El día que mi padre leyó mi diario

Tras finalizar el castigo, el dolor que sentía en mis labios vaginales era muy... , y deseaba tocarme a modo de quedarme tranquila.

Hola, me llamo Susana, ante todo gracias a todos los que me habéis leído, sobre todo aun más agradecida a aquellos que me habéis escrito. Ante todo perdonarme por privaros del tiempo de publicación, de esos momentos tan satisfactorios como placentero para mí como para vosotros. También me tenéis que perdonar por sí algunas de mis confidencias, os habéis manchado llevados por el ímpetu de mis vivencias.

Bueno no esperéis que os diga como soy… ya sea edad, fisco o quizás religión, pues con que os paséis por mi blogs creo que tenéis mas que suficiente. Os debo confesar que no esta actualizado hace tiempo ya sea por falta de tiempo (ufff... mucho trabajo) o de pereza, bueno que me despisto este es susanabix-misconfidencias.blogspot.com. Aunque si deseáis os podéis pasar también por mi pagina de Facebox o si os atrevéis, por www.tuclubprivado.com.

Hola queridos lectores ante todo disculpa por teneros tan olvidados, la causa no ha sido quedarme sin confesiones... ni mucho menos cansarme de confesárosla, sino que mi tiempo me lo ha ocupado el trabajo y el sexo… pues cuando salgo de la oficina, voy en busca de mis amigos o amigas y sino también me queda la alternativa de ir de “caza”… mmmuuu. Bueno os voy a confesar mis nuevas andaduras o al menos una mas, espero que disfrutéis tanto como yo no solo de haberla sentido en primera persona y en mis carnes, sino también en haberlas pasado por este medio pues no puedo reprimir la tentación, de dirigir una de mis manos a mi entrepiernas y dejarla hacer… mmmuuu.

Bueno está nueva confesión va a raíz de una conversación que tuve con unas amigas… las cuales me han sugerido publicarla, os debo ser sincera al principio estuve un poco reacia a ponerla pero a estas alturas que ya he publicado media vida, seria una ingrata sino lo hiciera. Mi conversación aquel día fue por la extrañeza de estas hacia mi padre, pues es bien sabido que es demasiado protector por lo que se extrañaba estas, que este no husmeara en mi dormitorio. Mas extraño les pareció que no hubiera ojeado mi PC y aun menos mi diario, mas sabiendo estas de mi que suelo dejarlo por cualquier parte de mi dormitorio. Tras un toma y dale… finalmente le confesé que si leyó mi diario, pero lo sucedido tras de este no fue lo imaginado por mi… nuestra conversación finalizo con la idea de estas, mas bien acabo por suplicarme… y no es "coña" que os confiese lo sucedido.

Bueno ese acontecimiento marco una etapa de mi vida, más bien relanzo con fuerza la idea de independizarme en cuanto pudiera sin pensar en como, pero al mismo tiempo despertó una extraña sensación de placer que intentó borrar de mi, creo que a medida que vayáis leyendo... lo comprenderéis. Os debo ser sincera en este punto pues aun hoy a veces sueño con aquel día, tendría por aquel entonces 17 años... quizás menos, creo que iré al grano y no me enrollare tanto como suelo hacerlo.

Recuerdo ese día más por lo ocurrido que por cualquier cosa, llegué a casa después de haber regresado de mi colegio... de mi colegio mayor. Ya sabéis son uno de esos, que el uniforme no es solo eso… son un símbolo, que detestas tanto llevarlo que al final hasta te gusta pues te das cuenta como pone a los hombres, que puedes hacer con ellos... lo que me de la gana. Antes de comenzar con mi nueva confesión os voy a mentar un ejemplo... vale. Mirad quiero que sepáis que aún haya estado en un colegio religioso y súper moralista (Joder...obviamente es del Opus Dei), te das cuenta con los años que no en "todo" es tan moralista... os cuento, cuando rondaba los 12 años me di cuenta como había compañeras que siendo su falda bastante más corta que la mía, nunca le llamaban la atención y con el tiempo yo misma las llevaba de esa manera.

Además fue cuando mi cuerpo comenzó a cambiar y con este, cambié mi grupo de amigas, no os digo que di la espalda a las amigas de toda la vida. Sino que necesitaba un cambio en mis relaciones... lo necesitaba, por lo que tras salir con estas... fueron ellas las que me "educaron", me indicaron como debía de llevar mi uniforme y como tratar a los chicos, aunque con algunas de ellas hubo “filin”. Comencé a llevar las faldas cada vez más corta... ya sabéis me subía los dobladillos y mi "tata" me ayudaba a apuntarlos, los calcetines comencé a sustituirlos por pantys siendo estos de llevarlos hasta los tobillos a llevarlos hasta las rodillas o dos dedos por encima de estas. Mis padres no me decían nada, pues opinaban que sí en el colegio no me decían nada... ellos aún menos.

Con la edad no sólo lo notas las miradas de los chicos sino hasta en la conversación con algunos de ellos… pues te tartamudean. Con el tiempo te arreglas más... eso sí, nada de maquillaje pues es una manera de delatarnos, mirad entre nosotras al menos entre mi círculo de amigas… os debo reconocer que fue un descontrol. No me enrollo más que ya avise y comenzare con lo ocurrido.

Bueno continuare, tras llegar a casa y ante esta ya apercibí algo… no os sabría decir el que, pero es como si tuvieras una corazonada, sigo. Nada más abrir la puerta me extrañe por el silencio que reinaba, me pareció extrañó, tras dar varias voces llegué al salón que con sorpresa me encontré a mi padre. Hombre no penséis que fuera algo malo, sino todo lo contrario pues la verdad es que no lo esperaba dado la hora. Su cara era un poema más  bien de malos amigos... carácter de haber tenido un mal día, sus formas mejor ni hablar. Recuerdo su sarcasmo y sus palabras con doble sentido y malintencionadas, no sabía la verdad de que hablaba pues no se refería a mi directamente ni aún menos indirectamente. Por lo que me gire con la intención de dirigirme hacia mi cuarto, la fuerza de su mano en mi brazo me detuvo al tiempo que me decía "a donde vas tú… pequeña putilla" (joder, me dejo blanca).

Os juro que en ese momento vi mi vida peligrar pues sólo en una ocasión lo vi de esa manera y os puedo asegurar que no lo pase bien. Tras lanzarme hacia un lado del salón y pararme con el respaldar del sofá, este me enseñó mi diario al tiempo que me preguntaba por lo que este ponía, pues lo que más le indignaba era que toda las cosas que me hacia el y muchos más, venía reflejado con todo tipo de detalles.

Recuerdo que llevada por los nervios le hice saber "con que derecho había entrado en mi cuarto y había trasteado" y "le acuse de haber roto la poca confianza que había al haber cogido mi diario y lo había leído", tras una sonora bofetada dejó caer "el derecho de ser tú padre... primero y de ser el dueño de todo, quién paga tus ropas y cada uno de tus caprichos", obviamente tenia razón.

Sabéis muchas veces pienso como es posible que las experiencia que tengo que no duran mucho más de una hora... quizás hora y media, cuando la voy a plasmar en mi diario y ha día de hoy en el Word... ocupen no sólo bastantes hojas sino días por no mentar semanas. Pero aún así la satisfacción es igual e incluso mejor, pues a medida que escribes vuelves a sentir cada momento de placer y de morbo, no pudiéndome contener en dirigir una de mis manos hacia mi entre pierna pues vuelvo a estar tan caliente como ese momento.

Me insulto llamándome de "puta" hacia arriba... me llamó mentirosa, hacia las palabras que explicaba como este visitaba mis noches en busca de satisfacción. Tras una réplica por mi padre... recibí una nueva bofetada, haciéndome callar. Llegó a amenazarme con mandarme a un colegio internó privado de curas... retractándose poco después, más al acordarse en mi edad.

Recuerdo que le mente lo que deseaba ser mayor de edad y ver como se le ponía la cara de impotencia al no poder ni tan siquiera castigarme, nuevamente una bofetada cruzó mi cara. Observé como en esos momentos tras soltar mi diario sobre el asiento del sofá, comenzó a quitarse el cinturón de su pantalón, amenazándome con hacerme callar de verdad.

Nuevamente su mano me tomó del brazo, haciéndome primero girarme y después darle la espalda, tras soltarme del brazo este posaba su mano sobre mi espalda al tiempo que presionaba haciéndome inclinarme sobre este... dejando volar mis pies. Con rapidez más por adivinar sus intenciones, me disculpe... le pedí que por favor no me castigará, le implore y entre sollozos le rogué que me soltara. Aún recuerdo como la fuerza de esa mano evitaba movimiento por mi parte, mientras veía de reojo el cinturón colgar de la mano de mi padre. No penséis ni tan siquiera por un momento que me lo tomó a broma... por mucha "prosa" que ponga.

Bueno continúo, mi padre ironizo a modo de hacerme un pulso, cuando me mentó que haber sí tengo ganas de escribir este momento como una confesión más, pues sí es asín atenta a las consecuencias. Acto seguido noté su otra mano en mis nalgas... pero no penséis mal, pues para nada se aprovechó de este momento de castigo "cociéndome el culo". Sino que tras levantar mi falda y bajar mis braguitas de un tirón, comenzando mi sufrimiento. Aún sigo escuchando el silbido del cuero de la correa al ascender... por no mentaros el descender de esta, el primer correazo hizo que soltara un grito como pocos he dado y deje escapar mis primeras lágrimas.

Recuerdo que como pude presione con mis manos sobre el respaldar a modo de zafarme de la presión de mi padre... pero fue inútil, mientras sentía con gran dolor por mi parte el segundo y el tercer correazo. Llegó a sugerirme el quedarme quieta más por evitar que la correa errara su destino... pero obviamente no me hizo desistir a pesar de sus palabras y aún menos cuando me amenazó con aumentar el castigo.

Aún recuerdo como en plan jocoso como sí disfrutara de momento, me mentó el saber como describiría esos momentos (cabron, cuando te mandé el relato... leerás como, aunque con el paso de los años ni lo recuerde), mis nalgas ardían y el dolor era inexplicable (coño, hasta por mi cabeza paso la serie esa que reponen algunas veces... “kunta kinte"). A modo de cubrirme puse mis manos sobre mis nalgas a modo de evitar sus golpes, pero no solo evite el dolor en mis nalgas sino que sentí ese castigo en mis manos, retirándolas con toda rapidez que pude y por cobardía no las volví a colocar.

Quizás fuera el motivo en que uno de estos correazos lo recibí en mis partes... lo sentí en mis labios vaginales (Dios que dolor, tal dolor no se lo deseo ni a mis peores enemigos). Me eché hacia delante mientras lloraba y gritaba de dolor... llegando incluso a orinarme encima, algo que enfureció aún más a mi padre.

Creo recordar sino fue en esos momentos quizás fuera minutos después, cuando sentí como vertía algo líquido sobre mis nalgas. Con rapidez y temor le mente por aquel líquido, este me mentó que era para evitar infecciones... siempre que las hubiera (obviamente excusas) y ante mis palabras alarmantes de dichos cortes, me mentó una serie de excusas que obviamente este esquivaba la verdad de sus pretensiones, pero acabando por confesarme la verdad y está no era otra que... tal producto se utiliza para facilitar la penetración. Pues finalizó por hacerme saber que su idea era hacerme comprender o recapacitar en referencia al sexo... pues no es bueno (Joder, con el cabron de mierda siendo el quién me introdujo en este mundo por sus vejaciones).

Aunque os debo confesar que de todas formas y en esos momentos sólo pensaba cuando iba a finalizar el castigo, pues el dolor que sentía en mis labios vaginales y deseaba tocarme a modo de quedarme tranquila. Introduje uno de mis brazos entre el respaldar del sofá y mi propio cuerpo, dirigiendo mi mano hasta mi vientre y mas tarde mi pubis, reconozco que la postura no era la idónea mas por que alce mis nalgas hacia atrás… sendo mas doloroso el castigo. Aun tengo en la memoria el alivio que sentí, cuando las yemas de mis dedos rozaban la zona dolorida por la correa. Quisiera que sepáis que en esos momentos peque de inocente, más por no pensar en ser descubierta por mi padre y los pensamientos de este hacia ese inoportuno momento, pues tras darse cuenta sus pensamientos no eran precisamente buenos.

Recuerdo la expresión de mi padre de mala leche pues este pensó que aquello me debía de gustar, más al haber descubierto mis dedos entre mis piernas pensando que me estaba masturbando… en vez de pensar que me estaba aliviando o cerciorando del dolor. Sentí su mano presionar fuertemente mi espalda... teniéndome de está manera presa, le rogué que me estaba haciendo daño y que me dejara. Tras su negativa comenzó a zarandearme sin que me dejara al menos sacar mi brazo de mi entre pierna (Joder, no os imagináis la posición incómoda que estaba), ni aun menos dejar que me explicara. Nuevamente se negó al tiempo que me insultaba, llamándome "calientapollas" o "zorra"… entre otros insultos, os debo confesar que inexplicablemente me sentía muy caliente, ignoro los motivos pero me sentía confusa más por que no me gusta la "dominación" y aún menos el "sado". Pero a medida que disminuía la fuerza con la que me castigaba, más me sentía excitada y no pude reprimir mis gemidos... en esos momentos de placer.

Pero aquello no pudo acabar peor mas al sentir un tremendo orgasmo, no pude evitarlo ni aun menos el gemido que salio por mi boca… aaahhh. Mis piernas flojearon… casi pierdo el equilibrio, aun recuerdo la mirada sorprendida de mi padre mas al no esperarse tal final, por no mentaros lo que sentía y que intento olvidar. Pero a pesar del dolor esa noche dormí tras masturbarme con esos momentos, llegue a tener varios orgasmos y en mi pensamiento tuve la idea de volverlo a repetir.

Os debo ser sincera no tarde mucho en repetirlo mas por hacerle caer, obviamente en esta ocasión prepare la escena mas sabiendo como este actuaría, no quise que me castigara de pie mas por ser mas doloroso sino que me tumbe sobre sus rodillas, mas bien hice que el me tumbara tras negarme o simularlo. Cuando comenzó el castigo y con ello el primer silbido del cinturón caer, sentí el dolor de la correa contra mis nalgas al tiempo que un objeto del interior de su bolsillo, presionaba contra mi coñito… uuummm (Dios, no pudo ser mejor). Empecé a sentir una extraña sensación… una conjunción de sensaciones olvidadas, mas por no mentaros el escozor en mis nalgas que me excitó aún más, sintiendo repelucos.

Tras una serie de azotes donde obviamente mi padre se dio cuenta que aquello me gustaba, más por la mancha húmeda en la tela de su pantalón. En vez de detenerse en su castigo aumento este… sendo el ritmo de los azotes más fuerte, teniéndolo enrojecido y con un tremendo dolor. El muy cabron llego a recrearse con mi dolor mas al separar mis glúteos y castigarlos, por lo que comencé a llorar… aunque deseaba que el castigo no acabara. Disfrutaba mientras se me ponía la carne de gallina y aunque estoy en contra del castigo dentro de una relación, ha veces mientras follo pienso con aquellos momentos… uuummm, deseando volverlo a repetir. Buenos queridos lectores espero que os haya sido explicita con vosotros y con todas mis niñas... ella sabe a quién me refiero, bueno os dejo hasta pronto, besitos para todos y todas.

Ante todo perdonarme por que quizás no me exprese adecuadamente o no plasme lo que realmente me han hecho sentir o me han hecho hacer, pues aunque lo intento una infinidad de veces que las mismas ansias por plasmar lo sucedido, no me doy cuenta y cuando lo leo más tarde… me doy cuenta que me he comido tanto palabras como símbolos (interrogaciones o exclamaciones). Lo siento enormemente, pero intentare redactaros lo mejor que pueda mis experiencias, me cuesta a veces escribir todos mis sensaciones, pues el plasmarlas creo que es lo mas difícil. Para aquellos que deseáis contactar conmigo hacedlo a mí dirección de email susanabix@hotmail.com