El dueño de la porra

Uuuffff!!, menudo culito que tienes. Me apuesto a que debe de ser muy tragón, perdona he dado por hecho que debes de ser una putita y no un macho.

El dueño de la porra

Comenzare vale, mirad lo que a continuación os voy a confesar, me ocurrió hace años ya. Ocurrió un día entre semana, para ser exacto un martes en cuestión, día que decidid no ir a trabajar y eso que como era costumbre, salí temprano de casa. En la oficina no levante sospecha al tomarme un día por asuntos propios, exponiéndole que debía de tomarme el día por recoger el coche del mecánico y llevarlo a la ITV. Mi supervisor de todas maneras le da igual, pues mientras de el callo en la oficina, fuera de esta le da igual lo que hagamos.

Gestione una serie de cosas antes, aparte de ir a desayunar con una amiga, amiga que necesitaba hablar con alguien y de paso poder contar sus angustias, amiga que necesitaba ese hombro donde poder desahogarse, bueno eso y otras cosas. Pero ese día no deseaba precisamente desahogarla… al menos a ella, pues tenía otros planes, quedando con ella para otro día, quizás más por no quedar mal. Tras despedirme de ella, cogí el coche y conduje hacia la Ctra. Cádiz-Huelva, carretera en dirección hacia la Avenida de Carlos III hasta el acceso al Charco de la Pava. Acceso que para situaros es el da a la Calle Gregor J. Mendel, rotonda donde esta varios edificios emblemáticos.

Bueno sigo, accedo por esta y giro a la derecha, tomando esa explanada desecha, explanada que es un consuelo de mecánicos, pues te dejas como no tengas cuidado y seas buen conductor, te dejas el coche hay mismo. Conduces hacia el interior, pegándote a la izquierda lo más posible, pegándote a la carretera que va paralela a la dársena del rio. Conduces hasta vez un acceso que puedas continuar por dicha carretera, conduces hasta el final que das con esos bloques de hormigón armado, bloques que delimitan el acceso a la Raya. Eso en otras ocasiones no me detiene para entrar, pero en ese día, aquella presencia de dos guardas de seguridad privada, si acaban por hacerlo.

Por lo que no me queda más remedio que deambular un poco a todo lo largo, observando y viendo posibilidades, pero no me acabaron por convencer. Acabando por detenerme unos minutos a un lado, tiempo que aprovecho por vaciar mis bolsillos, sustituyendo lo típico que solemos llevar por algo que solemos necesitar, no siendo otra cosa que clínex, toallitas húmedas, preservativos e incluso sobrecitos de vaselina… uuummm!!. Tiempo que aprovecho también por usar esto último, impregnando mi orificio anal e introduciéndome un juguete, dilatando de esta forma mi orificio. Originando una calentura aun mayor, ¡causando en mí una necesidad de ser follado… ooohhh!!,

Decidiendo volver hacia acceso a la Raya, deteniendo mi coche en esa embocadura que hay antes, embocadura que es donde se encuentra en una dirección esos bloques. Situó mi coche a un lado, dándome cuenta que hay un vehículo detenido enfrente, vehículo que es esos momentos no me había dado cuenta de su existencia, quizás porque la maleza de un árbol lo oculta. Me fijo bien y veo que en su interior hay una persona, persona que tras darse cuenta que tiene compañía, acaba por salir de su vehículo y caminar hasta ponerse delante de este. Se queda de pie mirándome, fiándome que este hombre que delata por su físico y aspecto que es mayor, hombre delegado y sin cabello alguno. Hombre que iba vestido de pantalón corto deportivo, camiseta y botines, hombre que en cuya mano lleva una bolsa de deporte.

Este sonríe y veo como su mano libre la lleva a su entrepierna, comenzando a magrear lo que supuestamente es su miembro… uuummm!!, aquella imagen me perturba y me hace desearlo… uuuffff!!. Este coge y me hace señas para que lo siga, cogiendo y tras darse la vuelta, camina en dirección hacia la dársena del rio, camina ladera abajo hasta los pilares del puente, deteniéndose detrás de uno de ellos. Camino en dirección a este, siento los latidos de mi corazón a mil por hora, sabiendo lo peligroso que puede llegar a ser, pero esa sensación es como una droga, ese morbo me pone mucho… uuuffff!!.

Llegue hasta donde esta esté, no hay palabras, este me mira y sonríe, dirigiendo una de sus manos a mi entrepierna al tiempo que con la otra me rodea. ¡Magrea mi miembro… ooohhh!!, dándose cuenta de cómo estoy, sonríe y ahora si me dice algo, soltándome…

  • “Vaya como vienes, menudo calentón tienes… ja ja ja”.

¡No deja de magrearme mi miembro… ooohhh!!, apartando su mano para colocarla ahora sobre mis nalgas, volviéndome a decir…

  • “Uuuffff!!, menudo culito que tienes. Me apuesto que debe de ser muy tragón, perdona he dado por hecho que debes de ser una putita y no un macho”.

No digo nada, no respondo, simplemente me dejo hacer y le dejo actuar. Cosa que este por mi silencio da por hecho sus palabras, aún más al ver mi dejadez y sumisión, volviéndome a decir…

  • “No… nos hemos visto antes, pues tu cara me suena”.

Cosa que rompo mi silencio, respondiéndole…

  • “No creo, pero ahora no sabría que decirle”.

No dejando de magrear mis nalgas, sintiendo como presiona con sus dedos entre estas, sintiendo como intenta llegara a mi orificio a pesar de mi pantalón. Mientras que no deja de decirme cosas, tiempo que aprovecho para alargar mi mano hacia su entrepierna, palpando primero su bulto, continuando por recorrer el tamaño de su miembro… uuuffff!!. Este intenta besarme, reacio le giro la cara, apartándola de sus labios, momento en que siento con dolor, como con su mano derecha toma mis cabellos y tira de ellos. Tira de mi cabeza hacia un lado, pegando este sus labios en mi cuello, besando, lamiendo e incluso darme algún que otro muerdo… uuummm!!. Soltándole precisamente a esto…

  • “Muerdos no por favor, no quiero marcas”.

Este me responde…

  • “Tranquilo no te dejare marcas, no suelo dejar marcas, pero eso sí… no te aseguro dejarte en otras partes de tu cuerpo, eso sí ocultas a la vista de otros”.

Volviendo a la carga, ¡volviendo a besar… aaahhh!!, lamer y babear mi cuello, estremeciéndome con aquello. No dejando de tirar de mis cabellos, ascendiendo de mi cuello hasta mi oreja, oreja que chupa el lóbulo e introduce la punta de su lengua… aaahhh!!. Yo por mi parte no deje de magrearlo, llegando a intentar sacarle su miembro fuera, siendo impedido por esos malditos botones.

Este siguió lamiendo mi cuello, intentando descender hacia mi pecho, pecho que mi camisa le impedía y que, tras soltar mis nalgas, cogió e hizo algo que me asusto aún más, pero que me sentí paralizado y no supe los motivos. Este lo que hizo fue tirar de la tela de mi camisa, saltando los botones y rasgando esta, tirando de ella hasta dejármela echa unos harapos. Quise decirle algo, quise pedirle excusas, ¡pero su boca al hacerse con mi pezón… uuummm!!, chupo una vez tras otra… aaahhh!!, como si quisiera que saliera leche por ellos, lamio y absorbió… uuuffff!!, mordió y me hizo gritar. Soltándome…

  • “Eso… puta, grita… aaahhh!!. ¡Grita puta que me gusta oírte, venga grita y gime… uuummm!!”.

Coge y posa su mano sobre mi miembro, soltándome…

  • “Joder, mira como la tienes, ¡estas súper empalmado… eeehhh!!, creo que hemos encontrado una faceta tuya nueva… uuummm!!”.

Coge y suelta la hebilla de mi cinturón, tirando de este con fuerza hasta sacármelo, tirando hacia detrás de él. Desabotona el botón de mi pantalón, bajando la cremallera e intentar tirar de este hacia abajo, tarea que le es imposible. Consiguiendo tan solo dejármelo a medio muslo, dejándome una sensación de alivio que tuvo que ver este reflejado en mi rostro. Cosa que una vez más me vi preso de su cólera, pero que no actué, sumiso me dejé hacer esta vez, dócil me dejé comer la boca… uuummm!!. Sentí nauseas por el sabor y olor de su boca, no sabría precisar ese olor y menos ese sabor amargo. Mientras no dejaba de tirar de mis cabellos al tiempo que pellizcaba mis pezones, sintiendo un gran dolor en mis tetillas, moviéndose de una forma grotesca que no supe adivinar los motivos.

Pero en verdad, pude comprobar los motivos de esos movimientos, pues no eran otros que el intento de colocar su pie entre mis muslos, intento que vi. Intento que, tras colocar su pierna flacucha a la altura de mi vientre, ejerció la fuerza necesaria como para bajarme mis prendas hasta los mismos pies, dejándome prácticamente desnudo… uuummm!!. Recuerdo como este aparto mi mano de su miembro, soltándome…

  • “Eso te lo tienes que merecer, aun no das la talla”.

Coge y vuelve a posar sus labios en mi pecho… uuummm!!, posa una vez que suelta mis cabellos, este vuelve a besar, absorber e incluso a morder mis tetillas, duras, erectas, enrojecidas y doloridas… aaahhh!!. Llegándome a escupir sobre estas y dejar que su saliva discurra por mi pecho, vientre e ingle hacia mis genitales. Este con su lengua recoge los restos de su saliva en mi cuerpo, aquello aunque asqueroso y repugnante de alguna manera me excita, aquello que es desagradable a no poder, nauseabundo pero este nota como mi miembro reacciona a eso… uuummm!!. Se inclina hasta llegar a mi ingle, acabando por ponerse en cuclillas, ¡toma mi polla por la base y comienza a lamer mi glande… ooohhh!!, continuando por darle lametones, deslizándolo por sus labios, restregándola… aaahhh!!. Llevándome a sentir muchísimo placer, no cayendo ni tan siquiera en cuando me introdujo uno de sus dedos… uuuffff!!.

Recuerdo que llevado por el mismo placer, giro mi rostro hacia un lado, llegando a ver como a lo lejos, como hasta dos hombres bajan loma abajo sin dejar de mirar hacia donde estamos. Este no dejaba de lamer, chupar mi polla, llegándola a embadurnarla de saliva… ooohhh!!. Mientras siempre que podía alzaba su brazo hasta que su mano llegara a mi pecho, mano que cuyos dedos se hicieron con mis pezones, primero con uno y segundos después con el otro… uuummm!!. Dedos que con dos de ellos, presionaban mis tetillas… aaahhh!!, produciéndome dolor y cuya consecuencia llegue a gritar de dolor… aaayyyy!!… ooohhh!!. Mientras con la otra no dejaba de masturbarme, alternando con magrear mis testículos e incluso perineo… uuuffff!!, boca que dejo mi glande para deslizarla por mi tronco hasta llegar a la base… uuuffff!!. Comenzando por lamer mis testículos, ¡chuparlos uno por uno e intentar introducírselos dentro de la boca… aaahhh!!. Mano que abandono mi tronco para alojarlo en mis nalgas, comenzando a deslizar sus dedos entre mis glúteos… uuummm!!, dedos que comenzaron a presionar mi orificio y como uno con apenas esfuerzo, acabo introduciéndose hasta los nudillos… ooohhh!!. Este viéndolo, acabo por soltarme…

  • “Tu vienes ya preñado… eeehhh!!, eso o venias con ganas de guerra, pues si deseas guerra… guerra te voy a dar”.

Acto seguido, no dejando de estimularme, no dejando de darme la mejor de las mamadas, comenzó a sustituir ese dedo por dos… uuuffff!!, dedos que entraban y salían de mi interior… ooohhh!!. ¡Dedos que fueron sustituidos por tres… uuuffff!!, retirándolos a los pocos minutos, como si deseara que descansara. Tiempo que aprovecho para descalzarme, acabando por quitarme aquellas prendas que aguardaban en mis tobillos, dejándome como tantas veces me he visto en esos lugares… uuummm!!.

Volviendo a la carga, llegando a sustituir esos tres dedos por algo más grueso y de mayor dimensión… ooohhh!!... uuummm!!... uuuffff!!. Objeto que veo que es una porra de esas que tienen la policía o los de seguridad privada, objeto que me ha introducido y con dolor siento como me penetra, entrando y saliendo de mi orificio… ooohhh!!, dolor no solo porque haya llegado a la próstata… aaahhh!!, sino por el mismo grosor… uuuffff!!. Soltándome…

  • “No vez… ahora te la mereces, te dije antes que no dabas la talla aún… pero ahora sí, ¡venga putita disfruta… aaahhh!!”.

Me vi ahí empalado por ese sujeto… uuuffff!!, empalado que aunque con dolor también sentía gran placer… ooohhh!!. Esa porra de al menos cincuenta centímetros de longitud, objeto que según había sacado del interior de la bolsa, objeto que junto a otros que en su momento y no en ese, acabo por utilizar conmigo, no siendo estas que las ‘esposas’, como si no tuviera suficiente con la que tengo en casa… aaahhh!!.

En pleno éxtasis de ambos, acabe descargando en su boca, acabe corriéndome y gracias a esa penetración con ese objeto, este tragaba y succionaba mi glande, deseoso de dejarme seco… uuuffff!!. Mientras no dejaba de mover su mano de arriba hacia abajo, mano cuyo movimiento hacia que ese objeto me perforara, objeto que para entonces golpeaba una vez tras otra mi próstata… aaahhh!!. Y que en ese momento me comenzó a dar conversación, idolatrando ese objeto, como si yo estuviera interesado en esos momentos, no dejando de decirme…

  • “No vez lo puta que eres… tenía razón, te cabe todo y lo estás viendo… eeehhh!!. Mira está porra es parte de mi material de trabajo, mide cincuenta centímetros y aunque pequeña, no por ese motivo no está homologada”.

  • “Es más corto su tamaño porque de esta manera la hace más manejable, siendo más eficaz para los enfrentamientos cuerpo a cuerpo”.

El ruido de murmullos y pisadas le hace ver que tenemos compañía, no por este motivo abandona su labor, sino que continua con sus comentarios… ooohhh!!.

  • “Sabes, ¡te está entrando al menos veinte centímetros… uuuffff!!, pero te aseguro que, con un poco de esfuerzo y empeño te entra la mitad… eeehhh!!”.

Incorporándose este, pero sin dejar de penetrarme con su porra, me hace inclinarme, viendo como con habilidad desabotona los botones de su bragueta, sacando de su interior su miembro, observando que es de menor tamaño a lo pensado, y aunque llegue a pensar que quizás no estaba erecto del todo. Este me lo hizo comer, me introduje su miembro entero en mi boca sin dificultad alguna, advirtiéndome que era de los que se corría pronto… uuummm!!. Aquella escena me resulto súper excitante, quizás por ver a esos chicos masturbándose a menos de medio metro de nosotros, chicos que estarían entorno entre los veinte y algo y los treinta y pocos. Chicos que cuyas pollas no eran para nada despreciables, pero, aun así, no soy de los que me gustan tan jóvenes. Llegándole este a soltar, y ni tan siquiera preguntarme…

  • “Déjanos solos, no queremos hacer ni un cuarteto y menos aún un trio, sino gozar los dos”.

Recordando cómo estos acabaron por responderle…

  • “Pregúntale a tu putita si quiere que nos unamos, quizás quiera comer pollas de verdad, mientras tú le sigues follando”.

Yo estaba a lo mío, yo estaba chupando esa polla, satisfaciéndole con mi habilidosa lengua, deslizándola dentro de mi boca por su tronco, mientras estos discutían. Donde estos no cogían la indirecta, deseando unirse e intentando que yo colaborara en la discusión, llegando uno a colocar su glande en mi rostro, capullo rosáceo y con olor a limpio, mientras el segundo deslizaba su mano desde mis cabellos hasta mis nalgas, acariciándome y poniendo mis vellos de punta… uuuffff!!. No quedándome otra la verdad que entrar, viendo que quizás pueda quedarme sin nada, acabe por sacarme esa polla de mi boca y soltarles…

  • “Déjanos solos, no veis que no queremos nada… dejadnos por favor, mirad si queréis os podéis quedar mirando”.

Cosa que estos finalmente se marcharon, no aceptando ni lo que les propuse, quedándonos nuevamente los dos. Momento en el cual mi dueño de turno, acabo por preguntarme…

  • “Perdona no haberte preguntado antes, pero te gustan los tríos, quizás debía de haberte consultado, ¡pero de todas formas no me gustaban e ignoro tus preferencias… uuummm!!, joder como la chupas… uuuffff!!”.

Aunque le respondí que me gustaban los tríos e incluso si hubiera más, también le hice saber de mis preferencias, no siendo otras que la de preferir hombres mayores, maduros como él. Dicho esto, volví a tragármela, reiniciando mis labores, mientras este gemía y me acariciaba la nuca al tiempo que me penetraba con fuerza con la porra… aaahhh!!. Descargando a los pocos minutos, creyendo inicialmente que acabaría tragándome toda su lefa, pero este tras sacármela de la boca, descargo toda sobre mi cara… uuummm!!.

Luego la cosa se calmó, sacándome este la porra del interior de mi orificio, sacándola con cuidado, objeto que quizás por la profundidad, iba impregnado de eses y algo de sangre. Objeto que limpio con lo que quedaba de mi camisa, acabándolo por guardar en el interior de la bolsa, al tiempo que sacaba una camiseta deportiva. Ayudándome a vestirme más por ir a recoger el cinturón, subimos ambos ladera arriba hasta donde estaban los vehículos. Zona que pudimos ver cinco coches más estacionados a parte de los nuestros, cuyos ocupantes ignorábamos donde estaban. No nos importaba realmente, pero sí que sentíamos curiosidad por ellos, pues solo habíamos visto a los dos de antes.

Bueno abreviando que esto se acaba, antes de despedirnos nos intercambiamos los móviles, donde preferí en mi caso el vernos por esa zona, pero como la vida da tantas vueltas. Puedo decir que nuestros caminos se han cruzado más de un par de veces, siendo uno de ellos los aseos del Corte Ingles de la Plaza de la Magdalena. Lugar que entre más porque me cogió de paso, pues iba en dirección al Sex Shop del pasaje de Sierpes, entre a desahogarme un poco. Pero bueno continuo, como os he dicho nos cruzamos en la entrada de los baños de El Corte Ingles, yo entrando y el saliendo, donde tras meterme en uno de los aseos vacíos, solté mi cinturón, desabotoné el botón, baje la cremallera y baje un poco el pantalón, facilitando sacar mi miembro para poder orinar. Debo deciros que todo esto último, pocas veces lo hago, pues soy más de bajarme la cremallera y ya está, pero en ese momento tenía la sensación de que algo iba a ocurrir.

Y no fue para menos, pues cuando menos me lo esperaba, siento como me pegan un empujón al tiempo que tiran de mi pantalón hacia abajo. Dándome cuenta que es esta persona, hombre que tras entrar en ese habitáculo de pequeñas dimensiones como puede, cierra la puerta tras de sí, agachándose e introduciéndose mi polla en su boca, polla que sabe un poco a orín pero este poco le importa… uuuffff!!. Ese día me salvo su móvil, día que agradecí, pues me dejo tan caliente que fui desahogado en el sex shop por varios tíos, donde es costumbre saboreas hasta dos a tres pollas por los ‘Glory hole’ de las cabinas. Acabando por dejar pasar a uno al interior, uno que alimenta la máquina de visionado, no dejándome pagar a mí, pues si esta se detiene el encargado del local se presenta allí. Esto que hace… uuummm!!, me hace sentir aún más puta, sacando lo peor que hay en mí por satisfacer a mi macho… aaahhh!!. Donde no hay vez que cuando finalizamos, abre la puerta para marcharse mientras yo me quedo dentro, observando como hay más de uno esperando su turno, turno que rara vez dejo. Quizás mas porque no suelen gustarme los que esperan, pero la verdadera razón es el tiempo que dispongo, eso y lo satisfecho que me ha dejado este… uuummm!!.