El divorcio nos unió

Cuando había perdido la esperanza de que algún día se hicieran realidad las intensas fantasías sexuales que por años tuve para con mi hermana Leslie, el destino quiso unirnos para la consumación del placer prohibido y más exquisito que haya conocido.

EL DIVORCIO NOS UNÍO

Por Georgina del Carmen

Mi nombre es Armando y a mis 27 años vivía solo en un departamento de dos recamaras en el que me refugié después del fracasado matrimonio que tuve con Rita, mi ex esposa y en su momento una de las mejores amigas de mi hermana Leslie quien es un año mayor que yo, durante el año que duró mi matrimonio con Rita solo nos identificamos plenamente en el aspecto sexual, era una mujer extremadamente cachonda al igual que yo, pero por lo demás no éramos el uno para el otro, decidí no volver al hogar paterno por orgullo propio y además por conservar una independencia total en mi vida. Ya había transcurrido un año de nuestra separación y vivir solo me era habitual.

Me encontraba en mi oficina, ya era casi medio día, mi secretaria me informó que en la línea telefónica se encontraba Leslie, mi hermana, me llamó la atención su llamada pues casi nunca lo hacia y menos a mi oficina, su voz sonaba triste y un tanto angustiada, me pidió que nos viéramos ya que me quería platicar algo importante, eso me preocupó, nos quedamos de ver en un restaurante que ambos conocíamos.

Fui el primero en llegar a la cita, cinco minutos mas tarde Leslie hizo su arribo al lugar, hacia varios meses que no le veía, lucia espléndida, como siempre. Leslie, desde que tengo memoria ha sido una mujer sumamente atractiva, es guapa de su rostro sin llegar a ser bonita, pero la naturaleza la compensó en su figura, siempre ha tenido un cuerpazo de campeonato, vestía con un traje sastre muy ajustado y su falda era tan corta que dejaba a la vista la mitad de sus bien torneados muslos, calzaba zapatillas de tacón alto y no llevaba medias, en pocas palabras se veía "buenisima", como siempre, incluso mas joven de los 28 años de edad que efectivamente tenia.

Leslie llegó a la mesa y yo me había puesto de pie para saludarle, sin proponérmelo, cuando ella se sentó a la mesa, por lo corto de su falda, pude verle por un instante, entre sus piernas, sus pantaletas de color claro, todo fue demasiado rápido, ni siquiera pude definir el color de su ropa interior que seguramente serian muy pequeños y sensuales como acostumbra desde que era soltera.

Leslie un tanto nerviosa y evidentemente preocupada me narró detalladamente que hacia casi dos meses se había separado de Antonio, su esposo, y que actualmente estaban tramitando su divorcio, que durante ese tiempo había ido a vivir en principio a un hotel y posteriormente con una amiga, pero que ya era tiempo de buscar otro sitio, pero que no había encontrado un departamentito acorde a sus escasas posibilidades económicas, ya que aunque trabajaba su salario era muy bajo, por lo que, llena de pena y angustia, me quería pedir que la dejara vivir unas semanas conmigo mientras encontraba algún lugar donde establecerse.

Con la mejor intensión de ayudarle acepté de inmediato y me ofrecí a auxiliarla en la mudanza el próximo fin de semana, el ambiente se destensó y comimos sin volver a tocar el tema. Cuando mi hermana se retiraba me fue imposible no voltear a verle las nalgas y comprobar que seguía teniendo unas nalgas de diosa.

Llegó el viernes por la tarde y me trasladé a la casa de la amiga de mi hermana, en donde estaba hospedada hasta ese momento, llenamos la camioneta de ropa y cajas con diversos objetos y nos fuimos a donde desde ese instante sería nuestra casa, al llegar ella se notaba agradecida y emocionada, me propuso que nos tomáramos una copa.

No me hice del rogar, saqué una botella de licor y serví unos tragos, ella apurando el trago se empezó a desahogar contándome lo sucedido en su fallido matrimonio con un dejo de melancolía, pero con resignación y a la cuarta copa ya no hablábamos de problemas y nos dedicamos a recordar pasajes de nuestra vida de solteros con la familia. Vaya que me traía ciertos recuerdos que en esa noche no podía revelar. Las veces que se levantó del sillón enfundada en esos estrechísimos pantalones de mezclilla que le dibujaban su escultural cuerpo y se le marcaban ostensiblemente las diminutas pantaletas tipo tanga que traía puestas ese día, me recordaba como la desee sexualmente en mi juventud.

La última de las veces que se levantó al baño se tardó demasiado en regresar, pero cuando lo hizo ya venia en bata, aunque le llegaba a las rodillas, se le abría dejando ver una buena porción de sus muslos, lo que me ponía nervioso ya que estaba, por momentos, sintiendo por ella lo mismo que cuando era un adolescente, eso me excitaba mucho, me producía esa agradable sensación en mis genitales que preceden a la erección.

Parecía que los tragos de repente le habían hecho estragos, así que le sugerí que nos fuéramos a descansar para la mañana siguiente tener ganas de acomodar sus pertenencias, a lo que ella estuvo de acuerdo.

A la mañana siguiente Leslie ya se había levantado, aseado y preparado el desayuno, me sorprendió su colaboración, pero lo que me quitó el habla fue ver el atuendo de mi sabrosa hermanita, se veía encantadora, calzaba unas sandalias destalonadas de madera, un mini short de esos que dejan al descubierto el tercio bajo de las nalgas y como si estuviera pintado a su cuerpo hasta la cadera baja donde se le podía ver a mi hermana un tatuaje a color de un águila con las alas extendidas que se mandó hacer cuando aun era adolescente, sus siempre hermosas nalgas se dibujaban espectacularmente y se marcaba con extrema claridad su abultada vulva y los labios vaginales, mas arriba su redondo ombligo, donde estaba incrustada una piedra en forma de brillante, arriba solo un top y ahí si era mas que evidente que no traía brassiere, sus pezones sobresalían de forma muy provocativa.

Su natural caminar contoneándose me hacia ponerme caliente y mi verga se empezaba a endurecer, no podía despegar mi mirada de su cuerpo en especial de sus ricas nalgas que siempre me han provocado un deleite especial. Transcurrió una semana en el mismo tenor, yo dándome gusto admirando su bien formado cuerpo en los diferentes atuendos que usaba siempre con un toque de coquetería y desafío, aunque lo hiciere inconscientemente ya que era su forma de vestir, pero a mí me calentaba verla así.

Ella se desinhibía poco a poco y para mi buena suerte a cada día, de regreso del trabajo, me dejaba verle un poco mas de su escultural cuerpo cuando se quitaba la ropa formal y se ponía la casual para estar en casa.

En una ocasión me pidió permiso para que fuera a casa un compañero de trabajo a instalarle un programa de computo en su ordenador, le indiqué que esa era su casa y ella podía hacer lo que quisiera, llevar a quien fuera y hacer o andar como se le pegara la gana, incluso que se olvidara que estaba yo ahí mismo y que igual haría yo. Afortunadamente para mí me hizo caso y su actitud tuvo un cambio significativo.

Dos o tres días después me sorprendió muy gratamente, al levantarme por la mañana encontré a mi hermana en la cocina preparando el desayuno, Leslie solo vestía un baby-doll negro transparente y unas pantaletitas tipo tanga del mismo color y sus inseparables sandalias de tacón alto destalonadas, lucia divina, podía verle todo su cuerpo casi desnudo pues la lencería que portaba no le tapaba nada y si en cambio resaltaba su desnudez, la verga se me endureció de inmediato, ella se justificó diciendo que se le había hecho tarde y no se había cambiado, no hice mayor comentario tratando de minimizar el hecho, pero lo cierto es que me excité demasiado y rogaba al cielo qué eso se repitiera a diario.

Pasaron algunos días y Leslie iba usando cada día ropa más ligera, para mi fortuna ya era común que se levantara en baby-doll y pantaletas ante mi presencia y por mas que trataba de disimular que no le daba importancia, mi pene me delataba y me provocaba ganas de masturbarme soñando en disfrutar su cuerpo, había una regresión en el tiempo y hacia lo mismo que en mis años de adolescencia, aunque acrecentado ya que cuando vivíamos con mis padres ella no andaba en ropa interior por la casa.

Un día que llegué temprano a casa, al entrar me llegó el olor clásico a marihuana, esta vez Leslie estaba en la sala y era evidente que se encontraba bajo los influjos de la droga, incluso en el cenicero estaba el cigarrillo a medio consumir, con toda calma le dije que no me importaba que fumara la yerba pero que lo hiciera en la cocina con el extractor de aire encendido para que el olor no invadiera la casa, ella un tanto apenada me confesó que era adicta a la yerba, que era una de las muchas "cosas" que le había enseñado su ex-esposo, tratando de minimizar el asunto le dije que yo también la había probado y aunque no me había aficionado a ella de vez en cuando la fumaba.

Nunca me imaginé que esa confesión me traería un cumulo de satisfacciones largamente añoradas, que algo tan simple como unas fumadas de marihuana harían realidad las fantasías deseadas por mí durante muchos años en mi caliente existencia.

Al día siguiente, viernes, llegué a casa y Leslie ya estaba ahí, sobre la mesa de centro de la sala había una botella de licor aun cerrada y algunas botanas en unos platones, así como un par de vasos y cigarrillos de la marca que ambos fumábamos, luego de saludarla con un beso en la mejilla como acostumbrábamos desde niños, le pregunté si esperaba visitas, ella sonrío y me dijo que sí, que era a mí a quien espera, que yo era su visita, rió de buena gana y me explicó que solo quería brindar conmigo por lo bien que me había portado con ella.

Mientras fui a mi recamara a quitarme el saco y la corbata, ella se encargó de servir un par de tragos, a mi regreso brindamos por el gusto de estar ahí, mientras mi hermana bebía de su copa me fue imposible dejar de llevar mi mirada a su entrepierna, las pantaletitas que traía eran de color rojo, muy reducidas ya que por los costados se asomaba su vello pubico negro y ensortijado, esa excitante vellosidad que tantas veces le había visto a hurtadillas cuando éramos jóvenes.

Después de la primer copa, le siguieron otras, mientras la plática versaba sobre diferentes temas, ella estaba sentada de forma transversal a mi tratando de mirarnos de frente, no se preocupaba por acomodarse la diminuta falda facilitándome el poder mirarle las pantaletas en todo momento y la totalidad de sus hermosas piernas. Yo tenia la verga bien parada y trataba de disimular el bulto que hacia abajo mi pantalón cruzando la pierna, el licor nos desinhibía y llegamos al tema sexual, platicábamos de nuestras experiencias en los fallidos matrimonios que habíamos experimentado, coincidimos en que en el aspecto sexual todo fue bueno, pero no en muchas otras cosas mas, el lenguaje que íbamos utilizando cada vez era mas "claro" llamando a las cosas por su nombre, e incluso nos confesábamos nuestras preferencias sexuales.

Me dispuse a servir una copa mas y mientras lo hacia mi hermana abrió su bolso y extrajo un cigarrillo "sin marca" e hizo un ademan mostrándomelo a manera de ofrecimiento, dudé un poco en aceptar pero me surgió la idea de que tal vez con ello las cosas se pondrían más candentes aun, así que acepté y nos dirigimos a la cocina, me llamó la atención que Leslie a pesar de estar de pie no se compuso la faldita que le quedó muy arriba, solo cubriéndole sus encantadoras nalgas, aunque por el frente se le alcanzaban a ver la parte baja de las pantaletas forrándole la vulva, ella caminó delante de mi con su contoneo habitual, dejandome ver su hermoso trasero, lo que me ponía mas excitado de lo que ya estaba.

Encendió el extractor de aire y enseguida prendió el cigarrillo de mariguana dándole tres profundas fumadas conteniendo la respiración en cada una de ellas y luego me lo pasó e hice lo mismo, decidió que era suficiente y lo apagó, regresamos a la sala y durante todo ese tiempo no arregló su falda que seguía atorada en su cadera para mi beneplácito.

Me llamó poderosamente la atención el caminar sensual de Leslie, ahora lo hacia un poco más exagerado que normalmente, tal vez el trago o la mota la habían desinhibido totalmente, aunque mi esperanza era que la hubieran puesto cachonda.

Nos ubicamos nuevamente en la sala y ahora me enseñaba frontalmente sus pequeños calzoncitos e incluso alcanzaba a verle los vellitos que asomaban por los costados de las pantaletitas, sin que ella intentara siquiera evitarlo, solo que ahora notaba que no lo hacia de forma natural, como siempre, sino le ponía una carga de erotismo sensacional, y por mi cabeza pasaban las posibilidades de que se me estuviera ofreciendo y si lo que trataba era ponerme cachondo, ya lo había logrado.

Ella misma retomó la conversación sobre sexo, me confesó que a su ex esposo le gustaba tomarle fotografías eróticas y tenia más de mil fotografías y siete DVD, con duración de 4 horas cada uno, en donde ella era la "porn star". Para entonces ella ya me había visto en varias ocasiones que le miraba entre las piernas, pero no hacia nada por evitarlo, así que me descaré mirando su vulva forrada con las pantaletas, ella también de vez en cuando volteaba a verme el bulto que hacia mi erección, por lo que ya no hacia ningún esfuerzo por ocultarlo.

Me dijo que sirviera otra copa mientras ella se iba a quitar la falda ya que se le estaba arrugando excesivamente, no se arregló la faldita mientras se retiraba, efectivamente su caminar ahora era un tanto exagerado sin duda estaba cachonda y yo estaba que sentía que me "venia" en seco y ya me dolía la verga por la erección que tenia y la estaba estrangulando lo reducido del pantalón, serví los tragos y me reacomodé la verga esperando la llegada de Leslie.

Vaya impresión que llevé cuando el sonido de los tacones de mi hermana me hicieron voltear, efectivamente Leslie se había quitado la faldita, pero también la camisa y solo lucia el brassiere, las pantaletitas ambos en color rojo y se "cubría" con una bata transparente blanca que lejos de tapar destacaba la semi desnudes de mi sabrosa hermana, que sin inhibiciones caminaba voluptuosa hacia donde yo estaba, era imposible no verle aquel hermoso cuerpecito y desearlo, ella sabedora de eso al llegar a su lugar antes de sentarse se dio una vuelta completa muy lentamente para que le admirara su escultural cuerpo, sus nalgas se veían maravillosas devorando las minúsculas tangas, no cabe duda siempre estuve enamorado de las nalgonas de Leslie, se sentó por fin y sorbió de su copa para proponerme que fumáramos más yerba, con tal de caminar tras ella y gozar sus lindas nalgas, acepté.

Al llegar a la cocina ella prendió el cigarrillo y fumó otras tres veces estando de espaldas a mí y al dármelo no se volteo y su mano estaba un tanto alejada, luego supe que era un truco de ella para que me acercara para sentir mi verga en sus adorables nalgas, tuve que acercarme y con toda intensión le repegué mi camote a sus nalgonas, ella no lo evitó, mientras yo fumaba la yerba me le repegaba más y más y ella lo aceptaba, cuando le dije que era suficiente mota ella volteo pero seguíamos muy repegados uno al otro.

Leslie simplemente apagó el cigarro con un poco de saliva y rodeó mi cuello con sus brazos y casi me susurró al oído "La mota me pone cachonda", me turbé un poco de inicio, pero me lancé y poniendo mis manos en sus divinas nalgas le dije "A mí también", por fin lo que había deseado tantos años e inspirado tantas masturbaciones se hacía realidad, las sabrosas nalgonas de mi hermana estaban en mis mano con su beneplácito.

La lujuria se había apoderado de nosotros, mis manos recorrían con descaro todo su cuerpo y metía una de mis manos por debajo de las pantaletitas acariciándole su vello púbico y con la otra sus encantadores senos tratando de sacarlos del ajustado sostén, Leslie solo rozaba con sus labios mis mejillas y con una de sus manecitas me agarraba el camote con verdaderas ansias.

Le había tirado la bata de los brazos y bajado de los hombros los tirantes del brassiere, besé sus hombros y fui bajando a la parte de sus senos que quedaban fuera del sostén y se los besé pasando suavemente mi lengua en ellos, en tanto me bajé el cierre de la bragueta para facilitarle el trabajo a mi hermana, ella enseguida introdujo su mano apoderándose de mi falo, lo acariciaba y trataba de frotarlo a manera de masturbación, dejó caer la bata al piso y me jaló hacia la sala caminando delante de mí exponiéndome la totalidad de sus encantadoras posaderas ya que la tanga se perdía entre la grandiosidad de las nalgas de mi hermana.

Llegando a la sala quedamos de pie, de frente y tan cerca que nuestros cuerpos parecían fundirse en uno solo, mis manos volvieron a sus nalgonas acariciándolas con la mayor lascivia que yo haya sentido alguna vez, un par de minutos mas tarde subí mis manos por su espalda y desabroche su brassiere que al igual que la bata cayó al suelo, se separó un poco para agarrarme la verga y aproveché para acariciar sus chiches a plenitud con ambas manos con verdadera lujuria, Leslie ya me había sacado la verga y la chaqueteaba apasionadamente, acerqué mis labios a sus pezones besándolos y chupándolos con intemperancia.

Sin dejar de chuparle los senos, mis manos volvieron a esas exquisitas nalgas que tantos deseos me habían inspirado en mi juventud y que creí que jamas estarían en mis manos, mi hermana seguía frotando mi pene y con voz entrecortada por la excitación me indicó que le quitara las pantaletas, encantado empecé a tirar de ellas hacia abajo, me incliné y quedé sentado en el sofá, su vellosidad pubica quedó a solo un par de centímetros de mi rostro, esa motivante pilosidad que tantas veces había visto en mi adolescencia, pero solo de lejos, ahora estaba a mi alcance, sin poder refrenarme frote mis mejillas en su suave pelambre y con mi lengua trataba de alcanzar los labios vaginales de Leslie quien me lo permitía con agrado.

Sus pequeñisimas pantaletas aun estaban a mitad de sus muslos, pero quise aprovechar su disposición y le hice girar de modo que sus deliciosas y enormes nalgas quedaron rozando mi nariz, en un frenético ataque de lujuria las empecé a besar y pasar mi lengua por toda su gran extensión y cuando cruzaba por la separación de aquellas torneadas columnas de firme carne procuraba meter mi lengua entre ellas buscando alcanzar a tocar el diminuto orifico que mi hermanita guardaba entre sus bellos glúteos, al no alcanzarlo, ella misma facilitó mi morbosa tarea e inclinándose hizo que sus lindas nalgotas se separaran lo suficiente para que mi lengua alcanzara su divino culito, pero no me conformé con lengüetearle e incrusté todo mi rostro en el trasero de Leslie besando y chupando su culito que en perfecta redondez y rodeado de finos vellitos me invitaba a comérmelo a besos y chupetes.

Me di un banquete con su delicioso culito por varios minutos, por la vulva escurría su miel intima por lo que adiviné que mi cachonda hermana había tenido un callado orgasmo, así que con mi lengua recogí lo mas que pude de su néctar intimo y lo paladeé como siempre lo había soñado, por fin le quité por completo los minúsculos calzoncitos y ella tomó la iniciativa de arrodillarse entre mis piernas y sin mas preámbulo tomó mi falo que reventaba de erecto, plantó sonoros besos en la cabeza de mi verga para enseguida introducir el glande en su boca chupándolo con gran destreza, me excitaba sobre manera que mi propia hermana me estuviera mamando el falo.

Pronto Leslie me mostró toda su experiencia chupando verga, la fue devorando poco a poco hasta que la instaló en su garganta sin dejar un solo milímetro fuera de su boca mientras yo hacia movimientos de mete y saca, propiamente me la estaba cogiendo oralmente, cuando ella misma lo juzgó conveniente sacó mi camote de entre sus sensuales labios e incorporándose se montó en mí, colocó mi verga entre los labios de su vulva y se fue sentando en mi tolete muy despacio hasta tenerlo completamente incrustado en su sexo y poco a poco se fue dando sentones en él aumentando la velocidad gradualmente mientras movía su cadera en forma de círculos.

Leslie estaba tan caliente que en pocos minutos tuvo un prolongado y estridente orgasmo durante el que me decía que me la siguiera cogiendo, que disfrutara su cuerpo tanto como ella estaba gozando conmigo, bañó mi falo con sus jugos íntimos, pero no dejaba de moverse en busca de un orgasmo mas, yo la tenía agarrada por las nalgas con ambas manos disfrutando el hacer realidad la fantasía de cogerme a mi sabrosa hermana, mis dedos rozaban su celestial culito y no pude resistir el impulso de meter la punta de mi dedo medio en aquel apretado orificio, ante la complacencia de Leslie le dedeaba su colita al compás de cada embestida de mi miembro en su vagina.

Sorpresivamente mi ardiente hermana sacó mi verga de su mojada hendidura sexual y tomando mi camote con una de sus manos lo encaminó a su culo poniendo la cabeza de mi macana en la entrada de su reducido agujerito anal empujando su cadera contra mi pene, que estando lo bastante empapado de sus flujos vulvares resbaló, no sin algunas dificultades, al interior de su ano que lo fue tragando con lentitud hasta que solo mis güevos quedaron fuera de su divina colita y los sentones en mi verga continuaron, minutos después le pedí que se pusiera de "perrita".

Leslie complaciente aceptó y nos volteamos quedando ella en la pose requerida, al ver ese maravilloso culito tan deseado por mí durante tantos años, no pude refrenarme e inclinándome le llené nuevamente de besos y chupetes ese lindo orificio que todo hombre desea y se ubica entre las hermosas nalgas de mi concupiscente hermana, minutos después volví a meter mi verga en su culito, el hermoso ano y recto de ella ajustaba como un guante al grosor de mi pene proporcionándome un placer indescriptible, el bombeo que le daba con mi verga en su apretado orificio hacia que se le salieran pequeños gases, "peditos", que me llenaban aun más de esa lujuria que representa lo prohibido, pecaminoso e inmoral.

En un par de minutos mi cachonda hermana jadeaba en forma estrepitosa y se "vino" en intenso orgasmo bañando mi mano que tenia masajeando su vulva, sin embargo no dejaba de mover sus deliciosas nalgas zarandeando al rígido visitante de su "pedorrito", y constantemente me expresaba su satisfacción diciendo "¡Qué rico me enculas Hermano!", no pude contener mas la eyaculación y le alerté, ella sin decirme nada rompió súbitamente la pose y sentándose en el sofá tomó mi miembro viril introduciéndolo en su boca para chuparlo como si fuese un rico caramelo, cuando el primer chorro de esperma llenó su boca y la sorpresa la hizo sacar mi verga un instante llegando la segunda contracción a salpicar de semen sus labios, barbilla y nariz, mi hermana no dejaba de succionar y cada chorro de leche ella lo tragaba con deleite hasta que mi pene quedó vacío de esperma, no obstante mi caliente consanguínea siguió chupando hasta que mi falo empezó a perder la erección.

Así llena aun de mi esperma por primera vez en nuestra vida nos besamos en la boca, chupando nuestras lenguas y compartiendo el semen que acababa de depositar entre sus carnosos y sensuales labios. Quedamos derrumbados en el sillón por el agotamiento provocado por el placentero esfuerzo, guardamos unos momentos de silencio, pero ella lo rompió pidiéndome que le sirviera otra copa en lo que ella iba al baño a lavarse.

Minutos mas tarde Leslie volvió a la sala en su espléndida desnudez conservando las sandalias de altos tacones, tomó unos sorbos de la copa y luego sugirió ir a la cocina, deseaba fumar mas del cigarrillo sin marca, lo que acepté sabedor que la sesión de placer incestuoso aun no acababa, sino que mas bien ahí empezaba.

Georgina del Carmen

Relato redactado con datos proporcionados por el amigo de la red "loboloco" quien asegura son verídicos y autoriza su redacción y publicación, por lo que lo pongo a consideración de los lectores.