El diario secreto de mi hermana (6)

-YO y CLAUDIA- He descubierto el diario secreto de mi hermana en el cual ella relata, en los mas mínimos detalles, sus experiencias sexuales y demuestra la muy zorra que puede llegar a ser.

He descubierto el diario secreto de mi hermana en el cual ella relata, en los mas mínimos detalles, sus experiencias sexuales. Se llama Claudia, tiene 20 años, es rubia, con el pelo largo y ligeramente ondulado, ojos azules y risueños y labios carnosos. Aunque se trata de mi hermana, he de reconocer que es muy muy guapa y tiene un cuerpo muy bonito y cuidado. La verdad es que nunca me había fijado en ella hasta que empecé a leer su diario, excitándome con cada pagina, pajeandome pensando en ella y descubriendo la muy zorra que podía llegar a ser. Transcribo sus paginas tal como las escribió Claudia, cambiando lo nombres y añadiendo explicaciones, para que os puedan proporcionar todo el placer que he gozado con su lectura.

Bianca ha llevado a cabo su fantasía sexual ( es la mejor amiga de mi hermana, la diosa sexual que conocéis por las entregas anteriores ). Siempre deseaba ser penetrada por Bicho y ayer hizo realidad su sueño ( Bicho es la mascota de Bianca, un pastor alemán ).

«Y tú, ¿cuál es tu fantasia?»

Me lo preguntó después de haberme contado su experiencia en todo detalle.

«La verdad es que no tengo ninguna», le contesté.

Tanto ha llegado a gustarme el sexo y tanto me gusta probar cosas nuevas que mis fantasías no tienen tiempo de madurar: si deseo experimentar algo simplemente lo hago sin preocuparme de nada más. Y ocasiones no me faltan, sobretodo ahora que tengo unos clientes muy imaginativos ( os recuerdo que Claudia empezó a trabajar como "dama de compañía" ).

Quizás el único gustillo que se me ha quedado por probar es follarme a mi hermano ( ¡la primera vez que lo leí casi me caigo de la silla! ). Físicamente está muy bien y siempre he pensado que, como papá, estaría bien dotado. Tuve la confirmación cuando hace una semana entré en el lavabo y lo vi ducharse. Y además está en aquella edad que los chicos tienen las hormonas por las nubes, más que suficientes para hacer gozar a cualquier chica una y otra vez.

He soñado con él. Un sueño que he repetido en más ocasiones y todas las veces me he despertado con el tanga húmedo. Soñaba que acababa de salir de la ducha y estaba en mi habitación, la puerta se abría violentamente y mi hermano aparecía completamente desnudo y con la verga tiesa y dura. Sin darme tiempo a reaccionar me lanzaba encima de la cama y me penetraba el ano sin ni siquiera lubricarlo un poco; al mismo tiempo me apretaba el clítoris con una mano, como hago cuando me masturbo y con la otra me ponía dos dedos en la boca que yo me deleitaba en chupar. Y lo mejor de todo era que siempre acabábamos a la vez.

No la puedo llamar una fantasía porqué cuando lo veo no noto nada ni jamás he pensado en él cuando me masturbo pero si llegara a hacerme lo que sueño estoy segura de que me volvería loca de placer.


Ésta es la última pagina que ha escrito Claudia en su diario. Cuando acabé de leerla tenía la polla a mil que me explotaba en los pantalones ¡Joder, soñaba conmigo! Alivié las tensiones enseguida.

¿Qué habríais hecho vosotros tras leer estas paginas teniendo una hermana como la mía? Hacerle lo que ella soñaba, evidentemente. Y eso fue lo que hice.

Pasaron unos cuantos días para que pudiera llevarlo a cabo porqué el hecho de que Claudia se duchara tenía que coincidir con que nuestros padres no estuvieran en casa. Joder, tenía que ir desnudo y empalmado a la habitación de mi hermana, sí que mis padres son muy abiertos pero hay un limite para todo, ¿no?

De todos modos, cada vez que Claudia se iba a duchar yo me pajeaba porqué sino me habría corrido nada más penetrarla. Afortunadamente, entre que ella tardaba en ducharse y que yo conseguía rápidamente una nueva erección, estaba siempre preparado y listo para cuando mi hermana salía del lavabo.

Después de tanto esperar, llegó el gran día. No había nadie en casa y Claudia se fue a duchar como cada día. No obstante la paja yo seguía nervioso. Joder, iba a follarme a mi hermana, ¿cómo estaríais vosotros?

Entré en su habitación, desnudo y con la polla bien tiesa como Claudia quería. Estaba de espaldas, completamente desnuda, un poco agachada y con un pie encima de la cama. Su piel dorada por el bronceado, sin la presencia de marca alguna, todavía mojada era preciosa, las diminutas gotas que recubrían su cuerpo centelleaban con la luz del sol que entraba por la ventana.

Sus piernas eran largas y torneadas y parecían no acabar nunca. Su espalda sensual y bien proporcionada, tapada por el pelo rubio que no se había mojado, terminaba en un culo redondo, duro y sustancioso, diría perfecto, al final del cual se abría una autentica flor: su vagina rosácea con los labios ligeramente entreabiertos y totalmente depilada. Min hermana estaba de infarto. Nada más verla mi polla se puso más dura de lo que ya estaba.

Apenas abrí la puerta Claudia giró la cabeza hacia mí.

«¡¿Qué coño estás haciendo?!»

Tenía que reaccionar. Me abalancé sobre ella y la tiré encima de la cama. Soy jugador de rugby así que sé muy bien como placar a alguien... Afortunadamente mi hermana cayó con la espalda hacia mí así que me lancé sobre ella y solo tuve que apartar las nalgas con una mano mientras que con la otra guié mi polla hacia su ano.

«¡Per que hac...aagghh!»

Entró la cabeza y seguí empujando. Mi polla desaparecía en su interior, despacio y un poco con dificultad.

«¡Para que me haces daño! ¡aagghh!»

Pero ni la oía, solo quería meter toda mi verga en su culo. Lo conseguí y empecé a moverme. Ahora faltaba la mano. hice que levantara sus caderas y puse mi mano en su vagina. ¿Dónde estaría el clítoris? apreté confiando en la buena suerte. Pasaron tres segundos y noté como su coño se humedecía. Bien. Solo le faltaban los dedos en la boca. Le metí el medio y el índice unidos y tiesos pero no los chupó.

«Cabrón... has leído mi diario...cabrón...», consiguió decir entre jadeos.

Por mucho cabrón que me llamara, sabía que le estaba empezando a gustar porqué su vagina se hinchaba y se ponía más y más mojada y sus gemidos se hacían más frecuentes delatando su gozo. Me lo confirmó cuando Claudia puso su mano encima de la mia que apretaba su vagina.

«Aquí»

Me colocó la mano donde ella quería.

«Así. Aprieta fuerte»

Sus gemidos aumentaron de intensidad.

«Espera»

Me dijo y a la vez se estiró todo lo que podía para poder alcanzar el cajón de su mesita. Lo abrió y sacó su consolador, un arnes enorme, lo encendió y se lo introdujo en la vagina.

«Eso me ayudará a que terminemos juntos»

Entonces me cogió la otra mano y se puso dos dedos en la boca, chupándolos y relamiéndolos. Yo seguía penetrándola ya con más facilidad y velocidad ya que su ano estaba bien dilatado. Pero, gracias a la paja (o por culpa de) que me había hecho antes, no conseguía correrme.

Fue mi hermana quien acabó primera y cayó literalmente rendida en la cama. Empecé a sobarle el cuerpo con las dos manos que tenía empapadas por diferentes razones.

«¿Dónde quieres correrte, hermanito?»

Joder, fue por lo que me dijo o fue por la cara de puta hambrienta con la que me miró pero el caso es que noté enseguida que estaba a punto de descargar.

«En la boca, en la boca...», dije a la vez que sacaba mi polla de su culo.

Claudia se dio la vuelta, rapida, y agarró mi verga empezando a chuparla. Me corrí jadeando, viendo como mi hermana recibía toda mi leche. Recordé lo que había escrito en su diario y todas las veces que lo había hecho.

«Dejame ver como te la tragas», le dije.

Me miró y me sonrió y, después de haber dejado el capullo bien limpio, abrió la boca y me enseño mi esperma que le cubría la lengua. Tragó y volvió a abrir la boca sacando su lengua que estaba completamente limpia. Tras haber descansado y hablado un rato, volvimos a hacerlo, esta vez con más ternura, como si fuéramos una pareja de verdad. Me pidió que terminara dentro de ella, y así lo hice.

Tal vez este relato no os haya gustado tanto como los anteriores escritos por mi hermana, pero, ¿qué queréis que os diga? Yo me lo he pasado mucho mejor.

Hace un par de meses Claudia ya no vive con nosotros. Con todo el dinero que gana se fue a vivir sola llevándose consigo el diario que ya no podré volver a transcribir. Yo y mi hermana hemos vuelto a hacerlo pero tuve que pagarle. Cada vez que consigo reunir suficiente pasta le voy a ver. Sí, soy su cliente aunque, eso sí, me hace un buen descuento y consiente a que lo hagamos sin condón. Seguro que más de uno deseáis tener a una hermanita como la mía...