El dueño del mundo capítulo 10

Llegando a la mansión.

Por fortuna a la chofer de la limusina se le ocurrió poner el GPS y la misma aplicación avisó que había varios paros por una parte de la ciudad por lo que lo mejor fue rodear por las afueras y siendo mi sorpresa mayor cuando llegamos y aún no había llegado ni el de bienes raíces ni mi socio de México con las asistentes de la casa.

Nos estacionamos fuera de la reja de la entrada, tomo el celular y les hablo tanto al de bienes raíces como al de Wamco, ambos me dicen que vienen un poco retrasados por el tráfico, y parece que el que llegara primero es el de bienes raíces.

Al momento la ventana hacia el frente del auto esta cerrada, toda la comunicación con la chofer es vía interfon,

Yo estoy con mis pantalones abajo, mi mujer dándome una mamada mientras que mis sobrinas estan en un 69, las tres solo traen puestas sus pantimedias y tacones sin nada mas.

Le ordeno a la chofer por el interfon que baje la separación entre el frente del auto y nosotros, ella nos ve y antes de que pudiera decir algo dije “dai chu” y ella entro automáticamente en trance.

Le ordene bajar del frente y venir hacia la parte de atas, ella como una autómata lo hizo, cuando entro con nosotros iba con su uniforme, unos shors negros con pantimedias negras y tacones altos, así como una blusa blanca con corbata y saco. Y por supuesto su sombrero de chofer

Soy una esclava hipnotizada, esclava de pantimedias, esclava de verga a tus ordenes amo. Decía la chofer mientras se sentaba a mi lado

Le ordene que le ayudara a mi esposa a chuparme la verga, ella automáticamente lo hizo con toda la lujuria pintada en su cara.

Sabía que no me iba a venir, pero sus bocas eran magnificas y teníamos tiempo para disfrutarlas un momento.

5 minutos después un pequeño auto se estaciono atrás de la reja, y la misma empezó a abrirse.

En cuanto cruzo el auto, le ordene a la chofer que dejara la mamada y que fuera a conducir, cruzamos la gran entrada con patio que tenía la mansión en la cual cómodamente podían caber unos 25 autos y llegar hasta la puerta principal de la mansión.

Mi esposa, seguía chupando.

Le ordeno que pare y se arregle la falda.

Le ordeno que continúe en trance, pero en cuanto salga del auto se comporte como si no lo estuviera, pero siempre cumpliendo órdenes.

Si amo como tu ordenes. Soy esclava hipnotizada, esclava de pantimedias y esclava de verga a tus ordenes amo.

También le ordene a la chofer pasar a la parte de atrás, se desnudara y hacer que mis sobrinas esclavas se vinieran en su boca. Y que esperaran ordenes adicionales cuando terminaran

Alfredo salió del pequeño auto, con dos mujeres realmente guapas. La que iba delante del auto una mujer de más de 30 años que supe era su esposa y atrás una niña que apenas y alcanzaba los 20.

“Señor disculpe por el retraso, hubo demasiados bloqueos” decía Alfredo apenado pero sobre todo con cara de preocupación.

“Bueno Alfredo me tendrás que compensar de alguna manera no te preocupes”, le decía mientras me le quedaba viendo a su asistente.

“Le presento a mi esposa Rebeca y a mi asistente Flor”.

Mucho gusto me extendí para darle un beso a su esposa, pero esta se hizo para atrás con un gesto bastante molesto. Seguí de largo y besé a la asistente, en las dos mejillas.

Así lo hacemos en casa le dije, mientras me le quedé viendo detenidamente, ella había entrado en mi poder desde prácticamente se bajó del auto, las chicas jóvenes siempre ponen menos resistencia.

Ella no dejo de ver mis ojos desde ese instante.

Ella es mi esposa,

Hola soy Karla, ella se acercó a Alfredo y le dio dos besos en las mejillas, y después con la asistente a la cual el dio un fuerte abrazo y dos besos casi pegados a los labios, a lo cual la chica continuo sin moverse. Y dado que Rebeca evito el saludo, ella le devolvió el favor, lo que hizo que Rebeca se enojara mucho más.

“A ver señor” dijo Rebeca bastante molesta, “no me importa quien sea ni si mi marido ya no firma el contrato, ¿pero necesito que me explique si usted le pidió a mi marido que viniera con alguna mujer y que cualquier mujer que viniera con él se pusiera pantimedias y tacones?; ¿O es solo un invento de el para irse con esta zorra?” al momento de terminar de hablar Rebeca estaba roja del coraje

“Así es señora es un requerimiento que le pongo a todos mis colaboradores” conteste de manera tranquila viéndola diretamente a los ojos

“¿Pero cómo se atreve? Lo voy a denunciar con las autoridades eso es acoso.

No tiene ningún derecho a tratar a las mujeres como si fueran un objeto.

¿Que acaso su esposa se lo permite?” decía Rebeca con tono cada vez mas molesto.

Solté la carcajada, eso había sido algo sumamente entretenido

Con la mirada de Rebeca enfadada, dispuesta a saltar en cualquier momento para golpearme le pedí a mi esposa:

“Karla explícale quién eres” le ordene a mi esposa

Si amo, me contesto mientras con mirada perdida se subía la falda hasta ver su concha enfundada en pantimedias, así camino hacia atrás de Rebeca y mientras lo hacía decía.

Soy una esclava hipnotizada

Solo obedezco ordenes

Soy el objeto del amo

Soy una esclava de verga

Soy una esclava de pantimedias

Todas las mujeres somos objetos para ser hipnotizadas y usadas.

En cuanto estuvo atrás de Rebeca, me le quede viendo fijamente y note como los ojos de odio y enfado de Rebeca cambiaban a miedo.

Con solo una mirada Flor la asistente camino monótonamente y quedo a un lado de Rebeca.

“Alfredo ayúdame no te quedes ahí parado sin hacer nada. Algo me están haciendo” suplicaba ahora Rebeca

Alfredo no se movió de su lugar, estaba con una sonrisa viendo como alguien ponía en orden a su esposa. Por su mente en algún momento pensó detener eso, pero al verlo vio que tenía una salida para sus problemas.

“No, no te voy a ayudar, has sido un dolor de cabeza desde hace años, y si esto sirve para mejorarte por mi está bien”. Hablo por primera vez Alfredo con tono autoritario.

Los ojos de Rebeca querían voltear, pero no podían estaban totalmente inmersos en los míos y estaba totalmente hipnotizada.

Con solo un movimiento de mi mano, dije   Duerman y automáticamente las tres mujeres incluida mi esposa cayeron en trance, cerraron los ojos, la cabeza abajo y quedaron de pie esperando órdenes.

….