El día del empleado

Se aprende mucho del jefe.

Buen día:

Les envío un cordial y afectuoso saludo de parte de mi esposa y un servidor y seguimos agradeciendo sus visitas a nuestro blog e invitarlos a que continúen entrando, créanme que no se van a arrepentir.

Me da mucho gusto saber que hemos congeniado en muchas cosas con muchos de nuestros visitantes y es que de una u otra manera tenemos los mismos gustos y preferencias.

Precisamente y hablando de preferencias, también nos hemos dado cuenta de que mucha gente se sigue interesando en nuestras experiencias en el ambiente swinger, así es que en esta ocasión les comentaré una vivencia que tuvimos mi esposa y yo con algunas amistades hace ya algún tiempo. Aclaro, para que no exista duda alguna, esto sucedió mucho antes de que ella se embarazara. No es tampoco una experiencia swinger tan abierta como el tema mismo, pero desde el momento en que se dieron los intercambios de caricias y jugueteos entre todos, comienzan los temas a cambiar.

Ya les había comentado al algún relato anterior que, en la oficina hay empleados que son de edad adulta, es decir más de 42 o 45 años y técnicamente yo soy el más joven, la mayoría son casados o alguno que otro divorciado. Pero dentro de toda la gente que labora en esa oficina, hay una señora, precisamente divorciada, la clásica puta de oficina (que nunca falta alguna de éste tipo en cualquier lado).

Dicen por ahí que para llegar al puesto que desempeña en este momento le tuvo que dar las nalgas a alguien, pues está en la parte contable de mi área. Todo parece indicar que el Jefe fue el afortunado.

Sinceramente la señora no esta mal, claro que ya tiene una pancita que denota claramente los tres hijos que tiene (y sin afán de ser chismoso, creo que son de padres diferentes), pero bueno, no vengo a juzgar ya que no es mi papel, sino platicar esa experiencia que vivimos.

El día del empleado nos hicieron a todos una comida en un restaurante que está ubicado muy cerca de San Ángel Inn, (FoodR…….., bueno, el nombre creo que no lo puedo decir, pero de cualquier manera, ese restaurante ya no existe). Debimos haber sido más o menos unos 25 empleados de confianza los que estuvimos presentes y bueno, cada quien con nuestras respectivas parejas, bueno, quienes las tenemos.

Esta señora a la cual me referiré como "Norma" (y lo digo así porque todavía trabaja en mi área) llevaba de pareja a un chico más joven que ella, el Jefe iba de solterito y algunos que otros iban acompañados de "otras amistades".

Para ese momento, ya me habían ascendido al puesto que ostento actualmente, como es una Sub Jefatura era lógico que en lo personal si tenía que presentarme con mi esposa, aunque también a fuerza de decir verdad no veía la necesidad de llevar a otra persona.

La comida transcurrió sin incidente alguno, a excepción de las mirada que nos aventábamos los unos a los otros, ya sea por una u otra cosa.

Poco a poco se fueron retirando muchos de los compañeros y era lógico saber a donde se dirigirían después de haber ingerido algunas copitas de más, especialmente los que llevaban sus parejas ocasionales. Norma fue una de las pocas en quedarse hasta el final con su pareja, pero muy cerca del Jefe. Yo como segundo, me veía en la obligación de hacerlo junto con mi esposa, también se quedó el contador general con una chica (muy guapa por cierto, pero sin nada de cuerpo que mostrar). Total que solo habíamos en el restaurante 7 personas; repito, el Jefe, Norma y su pareja, el contador y su chica, mi esposa y yo.

El Jefe, una persona de casi 60 años de edad, también divorciado tiene un departamento que está ubicado detrás del hospital Adolfo López Mateos, así es que de él salió que nos fuéramos para su depa a seguir la juerga.

Mi esposa no estaba muy a gusto de ir, especialmente porque casi desde que habíamos llegado al restaurante se percató de la desfachatez y vulgaridad de Norma; vamos, ya la conocía y sabía que era una puta, con decirles que ese día iba con una falda tan corta que, si la veías por detrás, se le podían ver el inicio de las nalgas. Traté de hacerle entender a mi esposa que esas eran las reuniones en donde, ciertamente se fraguan los mejores negocios y se comercian las mejores plazas. Pues ni pedo, no le quedó de otra más que aguantarse y acompañarme.

Llegamos al departamento del Jefe y nos ubicamos por parejas, Norma, como era de esperarse se sentó muy junto a él y su acompañante lo puso a trabajar como barman, el contador se sentó con su chica muy cerca de una de las ventanas que da a la avenida principal, mi esposa y yo nos sentamos muy cerca de la entrada. Lógicamente no es muy grande el departamento, pero lo que sea de cada quién este cabrón tiene billete y buen gusto para vivir. En una pequeña cava que estaba hasta el final de la sala podías ver bebidas de todas las marcas y tipo más comerciales, rones, brandys, tequilas y hasta jugos y licores de semillas para preparar algunos tipos de coktail.

Comenzamos a tomar y a escuchar música ambiental.

Con el paso del tiempo y por supuesto que del alcohol, la situación iba cambiando de tono. Por ejemplo, mi Jefe ya se daba el lujo de tocarle las piernas a Norma, primero muy disimuladamente, pero poco a poco se fue descarando y ella no hacía nada para impedirlo, la chica del contador cada vez estaba más sonrojada del rostro y se reía con cada estupidez que hablábamos, el amiguito de Norma nunca tomó una sola copa, ya que hasta el final del evento nos enteramos por propias palabras del Jefe que, él le había pedido que fuera su acompañante en la comida, así es que después de un tiempo, él se retiro.

Nos quedamos solo los seis en el departamento, mi esposa también iba tomando muy despacio, pero para las nueve de la noche ya estaba entrada en calor y ella misma era quien en momentos proponía el tema de conversación.

Yo me había percatado de varias situaciones o conductas de Norma, pero también mi esposa lo había visto. Es decir que había momentos en que la muy cabrona se abría ligeramente de piernas y nos permitía ver a todos sus calzones de color carne, cuando se trataba de bailar lo hacía más cachonda que al principio. La chica del contador también se notaba muy suelta después de los alcoholes. Igual que Norma, bailaba muy sensual, aunque llevaba puesto un traje sastre de pantalón y blazer, su carita bonita la hacía más cachonda en algunas canciones que intentaba ella cantar. Mi esposa iba vestida también de manera muy conservadora; un conjunto de falda a la rodilla, un chalequito, zapatillas altas y sin faltar unas pantimedias claras brillosas.

Aquí una parte de mi conversación con mi vieja:

Yo.- No chingues Sophia, ya estas peda verdad? mejor vámonos de aquí antes de esto se vuelva una pinche orgía. Mira como tienen a Norma, casi la esta encuerando el Jefe.

Sophia.- No, hay que quedarnos un rato más, a ver que tal se pone el ambiente; no me digas que no le estas viendo los calzones tú. Si ya me dí cuenta que tú también la quieres desvestir con la mirada, y sabes que voy a hacer ahorita? Voy yo también a abrirles las piernas, a ver si a mi también me voltean a ver así como a esa puta.

De momento me encabroné un poco, pero después pensé que era un buen momento para hacer algo divertido, la verga se me paró de inmediato hasta el tope y por mi mente pasaron un chingo de pendejadas y calenturas.

De regreso en nuestro asiento mi esposa se cruzó de piernas y me jaló mi mano para que le comenzara a jugar las piernas; así lo hice, poco a poco le comencé a subir la falda hasta que noté que la atención de los otros dos caballeros ya estaba en las piernas de mi esposa.

Les voy a decir algo y pensarán que es una verdadera mamada lo que les cuento, pero es la verdad, siempre en este tipo de ambientes lo primero que se te ocurre hacer es jugar a la botella, imponer castigos cabrones y hacer las noches más agradables, cierto o no?

Bueno, pues fue Norma quien lo propuso y así se hizo, juntamos los asientos al centro de la sala, tomamos una botella vacía de tequila y comenzamos a jugar. Al principio los castigos no pasaban de dar besos prolongados, mostrar como se jugaban las lenguas entre besos prolongados, claro, primero entre nuestras parejas verdad? Tomar más de una o dos copas de diferentes bebidas, en fin; les repito, castigos que no aceleraban las mentes de los participantes.

Siguieron los castigos de prendas, primero que nos fuéramos quitando los zapatos, que los aretes, que los anillos. El primera castigo fuerte le tocó a Norma, bailar cachondo encima de la mesa de centro; no ….. cabrón, otro pinche mundo. Pinche vieja, se deshacía bailando. Se movía como si tuviera una culebra dentro de ella y con todo y panza la verdad es que si se antoja la desgraciada.

Para esa altura del partido, ya mi vieja también quería hacer un table. En un turno que tire le tocó ordenarle Norma a la chica del contador, le pidió que de castigo adivinara que tipo de pantimedias usaba mi esposa, que cerrara los ojitos y solo con el tacto tendría que adivinar, yo me quedé helado al escuchar eso; mi vieja se sonrojó y como buena perdedora se puso de pie y esperó a que llegara la chica.

Se sentó en una banquita la chica y expulsando una sonrisa nerviosa le tocó una pantorrilla a mi esposa, dijo una marca y mi esposa lo negó. Volvió a tocar su otra pantorrilla y volvió a decir otra marca, pero también volvió a equivocarse. Se paró Norma de su asiento y dijo, te voy a decir que marca son; tocó con sus dos manos sus rodillas y subió sus manos hasta arriba, nadie podíamos ver porque la falda no se había subido del todo. Pero que acariciada de piernas le puso a mi vieja esa pinche Norma.

Los castigos cada vez fueron siendo más y más cabrones. Finalmente el juego termino cuando el Jefe había quedado con un calcetín y sus calzoncillos, Norma quedó solo con su coordinado de color carne, el contador quedó solo con los calzones y una playera, su nena quedó también con el puro coordinado, mi vieja también me la dejaron en puro coordinado y yo solo con mis calzones.

Norma apagó las luces del departamento y el Jefe prendió unas velas aromáticas, seguimos tomando pero ya muy leve, las viejas eran las que ya estaban borrachas, el contador le tiraba unas pinches miradas de lujuria a mi vieja que casi pensé que me la iba a pedir para cogersela en ese momento.

Las pláticas ya eran de sexo abierto, Norma era la que hablaba y hablaba de sexo, pasaba constantemente su mano por la verga del Jefe, pero no había reacción. El contador sin ningún tipo de inhibición hablaba también de algunas de sus experiencia mientras que su calzón parecía tienda de campaña y por supuesto que yo andaba por la misma dirección. De repente el Jefe se levanto y regresó como a los 5 minutos, se tuvo que ir a hechar un viagraso para responder.

Cuando ya había reaccionado el Jefe, Norma lanzó una pregunta al aire;

Norma.- A ver chicas, hagamos una apuesta, vamos a ver quien aguanta más mamando la verga de su macho?

Diciendo y haciendo, le bajó los calzoncillos al Jefe y como dice el dicho "Sobre el muerto. Las coronas". Comenzó a mamarle la verga al pinche viejo. Mi vieja se quedó con la boca abierta, sin decir nada. La nena del contador soltó una carcajada y lo primero que hizo fue voltear a vernos a nosotros y después al contador.

Mientras el Jefe se mantenía sentado en una misma posición y Norma chupándosela hasta el fondo, mi vieja siguió y me comenzó a mamar la mía. La otra vieja hizo lo mismo con el contador. Todos nos veíamos los unos a los otros y las viejas mientras mamaban daban ligeros quejidos de placer. Pasados unos cinco minutos de esa posición Norma se levantó, se quitó la poca ropa que traía encima, se ubicó sobre el Jefe y con el rostro hacia nosotros comenzó a darse sentones y a gritar de placer a boca abierta.

Les juro que no lo podía creer.

Mi esposa se levantó, se vistió y me pidió que nos fuéramos, que ya era muy tarde y que era mejor salir en ese instante. Tomé mi ropa, me vestí y nos despedimos. El contador con su chica y el Jefe con Norma se quedaron en el centro de la sala terminando lo que habían empezado.

Como podrán ver ustedes, estar en un ambiente así, no siempre es fácil y hay que tener mucho cuidado, ya que los hilos de confianza entre colegas o parejas son tan delgados que en cualquier momento se pueden romper. Afortunadamente tengo una esposa de mente muy abierta y un pinche Jefe que de repente le vale madre todo, por eso, después de ese día jamás se volvió a tratar el asunto.

Les dejo esta experiencia por si alguien pretende internarse en este hermoso ambiente, tengan mucho cuidado, sino, su pareja los puede mandar a la chingada en cualquier momento.

Me despido de ustedes no sin antes comentarles que, para cualquier comentario al presente relato pueden hacérmelo directamente a mi correo buchanato@gmail.com o pueden visitar mi blog http://buchanato.blogspot.com y disfrutar ahí de muchas cosas más, tanto de mi esposa como de un servidor.

Si ustedes leen el presente en mi blog, pues nuevamente les agradezco la atención al mismo y espero sus comentarios.

PD No se les olvide enviarme su material si quieren que lo publique en mi blog.

Buchanato