El diario online de Marcos García 3
Alice ha invitado a Marcos a una especie de cita, pero claro, él no está nada interesado en ir. Finalmente no le queda otra que acceder. Sin embargo, algo muy peculiar ocurrirá en ese encuentro. No se lo pierdan.
Éste es el último capítulo de Marcos de momento. He decidido tomármelo con calma porque me gustaría tratar a estos personajes de forma que pueda tomarme mi tiempo para desarrollarlos como me gustaría, así que espero que me perdonéis.
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Diario de una adolescencia gay
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Un relato del Enterrador
El diario online de Marcos García 3: Apoyo online
Me molesta mucho cuando la gente te obliga a ceder parte de tu espacio personal. Esa gente que quiere ganar terreno contigo mientras que tú te muestras reacio y te obliga a hacer cosas que no quieres no me gusta, aunque bien es cierto que conociéndome como me conozco, sé que si alguien quiere intimar conmigo tiene que obligarme a hacerlo.
Resulta que Alice había decidido por su cuenta que iríamos a una heladería juntos para tomarnos un helado. Ni yo soy muy de helados ni me gusta salir, ¡y mucho menos en un país donde la gente puede pasearse con armas! ¡Seguro que si me chocaba con una anciana, ésta sacaría un rifle del bolso y me mataría! Me hubiera encantando negarme, y de hecho, me inventé varias excusas, pero no se creyó que mi perro había matado a mis padres y después había enterrado los cadáveres, por lo que tenía que buscarlos. Supongo que no coló porque no tengo perro…
Decidimos (o mejor dicho, ella lo ordenó y yo obedecí) que iríamos al salir de clase, así que cuando salí de casa por la mañana cogí mi cartera y la metí en la mochila para pagar los dichosos helados. Ese día salí antes por si acaso me cruzaba con Rick o con el macarra de Axel. ¡Quería evitarlos a toda costa! No me apetecía que uno me acosara o que el otro me partiera las piernas.
Cuando iba a entrar a clase, vi que estaban bloqueando la puerta Wright y el delegado de la clase, Gilbert Glass, así que me acerqué y les eché una mirada desaprobadora como indirecta.
-Al final me leí “Alicia en el país de las maravillas” como me dijiste-se recolocó las gafas Glass.
-¿Sí?-respondió Wright con poco entusiasmo.
Obviamente me estaban ignorando.
-Pero no entendí nada. Supongo que no tiene ningún sentido.
-Es obvio que para alguien como tú no tiene ningún sentido-sonrió arrogantemente Wright.
-Ejem-tosí para llamar su atención.
-Es una crítica en toda regla a la sociedad inglesa de su época, Glass. Si no lo ves, sería mejor que te graduaras esas gafotas-se rió.
Ahora era aún más obvio que me estaban ignorando.
-¡Oye! ¡Dejadme pasar!-grité finalmente.
-Vaya-se giró Wright-, lo siento mucho.
-No pasa nada, sólo apartaos-musité molesto.
-Podías haber pasado y ya está, no somos gigantes que te impiden el paso, más bien somos molinos de viento-exageró su sonrisa.
Wright y sus ridículos intentos de insultos basados en la literatura. Como había leído muchísimo se creía mejor que nadie, y ello le llevaba a estar todo el día haciéndome bromas sobre libros españoles. ¿Realmente creía que tenía algún efecto? Me daba totalmente igual.
Sin responder a su comentario extendí los brazos apartándolos y entré en clase. Apenas había llegado nadie todavía, de modo que me senté tranquilamente en mi sitio y saqué los materiales para la primera clase, historia. A mí siempre me había encantado la historia, pero aquí en EEUU no se daba historia, sino “historia” de EEUU. Todo giraba alrededor de ellos y eso me irritaba.
La profesora, Mandy, siempre me bajaba la nota en los exámenes por poner verdades, como por ejemplo la intervención de la CIA en los países sudamericanos tras la segunda guerra mundial. Decía que eso no estaba comprobado. ¡Ja! Cómo me irritaban las clases de historia en este país. Alice llegó un rato después y se sentó a mi lado bostezando.
-¿A quién se le ocurre poner historia tan temprano? Qué aburrimiento.
-Qué desmotivados estáis los jóvenes de hoy día-suspiré-. La historia es genial.
-Hombre, para alguien de campo como tú que no tiene ni tele en su casa, es normal que esto le entretenga.
-¡Que yo no soy de campo!
-Anda y vete a recoger cebollas-me sacó la lengua.
Vaya imagen que teníamos los españoles por el mundo… Antes de que pudiera acordarme de todos sus familiares vivos y muertos, entró Mandy y me tuve que callar, no quería que me gritara innecesariamente. Sin embargo, no le presté a Alice una hoja como hacía todos los días por venganza.
Mandy colocó el libro de texto sobre la mesa y señalando al horizonte anunció:
-¡Hoy vamos a dar la guerra de Vietnam!
Un tema interesante. A ver qué mentiras contaba la profesora respecto a la desagradable y terrible masacre que USA les hizo a los pobres vietnamitas.
-En el norte de Vietnam estaba empezando a surgir el comunismo, lo cual era un grave peligro para nuestra gloriosa nación.
Osea, que en un país que está al otro lado del mundo surge el comunismo y ya van a morir todos los estadounidenses, ¿no? No estoy muy de acuerdo con el comunismo, pero no creo que sea razón suficiente para matar inocentes.
-Vietnam solía ser una colonia francesa, pero como su ejército era y es patético, los echaron fácilmente de allí.
Mira, al menos coincidimos en algo: los franceses son penosos.
-¿Alguien me puede decir alguno de los horribles métodos que se usaban en la guerra?-preguntó Mandy.
Alcé la mano con una sonrisa y ella suspiró. La tenía quemada con mis comentarios, y es que la verdad en una clase de historia estadounidense hacía mucho daño.
-¿Sí, García?
-Pues el asedio de aldeas por parte de los soldados estadounidenses. Solían quemarlas, matar a los hombres y violar a las mujeres.
-¡¿Pero qué tontería es ésa?!-gritó la profesora.
-¿Tontería?
-¿Cómo va a violar alguno de nuestros soldados a una civil? ¡Tienes un negativo!
La miré con furia, pero decidí no enfadarme para que no fuera la cosa a peor.
-¿Alguien sabe algún método de la guerra de verdad?-me miró con el ceño fruncido al decir “de verdad”.
En ese momento la puerta de clase se abrió y apareció Rick con una sonrisa.
-¡Buenísimos días!
-¡Señor Jones! ¡¿Cómo se atreve a entrar tan tarde?!
-Es que me han abducido unos extraterrestres y…
Mandy resopló interrumpiéndole y le mandó a su asiento para después preguntarle:
-¿Sabe usted, señor Jones, algún método que usaran en la guerra de Vietnam?
-Hola, David-ignoró a Mandy chocando la mano con David-. ¿Qué tal?
-¡No me ignore!
-¿Eh? Ah, pregúntale a Marcos o a Peter, que son los que saben de historia.
Mandy estaba a punto de gritarle a Rick para matarlo, pero entonces Wright decidió hablar.
-Los vietnamitas metían a los soldados americanos en sacos y los dejaban colgados, de modo que las ratas les iban mordiendo poco a poco y el dolor se hacía insoportable. También solían atacar en pequeños grupos porque eran menos-sonrió Wright.
-Muy bien, señor Wright. Tiene un positivo.
Osea, que la traducción de “horribles métodos usados en la guerra” es “horribles métodos usados por los vietnamitas”, ¡nada de métodos estadounidenses!
-¿Sabe alguien por qué aguantaron tanto los vietnamitas?
-Porque-comencé a decir-, entre otras cosas, se despalzaban bajo tierra y así no sufrían los bombardeos.
-Exacto. Se escondían bajo tierra como ratas-informó Mandy.
Creo que esta profesora se dejó la objetividad en la juventud, así como la delgadez y la belleza.
Después de una clase agotadora en la que pusieron a los vietnamitas de vuelta y media y dijeron que los estadounidenses se retiraron por caballerosidad de allí, lo cual era mentira, porque se fueron debido a la presión del pueblo de USA que se dio cuenta de que aquello era una calamidad; Alice y yo salimos juntos en dirección a la heladería.
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Una tétrica y horripilante versión de “My fair lady” estaba sonando a todo volumen en la heladería. Los niños parecían disfrutarlo, pero a mí me daba unos escalofríos tremendos. Miré a Alice para pedirle que nos fuéramos a otra heladería porque ésa me daba mal rollo, sin embargo, me la encontré con una sonrisa de oreja a oreja tarareando la dichosa cancioncilla. ¡¿Soy la única persona del mundo a la que esa canción le parece satánica?!
Miré al mostrador y vi una vorágine inmensa de niños chillando y riéndose, por lo que no podía ver al dependiente. Odiaba comer por ahí, los sitios estaban llenos de ruido siempre. Cuando uno come en casa, lo hace en paz y en silencio, no con miles de murmullos alrededor. Como la espera iba para largo, nos sentamos en una de las extrañas mesas del sitio.
-¿Puedes recordarme el nombre de este sitio?
-Creamy-creamy smile-smile!-sonrió.
-Hasta el nombre es cursi-suspiré.
Y es que todo el sitio estaba decorado con toda clase de cursiladas. Cada una de las mesas era de un color, había una roja, una azul, una verde, una amarilla y una rosa. Nosotros estábamos en la azul. Las paredes estaban pintadas con una serie de osos, gatos y conejitos degustando toda clase de helados sobre un fondo rosa. Además, el techo estaba decorado con una lámpara de araña rosa cuyas velas estaban hechas de forma que parecían cucuruchos y había toda clase de cintas de colores colocadas por el techo.
-Aquí es donde hacen los mejores helados de todo el pueblo-añadió.
-Bah, yo soy un chico frigodedo.
-Ya, todos sabemos que eres un friolero cascarrabias-sonrió.
-¡Frigodedo! ¡Es un helado!
-¿Qué te has comprado?-oí que decía uno de las niñas a su amiga mientras salían.
-Un calippo. Es que quiero seducir a un chico.
¡¿Qué demo…?! Las niñas de hoy en día cada vez estaban más salidas, menos mal que los niños siguen puros.
-Oye, guapa-le dijo uno de los niños a Alice sonriendo-, ¿quieres follar?
Vale. Retiro lo dicho.
Después de que Alice le pegara una patada voladora al niño y éste huyera, observamos que el mostrador ya estaba vacío y que podíamos ir. El dependiente estaba agachado cogiendo un helado de los de abajo, así que no le pudimos ver la cara hasta que llegamos a su lado. Ambos nos quedamos boquiabiertos al ver que se trataba de David Ripley, ¡el capitán del equipo de fútbol!
-¡Hola! ¿Qué les po…? ¡¿V-vosotros?!-se sorprendió él también.
-¿T-t-t-tú qué haces aquí?-preguntó Alice.
-Trabajar, obviamente-intentó aparentar normalidad.
-¿Pero en una heladería? No te pega nada-forcé una sonrisa nervioso.
-Es una larga historia. Bueno, ¿qué os pongo?
-Yo quiero un helado de chocolate-pidió Alice.
Qué extraño. Un alumno de su posición no tendría por qué trabajar. Si es tan popular y siempre tiene tan buenas notas es que debe de ser rico, ¡es de cajón! Muchas veces se saltaba las clases, ¡así que tenía que tener poder para torear a los maestros!
-¿Y tú, Marcos?-me miró.
A-acababa de decir mi nombre. Mi corazón se aceleró un poco cuando pasó eso. ¿P-pero por qué? Si eso fuera un relato romántico sería porque… No… Seguro que no era eso.
-¿Marcos?-insistió al ver que no contestaba.
Me sonrojé. Mierda, ¿por qué había tenido que repetirlo? ¡Ahora me sentía raro! ¡Y todo por su culpa! ¡Seguro que era alergia por culpa del aroma de las flores! ¡Tenía que ser eso! ¡Claro que era eso!
-¿Pero qué tenemos aquí?-se oyó una voz.
Entonces del pasillo que había tras el mostrador apareció un hombre entre las sombras. Supuse que venía del almacén, aunque ya podrían iluminar ese pasillo, porque no se veía nada, sólo oscuridad.
Debo hacer un inciso para explicarles los atuendos que ambos llevaban. David llevaba un traje azul completo con una enorme pajarita roja, unos guantes blancos impolutos y un sombrero de copa amarillo. Pues bien, el hombre de atrás tenía el cabello totalmente blanco y éste le tapaba los ojos, sólo se le podía apreciar la sonrisa. Llevaba un gorro verde de estos que se usan para dormir y un traje amarillo chillón con purpurina. Imagínenselo, no sabía si estaba en una heladería o en el circo.
-Hola, señor Cold-le saludó David.
-¡Qué pareja tan encantadora!-nos saludó el tal Cold con un bastón cónico que representaba un cucurucho.
-Gracias-sonrió Alice.
-¿Pareja?-me sonrojé.
-¡David! ¡Para estos dos un par de helados gratis!
-Sí, señor, pero aún no me ha dicho de qué lo quiere-dijo David señalándome.
-Mmmm… Tienes cara de que te gusta la vainilla, ¿no es así, muchacho?-sonrió cogiéndome del mentón.
¿P-pero qué confianzas eran ésas? Sólo para que me soltara rápido asentí.
-Qué agradable que un par de jóvenes vengan a visitar mi heladería. Normalmente sólo entran niños-sonrió apoyando los codos en el mostrador.
De repente sonó una de esas canciones infantiles británicas siniestras, “Humpty Dumpty sat on a wall” y el hombre de aspecto ostentoso sacó un reloj de bolsillo que parecía representar una bola de helado.
-Me encantaría quedarme a charlar con la juventud, pero debo volver al almacén-dijo girándose para volver por donde había salido-. Ha sido un placer.
Todo eso había sido de lo más escalofriante, no sé qué pensarán ustedes. David nos sirvió el helado y le pagamos lo que nos pidió.
-Por favor, no le contéis a nadie que trabajo aquí.
-Descuida-respondí dándole un lametón al helado-, somos gente de fiar.
-Eso es lo que dicen de la gente de campo-murmuró Alice.
Le eché una mirada asesina y tras despedirnos, salimos de la heladería. Como ya me conocen, sabrán que tengo una mala suerte terrible, y ese día no iba a ser menos. Justo al salir vi a Axel McArthur escondido detrás de un contenedor. Le dije a Alice de ir rápido por el otro lado, pero Axel nos vio y rápidamente me agarró del brazo. Alice vino hacia nosotros, pero él sacó una navaja y le dijo que se alejara.
-Nada de policía, guarra, o esta puta morirá-sonrió-. No te preocupes, que te lo devolveré de una pieza.
Sin más dilación y sin que ninguno de los dos pudiéramos decir nada, Axel me arrastró con él y salimos corriendo del lugar. Tras recorrer varias manzanas me metió en un callejón sin salida y me soltó mientras lo inspeccionaba.
-Oye-dije algo nervioso-, ¿qué quieres de…?
Antes de terminar la frase me volvió a agarrar del brazo y me tapó la boca estrellándome contra la pared. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía mirándome fijamente. Me sonrojé totalmente y empecé a temblar. Luego él rechinó los dientes y tras soltarme se escondió dentro de un contenedor.
-Líbrate de él-me susurró.
No sabía a qué se refería, pero luego lo vi claro cuando un policía con gafas y cara de amargado entró en el callejón.
-¡Tú!-me llamó la atención-. ¿Has visto a un muchacho de pelo largo y de aspecto desaliñado?
-¿Y-yo? N-no.
-Rayos, ya se me ha escapado. Maldito gamberro-suspiró-, ahora por su culpa tendré que rellenar una orden de búsqueda. Por cierto, ¿qué hacías aquí?
-¿E-eh? ¡Sacar al perro!
-¿Y bien? ¿Y el perro?
Sí, lo sé, soy gilipollas.
-Lo he perdido-mentí.
-Qué fastidio, ahora tendré que ayudarte a buscar al chucho.
-No es necesario, señor-sonreí nervioso-. Seguro que Tobi vuelve a casa.
-Es mi trabajo, chico. Lo primero será mirar en los contenedores por si ha entrado a comer.
Un escalofrío de auténtico temor recorrió mi cuerpo. Como abriera el contenedor, Axel estaba muerto y se encargaría de que yo también lo estuviera.
-¡No!-grité-. Esto… ahí ya he mirado yo. ¿Sabe? Creo que no lo he sacado de casa. Soy tan despistado que he salido a pasear al perro sin el perro, jajajajajaja-me reí muy nervioso.
-¿Es que eres retrasado mental?-frunció el ceño.
-¡Oiga!
-Qué pérdida de tiempo. En fin, me vuelvo a comisaría. Si ves por los alrededores a un chico con la descripción que te he dado, llámame.
Me dio una tarjeta en la que ponía: “Kevin Damon, agente de policía” y se retiró maldiciéndome en voz baja por haberle hecho perder el tiempo. Una vez se hubo ido resoplé cansado y me pregunté a mí mismo que por qué estas cosas me tenían que pasar a mí. Una revelación vino a mí, dicéndome que en cierto modo lo merecía por romper tantos corazones online y jugar con los sentimientos de Alice.
-Muy bien hecho, García-me halagó Axel saliendo del contenedor-. Dame un abrazo para celebrarlo.
-Apestas-me aparté bruscamente.
-¿Ah, sí?-se olió el sobaco-. Creo que no debería ducharme sólo una vez por semana.
Es evidente que no, tío guarro.
-Pues nada, hasta más ver-se despidió.
-Hasta más ver-murmuré.
¿Por que le había dado a ése por mí últimamente? Qué molesto. Aunque en parte tenía que agradecérselo, gracias a él pude librarme de la “cita” con Alice.
Volví a casa y un par de horas después le mandé un mensaje a Alice diciéndole que Axel me había dejado en mi casa y que estaba bien, que ya quedaríamos otro día.
Encendí el ordenador y vi que tenía un par de mensajes en el chat.
-Ah, sí. Lo había olvidado. Hoy hace una semana que conozco a Conejito amoroso, así que ya es hora de romper su corazón-sonreí pérfidamente.
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Azucarillo de las praderas
Qué día tan agotador…
Conejito amoroso
Qué te ha pasado? O.o
Azucarillo de las praderas
Un mal día, supongo
Conejito amoroso
El mío tampoco ha sido muy allá u.u
Azucarillo de las praderas
Bueno, hay algo que te quería decir
Conejito amoroso
Eso puede esperar, cuéntame tu día primero n-n
Azucarillo de las praderas
M-mi día?
Aquello no fue mera interpretación, sino que me quedé asombrado de verdad. Un usuario de una red calenturienta acababa de preguntarme que qué tal me había ido el día. Nunca me había pasado algo así, siempre iban a su bola, osea, a correrse y ya está, pero él se preocupaba realmente por mí.
Conejito amoroso
Claro ^^
Azucarillo de las praderas
No me apetece hablar de eso. P-pero...
Conejito amoroso
¿Qué?
Azucarillo de las praderas
¿Me abrazas?
Conejito amoroso
Claro
Azucarillo de las praderas
Gracias se restriega un poco entre sus brazos
Conejito amoroso
Ojalá fueras una chica
¿Qué? ¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?! ¡Se acababa de cargar toda la magia! ¡¿Pero cómo le dices eso a un gay, hijo de mi vida!? ¡¿Dónde está el botón de bloquear?!
Azucarillo de las praderas
e.e
Conejito amoroso
Lo siento xD Sólo pensaba en voz alta
Azucarillo de las praderas
Pues no pienses esas cosas. Si alguien tiene que cambiar eres tú, volviéndote gay :P
Conejito amoroso
le meta la mano por dentro del pantalón Suena bien, me apetece intentarlo
Azucarillo de las praderas
¿Q-qué? se sonroja hasta la coronilla
Estaba flipando. ¿Acaso estaba jugando conmigo?
Conejito amoroso
Tienes razón. Yo estoy dispuesto a cambiar por ti
Azucarillo de las praderas
¡E-espera! ¡Eso no es algo en lo que pu-puedas decidir! se retuerce de placer y comienza a gemir
Conejito amoroso
le sienta en sus rodillas de espaldas a él y se desliza por su cuello para susurrarle en el oído Dime, ¿qué quieres que te haga?
Azucarillo de las praderas
Eres tú el que se está forzando, a-así que decide tú
Conejito amoroso
Si es contigo, no hay nada que forzar. Quiero hacerlo le quita la camisa y le pellizca los pezones
Azucarillo de las praderas
gime sonoramente Espera, espera. Esto es muy… inesperado.
Conejito amoroso
Te quiero susurra en su oído
¿Por qué? ¿Por qué unas palabras que estaba diciendo un ordenador hicieron que me diera un vuelco el corazón? Ese tipo podía ser cualquier gordo seboso de por ahí y aún así, mi corazón reaccionó. ¿Qué me estaba pasando? Yo jamás me dejaba llevar por mis sentimientos porque no soporto a la gente.
Azucarillo de las praderas
Eso se lo dirás a todos con los que haces roles se sonroja
Conejito amoroso
He dicho muchos “te quiero”, sí. Pero esta es la primera vez que lo estoy haciendo con otro tío online
Azucarillo de las praderas
Me voy a llevar tu virginidad entonces?
Conejito amoroso
Así es. Ahora relájate le baja el pantalón y hace lo propio con el suyo
Azucarillo de las praderas
Date prisa, quiero tenerte dentro ya
Conejito amoroso
Creo que me me estoy arrepintiendo. Paremos.
No me jodas. Lo mato. Lo mato, en serio.
Azucarillo de las praderas
¡Serás…!
Conejito amoroso
Era broma sonríe y le da un suave beso con lengua
Lo que dijo era verdad, era un príncipe. Sus técnicas de seducción me estaban arrastrando a su mundo de colores y flores. En otras circunstancias hubiera dejado la conversación, pero él me tenía hechizado, hechizado de amor.
Azucarillo de las praderas
Idiota corresponde al beso
Conejito amoroso
comienza a metérsela lentamente
Azucarillo de las praderas
¡A-aaah! ¡Más! ¡más rápido! ¡Dame duro!
Conejito amoroso
No le da un beso en la mejilla No te voy a follar, te voy a hacer el amor
En serio, cuando hacía que mi corazón se pusiera así, me daban ganas de darle una buena hostia.
Azucarillo de las praderas
P-pero… más rápido
Conejito amoroso
Bueno, vale acelera sus embestidas
Azucarillo de las praderas
¡Oh, sí! ¡Sí! ¡Me corro! ¡Me corro!
Conejito amoroso
Hagámoslo juntos susurra en su oído
Azucarillo de las praderas
se corre en su propio abdomen
Conejito amoroso
se corre en el interior del otro chico
Azucarillo de las praderas
¿Qué tal tu primera vez? e.e
Conejito amoroso
Genial, porque ha sido contigo n.n
Azucarillo de las praderas
Idiota, no me hagas tanto la pelota >//<
Conejito amoroso
La pelota? xD
Azucarillo de las praderas
Sí xD
Conejito amoroso
Bueno, ¿y ahora me vas a contar tu día, mi querido McCulo?
Azucarillo de las praderas
Quizás en otra ocasión, apreciado Mediometro
Ya que era bueno poniéndome cachondo y acababa de descubrir su sexualidad online, decidí darle otra oportunidad. Me sentía raro con él, pero supuse que era porque me sentía solo y no porque sintiese nada, claro está. Aunque de vez en cuando me ponía nervioso con su forma cursi de descubrir, pensé que igual me lo quedaba un poco más.
CONTINUARÁ…
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Ahora volverá nuestro adorado Rick en sus aventuras amorosas con Peter. No sé cuando saldrá otra pareja diferente, pero tengo ya varios planes, así que no os los perdáis.
Sin embargo, antes de ello tengo preparado una sorpresa para los lectores de todorelatos. Subiré pronto un capítulo de esta misma serie con una historia que recuerda más a mi estilo oscuro y perturbador para conocer vuestra opinión de si debería añadirlo a esta historia o simplemente dejarlo aparte. Permaneced atentos, por favor.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR