El director cumple mis deseos (1)
Yo deseo follarme al director, el director sólo complace y realiza todo lo que yo deseo.
Mis deseos hacia el director han llegado a su punto máximo. Así que no voy a aguantar más. No me voy a quedar con las ganas. Voy a conseguir lo que quiero.
Me dirijo hacia su despacho con decisión. Llamo a la puerta y entro.
Me siento en la silla y le hablo con claridad y muy segura de mí misma y de lo que quiero.
-Quería comentarte una cosa personal.
-Dime.
-He estado pensando y quería decirte dos cosas.
-Bien.
-En primer lugar quiero pedirte perdón, siempre has sido muy amable conmigo y creo que nunca he sabido valorarlo, así que quería pedirte perdón por si alguna vez te he tratado de malas maneras o he sido desagradable contigo, no pretendía hacerlo.
-No te preocupes, no pasa nada. ¿Qué es lo otro que quieres decirme?
-Está bastante relacionado.
-Continúa.
-He estado pensando y me he dado cuenta de que el año pasado fuiste muy bueno y muy generoso conmigo, y yo sin embargo nunca te lo he agradecido, y me gustaría hacerlo.
-Exacto, fui muy bueno y muy generoso contigo y tú no me lo has agradecido.
-Lo siento, pero por eso estoy aquí. Soy consciente de ello y quiero ponerle remedio.
-Eso está bien.
-Así que dime cómo te gustaría que te lo agradeciera, te lo agradeceré como tú decidas.
Me mira fijamente y se queda sin decir nada. Así que decido insinuarme aún más.
-No dices nada, me extraña.
-Es que no sé qué quieres decirme exactamente.
-Simplemente eso, que me gustaría agradecerte de la mejor manera posible lo que tú hiciste por mí.
Como sigue sin pronunciar palabra decido ser más directa. Me levanto de la silla y me acerco hacia él. Le doy un repaso con la mirada deteniéndome en su entrepierna. Y mientras le sonrío y le toco el hombro, le hablo.
-Te lo agradeceré como tú quieras, haré lo que tú quieras.
Me humedezco los labios y me coloco la camiseta de tal manera que quede a la vista mi sujetador.
Sus ojos lujuriosos no dejan de mirarme y por fin habla.
-Es cierto, debes agradecerme todo lo que he hecho por ti. Ven aquí.
Me acerca hacia él y hace que me siente en una de sus piernas. Recorre mis curvas con sus manos y luego mira mis pechos fijamente, sus ojos indican lo mucho que desea poseerme. Lo que él no sabe es que quien tiene el control aquí soy yo, y se hará todo lo que yo quiera como yo quiera.
Le beso y al mismo tiempo muevo mi entrepierna a lo largo de su muslo para provocar el roce y que mi rodilla se aproxime peligrosamente al centro de su pantalón. Paro de besarle y me separo un poco para poder dedicarme a sus pantalones. Acaricio su cremallera y paso los dedos por su cinturón.
-Tienes un cinturón precioso, pero creo que te está apretando demasiado y deberíamos desabrocharlo, ¿no crees?
No es capaz de hablar, sólo consigue asentir mientras sus ojos me deboran. Le quito el cinturón y desabrocho su cremallera, entonces me detengo y le susurro al oído.
-Si quieres que continúe bésame el cuello —le digo dejando mi cuello a su disposición.
Comienza besándolo lentamente, pero poco a poco aumenta la velocidad de sus besos y los dirige hacia mi escote. Detengo la situación de nuevo. Me bajo de sus piernas y me pongo de rodillas en el suelo. Me quito la camiseta quedándome en sujetador y le saco la polla de los calzoncillos. Se encuentra ante mí una polla de un color bastante pálido, pero de un tamaño aceptable, me parece que así es perfecta. Me escupo en la mano y comienzo a pajearle. Realizo esta acción tres veces y luego me la meto en la boca hasta el fondo un par de veces, luego la succiono y le pajeo de nuevo. Me levanto y me quito el sujetador. Me siento en sus piernas otra vez y vuelvo a susurrarle al oído.
-Ahora sí que puedes besarlas.
Me besa los pechos primero con suavidad y luego me succiona los pezones con mucha intensidad. Dirige sus labios hacia mi vulva y me quita los pantalones, yo le detengo.
-Vas muy rápido, haz que me corra acariciando mi clítoris, y luego quizá te permita comerme el coño.
Hace todo lo que le digo. Me masturba encima de las bragas mientras gimo hasta que me corro. Luego me baja las bragas y acerca su polla a mi coño con la clara intención de follarme, sin embargo, no dejo que lo haga y le hablo al oído.
-No, no vamos a follar, no me la vas a meter. Al menos todavía.
Vuelvo a ponerme de rodillas en el suelo y se la chupo hasta que se corre en mi boca. Me trago su corrida y le beso con intensidad, al principio pone cara de que no le agrada la idea, pero luego disfruta mucho ese pasional beso.
Nos vestimos y antes de irme le digo unas últimas palabras.
-Sé que querías que follásemos, y supongo que no te ha hecho ninguna gracia que no lo hiciésemos, pero alégrate. No lo hemos hecho todavía, pero lo haremos. Eso significa que volveré y que esto se repetirá. Así que nos vemos pronto. —digo guiñándole un ojo.
-Perfecto —contesta repasándome lujuriosamente con la mirada.
Nos dedicamos una última mirada y luego salgo de su despacho con una grandiosa sonrisa. Volveré muy pronto a repetir esto y a llegar a más.