El diario de Nico: El primer trío de Héctor
Todo comienza con un mal día, una cerveza y un compañero nuevo de clase que me hace una invitación a tomar cerveza, llevé a Maxi conmigo y la noche no pudo ir a mejor...
Uno de estos días que te levantas con el pie izquierdo y todo te molesta, que hasta las tostadas se queman, el café se derrama cuando lo llevas a la mesa y te toca la moral muchos mensajes del teléfono... Así comenzó el día en el que conocí a Héctor.
Había llegado tarde a clase ese día, porque claro, todo puede ir a peor cuando el día quiere tocarte los cojones y hacer que estés todo el día de malhumor. Como el sitio donde me sentaba habitualmente, al lado de Maxi, estaba ocupado y no había venido a clase porque se había quedado dormido, me senté en un sito libre atrás del todo.
Cuando me senté, me relajé y pensé: menudo día de mierda ; miré a mi izquierda y saludé al chico que tenía a mi lado, Héctor. Él me miró y me dijo con una sonrisa –Día de mierda, ¿verdad? – a lo que yo le respondí – Mejor no te lo cuento, después en el descanso del café si quieres –. Abrí mi temario y comencé a atender a clase.
En el descanso del café estuvimos conversando. Él era veterano y era su segundo año preparándose las pruebas teóricas y no conocía a nadie de clase. Supongo que, por eso, comenzó a conversar conmigo.
Era un chico un palmo más bajo que yo, pelo negro y ojos marrones. Piercings en las orejas y un aro en la nariz. Tenía una camiseta de manga corta que dejaba ver parte de los tatuajes que tenía en sus musculados brazos y unos pantalones largos rotos que mostraban parte de sus piernas ejercitadas.
Una vez que nos presentamos, comenzamos a hablar un poco, no tenía demasiada conversación con él, es más desde el principio sentía que no iba a cuajar demasiado la cosa, y hablábamos de vez en cuando. Nos agregamos en las redes sociales, por tenernos allí y poco más.
Los días siguientes de clase, me senté con Maxi, hablaba con Héctor a la hora del café y sin más cambios. A la semana siguiente Héctor llegó tarde a clase y se sentó en un sitio que estaba a mi lado, comenzamos a hablar de una foto que había subido a internet y poco más. Me percaté de que Maxi notaba algo raro y se mostraba un poco celoso.
Pasaron los días y recibo un mensaje de Héctor, en respuesta a una foto que había colgado. Comenzamos a hablar y conectamos un poco más que la primera vez. Sentí por un segundo que algo me gustaba de él y no sabía el qué. Quizás su vestimenta y actitud gamberra o quizás su inteligencia y gustos en común, me estaba follando la mente.
Al día siguiente en clase, me hizo una invitación para ir a tomar una cerveza, pues era fin de semana y le apetecía desconectar, como era con el único con el que tenía confianza me lo ofreció. Acepté la invitación y miré a Maxi, lo notaba celoso e inseguro. Cuando se me pasa una idea por la mente: quedar con los dos a la vez. Le dije a Maxi que se apuntara también a la cerveza. Al principio se mostró pasota, pero a última hora aceptó.
Hablé con Maxi sobre la actitud que había tenido y me confesó que estaba celoso por un momento y que, si quería acostarme con Héctor, solo tenía que decírselo y él nos dejaba tranquilos. Pero aproveché para decirle que me daría mucho morbo hacer un trio con él y Héctor si estuviera dispuesto. – Me lo pensaré – me respondió y se fue a casa.
Un par de horas después, me escribe Maxi un mensaje:
–¿Dónde y a qué hora quedamos? –
–Hemos quedado en el Centro a las 19– Le respondí
–Ok, pero no estoy muy seguro de querer hacer esto– Me respondió Maxi
Y así quedó la conversación, me sentía nervioso y a la vez muy excitado, iba en el Metro pensando en la de cosas que me gustaría hacer con los dos a la vez si se diera la situación.
Fuimos a un bar, pedimos una jarra de cerveza para cada uno y comenzamos a hablar de cosas de clases por romper un poco el hielo entre Maxi y Héctor. He de decir que yo me encontraba entre los dos. Entre risas ya comenzaron las batallitas, las chicas que habían pasado por sus camas, etc. Era una quedada de “amigos heteros” puramente inocente. Yo no tuve problema en mezclarme en la conversación, pues ya me había acostado con chicas y por tanto me sentía incluido en los temas.
Cuando las cervezas fueron haciendo su trabajo, el primero en ir al baño fue Maxi. Aprovechando ese momento, quise comprobar si Héctor tenía segundas intenciones más allá de una cerveza, porque siempre me comentaba las fotos sin camiseta, pero nunca los memes o tonterías que subía.
Entonces le miré fijamente y le dije:
–Héctor, quiero hacerte una pregunta, seré directo y claro porque no tengo mucho tiempo hasta que venga Maxi del baño. – dije con cierto nerviosismo.
Él me miró muy nervioso, y soltó una risa nerviosa, me dijo que le preguntara lo que necesitara. Entonces, sin pensármelo dos veces le dije:
–¿Esta cerveza tiene segunda intenciones? Quiero decir, llevamos hablando unos días y creo que intentas decirme algo, intuyo que te molo, porque siempre me escribes cuando pongo una foto sin camiseta y a veces me preguntas cosas como, qué sientes con un tío y tal. Te lo pregunto por quitarme las dudas de la cabeza. –
Se quedó mirando sorprendido y me dijo: –No te niego que tienes algo que me da morbo, pero no sé si me atrevería a algo más, te agradecería que quedara entre tú y yo esta conversación– me dijo dándole un trago a la cerveza. Cuando noto que su mano me acaricia levemente la pierna, y yo le respondo acariciándole la mano tímidamente.
Cuando alzo la mirada y veo a Maxi llegar a la mesa, Héctor carraspea levantándose de la silla y nos dijo – voy al baño y a por otra ronda–. Me fijé que tenía el paquete ligeramente abultado y, por tanto, entendí que todo marchaba como esperaba.
Maxi me preguntó:
–¿Qué tal con él? –
–La verdad, creo que hay posibilidades, sigamos bebiendo y veamos cómo se desarrolla todo– le contesté
Seguimos bebiendo y, acabamos en un bar cerca de mi casa, cuando me levanto para ir al baño. Tan solo comencé a mear, entra Maxi al baño y comienza a darme besos por el cuello, en su borrachera comenzó a excitarse en el baño, rozándome suavemente su pantalón por mis nalgas semidesnudas, podía notar como su verga iba creciendo con cada roce.
Me sacudo el rabo y lo meto dentro del calzoncillo, le comienzo a besar y él desliza su mano por mi pantalón acabando entre mis nalgas, intentando abrirse paso tímidamente hacia mi culo. Me agarró del cuello y me susurró : –Tengo muchas ganas de que seas mío esta noche, me da igual si te comparto, pero quiero que esto – mientras se tocaba el rabo duro – acabe en tu culo mientras gimes pidiéndome más . – mientras sus dedos estaban en mi boca y yo se los lamía mientras sentía su verga en mis nalgas.
De repente, oigo que alguien llama a la puerta. Nos cortaron el momento, pero acabé tan excitado que cuando volvimos a la mesa con Héctor y otra ronda más de cerveza. Le sugerí quedarse en mi casa y seguir bebiendo para rematar la noche. Como estaba lloviendo y estábamos muy borrachos, no íbamos a salir a ninguna discoteca.
Llegamos al portal y les dije: – Uno de vosotros tiene que ir por las escaleras que en el ascensor solo caben dos. – Maxi me miró sabiendo que estaba mintiendo, pero entendió a la perfección que quería subir con Héctor a solas para comprobar al cien por cien que Héctor estaba dispuesto a acostarse conmigo.
Cuando llega el ascensor, Maxi nos dice: –subo por las escaleras, subir vosotros–
Entré con Héctor al ascensor y pulsé el botón de la última planta, entonces, le acaricié suavemente la barba y le dije mirándole fijamente a los ojos:
–Me gustaría besarte, pero no sé si me vas a dejar…– Le dije entre risas
–No estoy seguro, pero yo también quiero hacerlo, me ha dado morbo la conversación que tuvimos a solas y estoy imaginándome muchas cosas– Me respondió un poco avergonzado.
Entonces cerré los ojos y lo besé, sus manos se clavaron directamente en mis nalgas apretándolas con fuerza y me dijo: – Vaya culazo tienes cabrón –
Entonces me di cuenta que el ascensor llegó a la última planta y le dije entre risas: – Un momento, que esta planta no es – Pulsé el botón correcto y comencé a tocarle el rabo.
Mientras bajaba el ascensor notaba un bulto considerable entre sus finos vaqueros apretados, lo miraba y le dije: –¿Nos tomamos una copa y te bajo este bulto con la boca?– mientras me miraba fijamente y con cara de placer, él asentía con los ojos entre abiertos y mordiéndose la lengua.
Se abrieron las puertas del ascensor y Maxi estaba esperándonos en la puerta, le dije que me equivoqué de botón y subimos al último piso, él sonrió y entramos en mi casa. Pasamos al salón y les dije: –Chicos, ahí están las botellas, elegir qué queréis beber que voy a por copas a la cocina–
Mientras sacaba el hielo, aparece Maxi por la puerta, me abrazó por detrás y me dijo:
–¿Qué pasó en el ascensor, lo hacemos? –
–Nos ha dado un calentón en el ascensor y lo veo dispuesto– Le respondí
Entonces Maxi me abraza por detrás muy excitado, mientras estaba preparando las copas, comienza a acariciarme la cintura y a bajar sus manos hacia mis nalgas cuando nos sorprende Héctor:
–Amm, ¿el baño…? – Pregunta un poco descolocado.
–La primera a la derecha– le respondo
–Gracias y daros prisa en esas copas que aún queda noche– nos respondió antes de marcharse al baño.
Maxi y yo nos miramos y comenzamos a reir, nos besamos y me subió a la encimera de la cocina, levantándome la camiseta y yo desabrochando su camisa, cuando oigo la puerta del baño abrirse, fuimos al salón como si no ocurriera nada.
Me siento al lado de Héctor y comenzamos a conversar y a beber, mientras Maxi estaba buscando una canción, le puse la mano sobre la pierna a Héctor y lo miré mordiéndome los labios. Entonces, me acerqué un poco, avergonzado se aparta un poco y me señala con la mirada a Maxi. Entonces le hago un gesto de que esté tranquilo, mientras acerco mi mano hacia su paquete lentamente.
Héctor cerró los ojos y comenzamos a besarnos. Todo se volvió tan intenso que por un momento nos olvidamos de que Maxi estaba mirándonos mientras se tocaba por el pantalón su rabo. Cuando Héctor y yo paramos de besarnos, oigo a Maxi decir:
– Nico, ¿por qué no empiezas por aquí? – Mientras se desabrochaba el pantalón y sacaba su enorme y grueso rabo ya húmedo.
Me giré hacia Maxi y me puse de rodillas frente a él, entonces Héctor nos mira atónito y nos pregunta: – Pero…Vosotros… ¿desde cuándo hacéis esto? –
Entonces Maxi me coge la cabeza y la acerca a su rabo, mientras yo empezaba a mamar, le respondió mientras gimoteaba: – Hace ya unos meses –. Entonces veo a Héctor un poco menos nervioso y comenzó a tocarse suavemente mientras me miraba.
Comencé a mamar el rabo de Maxi mientras con la mano izquierda comenzaba a tocar el miembro de Héctor. Mientras jugaba mi lengua con su glande, la pasaba por todo el rabo de Maxi, de arriba abajo, mientras él seguía expulsando líquido preseminal que se mezclaba con mi saliva y hacía que su sabor me excitara aún más. Le bajé un poco más el pantalón para poder hundir mi cabeza hasta el fondo de su rabo, y me llenara la garganta para acariciar sus testículos con mis labios.
Mientras yo mamaba el rabo de Maxi, él comenzó a besarse con Héctor. Entonces fui a su pantalón y lo desabroché poco a poco mientras le acariciaba sus abdominales. Sentía como se estremecía de los nervios y el placer. Mientras Maxi le metía la mano por la camiseta, él le desabrochaba la camisa.
Cuando bajé los calzoncillos de Héctor, y vi su verga dando pequeños botes de excitación, crucé la mirada con él mientras me la metía en la boca. Soltó un gemido que apretó el musculoso brazo de Maxi con tal fuerza que sus dedos se hundieron en él.
Comenzó a gemir tanto y estaba tan cachondo que, cuando comencé a tragármela entera, me cogió de la cabeza y podía notar como se expandía dentro de mi boca. Notaba como encajaba perfectamente su tamaño y su grosor en mi boca. Entonces comenzó a follarme la boca mientras yo masturbaba a Maxi. Maxi tenía el rabo tan húmedo que de vez en cuando me llevaba la mano a la boca para saborearlo.
Cuando mi saliva se comenzó a volver espesa, Maxi se puso en pie, me miró y dijo: –Cómemela, que ahora me toca a mí – Entrelazó los dedos detrás de mi cabeza y comenzó a follarme la boca con brutalidad, de cuando en cuando hacía que me la metiera hasta el fondo de la garganta hasta que no aguantara más la arcada. Retiraba mi cabeza y escupía en mi boca y volvía a meterla. Repitió el mismo proceso varias veces e incluso Héctor se puso en pie y comenzó a hacer lo mismo.
Me puse de pie para desnudarme y ellos hicieron lo mismo. Cuando ya no teníamos ropa, me percaté de todos los tatuajes de Héctor. Tenía el pecho tatuado, los antebrazos y bíceps, varios tribales en la espalda, un par de estrellas en la cintura y un dragón en el muslo.
De pronto, siento la mano de Maxi dándome un empujón y tirándome al sofá. Le dijo a Héctor que se colocara delante de mí y, mientras le comía el rabo, Maxi comenzó a pasar la lengua por mis muslos, mordiendo un poco de vez en cuando. Cada vez siento su lengua más cerca de mi esfínter, la pasa lentamente, haciendo círculos, abriendo mis nalgas con sus manos, metiendo un poco más cada vez. Cuando siento que toda la lengua de Maxi estaba dentro de mí, comienza a moverla rápido, entrando y saliendo, haciendo que dilatara poco a poco mientras yo gemía.
Podía sentir su barba húmeda por la saliva en mi culo, sus gemidos y la fuerza con la que hundía la cara. Mientras mis gemidos eran ahogados por tener el rabo de Héctor en la boca. Héctor gemía y me decía con la mirada que siguiera tragándome su rabo hasta el fondo para follarme la boca aún más.
Entonces, siento como Maxi comienza a meter su grueso rabo, estábamos tan húmedos que entró sin problemas poco a poco, abriéndose paso y sintiendo cómo va llenándome, esa mezcla de placer y goce, tampoco podía gemir, pues la garganta la tenía llena totalmente.
Comenzó con cuatro embestidas suaves, y cuando sintió que ya estaba abierto, empezó a darme más y más fuerte. Notaba cómo sus gotas de sudor caían por mi espalda y comenzó a decir: – Héctor, tiene un culo de la ostia tío, mira como le reviento y ahora le follas tú – Dicho esto, sus embestidas se volvieron más brutales hasta el punto que notaba como sus huevos parecían entrar dentro.
Cuando Maxi sacó su rabo, me abrió las nalgas, me dio un guantazo en el culo y entonces Héctor me sacó el rabo de la garganta, se lo humedeció un poco con su saliva y comenzó a entrarlo suavemente. Cuando ya estaba dentro, soltó un grito de placer y, sus embestidas eran tan fuertes que perdí el equilibrio y acabé casi tumbado en el sofá, con la axila de Maxi en mi cara, apretó mi cabeza contra su axila y me dijo: – Me encanta, lámela – Le hice caso y pasé mi lengua por toda su axila, lamiendo cada pelo, cada trozo de piel.
Maxi me abrió la boca con sus dedos mientras yo gemía y me dio su saliva que cayó hasta el fondo de mi garganta. Mientras le mamaba el rabo y los huevos, Héctor seguía embistiéndome e intentó meter un dedo mientras me follaba. Entonces le digo a Héctor: –Deja que me ponga encima–.
Héctor se sienta y comienzo a cabalgarle, Maxi se puso al lado izquierdo dándome su rabo. Cuando escucho a Héctor decir: – Déjame probar – y comienza a mamársela a Maxi, los dos pasando nuestras lenguas por su rabo, rozándolas mientras yo cabalgaba y me sentía totalmente sumiso. Mientras notaba el sudor de Héctor en su pecho mezclado con la saliva. Entonces, Maxi se pone detrás de mí y susurra:
–A ver si aguantas dos, campeón– mientras me besaba y lamía el cuello
–No las voy a aguantar, nunca lo he hecho– le dije con una mezcla de miedo y placer
–Ahora lo comprobamos, relájate y abre bien el culo como tú sabes– Me respondió Maxi, mientras le lanzaba una mirada cómplice a Héctor.
Cuando se pone detrás de mí y comienza a entrar su enorme rabo, sentía que me partían en dos. Comencé a sentir una mezcla de dolor y placer, pero no paraba de gritar por tener sus dos pollas dentro, hasta que siento como Maxi me tapa la boca y la entra hasta el fondo, mientras mis gemidos salían por su mano.
Comencé a sudar muchísimo e incluso sentía como el aire entraba dentro de mí mientras iba moviéndome poco a poco, iba sintiendo cada vez más y más placer. Cuando Maxi me destapa la boca empuja mi cabeza hacia el pecho de Héctor y la hunde en su axila.
Mi mente estaba en una espiral de placer que, en cuestión de segundos, perdí el control y comencé a dejarme llevar, mis movimientos eran cada vez más irregulares, pasaba de besar a Héctor y a Maxi a gritar que me dieran más caña aún, en una de esas, Héctor me dio un guantazo en la cara y me escupió al pecho mientras ambos me agarraban y guanteaban mi culo. Mientras yo apretaba fuertemente el torso y los brazos musculados de Héctor, me miraba y se mordía los labios y tenía cara de terminar en cualquier momento.
En ese momento, Maxi se sienta en el sofá y me dice que le cabalgue un poco, esta vez de espaldas a su pecho. Me agarró de las nalgas y comenzó a darme caña mientras Héctor me metía el rabo en la boca. Minutos más tarde, escucho decir a Maxi: – Voy a correrme tíos, voy a correrme… – da un grito y sentí como su verga latía dentro de mí mientras me llenaba con su corrida.
Héctor, se volvió más bruto y comenzó a follarme la boca hasta la garganta, entonces, noté que se estaba corriendo porque comenzó a tensar los músculos de su cuerpo y algo caliente empezaba a recorrer mi garganta y rebosar por mi boca.
En ese momento, comencé a masturbarme más fuerte, mientras saboreaba la corrida de Héctor y sentía como salía de mi culo la de Maxi. Fue una mezcla tan explosiva, que cuando comencé a correrme salpicó por todas partes de la presión que tenía y acabé bañado en mi propio semen. El rabo de Héctor acalló un poco mis gemidos mientras me corría, pues no lo sacó ni un solo momento de mi boca.
Cuando Maxi sacó su verga de mi culo y recobramos la compostura, nos miramos y comenzamos a reírnos. Me fui a la ducha con Maxi y, Héctor se quedó en el salón fumando un cigarro. Cuando nos duchamos, entró Héctor a la ducha y continuamos la fiesta, hasta que salió el sol.
El lunes, cuando nos vimos en clase, nos sentamos juntos y de vez en cuando nos acariciábamos los muslos para jugar entre nosotros. Cuando podemos, quedamos los tres para volver a recrear ese momento, es nuestro premio cuando terminamos de estudiar, ya que estresa mucho y que mejor que desestresarse con sexo salvaje y sucio…
Continuará…
El diario de Nico