El disfraz
La historia de como un simple disfraz despierta en la protagonista algo que ella tenia ocultada y desconocia.
El disfraz.
Todavía Rosa viene lamentándose como se le ocurría aceptar un papel en la pastorela y mas el que no le gustaba. Ella quería ser una pastora mas; tenia el disfraz una falda larga hasta la pantorrilla, una camisa con bordado y un gran sombrero. Sin embargo le toco el papel de uno de los diablitos, el diablo de la carne, de "Lujuria".
Rosa es joven, tiene una linda figura, unos senos turgentes, una cintura definida y un trasero bien formado todo envuelto en un aura de sensualidad inocente que solo una virgen posee. Todo aderezado con una voz que bien suena dulce, pero coqueta, una mirada tierna pero fuerte. En pocas palabras Sexy y provocativa.
Llego a su casa aun pensando en ¿que disfraz usaría?, ¿donde lo compraría?, ¿como se vería para la obra?. Y se encontró con un paquete para ella en la entrada de su casa. Lo recogió y lo puso en su cuarto no acordándose de el hasta ya entrada la noche.
"De un admirador del buen teatro y las buenas pastorelas". Decía la tarjetita. Desenvolvió con cierta angustia el paquete, ¿que será?, ¿algo de muy mal gusto tal vez? se preguntaba.
Al abrir el paquete se encontró con tela de color rojo un resquicio de color negro. Lo saco todo y lo extendió por la cama. Era una gran capa roja, un unitardo de licra roja, una faja de cuero negra con una faldita realmente corta a juego, un antifaz, maquillaje, una diadema con unos cuernitos, un par de botas negras muy brillantes de tacón, un par de tobimedias de licra rojas y una pequeña caja no mas grande que un paquete de cajetillas de cigarros con una nota pegada.
"Quise que tu disfraz fuese completo. Disfrútalo" Dentro una pequeña tanga roja de hilo dental con el triangulo un que cubriría su virginidad con el adjetivo de apenas. Un brasier muy justo de un cuarto de copa de los que son sin tirantes y una pequeña cola que se ajustaba con un pequeño seguro.
"ay no manches ¿quién me habrá mandado eso?; ni loca me lo pondría me vería bien rara" y cuando lo iba a guardar la llamaron a cenar.
Se baño, y subiendo a su cuarto envuelta en una toalla observo las prendas regadas por la cama y se pregunto ¿como se vería?. Mas por juego y curiosidad decidió ponérselas.
Se seco bien y despojándose de la toalla tomo la tanga y paso sus pies dentro de la prenda y la subió al rápidamente principio pero al sentir el roce de la tela en sus piernas lo hizo de forma lenta, cuando la tela hizo contacto con su intimidad se estremeció pues la tela acariciando sus labios íntimos los dibujo a la perfección, mientras la tira de tela tocaba su piel mas sensible y oculta, estiro las ligas hasta que se acomodaron sobre sus caderas formando por delante una larga V y por detrás una sencilla T un poco ondulada. No podía creer como se sentía una prenda así sobre ella. Y sin quererlo siquiera sintió un pequeño escalofrió.
Tomo el brasier y al no tener broche y ser un aro paso los brazos por dentro y cruzándolos lo bajo hasta que las copas se ajustaron a sus senos. Presionando los pezones que por el contacto de la prenda estaban duros y apenas ocultando la aureola. Se volvió al espejo y este le regreso su imagen. Sin poder evitarlo se puso las manos sobre su pecho al sentirse casi desnuda pero su propio tacto la sorprendió y excito.
Tomo las tobimedias y disfruto cuando sus pies se veían encantadores en esas prendas. Extendió sus manos y atrapo el unitardo. Al ser de una pieza lo tomo y coloco sus piernas dentro primero una y luego la otra. La tela parecía una segunda piel que no ocultaba mas que la primera pues revelaba, realzaba y torneaba aun mas las formas femeninas de sus piernas ajustándose de manera firme y sensual. Fue acomodando la tela hasta que llego a su cadera y al jalarla un poco noto que la tela se metía por detrás acariciando sus nalgas, delineándolas de manera clara cada una por separado y dibujando por delante una suave división. De la tanga solo se notaba el cintillo por dentro. Su tacto sorprendido por esa tan fuerte caricia que la tela proporcionaba, de forma que la hizo estremecer.
Lo subió de manera completa y observo como el escote era tremendamente exacto en posición al brasier. Sus brazos bien cubiertos y el dedo jalando el arillo que le daba un carácter provocativo a la tela en sus brazos. Al voltearse al espejo se vio y observo que si no fuera por el color rojo creería que estaba desnuda. Su forma se revelaba de forma insinuante y sensual.
Se coloco la faldita negra que era realmente transparente y en lugar de ocultar por el solo contraste de la tela mas bien enmarcaba y hacia mas deseable su entrepierna y su traserito, pues los revelaba apenas pero los dejaba a media luz.
Se coloco la faja apretando su figura y delineándola aun mas al reducir su cintura levantar y exponer sus senos y dirigir las miradas hacia su parte posterior.
Se maquillo los ojos de color rojo y al colocarse el antifaz con la diadema Al volverse al espejo vio la imagen misma de la lujuria. Se sorprendió al no reconocerse. Observo a la extraña mujer-diablo, un súcubo en el espejo y la juzgo sensual, caliente.
Le sorprendió lo que pensó de la mujer reflejada en el espejo. La veía decidida a disfrutar de los placeres de la carne de una forma desenfrenada, notaba la humedad que escurría y le manchaba su indumentaria. Quería parar. La asustaba tanto placer pero continuo. Sin poderlo contener y solo por el goce de verse así un enorme espasmo un orgasmo que no había conocido la estremeció. Y sin fuerzas se recostó en su cama, quedándose así vestida placenteramente dormida.
A la mañana siguiente despertó con una alegría que no conocía, se sentía ligera y libre. Se vio disfrazada y se sonrió. Tomo las prendas del disfraz y las guardo con cariño. Así desnuda volteo al espejo pero ya no estaba su figura desnuda, un excitante cuerpo de una mujer la veía con el antifaz puesto. Había nacido un súcubo.
Continuara???? Solo si lo desea la protagonista
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