógico que alguien se sintiera resentida por que durante un día se había visto libre de someterse a todo lo que se había sometido Elena para contentar a aquel hombre que no se cansaba de usarla como objeto sexual.

Lo más probable es que estuviera resentida porque además de complacer a su señor tenía que ocuparse de la nueva.

  • Gracias –se atrevió a musitar -. La chica levantó la vista y sonrió débilmente.

Su impresionante busto rozó la mejilla de Elena y prosiguió con su tarea limpiando concienzudamente el más reducido busto de su nueva compañera..

  • No nos está permitido hablar entre nosotras a menos que tengamos el permiso del amo – dijo en un susurro.

  • Pero el no está aquí.

  • Has de obedecer. Podría llegar en cualquier momento. Tu te librarías del castigo por ser nueva, pero conmigo sería totalmente implacable.

  • Lo siento.

  • No es culpa tuya.

Durante unos momentos permanecieron en silencio, pero Elena volvió a hablar. Durante todo el día tan sólo había escuchado la voz de aquel hombre exigiéndole más y más, riéndose de su dolor y disfrutando de su cuerpo en cada orden que le impartía y que ella se veía obligada a satisfacer. Necesitaba volver a sentirse una persona.

  • Tengo que salir de aquí –se atrevió a decir.

  • No tengas esa esperanza, chiquilla. Nunca lo lograrás. Cuando te conviertes en su esclava dejas de existir. Todas nosotras somos objetos que él puede utilizar y que le pertenecen legalmente. El es el poder. Nadie cuestiona sus actos. La policía, los jueces, todos están a su favor. Sólo podemos conformarnos con hacer lo que él nos ordena lo mejor posible para que esté contento y no nos castigue. Te lo digo en serio. Si intentas algo sólo conseguirás acabar en el cuarto de los muebles o algo peor.

  • Tienes toda la razón, Laura, pequeña zorra –La voz del hombre interrumpió la conversación .

Laura se lanzó inmediatamente a sus pies, hundiendo el rostro en el suelo y frotando sus inmensas tetas contra los zapatos de su amo. Era su forma de pedir perdón por la desobediencia. El hombre pisó uno de los pechos obligando a lo joven a exhalar un grito. Elena estaba aterrada y no se atrevía a moverse.

  • ¿Qué castigo crees que mereces, mala puta? –preguntó deslizando el pie sobre la teta, de manera que la joven sintió un terrible dolor.

  • El que usted quiera aplicarme, mi amo. Si quiere libaré de su polla durante tres horas. Haré lo que usted quiera para borrar esta afrenta. Puedo serle muy útil y proporcionarle mucho placer mientras me castiga. Usted sabe que vivo para servirle.

El hombre apartó el pie, pero Laura permaneció en la misma posición. Se quedó mirando el soberbio culo que se ofrecía a su vista. Giró alrededor de ella y lo pellizcó. Laura dio las gracias humildemente.

  • Colócate bien. Que voy a acicalar a Elenita.

La chica captó la orden y se arrastró por el suelo hasta colocarse paralela a la bañera. Una vez así se situó a cuatro patas. El amo se sentó encima de su culo después de masajearlo durante un rato, introduciendo un dedo en su raja comenzando a moverlo con fuerza. La joven contenía los movimientos que su cuerpo quería hacer en respuesta a la salvaje estimulación y con la lengua lamía el talón de los zapatos del hombre.

El amo, después de comenzar a aplicar el castigo a su esclava desobediente y de sentarse sobre ella descargando todo su peso, centró la atención en su nueva adquisición. Las tetas de Elena sobresalían por entre la espuma del baño y sus piernas, largas y perfectas se estiraban sobre el borde del mismo. Introdujo la mano en el agua y extrajo del fondo de la bañera la esponja.

Elena seguía sin moverse, pero se encogió un poco cuando la mano de su dueño se acercó a ella. Esperaba el contacto duro con el que el había tomado posesión de sus tetas, su culo y su coño cada vez que le había apetecido durante aquel día.

Sin embargo, el contacto fue suave. La esponja y los dedos se deslizaron por el contorno de sus pechos erizando el vello de la joven. Su cuerpo reaccionó como Elena no había esperado. La excitación era genuina y la joven, agotada de resistirse durante todo el día a los placeres que aquel hombre exigía de ella, se dejó llevar.

Sus pezones estaban erectos y Elena casi deseaba que el amo volviera a demandar de ella algún servicio humillante para dejar de sentir aquel frustrante placer. Aquel hombre había tenido a su disposición tantas hembras serviles que se había convertido en un verdadero experto en alentar el sexo femenino. Era turbador que aquel hombre pudiera hacerle sentir verdaderos deseos de ser follada, aún después de lo que la había hecho pasar durante la mañana.

  • Estas en forma –comentó dulcemente mientras sumergía el brazo en el agua y buscaba con la esponja aquel coño que ya era suyo completamente.

Mientras, seguía jugueteando con el de Laura que, además de soportar el peso debía de aguantar como su amo la masturbaba ya con dos dedos dentro de su raja. Para Laura no había piedad y la chica lo sabía y resistía como podía.

Elena experimentó un espasmo de placer cuando la suave caricia llegó a su entrepierna. Se abandonó definitivamente a la sensación y notó como sus flujos comenzaban a salir. ¿Cómo aquel hombre era capaz de emplear tanta sutileza y lograr que ella olvidara todo lo que había tenido que sufrir por su culpa y como él obtenía placer de ella? ¿Cómo era capaz de hacerlo mientras estaba obteniendo beneficios sexuales de una Laura a la que sometía a una vejación prácticamente insoportable.

Elena estaba al borde del orgasmo y no pudo ver como su propietario dejaba de hurgar en el coño de Laura y se sacaba la polla de dentro de los pantalones. En un susurro se dirigió a la esclava que le servía de asiento

  • No voy a hacer yo todo, tetona –le dijo al tiempo que se levantaba para permitirle cambiar de posición.

La joven se colocó como había estado al principio. Con el rostro apoyado contra es suelo y el culo elevado. Su cara y sus brazos quedaban ahora bajo su dueño que volvió a sentarse sobre sus maravillosas cachas. Apoyada sólo sobre los hombros y las rodillas hubo de alzar una mano para agarrar el miembro del hombre y comenzar a menearlo. Cada vez que el quería que aumentara el ritmo presionaba con la puntera del zapato sobre alguna de sus tetas.

Elena gimió en pleno orgasmo al mismo tiempo que la sumisa manipulación de Laura lograba su objetivo. El semen salpicó a Elena en la cara y sólo entonces se dio cuenta de que su dueño la había dado placer para obtenerlo. Se sorprendió de que no le importara. Se quedó mirando al hombre como si hubiera cometido algún pecado. El la limpió el semen con la esponja y se levantó liberando por fin a Laura de su tortura.

  • Vas a ser una buena chica y a proporcionarme muchas corridas espléndidas –dijo, recuperando su tono de mando.

Se volvió hacia Laura y se restregó contra el culo que esta le ofrecía para limpiarse la polla. La joven se incorporó y, de rodillas, termino de sacar brillo al válano con las tetas y la lengua. Después, tras besar con reverencia el glande, volvió a colocar la polla dentro del calzoncillo y cerró la cremallera.

  • Termina de prepararla e infórmala de su tarea. La quiero vestida y uniformada en el salón dentro de media hora.

  • Como ordenes, mi amo.

Terminaron de acicalar a Elena y la llevaron a un cuarto. Durante todo el proceso se sintió como las antiguas esclavas que, después de ser compradas en el mercado eran despiojadas y rociadas de perfumes y cremas para que cuando fueran poseídas por el señor estuvieran en perfectas condiciones. ¿Acaso era ella otra cosa?.

Laura se quedó con ella y la explicó que debía elegir entre los tres uniformes que se la ofrecían y luego presentarse en el salón al final del pasillo.

  • Elige el que quieras –le aconsejó- si no le gusta simplemente te hará cambiarlo.

La joven se iba a marchar, pero Elena la sujetó del brazo. Al instante, se retiró, temiendo meter a su compañera en un nuevo apuro.

  • No te preocupes, pregunta lo que quieras. Se ha quedado satisfecho con como me he comportado durante el castigo. Se ha corrido muy bien conmigo. Me ha dado permiso para contestar a tus preguntas.

  • ¿Por qué necesito un uniforme?

  • Ha decidido que seas una doméstica. Cuando acabes tu trabajo fuera de aquí, vendrás y estarás a su disposición. Las 24 horas a su entero servicio.. Aquí cada una cumple una función y se encarga de una planta del edificio. Como habrás comprobado, Gloria es la chofer y portera. Yo soy algo parecido a la chacha. Limpio, barro, hago las camas y todo eso. Creo que tu serás la nueva camarera y cocinera.

Dicho esto. Laura abandonó la estancia. Elena se quedó desnuda frente al espejo. Su cuerpo delgado estaba soberbio después del baño y del orgasmo. Recorrió con la mano la curva de sus pechos, redondos y firmes y contempló en el espejo la perfecta forma de sus piernas. Su rostro, de piel pálida y labios rojos se entristeció a la vez que su mirada verde grisácea.

Ninguno de los modelos le permitía cubrir absolutamente nada. Descartó desde el principio un delantal con una inmensa cadena de pedrería que caía hasta las rodillas, pero que dejaba todo su culo a la intemperie. Iba a ponerse una pequeña faldita de encaje absolutamente trasparente pero pensó que su amo había demostrado querer tener siempre a mano todos los instrumentos que Elena podía utilizar para darle placer, así que finalmente optó por un tanga minúsculo rematado en el final de espalda con un lazo negro. Por si no fuera poco ofrecer completamente el culo a su propietario, la prenda disponía de una abertura central que la joven dispuso a ambos lados de los labios de su coño, de forma que los abría un poco y los ofrecía completamente a la vista. Para la cabeza había una cofia, pera las tetas nada.

Así salió de la habitación. Si su amo quería tenerla expuesta iba a tenerla. El sentimiento de rebeldía desapareció cuando comprendió que cualquier decisión que tomara favorecía el placer de aquel hombre que la usaba como un objeto. Su sumisión le excitaba, pero probablemente su rebeldía se la pondría igual de tiesa.

Vio al hombre sentado en un sofá con Gloria arrodillada a sus pies. La joven se limitaba a acariciar el paquete del hombre que no se mostraba en absoluto excitado pese a que su polla estaba dura y tiesa asomando por encima de la cintura del pantalón. En todo el día no había visto ese miembro que la sometía relajado. Gloria besaba ocasionalmente el glande de su dueño.

Laura también estaba en la habitación. Arrodillada junto a la puerta, mantenía la cabeza baja y las tetas sujetas con ambas manos, como ofreciéndolas permanentemente a su señor.

Elena decidió no desentonar y recorrió sobre sus rodillas los últimos metros que la separaban de su amo. Una vez frente a él agachó la cabeza hasta el suelo y besó sus zapatos.

  • Aquí estoy, mi dueño y señor.

El hombre la contempló e hizo un ademán para que se levantara. Ella obedeció sin levantar la vista del suelo y por impulso giró sobre si misma para que su dueño contemplara en todo su esplendor el cuerpo del que llevaba gozando sin descanso todo el día.

  • Una buena elección – comentó -. Ven aquí y demuestra lo que vales.

Ella se acercó a él y dobló la espalda sin arrodillarse. Sabía que a él le gustaba así. Comenzó a besar el glande y igual que había hecho Gloria, que no dejó de masajear los huevos del amo. Elena se aferro a la polla y comenzó a succionar rítmicamente utilizando la lengua, como su propietario le había indicado en la primera mamada que le hizo en su oficina. La polla alcanzó un grosor mayor dentro de la boca de la joven y ella se esforzó por hacer que llegara hasta su campanilla. Eso volvía loco a su amo.

  • Mira Chupa, quiere quitarte el puesto –dijo el hombre.

Elena alzó la cabeza sin dejar de menear el miembro con la mano para evitar que su amo dejara de sentir placer. Entonces vio arrodillada en otra esquina de la estancia a otra mujer que hasta ese momento había quedado a sus espaldas. Era joven, rubia con el pelo corto, y más baja que Elena, aunque con unas tetas impresionantes. Había visto a aquella chica por la calle en la que se encontraba la tienda. Cuando ella empezó a arrastrarse hacia el hombre Elena vio que su culo también era abundante, aunque redondeado y firme. No pudo fijarse más porque la mano de su dueño la agarro por el corto cabello rubio y la obligo a volver a trajinar con la polla en su boca.

Mientras ella se esforzaba por darle placer comprendió que el no quería correrse en aquel momento. Su actitud era de relajación y apenas la forzaba a aumentar el ritmo. Simplemente quería que ella le demostrase lo dispuesta que estaba a servirle y le mantuviera el miembro tieso. Se concentró en eso, lamiendo la verga desde los huevos, que seguía acariciando y besando Gloria, hasta la punta e introduciéndose el capullo en la boca para mantenerlo duro con la lengua. Distraídamente, su amo la premió metiendo mano a su culo y su coño y agitando un dedo dentro de la raja. Elena mantuvo el ritmo mientras el hombre comenzaba a hablar.

  • Laura te habrá explicado cada una de las funciones que desarrollarás aquí. Aparte, claro está de encargarte de que la maravilla que tienes en la boca esté siempre lo más contenta posible.

La joven aceleró el ritmo de su mamada sólo para demostrar al macho que esa era su más ferviente intención.. Como respuesta, el hombre sujetó su cabeza y la obligó a recibir el miembro hasta lo más profundo de su garganta donde se meneó un para de veces antes de liberarla y dejarla seguir con su empeño de mantenerle empinado sin que se corriera en su boca.

Gloria también demostró su sumisión sin que se la hubiera exigido, metiendo los dos huevos en su boca y lamiéndolos con profusión. La chica rubia a la que el amo había llamado Chupa, frotaba sus tetas contra los pies de su dueño y ofrecía su culo a los palmetazos de la mano que el hombre no tenía ocupada en masturbar a su sierva más reciente.

Chupando aquella enorme tranca y recibiendo la paja del dedo de su señor, Elena se maravilló de la capacidad que tenía aquel ser para lograr que tres hembras trabajasen para su satisfacción y humillarlas la mismo tiempo.

  • Lo que no te ha explicado es que cada una de vosotras está aquí por un motivo. Laura, como podrás ver es la Tetas del grupo. Su especialidad son las cubanas. Las hace en todas posiciones y he conseguido que sea capaz de hacerme correr hasta con sus hermosos pezones. Todavía no has visto a Gloria en acción, pero cuando veas lo que hace con esas cachas suyas, comprenderás porqué es mi Culazo. La puta rastrera que está ahora aquí –aprovechó para patear con fuerza el culo de la joven rubia. Es una mamona increíble. La encontré en una farmacia desperdiciando esa boca y ese cuerpo hablando y despachando. ¿Verdad, Chupa?

  • Si, mi señor. Yo nací para que os corrierais en mi boca y para que me usarais cuando os apeteciera. Mi boca sólo tiene un objetivo que es albergar vuestra polla. Lo mismo que todo mi cuerpo. Folladme cuando os apetezca, mientras os serviré como mejor se.

Elena supo lo que iba a ser ella. Había errado al pensar que era su culo lo que el amo deseaba. Ciertamente, los culos de Gloria y Laura eran muy superiores al suyo en tamaño y posibilidades de servicio sexual . Incluso el de Chupa era soberbio. El suyo también era una obra de arte, pero creía no poder competir con ellas. De igual forma, por más empeño que pusiera en servir con sus tetas a aquel hombre nunca podría igualar las cubanas de Laura.

Sabía que al amo le gustaban sus mamadas. Lo demostraba el hecho de que llevara casi un cuarto de hora aplicando sus besos y lametazos sobre el miembro del que era esclava y el hombre aún le reclamara más. Su boca era un instrumento de placer desmesurado para aquel hombre. Pero Elena estaba segura de que se iba a convertir en el próximo Coño de su dueño.

Quiso demostrar que estaba preparada para ser una buena chupona. No es que ansiara sentir el válano de su dueño penetrándola hasta la garganta como lo hacía en ese momento, ni que quisiera tener que servirle en la incomoda posición en la que él parecía preferir recibir sus mamadas. Simplemente albergaba la esperanza de que si no se convertía en su coño favorito tuviera que satisfacerle simplemente de esa forma y no sería continuamente follada por aquella gruesa tranca que ahora se removía contra su campanilla y que estaba segura que no podría penetrar en su conejo sin un tremendo dolor.

No había utilizado frecuentemente Elena esta forma de estimular a sus parejas. De hecho, tan sólo lo había realizado en dos ocasiones. Pero hizo un intento de buscar una nueva forma de utilizar su boca y su lengua para acrecentar el placer de su propietario que seguía hurgando sin piedad en su coño. La raja comenzó a manar fluidos y Elena buscó rápidamente una forma de seguir estimulando a su amo sin necesidad de utilizar el sexo que él sin duda estaba preparando.

Buscó con la punta de la lengua la raja del glande y la introdujo allí. Casi al instante el hombre se contrajo de placer y su polla se hizo más gorda en su garganta. Sin dejar de succionar con los labios continuó jugando de esa forma con el glande de su amo, que parecía querer incrustarle el miembro en el esófago.

  • Eres realmente buena, Elena - comentó al tiempo que sacaba la mano del coño de su esclava. Pero para ser mi Coñete vas a tener que demostrar que saber usar eso que tienes entre las piernas.

No era una orden. Pero estaba claro que el quería penetrarla por el coño. Quizá fuera a eso debido el interés de Chupa en recordar al amo su presencia, frotando sus tetas contra sus pies y poniendo su culo a su alcance. Podía ser que él utilizara una parte de cada una y durante todo el día había estado probando cual de los encantos de su nueva posesión le excitaba más. Ninguna quería ser el Coñete y todas se esforzaban en complacerle de otra forma.

  • El anterior coño que tuve era muy bueno, así que vas a tener que esforzarte.

Por fin Elena separó la polla de su boca y se obligó a besar aquel miembro antes de responder.

  • Haré todo lo que pueda para complaceos, mi señor.

La joven maldecía su mala suerte. Ella iba a ser la que habría de soportar ese válano en sus entrañas. Era posible que se equivocara. Había visto como esa misma mañana el amo usaba a Laura por la boca y luego la enculaba salvajemente hasta correrse. Pero la estaba castigando.

No se atrevió a dejar sin placer la polla de su dueño por lo que siguió meneándola mientras pasaba una pierna por delante del pecho del hombre y se colocaba de espaldas a él dispuesta a introducir el miembro que guiaba su vida en sus entrañas.

Deslizando el culo por el pecho del hombre para aumentar su excitación dirigió la polla hacia su raja, ahora húmeda por el manejo que el amo había hecho de ella. Las manos de su señor la detuvieron sujetando ambas cachas a unos milímetros de la tranca.

  • Cualquier puta sabe dejarse follar, Elena. Me imagino que tendrás algo mejor que ofrecerme.

¿Qué esperaba aquel hombre?. Ella estaba dispuesta a soportar aquel miembro en su interior y él no tenía bastante. No era una folladora experta. Sus polvos habían sido como lo son todos entre adolescentes. Intensos, pero rápidos. Tenía que pensar algo rápidamente. Su dueño comenzaba a impacientarse y a pellizcar sus cachas urgiéndola a servirle.

Casi por instinto se colocó en cuclillas sobre el borde del sofá. Los labios de su conejo, abiertos por la raja del tanga se posaron sobre el glande del hombre. Comenzó a deslizarlos arriba y abajo de la polla hasta llegar a los huevos, flexionando las piernas al tiempo que mantenía una presa sobre los huevos que masajeaba lentamente.

El miembro volvió a tensarse. El hombre sujetó por debajo el culo de su sierva y la obligó a aclimatar el ritmo de su frotamiento con el que más placer le producía.

Elena buscaba el lugar de donde había sacado la inspiración para ofrecerle aquel servicio que parecía satisfacerle tanto y siguió manteniendo el ritmo hasta que un suspiro y varias contracciones anunciaron el orgasmo. La joven esperó que el semen le salpicara el rostro, pero no llegó la eyaculación. La polla se mantuvo tiesa, aunque menos dura y su amo relajó la presa sobre su culo. Había gozado y ahora se limitaba a acariciar las magnificas cachas de la joven recompensándola.

  • Es la primera vez que me hacen una paja con el coño -rió- Te has ganado el puesto, Coñete.

  • Es un honor servios con mi coño, mi señor. - contestó la joven acercando sus labios al glande para besarlo en señal de agradecimiento.

  • No te confundas, esclava - le dijo el hombre al tiempo que aprovecha el servil beso de su juguete para sujetarle un pezón y retorcérselo. Aquí todas me servís con todo. Tu coño, tus tetas, tu boca, todo tu cuerpo, todo lo que tengas para ofrecerme es mío y lo tomaré cuando quiera y en la forma en que mejor me parezca.

  • Vivo para servirte, mi señor.

  • Espero que así sea - el hombre soltó el pezón flagelado y palmeó el culo de Elena- Ve a preparar la cena. Laura te ayudará.

La joven bajó del sofá y se retiró de espaldas con la cabeza agachada. Cuando salía por la puerta Laura se levantó y en la misma sumisa posición abandonó la estancia junto a ella. Gloria estaba de nuevo acoplada a los huevos de su amo y Chupa seguía restregándose contra sus pies. Aquel hombre no se cansaba nunca de exprimir sexualmente a las hembras de su propiedad.

Resultó que los pisos estaban conectados por una escalera interior. La cocina estaba en el segundo y a ella se encaminaron las dos jóvenes. Laura caminaba en silencio, pero Elena sabía que mantenía los privilegios de hablar con ella.

  • ¿Por qué esos apodos si luego nos tendrá como quiera y nos obligara a servirle de todas las maneras?

  • No son apodos. Nuestros nombres de esclava exigen de nosotras un esfuerzo especial. El nos ha adquirido porque consideraba que ciertas partes de nuestro cuerpo estaban bien preparadas para darle servicio, para causarle placer. Él espera, exige, de nosotras no sólo obediencia y sumisión para cumplir sus deseos en cuanto los pronuncie, sino complacencia, que nos esforcemos en ofrecerle lo mejor.

Para eso están nuestros nombres de esclavas. Debemos ser obedientes con todo. Si quiere encularnos, poner el culo, si quiere follarnos abrirnos de piernas al instante, si quiere una mamada chupar hasta que su polla esté reluciente, si quiere una paja o cualquier otra cosa no descansar hasta que esté satisfecho y nos permita hacerlo. Si quiere golpearnos lo hará y le daremos las gracias, pero cuando reclame los servicios de su Culazo, su Coñete, su Chupa o su Tetazas recibirá más que sumisión, recibirá complacencia.

Exige que seamos originales, que busquemos nuevas maneras de servirle, de provocar sus corridas. Que pensemos en como usar lo que el considera mejor para darle el mejor servicio. Si lo hacemos recibimos la recompensa de su esperma en el rostro y una caricia como se gratifica a una perra, si no lo hacemos recibimos su castigo. Somos sus esclavas, tiene derecho a exigirnos que pensemos en ello continuamente.

Elena se quedó helada. Su propietario no sólo las consideraba objetos que podía utilizar en la forma en que quería y sobre las que podía eyacular cuando quisiera. Las consideraba animales que debían responder a su amaestramiento y además debían comportarse como putas agradecidas que recompensaran a su amo con el mejor de los servicios posibles. Era una forma de humillación completa en la que él obtenía todos los placeres y ellas ningún consuelo.

Pasaron por delante de una estancia completamente vacía que ocupaba todo el cuarto piso. Las paredes y los techos estaban pintados de blanco y tan sólo había una televisor en el centro de la estancia.

Cuando llegaron a la cocina Laura le indicó donde podía encontrar los útiles principales de cocina. Todo estaba troceado en la proporción adecuada. Las verduras, las carnes y todos los alimentos estaban cortados en diferentes formatos para cubrir todos sus posibles usos.

  • No hay cuchillos ni objetos punzantes en toda la casa - respondió Laura a la muda pregunta de Elena- No es que tenga miedo de que le matemos. Acabaría con cualquiera de nosotras de un golpe, aunque no lo creas. Tiene miedo de que nos de por estropearnos. Tiene que aprovechar sus inversiones.

  • ¿Por qué el amo no tenía un coño?

Era algo que le daba vueltas en la cabeza desde que había prestado su último servicio. Era raro que no dispusiera de una esclava que aportara ese elemento tan connatural a la naturaleza del servicio.

Tuvo su Conejo. Se llamaba Gema. Hasta que escapó.

  • Pero dijiste que...

  • No lo logró. Ahora está en el sótano, la pobre.

¿Que clase de tortura estaría soportando esa mujer para que otra que tenía que lamer la polla de su amo en público y servirle con sus tetas en plena calle, se refiriera a ella como "la pobre"?

Continuará

Gracias por la atención y para cualquier comentario podéis escribirme a niger2611@yahoo.es