El diario secreto de mi hermana (1)
-EL REGALO DE CUMPLEAÑOS- He descubierto el diario secreto de mi hermana en el cual ella relata, en los mas mínimos detalles, sus experiencias sexuales y demuestra la muy zorra que puede llegar a ser.
He descubierto el diario secreto de mi hermana en el cual ella relata, en los mas mínimos detalles, sus experiencias sexuales. Se llama Claudia, tiene 20 años, es rubia, con el pelo largo y ligeramente ondulado, ojos azules y risueños y labios carnosos. Aunque se trata de mi hermana, he de reconocer que es muy muy guapa y tiene un cuerpo muy bonito y cuidado. La verdad es que nunca me había fijado en ella hasta que empecé a leer su diario, excitándome con cada pagina, pajeandome pensando en ella y descubriendo la muy zorra que podía llegar a ser. Transcribo sus paginas tal como las escribió Claudia, cambiando lo nombres y añadiendo explicaciones, para que os puedan proporcionar todo el placer que he gozado con su lectura.
Irlanda es preciosa y las vacaciones han sido una experiencia inolvidable ( mi hermana se fue allí durante tres semanas para aprender inglés ) pero con lo que me quedo es sin duda con el día del aniversario de David ( un compañero del cole de Claudia con quien se fue a Irlanda juntos con Bianca, su mejor amiga ).
«Mañana es el cumple de David, me dijo Bianca, y he pensado en hacerle un regalo...diferente»
«Ya estás con otra de las tuyas. A ver, cuentame».
«Ya sabes como es David, tan tímido, siempre tan callado... Me apuesto lo que quieras que aún es virgen»
«¿Adonde quieres llegar?»
«Había pensado ofrecerle una tarde un poco picante: invitarle a una copa y brindar con él en topless, así se alegra la vista y ve como está hecha una mujer de verdad. Bueno, dos.»
«La verdad es que es un regalo muy diferente...y original también. De acuerdo, me parece una buena idea. Solo espero que no le de un infarto al vernos» ( para mi hermana no supone ningun problema despelotarse, de hecho lleva tiempo practicando nudismo con Bianca ).
El día siguiente, Bianca se presentó con una botella de champagne.
«Es que no he encontrado cava», me dijo. La pusimos en el congelador para que se enfriara y esperamos a que llegara David tomándonos una cerveza ( por lo que recuerdo los tres compartían un mini apartamento de dos habitaciones ).
David llegó y se fue derecho a la ducha. Nosotras aprovechamos para sacar el champagne, preparar las copas y desvestirnos. Yo llevaba una braguita azul, de tela transparente que dejaba ver el poco vello que me había dejado en la depilación mientras que Bianca, la cabrona, llevaba un diminuto tanga negro compuesto por un hilo que se perdía entre sus nalgas, el elástico que daba la vuelta a sus caderas y un triangulito de tela que apenas cubría la hendidura de su vagina.
Si de verdad David era virgen como suponíamos, se habría corrido nada más verla ( Bianca, a parte de ser la mejor amiga de Claudia, es la chica más guapa que he visto en mi vida. De familia y rasgos brasileños, tiene el pelo largo y liso, la tez muy clara, labios carnosos, ojos felinos y almendrados, senos grandes y bien puestos, culo redondo y ligeramente respingón, piernas rectas y torneadas, figura esbelta y sonrisa embrujadora... y encima es simpática. Es la mujer perfecta. Cada vez que pienso en ella me pajeo... En fin, es una verdadera diosa sexual ).
Le llamamos y apareció en el salón en chándal mientras se ponía la camiseta. Se quedó pasmado viéndonos con las tetas al aire y cantándole el "cumpleaños feliz". Le felicitamos otra vez dándole los dos besos de rigor y le servimos una copa. Brindamos. Tuvimos que llevarle literalmente de la mano y sentarle en la silla porqué el pobre se había quedado de piedra, sin saber que hacer, incrédulo delante la escena que estaba presenciando. Luego nos servimos otra copa que ayudó a David relajarse un poco.
«¿Te gusta tu regalo?» le pregunté
«Mucho...- apenas balbuceó.
Entonces Bianca se acercó a él y se sentó encima de la mesa apoyando los pies en los bordes laterales de la silla donde sentaba David, ofreciéndole una vista inmejorable a nuestro amigo que con la mirada se perdía en las largas piernas abiertas delante de su cara. Entonces comprendí que el regalo de Bianca, el verdadero, todavía tenía que llegar.
«Dime una cosa, David, ¿has visto nunca a un coño en tu vida? Quiero decir uno real, uno de verdad».
El pobre la miró en la cara dudando un largo instante. Después bajó la cabeza.
«No...-», dijo en voz baja.
«¿Lo quieres ver?»
David levantó la cabeza: no estaba seguro de haber oído bien.
«¿Te gustaría ver como está hecho un coño de verdad?», insistió Bianca.
David tragó saliva. En el silencio que se había producido se podían escuchar lo latidos acelerados de su corazón.
«Me... me encantaría...», balbuceó.
Bianca le sonrió. Bajó de la mesa, cogió a David por la mano y le hizo sentar en el sofá a mi lado. Yo les observaba callada y curiosa de ver cuales eran las intenciones de mi amiga y hasta donde quería llegar. Se colocó de pie enfrente a David y, de manera muy sensual, se quitó el diminuto tanga.
Observé la sorpresa dibujarse en la cara de nuestro amigo al descubrir la perfecta y total depilación de su vagina y su bronceado sin marcas de bañador. Bianca, sin dejar que el afortunado espectador gozara más del espectáculo, se subió al sofá y se colocó de pie, con las piernas abiertas y David en el medio que miraba con ojos de plato la vagina de mi amiga a unos escasos centímetros de su cara. Vio como Bianca se la acarició con la mano para luego apartar los róseos labios con los dedos.
«Nunca has visto algo así, ¿verdad?».
David no contestó. Se limitaba a mirar y a jugar nerviosamente con su pantalón que estiraba y enrollaba con sus dedos inquietos.
«¿Quieres olerla?»
Bianca no esperó respuesta y se acercó más, poniendo literalmente su vagina en la cara de David. Éste empezó a respirar hondo una, dos, tres veces, como si quisiera almacenar todo el perfume que emanaba la vulva de su compañera de clase. Erguía la cabeza para oler mejor y por fin sus manos dejaron de jugar con los pantalones y aferraron las pantorrillas de Bianca. De vez en cuando le rozaba la vagina con la nariz, seguramente sin querer, y ya no podía disimular su erección, claramente visible por debajo del chándal.
Yo también empezaba a excitarme: sentía que mis pezones se estaban poniendo duros y erizados, como ya lo estaban los de Bianca, mientras en mi vagina notaba una placentera sensación de calor. Mi amiga se apartó un poco y miró a David en los ojos.
«¿Te gustaría tocarla?»
«Si...»
«Toma, le dijo Bianca mientras se frotaba la vagina con dos dedos, es tu regalo de cumpleaños. Para hoy es tuya, haz con ella lo que quieras».
Estaba acostumbrada a las ocurrencias de mi amiga y siempre le seguía el rollo pero fui la primera en sorprenderme por lo que acababa de decir. Siempre nos contamos todo y si quería haberse acostado con David me lo habría dicho. Más tarde me juró que no había planeado nada: el champagne y el morbo de desvirgar a nuestro compañero le dieron el empujón necesario.
David llevó su mano temblorosa e insegura a la vagina reluciente de Bianca y empezó a dar masajes frenéticos.
«No así, se rió dulcemente mi amiga, espera»
Puso su mano encima de la de David y le guió enseñándole como tenía que moverla. Su primer gemido no tardó en llegar; vi como enarcaba su cuerpo mientras me tocaba mis braguitas para descubrirlas mojadas. Entonces Bianca se agachó un poco acercando su cabeza al oído de nuestro amigo.
«¿Quieres que te de besitos?»
Interpretó el silencio de David como un "sí". Se bajó del sofá, le quitó la camiseta y luego le quitó a la vez los pantalones y los calzoncillos sin que opusiera resistencia alguna. El pene de David brillaba delante de nuestros ojos, erecto, con la cabeza húmeda y reluciente que todavía no se había salido del todo. No era grande, era más bien normalita, de una buena anchura, un poco curvado hacia la izquierda y con las venas que le resaltaban a lo largo del tronco.
Bianca se sentó en el borde del sofá, cogió con su mano la polla de David e hizo salir del todo el capullo. Mientras ella bajaba la cabeza hacia su miembro, David estalló sin avisar y descargó su leche manchándole la cara a Bianca, lo que demostraba que probablemente era virgen.
«Lo...lo siento...-», dijo entre jadeos.
«No te preocupes, dijo Bianca limpiándose un ojo, ha sido mi culpa, te he apretado demasiado»
Luego me explicó que quería evitar que David se desanimara o, peor aún, se acomplejara. Se limpiaron y tomamos otra copa de champagne, vaciando la botella. Cuando hubo acabado la suya, Bianca se lanzó a besar a David sin previo aviso. Estábamos los tres apretados en el pequeño sofá, David sentado en medio entre nosotras. Vi como el miembro de David retomaba vigor y volvía a ponerse recto en un tiempo record. Yo sorbía lo que me quedaba de vino espumoso, observándolos con interés.
Bianca se agachó y le dio un beso en el prepucio después de haberle agarrado la polla con la mano. La succionó durante un rato, se la sacó y, con la boca entreabierta, recorrió todo el tronco de arriba a abajo, rozándolo con sus labios carnosos, después se la volvió a engullir haciendo desaparecer por completo la verga de David en su boca. Mientras tanto él, que parecía haber perdido la timidez, le sobaba las tetas ávidamente. Tras haberla chupado unos minutos, se paró.
«Ven que te enseño como se hace una mamada»
Enarqué las cejas interrogándola con la mirada, tratando de descubrir a que venía aquello.
«Ven, no seas tímida», me dijo volviéndose hacia mí.
Entendí que estaba actuando para hacerme entrar en el juego o para excitar más a David, no sé. Me coloqué de rodillas en el suelo enmoquetado, apoyándome en la pierna de mi compañero.
«Mira, primero tienes que cogerlo por la base con la mano, suavemente»
Hice el papel de novata e inexperta y agarré la polla de David con mi mano.
«Así, me dijo Bianca, ahora lame la punta con la lengua y haz circulitos siguiendo la base del glande. Mira-»
Hizo lo que acababa de explicarme, después se retiró y me invitó a que lo repitiera.
«Muy bien. Después de haber jugado un rato con la punta, abre bien los labios e introduce el pene en tu boca, despacio. Así.»
Y se le metió en la boca.
«...y ten cuidado con los dientes»
Y así seguimos, ella diciéndome y enseñándome lo que tenía que hacer y yo ejecutándolo. David, que había empezado a sobare también mis tetas, disfrutaba como seguramente nunca había hecho en su vida; y yo tampoco me lo pasaba mal: aquella situación me estaba excitando, tenía la vagina empapada y el cuerpo entero en calor. Mientras daba placer con la boca a nuestro compañero, Bianca me quitó por fin las braguitas y comenzó a frotar mi sexo.
«Todo el rato calladita pero ya veo que te está gustando»
Volvió a ponerse a mi lado y me arrebató el miembro de David.
«Quiero ser la primera», me dijo.
Le dio unas rápidas chupadas mientras yo me apartaba, se incorporó y se sentó encima de David, introduciéndose la polla en la vagina. Empezó a moverse y a gemir a la vez. David le puso las manos encima de la espalda y Bianca las cogió y las colocó más abajo, obligándole a agarrarle le culo; yo les miraba despatarrada en el sofá, masturbándome.
La cara de placer de David era todo un poema: se veía como intentaba retrasar su orgasmo para disfrutar más del momento. Pero no pudo aguantarse más y se corrió dentro de Bianca.
«¡Muy bien, campeón!» le dijo tiernamente y le dio un beso en la mejilla.
Bianca y David se limpiaron mientras yo seguía jugando con mi clítoris. Estaba muy excitada, aquello no podía acabar así: quería la polla de David dentro de mí.
Apenas volvió del lavabo, me lancé con la cabeza entre sus piernas, obligándole a sentarse en el sofá. Lamí y chupé aquel pene fláccido durante largo rato intentando reanimarlo. Bianca me echó una mano y le hicimos una mamada a dos bocas, cosa que ayudó a vigorizar el miembro de David. Conseguida la erección, mi amiga se puso detrás de mí y empezó a comerme el coño como solo ella sabe hacerlo.
Cuando aquella exprimida polla volvió a estar dura como una piedra, la introduje en mi goteante vagina sentándome encima de David, copiando la posición que había asumido Bianca anteriormente. Afortunadamente para mí, nuestro ya no virgen compañero había ganado soltura empezando a tocar y a explorar cada centímetro de mi cuerpo con sus manos y, sobretodo, su polla tardó muchísimo en descargar lo que le quedaba de leche, proporcionándome una larga, intensa y placentera cabalgada seguida de un fuerte orgasmo que me hizo estremecer de placer.
Pero David no paraba: seguía embistiendome como si estuviera poseído mientras Bianca se tocaba a nuestro lado. Picaron a la puerta y mi amiga fue a ver quien era.
«Son Javi y Ángel, les dejo pasar?»
( Si no recuerdo mal, son amigos de David: iban al mismo instituto pero no en la misma clase de mi hermana, Bianca y David; estuvieron en el mismo grupo de vacaciones en Irlanda )
No sé que pasó por la cabeza de David porqué paró de bombear y se quedó pensativo: tal vez tenía que asimilar todavía la propuesta de Bianca, tal vez no se lo creía, tal vez no sabía que contestar. Lo cierto era que dudaba mucho. Finalmente asintió y volvió a empujar y a besarme con más ardor de lo que había hecho hasta entonces: quería que entraran pero no quería que la fiesta se acabara. Además seguramente quería alardearse frente a sus dos amigos: estaba con una rubia y una morena, las dos desnudas y follándose a una... esto entre los hombres tiene ser algo que te eleva al nivel de un dios.
Bianca me conoce muy bien, por eso no me preguntó nada. Tal como estaba, no me importaba que entrasen. Seguía sin decir una palabra, gimiendo de vez en cuando y pensando en lo que iba a pasar: ser vista copulando por otros hombres me excitó aún más.
Hubiera dado cualquier cosa para ver la cara que pusieron Javi y Ángel al entrar: el echo de que te abra una chica en pelotas, y encima guapísima como Bianca, es de por sí un sueño para muchos, encontrarse a su amigo pasándoselo bien con una rubia debía de ser algo más que chocante.
Noté con el rabillo del ojo que se habían quedado parados observándonos. Entonces hice algo que jamás había pensado podía hacer y que me hizo bullir la sangre en las venas: levanté mi culo para que pudieran ver claramente como me penetraba David. No contenta con eso me aparté las nalgas con las manos para que la visión fuera inmejorable.
«¡Joder David, qué calladito te lo tenías!», dijo Javi.
Evidentemente eran mucho más espabilados que nuestro compañero de clase porqué la siguiente vez que me volví hacia ellos estaban ya desnudos con las pollas erectas chupadas y pajeadas por Bianca.
«Me pareces que tendrás que compartir tu regalo», le dije a David.
Fue entonces cuando sentí la lengua de alguien jugando con mi ano, mojándolo. Giré la cabeza y vi a Javi con su cara entre mis nalgas mientras Ángel se disponía a penetrar Bianca a nuestro lado. No se demoró demasiado en dilatar mi entrada posterior: pronto sentí su polla dura empujar contra mi orificio anal. Le ayudé a penetrarme empujando el glande con la punta de mis dedos. Entró y empujó hasta que noté su vello rozarme la piel.
El dolor se mezcló al placer en una sensación indefinible. Era mi primer trio, mi primera doble penetración y, por como pintaban las cosas, pronto llegaría mi primera orgía. Estaba literalmente babeando de delirante placer: sentir aquellas dos pollas dentro de mí a la vez, casi tocándose en mi interior, me enloquecía. El orgasmo que alcancé me hizo convulsionar y dar fuerte y agudos gritos.
A David también tuvo que gustarle el sándwich porqué se volvió a correr casi a la vez que yo. Se salió de mi vagina y Javi paró un segundo para permitir que se quitara de abajo. Después volvió a bombear con más ahinco y bien hondo. Sentía sus huevos golpearme las nalgas; me abandoné apoyándome con los brazos y la cara en el respaldo del sofá dejando mi culo y mi cuerpo desamparados, a completa disposición de Javi. No tardó mucho en correrse, llenándome el ano de esperma caliente que empezó enseguida a gotear por las piernas.
Seguimos follando los cinco juntos hasta que sus vergas quedaron bien exprimidas y nosotras caímos rendidas con los agujeros irritados y dolidos.
Fue una experiencia magnifica, nunca había repetido tantos orgasmos en un día, nunca había disfrutado tanto del sexo. Y todo gracias a Bianca que ma ha abierto los ojos. Estoy ansiosa de volver a repetir.