El director cumple mis deseos (2)

Continuación de la parte anterior, se puede leer esta sin haber leído la otra. El director me hace lo que deseo en su despacho.

Una vez más estoy muy cachonda y tengo muchas ganas de follar con mi director. Así que sabiendo sin ninguna duda que cumplirá mis deseos, me dirijo a su despacho.

Llamo a la puerta y entro. Una gran sonrisa abarca los labios de ambos nada más vernos.

Me humedezco mucho los labios y me los muerdo con fuerza. Me acerco a su silla y le abrazo por la espalda mientras le susurro al oído.

-Esta vez sí que vamos a hacerlo —digo para besarle el cuello a continuación.

Me siento encima de él y le beso muy apasionadamente. En cuanto noto la erección que comienza a aparecer en su entrepierna sonrío y me quito la camiseta. Seguimos besándonos un rato hasta que yo también le quito la camiseta a él y nos quedamos ambos disfrutando de nuestra semidesnudez. Nos acariciamos y nos besamos, conocedores y deseosos de lo que acontecerá más tarde.

Cuando noto que su erección se ha hecho más grande los dos nos levantamos de la silla y tras bajarnos los pantalones nos quedamos sólo en ropa interior.

Nos sentamos en la silla de nuevo, esta vez me pongo de espaldas a él, sabe de sobra lo que quiero, así que comienza a darme besos en el cuello mientras masajea mis pechos. En un momento dado decido darme la vuelta, y mientras estoy a horcajadas sobre él comienzo a pajearle por encima de los calzoncillos. A ambos nos excitan mucho los tocamientos realizados encima de la ropa interior, así que él acaricia mi clítoris por encima de las bragas. Mientras nos masturbamos mútuamente vuelvo a besarle, me encanta la electricidad que recorre nuestros cuerpos cuando nos besamos.

Decido que es la hora de que nos acostemos, pero antes debo preparar su polla un poco más. Le quito sus calzoncillos y él me quita a mí mis bragas. Me pongo de rodillas en la alfombra y se la chupo hasta que considero que está lo suficiente lubricada. Me levanto de nuevo y le miro a los ojos mientras me muerdo los labios. Introduzco su pene dentro de mí y suelto un largo gemido. Nos movemos con sintonía hasta que ambos nos corremos al mismo tiempo.

Una vez hemos terminado nos vestimos y nos besamos de nuevo. Le miro a los ojos y hablo mientras le sonrío.

-Gracias, me ha encantado follar contigo.

-Lo mismo digo —me dice mientras sonríe.

-Volveremos a vernos pronto.

-Por supuesto.