El dia que nuestros juegos pasaron a otro nivel

Continuación del relato "El dia que todo empezó". Carlos y yo continuamos con los morbosos juegos que habian comenzado al principio de ese verano.

Aquella tarde de agosto, acudí a casa de Carlos a recogerlo. Habíamos quedado para irnos en su coche a las fiestas de un pueblo cercano. El sol caía ya tras la montaña que cobijaba el barrio, lo que hacía que el calor fuera menos agobiante.

Carlos era aquel chico que me inicio en los juegos prohibidos del placer oculto de la sexualidad. Desde aquel primer encuentro en las pistas deportivas habíamos tenido varios mas como aquel en el que habíamos alternado las caricias del uno al otro con experimentos con sexo oral y magreos mutuos. Jamás nos planteamos, besarnos ni juntar nuestras lenguas, era algo que pensábamos no entraba dentro de nuestros gustos, pero como él siempre decía, había que probarlo todo.

Me había pedido que lo recogiera, sabedor que estaría solo ya que su familia estaba en el chalet que tenían en el campo unos amigos y estarían fuera varios días, así que ambos sabíamos que nos iríamos descargados a aquellas fiestas.

Al llegar, Carlos me recibió con un bañador puesto y unas chanclas en los pies. Nada más. Dejaba ver su torso desnudo, atlético, bello, juvenil, sin más vello que el hilo que tenia bajo el ombligo que más parecía una fila de hormigas en busca de su verga y muy poco alrededor de los pezones. Yo, a pesar del calor, llevaba unos vaqueros con un polo. Ya estaba vestido para ir de fiesta.

-          Pasa tío. –Me dijo al verme- No te esperaba tan pronto.

-          Joder Carlos, habíamos quedado a las ocho. Siempre haciéndome esperar.

Le conteste algo molesto ya que Carlos no era un halo de puntualidad. No pude dejar de mirar su cuerpo semidesnudo al entrar y ver que no solo no estaba vestido sino que estaba mojado de estar en la piscina que tenía su familia en el patio trasero.

Al pasar delante de él, me agarro de la cintura y me trajo hacia si apretándome contra él. Sentí el bulto de su polla contra mi muslo, que, aunque no estaba erguida aun, dejaba notar el tamaño que tenia. Su disculpa fue decirme:

-          Vamos a darnos un baño, Juan. Hace mucho calor.

Evidentemente yo sabía que eso pasaría. Solo intente hacerme de rogar un poco, algo que a Carlos le excitaba en sobremanera, ya que se volvía loco sabiendo que llevaba la voz cantante y al final conseguía someterme a sus deseos.

-          Pero no tengo ni bañador ni nada. Estoy ya duchado y aseado de casa. Como veras vengo vestido para salir. - le dije haciendo notar mi vestimenta y mi olor a desodorante.

-          ¿Pues quítate la “vestimenta”? ¿Cuándo ha sido eso un problema? Sabes que nadie puede verte. Estamos solos.

Accedí. Estaba deseando lo que estaba a punto de pasar. Otro de nuestros juegos. Carlos se dirigió a la puerta de entrada y cerró con llave y las dejo puestas por si alguien imprevisto aparecía no le quedaría más remedio que llamar al timbre.

Para cuando regreso yo ya me había tirado al agua. Estaba desnudo y nadaba a cross, como si estuviera solo, me dirigía a la parte baja de la piscina donde ambos podíamos estar de pie sin problemas. Carlos se tiro al agua de cabeza y se dirigió hacia mí buceando cruzando los quince metros de largo que tenia. Yo lo miraba de pie, su cuerpo joven venia lanzado hacia mí como si se tratara de un delfín en busca de su monitor de juegos. Al llegar a mi altura, abrió sus manos y me agarro la polla dándome unos pequeños tirones para despertarla de su letargo. Pasó por debajo de mis piernas rozando mis genitales y emergió detrás de mí volviéndome a agarrar de la cintura y apretándome contra él como había hecho en la entrada.

Me hacia el distraído. Disfrutaba de aquel juego al que me llevaba. Carlos abrió sus brazos y su mano izquierda me rodeo por el ombligo mientras la otra la dirigió hacia mi polla para masajearla, acariciarla. Al notar que por el efecto del agua mi miembro no se animaba tan rápido como otras veces, separo mis piernas un poco para acariciar y apretar mis huevos y dar más movimiento con su mano a la verga que cogía. Por momentos notaba que el bulto que apretaba contra mis muslos se iba haciendo más notorio. Se excitaba mucho haciendo aquello, situado detrás de mí, pajeándome despacio y frotándose contra mí con su verga como si estuviera follando.

La temperatura en la piscina estaba subiendo demasiado, Carlos estaba ejecutando una paja cojonuda mientras, ahí de pie, a mi espalda, su tranca estaba ubicada entre mis muslos cerrados, que yo apretaba, y que aparecía y desaparecía por debajo de mis huevos. Era como si follara pero sin penetrar. Ese juego era nuevo y a él le gustaba notar el roce de la piel del final de mis piernas estrangulando su pene mientras él acompañaba con movimientos de pelvis la masturbación que mis piernas le provocaban.

Al cabo de unos intensos minutos, paró, me agarro del brazo y me llevo a su habitación. Allí estaremos mas cómodos me dijo. Al entrar me sugirió cerrar la puerta. Estábamos desnudos en su habitación y si alguien nos sorprendía, cosa poco probable después de las precauciones tomadas, no habría explicación convincente. Me gire a cerrar la puerta y una vez cerrada Carlos se coloco de nuevo detrás de mi trasladando a la habitación la excitante postura que habíamos mantenido en la piscina. Volvió a agarrarme por la cintura, rodeándome con su brazo, cogiendo mi polla erecta para masturbarla y de nuevo situando su polla erguida entre mis piernas. Le gustaba aquel juego. Nos gustaba aquel juego.

Después de unos minutos disfrutando del juego, me pidió hacerle una mamada y claro yo me puse a ello. Me agarro por los hombros bajándome hacia el suelo, me puse de rodillas y comencé a saborear la polla de mi compañero.

-          Mmmmmm. Que bien lo haces. – jadeaba al sentir el calor de mi boca en su miembro.

Mi mano masajeaba su miembro mientras mi boca recibía la humedad de la mezcla de la saliva y las gotitas de liquidito que, fruto de la excitación salían de su glande. Al poco tiempo, su respiración se fue acelerando y su excitación subió por momentos. Carlos me agarro de la cabeza con ambas manos y comenzó a mover su pelvis, dándome cada pollazo en la boca que me hacían perder la posibilidad de respirar. Me daban arcadas. Mis ojos se llenaron de lagrimas, al abrirlos no veía más que aquella fila de hormigas que nacía en su ombligo de forma borrosa por las lagrimas.

Paró. No quiso correrse así como había ocurrido otras veces. Me puso en pie y me giro de nuevo. Volvimos a la situación inicial. O eso creí yo. Tras unos segundos se agacho y comenzó a lamerme los huevos desde mi espalda. Intente girarme para que me comiera la polla pero no me dejo. De un movimiento brusco me obligo a permanecer así.

Su mano apretaba mis huevos mientras la otra tiraba de mi polla hacia abajo. Como si fuera la de un animal. Se la metió en la boca. La succiono. Presiono con su boca mi erguida polla. La saco y su lengua se dirigió a mis testículos. Se metió uno en la boca. Luego el otro. Y recorriendo con su lengua mis bajos la pasó por el nacimiento de mi raja hasta llegar a mi agujero. No pensé que lo fuese a hacer pero lo hizo. Se detuvo en él. Lo lamio. Lo humedeció. Su lengua presionaba mi ano. Lamia los músculos de la entrada. Mientras sus manos habían dejado de tocarme la polla. Había dirigido la fuerza de sus manos a abrirme las nalgas, separarlas más para que su lengua accediera a mi escondite. Jamás había experimentado nada igual. Arquee mi cuerpo hacia adelante apoyando mis brazos contra la puerta y me abandone a aquel placer desconocido.

Carlos aprovecho para jugar con mi culo. Sus dedos me lo acariciaban. Lo humedecían y lo presionaban como tratando de abrir al mundo una entrada oculta. Poco a poco los deslizo hacia dentro. Primero uno. Lo mantuvo dentro un poco y lo movió despacio. Generoso.

Yo notaba esa presión que era más dolorosa que otra cosa. Lo encogía. Trataba de cerrarlo a su acción. Él conocedor de mi reacción me dijo:

-          Trata de relajarte Juan. Relájate. Disfruta.

-          No sé si podré… Carlos. No quiero qué….

Pero mi respiración estaba acelerada y se me escapo un jadeo entrecortado al notar que Carlos había introducido otro dedo en mi agujero al ver que en mi había dudas de lo que podía pasar. Mi cuerpo se arqueo más aun para recibir esas caricias de sus manos. Baje uno de mis brazos para tocarme la polla y empezar a sentir el placer que me venía de las caricias de mi amigo. Pero él no me dejo.

Al darse cuenta de mi acción, se puso en pie. Se incorporó pero continuaba con las caricias que sus dedos hacían en la entrada de mi ano. Frotándolo. Igual que si fuera un coño. Se aparto de mi un instante.

-          No te muevas. – me dijo.

-          Noooo. ¿Qué vas a hacer?- pregunte inquieto pero excitadísimo.

-          Ahora verás….

Carlos vertió sobre mi raja algo frio y resbaladizo. Al girar la cabeza hacia la estantería cercana comprobé que era aceite solar. El líquido me resbalaba desde mi espalda, recorriendo toda  la raja hasta llegar a mis huevos y gotear hasta el suelo. Sus manos continuaron acariciando mi ano. Sus dedos presionaban y metían el aceite dentro de mí moviéndose de dentro a fuera y girando sobre si en un sentido y en otro.

A esas alturas estaba abandonado a sus caricias. Mis piernas estaban abiertas. Mi culo expuesto para él favorecido por el arqueo de mi espalda.

Al cabo de un rato, Carlos se pego a mí. Su boca junto a mi oído para que le oyera la respiración que le estaba provocando esa situación.

-          ¿Quieres que te la meta?... ¿Verdad? ….Estas …abierta como una tía… para que te empale.

-          Nooooo…. Carlos…

Pero yo estaba derrotado al placer. Aquellas palabras me sobreexcitaron al comprobar lo que iba a pasar y al saber que mi macho estaba loco por darme por culo.

-          Con cuidado tío….. –le implore.

-          Tranquilo cielo… veras que bueno.- trato de tranquilizarme.

A esas alturas su enorme polla guiada por su mano, embarduñada de aceite, estaba presionando mi ano. Tenía un tamaño considerable para ese viaje. Apretaba cada vez más fuerte para romper la reticencia del agujero.

-          AGGGGGGGG… solo podía quejarme ante aquella presión.

-          Quieto Juan…. Relájate. –me susurraba al oído mientras continuaba.

-          Ufffffff….-como podía trataba de aguantar.

Al notar que su glande había entrado entero paro de ejercer presión.

-          MMMMMM…. Ya casi esta.- me dijo.

-          UFFFFFF. Mis ojos se apretaban mientras el ardor que me subía era inaguantable. ¿Cómo podía haberme metido ese capullo?

Tras unos minutos dejados para que mi cuerpo se acostumbrara a su nuevo estado, de un empujón, Carlos la metió casi entera.

-          AGGGGGGGGGGG….JODERRRRRR.- el dolor provocado me hizo gritar. Me habría desgarrado el culo.

-          Ya esta…. Cielo… ya…. – trataba de acariciarme ante aquel atropello.

Volvió a transcurrir unos minutos que él sabía eran necesarios para que ambos disfrutáramos. Mi polla se había quedado flácida. Floja. Carlos la acaricio mientras me susurraba….

-          Tío, he estado deseando esto mucho tiempo.

-          Y yo Carlos… y yo…. Siempre he querido saber que se sentía… y ahora ya lo se…- poco a poco el dolor fue desapareciendo. El placer hizo acto de aparición.

-          Mmmmm… como me pones tio…

-          ¿si?... Fóllame!!!!.... Vamos!!!! … quiero que hundas tu polla en mi culo!!!...

Mis ruegos hicieron que mi amante comenzara a meter y sacar su polla de mi. Entraba y salía con movimientos acompasados. Cada vez mas rapidos pero con una cadencia monótona que iba acelerando nuestra respiración y provocando nuestros jadeos.

-          Toma!!! … aggggg… me encanta como se la traga tu culo… - Esas frases provocaban mas excitación en mi.

-          Aggggg… Agggggg… Siiiii!! …Dame…más…fuerte…. Así, así, asiiiiii.- poco a poco había perdido el control. Mis jadeos se hicieron gritos.

Estábamos disfrutando de una experiencia única. Allí de pie, apoyado contra la puerta. Sujetándome a la pared para no caer cada vez que Carlos me la metía. Su rabo entraba y salía de mi como si nunca hubiese existido un agujero cerrado que había que abrir.

Al cabo de pocos minutos, note como aceleraba sus impulsos… sus embestidas eran bestiales… su respiración entrecortada le hacía jadear… igual que a mi gritar…

-          Voy a correrme Juan… No aguanto… Voy a correrme… ¿Dónde… quieres… agggg?

-          Agggg…. Asiiiii… Ahiiiiii… Córrete ahiiiiii… dentrooooo… quiero notarlo….

Sin esperar, Carlos dio unas sacuidas con su pelvis.

-          Ahhhhhhh… me corrooo… tómala todaaaaaaaaaa.

Su polla se hundió en mi. Sus manos me apretaron contra el para que no me escapara y note como se hinchaba dentro de mi.

-          Eso essss…. Aggggggg…. Asiiiiii

Cuando pudo me agarro  la polla para ayudar a correrme algo que no fue muy difícil.

-          Me corro yo también…. Agggggg Aggggg.

Su polla ya vacía, entraba y salía más fácilmente debido al resbaladizo semen que se me escurría desde el interior… No paro de meter y sacar su polla hasta que la última gota de mi semen salió.

Me atrajo hacia si. Su miembro se escapo de mi dejando salir los restos que aun tenia dentro. Caímos rendidos en su cama. Acabamos de recuperarnos charlando.

-          Ha sido fantástico Juan…. Uffffff.

Yo estaba algo avergonzado. Sentimiento que siempre afloraba tras “jugar” con Carlos. Pero se me paso al instante.

-          ¿De verdad te ha gustado?

-          De verdad.

-          A mi también. – dije.

-          Me alegro Juan.

-          ¿Te gustaría repetirlo?- le pregunte sabiendo ya la respuesta.

-          Claro que si cielo…. - Me besó. Era el primer beso que nos dábamos.-  Claro que si… pero introduciremos algún juego nuevo jajajaja.

Y por supuesto que se repitió, pero bueno ya os lo contaré otro día.