El doctor suplente de verano (1)
Aventuras del doctor suplente en verano que se entretiene con las calientes pacientes necesitadas de cariño. (ilustrado)
El doctor suplente de verano Cáp.1 (ilustrado)
Llevaba un mes realizando la sustitución del medico del pueblo. Menudo pueblo perdido en la serranía y pasando más calor que en la vida. Eso si, por lo menos tenia para distraerse. El médico titular llevaba muchos años y la gente le tenía mucha confianza, vamos que le contaban su vida y le preguntaban consejo para cuestiones de todo tipo, Y conmigo seguían con la misma tónica, en eso había ayudado mi carácter paciente y amable. Eso me había proporcionado en ocasiones divertirme a costa de mis pacientes; especialmente las pacientes femeninas. Adolescentes solas o acompañadas de sus madres, jóvenes solteras y jóvenes casadas, maduras insatisfechas, etc.; Eso si, todas ellas tenían que estar de muy buen ver y muy dispuestas a escuchar y a obedecer al Doctor en todo. Muchas satisfacciones me había proporcionado esta casual sustitución. Hacia tres meses que me había abandonado mi novia y llevaba el mismo tiempo, aquello que diríamos en el dique seco, por lo que las oportunidades de divertirse y pasarlo bien a costa de las pacientes receptivas no las iba de desaprovechar, tanto de las ingenuas despistadas o de las calientes insatisfechas.
Voy a contar esta vez la sesión con la mujer del farmacéutico, que ha decir verdad no fue la única que tuve con ella
La visita de la mujer del farmacéutico.
¿Qué pase el siguiente?
La puerta de abrió con cautela y apareció una mujer joven; Levanté la vista y si no hubiera sido por la gafas los ojos se me saldrían de la cara.
Buenas tardes Doctor, - dijo ella entrando moviendo las caderas y sentándose en la silla delante de la mesa -, soy Isabel, la señora del farmacéutico y mi marido me ha indicado que viniera a verle dado que últimamente no tengo buena cara, suelo estar muy cansada y apenas duermo.
El doctor escuchaba aparentemente muy atento, pero su atención y su vista iban de los opulentos pechos estrechamente apretados por la blusa y donde se marcaban los pezones, a las piernas cruzadas que dejaban ver buena parte de los gorditos muslos desnudos que por la abertura de la larga falda se dejaban ver.
B ueno señora, creo que lo mejor es que hagamos una exploración para descartar patologías, quiere pasar detrás del biombo y se desnuda por favor.
Si Usted cree que es conveniente Doctor, ya me ha indicado mi marido que le haga caso en todo, como son casi colegas.
Ella no paraba de hablar, sonriendo se levantó y se dirigió con paso ondulante por los altos tacones hacia un biombo al fondo de la clínica. El doctor miraba embobado el movimiento pendular de las caderas y el cadencioso oscilar arriba y abajo de las nalgas sueltas en la veraniega falda larga de algodón
Ramón mientras aparentaba que preparaba los objetos no dejaba de mirar hacia el espejo de pared que estratégicamente estaba colocado detrás del biombo y que permitía ver perfectamente que ocurría detrás del biombo.
Ramón cogió el fonen de encima de la mesa y colocándose delante de la misma miraba embobado como Isabel la farmacéutica comenzaba a desnudarse. Primero se sacó la blusa y aparecieron a la vista del Doctor unas tetas enormes y enfundadas en un sujetador de color blanco calado que apenas podía contenerlas, los pezones casi atravesaban la tela y esta visión al Doctor le comenzó a hacer efecto entre sus piernas. Posteriormente se bajo la cremallera de la falda y la dejó caer, todo ello de espaldas al espejo, al tenerla en el suelo se agachó sin doblar las piernas y le ofreció al Doctor una
Visión de su glorioso culo, amplio, redondo y coronado por unas braguitas de tipo tanga de color rosa, casi era más grande la etiqueta que la prenda y estaba metida completamente en los cachetes del culo. Una soberbia hembra pensó Ramón.
¿ Me dejo la ropa interior Doctor preguntó la paciente.
Si, si claro, de momento será suficiente, luego ya veremos - contestó Ramón con la boca abierta y con la lengua humedeciéndose los labios.
La paciente montada en los altos tacones salió de detrás del biombo y caminando se acercó hacia el Doctor, este no dejaba de admirar el cadencioso movimiento de los pechos arriba y abajo enfundados en el sujetador blanco y por bajo la braguita rosa se pegaba a su vulva marcando los gruesos labios y oscureciéndola, una pequeña porción de vello encima de ellos.
Lista Doctor cuando quiera puede empezar.
la camilla que se encontraba al lado de la mesa. Ella caminando delante le mostraba lo atractivo y bamboleante que tenia el culo enfundado en la tanguita..
Veamos señora, voy a oscultarla a ver como tiene los pulmones, respire hondo.
Ramón empezó a ponerle el aparatito por el pecho comprobando que no tenia ningún problema respiratorio, pero pudo más la calentura y el perfume que estaba sintiendo y cuando estaba a su espalda pensó que podía divertirse un poco.
No se, no se, oigo algunos ruidos extraños y me gustaría comprobarlo con seguridad. Seria tan amable de quitarse el sujetador, tal vez dificulte el examen.
Por supuesto Doctor exclamó Isabel con una sonrisa en los labios -, estoy dispuesta a facilitar las cosas como me indicó mi marido. Y poniendo las manos en la espalda se desabrochó la prenda e hizo aparecer dos pechos, grandes, nada caídos y con los pezones bien marcados.
El Doctor comenzó a colocar el aparatito por los pechos, igual encima de un pezón, que debajo del pecho, y con tanta maniobra, acariciaba como quien no quiere la cosa los turgentes pechos de la señora. Después de comprobar que no tenía ningún problema pensó que podía seguir un poco de diversión.
Creo que esta muy pero que muy bien de los pulmones, ahora que estamos por aquí voy hacerle una exploración de los pechos, y así comprobamos si hay algún bulto sospechoso, la medicina preventiva es lo mejor.
Ramón comenzó colocándose de frente a la señora y empezó a acariciar los pechos, los sopesaba, se los estrujaba, se los juntaba y los apretaba, especialmente los pezones que se encontraban totalmente endurecidos, le imprimía unos apretoncitos tipo pellizcos. La cara de la señora se iba poniendo colorada, cerraba los ojos y con una sonrisa de satisfacción se pasaba la lengua por los gordonzuelos labios, que no debajo dudas que las maniobras del Doctor le estaban gustando enormemente
¿Le origino alguna molestia señor? (preguntó el doctor)
En absoluto, todo lo contrario, usted tiene unas manos continué por favor, siempre he estado preocupada por los bultos y además sus manos son tan cálidas y tan agradables.
La paciente cada vez estaba más excitada, se veía a simple vista por la respiración acelerada y la cara de gozo que ponía.
Se colocó de lado y mientras una mano seguía acariciando los pechos, la otra la pasaba suavemente por la espalda, y esta misma la fue bajando hasta alcanzar el soberbio culo en donde comenzó acariciarlo y comprobar su dureza y calidez.
¡ Hay Doctor¡ esa mano no está examinando los pechos.- exclamó la paciente exhalando un suspiro de satisfacción.
Cierto, es para realizar contrapeso de la otra, para que no se caiga usted hacia atrás, contestaba el Doctor sin dejar de apretar las nalgas y pasar los dedos por el canal que dejaban entre ellas, llegando a tocar insistentemente con el dedo índice el chocho de la señora y comprobar que estaba totalmente humedecido.
Si cla ro, Us .ted sien .pre tan eficazzzzzz y tan ama ble, puntualizó la señora emitiendo un suspiro suave, señal inequívoca de que acababa de tener un orgasmo, que apreció el Doctor por el chorro de fluido que había bajado presuroso por el canal vaginal.
Ramón pensó que ya estaba bien de magrear a la señora y apreciando lo caliente que se estaban poniendo los dos pasó a nuevas actividades.
Veamos señora
Isabel, por favor Doctor no soy tan mayor, total el mes que viene cumplo
35 años, es que mi marido es bastante más mayor que yo puntualizó.
Me alegro Isabel, colóquese aquí delante de mi por favor, y realizará una serie de movimientos y ejercicios pero con los ojos cerrados, para asegurarme que no verá nada le voy a colocar una tela negra, así veremos como está de equilibrio.
Le colocó una venda negra en los ojos y le ordenó caminar recta delante de él, después realizar movimientos de los brazos e incluso dar algunos saltitos, mientras realizaba los ejercicios el doctor se encontraba recostado delante de la mesa acariciándose el paquete
Que aparecía en el pantalón y admirando los movimientos del cuerpo semidesnudo de la señora.
Antes de que salga de la consulta voy a visitar alguno de tus tres agujeros porque lo que te pasa a ti es que estas mal follada (pensó Ramón mientras se calentaba admirándola).
En un momento en que se encontraba de espaldas a él, se acercó despacio y colocándose detrás de ella le ordenó:
Por favor Isabel ahora realice unas flexiones sin doblar las piernas y comprobaremos como está de equilibrio.
La señora comenzó a inclinarse tocando con las puntas de los dedos los pies y echaba el culo para atrás, el Doctor sentía cada vez que se inclinaba como el soberbio culo de la paciente rozaba su polla totalmente empalmada. Sabia que Isabel sentía perfectamente el aparato del Doctor encajado alternativamente entre los glúteos y le producía un caliente cosquilleo entre las piernas. Así estuvieron ambos unos minutos hasta que pensó que continuaría la diversión en un nuevo capítulo.
Tengo una duda sobre su espalda al verla caminar, me gustaría comprobar como está la columna vertebral, quiere pasar a la camilla por favor.
Pero doctor, no será nada grave verdad.
No por favor, solo una comprobación para descartar desviaciones, a veces con el calzado se fuerza a la espalda sin querer.
La paciente se acercó a la camilla y dirigiéndose al doctor le preguntó:
¿Como me pongo Doctor?
A cuatro patas y con las piernas abiertas, pensó Ramón para sus adentros
Póngase boca abajo estirada,- respondió muy serio.
Una vez colocada la paciente el Doctor comenzó por pasar las manos suavemente por la espalda como examinando las vértebras, ella se estremecía conforme iba bajando. Al llegar al final de la espalda comenzó acariciar las nalgas suavemente, escuchando un ronroneo por parte de Isabel.
Aquí en estas últimas vértebras se aprecia una pequeña contractura, lo mejor será hacerle un masaje.
¿Seguro Doctor?, tiene Usted unas manos .y estoy tan a gusto y tan segura
¿Por favor le voy a quitar la braguita para que no moleste?
Ella presurosa levanto el culo y el doctor pudo apreciar en su plenitud los dos agujeros y sus acogedores alrededores. Ramón después de verter un poco de aceite se puso a masajear de los riñones para abajo. Cada vez que se acercaba más hacia las prietas nalgas, las apretaba, las juntaba y las separaba, y mientras una mano subía hacia los riñones la otra bajaba suavemente entre los cachetes del culo pasando suavemente por el orificio del ano, donde presionaba circularmente y luego continuaba hasta los labios vaginales que recorría separándolos e introduciendo un poco el dedo índice.
Isabel no paraba de moverse suavemente y emitir pequeños gemidos mientras el Doctor se centraba cada vez más en acariciar el pequeño botoncito del clítoris que se encontraba totalmente erecto y mojado de las humedades del chocho agradecido. En un momento dado la paciente emitió un pequeño suspiro y un orgasmo rápido y travieso se presentó intentando disimularlo con un gritito que se le escapó el cual explicó con el cuento de que le había dado un pequeño calambre.
¿Se encuentra bien Isabel, no le habré hecho daño verdad?, le preguntaba sin dejar de acariciar el culo.
Oh, no por Dios, me está haciendo mucho bien y estoy mucho mejor.
El Doctor no había dejado de acariciar suave pero persistentemente el ano de la paciente y se daba cuenta que no le disgustaba precisamente y ahora después del orgasmo menos todavía, pues había abierto las piernas más que antes.
Decidió que era el momento de pasar a otro capítulo y visitar uno de los preciosos y acogedores agujeritos de la paciente. Empezó por introducir suavemente el dedo por el lubricado ano mientras le hablada suavemente no se que historia intrascendente.
¿No ha tenido nunca problemas de hemorroides?
Pues ..no recuerdo, pero por favor si ha notado algo contestó con la cabeza vuelta y los ojos bien abiertos -, no dude en mirarlo, es usted tan .. Tan profesional.
Vamos a realizar un examen más exhaustivo, seria tan amable de colocarse arrodillada en la camilla y se inclina hacia delante con la cara encima de la sabana.
Le indicó muy serio el Doctor apreciando la posición sensual que estaba adoptando con el culo en pompa y los agujeritos totalmente expuestos. Ramón apenas aguantaba de lo empalmado que estaba y ya había pensado una forma de beneficiarse a la señora y perforarle el culito.
Tomando posesión de su agujerito comenzó a introducir primero un dedo, suave pero rítmicamente, sin dejar de acariciar suavemente con la otra mano el chocho para que no perdiera excitación. Posteriormente fue introduciendo dos y hasta tres deditos ensanchando y lubricándolo, disponiéndolo para acoger un instrumento, digamos que más grande.
Isabel voy a probar, si me lo permite un nuevo aparato que sirve para comprobar y corregir posibles hemorroides, es un sistema moderno y estoy seguro que será muy efectivo con Usted.
Por fa .vor Docccc tor, como le he di .cho estoy en sus ma nos. Exclamó con voz entrecortada.
Ramón acercó un taburete delante de la camilla, se subió encima y sin sacar el par de dedos que entraban y salían suaves y firmemente al mismo tiempo, se apartó la bata y bajándose con una mano el pijama blanco hizo aparecer el "aparato", de considerable tamaño por cierto, que hacia rato que estaba pidiendo a gritos que lo liberaran y entrar en acción.
Vamos a ello Isabel, aguante un momento la respiración mientras introduzco el aparato. Y diciendo esto apoyó una mano en el culo firmemente y con la otra dirigió la polla hacia el ano de la paciente que empezó a notar que esta vez no era un dedo, sino algo que tenia una longitud y un grosor superior.
-¡AGGGGGGG!- la punta de la polla había entrado donde nadie antes lo había hecho.
Tranquila respire profundamente y aguante el aire, en seguida pasará el dolor.
-¡Ayyyyyyyyy¡- la paciente se cogia a la camilla pero la mezcla de dolor y placer al mismo tiempo la estaba mareando pero estaba tan caliente que rápidamente se acostumbró a la nueva y extraña sensación.
-Ya está Isabel, ya hemos introducido todo el aparato,- decía el Doctor mientras empujaba con gran fuerza y metía su polla hasta el fondo. Ahora solo tiene que acostumbrarse a él y enseguida verá como no le molesta.
El Doctor dejo unos minutos la polla en el estrecho orificio para que se acostumbrara a grosor y comenzó a acariciar suavemente el clítoris excitándola por los dos caminos.
Isabel una vez pasado el susto y los dolores iniciales comenzó a sentir una sensación placentera y en su mente se abrió la imagen de una polla dentro de su culo, avanzando y retrocediendo, empujando hasta el fondo y sintiendo los testículos del doctor rozándole las nalgas.
Ahora si me permite, sacaré y volveré a introducir el "aparato" hasta su completa rehabilitación.
-¡ Ahhhhhhh Doctor ¡, como Usted diga - gemía la paciente- ahora siento un gran alivioy el dolor inicial ya apenas se nota.
Ella notaba como entraba y salía produciéndola ahora un placer indescriptible.
Mmmmmmmm¡¡ ..Mmmmmmmmmm¡¡, El Doctor la penetraba cada vez más rápidamente, sacaba su polla casi por completo y la volvía a enterrar, disfrutando al máximo su sueño hecho realidad.
Aahhgg¡¡ .despacio¡¡ Así ahora, .Así Doctor¡ .Así Doctor¡.
Ahora Isabel, notará un líquido que expulsará el "aparato", es un contraste que utilizaremos para completar la operación. Dijo el Doctor con la voz ronca.
Aaaahggg¡¡ Doctor, co .mo Us .ted, diga, es toy pre .pa .ra ..da.
El orgasmo llegó a los dos al mismo tiempo, a Isabel por partida doble, digamos que por doble recorrido el clítoris y el ano, y el Doctor después de toda la caliente sesión de la consulta por fin descargaba gloriosamente..
Permanecieron unos breves momentos y El Doctor después de sacar el miembro del acogedor orificio y arreglarse la ropa, con voz seria le dijo:
Bueno Isabel creo que hemos conseguido solucionar los problemas que tenia y espero que me cuenta en breve el éxito de nuestro trabajo..
Isabel, sentada en la camilla, con la cara roja y sudorosa y los pezones totalmente erizados le contestó.
Seguro Doctor, siento un gran alivio en todo mi cuerpo, ya sabía yo que podía confiar plenamente en su profesionalidad, muchísimas gracias.
La paciente después de vestirse tras el biombo apareció ante el Doctor sonriente, peinada y con unos colores de cara que no tenía a su llegada.
Doctor estoy estupendamente, mucho más tranquila de posibles dolencias. Ha sido una revisión muy positiva y satisfactoria, así se lo contaré a mi marido y le diré que es un gran profesional.
Por favor Isabel, es mi obligación, le acompaño hasta la puerta.
Ramón mientras caminaban muy juntos hacia la puerta iba sobándole las nalgas por encima de la suave falda.
Isabel ¿no lleva nada debajo de la falda? , decía sorprendido el Doctor a la vez que apretaba las nalgas.
No Doctor, es que estoy un poco escocida y me molestaba la tirita de la braguita. Respondió sonriendo.
De acuerdo, de acuerdo, otro día veremos esas escoceduras, tengo alguna pomada indicada para ello.
No lo dudo Doctor, será un placer, en breve hablamos. Mientras decía eso le dio un breve beso muy cerca de los labios del Doctor.
Cuando salió la farmacéutica pensé que no seria la última vez que nos veríamos.