El diario del sacrificio de Mark Twin 3

De los dos relatos que he subido hoy, debéis leer éste en segundo lugar. Si no, os haréis spiler del diario del ligoteo de Eric Lover.

No me podía quedar sin explicar por qué Mak ha respondido de esa manera, así que aquí tenéis un pequeño capítulo (que no sé muy bien si catalogar como extra o como capítulo) sobre ello.

Sólo respondo a través de email a la dirección de correo:

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Diario de una adolescencia gay

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Un relato del Enterrador

El diario del sacrificio de Mark Twin 3: Comienza el sacrificio

Habíamos ganado el campeonato. ¡Nosotros! ¡Toma ya! Estaba que no podía creérmelo. ¡Por fin, por fin podía gritar a los cuatro vientos que no era mediocre! Aunque, bueno, no todo era mérito mío. Mis compañeros merecían casi todo el honor. ¿Pero qué más daba? El simple hecho de formar parte de ellos ya me hace no ser mediocre. Que ellos, estrellas del deporte, me hayan aceptado como uno más de los suyos, no hacía otra cosa que ascenderme.

El capitán nos dio una semana de descanso. ¡Hicimos una fiesta y todo! Aunque él capitán acabó potando y un tal Marcos tuvo que cuidarlo. Fue curioso, porque ambos subieron arriba y, aunque nadie vio que el tal Marcos se iba, el capitán bajó solo al día siguiente. Bueno, de todas formas, hubiera sido raro que dos chicos pasasen la noche juntos, ¿no? Aunque yo, si es por cuidar al capitán, lo hubiera hecho sin dudarlo.

Siempre me ha gustado mucho el capitán, es muy agradable y siempre me da ánimos. ¿Cómo no le coges cariño a alguien así? Se esfuerza todo el tiempo y entrena cada vez que puede. ¡Es tan genial! No como otros…

Eric, el ligón del equipo y mi archienemigo─suena guay, ¿verdad?─, se estaba volviendo más y más irresponsable. Se saltaba los entrenamientos con mucha frecuencia, se dormía durante las explicaciones, traía chicas al gimnasio… Incluso tuvimos una pelea fuerte por ello, pero después me prometió que no volvería a llevar chicas, de modo que le perdoné. De momento, no había roto su promesa.

Cuando volvimos al gimnasio después de nuestra semana de descanso, el capitán dio un discurso de victoria. No obstante, antes de que empezara, Tyler me llamó. Tyler era la estrella del equipo, el mejor delantero que habíamos tenido jamás. Lo curioso es que no era arrogante, al contrario, se exigía mucho y jamás permitía que nadie le alabara. El único problema que había con él es que tenía una personalidad horrible. ¡Aaaagh! ¡¿Por qué en ese club sólo entraban tíos insufribles!?

─Enano, tenemos que hablar─me hizo una señal con el dedo para que me sentara a su lado en los bancos que estaban pegando al armario de la limpieza. Parecía que quería hablar en privado, porque por allí no solía pasar nadie.

─Te tengo dicho que no me llames enano─espeté─. ¡Tu hermano y yo tenemos casi la misma altura! ¡Además, tú eres demasiado grande! ¡Eres un gigante!

─Calla.

Suspiré tranquilizándome un poco y le pregunté qué quería.

─Este campeonato que acabamos de ganar es de pringados. Por favor… un campeonato local… No obstante, el de después del verano será más serio. Es el regional.

─Soy consciente de eso─alcé una ceja dándole a entender que no era tonto.

─El equipo no está mal. Incluso tú, que eres un enano, sabes jugar, pero tenemos un cabo suelto, un gran problema─soltó mientras se estiraba acomodándose en el banco.

─¿Un gran problema?

Entonces alzó la mano y señaló a Eric, que estaba hablando con Mila y riéndose, totalmente despreocupado.

─¿Eric?─pregunté sorprendido.

─Sí. Es bueno, sin embargo, no entrena, y por ello, falla de vez en cuando. Si puliera su técnica, te digo yo que no habría problema.

─¡No podemos echar a Eric! Soy el primero al que no le cae muy bien, pero…

─¿Por quién me tomas? No soy tan cabrón, enano. Sólo necesitamos que deje de ligar.

─Eso en él es imposible. Lo único que se me ocurre es cortarle la polla. Y yo no pienso acercarme a eso─me encogí de hombros.

─Pensaremos en algo. Si ves la más mínima oportunidad de cambiar su estilo de vida, tómala. De lo contrario, jamás ganaremos el campeonato.

Dicho esto, se levantó y se fue junto a Sony, su hermano. Yo me quedé mirando a Eric. ¿Y qué podía hacer yo para evitar que metiera su pajarito en muchas jaulas? Incluso si finjo ser su super-amigo y lo invito todos los días a salir, no creo que eso le impida buscar chicas cuando no me vea. Lo veo llamando a las tres de la mañana a una línea de prostitutas y luego llevándola al entrenamiento al día siguiente.

Tenía miedo, tenía miedo de que Eric, con su irresponsabilidad, matara mi sueño. Yo quería convertirme en futbolista para no ser mediocre, y si ganaba algún torneo, me sería más fácil conseguirlo, pues a lo mejor un cazatalentos se fijaba en mí o algo. La cosa es que sólo se me ocurrían ideas irrealizables, como el asesinato o encerrarle para siempre en un sótano.

Entonces el capitán nos llamó y yo, pensativo, me senté en el banco para escucharlo. No le presté mucha atención, ¡y es algo que siento mucho! Sin embargo, mi futuro estaba en juego y debía encontrar una solución para lo de Eric.

De repente, Eric me llamó la atención.

─Ay, llevo mucho tiempo solo. Mark, ¿por qué no vienes aquí y me das mimitos?─me susurró al oído desde atrás, que era donde estaba sentado.

─Lo siento, pero no me apetece pillar gonorrea─respondí tajante, para que me dejara pensar en paz.

─Sólo es sida, y en un estado muy temprano. No te pasará nada.

─Calla, quiero oír al capitán.

─Quieres más al capitán que a mí─frunció el ceño.

─¿Ahora te das cuenta?─alcé una ceja.

─Mark, ¿quieres salir conmigo?

Esa pregunta, formulada seguramente como una broma estúpida, hizo que mi cuerpo se estremeciera. ¡Ésa podía ser la solución! Si Eric salía conmigo, no podría ligar con chicas, y mucho menos llevarlas al entrenamiento. Además, como seríamos novios y los novios siempre están juntos, yo iría a entrenar y él vendría conmigoo. ¡Todo sería perfecto! A excepción, claro está, de que ni me van los tíos ni mucho menos Eric.

No me gustaba ese tipo, pero si me tenía que sacrificar por el equipo, lo haría, saldría con él. Después de todo, sólo sería hasta que terminara el torneo. Además, no le iba a dejar propasarse conmigo.

─¿Lo dices en serio, Eric?─pregunté desconfiado.

─Pues claro. Ya me aburren las tías, así que me apetece probar algo nuevo, probarte a ti─se le dibujó una media sonrisa en los labios.

─Acepto.

─¿E-en serio?

─¿Puedo preguntar por qué quieres salir conmigo?─inquirí ignorando su pregunta.

─Es que las tías no me llenan. Me apetece probar algo nuevo.

─Lo único que no quiero es que entorpezcas al equipo con tu estilo de vida a lo Charlie Sheen, así que sólo seré tu novio hasta que finalice el torneo.

─Suficiente─amplió su sonrisa y me pasó el brazo por encima del hombro.

─Lo que hay que hacer...─suspiré.

─¡Escuchad!─gritó Eric. Todos se giraron hacia nosotros y, aunque yo le di un codazo para que se callara, él continuó─. A partir de ahora, Mark y yo somos novios.

─Muy bien─respondieron todos con indiferencia.

─¿Eh? ¿No os importa?─protestó Eric inflando los mofletes.

─Jajajaja, no te toman en serio─me reí─, lo cual, no me extraña.

─¡Ya veréis! ¡Os demostraré a todos que puedo ser un buen novio! Por cierto, ¿cuándo vamos a… ya sabes?─sonrió pícaramente.

Me puse totalente colorado y le aparté el brazo.

─No te emociones, que esto es sólo una relación de prueba. ¡En cuanto acabe el torneo, se acabó!

─Para entonces ya te habrás enamorado de mí─dijo mientras se apoyaba en el banco con el codo y colocaba su puño cerrado en la barbilla.

─De ti no se enamoraría ni una cincuentona desesperada.

─Ahora que lo pienso, debido a tu altura, no tendrás que agacharte para chup…

─¡Cállate!─le señalé con el dedo─. Sabía que era una mala idea…

Ahora ya no podía echarme atrás. Tenía que hacerlo, pues no podía permitir que Eric destrozara mi sueño. ¿Qué digo? ¡El sueño de todos los del equipo! No estaba haciendo esto sólo por mí, lo estaba haciendo por todos. ¡Esto era un sacrificio por mi equipo! Por eso, no tenía otra opción. Sería su novio hasta que terminara el dichoso torneo.

CONTINUARÁ…

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De momento, ahí se queda la cosa.

Gracias por leer.

OS SALUDA

EL ENTERRADOR