El director de cine (10) FINAL

Aun con alguno que otro susto, se me dieron todas y aún sigo

MEJOR NO LO PODÍA PEDIR.

Cuando desperté en la mañana con el sol entrando por la ventana del décimo segundo piso y escuchando el particular y agobiante sonido de la ciudad me sobresalté, de inmediato miré a mis dos compañeras de cama y noté enseguida sus caras de mal dormidas.  Las pobres no habían podido dormir bien, lo hicieron de a rato y vencidas por el cansancio pero, según dijeron, despertaban a cada rato vigilando mi sueño y pensando en que iban a hacer de su vida.  Los tres estábamos desnudos, me senté apoyando mi espalda en el respaldo de la cama y la mandé a Lina a abrir la ventana que daba a un balcón enorme.

Lo hizo confiada hasta que vio la altura en que nos encontrábamos y retrocedió un tanto asustada, me reí por esto y le dije a Amina que fuera a ver, la reacción fue similar y regresaron a la cama casi corriendo diciendo que a la noche habían visto las luces y escuchado los ruidos en una ciudad que no duerme.  Creo que fue la situación nueva en que me encontraba pero la vista de sus cuerpos desnudos, sus piernas y sus nalgas duras cuando fueron y los pechos firmes cuando regresaron, me excitaron.  Mi erección estaba en su apogeo y no les dije nada, sólo les señalé el miembro, no tardaron en apropiarse de él, Amina desde un costado lo deglutió, Lina desde el otro costado se ocupó de mis huevos.

Me tenían en una nube y como corrieron sus cuerpos para acercar las nalgas a mis manos, me entretuve acariciando los montes y jugando con mis dedos en sus agujeritos.  Ellas gemían abandonadas a sus sensaciones y trocaban sus lugares, parecían jugar a quien la tragaba más hasta que poniendo sus bocas separadas por el glande se alternaron también para tragar toda mi eyaculación.  Sin dudas que tuvieron lo suyo porque las contracciones y los gemidos de las dos no mentían mientras limpiaban con saliva a mi ariete.  Fue un “polvo” tranquilo y como el baño me llamaba abandoné rápido sus mimos.

Hice mis necesidades y, aún con ganas de más, las llamé para bañarnos juntos, me sentía fantástico y sabía que con tranquilidad y sin apuros podría incursionar un rato en sus excitantes culos.  Me bañaron ellas y fue maravilloso sentir las manos de una recorriendo mi cuerpo y desparramando el jabón con sus tetas sobre mi espalda mientras la otra movía su culo ensartado agarrándose de las canillas, luego cambiaron de lugar y la acabada fue en sus caras pues se arrodillaron a mi orden para recibir la simiente.  Yo me sentía bien y ellas más que felices.

El desayuno lo pedimos en la habitación y mientras esperábamos tomé la pastilla diaria y me apliqué el inhalador manual, allí saltó Amina diciendo que ella me podría aplicar la inyección -sabía de antes- y tomar la presión arterial, algo que ya se había encargado Noelia de explicarle. “Cartón lleno” , Noe había pensado en todo, la dejé inyectarme y me tomó la presión, me sentía muy bien y les dije que iríamos a un salón de belleza, quería una depilación completa con láser y que se cortaran el cabello con un corte adecuado a su rostro, después compraríamos zapatos y ropa.

Ni punto de discusión, lo único que me pidió Lina fue que no las dejara sola, ellas apenas si habían salido del Palacio y no conocían nada ni sabían cómo moverse, tampoco nunca habían estado en una habitación tan arriba y se impresionaban con esa altura…

  • Estén tranquilas, en el salón van a quedar sola por un rato con las empleadas, no cuenten nada de su vida anterior, yo les voy a decir que vienen de trabajar en la cocina de una Estancia en el campo y que no les gusta hablar demasiado, si las empleadas insisten con preguntas, contesten de buenos modos que nos les gusta hablar de ustedes, creo que eso será suficiente.
  • Guille, ¿usted estará cerca? , -preguntó Amina -.
  • Yo tengo que ir a averiguar por un departamento o casa en que ustedes puedan vivir solas y hay que buscar un buen local pero para verlas lo haremos juntos.
  • ¿Qué pasará si tarda mucho?
  • Ustedes van a estar en el salón por más de dos horas, voy a aprovecharlas para comprarles teléfonos celulares, un ordenador portátil para mi uso personal y miraré algunas vidrieras.
  • Nunca tuvimos celulares, no sabríamos usarlos…
  • Van a tener que aprender, como muchas otras cosas.

En el mismo hotel había un salón de belleza y hasta podrían hacerse unos masajes, me venía fantástico.  Luego de desayunar bajamos hablé con la Encargada del Salón y pusieron manos a la obra, al terminar podrían esperarme en el bar, en el restaurant o en la habitación, les dije que si querían consumir algo sólo firmaran la factura con el número de cuarto y que se movieran con comodidad, nadie las molestaría.  Tenían sus temores pero acataron todo lo que yo les decía, es más en el mismo Salón, que era unisex, me hice arreglar el cabello y salí renovado.

Luego fui a un local de venta de artículos electrónicos y compré los celulares, adquirí también un ordenador portátil de los mejores, vi algunos locales de ropa masculina y me tenté, compré ropa interior de marca y otras cosas, en definitiva, salí de allí vistiendo un hermoso traje de color gris perla con camisa, corbata, zapatos y cinturón al tono, más varias bolsas conteniendo otro traje (me encantaba usarlos) , éste azul oscuro y otras prendas y calzados, en otro negocio compré dos mochilas grandes de las de tipo escolar.  Ni preguntaba los precios, con dólares en el bolsillo era otro “cantar” .

Averigüé en una inmobiliaria sobre precios de departamentos de tres ambientes y/o alguna casa, de las que quedaban pocas en plena ciudad capital.  Los datos que obtuve fueron halagüeños, había hermosas casas en barrios aledaños a la capital y cercanos a las mayores comunidades arábigas, lo mismo que locales.  Los precios no eran exorbitantes, la pandemia pasada y las malas decisiones de los gobernantes habían casi destruido a la Economía del país, fundamentalmente a la de sus habitantes y quien tenía algún bien no utilizable, en lugar de acumular deudas por impuestos, buscaba de vender para hacerse de algunos dólares.

Quedé con el dueño de una inmobiliaria en que pasaría a las cuatro de la tarde para ver una de las casas que me había ofrecido, le dije que, si nos gustaba, tenía dos condiciones para exponer, una que necesitaba el bien habitable sin esperar, “para ayer, aunque haya que escriturar después” , -le dije-, la otra condición era que “afinara” un poco el precio porque pagaría todo en efectivo, en dólares y en el acto.

La casa, con jardín al frente, algo de terreno, terraza, tres habitaciones y dependencias, salía unos doscientos veinte mil dólares y yo le ofrecía doscientos mil, quedó en que lo consultaría con el dueño.  Aproveché a comentarle que después hablaríamos de un local y me contestó: “Si lo prefiere, entre el Barrio de Almagro y el de Villa Crespo, tengo un local con vivienda incorporada y entrada independiente, la vivienda tiene cuatro habitaciones y es más grande que la que usted quiere ver a la tarde, esa está tasada en doscientos ochenta mil pero podemos ver de rebajar” …  Me interesó porque la comunidad árabe era principalmente de esa zona y quedé en pasar a la tarde con mis “primas extranjeras” .

Regresé al hotel, aún no habían terminado con las chicas y avisé que las esperaría en el restaurant, que les explicaran como llegar.  Las dos calzaban zapatillas, vestían de jeans elastizados, remeras escotadas y un sueter de hilo de escote en “v” , toda ropa nueva comprado la tarde noche anterior y cuando las vi entrar, todavía con algo de temor pero sonrientes, supe que la idea del salón de belleza no podía haber sido mejor.

Sus rostros resplandecían, la piel parecía más clara y estaban bellísimas.  El cabello de Lina estaba cortado corto, apenas tapaba su nuca y un gran jopo caía de costado sobre su frente, Amina tenía un corte similar aunque el jopo caía hacía el otro costado de su frente y el largo llegaba hasta sus hombros.  Se acercaron a mí bajando su mirada y esperando un dictamen que, acorde a su modo de pensar, podría ser adverso, las miré cuando se pararon a mi lado y les dije:

  • Disculpen hermosas, son verdaderamente bellas pero estoy esperando a mis amigas Amina y Lina que no tardarán en llegar.

Podría sonar exagerado pero al sentirse alabadas me pareció que sus hombros se ensanchaban, que sus pechos crecían y que las sonrisas les podrían llegar hasta las orejas. Amina , quizás por veteranía, fue la que contestó:

  • Gracias Guille, hace unas horas esto era impensable, nos vemos muy distintas, ¿te gusta como quedamos?
  • Me encanta, si antes eran hermosas ahora además son bellísimas y encantadoras, el peinado las favorece muchísimo, tenemos que almorzar sino me las llevaría a la habitación y nos “matábamos” allí, jajaja.
  • Y eso que no viste lo “lisitas” que quedamos allí abajo y en todo el cuerpo, ¡ohh!, perdón, mi señor, perdón, -dijo Lina cuando la miré-.
  • No seas tonta, no hay problemas en que me hables así, claro está, a mí solo, pueden ser simpáticas y agradables en el trato con otros hombres pero no pasen determinados límites, soy peor que el Jeque respecto de lo que es mío y no decidan nada sin consultarme.
  • Jamás se nos ocurriría, mi señor, usted es nuestro único y exclusivo dueño, -dijo Amina con la mirada clavada en el suelo-.
  • Ténganlo en cuenta y quiero que me tuteen, el “mi señor” o “amo” o “dueño” quedará para nuestra intimidad y siempre que no haya quien nos escuche.

Asintieron ambas y debo reconocer que, de la boca para afuera podía decir que estaba muy en contra de eso pero… el tema de tener dos esclavas más que sumisas y obedientes a mi disposición, conjuntamente con lo hermosas que eran, me provocaba una satisfacción que nunca esperé antes, ni se me cruzaba por la cabeza el tema de los castigos físicos aunque saber que atenderían todos mis deseos sin rechistar le daba otra dimensión a mi proceder, por lo pronto les pedí que se sentaran, a Amina le dije que quería comer carne y que me eligiera la comida.

Al camarero lo llamé yo y ella se encargó de pedir la comida para los tres, con el vino actúe eligiendo de la carta, ella no me falló y comimos hasta que nos dolieron las mandíbulas.  Viendo que se soltaban al reír y comentar la experiencia del salón de belleza, aproveché para decirles lo de la casa y que tenían que decidir si les gustaba, si tenían que hacer reformas y los muebles que tenían que comprar.

“¿Nosotras debemos comprar lo que necesitemos?...“No, comprar voy a comprar yo, ustedes lleven un anotador y vayan escribiendo lo que sea necesario, yo no voy a vivir con ustedes pero tendré un cuarto y ropa en esa casa para ir cuando me plazca.  Otra cosa más, si yo estoy en la casa o solo con ustedes, deberán estar y moverse desnudas ante mí y jamás, jamás un gramo de más, no quiero tener que decirlo otra vez” .

Demás esté decir que acataron bajando la mirada y luego del postre y el café subimos a la habitación.  Tenía que darles los celulares, enseñarles lo básico sobre ellos, agendar mi número en cada teléfono y guardar el dinero que iba a llevar para comprar la propiedad.  Eran casi las dos de la tarde y no bien entramos en el cuarto y cerré la puerta, se pusieron las dos “en bolas” , noté que, efectivamente sus pieles parecían más claras, sin un sólo pelo o “canuto” que se hiciera ver en su cuerpo y tuve que contenerme para no tirarla en la cama y cogerlas hasta saciarme.

Guardé todo el dinero necesario en la mochila y como nos quedaban dos horas por delante les pedí que me desnudaran y me dieran un par de masajes.  Más que felices por la tarea tardaron lo que un pestañeo, Lina me desnudaba prenda por prenda y Amina acomodaba mi ropa guardándola en el placard, el bóxer me lo sacó mientras estaba tirado boca abajo en la gran cama.

Sentí cuando Lina se sentaba en mis nalgas y comenzaba un masaje que me vino de maravillas, “si tuviera cremas y aceites vería de hacerlo mejor” , - expresó sin dudarlo-.  Esa fue otra orden, tenían que comprar y tener lo que se necesitara para darme masajes cuando me viniera en ganas, aunque en ese momento no era prioritario.

El sol pegaba duro sobre una parte del balcón y Amina me pidió autorización para salir a mirar, diciendo: “Es extraño Guille, sabíamos lo que era mirar desde lo alto por el tiempo que pasamos en el edificio anterior pero… esto tiene otro tipo de vértigo o color o genera otro tipo de adrenalina pues sabemos que en cualquier momento podemos caminar por allí con otra gente” , los ojos se le habían llenado de lágrimas y fue Lina la que acotó otra cosa más…

  • El palacio tenía tres pisos y cuando nos sacaron de allí, nos llevaron al avión y en el auto que nos trajo no podíamos levantar la vista para mirar nada y luego en el edificio supimos que no saldríamos de allí, ¡bendito sea Alá que permitió que el Jeque quisiera hacer una película y que cambiáramos de amo
  • Bueno, las cosas cambiaron y creo que para mejor, eso sí, ni Alá, ni Cristo, ni Dios ni el Diablo, no soy practicante de ninguna Religión ni lo quiero ser, es más, no las tolero, por ende, las manifestaciones religiosas están de más, ¿se entiende, no?, Amina andá, mirá y no te asustes.

Nunca las había visto orando o hincándose pero creí necesaria la aclaración, una cosa era una exclamación haciendo referencia a tal o cual Referente religioso, otra muy distinta era encontrármelas hincadas y rezando adentro de la casa con el culo al aire, ninguna opinó nada en contrario y entendieron más que claro lo expresado.  El masaje venía de maravilla y estaba medio excitado aunque a un paso del “sueñito” , entonces dije que si me dormía me llamaran a las cuatro de la tarde, después no recuerdo nada más que el toque de Amina en el hombro para que me despertara.

Las dos estaban cambiadas y listas, me apuré para hacer lo mismo y a las cuatro y media estábamos en la inmobiliaria.  Nos estaba esperando el dueño y le pedí que nos llevara directamente a la casa con local, llegamos rápido aunque salir de pleno centro de la ciudad nos llevó como media hora pero vino bien para que mis dos “primas” , con las caras pegadas a las ventanillas del automóvil se dieran una “panzada visual” .

No les daban los ojos para atesorar lo que veían, gente, automóviles, vehículos de transporte, ruido, bullicio, en síntesis, la ciudad en pleno funcionamiento…  Algo habían visto cuando caminamos las cinco cuadras hasta la inmobiliaria, sus ojos no paraban de asombrarse y me divertí bastante con esto porque hablaban hasta por los codos.

El local estaba situado en uno de los barrios típicos de la ciudad, veredas anchas, árboles (plátanos y no de los que dan bananas) y tranquilidad, aún a pesar de que en la misma cuadra había un supermercado, una ferretería y tres o cuatro locales más.  La propiedad estaba sobre un terreno de 10x40 metros, cinco metros ocupaba la fachada del local que era de 5x10 metros, había una entrada de autos y luego de unos tres escalones bordeados de un pequeño jardín con flores, la entrada principal de la casa, todo esto totalmente enrejado.

El lugar me gustó, la casa y el local con una gran cortina ciega y también dos baños medianos, además, como la idea era más para el catering y la entrega a domicilio no se necesitaba mucho espacio para comensales aunque se podrían poner tres o cuatro mesas de distintos tamaños para que esperaran y/o comieran allí.  Las chicas me miraban y no decían nada pero se notaba que no les desagradaba.  Entramos por la casa, tenía dependencias grandes, dos baños, tres habitaciones grandes y una un poco más pequeña, una cocina más que apta para que se desenvolvieran cómodas y un pequeño parque al fondo. “Y chicas, ¿se animarían a vivir aquí?” , -pregunté-.

Sabía que les había gustado porque Lina no dejaba de escribir en un anotador lo que le dictaba Amina y se giraron las dos para decirme que les había encantado, aunque la “veterana” me aclaró que tendrían que hacer algunos arreglos.  Ante esto le pedí al vendedor que habláramos de números, resultó que la propiedad era de él y nos ahorrábamos la comisión, con la ventaja de habitarla desde el mismo momento de la compra.

El problema surgió con el tema del efectivo y resultó un tanto engorroso porque era sábado y él solía trabajar con transferencias bancarias, de todos modos, todo le tambaleó cuando abrí la mochila y le mostré el efectivo con billetes flamantes y al alcance de la mano, así y todo, intentó decir que no por un tema de seguridad y de cargar con todo ese dinero.  Le comenté que era muy “legal” , que el día anterior había cobrado un trabajo para un Jeque árabe y que no hubo forma de abrir una cuenta, continuaba con sus reticencias y la hice corta.

“Chicas, dejen todo como está, no vamos a poder comprar, el señor tiene problemas para cobrar y tiene sus razones” , las dos bajaron la mirada y se pusieron a la par, sin hacer ningún tipo de comentarios, le extendí la mano y le agradecí por el tiempo que nos había dedicado y seguí: “por nosotros no hay problemas, no es necesario que nos lleve, tendríamos que ir a otra inmobiliaria y tomaremos un taxi” …  Se dio cuenta que no era joda y se perdía la oportunidad de vender en dólares y sin tantas vueltas…

  • Espere, espere, no se apure, si me da un poco de tiempo para que llame a mi hijo y a mi hermano para que me acompañen al Estudio para guardarla en una caja fuerte, podríamos cerrar el trato hoy mismo, ni siquiera tiene que firmar mi esposa porque éste es un bien heredado por mí tal como se expresa en la Escritura original.
  • Mire, yo hasta acá vine sin custodia y con todo el dinero encima, le propongo lo mismo con algunas variantes, no es por desconfianza pero prefiero asegurarme…  Nos ponemos de acuerdo con el precio, hacemos todos los papeles, usted me firma el boleto de compra venta autorizándome a habitar la propiedad desde ahora mismo poniendo un plazo para la escrituración, le dejo el dinero para esos trámites y luego teniendo yo todo firmado, llame usted a quien quiera.

Una cosa es traer el dinero en la mochila sin que nadie sepa de él y otra cosa es mandar a buscar a alguien al que no conozco, arriesgándome a perder todo.  Me dijo que le parecía correcto y, entre pitos y flautas, tire y aflojes, cerramos trato en doscientos cuarenta mil dólares más los honorarios del Escribano por el trámite de escrituración.

Sacó un boleto de compra venta ya impreso, agregó de puño y letra todo lo que yo le había pedido, asentando también el dinero que le dejaba para escriturar y yo saqué veinticuatro fajos de diez mil dólares y algunos billetes más.  Los ojos le brillaban y se puso a contarlos, tiempo que aproveché para pedirle a Amina que fuera al quiosco de la esquina a sacar fotocopias de toda la papelería y comprara un bolso chico.  Fueron las dos con dinero que yo había cambiado en el hotel y dándose ánimo entre ellas.

Regresaron enseguida con todo, controlé las copias y le regalé el bolso al reciente vendedor para que guardara los billetes, “creo que no le voy a avisar a nadie, como usted dijo, nadie sabe que tengo este dinero y puedo ir a guardarlo yo solo”, -me dijo serio-… “Me parece muy buena idea, sabiendo que está ese dinero, la familia no tardará en “tirar la manga”, jajaja” …  Estuvo de acuerdo, se tomó su tiempo para contar y luego de darnos las llaves y decirnos donde estaban situada la caja de luz y el medidor del agua y del gas, me comentó que estaba todo al día y se fue apretando el bolsito como si lo persiguieran mil fantasmas.

Ya teníamos casa y local, las chicas bailaban en una pata, hacían planes hasta para hacer un jardín, algo que me causó mucha gracia y les dije que eso lo quería ver porque seguramente, las únicas flores que conocían sólo las habían visto en floreros, “mi señor, déjeme a mí y luego me cuenta” , -contestó Amina convencida-.  En la ferretería hicimos tres juegos de llaves y cuando les entregué los llaveros hacían “pucheros” aguantando la congoja… “Mejor vamos a comer algo en algún bar y me cuentan que es lo que escribieron en ese anotador” .

Caminábamos hacia una esquina dónde había visto que había un bar-restaurant y comencé a leer el listado, pasamos de largo por el bar porque vi un cartel grande de una mueblería, además de otros negocios en que tendríamos que comprar cosas necesarias.  La calle transversal de esa esquina era una avenida y estaba repleta de negocios, había, además de la mueblería, un bazar enorme, casas de venta de artículos del hogar, supermercado, fiambrería y rotisería, carnicería, venta de blanco y lencería, en fin, no faltaba nada, tenían todo al alcance de la mano, mejor no podrían estar y mi primera inversión no podría ser mejor.

La primera parada fue en la mueblería, el dueño no lo podía creer, tres camas “King” , un sofá cama grande, colchones, almohadas, sábanas, juego de comedor, sillas individuales, cuatro placares de distintas medidas.  Era cierto que las chicas no sabían nada de comprar pero también es cierto que era algo innato en las mujeres, cuando comenzaron a ver los muebles, se desparramaron en el local pidiendo tal o cual cosa, además, así se los había dicho, “si les gusta, lo compramos” .

Otro tanto fue en el bazar, no faltó comprar ni un tenedor.  Lo mismo ocurrió en la casa de artículos de hogar, los empleados se multiplicaban para atendernos y ofrecernos los mejores productos pues ya al pedir heladera y cocina, de las grandes, de acero inoxidable y tres televisores Led de 40 pulgadas se alborotó todo.  Ni contar las cosas “chicas” , hornos microondas, lavarropas automático, licuadoras, cafetera, toda una variedad de productos para que en la casa no faltara nada.

En todos los lugares pedí una entrega, armado y colocación con personal especializado “para ayer” , sabía que el día siguiente sería domingo pero como pagaba aparte ninguno presentó inconvenientes, a las nueve de la mañana comenzaría la batahola.  Alcancé a pasar por un taller de electricidad y quedé con el dueño en que pasaría también para controlar el cablerio y poner enchufes nuevos.

En todos los lugares visitados me fue fácil porque al pagar con dólares nadie se puso en reticente, allí en ese mismo lugar elegí varios aparatos de iluminación que el Técnico se ocuparía de colocar, “voy con mi hijo y si algo falta y usted está de acuerdo, “manoteo” del negocio que lo tengo a mano” , -me dijo demostrando una muy buena predisposición-.  Volvimos a la casa y las dos chicas que estaban pletóricas de efusividad comenzaron a desarmarse, parecían haber recibido una paliza aunque la felicidad le brotaba por los poros y ya en el taxi de regreso al hotel se quedaron serias, muy metidas para sus “adentros” y las dejé pensar.

Se metieron a bañar con apuros y haciéndose dueñas del lugar y también las dejé, en el interín pedí la cena a la habitación y me despatarré en la cama, para mí también había sido muy “movido” , tomé la pastilla en hora y no alcancé a dormirme porque aparecieron ante mí tal como se los había ordenado, desnudas pero además, con ganas de “guerra” .  No tomaban la iniciativa pero las miradas y los gestos las delataban, me “salvo” la necesidad del baño y el sonido del celular, vi que era Noelia y le dije a Amina que la atendiera y le contaran.  Yo me refugié en el baño.

Dejaron de hablar cuando llegó la comida, justo en el mismo momento en que yo salía del baño envuelto en una toalla, la recibió Lina , para lo cual se puso una bata y lo único que hice fue sentarme a la mesa.  Me sirvieron y contaron que Noelia dijo que mañana se daría una vuelta por la casa, imaginaba que yo estaba con ellas porque les costaría moverse con todo lo nuevo y en el hotel, contaron también que se había alegrado mucho por la adquisición y que quería verme…

  • Está “majnun” (loca) por nuestro señor , -dijo Lina riendo-…
  • Veo que ya se les pasó en cansancio a las dos, si se portan bien, las dejo masajearme pero esta vez boca arriba.
  • Primero la medicación y después sin acelerarnos, eso nos dijo Noelia , -acotó Amina** mirándome con ganas-.

Terminamos de cenar y cumplí porque cumplí, estaba algo cansado pero aunque los griegos sostenían que la perfección del cuerpo humano está dada sólo por la figura masculina, ver esos dos cuerpos de mujeres, harto deseables, paseando y pasando ante mis ojos, al alcance de mis manos y atentas a cualquiera de mis deseos, pudo con cualquier cansancio, ellas estaban igual pero… eran mujeres y siempre pueden “un poco más” , no hubo muchos movimientos y para los masajes “peneanos” usaron sus músculos vaginales, primero Amina , luego Lina y ya no nos quedaron ganas de más “sopa” .

A las ocho menos cuarto estábamos abriendo las puertas de la casa y levantando la cortina del local, la cual se accionaba con un motorcito y al que debería hacer revisar para que no fallara.  Para las ocho y media el movimiento era incesante, habían llegado los dos camiones juntos, el de la mueblería y el de los artículos del hogar, también antes de las nueve apareció el electricista, los demás armaron y distribuyeron todos los muebles según nuestras indicaciones.

En total eran diez operarios que pararon para comer pasado el mediodía con un catering que hice traer desde el bar-restaurant de las inmediaciones, elegido previamente por las dos chicas y yo, tuvieron que elegir y pedir el menú, convencido de que tendrían que aprender a moverse y relacionarse con otra gente.  Las chicas se sintieron a gusto, no sólo en la casa sino también en la calle y, de vez en cuando, se abrazaban y besaban trasladándome a mí sus emociones cuando se arrimaban mimosas.

Como a las tres de la tarde apareció Noelia , el saludo fue efusivo con ellas y conmigo, hubo gritos, abrazos, lágrimas, felicitaciones y para no hablar allí y no entorpecer la labor de los operarios nos fuimos a tomar un café en la esquina, no bien nos “sentamos en una mesa” , (es un decir y una expresión que no corresponde aunque es aceptaba por usos y costumbres, uno se sienta en las sillas, no en la mesa) .  Como fuere, después de pedir habló Noelia :

  • Están hermosas chicas, ya se los dije antes, potenciaron todo con esos cortes y con los jeans.  La casa también es hermosa, el local enorme y los muebles y todo lo demás que compraron es fantástico, ¿eligieron todo ustedes?... -Contestó Amina -.
  • No sabés lo que fue Noe, las elecciones principales las hizo Guille pero nos enloquecía porque nos pedía opinión de cada cosa y nos encontrábamos perdidas, eso sí, cuando nos soltamos algunas las elegimos nosotras, no te imaginás la satisfacción, participar de esa manera nos daba un miedo, casi pánico, en toda nuestra vida jamás nos preguntaron sobre lo que queríamos.
  • Jajajaja, me imagino, ni me cuenten, aunque para ser sincera, yo no crecí como ustedes y también me hubiese sentido apabullada con todo eso de golpe.  ¿Cómo me lo trataron al paciente?
  • De maravillas, es muy buen paciente y tenemos claro lo que tenemos que hacer para que “funcione” y no se agite, jajaja.
  • ¡Lo repario con ustedes tres!, ahora me joden pero con quince años menos las hacía pedir por su madre…  ¿Sabés algo de las otras chicas, Noe?...
  • De la única que sé es de Alicia , anoche se fue de vacaciones a un lugar de la Costa, se subió a un micro y dijo que alquilaría un departamento y se va a quedar allí hasta que termine el verano y, a decir verdad, yo no sé si salir a buscar un trabajo o hacer lo mismo que ella, con el dinero que tengo puedo esperar un rato más para comenzar a trabajar.
  • Harías bien, no está mal pensado, un día o un mes de vida es vida…
  • Me parece que es lo que voy a hacer, aunque primero quiero cambiar el auto para irme tranquila con movilidad propia.

Luego de un rato volvimos a la casa y ya para las cuatro de la tarde teníamos la casa “armada” y con un cierto calor de hogar…  Para mi disponibilidad monetaria, el trabajo de los operarios me salió “chauchas” , cada uno de ellos recibió cien dólares y no podían creer la que se llevaban por sólo un día.  Ya lo había averiguado en el hotel y con las compras, habíamos estado casi dos meses aislados y en ese momento el cambio en el país estaba en el orden de 1x130 (un Dólar igual ciento treinta Pesos), la Economía estaba por el suelo y un sueldo básico oscilaba en trescientos dólares, eso para los que todavía tenían trabajo.

Las chicas tendieron las camas con toda ropa nueva y estuvimos tentados de quedarnos a dormir allí porque “chichoneadas” y ganas no faltaron pero decidimos volver al hotel, allí teníamos aire acondicionado y atenciones.  Nos llevó Noelia que, de paso, en la mañana se movió con sus contactos y me había traído dos garrafas portátiles chicas con oxígeno y un nuevo medicamento de ampollas bebibles que, con la misma droga, suplía a las inyecciones, ya tenía para estar mucho más tranquilo.

Todo lo demás que faltaba, el respirador, el tubo de oxígeno grande y el equipo para la espirometría lo buscaría en la mañana con las chicas para llevarlo a la casa.  Eso me lo dijo después de hacerme saber que esa noche se quedaría con nosotros, por lo cual, Amina le contó que, en mí presencia y no habiendo extraños, ellas andaban desnudas.

Menudo problemas que tuvo mi “enfermera favorita” que, cuando entró en la habitación, fue la primera en desnudarse diciéndonos que estábamos tardando mucho.  Tratar de sacarme los pantalones al costado de la cama fue una tentación para Noe, Amina y Lina no se hubieran animado pero Noe me empujó cuando tenía los pantalones a media pierna y caí de espaldas sobre la cama, pronto tuve a las tres encima.

“Primero yo chicas, lo estaba extrañando” , -dijo sacándome toda la ropa y estirándose sobre mi cuerpo para besarme con ganas mientras sus tetas se apretaban contra mi pecho-.  Sus piernas quedaron abiertas y el gemido largo que dejó oír cuando despegó los labios de mi boca, me hizo saber que alguna de las dos chicas se había apropiado de su entrepierna con la lengua.  Yo mismo no pude dejar de sentir un estremecimiento de placer cuando una mano tomó mi miembro y colocó el glande en la entrada de la vagina de Noe, acompañándola de una lamida a todo lo largo, desde los huevos hasta el orificio empapado.

De lo demás se ocupó Noe moviéndose hacia atrás para terminar de penetrarse, se cogía ella sola haciendo un sutil movimiento de entrada y salida y un poco hacia los costados haciendo un sutil “perreo” cuando apretaba sus nalgas sobre mis muslos.  Me besaba con ardor y a ambos se nos escapó una sonrisa cuando desde su entrepierna se escuchó otro gemido, no podíamos verlas pero imaginábamos, una estaba con la cabeza entre las nalgas de Noe, la otra seguramente se encargaba de las hendiduras de la del medio completando el “emparedado” .

El grito y los temblores fueron de las tres casi al unísono, la última del “trencito” seguramente había utilizado sus dedos y yo tuve que contraerme y morderme un poco los labios para contenerme, lo logré, a duras penas pero lo logré y me ayudó que Noelia se hiciera a un costado para no seguir encima de mí, allí vimos que la última del “trencito” era Lina y las caras de las dos “ex esclavas” no podían mentir, brillaban de alegría y satisfacción, además de los flujos de las amigas que las humedecían.  Se potenciaban las tres cuando estaban juntas y se notó porque se entregaron unas en brazos de las otras besándose con desesperación.

Me sentía fenomenal y me incorporé para elegir por donde incursionar, al haberme aguantado hacía unos instantes me permitía seguir con ganas y sin agitarme por un rato más.  Las ancas de Lina eran las que estaban mejor posicionadas y, poniéndome detrás de ellas, me mandé de una hasta que el interior de su vagina me impidió seguir, el gemido fue una mezcla de dolor-placer pero se movió enseguida para gozar conmigo.  El chirlo con ambas manos en los costados de sus nalgas no tardó en llegar, fue casi por inercia y la penetré con dureza siete u ocho veces, las suficientes para tenerla a punto de un orgasmo más violento.

No la dejé, cuando comenzó a temblar cambié de agujero y el conducto más estrecho me recibió del mismo modo, con profundidad y sin escalas, también le di fuerte y profundo por allí unas pocas veces pero ni ahí que la iba a amilanar, se mordió para no gritar y acumuló el placer explotando en un orgasmo acumulado que no pudo contener, temblaba sollozando y se desplomó, me obligué a salir rápido para que no me llevara con ella.  Las otras dos que hacían un “69” , al verme salir de Lina se ubicaron enseguida “en cuatro” y arrodillándose, pusieron la cabeza entre sus codos y la apoyaron en la sábana.  Lo que restaba era tarea mía.

“Tranquilo Guille, tranquilo” , -le escuché decir a Noelia - y tranquilo y todo las perforé a ambas entrando y saliendo de sus dos agujeros disponibles.  Lo hacía con una y la otra la tomaba de la mano como si se transmitieran el placer.  Con Noelia me entretuve más en su culo y allí deposité todo el producido de mis testículos coincidiendo con su grito desesperado mientras por debajo de su cuerpo Amina y Lina , ya satisfechas, le “gastaban” las tetas con labios y lenguas.  Apoyé mi pecho sobre la espalda de Noe uniendo nuestras transpiraciones y acaricié con mis dos manos las tetas de cada una de las chicas que se movían y parecían ronronear, no me moví más de la cuenta y me fui recuperando sin esfuerzos.

Luego de un rato de caricias nos bañamos por turno y de a dos, yo lo hice con Amina que, mientras me bañaba me dijo: “Sabemos las dos que no te gusta pero te consideramos nuestro amo y señor, gracias por lo feliz que nos hacés sentir” .  No le contesté, podría ponerme a hablar de las diferentes Culturas y modos de pensar y proceder o que no concebía esa entrega pero… unificando lo bien que me hacían sentir y mis propios egoísmos, me sentí bien con tenerlas a mi disposición y sabiendo que nunca tendrían un reclamo.  Luego pedí que nos cambiáramos y nos fuéramos a cenar al excelente restaurant del hotel.

Bien comidos y bebidos regresamos a la habitación y fue Noelia la que se encargó de controlar mi salud, además, íbamos a sortear los lugares en las dos camas para estar cómodos y las árabes decidieron que durmiera con ella, la enfermera felicísima con eso.  Antes de dormir le dije que viera la posibilidad de quedarse dos días más con Amina y Lina para que las “variara” un poco por la capital y aprovecharan para hacer compras de lo que pudieran necesitar para su uso personal y para la casa y el local, donde se instalarían luego de esos dos días requeridos, le dejaría dinero suficiente y le avisé que yo regresaría a mi casa y vería de arreglarme para volver a la nueva vivienda luego de esos dos días.

  • Jajajaja, no hay problemas, yo me quedo pero, lindo “baile” vas a tener, tendrás que tener dos vidas paralelas.
  • Tres mi cielo, tres vidas paralelas porque a vos no pienso dejarte de lado…

Durmió abrazada a mí y totalmente complacida y en la mañana les expuse mis planes a las árabes, no había modo de que estuvieran en desacuerdo.  Luego de besos y abrazos, a eso de las once de la mañana, cargué mis bártulos y la “valija mágica” con la ropa nueva y el dinero en un taxi y me dirigí a mi casa.

Sabía que, por la hora, mi mujer estaría haciendo compras por el barrio o estaría por salir, había rutinas muy conocidas y, normalmente, no se cambiaban.  Ya había tomado mis medicamentos y, a medida que me acercaba, tenía más ganas de verla y otras ganas tampoco me faltaban, era distinto, más íntimo, con otras necesidades y pensaba poner en práctica mis “mejorías” .

Entré y efectivamente no estaba, mejor, tuve que aguantar las alegrías y saltos de los perros, devolver caricias y luego aproveché a separar el dinero, dejé cuatrocientos cincuenta mil dólares en la valija y el resto, junto con las actas de las “esclavas” , lo guardé en un bolso grande que guardaba en los estantes altos del enorme placard que ocupaba toda la pared, era “mí” lugar y salvo que yo le pidiera algo, ella no tocaba mis cosas.

Dejé la valija sobre la cama y me puse a mirar las refacciones de la casa, pues eran arreglos que desde hace tiempo pensábamos hacer y se había dado el gusto, lo mismo con la heladera nueva, el horno microondas y otras cosas más que luego me mostraría, lo que si resaltaba era un cambio de color en la pintura general y las teclas de las luces cambiadas, seguro había llamado al electricista para cambiar todo el cablerio viejo, me sentí bien con sus iniciativas, recién en ese momento me di cuenta cuanto extrañaba mi casa, a mis perros y, fundamentalmente, a mi mujer, después me fui a buscarla.

Salí de casa y caminé hasta la esquina, no tuve que pensar mucho por el lugar en donde estaría, la “gorda” venía caminando desde mi izquierda y al doblar nos encontramos de frente, peinado nuevo, el cabello más corto, un pequeño toque de sombra en los ojos (nunca fue de pintarse demasiado) y un vestido nuevo que le sentaba de maravillas.  Sus hermosos ojos verdes se abrieron sorprendidos cuando me vio y no tardó en abrazarme y besarme.

Su físico no tenía ni punto de comparación con las mujeres que habían compartido conmigo esos casi dos meses y ni hablar de Noelia o las árabes.  Era casi de mi altura, tetas grandes y un tanto caídas, rellena tirando a “gordita” y con unas caderas anchas en que se destacaban las nalgas paradas pero lo que me demostraba todos los días, aún con broncas, discusiones o “pavadas” de “matrimonio viejo” , no tenía comparación con ninguna.

  • Así te quería agarrar, aprovechaste que yo no estaba para salir a romper corazones por el barrio, ¿te parece bonito?...
  • ¡Vida, ¿volviste?!...  Te extrañé mucho, ¡mirá como me fuiste a descubrir!, dejé el tendal de admiradores en el Súper pero todavía te quiero a vos, ¿vaya a saber dónde estuviste?, en casa te voy a controlar todo el cuerpo y te voy a oler por todos lados, hasta ropa toda nueva tenés y parece que estás mejor porque no te agitás al caminar.

Lo decía fingiendo aplomo y en cualquier momento dejaba salir el llanto porque notaba mi mejoría, entonces, la tomé del hombro y cargué las bolsas de las compras con la otra mano, para dirigirnos a la casa.

  • Salió bastante bien cariño, enseguida te muestro las mejoras y el pago que me hicieron, se terminaron los problemas…  Vi todo lo que hiciste en casa y lo que compraste, te felicito, quedó todo fantástico, ni te cuento el “quilombo” que me hicieron los perros con el recibimiento.
  • No te imaginás cuanto te extrañaron, los pobres sufrían más que yo.
  • Bueno, ya no hay sufrimiento que valga, tendré que ir un par de veces por semana para los controles comunes y algún fin de semana para los más exhaustivos pero valió la pena, ya lo vas a ver.
  • ¿Y el amigo Javier?
  • Lo vi un par de veces más y después desapareció, me dijeron “bajo cuerda” que se había ido a vivir a un país caribeño, nadie sabe cuál pero ya sabés como es, capaz que pasan años para volverlo a ver.
  • Bueno, en casa me contás bien y vemos que te hago de comer, yo estoy comiendo sólo ensaladas.
  • Te propongo algo, vos elegís, nos vamos a comer a un restaurant o pedimos comida hecha.
  • Mejor la comida hecha, no tengo ganas de salir ahora, me tenés que contar todo y en un restaurant no podemos hablar tranquilos, aparte no quiero gastar por gastar, ya sabés como soy.

No pude evitar reírme y terminé diciéndole lo que pensaba, enseguida fuimos dos los que reíamos…

  • Me causa gracia, toda una vida juntos, hace casi dos meses que no nos vemos y estamos hablando como si jamás me hubiese ido.
  • ¿Qué es lo que pretendés?, ya no estamos para mimitos, besitos o para hacernos los adolescentes y menos que menos en la calle.
  • Listo, en la calle no, cuando entremos en casa te voy a demostrar algunos cambios, me das una “mamadita” y nos vamos a la cama, ¿te va?...
  • ¿Qué decís, te volviste loco?, jajajaja, ¿qué habrás estado haciendo vos?...  La idea no está mal pero ahora vamos a hablar tranquilos y a la noche te tomo “examen” aunque tampoco será como para “tirar manteca al techo”, -no dije nada, nunca se caracterizó por lo fogosa-…

Ya en la casa, primero me tuve que “fumar” que me contara todo lo que había hecho en ella, me mostró también todo lo que había comprado y, como era una Ecónoma de aquellas me mostró que aún le sobraban más de cuarenta mil dólares.  Luego de eso me di cuenta que miraba la valija y le pedí que sacara y arreglara la ropa que traía, lo que implicó que, cuando vio los fajos de billetes, se pusiera pálida y casi se cayera de culo en el piso del dormitorio.  No lo podía creer y, en el momento, se me ocurrió otro “verso”

  • Fue toda una sorpresa, me hice muy compinche con un árabe que pensé que era el Administrador o algo así de la empresa, a la cuarta o quinta visita me dijo que era el dueño del Laboratorio, que tiene Licencia Alemana pero es de capitales árabes, venía día por medio y se ponía a charlar conmigo, me contó de las propiedades que tenía en Arabia, me mostró fotos de casas que eran para enloquecerte, expresó también que se sentía muy bien conversando porque nunca mencioné el tema del dinero, no confiaba en nadie y le costaba hacerlo con gente de su entorno porque estaba siempre el dinero de por medio.
  • Está bien pero, ¿qué tiene que ver eso con esta suma de dinero?...
  • Fui yo quien lo convencí a Javier para que le vendiera la empresa.  Cuando ya me estaba por ir porque se había cumplido el tiempo, apareció diciendo que le había hecho hacer un excelente negocio y aparte del dinero que me correspondía por haberme sometido a las pruebas, me dio lo que él consideró una comisión de “intermediario”.  Es más, insistió con darme otro regalo, digamos “normal”, un automóvil nuevo o una casa porque le parecía que lo del dinero era poco.  Le contesté que yo no podía pedirle nada más, que lo del “regalo” corría por su cuenta, por mí así estaba bien, aunque no me privé de decirle que me gustaría una casa con jardín, uno nunca sabe, ¿no?, jajaja.
  • ¡Para variar, te quedaste corto!, un coche y una casa nos hubiera venido de maravillas, bueno, ya está, ya pasó, disfrutaremos de esto.

Se me ocurrió lo del árabe y con un relato un tanto difuso entremezclando verdades porque, uno nunca sabe donde el Diablo puede meter la cola y ¡menos mal que no había visto lo que había en el bolso guardado!... Había cuajado y no daría más vueltas con eso…

Almorzamos la comida que nos trajeron y luego de ordenar un poco le dije que dormiría una “siestita” , no fue algo al “tuntún” , estando ella sentada me arrimé por detrás y se lo dije al oído mientras acariciaba sus tetas, me llené las manos con ellas y apreté sus pezones, eran uno de sus puntos débiles, reaccionaron rápido endureciéndose entre mis dedos y haciéndola gemir…

  • Viniste loquito, ¿no te atendieron bien las enfermeras de ese lugar?
  • Más o menos, me hacían “calentar” porque me atendían todas desnudas pero me dejaban con las ganas porque decían que no puedo agitarme.
  • Jajajaja, dale, contame que me lo creo, que no te puedas agitar lo sé, aunque los remedios que te dieron deben tener algo de Viagra porque eso que me apoyás en la espalda parece un milagro de la ciencia, jajajaja, dame un segundo que voy al baño y luego quiero ver si puedo hacerme cargo de “eso”… hace tanto tiempo...

Se levantó con la alegría pintada en el rostro y me besó, al mismo tiempo una de sus manos se ocupó de tocar y apretar a “mi amigo” que estaba pronto y presto.  Yo me fui a acostar y cuando salió del bañó comenzó a desnudarse de su lado, se dejó puesta la bombacha y se giró para acercarse a besar, tocar y mamar el miembro erecto que la esperaba, ¡por Dios, todavía está y esto es mío! , -dijo riéndose-…

Se entretuvo un rato salivando el ariete, sin pasar de la mitad porque nunca había podido llegar a más, se puso de costado y me acercó las caderas para que la acariciara, no tardé en hacerlo y luego de su espalda, nalgas y algo de muslos, me ocupé con los dedos de sus agujeritos empapados, por lógica me di cuenta que no estaba depilada aunque era lo de menos.

“Te voy a coger porque ya no me aguanto” , -expresó-, para eso dejó el miembro y, con algo de dificultad, pasó las piernas para sentarse sobre mis muslos y dirigirlo con la mano.  Entrar allí costó lo suyo y se quejó por eso, yo pretendía hacerlo más que despacio porque, a pesar de la lubricación, me daba cuenta de la estrechez debido al largo tiempo de inactividad.

Entraba sintiendo que sus carnes volvían a adaptarse a lo que ya conocían y ella se descontroló porque cuando sólo la mitad había penetrado, se sentó de golpe y gritó, “Ayyy, la puta madre, me partiste” y se quedó quieta con la boca abierta y los ojos humedecidos.  Las caricias de los pezones la activaron nuevamente y comenzó a moverse de forma lenta pero continua. “Seguí mi cielo, seguí, mi conchita ya se acordó de cómo era, bendito sea el medicamento que te dieron” , -decía un tanto desencajada aún a pesar de que yo ni me movía-.

Ella hacía todo y debía conformarme con ser un “partícipe necesario” pero eso no me molestaba…  De pronto, “se le salió la cadena” y casi que me ordenó… “La cola papi, dámela por la cola, ella también te extraña” , le dije que sí pero en la posición que más nos gustaba.  Tardó décimas en arrodillarse en la cama, abrió las piernas y apoyó los antebrazos y la cabeza en las sábanas.  Pronto la tuve a mi completa disposición y acariciando sus nalgas con una mano usé la otra para maniobrar con el “pincel” pasando el glande por las dos cavidades…

  • ¡Uff, mi vida, me pusiste como una moto!, entrá despacio porque me va a doler hasta el alma.
  • Tranqui cariño, siempre te gustó que te hiciera la cola y te voy a dar el gusto de a poquito , -se lo dije cuando ya había calzado el glande y comenzaba a empujar-.
  • Pará, pará que me duele, está muy cerrado, dejá que se acostumbre y después rompelo como nos gusta.

Noté que las nalgas le temblaban, se había tensado y al darme cuenta que se aflojaba, empujé con ganas, de pedo no vinieron los vecinos para ver qué pasaba, el grito retumbó en toda la habitación y ocultó enseguida la cara contra la cama para evitar de seguir gritando a viva voz.  Yo no me quedé quieto, no bien chocó mi pelvis en sus nalgas comencé a entrar y salir, tres o cuatro entradas y salidas de ese modo y respondió como era entonces.  Se movió colaborando en la cogida, gimió fuerte y al poco tiempo el orgasmo la sorprendió, se dejó caer llevándome con ella porque abrazaba sus tetas.

Temblaba, gemía y pedía más aunque yo hasta ahí llegaba, no aguantaba más y muy adentro de ella le llené las tripas como si no hubiera cogido en años.  En ningún momento se me dio por comparar, los culos y los físicos de las chicas con las que había estado hasta hacía poco tiempo eran espectaculares, las reacciones y los orgasmos eran distintos pero estos eran provenientes de “mí” culo aún cuando le pertenecía a “ella” .

“No la saques, no la saques, estuvo genial aunque me va a quedar todo abierto, ya no manejo los músculos como antes y tengo que cambiar las sábanas porque hice un enchastre aquí” , -comentó y comencé a reír-.  Es increíble la facilidad que tienen algunas esposas para estar pendiente de lo que están haciendo y pensando en lo que tienen que hacer… “Dejá de joder con las sábanas, alcanzame la garrafa del oxígeno porque no tengo aire” , -le dije en voz baja saliendo de su interior y apoyándome sobre las almohadas-.

A decir verdad, el aire entraba y salía normalmente pero una cierta “semilla de maldad” me surgió.  Si yo estaba “bien” y se lo demostraba iba a pedir más y me costaría cumplir con quienes estaban en otro punto de la ciudad, algo de lo que me di cuenta en ese momento y no podía ni quería desentenderme de ninguna.  Regresó rápido con la garrafa de oxígeno y la recuperación me llevó un buen rato, de paso me tuve que aguantar los retos, recriminaciones y las auto-culpas de mi mujer porque me había excedido cuando sabía que no debía y ella me lo había permitido.

Después de casi media hora, “me recuperé” e incluso me enojé con ella para que no llamara a la Emergencia Médica.  Con todo más tranquilo ella se fue a bañar y yo dormí un rato la siesta, quedé “frito” , derrotado, cansado pero más que satisfecho.  Dormí por casi tres horas y ella no me llamó ni me molestó, tal como siempre hacía cuando yo descansaba y fueron el timbre de la calle y los perros con su escándalo los que me despertaron.

Mi mujer fue a atender y regresó un poco asustada, “papi, es un Abogado y tiene que hablar personalmente con vos” …  Me cagué hasta el pecho, me vestí rápido y salí a atenderlo pensando que cosas habían salido mal y en que me afectarían.  No lo conocía pero me dio una tarjeta perteneciente al mismo Estudio Jurídico que atendía las cosas del Jeque, pregunté por lo que pasaba y lo invité a pasar, me dijo muy serio que no era necesario, me pidió que le mostrara el documento de identidad, “es para corroborar que efectivamente es usted pues debo dejarle este sobre en mano” , -me dijo mostrándome un sobre de papel madera en tamaño oficio-.

Controló mi número de documento con el que figuraba al frente del sobre, me lo devolvió y cuando me entregó el sobre sólo dijo: “que lo disfrute” , luego me saludo y se fue para subirse a un automóvil que lo esperaba.  Entré dentro de la casa con mil y una intrigas girando en mi cabeza, me senté en una silla y extendí el sobre encima de la mesa sin animarme a abrirlo.  Mi mujer, parada detrás preguntó qué era lo que traía, “no sé, es de parte del Jeque del que te habl锓Bueno, hay que abrirlo, es la única manera de enterarnos” .

Me quedé pensando en que allí adentro podía haber algo que tirara por tierra todo el verso que le había hecho a mi mujer desde la noche en que vino Javier a verme y con todo el “culo sucio” por conocer de mis propias mentiras, dudé.  Ella, más impaciente que yo, tomó el sobre y me dijo que parecía tener llaves y papeles, “bueno abrí y miremos” , -le dije jugado a todo o nada-.  Lo primero que sacó fue una nota con membrete de la Embajada dirigida a mí, estaba escrita en español y la leyó… “Aparte de las ganancias que obtuve, me ha hecho quedar usted muy bien, decidí que éste fuera el regalo que faltaba, espero disfrute del bien” , fue conciso y concreto, tal como habían sido los Abogados al darme el dinero y ni ahí de dar las gracias.

Mi mujer volcó el sobre y salieron tres llaves sueltas, sin llavero y parecían nuevas, además aparecieron varias hojas de tamaño oficio, era un título de propiedad a mi nombre de una casa que (¡Oh casualidad!) , se encontraba a escasos doscientos metros de nuestra casa actual, en ese Título no figuraban importes y hacía expresa mención que era en calidad de obsequio de parte del Jeque xxxxxx y estaba todo avalado por distintas firmas, fehacientemente aclaradas, de los Abogados del Estudio Jurídico.

Después, en artículos siguientes figuraban, la dirección, las dimensiones del terreno, las de la casa y las diferentes dependencias de la misma, aclaraba también que yo sólo tenía que firmar al pie del Título para hacerme cargo del inmueble y usarlo como propietario.  Luego de leerlo no dudé más y puse “el gancho”“Cumplió, ese hombre cumplió con vos, conozco esa casa, es hermosa, de dos plantas y tiene un jardín hermoso adelante, vamos a verla Guille, movete, despertá” .  No estaba errada, me había quedado impávido mirando el papel.

Acuciado por ella no tardamos mucho en llegarnos hasta la casa en cuestión, nos encontramos con un hermoso caserón totalmente enrejado en su límite con la acera, con un jardín hermoso que llegaba casi hasta la puerta de entrada de la edificación y cortado por un camino hecho con cerámicas antideslizantes, tenía la entrada independiente para autos porque luego vimos que se podía guardar más de uno.  El terreno tenía 12x 50 y sólo tres ocupaba el ingreso al garaje, todo lo demás era parque y jardín, la casa en si es de dos plantas con las habitaciones arriba (algo que tuvimos que cambiar) y tenía más terreno libre detrás, en definitiva, un lujo tremendo para lo que estábamos acostumbrados.

Las llaves abrían las puertas de ingreso, las demás estaban del lado de adentro de las puertas interiores y la que daba a los fondos.  Los dos quedamos anonadados, nos miramos y nos abrazamos riéndonos con todas las ganas.  Yo pensaba para mis adentros que gracias al “finado”Javier(estaba seguro de eso) y a sus ideas para aprovecharse de un Jeque adinerado que de tonto no tenía nada, había logrado despertar mi sexualidad que creí dormida para lo que me restaba, me había aliviado bastante de mis males, tenía un dinero totalmente inesperado y una casa que nunca sospeché que podría tener, sin contar lo de las árabes y la otra casa…  Casi, casi que en lugar de putearlo tenía que agradecerle.

Esa noche y el día siguiente hicimos planes y decidimos que es lo que compraríamos, dinero sobraba para darnos gustos y no nos privamos, así que tuvimos el día ocupado yendo a los distintos comercios a conseguir lo que queríamos, anduvimos de un lado para el otro y nos atendieron de maravillas en todos lados (unos locos así no te caen todos los días para gastar en dólares) .  Al final del día estábamos “muertos” de cansancio y nos faltaba mucho pero yo tenía que salir a media mañana para mis “controles de rutina” .

Finalmente y en definitiva, hasta el día de hoy vivimos muy bien y contentos en nuestra nueva casa, las árabes por su lado, no dan abasto con sus clientes y han contratado a un par de ayudantes (sensa joda, mujeres) , además de los chicos que utilizan motos para repartir la comida.  Se turnan y se desviven para atenderme, cuando voy en días de semana y aprovechan para hacerme sentir más que bien cuando tengo “controles de salud” que me insumen todo el fin de semana.

A Noelia suelo visitarla en algunas “escapadas” , está de Jefa de Enfermeras en una Clínica de renombre y le va de maravillas, a Alicia no la vi más, se quedó a vivir en la Costa y me encontré varias veces con las otras chicas, por lo cual, ninguna deuda me quedó sin pagar o promesa sin cumplir, aunque debo reconocer que la morocha Selva y la pelirroja Cynthia casi me mandan al otro lado porque quise seguirles el ritmo.

Grace es hoy en día Médica Neumonóloga y Marisol, que logró su Máster de Programación y no sé que otro Título académico, junto a su hermana Daniela tienen un gran local de venta de artículos de electrónica y les va muy bien.  De Adil y Amad no supe más nada, seguramente volvieron al Palacio y allí se pierde cualquier rastro.

De Roberto no sé nada y José Luis apareció en algún que otro programa de ficción tipo novelones y la sigue “remando” .  Cada dos o tres meses nos juntamos las chicas y yo para cenar en algún restaurant, paran el tránsito cuando se juntan y siempre invita el hombre.  Sinceramente, no me puedo quejar, la aventura de convertirme en un Director de Cine me dio un resultado fantástico que aún disfruto…

Gracias por los comentarios, ellos me incitan para seguir insistiendo frente a una blanca hoja de papel (en este caso la que me muestra el Word), las consecuencias las “pagan” ustedes,  jajaja). GUILLEOS 1**

FIN.