El día después de mi cumpleaños (Carlos y Sergio)
Después de la sorpresa que Sergio preparó a Carlos para su 18 cumpleaños, cualquier cosa puede pasar...
En el búho vamos callados, yo no paro de recordar el momento que acabamos de vivir. ¡No me lo puedo creer!, ni en mis mejores sueños. Seguro que tengo una sonrisa de gilipollas cruzándome la cara. Pero no lo puedo evitar. Sergio mira por la ventana. Esta pensativo. ¿Y si se arrepiente? No se que hacer, me gustaría abrazarle. Pero no me atrevo, y si me rechaza. Y si piensa que ha sido un error. Joder y hoy tengo que dormir en su casa, está solo, que ya se lo dijimos a mis padres. Pufff. Espero que esto no nos separe...
¿Dónde estoy? En casa de Sergio, en su cama, con él. Todavía tengo la ropa que llevaba ayer y las zapatillas. Mierda, me acuerdo de la discoteca... del taxi... de la otra discoteca.. ¡del baño! ¡Qué hicimos en el baño! Joder, ¡vaya noche! ¿Qué pesará Sergio? Todavía no he abierto los ojos, pero noto su brazo sobre mi. ¿Estará dormido? Por fin me atrevo a abrir los ojos. Me está mirando, ¿cuánto tiempo llevará despierto? Me sonríe. ¡No está enfadado!
- Vamos, que tengo hambre.
- ¡Mmm! Que dolor de cabeza.
- Venga, que te preparo un zumito de naranja y te tomas un hibuprofeno.
Sigo durmiendo, esto tiene que ser un sueño, ¡No me lo puedo creer! Me está preparando el desayuno. Arriba, levántate y ayúdale. ¡Estoy flipando! Sergio se comporta con normalidad, no se si hace como si no se acordara de ayer o es que no le importa. Tengo que atreverme, ¡Tengo que hablar con él!
- Sergio...
- ¿Qué te gustó lo de anoche? - No me lo puedo creer, ¡qué directo!
- Mmmm. Muchas gracias.
- ¿Pero te gustó?
- Claro. - Noto que toda la sangre se dirige a mi cara-
Puff. ¡Qué conversación más intensa! Y solo nos acabamos de levantar. Me da un vaso con zumo de naranjas recién exprimidas y una pastilla de hibuprofeno. Me abraza, no se que hacer, tengo las manos ocupadas con el vaso y las pastillas.
- Venga tomate el hibuprofeno.
- Si, si. Ya voy. -Joder, he perdido la oportunidad, podía haber soltado el vaso y haberlo abrazado...-
- ¡Qué tienes que estar a tope! ¡Qué tenemos pro en la play para todo el finde!
Me meto la pastilla en la boca y me tomo el zumo de un trago. ¡Umm! Creo que me estoy preocupando de más. Sergio está de lo más normal. ¿Y si a el también le gusto?
- Vamos que ya está preparado el juego.
- Allá voy.
Todo sigue igual, Sergio y yo estamos disfrutando de la play como cualquier finde. Lo que pasó anoche no nos ha cambiado. Si lo llego a saber lo intento yo mucho antes. ¡Soy tan feliz! No se si se volverá a repetir, pero la verdad es que ayer fue increíble.
- Tío, ¿en qué estás pensando?
- Nada, nada.
- Es que te he ganado los tres últimos partidos. Anda vamos a parar un rato y a comernos unas pizzas que ya me está dando hambre.
- Perfecto, yo también tengo hambre, que desde las salchichas de ayer no he comido nada.
Estamos en el sofá, con la tripa llena después de habernos comido las pizzas. Me está entrando sueño y creo que a Sergio también. Creo que se ha dado cuenta porque mira la habitación y bosteza.
- ¿Nos echamos una siesta?
- Yo estoy muerto.
Me da la mano, me lleva hasta la habitación, hasta la cama. No se que pensar, ¿querrá más de lo de anoche? Me tumbo en la cama y él junto a mi. Me abraza y cierra los ojos. Me siento en una nube. Me dejo vencer por el sueño entre sus brazos.
¿Dónde estoy? De nuevo en la cama de Sergio, sigue abrazándome. Está dormido, pero que guapo es. ¿Y lo qué hizo ayer por mi? Eso si que es un amigo. ¿Y si quiere más? Carlitos... deja de hacerte pajas mentales y confórmate con contar con un amigo como Sergio.
- ¿Ya estas despierto?
- Mmmm. -Me abraza más fuerte, entierra su cara en mi pecho y me besa-
¡No me lo puedo creer! ¡Quiere más! Le beso en la cabeza y yo también le abrazo. Se revuelve y me mira. ¡Mierda! ¿y si lo ha hecho medio dormido?, no. Me besa en los labios. Despacio, no con la fuerza de anoche. Me acaricia la nuca. Yo le paso la mano por la espalda. Nos abrazamos de nuevo. Rueda y se queda encima de mi. Noto su peso sobre mi cuerpo. Sigue besándome despacio. Se incorpora y se quita la camiseta. Con mis manos exploro su espalda. Está suave, la conozco de sobra, pero me encanta sentirla con mis dedos. Bajo hasta el final, choco contra sus calzoncillos y meto la mano por debajo y tiro de ellos hacia abajo. Con ayuda de mis pies se los quito. Le acaricio, noto como se contrae sobre mi y como su bulto se aprieta contra el mio. Yo sigo con la camiseta puesta y los gayumbos. Tira de mi y quedo tumbado sobre él, no me lo puedo creer. Le tengo, me empuja un poco hacia arriba para que me incorpore. Me ayuda a quitarme la camiseta. Con sus manos me explora el pecho. Tiene cara de sorpresa pero está sonriendo. Seguimos besándonos. Cojo sus manos y las pongo sobre su cabeza, las sujeto con una de las mías y con la otra le acaricio el pecho. Repito lo que hice ayer, pero más despacio, de vez en cuando subo para besarle...
- Te quiero... -lo digo casi en un susurro, de forma incontrolada, solo lo estaba pensando.-
- Y yo también...
No me lo puedo creer, me ha dejado con la boca abierta, me paro y le miro, el me mira también y suelta una de las manos y me acaricia la nuca. Me besa, esta vez con fuerza. Creo que me voy a derretir. Sergio acaba de decir que me quiere. ¡Me quiere! Le devuelvo el beso con energía renovada y vuelvo a coger su mano. La llevo junto a la otra y sigo besando su pecho. Quiero que disfrute. Sigo bajando y cuando llego al ombligo tengo que soltar sus manos, ya no puedo mantenerlas sobre su cabeza, pero el las deja allí. ¡Le tengo todo para mi! Se está dejando hacer. Esta vez empiezo con su polla, primero chupo toda su longitud para luego ir introduciendo poco a poco, está muy dura y ya empieza a solar liquido. Luego bajo hasta sus huevos y juego con mi lengua con ellos. Me aventuro un poco más abajo, lamo ese espacio que hay entre el agujero y sus huevos. Sergio gime y levanta sus caderas. Yo dudo, no se si quiere lo que creo que estoy pensando.
- ¡Hazlo!
No me lo puedo creer... Sergio quiere que le folle con mi lengua su culito. Le chupo su agujero mientras con una mano acaricio su poya y sus huevos y con la otra acaricio su pecho. El sigue con las manos sobre la cabeza, lo está disfrutando. No se el tiempo que pasa así, no soy consciente nada más que del momento. Estoy tan cachondo que creo que me voy a correr sin tocarme. ¡Si todavía llevo los gayumbos puestos! Coge la mano que tengo sobre su pecho y la lleva a sus labios. Empieza a chuparme primero un dedo, y luego dos. ¡No me lo puedo creer! ¡Quiere que se los meta! ¿Querrá que le folle también?
- Vamos, hazlo...
Comienzo a jugar con su agujerito. Introduzco un poco el dedo y noto como se aprieta él alrededor. Suspira pero no me dice nada. Sigo metiéndolo poco a poco, primero solo uno, luego dos y hasta tres dedos. Su culo me acepta perfectamente, ¡mmm! Está muy relajado. Si es que Sergio es un máquina. ¡No se como lo hace! Su cuerpo se retuerce, su polla está dura entre mi mano. Abre los ojos. Se incorpora. ¿No le gusta? ¿he echo algo mal? Me atrevo a preguntarle...
- ¿Estás bien? ¿No quieres seguir?
- ¡Pero mira que eres tonto! ¡Me encanta! ¡Me estas haciendo sentir cosas que ninguna tía a sido capaz! -Toda mi sangre vuelve a la cara-
- Gracias. -Se estira hasta la mesilla y saca un condón-
- Ven. Voy a ponértelo. Eres lo mejor que he tenido. Quiero tenerte dentro y que disfrutes tanto como lo hice yo ayer.
Esto tiene que ser un sueño, no me lo creo. Me acerco de rodillas hacia él. Me acaricia, yo me dejo hacer. Me ha dejado loco. Baja mis gayumbos y mi polla salta. No es tan larga como la suya, pero es más ancha. Espero no hacerle daño. Él la besa y con sus hábiles dedos me coloca el condón. Se da la vuelta y se pone a cuatro patas delante de mí. Es una imagen perfecta, pero por mucho que me tiente quiero verle la cara. Quiero ver como disfruta. Le cojo del hombro y le giro. Me mira interrogante y yo me echo sobre él. Sujeto de nuevo sus manos sobre la cabeza y el me sonríe. Creo que le gusta no llevar el control por una vez. Con la otra mano coloco sus piernas sobre mis hombros y me ayudo para encontrar su agujero. Me está mirando fijamente.
- Carlos, te quiero. No lo sabía, pero en este momento no querría estar en otro lugar.
- Yo también Sergio. Te quiero. Gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo.
- Te cuidado.
- Si, tranquilo.
Cojo una de sus manos y la pongo sobre mi culo, hago que ejerza presión para indicarle que él debe marcar la intensidad. Arquea su espalda y la cabeza de mi polla se introduce dentro de él. Me mira y una lagrima rueda por su cara. Me asusto he intento salir pero me sujeta y me besa. Presiona y voy entrando en él muy despacio. Cuando llego al final espero un poco para que se acostumbre y desando el camino lentamente. Entro y salgo varias veces, cada vez más rápido hasta que me dejo llevar. Sus gemidos me animan a seguir bombeando rápidamente. Paro para tomar un descanso, no quiero correrme todavía, y estoy a punto. Le abrazo y giro dejando mi espalda contra la cama. Sergio está tumbado sobre mí. Me besa y se incorpora. Comienza a moverse subiendo y bajando. Yo cojo su polla y le masturbo, no puedo más. La imagen de Sergio disfrutando de esa manera me hace correrme dentro de él. Sergio se mueve más rápido hasta que se corre en mi pecho. Se desploma sobre mí y los dos nos abrazamos.
- Te quiero Sergio.
- Te quiero mi Carlitos.
Estoy en las nubes, no puedo creérmelo ¡Acabo de hacer le amor con Sergio! Estamos los dos tumbados en la cama. De lado. Yo le estoy abrazando. Pero me mata la curiosidad. Tengo que preguntarle como se dio cuenta. Es ahora o nunca.
- Tío, muchas gracias. Esto ha sido...
- ¡Impresionante! Tío.
- No sabes las veces que lo he imaginado. Pero esto es mil veces mejor.
- Bueno tío, algo sabía.
Y se gira y me mira. Se ríe, parece que se está acordando de algo.
- Te acuerdas el día ese que quedamos para ir a la biblioteca. Como siempre llegué y no estabas preparado. Ni tan siquiera te habías duchado. Y cuando te metiste al baño me acerque a tu ordenador para poner música y tenías abierta una página de relatos. Era tu perfil, vi que tenías varios relatos escritos y como ya ibas a salir y no quería que me pillaras me fijé bien en como se llamaba la página para verla en casa.
- TodoRelatos.
- Si esa era, y cuando llegué a casa me metí en el ordena y la busqué. Leí tus relatos y la verdad es que me puse muy cachondo. Tanto que me tuve que hacer una paja.
- Te gustaron de verdad.
- Ya te digo, además me di cuenta que hablabas de mi.
- Bueno, lo siento, pero...
- No, no te preocupes, la verdad es que me sentí bien, me sorprendió como hablabas de mi. Lo que decías era muy bonito. Y empecé a pensar en hacer algo por ti. Por que eres mi mejor amigo y saber que sentías todo eso por mi y que no me lo habías dicho nunca...
- Lo siento, es que no sabía como decírtelo, no se ni como pasó. Solo empezaste a gustarme y no sabía como ibas a reaccionar si te enterabas...
- Carlos, en serio, nos conocemos desde siempre, si no te quisiera cerca de mi no pasaría todo el tiempo contigo. Me gustas tal como eres.
- Ya pero...
- Eres lo mejor que tengo, siempre estás ahí, me ayudas con las clases, aguantas a las pesadas de las amigas de mis ligues, siempre me has ayudado con mis rayadas, eres mucho más fuerte que yo. Si soy como soy, es porque siempre te tengo cerca y me das la fuerza para poder con todo. Eres todo lo que un amigo puede querer.
- Sergio, eso es... si has leído mis relatos sabes lo que eres para mi. Pero... esto que acabamos de hacer es de algo más que de amigos.
- Lo se, pero es que anoche todo empezó como un juego, yo solo tenía pensado llevarte a bailar al garito ese, pero... la verdad es que me puse muy cachondo y cuando vi la posibilidad en el baño no lo dude, sabía que tu querías y no se si fue el alcohol o que pero me envalentoné.
- ¡Fue increíble! Pero... ahora... ya no habías bebido.
- Ya, pero, lo de anoche para mi también fue increíble, me hizo replantearme las cosas. Si es que solo el ver como disfrutabas, me dio envidia y quise probarlo ¡Ya sabes me gusta probar cosas nuevas!
- Me vas ha llamar pesado, pero es que no quiero hacerme ilusiones, esta tarde me has dicho... y yo te he dicho...
- ¡Que te quiero! Es lo que siento, me has hecho vivir algo que nunca pensé que haría, y me ha gustado, me alegro de que haya sido contigo. Y si lo que quieres saber es si se va a repetir... supongo que sí. Ya me conoces, ¡no puedo vivir sin sexo y contigo es genial!
Me besa y no me deja decir nada más, ¡esto es fantástico! Sigo sin creérmelo, estoy más tranquilo, Sergio sigue siendo el mismo y ahora quiere estar aquí, conmigo y haciendo lo que estamos haciendo, así que dejo de pensar y me dejo llevar.
Unax Garcia