El duelo

... la cercanía que teníamos se convirtió en una increíble intimidad, estábamos siempre juntos y el contacto físico se convirtió paulatinamente en algo habitual.

La tarde era de esas de agosto, que en Lima son tan grises y húmedas, la llovizna caía persistente y acentuaba nuestra tristeza, estaba ahí toda mi familia que había llegado desde Arequipa para el funeral de mi hermana, murió repentinamente en un accidente y esa era una situación que no podíamos creer…

De nuestra familia solo yo vivía con ella y su esposo, en una amplia casa que él había heredado de sus padres en una bonita zona de la ciudad, todos estábamos destrozados y el dolor nos embargaba profundamente, era la mayor y la única mujer de seis hermanos, la adorábamos, ella siempre nos cuido y nos trato con cariño y dedicación, mi familia tiene una excelente posición económica pero cuando yo vine a Lima a estudiar en la universidad ella se negó a dejarme vivir solo, era “Yeyo” que es la forma en la que pronunciaba mi verdadero nombre (Sergio) cuando era muy niño, soy el menor, el mas estudioso y por supuesto era su engreído, así que prácticamente exigió que me quedara con ella y su esposo Alonso, tenían espacio de sobra y ningún hijo, así que con mí llegada se formó como una nueva familia, Alonso prácticamente me adopto y los tres compartíamos mucho de nuestro tiempo libre haciendo deporte, viendo películas en casa o disfrutando de la playa en verano.

Como ya dije yo era el menor y tenia 19 años cuando paso todo esto, Amanda murió a lo 29 años y en época Alonso acababa de cumplir los 40, el era como un padre y también un amigo, yo aprendí a admirarlo, lo veía como un ejemplo y recurría a el siempre que estaba en algún aprieto o tenia problemas con alguna novia y el siempre se daba el tiempo de ayudarme o consolar mis penas amorosas con un buen consejo y unos cuantos tragos, nos habíamos tomado mucho cariño y verlo tan triste era casi tan torturante como sentir la perdida de un ser querido, estábamos muy ligados afectivamente y no me imaginaba que podía hacer para sacarlo de esa depresión,  habían pasado solo unos días y el hombre era un despojo, vagando por la casa mudo, cabizbajo y me imagino que lloraba cuando no podía verlo…

Le dieron unos días de licencia pero lo llamaban mucho de su oficina, tenía un cargo importante  y por eso, tristísimo, tuvo que volver al trabajo y yo seguir con la universidad, mis padres me preguntaron si quería mudarme a un departamento, pero él me pidió que lo acompañe porque no quería estar solo y eso hice, nuestra vida continuo pero cambio mucho y yo tuve que darme el tiempo de ver las cuestiones de la casa, el no se sentía capaz de hacerlo en esos momentos así que yo me dedique a hacer las cosas que normalmente hubiera hecho Amanda, desde entrevistar a las personas del servicio a ver las compras y esas cosas domesticas, tuve que aprender a ver que el tuviera siempre sus alimentos y su ropa lista en la mañana antes de irse al trabajo y creo que de cierta manera y al menos en ese aspecto, tome las riendas de la situación.

Así fue por un tiempo, aun muy tristes, pero superándonos, nos encontramos nuevamente haciendo algunas cosas juntos, empezamos a jugar otra vez al fútbol los domingos en la mañana, algunas veces coincidíamos al momento de ir a gimnasio o nos encontrábamos en la sala de música para ver algún programa de TV al final del día.

Increíblemente el tiempo fue pasando y recuerdo claramente el momento exacto en donde todo esto se convirtió en algo que yo jamás hubiese imaginado, fue mas o menos un año y medio después de la muerte de Amanda, era sábado, yo regresaba un poco tarde de jugar fulbito y de tomar unas cervezas con mis compañeros de la universidad y lo encontré perplejo frente al televisor, estaba revisando cintas de video para desecharlas y en una encontró imágenes del día de su boda con mi hermana y otras cosas que ella había filmado… Los recuerdos fueron abrumadores para ambos y al terminar de ver la cinta no pudo más, se fue a su habitación, se sentó al borde de su cama cubriéndose el rostro con las manos y lloro como un niño…

Al verlo así y no pude evitar sentarme a su lado a consolarlo, el me tomo en un abrazo y lloramos juntos un largo rato, se notaba que estaba muy dolido, ese día desahogo todo y agotado luego de esa catarsis se quedo dormido en mis brazos… Ese momento me lleno de ternura,  sentía su respiración profunda al dormir y el calor de su cuerpo a través de su camisa, lo observaba y me fije mucho en sus rasgos, tenia un olor muy rico, era un hombre atractivo, muy masculino pero en ese momento lo vi como un  niño y no se de donde me salieron ganas de abrazarlo muy fuerte y sin darme cuenta le di un beso en la frente, eso cambio mi vida para siempre y también mi relación con él, esa noche nos quedamos dormidos sobre la cama y al despertar en la mañana su cabeza estaba sobre mi pecho y lo tenía entre mis brazos, Alonso se despertó y siguió abrazado a mi, no lo pude evitar y le acaricie el cabello mientras le daba los buenos días, nos quedamos así y conversamos mucho esa mañana, me sentía muy extraño, me di cuenta que el tenia un cuerpo muy calido y su tibieza me atravesaba la piel y me hacia sentir algo que no puedo explicar, aunque se que no era una situación típica todo fue como muy natural y tuve la impresión de que la melancolía del día anterior se había esfumado y que nos invadía una calma y una tranquilidad que no habíamos tenido en mucho tiempo, era verano, el día estaba despejado y el me propuso salir a tomar desayuno y luego dar un paseo.

Estábamos aún con la ropa puesta sobre la cama y el se incorporo y se desnudo delante mió, quedando solo en calzoncillos, lo había visto así muchas veces cuando los domingos nos levantábamos tarde a tomar el desayuno o nos encontrábamos casualmente en la cocina a mitad de la noche, buscando algo para beber e incluso alguna vez lo vi desnudo cuando nos vestíamos en el gimnasio pero ese día fue la primera vez que lo observe detenidamente, Alonso era un hombre alto y fornido que hacia ejercicio regularmente y eso se notaba en sus pectorales carnosos, en sus brazos y piernas bien definidos y en su cuerpo que estaba cubierto de una vellosidad pareja y bien distribuida del mismo color de su cabello y sus ojos, que eran de un tono castaño… Esa imagen, se quedó fija en mi mente y ese día juntos fue uno de los mas bonitos que recuerdo haber tenido en mi vida, conversamos como los grandes amigos en los que no habíamos convertido y salimos lejos de Lima a un hermoso lugar donde ellos tenían una linda casa de playa, nos tomamos unas cervezas y nos reímos por primera vez en mucho tiempo y cuando volvimos a casa me dio un fuerte abrazo y me dio las gracias por estar con él, acompañándolo en esos tiempos que habían sido tan difíciles.

Desde ese momento las cosas cambiaron mucho y también nuestro humor, la cercanía que teníamos se convirtió en una increíble intimidad, estábamos siempre juntos y el contacto físico se convirtió paulatinamente en algo habitual, eso me gustaba mucho porque siempre que nos encontrábamos luego de nuestras actividades diarias el me abrazaba, me daba un beso en la en la frente y despeinaba un poco mi cabello o boxeaba imaginariamente conmigo para luego poder abrazarme, de una manera muy juguetona, así nos fuimos acostumbrando y poco a poco se fue instaurando ese lenguaje físico entre nosotros hasta que luego de un tiempo, antes de dormir, cuando cada uno estaba en su cama, terminábamos buscando una razón para ir a la habitación del otro a conversar un poco y ese era el motivo para quedarnos juntos, se nos hizo costumbre y en la mañana no era raro despertar con su cabeza sobre mi pecho o abrazándolo por la espalda y que al estar viendo un partido de fútbol o una película, termináramos cómodamente recostados en el sofá muy juntos y cosas de ese tipo…

Pasaron varios meses así y yo viaje a ver a mi familia por la Navidad, era la segunda vez que viajaba por las fiestas  pero esta vez realmente no quería dejarlo solo y acepte con cierta renuencia hasta saber que Alonso la pasaría con su familia, por supuesto que estaba feliz de ver a mis padres y hermanos pero durante las dos semanas que estuve lejos, me di cuenta que no podía dejar de pensar en él y que extrañaba dormir a su lado, sabía que eso que sentía era algo mas que cariño, pero no tenia idea de que era exactamente, no podía definir que tipo de deseos eran o que significaban pero la verdad ya no me importaba, Alonso era un hombre muy atractivo, siempre me lo pareció y ya me había dado cuenta de que verlo o tocarlo me excitaba, pero mis sentimientos estaban mas allá de eso y tenia la certeza de que esa sensación era reciproca, mas ahora que no estábamos juntos porque me di cuenta que el sentía mi ausencia en la casa y no dejaba pasar cualquier pretexto para llamarme y al final terminábamos hablando mucho tiempo de un montón de cosas.

El día que volví a Lima era viernes, del aeropuerto fui directamente a hacer compras, a cortarme el cabello y cuando llegué, me estaba esperando para cenar, ese día hablamos mucho e intercambiamos el regalo que no pudimos darnos durante las fiestas, me compró un reloj muy bonito y yo un par de camisas de algodón muy clásicas pero que sabia le gustaban mucho, él mismo me puso el reloj y cuando vio lo que le di, se sacó la camiseta que llevaba puesta y se probó una ahí mismo, me abrazo agradeciéndome y me dijo que había extrañado mucho mi compañía y que casi no había podido dormir porque no se sentía cómodo estando solo en esa casa grande.

Esa noche yo estaba muy cansado así que luego de tomar una ducha en el baño de mi habitación me fui a la suya, cuando aparecí en la puerta el estaba viendo la televisión, entonces  solo me miro, levanto la sabana que tenia encima y se movió como haciéndome un espacio a su lado y la verdad es que sin pensarlo me metí en su cama, me acosté boca abajo y me dormí feliz, sintiendo su cuerpo contra mi espalda… Ese sábado amaneció con un sol esplendido y al despertar me di cuenta que me tenía abrazado contra su pecho, Alonso solo llevaba puestos unos pantaloncillos cortos de tela y podía sentir todo su cuerpo pegado al mió, incluso sentí un bulto en mi pierna y fantaseando sobre eso, empecé a excitarme. Que a gusto me sentía disfrutando de su respiración, de su olor y de sus brazos, no quería que despierte pero luego de unos minutos lo hizo y me pregunto:

Hey Yeyo!!… Cómo estás?

Dormiste bien?

. Claro, hace un tiempo que no dormía tan bien…

Le conteste mientras me estiraba y él me contaba que el servicio no iba a estar ese fin de semana y que por eso debíamos ir a tomar desayuno a algún sitio…

Vamos a levantarnos y luego vemos que podemos hacer!!... Qué piensas?

. Eso seria excelente!!

Bueno entonces creo que mejor nos bañamos, no?

. Yap!!

Respondí mientras lo veía dirigirse a su cuarto de baño sintiendo una flojera enorme de levantarme hasta que escuche:

Hey!!... Todavía estas ahí?

. Si!!

Vamos no seas dormilón!!

. Si, si… Ya me voy al baño…

No seas tonto!!.. Báñate aquí conmigo!!

Escuche mientras sentía que mi corazón se detenía y casi automáticamente y sin pensar estaba fuera de la cama desnudándome, todo iba pasando ante mi como una película malograda, de esas que tienen muchos cortes, y luego recuerdo que estaba frente a la puerta corrediza de la ducha observando la silueta de Alonso a través del vidrio translucido, creo que solo fueron unos segundos, pensé que era maravilloso su cuerpo desnudo pero en eso el se dio la vuelta y al darse cuenta de que estaba ahí, abrió la puerta y me extendió el brazo para halarme adentro, sentí el agua y sus brazos en mis hombros, sus ojos estaban clavados en los míos con una mirada que nunca alguien me había dado, sé que es lo más sexual que me ha pasado pero ninguno de los dos estaba erecto, creo que fue algo mágico que ocurrió solo un momento hasta que sin darnos cuenta nuestros labios estaban juntos, sentí como su barba me raspaba la boca y  nuestros cuerpos se unieron en un fuerte abrazo…

Recién ahí tome conciencia que era aun hombre la que estaba besando tan apasionadamente y entonces pude sentir que nuestros penes se hinchaban al mismo tiempo quedando aprisionados entre nuestros estómagos desencadenado una descarga de excitación única, nos quedamos así un rato sintiendo el agua correr sobre nuestros cuerpos que palpitaban fuerte a un mismo ritmo y cuando nos volvimos a mirar, ambos estábamos sonriendo, lo bese otra vez pero metí mi lengua lo más que pude en su boca porque necesitaba sentirlo completamente, acariciamos mutuamente todo nuestro cuerpo pero no para excitarnos si no para reconocernos, soy casi de su estatura y tengo un cuerpo definido, carnoso y con algo de vello, no tanto como tiene el pero soy casi igual de fuerte.

Estando ahí teníamos muchos deseos pero no sabíamos que hacer exactamente y nos movíamos de una manera un poco torpe, nuestras entrepiernas hervían juntas y quizás llevados por la excitación, nos sobábamos lentamente el uno contra el otro de una manera tan calida que ambos jadeábamos y creo que ya estábamos a punto de corrernos, me separé de él para poder verlo de cuerpo completo, su verga que es un poco mas grande que la mía, de unos 18 centímetros, se sacudía a punto de explotar y solo atine a agarrarla y masturbarlo mientras él hacía lo mismo conmigo, pude sentir la energía de ese falo grueso y los espasmos de placer que le causaban las subidas y bajadas de mi mano por su tronco, corriendo la piel para dejar a la vista su glande rojo y pleno, una vez tras otra, hasta que los dos comenzamos a mostrar los signos de que se aproximaba un orgasmo, nuestras miradas se cruzaron y gimiendo nos bañábamos de semen.

Alonso me beso y me abrazo fuerte otra vez, no dijimos nada, solo nos bañamos muy íntimamente, mientras el me jabonaba el pecho y los hombros yo le hacia lo mismo en la verga y las bolas, las nalgas y toda la raya del culo, esas caricias fueron mutuas y extremadamente placenteras por lo que ninguno de los dos, dejo una sola parte del cuerpo del otro si tocar, lo estábamos descubriendo todo, y la experiencia fue increíble!!!

Salimos y yo le pase la toalla por todo el cuerpo para que luego el lo hiciera conmigo, nos habíamos contenido mucho tiempo y ahora no podíamos dejar de tocarnos y caímos a la cama, no hablamos, solo nos acariciábamos mientras nos mirábamos felices pero como haciéndonos mil preguntas…

. Te quiero mucho!!

Escuche y le di por respuesta un largo beso en la boca para que sepa que yo sentía lo mismo, decididamente era así, pero que vendría después no había quien nos diga, vamos a ver y si se puede les cuento…

Adolfh