El día que tuve sexo anal con mi sobrino
Me llamo Oxana, contaba con 28 años en el momento en que transcurre mi narración y estaba con 6 meses aproximadamente. Vivía con mi esposo en una casa bastante amplia, hacia un par de años que estábamos casados, y este seria nuestro primer hijo.
El día que tuve sexo anal con mi sobrino
Me llamo Oxana, contaba con 28 años en el momento en que transcurre mi narración y estaba con 6 meses aproximadamente. Vivía con mi esposo en una casa bastante amplia, hacia un par de años que estábamos casados, y este seria nuestro primer hijo.
Mi esposo tenía una hermana que vivía como a 60 km, de nuestro hogar, y como pensaba mudarse a nuestra ciudad, para que su hijo Paul (17) estudiase, se le propuso que viniese a vivir a casa, apenas comenzase el ciclo lectivo, hasta que ella se instalase. Me pareció una buena idea, mi sobrino político era un chico muy agradable, aparte de ser un rico chico y que quería mucho.
Al mes ya estaba instalado en casa, algo que me alegraba, dado que mi esposo viajaba bastante seguido en esa época, y no me agradaba demasiado quedarme sola, salía a las 7:30 am, para concurrir a la escuela, regresando 1:20 pm, por la tarde estudiaba, realmente era una buena compañía..Además era sumamente tierno, por lo general cuando se iba o volvía, me abrazaba y me daba una serie de besos, demostrando su cariño.
Como a los 20 días de su llegada mi esposo debía de viajar por unos días por razones laborales, en ese periodo tuvimos como una mayor intimidad, contándonos cosas que por la presencia de mi esposo era más difícil hacerlo, veíamos televisión por la noche, comentábamos algún libro, realmente lo pasábamos muy bien.
Siempre estaba pendiente de mi embarazo, preguntando cómo estaba o si necesitaba algo, una tarde me dolían bastante los pies, consecuencia de mi estado, a lo que Paul, percibió mi estado, preguntando:
“Te pasa algo, tía?”
“Me duelen los pies, bastante”
“Quieres que te de unos masajes”
Me quedé algo perpleja por su ofrecimiento, y después de varios segundos, le contesto:
“Si, no te molesta, me encantaría, donde lo harás?”
“Acá en el sillón, te parece?, recuéstate, que me siento a tu lado”
Así lo hicimos colocando mis pies sobre sus piernas, me quitó los zapatos, y comenzó a apretujar mis pies, con cierta maestría, estirando mis dedos una y otra vez, llevándome a un campo de placer, mientras comencé a relajarme En un momento separé mis piernas sin importarme demasiado si podría ver entre ellas, el placer superaba mi intimidad. Levante algo mi blusón acariciando mi abdomen, mientras Paul masajeaba mis pies, realmente era algo más que placentero.
Dos días después llegó mi esposo, que realmente lo extrañaba, a pesar de haberlo pasado bien con mi sobrino, pero lamentablemente no podía aplacar mi necesidad de sexo con él.
En ese periodo lentamente mi panza iba aumentando de volumen y por consiguiente mi peso, aunque todo marchaba perfectamente. Pero un día me sucedió algo extraño, al pasar por el baño, vi la puerta algo abierta, cuando intente cerrarla vi la imagen desnuda de Paul, que se estaba duchando, quedándome varios segundos observando su robusto pene, algo que me alteró profundamente, sintiendo un escalofrió y por supuesto una alteración hormonal.
A partir de ese instante, pareció salir a la superficie algo que inconscientemente mantenía contenida, que a pesar de tratar de borrarlo de mi mente, afloraba cada tanto produciéndome una alteración.
Si bien me considero una mujer bastante apasionada, y con mi preñez aumentaba ese estado, tenía la suerte, de que mi esposo aplacaba esa inquietud que me dominaba. Al día siguiente llegó mi marido, algo que me alegró mucho, la vida continuó, volviendo los tres a nuestra rutina habitual.
La estadía de Paul en casa se fue prolongando, aparentemente su madre no podía concretar su mudanza, a pesar de la ayuda de mi esposo, lo que no me preocupaba demasiado, que se quedase más tiempo, además el viernes se iba a ver a su madre, quedándonos ambos disfrutando el fin de semana.
Antes del mes, un nuevo viaje de trabajo tuvo que efectuar mi esposo, pero era casi una semana que debería estar fuera de casa, realmente no me agrado demasiado, pero unos pocos días pasan rápido.
La primera noche le propuse cenar temprano y ver una película, dado que al otro día debía madrugar para ir a la escuela, así que le encantó la idea. Después de acomodar todo me puse el camisón, y antes de la 9 pm estábamos disfrutando de la proyección.
En un momento coloque mis pies descalzos sobre las piernas de Paul, comenzando a aplicarme sus masajes tan relajantes, entrecerrando los ojos ante cada una de sus fuertes frotaciones, hasta llegando a perder el hilo de la película.
Continuo sin parar hasta que también mi pierna comenzó a recibir esos frotes que estaban llevándome a un estado de estimulación, cuando sus manos se fueron internando dentro de mi camisón llegando hasta mi ingle, oprimiéndola levemente, llegando a separar mis piernas a la espera de un mayor acercamiento. Sentía mojarme levemente, pero en un esfuerzo, me senté súbitamente, mientras le decía:
“Gracias, Paul, es suficiente”
Una vez finalizada la película nos fuimos a dormir, por supuesto manteniendo en mi mente ese momento de alteración, tocándome levemente, hasta que lo fui profundizando hasta provocarme una serie de gemidos,.
La noche siguiente, cuando fuimos a acostarnos, se descargo una tormenta eléctrica, muy fuerte, algo que siempre me asustaba y a pesar de los años no podía superarlo. Realmente tenía miedo, así que cerca de la medianoche le dije a Paul si quería acostarse a mi lado, que rápidamente se dirigió a mi dormitorio.
Me acurruque a su espalda, pasando mi brazo sobre su cintura, apoyando mi panza contra su cuerpo, oliendo ese peculiar aroma de un jovencito, que por momentos tenía que contenerme para no acariciar su pecho. Así me dormí plácidamente, para levantarme antes de las 7 am, para preparar el desayuno.
Mientras estaba enfrascada en hacerlo, sentí que los brazos de Paul, rodeaban mi cintura, algo común en él, percibiendo su aliento en mi cuello, creo que no pude contenerme, dejando que sus manos recorriesen mi cuerpo a través de mi bata, que rápidamente la fue abriendo, para apoderarse de mis cargadas tetas. Mi respiración se aceleraba, cuando comenzó a levantar mi camisón, acariciando mi voluminosa panza, produciéndome un indescriptible placer, permitiéndole que fuese abarcando el resto de mi cuerpo.
Su boca besaba mi cuello, cuando su mano apretujo uno de mis pechos, mientras la otra se introducía a través de mi calzón, recostándome contra su pecho, tomando sus manos con las mías, que se iban apoderando de mi cuerpo.
Pero el sonido del timbre, nos trajo a la realidad, nos miramos, cuando recordé que era la domestica que me había dicho que vendría antes porque necesitaba retirarse más temprano.
Después de irse Paul al colegio, no podía de dejar de pensar en ese breve encuentro, me había agradado, pero no podía dejar que eso se repitiese, no debería engañar a mi esposo, así que hablaría con Paul, aclarando la situación, evitando que esto llegase a mayores. Y mientras continuaba con mis quehaceres, iba elaborando lo que le diría.
Después de almorzar, limpie la cocina y me dirigí a su habitación donde estaba sentado haciendo las tareas del colegio, me puse a su lado mientras le comencé a decir:
“Mira Paul, creo que lo de esta mañana, no debería haber ocurrido, no me desagrado, todo lo contrario, pero hay que reconocer que está muy mal, estoy casada, en espera de un bebe, soy más de 11 años mayor de tu:”
Mi sobrino se giró, para mirarme, colocando su mano en mi panza, algo que comenzó a alterarme, tratando de seguir con mí monologo, algo entrecortado por su contacto. Traté de continuar, pero su acercamiento me llevaba a balbucear, mientras comienza a desabrochar mi camisa, sintiendo su mano recorrer mi barriga.
“Por favor Paul, no sigas, no me tientes, por favor”
Aunque solo eran palabras, dado que no hacía nada más para impedirlo, mientras los botones de mi camisa, iban siendo quitados de sus ojales, besando mi panza, lamiéndola suavemente, introduciendo su lengua en mi ombligo, erizando mi piel con ese acercamiento tan sensual y sediento de sexo.
Me fui aproximando abrazando su cabeza, percibiendo su húmeda lengua circular por mi abdomen. Cuando levantó mi sostén, librando mis pechos, acariciando mis tensos pezones, apretándolos sutilmente, para comenzar a succionarlos de una manera impetuosa, cerrando los ojos, para dejar que todo se desarrollase al libre albedrio.
Continuo desabrochando mi pantalón para iniciar su desplazamiento, sin dejar de besar y mordisquear mis pezones, de una manera apasionada y arrebatadora, ayudándolo en su intención, hasta que quedaron en mis tobillos, besando mi panza a la vez que ansiaba deslizar mis bragas. Estaba totalmente alterada, dejándome llevar por este excelso embelesamiento, gimiendo y decidida a dejar que continuase, oprimiendo con sus dedos mis glúteos, cuando sorpresivamente, el timbre volvió a sacarnos de ese estado de enardecimiento, entrando nuevamente en la realidad.
Creo que por segunda vez, fui interrumpida a sucumbir, posiblemente era un aviso que me indicaba que estaba obrando mal, así que de mala manera acomodé mi ropa, para ir a ver quién era.
Al abrir la puerta vi a mi madre, no sé si gustosa o no de verla, aunque intenté no demostrar mi cara de fastidio, el hecho que se quedó toda la tarde, en parte creo que fue preferible, dado que capacité y mientras hablaba con mamá, estaba decidida a decirle a Paul que se buscase otro lugar.
Por la noche hablamos sobre el tema, y me dijo que buscaría en la casa de algún compañero, me fui a dormir pensando en lo sucedido, por un lado me daba pena que se fuese, además que explicación le daría a mi esposo, no era tan grave lo ocurrido. Así que cerca de la medianoche me levanté para decirle que se olvidase de lo que le había dicho, le di un beso en la mejilla y regresé a mi cama.
Me levanté temprano a preparar el desayuno, al igual que la mañana anterior se acercó para saludarme y darme un beso en la mejilla, mientras le digo:
“Hum, que rico que hueles sobrino”
“Muchas gracias” me contesta, volviéndose a acercar, mientras me rodea con un brazo, permitiéndole ese contacto, mientras acaricio su mano, acción que le dio lugar a algo más, mientras sus labios se pegan a mi cuello, oprimiendo con su brazo mi cintura..
Mientras movía mi cabeza hacia atrás, a la vez que sus manos apretujaban mis pechos, para posteriormente quitar mi bata, elevando mi camisón, para adueñarse de mis tetas, oprimiéndolas con fuerza,
Era imposible resistirme a este avasallamiento, cuando termina de sacarme el camisón, dirigiéndose inmediatamente a ir desplazando mi calzón, giró mi cara para besarnos con total apasionamiento, sus manos parecían no dar a vasto con mi cuerpo, hasta que sus dedos comenzaron a hurgar en mi sexo.
No tardé en quedar desnuda, hasta me quité mis chinelas, después de ese manoseo en mi voluptuoso cuerpo, me inclinó sobre la mesada, para introducir suavemente su miembro erecto, en mi cavidad vaginal, sintiendo como se implantaba, friccionando las paredes de mi útero, para iniciar un impetuoso bombeo.
No contuve mis gemidos, comenzando a clamar apasionadamente, cuando después de unos minutos, me giró súbitamente para sentarme sobre la mesada elevar mis piernas apoyándolas sobre su cuerpo para volverme a ensartar con su erecta verga, en donde un bombeo avasallador volvió a sufrir mi seno, en donde mis tetas se bamboleaban al unísono de sus empellones.
Nunca había recibido un tratamiento tan arrebatador, donde nuestros cuerpos parecían fusionarse, hasta que sentí el momento en que su esperma rociaba mi cavidad, sucumbida por un acalorado orgasmo.
Apenas finalizo nuestro arrebatador coito, me ayudo a bajarme, para comenzar a vestirme rápidamente, me sentía algo abochornada estar desnuda frente a Paul, algo ridículo después de lo sucedido, pero también vino a mi mente la imagen de mi esposo.
Después de vestirme desayunamos, cuando Paul me intento incitar para repetir, lo detuve en su intención.
“Paul, debes ir al colegio, creo que ya hemos concretado algo que no debería haber sido, pero bien ya está hecho y no es que me haya arrepentido, pero creo que es suficiente”
Si bien no dijo nada, dio media vuelta y se preparó para irse, rato después fui a ducharme tratando de olvidar el incidente, para seguir con los quehaceres de la casa.
Ha pesar de tratar de borrarlo de mi mente, no dejaba de girar en mi cabeza lo sucedido, ya no había marcha atrás, tenía dos opciones, o continuar o dar un corte definitivo, pero teniendo en, cuenta que me gustó por no decir, que me encantó, y conociéndome, sabía que reiteraría, juventud y esa fuerza avasalladora, no me daba muchas elecciones.
Pronto se iría mi sobrino, y posiblemente con el tiempo me arrepentiría de haber desperdiciado la oportunidad, así que decidí dejar todo al azar.
En cuanto llegó del colegio, vino hacia mí, con un solo objetivo, al que nuevamente me opuse, diciéndole que terminase con las tareas que le habían encomendado sus profesores, después veríamos. A lo que se dedico de lleno, a cumplirlas.
Cenamos normalmente, notando su nerviosismo para volver a tener sexo, ayudándome con la limpieza de la cocina como para permitirnos más tiempo libre. A las 8:35 estábamos sentados frente al televisor, y a las 8: 40 lo tenía pegado tratando de besarme. Ocurriéndome una tonta idea, a lo que le digo:
“Te aclaro que no te dejaré que me saques la ropa, solo lo haré si me incitas a que lo haga, estamos de acuerdo? “
“De acuerdo, pero si logro que te quites todo, haré lo que quiera?”
“De acuerdo, si lo logras”
Con una sonrisa, asentó con la cabeza, mientras me sonreía y encendía el televisor, para sentarme en el sillón, mientras me quitaba los zapatos.
Paul se sentó a mi lado, y puse mis pies sobre sus piernas, repitiendo lo de la primera noche, acto seguido comenzó a apretujarlos, hasta que inicio una serie de besos, continuando con una lamida larga y prolongada, incrustando su lengua entre los dedos, sintiendo que mi cuerpo se iba alterando. Siguió hasta hacerme gimotear, mientras iba, besando y relamiendo mi pierna, subiendo y buscando los puntos más sensibles, hasta que levanto mi pollera, que lo detuve, pero me dice:
“No te la estoy quitando”
Me sonreí, dejando que continuase, mientras la levantaba totalmente, hasta quedar mis calzones descubiertos, donde comenzó a lamer lánguidamente entre mi ingle, elevando mi excitación, separando mis piernas, para que buscase mis puntos más perturbadores.
Así siguió, besando mi vagina a través de mi calzón, alterándome segundo a segundo, deseaba tener esa lengua haciéndolo en mi sexo, era imposible contenerme, decidida a rendirme ante su acoso.
Que después de varios minutos no pude más y terminé quietándomelo, donde su lengua comenzó a entrar en mi cavidad vaginal, frotando mi clítoris, hasta ir produciéndome un sinfín de cortas convulsiones, cuando me dice:
“Sácate todo’”
Me encantaba este juego previo, y acatar lo que Paul me iba proponiendo, así que termine quedando desnuda ante él, cuando me giró, para dejar mi culo ante su vista, algo que me avergonzó un poco, cuando tomando mis glúteos comenzó a separarlos, exponiendo al descubierto mi ano, lugar muy sensible para mí, sin dejar de tocarlo y supongo de observar detenidamente mis lugares prohibidos.
Su índice comenzó a circundar mi orificio, hasta llegar a introducirlo un poco, suponiendo cual seria su objetivo, no dije nada hasta percibir que su dedo emprendía una penetración a través de mi recto.
“ No, Paul, eso no, nunca lo hice, soy muy sensible en ese lugar”
Se frenó en su intento, me sentía algo mal, por no habérselo permitido, así que me senté en el sofá, coloque a mi sobrino frente a mí, decidida a hacerle una felación, lamiendo su rígida verga, sus testículos, tratando de alguna manera compensar mi rechazo.
De una manera lenta, lamia su miembro, en toda su extensión, aguijonando su glande con la punta de la lengua, dándole unos chupones cortos y concisos, introduciéndola en mi boca, hasta que mis labios rozaban su pelvis, friccionando su aparato. Que a pesar de las arcadas me encantaba repetirlo una y otra vez
“ Estoy por venirme” me dice, en determinado momento, que sin hacer caso omiso a su advertencia, continúe con mi labor, rodeándolo con mis brazos, en señal de que permaneciese disfrutando mi felación.
No tardó en expulsar su secreción en mi cavidad bucal, sin que eso cortase mi accionar, hasta su última gota quedó en mi interior, saliendo parte por la comisura de mi boca, cayendo sobre mis pechos y el resto, lo ingerí gustosamente. Nos quedamos abrazados besándonos un buen rato, cuando decidi que debíamos acostarnos, ya que se tenia que levantar temprano para ir al colegio.
A continuación de bañarme, sentí la necesidad de estar algo mas con Paul, así que fui a su habitación y le invite a dormir juntos, que no tardé en decirlo, cuando estábamos en mi dormitorio.
Nuevamente nos liamos en abrazos y besos, y por supuesto no tardé demasiado en quedar desnuda, algo que era de suponer, y que le fascinaba a mi sobrino. En ese juego previo volvió a intentar tener sexo anal, que por segunda vez lo rechacé.
Después de finalizar nuestro segundo encuentro de la noche, volví a ponerme mis prendas para dormir, y Paul me dice:
“Duerme desnuda, por favor”
Si bien no es mi costumbre hacerlo, me quité el camisón, para complacerlo, cuando me dice:
“Todo, tía”
Para no negarme nuevamente, lo complací, siguió tocándome, hasta que me impuse para dormir, estaba cansada, nos colocamos en posición de cucharita, él a mi espalda rodeándome con su brazo, acomodando su miembro entre mis piernas, amoldando mi culo entre su sexo, quedándome dormida rápidamente.
Cerca de la madrugada, sus caricias en mi pecho me despertaron, preguntando, bastante dormida:
“Que pasa, querido?”
“Tenía ganas de acariciarte” , mientras besaba mi cuello.
“Solo eso?
“Posiblemente algo mas” me responde, sin dejar de tocarme y besarme..
“Eres terrible” le digo, a la vez que disfrutaba esos primeros jueguitos.
Eso me fue despabilando, donde su toqueteo se fue acrecentado y mi libido se fue alterando rápidamente, lo habitual, besos, mamadas, tocadas hasta que me giró colocándome boca abajo, y por supuesto acariciando mis glúteos hasta separarlos para descubrir mi ano.
Al que de inmediato traté de detener, pero antes de hacerlo, percibí su lengua lamer mi orificio, produciéndome como una descarga eléctrica, que mi cuerpo recibía, el efecto era más que excitante, hasta que lo eleve para disfrutar de ese contacto tan transgresor y placentero.
Mis gemidos se hicieron más que evidentes, apretando las sabanas con mis manos, sin dejar de levantar mis glúteos, mientras esa vivaz lengua, me transportaba a un estado de total enajenación, hasta que intercambio su lengua por su dedo, para introducirlo totalmente.
Ese juego dual, era enloquecedor, y Paul lo sabía, manteniendo ese loco ritmo durante varios minutos, directamente mi mente estaba compenetrada en ese punto tan estimulador, cuando al tocarme mi sexo percibí lo mojado que estaba.
Mi estado convulsivo, alentó a Paul a colocar la punta de su miembro en mi abertura anal, algo que también fue alterando con su lengua, astutamente me había preparado muy bien en el segundo o tercer cambio, al percibir su glande, terminé levantando mi traste, como aceptando a ese nuevo participante.
Eso fue más que suficiente para sentir una leve penetración, algo que si bien no estaba decidida a consentirlo, mi excesiva excitación me fue llevando a ir cediendo, donde poco a poco su verga se fue haciendo dueña de mi intimo interior, sentí algo dolorosa la inserción, gimiendo y a su vez chillando, hasta que un nuevo impulso, me hizo gritar mas y mandar la cabeza para atrás, presión que no pude contener.
Para encontrarme ensartada analmente por ese importante miembro de mi “querido sobrino”, mientras me preguntaba si estaba bien, acariciando mi sudorosa espalda, mientras le decía:
“Sigue hijo de puta, que has logrado tu objetivo”
Debo admitir que estuvo habilísimo, y a pesar de la molestia que me producía, estaba empezando a disfrutarlo, en donde no cabían dudas en que Paul, había desarrollado una influencia en mí, hasta diría un dominio a partir de este encuentro anal, y que lamentablemente no dejaba de agradarme.
Pero apenas introduzco su verga en mi culo, un loco bombeo comenzó a efectuarme, arduamente, sintiendo ese violento y excitante roce de su miembro contra mi membrana rectal. Me rozaba mi clítoris, al acorde, de cada arremetida de Paul, donde mi cuerpo producía un sinfín de incontenibles convulsiones, me sentía transportada a otra dimensión, algo indescriptible, donde esa verga entraba impetuosamente hasta sentir el contacto de su pelvis, varios minutos duró ese exaltado bombeo, hasta que sentí regar mi interior, mientras mi estremecimiento iba llegando a su fin.
Quedé tendida sobre la cama, con mi respiración muy agitada y sintiendo como unas pataditas en mi claustro materno, no me caben dudas de haberle transmitido mis vivencias, intente mantenerme relajada, hasta que Paul mantuvo un rato mas su miembro cobijado en mi recto, luego de retirarlo, me tapó con una frazada, hasta quedarme profundamente dormida, a los pocos minutos.
Cuando desperté no sabía qué hora era, Paul no estaba, busqué el reloj y eran más de las 10 am, me levante para buscarlo pero solo estaba la chica de los quehaceres, supuse que se había ido al colegio, ya era viernes y posiblemente mi esposo llegaría esa noche, y además mi sobrino se iría a lo de su madre, donde cierta tristeza invadió mi ser ………………..