El director del hotel me emputece junto a mi hija

Siguen las aventuras y desventuras de la puta gata kitty y su hijita Zoe, en un hotel de Cádiz

—¿Qué le has hecho a mi hija? ¡Zoe! ¡Zoe! —grité desde la entrada de la habitación del director del hotel. El de seguridad me tenía agarrada por detrás.

—Tranquila puta, no he hecho nada que ella no deseara. Sabes ha resultado ser tan zorra como su madre.

—¡Maldito cabrón! —grité fuera de mí sin lograr nada.

—Esa no es manera de dirigirte al amo. —Me sacudió Antonio—. ¡Discúlpate ahora mismo!

—¡No! Solo quiero irme y llevarme a mi hija, no quiero seguir aquí.

—Eso no vas a decidirlo tú, sino yo, que soy el que tiene todas las grabaciones y fotografías de lo putas que sois las dos. Un paso en falso y en un chasquido estarán subidas a redes sociales, serán enviadas a todos vuestros amigos, familiares, incluido el cornudo de tu marido y, por supuesto, a todas las webs de porno casero de internet.

—¡No! ¡No! ¡No! —grité angustiada.

—Sí, puta. Pero, si por el contrario obedecéis os dejaré ir transcurrida la semana y borraré todo rastro de lo que habéis hecho aquí. Vosotras decidís. ¿Qué será, puta?

Tenía los ojos anegados en lágrimas, no sabía qué era lo que ese cabrón le había hecho a mi hija, pero no presagiaba nada bueno.

—Quiero verla, necesito verla.

—Claro, será un honor… Antonio, trae a la zorrita de Zoe para que venga con mami puta.

El de seguridad abrió una puerta y se adentró en lo que parecía un dormitorio, escuché como abría otra puerta y después los gritos de mi hija.

—¡Zoe! ¡Zoe! —grité arrastrándome por el suelo. En cuanto vi aquella chica despeinada, tatuada y con piercings en los pezones chillé angustiada—. ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Qué te han hecho? Tenía los ojos rojos, la mirada perdida y trataba de cubrir su desnudez como podía.

—No te tapes zorrita, mami quiere ver a su cría de puta… De tal palo tal putilla y tu hija es una excelente, deberías haberla visto anoche follando. Mis amigos quedaron encantados.

—¡Por todos los santos! —Zoe se lanzó al suelo en un llanto incontrolado.

—Te juro que yo no quería mamá, no quería, ellos me drogaron, yo no quería—repetía doblada en dos.

Me agazapé sobre su cuerpo convulso.

—Claro que querías, si quieres le pongo el vídeo a tu madre para que vea cómo te corrías, cómo gritabas, cómo pedías polla.

—¡No, no, no! —aullaba mi hijatapándose los oídos.

—Déjala en paz maldito animal, ¿no es suficiente con lo que le has hecho?

—No, no lo es. Ya te he dicho que has de elegir puta. ¿Qué va a ser? Os convertiréis ambas en mis rameras por el resto de esta semana o distribuyo todo lo que habéis sido capaces de hacer y lo hago llegara a todo el mundo. A los compañeros de clase de Zoe les encantará saber lo guarra que es su amiga.

—¡No, por favor, no! —Chilló la niña.

—¿No? Muy bien pues entonces ya sabes lo que tienes que hacer zorrita. Ponte de rodillas en posición de sumisión. —Seguía llorando sin parar, a mí se me partía el alma pero era la única opción, u obedecíamos o nuestra vida se iba a convertir en un infierno.

—Vamos cariño, hazlo, solo van a ser unos días, después nos libraremos de esta pesadilla.

—Muy bien mami puta, no esperaba menos de ti.

Ayudé a Zoe a incorporarse, apretando los ojos al leer las palabras que le habían tatuado en su vientre y que le imposibilitarían ponerse un biquini de nuevo, a no ser que se tatuara otra cosa encima que lo tapara.

—Tranquila cariño, mamá está contigo, lo arreglaremos todo, ya lo verás. Ponte como te ha pedido el amo.

Entre lloros Zoe se arrodilló.

—Muy bien zorrita, aprende de mama puta, ella solo quiere lo mejor para ti, por eso Antonio va a ser quien te de desayunar hoy. —Miré con horror al de seguridad que ya se estaba desabrochando los pantalones.

—No, por favor amo, yo lo haré, yo desayunaré por ella.

—Ni hablar, tu desayuno va a ser otro… Vas a tumbarte en el suelo y comerás del coño de tu hija hasta que se corra en tu boca.

—Mamá —aulló Zoe.

—Shhh, está bien cariño no pasa nada, tranquila.

—Eso es zorrita, no pasa nada, mami ya ha probado el conejo antes y le encanta, ¿verdad que sí puta gata de mierda?

—Sí, amo —reconocí en voz alta.

—Muy bien, pues túmbate desnuda en el suelo y deja que Zoe se siente en tu cara.

Lo hice, me desprendí de toda la ropa y adopté la posición que me pedía.

—Vamos Zoe, cariño, será un momento de nada, ya lo verás, cuanto antes obedezcas antes pasará.

—Pero mamá… Shhh, mi vida, obedece.

Zoe subió sobre mi rostro y su joven sexo quedó a la altura de mi boca, hice que descendiera y comencé a rebañárselo antes de que Antonio se la metiera en la boca. Por lo menos si la excitaba el trago no sería tan amargo.

—Huele mal —se quejó Zoe cuando la polla se acercó a su nariz.

—Y sabrá peor, desde que estuve con tu madre que no he pasado por la ducha, ahora abre la boca zorrita y ni se te ocurra no tragar cuando me corra.

Noté como el cuerpo de Zoe se contraía aguantando una arcada, Antonio se puso a bombear dentro de su boca y yo aceleré los movimientos de la lengua, necesitaba darle todo el placer que él le estaba quitando. Lamí como una posesa, sorbiendo, tirando de sus labios menores y rozando el clítoris una y otra vez hasta notar que la humedad iba creciendo.

Mi hija sabía bien, muy bien, su coño era dulce y apretado, noté como crecía mi excitación casi sin desearlo. Los fluidos comenzaban a descender por mi cara y Antonio jadeaba como un animal.

—Joder, que bien la mama, esta cría tiene una boca de oro.

—Tírale de las anillas de los pezones Antonio. —Ordenó el director.

El grito de mi hija me encogió el pecho.

—Eso es Zorrita, si gritas así te acaricio la campanilla…

Zoe no dejaba de chillar, por lo que intuí que seguía tirando. No obstante su coñito emitía más flujos, lo que me hacía deducir que en el fondo le estaba gustando. Comencé a follarla con la lengua y a frotar el clítoris con los dedos.

Sus gritos de dolor, opacados por la polla de Antonio se fundían con otros de placer.

Lo que me hizo ponerle todavía más ahínco.

Zoe chillaba y jadeaba. Antonio gruñía y yo bebía cada fluido que emanaba de ese agujero caliente.

El grito de liberación de Antonio y la falta de sonido de Zoe hizo que supiera que él ya estaba descargando y ella tragando.

Continué follándola con la lengua y me puse a golpear el clítoris con la palma de la mano hasta notar que se deshacía como miel caliente en mi boca haciéndome la madre más feliz del mundo al acoger su corrida.

Antonio salió de ella y oí la voz del amo pidiéndole a Zoe que me besara.

Mi pequeña vino a mí uniendo su lengua a la mía, saboreando su propia corrida, mientras a mí me daba los resquicios de Antonio. Seguía excitada, lo notaba enla dureza de sus pezones y la forma desinhibida de comerme la boca.

—No seas egoísta Zoe, dale placer a tu madre.

Fuera de sí mi hija reptó por mi cuerpo, chupando de mis pezones como hacía cuando era una bebé, para terminar entre mis piernas y comerme el coño con la lengua.

Jadeé como una posesa, Zoe tenía una habilidad pasmosa para comer coños.

—Mira tu hija puta gata de mierda, te come como si fueras su cuenco de leche favorito.

Abrí todavía más las piernas y empujé mis caderas hacia su boca, quería más, necesitaba más.

La agarré del pelo fundiéndome contra ella.

—Sí, mamá, sí, me gusta mucho tu coño, déjame que lo saboree bien.

Zoe me rebañaba de arriba abajo, llegando hasta mi ano y tanteándolo también con pericia.

Mi amo me colocó unas pinzas en los pezones sujetas a una cadena e instó a Antonio a que fuera tirando de ellas mientras Zoe me engullía.

—Sigue cariño, sigue, no te detengas.

Zoe comenzó a colar dedos en mi coño, uno, dos, tres, cuatro…

—Mami creo que te cabe el puño…

Hazlo, hazlo, cariño…

Mientras el amo se quitó el pantalón escupió en el culo de Zoe y se la metió de golpe. Mi hija gritó ante el embate inesperado, pero no dejo de adorar mi coño.

La estaba sodomizando mientras ella seguía lamiéndome y enterrando el puño una y otra vez, una y otra vez.

Antonio tiraba de la cadena haciendo que mis tetas se estiraran al máximo.

—Amo, amo, permiso para correrme —aullé.

—Todavía no, el amo va primero —respondió.

Casi no podía aguantar de la excitación, nunca había tenido una experiencia tan potente.

Escuché a Zoe lloriquear seguido de líquido cayendo.

—Será zorra la puta cría, acaba de eyacular, jefe —dijo Antonio admirando la escena.

—Eso merece un castigo zorrita Zoe, una buena sumisa no se corre sin permiso, pero eso ya lo solucionaremos más tarde.

Se puso a bombear con más fuerza hasta llenarle el culo de leche con un gruñido que me emocionó.

—Permiso para correrme amo, permiso para correrme —repetí emocionada.

—Hazlo, puta gata de mierda.

Grité dejándome ir en la boca de mi pequeña que mamó hasta dejarme seca y saciada.

—Vacía mi corrida en su cara zorrita Zoe y que tu mami tenga su ración de lefa.

Zoe depositó el culo en mi boca y yo lo rebañé por completo.

—Este sí que ha sido un buen desayuno, ahora bañaos, el día acaba de empezar.

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MIAU