El doctor suplente de verano (6)

El doctor suplente de verano (Cáp. 6 con fotos) Tomando café con Isabel la mujer del Farmacéutico, víno su prima y acabamos tomando algo más que café

"El doctor suplente de verano (Cáp. 6 con fotos)"

Cáp. 6. Tomando café con Isabel la mujer del Farmacéutico,

víno su prima y acabamos tomando algo más que café

Después de comer en casa salí a la calle con una temperatura más que alta, pero más alta era mi temperatura sexual, porque Isabel la mujer del farmacéutico me había invitado a tomar café en su casa ( ver Capitulo 1ªLa visita de la mujer del farmacéutico) ; Recordando el buen rato que pasamos juntos en la consulta se me hacia la boca agua. Además para que me invitaba si no, a tomar café un día que la farmacia tenía guardia, je, je su marido no volvería a casa hasta la noche, osea que prometía una tarde completita y muy jugosa, lo que no sabia yo es que seria más que completa.

Subiendo las escaleras de la casa, un primer piso no se vayan a pensar, ya me estaba imaginando su silueta, sus andares, su sonrisa, y del resto no digamos hasta mi pequeño soldadito osea mi polla se estaba emocionando ya.

Ding Dong, hizo el timbre, escuchando los pasos acercarse a la puerta; Comienza la fiesta

Buenas tardes doctor, que puntual es Usted como siempre. - decía Isabel al abrir la puerta toda sonriente – pase, pase no se quede en la puerta que hace mucho calor.

Muy amable Isabel. Y aproximándome mucho le di dos besos en la cara pero muy cerca de sus gondenzuelos labios y a la vez debajo la mano derecha como quien no quiere la cosa tocándole suavemente la teta izquierda por encima del vestido, ¡ostras¡ no llevaba sujetador, bien empezábamos. Isabel llevaba un vestido con tirantes y algo escotado, entallado en la cintura pero con algo de vuelo. Se le veían bailar las grandes tetas al caminar mientas íbamos hacia el salón y yo mirándole mientras le hablaba por el pasillo.

Siéntese Doctor, enseguida le traigo un café

Ramón, por favor, eso de doctor suena muy oficial. Le decía mientras la veía alejarse hacia la cocina, bueno, lo que veía era el movimiento de sus nalgas bastante sueltas dentro del vestido. Pensé, - me voy acercar a la cocina y así la pillo descuidada -, efectivamente desde la puerta y sin saber que estaba yo mirando Isabel iba preparando las cosas del café de espaldas a mi y en un momento dado se agachó sin doblar las piernas a coger el azucarero en lo bajo de un armario, ¡ que visión ¡ todo el culo en pompa como diciendo: adelante doctor es todo suyo. No pude resistir y me acerqué silenciosamente. Cuando ya se había enderezado le empecé acariciar el culito, diciendo:

Isabel,¿ya no tiene aquellas rozaduras que tenía cuando vino a la consulta?. Las nalgas estaban duras y apetitosas y además debía llevar un tanga porque se notaban totalmente libres.

¡Huy¡, - grito Isabel ,- que susto doctor, no, ya no tengo ninguna rozadura, bueno, un poco escocida si estoy, pero sin importancia,………y muchas gracias por preocuparse tanto por mi.

Esto me decía sonriendo y mirándome a los ojos, mientras yo no dejaba de sobarle disimuladamente el apetitoso culo.

No hay de que, es mi obligación preocuparme de mis pacientes.

Volví al salón con una erección considerable y me senté en el sofá delante de la mesita de cristal.

Ya estoy aquí. Decía Isabel al acercarse con una bandeja en las manos, le he traído un poco de hielo y un poco de coñac por si quiere mezclarlo.

Al dejar la bandeja en la mesa se agachó delante de mi dándome una visión de los dos soberbios pechos que libres de ataduras empujaban el vestido,

Nos sentamos ella en un sillón y yo en el sofá, mientras Isabel servia el café y con hielo yo no dejaba de observar sus piernas, que pese a que el vestido no era corto al estar sentada, dejaba una buena porción de los muslos al descubierto.

Te pongo un poco de coñac en el café Isabel, verás como te gusta. Ella distraída en ese momento contándome no recuerdo que historia, no ve la buena porción de licor que le añado, Yo me puse muy poco prefería estar muy sobrio.

¡ Huy¡, que bueno que está así el café, no lo había probado nunca.

Tras el segundo café a Isabel le brillaban los ojos, el color le había subido a la cara porque tenia enrojecidas las mejillas y hablaba sin parar repitiéndose muchas veces, signo de que no coordinaba sus reflejos del todo.

Isabel, antes me has dejado preocupado, ¿te puedo tutear verdad?, cuando me has dicho que tenias "escoceduras" ¿a que te referías?.......

¡Hay Doctor¡, porque le tengo, perdón, porque te tengo mucha confianza, porque si, es verdad que llevo unos días muy moleta.

Dime, dime, sin ningún reparo, para eso estoy. Ya estaba pensando que alguna oportunidad me iba a dar seguro.

Bueno, pues resulta que a la peluquería que voy siempre, me tocó un premio en un sorteo entra las clientas de la semana. Me dice toda colorada y mirando al suelo

Eso está bien ¿no?,

Si, el premio era una depilación completa.

Caray Isabel, pues muy bien, ¿no?, gratis y todo, y cual es el problema.

Pues, que al principio muy bien, sin ningún problema, pero al cabo de unos días, me empezó a crecer el bello en…..bueno doctor, usted se imagina donde, y me pica una barbaridad.

Es posible Isabel, seguramente tiene irritada la zona, menos mal que he venido, porque seguro que tengo un remedio en el maletín; Si me permite.

Y levantándome cogí el maletín que tenia al lado del sofá y le indiqué a Isabel que abriera las piernas. Y arrodillándome delante de ella le subí el vestido hasta la cintura.

Veamos como está la zona irritada.

Que estupenda visión tenía delante de mí, un chocho totalmente depilado y sonrosado diciéndome "cómeme cómeme", ya se encontraba mi "soldadito" completamente tieso dentro del pantalón.

Si me permite le ayudo a quitarse las braguitas. Le dije a la vez que ella levantaba el culo del sofá y yo deslizaba por sus piernas el tanga .

Dejé ante mis ojos un coñito sonrosado, abierto y muy húmedo, desde mi posición lo veía brillar, toda una tentación, luego empecé a tocárselo, diciéndole que ya pinchaba y que pronto tendría una pequeña erupción. Después cogiendo con una mano una pomada del maletín mientras con la otra mano acariciaba suavemente la vagina de Isabel, ésta tenia la cara estaba roja como un tomate y mantenía los ojos cerrados, las respiraciones hacían repetidamente levantar el vestido y además dejar en evidencia los marcados pezones.

Le fui poniendo con cuidado y cariño una crema suavizante y de paso le acariciaba descaradamente, jugando con su clítoris y metiéndole un dedo lenta pero repetidamente en la vagina, todo siempre muy serio y muy profesional, mientras le comentaba cuestiones médicas sin importancia.

Después le puse las piernas sobre el sofá, plantando los talones sobre el cojín, teniendo también un plano genial de su pequeño orificio trasero también depilado al que le dedicaba también calientes caricias. Isabel igual que yo estaba súper excitada y yo estaba pensando que poco faltaba para sacar mi pequeño "soldadito" y empezar la fiesta.

En esa placentera situación estábamos por fin cuando:

Ringgggggggggggggggg, Ringggggggggggggggggggggg

¡¡Horror¡¡

Suena el timbre, Isabel abrió los ojos de golpe y que quedó rígida, yo por mi parte puse cara de circunstancias y mirándole sorprendido le dije:

¿Esperaba a alguien?.

Isabel levantándose y bajándose el vestido dice:

Pues no espero a nadie y mi marido no tiene que venir hasta la noche, que oportunos, voy a ver quien puede ser.

Se dirigió hasta la puerta mientras yo me arreglaba la ropa, guardaba sus braguitas y me sentaba en el sofá con cara seria, bueno más que seria frustrado, porque tenía la ocasión en la punta…………………verdaderamente en la punta de la polla para ser más exactos, en fin, espero que sea una equivocación y pueda proseguir la cura.

Vaya, prima, que sorpresa, no te esperaba. Oí comentar a Isabel

Ya ves pasaba por aquí y pensé voy hacer una visita a mi querida primita.

Aparece Isabel por el salón acompañada de una monja, las dos venían cogidas del brazo y muy sonrientes, eso sí, la anfitriona con el pelo un poco revuelto y con unos colores de cara que contrastaban con la blancura de la monja. En un segundo reconocí a esta como una de las monjas del convento a las que había revisado muy recientemente.

Doctor, le presento a mi prima, la hermana Sara.

Buenas tardes hermana, ya nos conocemos ¿verdad?, el otro día en la visita al convento, la recuerdo.

Me alegro de verle Doctor, no esperaba encontrármelo aquí y…..perdonar si molesto, no pensaba que tenias visita prima.

No tranquila, estábamos tomando …………café . Dijo Isabel haciendo ademán de sentarnos todos.

Me senté al lado de la monja y en el sillón de al lado la anfitriona, solo de pensar que no llevaba nada debajo del vestido ya me estaba poniendo otra vez como una moto.

Volvimos a servir café y una vez más puse coñac en las copas a ver si volvíamos animar la velada. Además yo recordaba a la hermana Sara como una de las jóvenes monjas, tendría veintipico años y la recordaba dotada de un par de tetas, no muy grandes pero muy firmes y con los pezones muy sensibles; De pelo moreno, ojos claros, una nariz redondita y unos labios que incitaban a comérselos. Cuando le hice la exploración, desnuda de cintura para arriba cerró los ojos y se dejó llevar, un rubor apareció en el adorable rostro de Sara y pensé que valía la pena ayudarle a conseguir desahogarse. Acaricié los pechos con detenimiento especialmente los pezones a los que pellizcaba y sobaba con cariño, combinando estas manipulaciones con unos comentarios muy suaves y tranquilizadores al oído, para que se fuera relajando, en unos minutos Sara, así durante cerca de diez minutos, hasta que en un momento dado se quedó rígida y emitió un pequeño gritito, más bien un gemido y se dejo caer en mis brazos que la sostenían con suavidad. Después muy acalorada y mirando al suelo, se disculpó y pidió permiso para abandonar la sala mientras se bestia rápidamente.

Ahora me encontraba con esas dos bellezas y con un calentón de primera división, a ver como conseguía calmarlo. Después de dos café con su correspondiente añadido etílico para ellas, las dos primas hablaban sin parar de sus familias y de su vida cotidiana, tan distinta aparentemente.

Entonces Sara conocías al Doctor ¿ verdad?

Si, si coincidimos un día en el convento - decía mirando al suelo y poniéndose totalmente roja – me hizo una revisión rutinaria.

Me alegro prima, pues es un gran profesional, siempre sales muy satisfecha de sus visitas, ¿a que si?.

Si, si claro, tienes mucha razón.

Seguro que recordaba la tal Sarita el orgasmo que se había encontrado en la revisión y lo que había disfrutado sin esperárselo, y solo acariciándole los preciosos pechos si llegamos a visitar otras zonas de su cuerpo.

La conversación derivó hacia cuestiones y problemas médicos, pensé que era una oportunidad de entrar a por ellas, más dándome cuenta que si Isabel era bastante dócil y sumisa, su prima Sara lo era muchísimo más y además estaba muy buena, seguro que de cintura para abajo estaba inmejorable. Le recordé a Isabel algunos detalles de la última visita en la clínica especialmente la aplicación del "aparato" para comprobar y curar posibles hemorroides, que tanta satisfacción nos dio a los dos. A mi paciente se le iluminó el rostro, evidentemente seguía todavía caliente de las anteriores caricias y pensé que podríamos aprovechar el tema., todo era cuestión de enfocar la conversación.

Isabel, después de la última visita ¿está completamente bien de las posibles hemorroides verdad?.

Si, si doctor, la sesión fue estupenda y quedé enormemente satisfecha, no sabes prima Sara lo profesional y efectivo que es el doctor.

Aprovechando que estoy aquí y tenemos tiempo no tendría inconveniente en realizar una exploración Isabel y así comprobamos como ha ido.

Me sabe mal doctor aprovecharme de su gentileza pero seria estupendo, además seguro que a mi prima Sara nunca le han hecho ninguna revisión de ahí.

No solamente iba a meterle mano a Isabel, sino a su prima Sara también, era mi oportunidad y no estaba dispuesto a perderla, dos por el precio de una.

No es ninguna molestia, es mi obligación cuidar a mis pacientes, si quieren voy a por el maletín – que estaba al lado -, y se preparan.

Pero Doctor – comenta Sara con cara sorprendida -, no se si debo……..

No sea tonta prima, ahora mismo te lo explico y te ayudo a lo que tienes que hacer, ¿ nos ponemos en el sofá verdad doctor?.

Si, pónganse de cara al respaldo, así muy bien, las dos juntas.

Se colocaron las dos una al lado de la otra, con los culos en pompa y levantados hacia mi, que ¡espectáculo¡. Isabel se levantó y mirándome a los ojos con picardía le alzó las faldas a su prima dejando su culo cubierto solamente por unas braguitas blancas de algodón que se ajustaban como un guante a las nalgas.

Ve, usted Doctor, mi prima Sara tiene un culito precioso, mejor que el Mio ¿a que si prima?.

No se Isabel, me da mucha vergüenza estar así, pero si es necesario.

Pues claro, ¿verdad doctor?, y ahora te voy a quitar estas braguitas.

Y zás le baja las braguitas y aparece ante mi un precioso culito, redondo y con las nalgas separadas viéndose perfectamente el orificio trasero, como me estaba poniendo, tenia al "soldadito" preparado para el asalto, pero tenía que contenerme si quería llegar hasta el final.

No te acuerdas Sarita, cuando nos hacia el abuelo, ¿un concurso de a ver quien de las dos tenía el mejor culito?.

Si, es cierto, en aquellos veranos en la casona de los abuelos.

Si, tendría yo quince años y tu algunos menos, el abuelo, Doctor nos ponía a las dos de espaldas a él, nos hacia levantar las faldas y comparaba los culitos a ver cual era el mejor, y al que ganaba le daba un premio, siempre ganaste tu Sara.

Pero el abuelo, como los comparaba. Dije yo intrigado por la novedad

Doctor, él nos bajaba las braguitas y acariciaba las nalgas, a veces un buen rato, las mías siempre fueron más grandes pero las de Sara según él decía, eran más suaves y más firmes, ella siempre fue la nieta favorita, y ganaba todos los premios. Durante varios veranos jugábamos cuando estábamos a solas con él.

¡Hay, Isabel me da mucha vergüenza recordar esos veranos, aunque los recuerdo con mucho cariño, después tu te fuiste a estudiar y quedé yo sola, aunque seguíamos con el mismo juego, pero……………….me da mucha vergüenza decirlo, pero lo que me hacia el abuelito me gustaba

Mucho.

Mientras me contaban esta historia y con la visión de los dos nalgas a mi disposición comencé acariciarle con la manos preparadas con un aceite especial, primero a la monjita con la mano derecha y a Isabel con la izquierda, ellas movían los culitos a la vez de mis caricias, pasaba las manos por sus coñitos, el de Isabel depilado y suave y el de la hermana Sara, con un poco de bello pero también muy suave y sedoso, después me centré especialmente en Sara y acaricié también el orificio del culito que resultaba acogedor.

¡Hay Doctor¡, eso es lo que me hacia mi abuelito.

¿Su abuelo le acariciaba así en el ano?.

Si, si……..mmmmmm,………. Doctor……….el siempre quería jugar conmigo decía que …..mmmmmmmmmmmmmm….. si que era delicioso..

Con uno de mis dedos que había lubricado abundantemente con el aceite, lo iba introduciendo en su ano; Este había entrado en las profundidades de su culo añadiéndose un segundo que ya cabía también. El pulgar fue poco a poco entrando en ese delicioso coñito y la monja no dejaba de moverse y gemir

Así que su abuelo también le hacia esto que le estoy haciendo, ¿y a usted Isabel también le pasaba lo mismo?. Le preguntaba sin dejar de acariciarle.; Esta se había colocado igual que su prima en el sofá con el vestido totalmente levantado y como no llevaba nada debajo le fue más sencillo, ella también se movía con mis caricias y le había cogido una mano a su prima.

¡Si, Doctor¡, oooooooooohhhhh, mi abuelo era …………..como diría, muy cariñoso, pero ya le digo te…..nía pre……..dilec…………ción ….por Sa…….ra.

Las tenía a las dos excitadas y calientes, ¡toma ya¡, y yo más todavía, así que me bajé con una mano la cremallera del pantalón dejando salir a mi "soldadito" totalmente empalmado y dispuesto a dar guerra, me acerqué primero a Isabel, como anfitriona y se lo pasé por la regata del culo rozando suavemente desde su húmedo coñito hasta el orificio del ano, que le producía unas descargas eléctricas que la hacían temblar. Cuando ya le coloqué la punta de mi polla en el pequeño orificio, noté la mano de Isabel que entre sus piernas me cogía con delicadeza mi miembro y lo dirigía hacia su vagina.

Doctor, hoy podemos probar por aquí, ¿verdad?,

Por supuesto Isabel, sus deseos son órdenes para mí. Dije yo colocando la punta de mi polla en los abultados labios vaginales de la paciente, entrando con suma facilidad poco a poco.

Uhmmmmmmmmmm, Doctor…………..que gusto……..si,..Siga.

Yo seguí mi lento avance, ya había entrado toda entera hasta el fondo, huy y que fondo más acogedor, era la primera vez que entraba por su coñito, pero seguro que no sería la ultima, me salí un poco y volví a entrar lentamente, ella me seguía con movimientos para arriba y pata abajo, a todo esto no había dejado de sobar la entrepierna de su prima la monja, que seria la siguiente en caer.

Muy bien Isabel, seguimos con el tratamiento, está saliendo estupendamente.

Huyyyyyy aaaaayyyyyyyyyyyyyyy, siga….Doctor no se detenga, siga

Me parecía increíble que me estuviera follando a la mujer del farmacéutico, que chochito más calentito y apretadito que tenía. Nuestros movimientos eran sincronizados, mientras yo bajaba ella subía para que entrara toda, otras veces se la dejaba dentro y ella hacia movimientos circulares con las caderas por lo que tenía que atacarle de nuevo.

Ohhhhh, Doctor, despacio………..ya……..no………pare……….que maravilla………..me vuelvo loca,…………….. si……más………. .más me voy

Yo también Isabel, creo……….que ………….llegamos al final………..¡OH¡ si,si,si,si….yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Y descargué toda la leche dentro del coñito de la guapa farmacéutica, hacia rato que necesitaba corredme y por fin lo había conseguido. Se la saqué goteando todavía y aunque no había perdido todo su tamaño estaba empezando a decaer, aunque la visión del culito de su prima me hacia tener ganas de seguir, era una cuestión de tiempo para recuperarse. Me centré inmediatamente en el coñito de la hermana Sara que estaba un poco desatendida y que inmediatamente empezó a reaccionar. Pero pese a que tenía la polla en erección no estaba totalmente en forma, Isabel que se dio cuenta se incorpora y me la cogió con sus suaves manitas, me estaba haciendo una paja mientras yo acariciaba a su prima que gemía y respiraba fuerte.

Anda Isabel échame una mano para que pueda aplicar a su prima el tratamiento. Le dije al oído, ella sonriendo me preguntó:

¿Que necesita Doctor, estoy a su disposición.?.

Yo por respuesta puse una mano en su hombro e hice presión hacia abajo indicando cual era mi deseo, ella sonriendo pícaramente se agachó y quedaron sus labios delante de mi polla. No hizo falta decir nada, en unos segundos tenia introducido el miembro en su boca y succionaba lentamente cogiendo con una mano el tronco. Que delicia tener la polla ocupada por Isabel y mientras tanto acariciaba a Sarita que no había dejado de suspirar y emitir pequeños grititos, imagino que un par de orgasmos había tenido ya.

Gracias Isabel, por su colaboración, voy aplicar a su prima el aparato y finalizamos el tratamiento.

Isabel se incorporó y sin decir nada se volvió a colocar al lado de su prima levantándose el vestido, otra vez con el culo en pompa y cogió nuevamente a su prima de las manos a la vez que le daba algunos besos en las mejillas muy cerca de los labios.

Yo tenia preparado un tubo de vaselina me lo unté en el dedo y en el ano de la hermana y lo deslicé una vez más suavemente dentro del orificio trasero. Cuando Sara comenzó a gemir intensamente y desde su vagina se empezó a salir el característico jugo que delataba su excitación, sume otro dedo y más tarde un tercero que entraban y salían, el ojete estaba listo y bien lubricado y Sara según decía su prima cerraba los ojos, coloqué la cabeza de la polla en su ano, aparté algunos pelillos alrededor del su agujero, empujé suavemente y se fue yendo hasta la mitad, dije:

¡¡¡Esto va muy bien hermana Sara¡¡¡

Ella se había quedado sin respiración cuando le perforé el ano, imagino su cara mitad susto, mitad sorpresa, mitad placer; Su culo, su ojete, era estrecho y cálido como un horno. Entró con relativa facilidad, y enseguida me dí cuenta de que era tan delicioso y calentito que me costaría no correrme enseguida. Sentía la fantástica presión de sus nalgas oprimiendo, ordeñando mi afortunada polla. La cogí por las caderas y empecé a entrar suavemente y a salir, a bombear. Ella, traspuesta todavía, se dejaba hacer. En unos momentos ya la tenía bien aferrada por las caderas, haciéndola avanzar y retroceder suavemente, horadando aquel imponente trasero.

¡OH, doctor¡, que grande es el aparato me está quemando por dentro, más despacio por favor………………….si.

Tranquila Sara, mmmmmmmm, aguante la respiración que lo voy a introducir hasta el fondo. Y zas se la endiñe hasta las pelotas,

¡¡¡¡¡¡Aaahhhh¡¡¡¡, mmmmmm,………pare un momento……….si…………si…..

Mis pelotas chocaban con sus nalgas, chap, chap, chap, cada vez que entraba hasta el fondo, era una delicia, la ilusión de su abuelo seguro. Isabel mientras tanto le cogia las manos y le daba besos, incluso creo que algunos en la boca, porque decía la prima que estaba seca, que imagen las dos morreándose

OH doctor, lo siento muy dentro el aparato…¡más despacio¡,……si…..si…pero no pare………..más …….más……….si

¿Le gusta el tratamiento hermana?

¡Si¡…..¡oh¡……mmmnnmnmnmnmnmn, ¡oh¡…..vaya…..si……………..más ..me gusta……si…………..¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhh¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.

Hermana exploto ya………………….ahora llega el liquido del aparato.

Y me corrí dentro de ella, inundándole las entrañas, no podía más, que corrida Dios mío, tan fuerte como la de su prima, y que a gusto me había quedado. Con visitas como esta me iba a pasar un verano de miedo. Y lo mejor es que a esta monjita la tenía en el bote, seguro que repetía en alguna revisión.