EL DIA QUE ME ENTREGUE A MI AMO parte 2

Un encuentro que cambio su vida sexual para siempre

PARTE II

No podía creer lo que había oído. Ahora íbamos a empezar a jugar. ¿Qué habíamos hecho hasta ahora? ¿Qué me iba a hacer? ¿Lo soportaría? Todas mis dudas se desvelaron rápidamente. Dejo de acariciarme el culo y se puso delante de mí. Me quito el antifaz de los ojos, y como no, mi mirada se fue directa a su paquete. Seguía estando muy abultado. Se apartó de mí como un par de metros. Se sacó sus zapatillas y seguidamente se quitó la camiseta. Ver su torso desnudo hizo que mi polla empezase a inflarse de nuevo. Tenía unos preciosos pectorales. Piel limpia. Brazos y hombros bien definidos. A continuación se bajó el pantalón y cuando se incorporó pude apreciar con más claridad la protuberancia de su verga. Llevaba un bóxer negro muy ajustado. La visión de la silueta de su cuerpo casi desnudo era como tocar el cielo. Y por lo que parecía yo lo iba a tocar pronto. Mi pene ya se había puesto totalmente duro de nuevo. Deseaba que se quitara los calzoncillos para poder dejarme ver lo que parecía una polla enorme. Empezó a frotarse el paquete por encima de su rabo y en un momento dado se lo agarro por la raíz y dio como unas sacudidas. Aun se le marco más si cabe las dimensiones que se escondían debajo de ese bóxer.

Se acercó a mí y me cogió por la cabeza con las dos manos. Entonces apoyo su bulto contra mi cara, me lo restregó de un lado a otro. Pude oler su olor a macho. –Uffff mi putita. Me la pones muy muy dura. Te voy a dar tu merecido cabrón. Sé que lo estas deseando- Por supuesto que  lo estaba deseando nuevamente. Quería sentir ese rabo dentro de mí lo antes posible. Solo pensarlo casi hace que me corra sin poder evitarlo.

Se apartó de mí y fue nuevamente a la maleta. Cogió algo con su mano pero no pude distinguir que era. Lo llevaba oculto en la palma de la mano. Se llevó los pulgares a la cintura y de golpe se bajó los calzoncillos. ¡Madre de Dios! Que subidón me dio ver su polla por fin. Efectivamente era grande, gorda, totalmente descapullada con un capullo perfecto. Sin duda esa polla media sobre unos 22 cm o más. Además apenas estaba curvada con lo que parecía más grande si cabe.  El sueño de cualquier pasivo. Y ahora ese sueño estaba delante de mí.

Se puso nuevamente frente a mí, a pocos centímetros. Tenía su rabo frente a mi cara, tan cerca que casi podía tocarla con la nariz. Tuve la tentación de sacar la lengua para intentar tocar su grande. Pero pensé que era mejor no hacerlo ya que él no me lo había pedido. Entonces vi lo que llevaba en la mano. Era un bote de Popper. Lo abrió. Con una mano me tapo un lado de mi nariz y con la otra me puso el bote en el orificio abierto. –Esnifa fuerte-. Así lo hice. Después repitió la operación en el otro hueco. Ya no hizo falta que me dijera nada. Esnife lo más fuerte que pude. Luego él hizo lo mismo y mientras tomaba unas fuertes inhalaciones de Popper yo comencé a notar los efectos. Sentí ese calor, esa excitación típica de estas sustancias. Sin duda era fuerte. Su polla seguirá delante de mi cara. Necesitaba que me la metiera en la boca, quería chuparla y chuparla como un loco. Que me la clavara hasta la raíz.  No tuve que esperar mucho.

El: ¿Quieres polla eh puta? – mientras me agarraba la cabeza

Yo: Si Amo. Quiero su polla

El: Pídemela zorra. Pídeme que te de polla.

Yo: Quiero su polla mi Amo, por favor quiero polla. – Ya no podía más. Necesitaba tenerla en mi boca.                                                                                                                                                         9

El: Bien puta. Abre bien la boca que te la voy a meter hasta los huevos. Abre zorra – Sin mediar palabra me dio una bofetada- ¡Abre la boca!

Lo que estaba deseando al final llego. Me la metió del golpe. Tanto que casi la pude sentir entrando en la garganta. No me dio ni tiempo a tener una arcada. La saco de nuevo y repitió el movimiento. Empezó a follarme la boca fuertemente, a saco. A cada empujón me hacía saltar lágrimas y pequeñas arcadas que ni siquiera podía terminar ya que me estaba follando tan rápido que ni siquiera tenía tiempo a reaccionar. – Abre zorra. ¿Querías polla no? Pues ahí tienes. Te vas a hartar de polla maricón. Abre!- Cada vez se iba poniendo más agresivo y más fuerte me la metía en la boca. No puedo decir que la sensación física fuera agradable ya que apenas podía abrir lo suficiente la boca para abarcar aquella polla tan gorda. Pero la sensación mental era indescriptible. Mi macho estaba disfrutando de mi boca. El podía hacerme lo que quisiera. Fue como un flash. Mi amo quiere petarme la garganta y yo debo complacerle y aguantar. Quería decírselo pero no tenía oportunidad ya que apenas si podía respirar y su rabo no llegaba a salir de mi boca. Hubo un momento que me la empujo fuerte y se quedó quieto con sus huevos colgando de mi barbilla. Me estaba ahogando. La arcada casi fue ahogada ya que el aire no tenía espacio para salir. Cada milímetro de mi boca estaba relleno de rabo y su capullo atrancando la entrada de mi garganta. De golpe me empujo la cabeza hacia atrás y la saco de golpe.

El: Joder zorra. Me encanta! Estaría horas atragantándote. Ummmm.

Yo: Si Amo. Quiero su polla. Viólame la boca por favor – Le rogué

El: Ufffff. ¿Así que quieres más eh? Jejeje. – Se rio- Genial porque quiero partirte esa boca de puta en dos a pollazos.

Yo: Si Amo.

Abrió de nuevo el bote de Popper y me hizo esnifar – Así me gusta. Ponte bien zorra porque ahora te vas a arrepentir de lo que has dicho. – Casi fue así. Se esnifo el también y vi venir lo que me esperaba. Empezó a respirar acelerado mientras sacudía su rabo de un lado a otro de mi cara. A azotarme las mejillas con su gran y duro capullo.  Cada vez lo oía respirar más fuerte. Ni lo vi venir. –¡Abre!- Apenas tuve tiempo de reaccionar y prepararme. Me la clavo sin piedad. –Grrrrr. Dios! Que rico. Me encanta esta zorra. Me encanta!- Me taladró la boca como un loco sin control más fuerte que la primera vez si cabe. –¡Eres una puta de mierda joderrrr. Un tragapollas! Abre más – Lo intente pero ya era casi imposible abrir más mi mandíbula. Ya ni notaba dolor. Entonces la saco un poco y me dejo respirar un par o tres segundos. Comenzó a meterla de nuevo pero esta vez lentamente. Note su capullo tocar la boca de mi garganta. Diría que él también lo noto porque se paró. Y ahí empezó lo que jamás hasta ahora había notado. Empujo despacio, muy despacio. Note como su grande se iba adaptando al hueco de mi garganta y se iba desplazando muy lentamente dentro de ella. Notaba como se me iba ensanchando a medida que esa enorme polla se iba adentrando cada vez más y más profundamente. Me ahogaba. Mi cuerpo se curvaba con cada arcada igualmente ahogada. Jamás olvidare esa sensación. Por lo que podía notar su polla ya me llegaba a medio cuello. –Aguanta zorra. Aguanta un poco más, ya queda poco- ¿poco? ¿Era posible que me le metiera más profundamente? Pues sí, aun podía más. Mis dientes estaban hiriendo mis labios atrapados entre ellos y su pubis. Me agarro entonces de la nuca cruzando sus dos manos detrás. Y empujo otro poco más. –Aguanta-. Su capullo que casi estaba atrapado aún se

10

desplazó un poco más profundamente. Es difícil de calcular, pero creo que al menos tenía 15 centímetros de rabo atrancados en mi garganta. Sin contar los que llenaban mi boca – ¡Ahora si zorra! Ahora si tienes toda mi polla en tu garganta. Ahora podría preñarte y ni siquiera ibas a notar el sabor de mi leche. Te la ibas a tener que tragar por cojones-. Por suerte no fue así y la saco de nuevo. Me dejo descansar como un minuto y volvió a la carga. No puedo decir cuanto tiempo estuvo follándome la boca. Los huevos ya ni los sentía con el peso colgando aun. Mis caderas me dolían de golpearme contra el filo de la mesa en cada una de sus embestidas. Cuando por fin se cansó se apoyó en la mesa que teníamos delante con la famosa maleta. Estuvo así un rato mirándome sin decir nada en absoluto. Respirando profundamente para poder relajar la tensión que le había producido la follada que me había dado. Cuando se recuperó cerró la maleta y vino a desatarme. Por fin me quito el peso de los huevos pero no saco la anilla que me los presionaba. Al ponerme erguido casi me caigo al suelo porque me fallaron las piernas. Rápidamente me sujetó. –Tranquilo. Siéntate y relájate.

El: ¿Fumas?

Yo: Si

El: Aun eres mi esclavo, contesta como debes

Yo: Si Amo. Fumo

El: ¿Quieres un cigarro?

Yo: Si mi Amo. Gracias.

Fue a coger un paquete que tenía encima de la barra del bar. Saco un cigarro, lo encendió y me lo puso en los labios. Luego él se encendió otro y se sentó frente a mí.

El: ¿Estas bien?

Yo: Si Amo.

El: Bien! Sinceramente cuando has llegado creí que no aguantarías. Me has sorprendido la verdad. Tienes aguante. ¡Eres una buena zorra! Eso me gusta.

Yo: Gracias Amo. ¿A usted le ha gustado?

El: Creo que se ha notado. He disfrutado como hacía tiempo que no podía hacerlo. No me gusta que cuando quedo con alguien al principio todo sea Si, y cuando empiezo todo sea No.

Yo: ¿Yo he dicho NO en algún momento? – Sinceramente no recordaba si lo había dicho.

El: Jajajaja. Después de azotarte ya he tenido claro que aguantarías más de lo que tú mismo podías imaginar. Si no lo hubiera tenido claro después de eso te habría mandado a tu casa. Y después de eso si me hubiese dicho No, lo habrías notado créeme.

Yo: Gracias.

El: Ahora dime la verdad. ¿Alguna vez habías sido sumiso así?

Yo: la verdad que no. A este punto nunca

El: ¿Te ha gustado?

Yo: La verdad que si

El: ¿La verdad que si qué?                                                                                                                 11

Yo: La verdad que si Amo.

El: Así me gusta perro. Sigo siendo tu puto Amo.

Estaba claro que no me iba a dejar bajar la guardia en ningún momento. Pero la verdad, me importaba un huevo. Me sentía bien siendo su perro, su zorra o lo que él quisiera. Además cuanto más lo miraba más me gustaba. Estaba buenísimo. Era morboso, guapo y tenía un gran rabo  que ya flácido le colgaba de la silla, y aun así era para adorarlo. Todo en él era perfecto. Si en ese momento me hubiese pedido pasar la noche allí sin duda habría aceptado, y además estando dispuesto a hacer lo que le diera la gana.

Me dio un escalofrío. El se percató de ello. Estaba pendiente de cada reacción mía. No se le escapaba nada.

El: ¿Tienes frio?

Yo: No Amo. Solo un poco. No importa.

El: Si importa. Si mi esclavo me da placer a mí, mi obligación es cuidarlo a él – Se levantó y fue a uno de los sofás que había en una sala contigua y cogió una manta. Me la paso por los hombros. En ese momento nadie habría pensado que era mi Amo. Lo hizo de una forma de lo más tierna. Efectivamente me estaba cuidando. Me habría apetecido muchísimo que en ese momento se hubiese acercado a mí y me hubiese dado un beso con esos labios tan bonitos que tenía. Pero sabía que no lo haría porque habría perdido su condición de dominante. O al menos eso pensé yo. Me tenía totalmente descolocado. Detrás de su actitud dominante, de macho había atisbos de ternura. Si me hubiesen preguntado si me podría enamorar de el sin duda habría contestado que sí. Por supuesto que sí.

El: ¿Mejor?

Yo: Si Amo. Gracias

El: Bien. Termínate el cigarro tranquilo.

Yo: ¿Puedo hacerle una pregunta Amo?

El: No deberías….. pero hazlo.

Yo: ¿No quiere correrse?

El: Jajajajajaj – Larga carcajada. ¿Te preocupa que me corra?

Yo: Si Amo. Me gustaría que se corra. Quiero que disfrute.

El: Aja! Eso está bien. ¿Dónde quieres que me corra?

Yo: Usted manda Amo.

El: Ummm. Eres complaciente! Pero eso ya lo sabía. Me corro cuando y donde me apetece en cada momento.

Yo: Si Amo.

12

El: Explícame que has sentido.

Yo: Un poco de todo. Me ha sorprendido mucho que me hicieras desnudar en la calle nada más llegar. Luego un cumulo de cosas. Miedo, excitación, morbo, dolor, placer. Es difícil explicar.

El: Lo sé, pero en eso consiste el juego. Como te he dicho me preocupaba que no aguantaras, pero te he visto entregado. Para ser tu primera vez ha sido toda una sorpresa. Si te digo la verdad, no siempre soy Amo, también me gusta el sexo convencional. Pero cuando hago de Amo me siento poderoso. Soy yo quien controla y eso me excita no sabes como. Nunca mejor dicho, te sientes el Puto Amo. Deberías probarlo algún día.

Yo: Dudo que supiera. Mi mente es pasiva. Disfruto siendo pasivo. No sabría ser un buen activo, y menos un buen amo.

El: Por eso precisamente. Nadie mejor que un pasivo para saber lo que quiere una zorra.

Yo: No sé, tal vez, pero no me veo de activo.

El: Igual busco un sumiso para hacerlo los tres. Tú serías mi sumiso Amo. Por supuesto siempre a mis órdenes. Pero tendrías que hacerle lo que yo te mandara. Y evidentemente sin cuestionarlo.

Yo: Si eso es lo que desea lo intentaría.

El: No. No lo intentaras. Lo harás y punto. Recuerda que te he adoptado como mi perro. Me perteneces. Estas a mi servicio. Y yo controlo lo que has de hacer o no.

Yo: Si Amo.

A pesar de la conversación relajada estaba claro que él no había dejado de controlar la situación. En el fondo eso me gustaba mucho más de lo que había imaginado. Comencé a excitarme nuevamente y mi polla empezó a ponerse morcillona una vez más. Mi mirada fue nuevamente a su verga colgando que aun en reposo, era de un tamaño e igualmente apetecible. Como no, él se percató rápidamente y empezó a frotársela. La visión era digna de ser filmada. Un cuerpo perfecto, una polla perfecta y un amo perfecto. Era mucho más de lo que ni en mis mejores fantasías eróticas podría haber imaginado. Seguía frotándose, y su polla iba engordando poco a poco. El sabía perfectamente que me estaba excitando aunque no había que ser muy observador, ya que yo era incapaz de apartar la mirada de aquel trozo de carne que minutos antes me había estado atragantando sin cesar.

El: ¿Te gusta eh? – me dijo con una sonrisa pícara. – Sé que te gusta y estas deseando tenerla de nuevo eh zorrita.

Yo: Si mi Amo. Me encantaría que me diera polla otra vez.

El: Por supuesto que te voy a dar. ¿No creerías que ya habíamos terminado? Aun tienes que satisfacerme mucho más… Coge la maleta y sígueme. - Encantado me quite la manta que tenía sobre los hombros y cogí la maleta.

Había pensado que tras esa conversación que habíamos tenido ya no íbamos a seguir. Sin duda estaba equivocado. Por todo lo que había pasado hasta ahora y por lo que aún estaba

13

por llegar, con el tiempo comprendí que su principal baza era mantener esa tensión sexual con altos y bajos. Hacer que deseara terminar y segundos después muriéndome de ganas de seguir siendo su zorra, estar a su disposición.  Sin duda en eso era todo un maestro. Ya me daba totalmente igual lo que pasara. Ya ni siquiera recordaba el dolor que mi infringió azotándome. Hasta me atrevería a decir que si lo hiciera de nuevo no me importaría en absoluto. Sería la voluntad de mi amo y la confirmación de que me había entregado a él sin condiciones.

El: ¿Ya? – Pues sígueme.

Se encaminó hacia una puerta que había al final del bar-comedor. Subimos otro tramo de escaleras y llegamos a un distribuidor. Entramos en una de las habitaciones. Le dio al interruptor pero solo se encendió una tenue bombilla encima de la puerta. Era una sala larga con unas 10 literas, unas cuantas sillas, y poco mobiliario más aparte de eso. Entre la poca luz y lo simple del mobiliario, a lo que había que añadir el poco espacio libre que quedaba con tanta litera la sala me pareció algo lúgubre. Me dio otro escalofrío. La temperatura ahí aún era más baja que donde estábamos antes. Cogió una silla, la puso en medio del pasillo que quedaba entre las literas y la pared y se sentó. - ¡Ven!, deja la maleta aquí y ponte de rodillas delante de mía-. Ni que decir hay que obedecí de inmediato.

Abrió la maleta y pude ver varias cosas de su contenido. Había esposas, cuerdas negras, pinzas para pezones, mordazas de más de un tamaño, uno o más trozos de cadenas, varios díldos de distintos tamaños, y otras cosas que no pude identificar. Era un buen arsenal.

El: ¡Venga puta, cómeme la polla. Comete la polla de tu amo!

Que agradables palabras. Lo estaba deseando. Eso no era no era tortura, era un placer para mí. Me la metí en la boca y no tarde en notar como su capullo se iba hinchando. Su verga iba creciendo dentro de mi boca y eso me parecía tremendamente agradable. Recordé lo grande y dura que la tenía cuando la vi la primera vez antes de follarme la boca. Quería ponérsela igual de nuevo. Deseaba que diera caña otra vez. Que me atragantara. – Ufffff. Que bien la mamas zorra. ¡Me encanta!. Chupa bien cabrón. Chupa….chupa.- De vez en cuando ponía una mano en mi cabeza, pero la mayoría del tiempo notaba como se inclinaba hacia atrás gimiendo. En esa situación hasta parecía que era yo quien controlaba la situación. No tenía que pensar lo que me iba a hacer. Solo tenía que chupársela y hacerle retorcer de gusto. Hacerle gozar y si podía hacer que se corriera. No sé quién estaba disfrutando más, si él o yo. Empecé a mamarlo con más fuerza, succionaba su capullo con un loco sin freno y acto seguido yo mismo me la clavaba de golpe hasta tocar mi frente contra su pubis con le idea de tragármela toda. – ¡Joder puta. Eres la ostia! No pares. Si. ¡Follate la boca tú!... Diosssss. Me estas poniendo muy cabrón.- Que subidón me dio oír eso. Quería darle aún más placer. Ser el mejor. No sabía si debía hacerlo pero no lo pude resistir. Me la saque de la boca y me erguí.

Yo: ¿Puedo tomar Popper Amo?

El: Claro que puedes tomar. Así te follaras la boca mejor.

Saco de nuevo el bote de Popper y me hizo esnifar por ambas fosas nasales. Me quede esperando a que el tomara mirándolo a la cara. Pero en esta ocasión él no tomó. Cerré el bote y me miro. Me lanzo una mirada incisiva y morbosa a la vez que con la cabeza me hizo una señal inequívoca. Me estaba indicando que me amorrara de nuevo a su entrepierna. No necesité que me sujetara la cabeza. Me folle yo mismo la boca clavándome su polla hasta la

14

garganta. En ocasiones me la metía entera y me quedaba quieto con toda dentro para sentir esas arcadas irremediables al tener una polla tan dentro, y más aún esa. Aun gemía más fuerte. Estaba disfrutando y mucho, así que me propuse hacerlo correrse. Pero justo en ese   momento pensé que no me había follado. Si lo hacía eyacular era muy posible que ya no quisiera seguir después. Yo quería sentir ese rabo penetrándome. Necesitaba que me follara. Mis expectativas de cómo me lo haría eran realmente altas a juzgar por lo que había visto hasta ahora. Esa gran polla tenía que entrar dentro de mi culo si o si. Baje el ritmo pero no la intensidad para que no lo notara. Y por otro lado ya me había bajado el subidón del Popper. El también parecía empezar a relajarse y gemir más suave. Sin siquiera percatarme me dio un empujón que me hizo caer de culo y espaldas al suelo. – ¡Muy bien zorra. Eres una buena mamona también!. Cada vez ganas más puntos. Ahora quiero ver como haces otras cosas.

Cogió un dildo negro de tamaño medio, sin duda era más pequeño que su polla. Me lo alargo. – Ahora ponte de espaldas a mí y juega con él. Ten crema también para que te entre mejor-. Cogí ambas cosas y  me di la vuelta. Al entrar no me había percatado de que en la pared había un espejo largo colgado. Entendí porque quería que me pusiera de espaldas. Su idea era que me viera a mí mismo follándome con el consolador. Me pareció ingenioso y morboso. No dude. Puse crema en un par de dedos y me lubrique el culo. Luego en el consolador. Me puse de rodillas y pase mi mano detrás. Apoye la punta en mi culo y lo fui metiendo poco a poco. No lo hacía lentamente por que me doliera, llevaba tanto tiempo cachondo que no habría necesitado ni crema. Lo hacía así para que él pudiera ver claramente como me iba metiendo aquel rabo. Haciendo que sintiera ganas de meter el su polla. Cuando lo tuve todo dentro lo hice vibrar con mi mano a la vez que lo empujaba. Eso pareció gustarle. – Uffff. Genial macho. Tienes un coño tragón. Sigue.- Así lo hice hasta que se cansó y me ordeno parar. Saco otro consolador. En este caso creo que se saltó directamente algunas medidas intermedias. Era enorme. Grueso y largo, calculo que de unos 30x7 cm. Eso era imposible que pudiera metérmelo. – Como veo que tienes un culo muy tragón ahora juega con este-. Lo cogí sin rechistar aun sabiendo que no podría metérmelo todo. Y creo que él pensaba lo mismo que yo. Le puse mucha crema y repetí la operación, pero en este caso lo apoye en el suelo para así poder irme sentando en aquella megapolla de látex. Cuando empezó a entrar era como si me estuviera rasgando el esfínter. Dolía. Pero yo seguía empujando con mi cuerpo para introducirlo más. Todo lo que fuera posible. Como también el glande esa tranca de plástico era grande cuando me entro todo note una sensación de placer y dolor a partes iguales. Lo peor ya estaba dentro. Ahora solo tenía que intentar meter el resto todo lo que pudiera. Me hacía gemir a mí mismo. No puedo calcular cuántos centímetros pude llegar a meterme pero llego un punto donde ya no podía entrar más. – Sigue! Sigue! Quiero que te lo metas más!- Lo intente pero me dolía demasiado. Hasta ahora era la primera orden que me había dado que no iba a poder ser capaz de cumplir, y aun así lo seguía intentando. Era imposible. – Lo siento Amo. No puedo-. Cuál fue mi sorpresa cuando lo oí decir: - Vale. ¿No puedes más? Pues sácatelo y ven a cuatro patas aquí.

Qué alivio fue escucharlo decir eso. A pesar de que estaba deseando tener aquel monstruo fuera de mí, me lo saque poco a poco para no producirme ninguna herida. Cuando lo tuve todo fuera me puse a 4 patas y camine como un perro hacia él. Os recuerdo que llevaba puesto el collar con lo que la expresión caminar como un perro es la que más describe mi corto camino hacia mi Amo. Al llegar a su lado levante la cabeza y cuando mi mirada no había pasado de su pecho me dio una bofetada que me hizo saltar saliva de mi boca. Note un pitido intenso en mi

15

oído. Ensordecedor. Y aun así pude oírle con total claridad. – Así que no puedes metértelo- No era pregunta si no afirmación. – Ahora me has cabreado so puta. Lo siento pero…….. ¡hé de castigarte! A pesar de que antes lo había vuelto a desear ahora no me parecía una idea tan atractiva y excitante. - ¡Date la vuelta mirando al espejo!..... ¡Miraté zorra!- Lo vi coger la fusta y supe lo que me esperaba. Me pego fuerte con la puta de la fusta en la larga izquierda. Mi cuerpo en una reacción instintiva se abalanzó para mitigar el golpe. Reacción absurda pues ya                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           me había dado el fustazo. Se me escapo un grito y vi en el espejo mi cara descompuesta de  dolor. No pareció conmoverlo ni un ápice ya que de inmediato levanto la fusta y me dio en la otra nalga. Misma acción misma reacción. Ahora si recordaba lo que había sentido hacia un rato. Solo que en este caso ya tenía el culo dolorido.

Siguió así yo no podía dejar de soltar un grito a cada fustazo que me daba. – ¡Grita si quieres zorra! Nadie te va a escuchar. Puedes hasta llorar. Has de aprender que cuando tu amo te da una orden has de obedecer. No quiero negativas. ¡Quiero obediencia!- Y seguía azotándome.

En seco paró y me dio una patada que me hico caer tendido de boca en el suelo. No me atrevía a moverme. Se levantó y se puso a mi lado. Apoyo uno de sus pies desnudos en mis doloridas nalgas. Al estar el suelo frio sus pies también, por lo que fue un alivio notar esa helor en mi piel.

El: Espero que hayas aprendido

Yo: Si mi Amo. – en voz llorosa.

El: Bien. Así que cuando yo te ordene que te lo metas más…..¿Qué has de hacer?

Dude. Si le decía que no podía me seguiría castigando. Y si le decía que Si, me mandaría metérmelo de nuevo. Ninguna de las dos alternativas me parecía atractiva en ese momento.

El: No te he oído. Te he hecho una pregunta.

Yo: Si Amo. He de metérmelo más. Lo siento Amo.

El: Estupendo, parece que has aprendido la lección.

Yo: Si Amo, le pido perdón.- Ya me había resignado a que lo siguiente sería tener que meterme entera aquella enorme polla entera. Me partiría en dos el culo pero esa opción en ese momento resultaba más deseable que seguir siendo azotado.

El: Vale. Levántate y ven.

Lo hice mientras él se dirigía de nuevo a sentarse en la silla. Me ordeno en voz algo más calmada que me sentara a sus pies en el suelo. Me agarro la cabeza y me la apoyo en uno de sus fibrados muslos. Note el calor de su carene, de su cuerpo. Me paso la mano por la cabeza y el pelo a modo de caricia. –Relájate mi putita. Tranquila. Solo quería recordarte que me perteneces. Pero como te he dicho antes …. También me gusta cuidar y mimar de mis pertenencias. Sé que eso ya lo sabias. Pero he de recordártelo. Así que tranquilo. No voy a mandarte que te lo metas entero….(me sentí aliviado), pero añadió….. Al menos hoy.- Y siguió acariciándome.

Mi Amo además de ser un auténtico cabrón sabía ser tierno. Me sentía un niño arropado en los brazos de su madre después de haberse caído de bruces al suelo. Me calmé. Me podría

16

haber dormido tal como estábamos. Estaba tan a gusto que obvie lo evidente. No tarde en despertar de ese estado. Aprendí una de las lecciones más importantes que un sumiso ha de saber:

“ Por más tierno y dulce sea tu amo…..Siempre estarás a su disposición”

El: Ya está. ¡Ahora vamos a seguir!