El drama de tener dieciocho (1)

16/03/13

“El drama de tener dieciocho I”

16/03/13

La cosa es que no sé cómo iniciar esto sin sentirme estúpido. Quizá deba presentarme, quizás no. Bueno en realidad no se ni con que finalidad es que he decidido escribir esto.

Se suponía que sería una especie de diario, pero la verdad es que en estos días no me ha pasado nada interesante que quiera escribir; pero de pronto al dar una cucharada grande al helado que comía hace un par de horas, me llego el “boom” de querer escribir algo junto con la “sensación”, si, esa que te da en el cerebro cuando comes algo frío demasiado rápido.

La verdad me gusta escribir; Y no hablo de poemas o canciones cursis, no es que me desagraden ese tipo de cosas, pero siento que no soy lo suficientemente bueno como para hacer rimar versos.

Lo mío, lo mío “eran” las novelas románticasdramaticasgayreprimidas, y si, digo “eran”, porque la verdad es que ya he perdido el amor por escribir ese tipo de historias… Como si me sorprendiera.

Siéndoles honesto soy un chico que le pierde fácilmente el interés a las cosas, y siempre las deja inconclusas, bueno, solo hay algo en lo que si soy muy obsesivo y no soy feliz si no termino. Y no, no estoy hablando de masturbarme. Ba dum tss, lo sé, soy pésimo con los chistes, pero me gusta hacerlos… No me juzguen.

Amo leer, cuando tengo un libro en las manos no paro hasta terminarlo, si lo sabrá Gabriel García Márquez, que por culpa de su libro “El amor en los tiempos del cólera”, el cual me devoré cuando tenía quince en casi una semana, leyendo de madrugada y con la única luz que la de mi celular me dejó un buen grado de astigmatismo que ahora a mis dieciocho, me hace lucir unas lindas gafas que casi siempre detesto usar.

¡Oh!, retomando ahora que hablo de mi edad volvamos al principio. Esta cosa que aún estoy preguntándome que fin tendrá decidí llamarla “El drama de tener dieciocho”… ¿Por qué?, bueno… porque estoy a unos cuantos días de cumplir diecinueve años, diez días para ser exactos, y quiero en un futuro cuando lea esto darme cuenta de la mentalidad que tenía a mis “dulces dieciocho”.

Siendo franco no sé porque los viejos siempre se refieren a los “dieciocho” como lo más WOW, y que es la mejor etapa de la vida, y no es por generalizar, pero al menos para mí es como tener diecisiete, incluso dieciséis, pero con la diferencia de que ya cuento con identificación y puedo ir a lugares de “grandes”, cosa que he hecho solo una vez desde que tuve la dichosa “ID”, y para ser honesto, me emocione más mostrándole al gorilón que estaba en la entrada del antro que ya era mayor de edad que lo que me divertí estando dentro del establecimiento.

En fin, siempre me voy por las ramas y como ya he llegado a un punto muerto en el que no puedo ligar una cosa con otra para seguir haciendo más extenso esto, optare por presentarme.

Me llamo Alberto, mi edad no la diré, por razones obvias, soy Mexicano, y como ya mencione arriba en la parte de las “Novelas románticasdramaticasgayreprimidas” no lo dije solo por decirlo, en verdad soy gay.

¿Ya dejaron de pensar en que era innecesario que dijera eso último?, bueno, digo esto porque algo así sentí el día que se lo confesé a mi mejor amiga; Me vio con una cara de “No bebiste decirlo, no ahora”, dado el hecho de que acabábamos de fumar un poco de yerba y era ella quien me estaba contando sus penas de amor; Y yo, torpe y bestia como siempre se lo dije así, de tajo y sin darle tiempo de asimilarlo con el antes “Tengo algo que decirte… es muy importante para mí y si me atrevo a confesártelo es porque te tengo confianza”, yo no dije ni hice nada de eso, solo lo dije, y comencé a llorar…

Seh, lo sé, no fue lo más apropiado que digamos, pero ya no lo podía soportar un segundo más. Soy un tipo sumamente acomplejado con el tema de mi homosexualidad y mi físico, y no es por echarle la culpa a nadie… pero culpo a mi familia en su totalidad, déjenme contarles porque.

Soy el menor de cuatro hermanos; Todos varones y una media hermana que no era considerada miembro de la familia como tal, pero que en su tiempo quise muchísimo, pero que ahora no puedo ni ver, la detesto; Quizá me atreva a contarles esa historia en el próximo capítulo, pero por ahora en lo que estábamos.

Vivir en una casa con otros tres chicos bastante varoniles, superficiales y hasta cierto punto “populares” no es fácil cuando tú eres el menos agraciado de todos, y peor aun cuando te salen con el sermón ese de que eres demasiado joven para juntarte con ellos y terminan haciéndote a un lado.

Para desgracia mía, y fortuna para ese trio de tarados su relación se fortaleció aún más cuando el mayor de mis hermanos a quien llamare “L” decidió abandonar sus estudios y comenzara a trabajar, y el que le sigue a quien llamare “J” decidiera tomarse un año sabático terminando la secundaria, y entrar a la preparatoria cuando mi otro hermano que solo me gana con un año seis meses entrara a la preparatoria, y por ende, compartiendo el mismo grupo de amigos, las mismas fiestas y en general, compartiendo todo.

Mi relación con “I” (el hermano que me gana con un año seis meses) era grandiosa antes de que eso pasara, pues por la cercanía de edades me hacía confiar más en él y llegaba a sentir que era el único de mi familia que me comprendía.

Y fue así como mis hermanos mayores me robaron al hermano que me tocaba por ley y me dejaron jodido en esa familia de locos… ósea, ¿Quién demonios se toma un año sabático terminando la secundaria y quien de la nada decide mandar a la mierda los estudios y ponerse a trabajar desde una edad tan corta?, ¡Nadie en su sano juicio lo hace!, pero bueno, siento que mis hermanos debieron darles un buen “brainwash” a mis padres para que terminaran cediendo, siempre fueron buenos para salirse con la suya.

Mi hermano “L” es el mayor de todos. Es el típico deportista guapo por el que todas babean y que haga lo que haga siempre le salen bien las cosas, “J” es el hermano que siempre sigue los pasos del mayor, pero que siente que nunca podrá superarlo y solo vive a sus espaldas, y solo por el hecho de ser hermano de alguien “popular”, termina siéndolo él también; E “I”, bueno, él era mi persona favorita en el mundo, hasta que poco a poco fue mutando en una combinación amorfa de “L” y “J”, y que ahora, cuando estos dos ya han hecho sus vidas, él termino tomando su lugar de “chico popular engreído”, y termino decepcionándome por completo.

El hecho de sentirse protegido por un hermano mayor al comienzo de la preparatoria te hace las cosas más fácil, y aún más cuando se suma tu otro hermano mayor a tu lista de amigos de borrachera y sientes que puedes contra el mundo solo por tener aliados como ellos. En esa metáfora tonta explico lo que creo le paso a mi hermano “I”.

Bueno, “L” y “J” se la pasaban jodiendome con mi físico, la genética de la familia resulto a mi favor, pero solo en cuestión de altura y masa muscular. En ese entonces cuando tenía diecisiete y estando en mi pleno desarrollo ya me gastaba mi metro ochenta y seis de estatura, y un cuerpo bastante desarrollado, a tal punto de estar “chonchito”, apodo por el que sufría bullying en casa por parte de mis hermanos.

Me decían –Con esa estatura y ese cuerpo que tienes basta con que te metas al gimnasio seis meses para que te pongas re bien. Pero a mí no me llamaba la atención nada de eso, yo me sentía a gusto con mi cuerpo, pero por sus insistentes comentarios “hirientes” hicieron que poco a poco fuera acomplejándome.

Yo prefería leer un buen libro o perderme en mi mundo de fantasía encerrado en mi cuarto con la música de “Oasis” a todo volumen, pero no, nunca me fue posible con ellos.

Incluso en la infancia cuando su descerebrada cabeza al no inventarse algo mejor que hacer los fines de semana terminaban por ir hasta donde estaba y practicaban conmigo sus llaves de lucha libre que les gustaba ver en la televisión, eso no me desagradaba del todo, porque al menos me enseñaron a defenderme, y hasta me divertía, pues ellos se moderaban al golpearme al ser más fuertes, y yo desquitaba todo mi coraje almacenado sin restricción alguna, haciendo brotar sangre de sus narices o enfados por su parte cuando les daba un golpe bajo, y aunque terminaba por encerrarme en el baño para que no se desquitaran me divertía mucho, pero a la vez me hartaban tanto que prefería evitarlos casi todo el tiempo.

Como ya mencione “L” y “J” me jodian con mi físico, pero mi familia en general fue la que se encargó de acomplejarme con mi homosexualidad, y en especial “I”.

Todos sin excepción, mis viejos, hermanos, tíos, primos y abuelos son más homofóbicos que el vaticano; Aunque estoy seguro que más de uno tiene su “mujer interior” más oculta que la luna en pleno día.

Tengo la dicha de que no se me nota nada lo gay, tengo voz grabe, cuerpo, caminar y porte de “hetero” y no por ser aparentalista, sino porque es así como me gusta ser.

No me pone nada, nadita lo “pluma”, por lo cual evito a toda costa serlo e incluso tener amistades con chicos así, lo sé, soy raro… pero en fin, tengo mis razones.

La cosa es que el estar escuchando constantemente las palabras “Joto, maricon, puto, afeminado” durante toda mi vida y de una forma tan despectiva hicieron que inconscientemente me aterrara el hecho de que algún miembro de mi familia se enterara de lo que soy. Y por dios, que decir de las comidas de los domingos en la casa de los abuelos, es en esta parte donde “I” hace de las suyas en mi vida, para mal…

-Te vi la otra vez con una muchacha en el parque Beto, ¿Es tu novia? –Decía mi Tía Lilia con su estúpido tono burlón.

¡Trágame tierra!, decía por dentro mientras sentía la mirada de las casi veinticinco personas que nos reuníamos en el gran jardín de la casa de mis abuelos para comer.

Las primeras veces me congelaba, ponía mi cara aún más idiota y solo sonriera, ¡De nervios!, de que otra cosa iba a ser; Y por dentro deseando que un rayo le callera en ese mismísimo momento a la Tía Lilia, la típica Tía chismosa que nunca falta en las familias, que le gusta joder a quien se pueda con tal de llamar la atención… en fin.

Después de varias “comidas domingueras” de lo mismo, mi hermano “I” comenzó a joderme con ese tema, no podía escuchar alguna canción de moda, de esas románticas del top, porque no faltaba su comentario de “¿Por qué te gustan esas mariconadas?” y para acabarla de joder, uno de mis mejores amigos llamado Ed y del cual hablare más adelante era gay salido de closeth desde que lo conocí, y jamás hacían mal rollo por eso o algún comentario ofensivo de él, incluso llegaba a quedarse a dormir en casa, venía a comer o a ver películas, y hasta jugaba al Xbox con ellos, cosa que yo detestaba.

Pero cuando mi familia comenzó a insinuarme “cosas” con eso del porque no tenía novia, optaron por hacer hincapié en que dejara de juntarme con Ed para que la gente “no pensara mal”.

La verdad siento que todos en mi familia saben de mis preferencias, pero se niegan a aceptarlo. Es una conclusión a la que he llegado tras mis noches de mirar al techo y profundizar en mi vida, a los padres no los podemos engañar, se engañan ellos solos… Y aunque se den a la idea de que su hijo pueda ser gay, se niegan a aceptarlo.

Bueno, bueno… Ya son las 2:00 a.m y estoy muy cansado. No sé si encuentren un buen motivo al leer esto, quizá se identifiquen, quizá piensen que no vale la pena leer porque no tiene sexo o que soy tan aburrido que ni si quiera llegaran a este punto para darles la razón, en fin, pero si sigo con esto obviamente tengo que tocar todos esos temas, de esos en los que solo pueden contarse cuando vives “el drama de tener dieciocho”… Ojala les parezca “entretenido” saber de mi vida, porque interesante, lo dudo.

En el siguiente hablare de mis viejos, de mis amigos & quizá de cómo me ha ido en el amor. A ver que sale, porque juro que esto es más improvisado que sus exposiciones escolares de fin de curso.

Un abrazo grande, y bueno… no sean tan duros conmigo si se toman la molestia de comentar, pues solo hago esto para des-oxidarme en esto de la escritura y continuar con mis sagas… chao♥