El diablo viste de mujer
En su despacho, él la tiene a su merced, entre sus piernas, sintiendo su tentadora boca alrededor de...
EL DIABLO VESTIDO DE MUJER
Sus claros ojos azules me miran desde allá abajo, mientras ella, de rodillas frente a mí sexo erecto, lo toma entre sus manos, lo observa, lo acaricia y todo mi cuerpo vibra. Parece un ángel venerando a Jesús. Soy consciente de que esto no debería estar pasando, pero esta mujer es como un diablo. Cuando me mira con sus intensos ojos azules sólo deseo esto, poseerla, hacerla mía y ahora está a punto de suceder. Sus senos están fuera de la blusa, por que yo se los he sacado hace un rato, e indecentemente me los muestra; veo como se mueven arriba y abajo al compás de su respiración. Son tan hermosos, blancos, lechosos, suaves. No negaré que parte de la culpa de que esto esté sucediendo es mía, sobretodo porque debía de haberme negado desde un principio, pero no he podido evitarlo, aunque lo he intentado, no he podido. Sus ojos azules, su voz suave, su cuerpo lleno de curvas, sus movimientos sensuales, me han embrujado y me han llevado a esta situación, me han obligado a acariciarla, a desnudar sus senos, a masajear su sexo húmedo, a empujar su boca hacía mi sexo desnudo. Y ahora, su boca está lamiendo el tronco de mi sexo, siento su húmeda lengua paseando por él de arriba abajo; y mirando al cielo gimo mientras pido perdón a Dios por este sacrilegio. Su cálida boca apresa suavemente mi glande y lo chupetea, un espasmo sacude todo mi cuerpo, tengo que apoyarme en la mesa que tengo tras de mí para no caer. Sus manos acarician suavemente mis huevos y temo que toda esa cadena de caricias desencadene un potente orgasmo, pues hace mucho que no me desahogo.
En un momento de lucidez, trato de apartarla, pero parece dispuesta a terminar el trabajo. Sigue lamiendo y chupeteando mi tronco, llega a los huevos y también los lame, se mete uno en la boca y yo suspiro, luego hace lo mismo con el otro y lo chupa, estoy a punto de explotar, lo siento, por eso enredo mi mano en su cabeza, trato de enchufarle otra vez mi miembro en su dulce boquita, cayendo en las garras del demonio que la posee, y empujo para que chupe. Ella lo hace con verdadera veneración, con esmero y siento como en mi cuerpo explota el orgasmo haciendo que todo mi ser se tensé, y mi sexo expulse el ansiado néctar que ella traga con hambre. Cuando dejo de convulsionarme siento mis piernas flaquear y me dejo caer al suelo frente a ella, que parece feliz. Me sonríe, coge mi cara entre sus manos y me estepa un apasionado beso en los labios haciéndome sentir el sabor de mi sexo. Cuando nos separamos le susurro, algo asustado:
Esto no debería haber pasado, Ángela.
Ella posa su dedo en mis labios.
Lo sé, pero ha pasado y tú lo deseabas tanto o más que yo.
Se levanta y se coloca bien las tetas dentro de la blusa, mientras me dice con tono jocoso:
Levántese, padre Damián que si alguien le descubre de esta guisa pondrá el grito en el cielo y me mira con pillería.
Sus curvas me embrujan, de nuevo el pensamiento de follármela sobre la mesa pasa por mi cabeza, pero trato de quitármelo inmediatamente, aunque su endiablada figura me llama y me tienta
Erotikakarenc
Texto de la licencia