El dia llegó

Sólo he necesitado de la casualidad para descubrir este camino; a Ella para entregarme

Por segunda vez tomo aire en mis pulmones y lo dejo salir en un suspiro profundo, largo. Es el único movimiento perceptible en mi cuerpo, mi respiración. Mientras intento relajarme, ocultar el ansia que me invade por dentro. Mi cabeza es un remolino de sensaciones.

Miedo, duda, deseo, incertidumbre, excitación. Sí, siento un escalofrió que me recorre entera, que me eriza la piel, endurece mis pezones, me empapa entre los muslos, que hace palpitar intensamente mi clítoris, sí, un escalofrió idílico que sólo Ella, mi Ama, mi Señora provoca.

Aquí estoy, ha llegado el día, cuán larga ha sido la espera…, cuantos pensamientos saltan a mi cabeza

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Me ha gustado mucho tu trabajo "Hallé" publicado en todorelatos. Quiero pedirte permiso para ponerlo en mi blog y, si accedes, me gustaría saber como citarte como autora.

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Cuánto hace ya que ese mail llegó a mi correo. Y cuánto ha pasado desde entonces. Mucho ha cambiado en mí desde ese mail ; qué poco decía, pero me ha hecho lanzarme a la búsqueda del deseo, de sentir, de vivir, sólo he necesitado de la casualidad para descubrir el camino; a Ella para entregarme

Y aquí estoy, esperando, con miedo, con deseo…, segura de que no saldré corriendo, que estoy dando el gran paso que deseé toda mi vida aun sin saberlo.

Llevo un vestido corto, sobre los muslos, ajustado al cuerpo, medias negras, sin ropa interior, mis piernas reposan en un par de finos tacones. Ella ha escogido el atuendo, me ha vestido para Ella, yo sólo he obedecido su orden. Así me desea, y seguro que sabe lo nerviosa que estoy ahora en su espera…, siento vergüenza, siento que todos me miran, que me saben desnuda bajo el vestido, es evidente mi excitación, brota por mis poros, ya no es una fantasía virtual, estoy aquí.

Tras un año de conversaciones, correos, fantasías escritas y guardadas, llamadas escuchando nuestras voces, tras un año de entregarme cada día más Ella, de sentirme suya, por fin ya no será una fantasía; será una realidad. He tenido que descubrirme, reconocerme, aceptarme, confiar en la duda, he tenido que romper tabúes, he tenido que aprender a reconocer mí sitio como sumisa, gozar como sumisa, sentir mi satisfacción en el placer de Ella, gozar en la espera, en la caricia, en el azote, temer en la seguridad, encontrar el placer en el dolor, en la obediencia, en la entrega, en la humillación, he tenido que entregarme a Ella en cuerpo, mente y alma para saber qué es sentir, qué es que el cuerpo y la mente estallen de placer por satisfacer el placer de otra persona, el de Ella, el de mi Ama.

Al fin llegas…, te veo aparecer por la puerta del vestíbulo del hotel, guapa, segura, no miras a ningún lado, sabes dónde te espero, tu orden fue muy clara y aquí estoy. Vistes un abrigo, un poco más abajo de las rodillas, unos zapatos de tacón alto y fino, unas gafas que te dan un aspecto bonito, autoritario y seductor. A los 44 años eres poseedora de un cuerpo atractivo, elegante, armonioso, muy sensual y, sobre todo, imponente.

Mi respiración se agita, el corazón late sin control a cada paso que das hacia mi, un gemido débil escapa de mi boca, siento que mis piernas no soportan la excitación de mi cuerpo, de nuevo ese escalofrió que me recorre entera pero ahora más intensamente, que me ata, que me lleva dócil a ti.

Me miras directamente a los ojos, con una expresión de firmeza que me hace bajar la cabeza ante mi dueña. Sí, mi dueña

* Hola guapa - no puedo levantar la cabeza, mi rostro dibuja una sonrisa nerviosa, y logro, después de un instante que se me hace eterno decir: - Hola Mi Señora.

Tu mano empuja dulcemente mi barbilla y me obligas a mirarte. Tus labios se posan en los míos y tu lengua busca la mía. Todo el mundo nos mira, oigo rumores, siento pudor, nervios, pero dejo que tus labios envuelvan los míos, que tu aliento me invada, que tu lengua penetre mi boca y mi lengua la tuya, me entrego a ese beso, me entrego a ti, a Usted, a la sensación de alegría, de excitación, de estremecimiento que me recorre y domina.

Ha llegado el momento, estamos frente a frente; Ama y sumisa. Tu mirada dura, directa, tu seguridad y el dominio de tu cuerpo aumentan más el estremecimiento del mío.

* Vamos a la habitación – me dices

Mi cabeza es un torbellino de sensaciones, el cuerpo parece que va a desfallecer y mis piernas, que hasta ahora habían estado estáticas, responden a tu orden, sin vacilación, caminando justo detrás de ti. En qué pienso, no sé…, cuántas cosas dan vueltas en mi interior sin tener seguridad de ninguna, sólo de seguir tus pasos

La puerta de la habitación se abre, entro con la certeza de lo que va a ocurrir, el cuerpo vuelve a estremecerse, siento miedo. Pero por este momento he esperado tanto, estoy aquí y sigo esperando. Permanezco en el medio la habitación, inmóvil, mi mirada baja, sumisa, mientras la tuya, fuerte, segura, me recorre completa. Te cercioras de que estoy vestida como me has ordenado, te paras frente a mí. Sé qué tengo que hacer, se cuál es tu orden sin que haya palabra. Tomo mi collar y me lo coloco, siento que mi cuerpo es un torbellino. Por primera vez el collar tiene una correa, una de la que sólo Tú has de tirar. La tomo y te la tiendo:

  • Mi Señora, soy suya… soy suya

La tomas entre tus manos, con fuerza, y mi alegría no puede ser más grande; sí ahora lo sé, soy tuya, soy tu propiedad, tu perra, tu puta, tu zorra…, soy lo que mi Señora quiera que sea

* Bien, date la vuelta.

No dudo, me doy la vuelta sin prisa, despacio, vuelvo a quedar frente a ti con mi mirada baja.

Has hecho una pausa…, estás mirándome, no te veo, pero te siento

Bien, ahora, quítate el vestido –* mi respiración se acelera, siento que la excitación, y la vergüenza viaja por mi cuerpo, al igual que el miedo, lo sabes, sé que lo sabes, me miras relajada, paciente, dominante - quítate el vestido –** repites.

Bajo mi cabeza rápidamente, reprimo un gemido de excitación que me invade, comienzo despacio a quitarme el vestido mientras mi cuerpo se convulsiona, mi sexo se empapa, palpita. Dejo caer el vestido a mis pies, he quedado desnuda ante ti; solo con mis medias, tacones y collar, estoy aun en medio de la habitación con el cuerpo erguido, mis brazos a los lados, la cabeza y mirada baja, y mi cuerpo atento a la tuya.

* Bien, date la vuelta, despacio, no hay prisa.

Con los ojos aún bajos comienzo a girar, ante tu mirada de aceptación y complacencia del cuerpo que has hecho tuyo.

Mi cuerpo no ha dejado de temblar ni un solo instante. Te acercas, tu mano acaricia mi cuello. Siento tu contacto con mi piel, puedo aspirar tu olor…, me gusta, me excita

Bajas por mi pecho, se agita, tomas entre tu mano uno de mis senos, lo acaricias suave, ahora más fuerte, ahogo un gemido, tomas mi pezón tiras de él, el gemido escapa de mi boca, el corazón se acelera mas, mi sexo también, siento que voy acabar en un orgasmo

De repente te giras, te colocas a mi espalda, aun con tu mano apretando mi seno…, me susurras al oído:

  • Me gusta tu pecho – me dices – mientras tomas ambos pechos y el calor de mi cuerpo es más y más intenso… yo solo alcanzo a decir: son suyos mi Señora, toda yo le pertenezco.

Soy suya… soy suya

En ese instante siento tu mano rozando mi espalda desnuda, bajando a mi culo, una caricia suave a mis nalgas, rozas entre mis mulos. Das unas palmadas para indicarme que abra más mis piernas. Rápidamente lo hago, vuelves a mis nalgas, una caricia, un azote fuerte, seco, enérgico, un grito, un estremecimiento, otro azote…, gimo, otro, callo, lo ahogo, sé que no debo, otro…, otro… callo, otro…, otro…, callo, una caricia, un temblor, un ardor. Metes tu mano bajo mis piernas, llegas a mi sexo, te das cuenta de mi humedad, del calor de mi sexo, siento que voy a desfallecer…, quiero gritar…, tomas entre tu mano mi cuello tiras así atrás

* No te corras puta – dices.

Mi expresión no es más que de placer con ese dolor que solo Ella es capaz de proporcionarme. Sí, sé que mi cuerpo no me pertenece, que cada sensación me la das y quitas Tú. Te pertenezco.

Soy suya…,

Te giras de nuevo frente a mí, levantas mi rostro por el mentón, mi mirada sumisa, la tuya llena de firmeza que me hace convulsionarme…, te miro. Desde mi entrada a la habitación no había vuelto a mirarte y ahora te veo, tan guapa, atractiva, seductora, imponente, señorial, tan Ama y Señora, dueña de mi. Aun no lo creo, "estoy aquí…, estoy aquí"…, me repito una y otra vez en mi cabeza, no es fantasía... y dibujo una sonrisa ante tu complacencia.

Una bofetada en mi mejilla hace desaparecer la sonrisa. Inmediatamente tu boca vuelve a apoderarse de la mía. Dos lágrimas caen humedeciendo mi rostro, mezclándose con el placer que me das. Dolor y placer a tu capricho, eso es lo que me espera, eso es lo que deseo, por eso he esperado y por eso estoy aquí.

Caminas al otro extremo de la habitación y yo sigo aquí de pie, en el mismo lugar, incapaz de mover un milímetro de mi cuerpo sin una orden tuya, aunque me sigo convulsionando por dentro en un torbellino de sensaciones.

Te has quitado el abrigo y puedo ver lo que llevas debajo, un cuerpo atractivo. Es seductor ver tu cuerpo en ese traje de chaqueta, en esa falda entallada a tus cadera, verte ahí de pie es sugerente, tus piernas sobre unos zapatos negros de tacón fino y alto le dan a tu cuerpo una belleza magnífica, es lasciva tu imagen de hembra, mujer, Ama y Señora. Una vez más tengo que contener mi cuerpo ante todo aquello que provocas en mi interior, en mi piel, entre mis muslos.

Tu presencia es imponente, me miras con dureza. Haces un gesto y una vez más sé cuál es tu orden. Soy tu perra y así me quieres ver; lo hago, me pongo a cuatro patas y gateo hacia ti.

Al fin de rodillas ante los pies de mi Señora, como siempre había soñado estar, de rodillas, como Usted me quería, como yo lo deseaba, "cuanto había soñado, esperado por este acto de entrega"… de rodillas a sus pies…desde aquí quiero ver el mundo a partir de ahora, desde los pies de mi Ama y Señora.

  • Mi Señora, soy suya… soy suya… soy suya...

Con la punta de mi lengua comienzo a lamer el fino tacón de tu zapato, ese acto estremece mi cuerpo, soy merecedora de estar a sus pies para lamerlos como tu perra que soy. Subo por tus piernas, mi lengua recorre tu piel marcando un camino húmedo, mis manos abrazan tus piernas, tus caderas, tu vientre, mis uñas acarician tu culo, mi lengua sigue recorriéndote, lamo cada centímetro, cada milímetro, siento el calor de mi aliento al chocar con tu piel, siento tu olor, siento tu humedad. No llevas ropa interior y eso me hace sonreír. Llego a tu sexo palpitante, húmedo, oigo tu respiración agitada, tus suaves jadeos, acaricio tus muslos, comienzo a lamer tu sexo de arriba abajo, a chupar tus labios con ansiedad, a recorrer cada pliegue, a entrar y salir…, succiono tu clítoris, quiero vaciar en mi boca todo tu jugo, mi boca entera come hambrienta, sedienta de tu sexo, lo abrazo completo entre mi boca, gimes…, gimes…, uno tras otro.., tiras de mi correa, me aprisionas mas entre tus muslos con dureza, firmeza, poder. Te tomo del culo, me sujeto a tus caderas, siento que me ahogo… tu humedad, tus fluidos, tu olor me ahogan de placer intenso, meto mi lengua en tu coño, te penetro profundamente, entro y salgo con mi lengua, intensifico mis movimientos hasta que comienzan a llegar tus espasmos, con mi lengua aun dentro de ti siento tus convulsiones en mi cara, está empapada de usted, de sus jugos, de su olor, del orgasmo que ha derramado en mi

  • Gracias Mi Señora - sólo esas tres palabras salen de mi boca aun entre tus piernas, de rodillas

Soy suya…, le sirvo

Estoy a tus pies, rendida. Levantas mi cuerpo, me miras, alzas mi rostro a la altura del tuyo, me sonríes y vuelvo a sentir tus labios en mi boca, tu lengua dentro profunda recorriendo todo mi interior, con lujuria, con pasión, tu aliento ahogándome de excitación, tu saliva mezclándose con la mía, con el sabor de tu sexo en mi boca, mi piel se eriza, mis pezones se endurecen, crecen, se tensan entre tus dedos que los presionan, tu lengua que los humedece, tus dientes que los retuerce, muerden, tiran de ellos… El cuerpo se sacude, arde; gimo, jadeo, ruego, grito… placer…, dolor…, dolor…, placer…, sólo en sus manos Mi Señora; mi sexo chorrea, palpita mi clítoris… sus dedos me cogen, entras…, sales…, bajas…, subes…, marcas su ritmo dentro de mi…; placer…, dolor…, sólo de su mano Mi Señora. Mi cuerpo se estremece…, tiembla mi sexo…, de pronto abandonas mi cuerpo, me miras sonriente…, yo suplicante sabes que estaba a punto de correrme…, tiemblo de pura excitación, pero no es tu deseo que me corra, no aun

Me da lo mismo tu placer, estas aquí para darme placer a mí, el tuyo no importa –* asiento con mi cabeza - Bien .**

Tiemblo, tiemblo de excitación, de entrega, aferrada a sus deseos Mi Señora. Nada me ata. Me entrego.

Soy suya

Tiemblo, te miro, me arrodillo ante tu gesto, mi cuerpo permanece erguido sobre mis rodillas, mi mirada baja, al suelo, espero… no te veo, pero siento que aun estás en la habitación, espero

Y sigo esperando

Apareces frente a mí, solo puedo ver tus pies, y la veo a ella… tu fusta, me estremezco, tiemblo, la piel se eriza,

¿Tensa? –* me dices –**

Sabes que sí; conoces cada sensación de mi cuerpo…, cada pensamiento…, levantas mi rostro con la fusta, y te miro expectante, pero sonrió confiada.

* Tranquila - me dices

Rozas mi cuerpo desnudo con ella, son caricias suaves, siento el cuero en mi espalda, culo. Suspiro… oigo el resoplido de la fusta en el aire… me estremezco de miedo y excitación pero la fusta no cae sobre mi piel… "¿cuántas veces soñé con ella?...ahora tengo miedo… miedo de su contacto..., miedo de las sensaciones en mi piel"… lo sabes

"Gozo en la caricia, gozo en el azote" me repito, cuando siento sobre mi pecho caer la fusta, me estremece la sensación del latigazo, el contacto con mi piel, dos, seis… el dolor se mezcla con el deseo, el miedo con el placer. Mi cuerpo se estremece, arde mi piel, mis pezones se enduren ante la fusta, palpita mi sexo, gimo, las lagrimas caen… y sigue…, sigue cayendo la fusta ahora con más violencia sobre mi pecho. Arde, no sé cuantos van… quieres llevarme al límite, lo sé, no grito, no debo, sólo dejo que mi cuerpo sienta el dolor que le das, que es de tu antojo, placer y dolor sólo de sus manos Mi Señora, sólo de ellas lo quiero, sólo de Usted lo deseo.

Nuestras miradas se encuentran, la tuya fuerte, la mía sumisa, llena de dolor y lágrimas, llena de placer. Masajeas mi pecho, sientes la piel erizarse, las marcas, como arde de dolor, los pezones endurecidos. Tiras de ellos… crecen aun mas entre tus dedos, ante las caricias que les da, el dolor se hace vivo, delicioso, lo sé porque mi sexo está inundado de mis propios jugos, no puedo hacer más que abandonarme a esa sensación, gimo fuerte, descaradamente, tiras más fuerte de ellos, retuerces mi pecho entre tus manos, veo la furia en tu mirada, un nuevo latigazo cae fuerte, enérgico, violento sobre mi pecho cierro los ojos y muerdo mis labios para no gritar, no debo, las lagrimas gritan por mí. Sí, te pertenezco.

Soy suya Mi Señora…, suya

Me pongo de pie ante tu orden, con el cuerpo convulsionando…, sin fuerzas ya por todas las sensaciones que lo agitan. Siento el contacto de tu mano en el interior de mis muslos, separo mis piernas, me inclino hacia adelante y dejo expuesto todo mi culo y sexo a usted, con mis manos atrás en mi espalda, sostenida por tus manos aferradas a mi cadera. De repente siento algo en la entrada de mi sexo, me estremezco… una nueva sensación de agita, me recorre…, cierro los ojos, aprieto mis labios…, la metes…, empujas fuerte en mi sexo, escapa un gemido de mi garganta…, más fuerte…, me penetras una…, otra…,y otra vez…, ahogo un gemido, el cuerpo estalla concentrado en mi sexo inundándome de un orgasmo…, un segundo orgasmo…, los espasmos siguen, parecen interminables…, como tus embestidas, las paredes de mi sexo se contraen abrazando el pene que permanece dentro de mí… los espasmos se convierte en llanto; llanto de placer…, dolor…, solo de su mano Mi Señora. Sigues cogiéndome, más rápido, más fuerte… entras…, sales…, gimo, mis caderas se mueven al ritmo que Usted marca. Cuanto mas gimo, más profundo, más fuerte me penetra con el pene atado a tus caderas. Como él, yo solo soy un objeto…, tu objeto, el objeto que te satisface…; mi cuerpo tiembla, mis piernas empiezan a desfallecer…; no te importa, quieres tu placer, me humillas, no veo tu rostro pero te sé dueña, señora, sabía que esa era tu expresión, tu embestida dentro de mi me lo hacían sentir, siento tu poder sobre mi… siento tu dominio en mi mente que no me deja desfallecer…,

Soy suya…, soy su propiedad…, su perra…, su puta…, su esclava…, por fin lo soy. ¿Cuánto había pasado?…, ¿cuánto he esperado?…, y aquí estoy. Suya.

Tus espasmos, las vibraciones, los gemidos, las fuertes embestidas de tus caderas golpeando la mía anuncian tu orgasmo, llega tu placer…, tu gozo…, lo siento en mi piel viva… ese que yo ansío, que me estremece, que me recorre todo el cuerpo, la mente y el alma… he servido a mi Ama y Señora. Ha usado mi cuerpo, lo ha hecho suyo…, le pertenece.

Caíste desfallecida sobre mi espalda desnuda y mi ya cansado cuerpo, la sensación de tu placer en mi piel me estremece, tu poder sobre mi cuerpo…, sobre mis sensaciones…. Derrumbada a tus pies lamo el pene que apuntaba vigoroso, enérgico, poderoso desde tu cadera, lamo, chupo todo ese jugo que me ofreces, lamo tus muslos, tu sexo húmedo, suave, caliente, recojo tu placer con mi boca

Me levantas tirando de mi collar, acaricias mi pecho que se estremece ante tu caricia dura sobre ellos, vuelvo a sentir tu boca sobre la mía llenándome de lujuria, y una caricia tuya en mi rostro; una sonrisa en el mío ante tu mirada de complacencia

Me supe suya y orgullosa.

  • Gracias Mi Señora, gracias por permitirme servirle…,

Soy suya… con un nudo en la garganta de pura felicidad y entrega te digo:

  • Soy suya Mi Señora.

Sólo he necesitado de la casualidad para descubrir este camino; a Ella para entregarme

Y aquí estoy…,

He comenzado mi recorrido