El Detective III
El Ama
CAPÍTULO 3: EL AMA
La luz empezaba a iluminar débilmente la habitación, pero había suficiente para ver lo que ocurría en el dormitorio. Me coloqué a un lado mirando atentamente como Chantell se acercaba a la silueta dormida de Sheila. A pesar del problema obvio que todo esto me causaba, me estaba poniendo muy excitado sexualmente debido al rumbo que estaba tomando el asunto.
Sheila estaba tumbada sobre el estómago con las piernas muy separadas. Chantell se apoyó en el fondo de la cama y podía ver muy bien los detalles de su coño desde mi posición mientras empezaba a acariciar lentamente los muslos y las nalgas de Sheila. Chan me echó una nueva mirada y se decidió. En mi mente no cabía ninguna duda de que seguiría con ello. La barbilla de Channie descansó sobre la superficie de la cama mientras chasqueaba con la lengua el coño de Sheila.
Sheila respondió inmediatamente con un gemido. Chan empezó a lamerle la raja de arriba abajo, pero se detuvo cerca de su ojete, por el momento. Sheila estaba todavía medio dormida, pero se estaba empezando a excitar tremendamente. Sheila se dio la vuelta hábilmente para ponerse sobre la espalda, mientras sus ojos seguían cerrados. Esto permitió a Chan un acceso mucho mejor al chocho de Sheila, y empezó a meterle el dedo en la raja mientras mordía y chupaba suavemente los labios de su coño. Sheila gimió y emitió las palabras, "Oh que bien sienta eso. ¡No pares!"
Sabía que la presa estaba a punto de desbordarse porque era obvio que Chan no había atacado todavía el clítoris de Sheila. A los pocos segundos de pensarlo Sheila gritó y sus ojos se abrieron de repente. Channie no perdió un segundo y lavó con su lengua el clítoris de Sheila. Sheila se enderezó sobre sus brazos y miró incrédula hacia abajo, a la parte superior de la cabeza de Chan.
"¿Quién coño eres tú?"
En este punto tenía que dar el paso si quería evitar cualquier presentación desastrosa.
"Hola cariñito, soy yo. Esta es una nueva amiga mía que está interesada en mi relación contigo, pero le dije que los dos tenemos razones para mantener en secreto nuestro asunto, así que no le dije tu nombre. Cree que es una buena idea, así que vamos a saltarnos las presentaciones, ¿vale?"
Sheila, todavía con aspecto de aturdida, replicó, "Vale. Pero pensé que eras TÚ el que iba a proporcionar a mi coño ese despertar."
"Y así era, pero mi amiga pensó que estaría bien que lo hiciera ella en mi lugar."
Channie se había levantado para sentarse a nuestro lado en la cama. Sheila la miró y le dijo con su voz de niñita, "Gracias, eso estuvo divino."
Channie replicó, "El placer fue mío. Dime pelirroja, ¿eres bisexual?"
Sheila se sonrojó y farfulló, "No, pero tengo pensamientos sucios cuando veo a una mujer hermosa." Su voz se desvaneció mientras apartaba los ojos de la mirada negra de Chan. Pensé para mí, "¿Quién podría culparla?"
Channie sonrió y levantó la barbilla de Sheila hasta que estuvieron mirándose cara a cara. "Escucha, cariño, no quiero hacer nada con lo que no estés cómoda, porque también es mi primera vez con una mujer." Me señaló con la cabeza y continuó, "La descripción que hizo de ti este sucio perro no te hacía justicia. Eres tan guapa que en este momento me duelen mis partes."
La brillante sonrisa de Sheila le iluminó la cara, y respondió, "¿De verdad? ¿De verdad piensas eso?" Channie respondió asintiendo y Sheila continuó, "¡Guau, porque debes ser la mujer más guapa que he visto en mi vida!"
Chan apretó a Sheila entre sus brazos y las dos mujeres se besaron apasionadamente un par de minutos. Finalmente Channie se soltó para tomar aire, y me lanzó una mirada. "No bromeabas respecto a esta lengüecita de miel."
Sheila sonrió y dijo, "Tú todavía no has disfrutado nada. ¡Espera a que te haya metido la lengua en el chocho, negrita!"
Chan abrió mucho los ojos ante la ocurrencia y empezó a reír. Me miró y declaró, "Este pedacito es una joya. Ahora despeja la cama y déjanos en paz. Si quieres mirarnos y darle al manubrio hazlo allí, en la silla."
Sheila obviamente entraba al juego. Replicó, "Sí, guárdate ese rompechochos para ti."
Lancé una mirada de poco convencimiento y grité, "Bueno, aún no he dicho la última palabra." Luego me acomodé en la silla a ver el espectáculo.
Sheila agarró inmediatamente a Channie y volvió a besarla. Chan respondió y apretó su negro cuerpo contra la blanca piel de Sheila. Las tetas de Chan eran solo ligeramente mayores que las de Sheila, de modo que encajaban perfectamente cuando se apretaron una contra otra. Las dos mujeres se estimulaban con los pezones endurecidos de las tetas de la otra clavándose en la propia y suave carne de sus tetas.
De nuevo fue Chan la que se liberó del beso, tomó aliento y exclamó, "Oh, sí, ¡antes de que se me olvidé! Le he chupado la polla a ese sucio perro antes y me dijo, después, que acababa de darte por el culo. ¿Es cierto eso?"
"Sí, lo hizo. Fue maravilloso."
"Bien, puesto que he probado tu culo chupándole la polla, me preguntaba si querrías probar el mío."
Sheila puso ojos como platos y se detuvo un momento antes de tumbarse de espaldas. Con un destello oscuro en la mirada dijo, "Sienta ese agujero apestoso en mi cara, zorra negra. Lo probaré."
Era la primera vez que veía a Chantell quedarse sin habla. Me reí con ganas. Realmente no le había advertido de lo mal hablada que podía resultar Sheila. Sin embargo Channie no estuvo mucho tiempo impresionada. Colocó las rodillas a cada lado de los hombros de Sheila y agachó su oscuro culo sobre la cara de Sheila. Channie empezó inmediatamente a jugar con las tetas redondas de Sheila. Por la expresión de la cara de Chan podía asegurar que Sheila había empezado a besarle el fruncido agujero. Pero al rato otra expresión de sorpresa se dibujó en su cara cuando supe que la lengua de Sheila estaba penetrando en su ano.
Chantell se echó hacia atrás y dejó escapar un gemido bajo y gutural. En cuestión de segundos el jugo del chocho de Chantell empezó a fluir sobre la barbilla de Sheila y a bajar por su cuello. "Oh mi adorable puta pelirroja. Tu lengua se siente divinamente. No te pares, chochete, o te azotaré ese gordo culo blanco que tienes."
Sheila se paró y se apartó de debajo de Chantell para encararse con ella. "¿Qué dijiste? ¿Qué me vas a azotar el culo? ¿Y crees que mi culo es gordo comparado con tu enorme furgón? Ya te he lamido bastante rato tu sucio disparador de mierda, pero no he terminado contigo." Empujó a Channie hasta ponerla de espaldas. "Probaré algo de esa dulce crema de chocho tuya y no pararé hasta que esté llena." Y diciendo eso Sheila hundió la cara entre las piernas oscuras de Chantell.
Para entonces me estaba poniendo muy excitado por toda la conversación y las actuaciones. No sé cuántas erecciones había tenido ya, pero se me puso dura una vez más. Me la saqué de los pantalones y empecé a acariciármela al ritmo de los sorbetones en el coño de Chan. Solo podía atisbar la lengua de Sheila pero obviamente estaba trabajando a destajo. Channie empezó a gemir y ya no paró. Sus orgasmos eran bastante distintos de los de Sheila. Mientras Sheila tendía a tener liberaciones cortas e intensas, Channie parecía estar en un estado orgásmico durante minutos, hasta que acababa.
Estuvieron las dos liadas durante unos 20 minutos antes de que Chantell se apartara diciendo, "Para cariño. Ya no puedo aguantar más esa lengua. Has demostrado lo que vales. ¡Estoy exhausta!"
Sheila salió a la superficie de entre las piernas de Chantell y empezó a limpiar el jugo que le rezumaba de la cara. Se detuvo antes de hablar, "¿Estabas fingiendo todos esos gemidos? No podría decir cuando estabas teniendo un orgasmo de verdad."
Chantell la atrajo hacia sí y la besó con fuerza durante un buen rato. Cuando se separaron Chan replicó, "No fingía, pelirroja. Me gusta tomarme mi tiempo, prolongarlos lo que pueda. Una vez estuve en situación de orgasmo durante una hora. Pero con tu lengua el orgasmo era demasiado intenso. No pude mantenerlo más tiempo sin pasar del borde."
Sheila sonrió y replicó, "¿Ahora me vas a dar los azotes prometidos?"
Chantell replicó, "¿De verdad quieres una azotaina?"
Me incliné hacia adelante en la silla porque esto se ponía interesante.
Los engranajes estaban moviéndose obviamente en la mente de Sheila cuando contestó, "No, por favor, no me azotes. Lloro cuando me azotan. Especialmente si me dan palmadas fuertes en el culo. Sé que he sido mala, una putilla mal hablada y que merezco unos azotes pero por favor ten piedad de mí."
Chan pareció sorprendida al principio, pero captó el juego muy rápidamente. "Desde luego que voy a azotarte, ¡sucia zorrilla! Dijiste que tenía una furgón enorme. ¿Crees de verdad que te voy a dejar ir con eso?"
Si no la conociera mejor habría dicho que había temor genuino en los ojos de Sheila. "No, no, no quería decir eso. Tienes el culo más bonito del mundo. Debería saberlo, acabo de probarlo. Tu ojete sabe a gloria. Por favor, no me pegues por lo que he dicho. Pero hagas lo que hagas, no me metas en el chocho uno de esos consoladores que hay en mi vestidor mientras me azotas. Eso haría que me doliera aún más. Nunca querría volver a sentir ese dolor otra vez."
Me reí con esto, pero Chantell me lanzó una mirada dura mientras recogía no uno, sino dos, consoladores del vestidor de Sheila. Sheila abrió los ojos como platos y no estoy seguro de si todo su miedo era fingido, cuando Chantell replicó, "No solo te voy a meter un consolador en el chocho, sino que puesto que parece gustarte meterte cosas en el culo, te voy a meter este segundo por tu sucio agujero. Luego veremos cuanto disfrutas con la azotaina que le voy a propinar a tus nalgas blancas y pequeñas."
Intercedí, "Ten cuidado Channie, solo la han dado por el culo una vez."
A lo que me interrumpió elocuentemente, "¡Cierra el pico, capullo!"
Chantell agarró a Sheila del pelo, forzándola a ponerse a cuatro patas. Sheila gimió de placer. Channie empezó con la lengua en su chocho. "Vaya, vaya mirad quien está húmeda ya."
Sheila parecía estar intentando imitar los orgasmos de Chan manteniendo un gemido continuo, pero cada vez que le tocaba el clítoris dejaba escapar un pequeño grito. Chantell empezó a trabajar en su chocho con el primer consolador mientras besaba y lamía el ojete de Sheila. Una vez que su ojete estuvo listo y húmedo, Chan saco el consolador lubrificado del chocho y lo empujó lentamente dentro de su agujero. Sheila siguió con los gemidos pero podía percibir que se agitaba ligeramente a consecuencia de la experiencia. Una vez que el primer consolador hubo recorrido todo el camino, Channie no tuvo problemas en meter el segundo en el coño empapado de Sheila.
Con los dos consoladores metidos en los dos agujeros de Sheila, Chantell empezó a palmear el precioso y redondeado trasero de Sheila. A cada palmada Sheila gritaba. Su dolor parecía real, pero la expresión de su rostro era una mezcla entre lujuria y temor. Para la décima palmada sus gritos se habían convertido en éxtasis, aunque seguían cayéndole lágrimas por la cara.
"¿Así que crees que se siente bien, zorrilla?" Chantell agarró un puñado de pelo y tiró de su cabeza hacia atrás mientras palmeaba uno de los dulces cachetes de Sheila con toda la fuerza que podía. Sabiendo que este tipo de tratamiento rudo la había excitado previamente, no me pilló de sorpresa cuando gritó y volvió la cabeza para lanzar a Chan una mirada de pura lujuria. Chantell pasó las manos sobre las zonas rojas causadas por los azotes en los cachetes de Sheila. Se dobló hacia abajo y cubrió la superficie de su culo con suaves lamidas y besos mientras pasaba la mano alrededor de ella y acariciaba su sensible clítoris. Esta acción provocó una serie de prolongados gemidos por parte de Sheila. Chantell, viendo la ventaja de esta posición, dio a la adorable pelirroja varias palmadas ligeras más en el trasero mientras le pellizcaba el clítoris. Esto fue demasiado para Sheila y sus gemidos se convirtieron en un grito a pleno pulmón durante dos segundos, antes de que enterrara la cara en la almohada. Mientras Sheila seguía con sus gritos amortiguados, Chantell mantuvo la leve azotaina que hizo que el chocho de Sheila empezara a destilar néctar de coño por los laterales del consolador.
Chantell acabó con los azotes y se colocó bajo la entrepierna de Sheila para recoger el jugo que goteaba el consolador. Finalmente los gritos de Sheila se convirtieron en sollozos convulsivos, y Chan, en ese instante, retiró el consolador de su coño para permitir que el jugo restante de su chocho fluyera sobre su rostro. Empujó la raja de Sheila abajo, hacia su cara, lamiéndola hasta dejarla limpia, mientras simultáneamente le retiraba el consolador del culo. Sheila seguía sollozando, así que Chantell se levantó y la tomó en sus brazos. Sheila se sintió transportada, una vez más, a su infancia, y restregó su cara en los magníficos globos de Chan. Chan mantuvo el cuerpo tembloroso de Sheila apretado contra el suyo mientras susurraba sonidos arrulladores en su oído. Pude ver interés, alivio y una cierta sensación de asombro por lo que acababa de ocurrir.
Pude oír que Chantell susurraba, "No te preocupes, cariñito. Mami está aquí." Sheila respondió removiéndose un poco en su abrazo y empezó a chupar de uno de los grandes pezones de Chantell. Pronto sus sollozos y temblores cesaron y pareció volver a quedarse dormida.
En un punto, durante estas escenas, casi me había provocado un orgasmo, pero según se habían desarrollado los acontecimientos me había olvidado por completo de mi erección y me había sentado como un espectador atónito llevado a un increíble acto sexual entre dos espléndidas mujeres. Me acerqué a la cama para acariciar la piel de aquellas dos bellezas, y esta acción llevó a Sheila al reino de los sueños. Channie se liberó lentamente del abrazo y me siguió fuera a la sala de estar.
Me senté en el sofá y Channie se montó a horcajadas en mi regazo y me dio un beso largo y húmedo. Le acaricié la espalda y el culo mientras ella apretaba su hinchado pecho contra el mío. Cuando finalmente dejó de besarme me miró con una de sus resplandecientes sonrisas. Dijo, "Gracia, gracias, gracias por traerme a la experiencia sexual más maravillosa de mi vida."
Fingí una queja y repliqué, "¡Oh, no! ¡He creado una lesbiana!"
Me pellizcó y dijo, "Te demostraré lo lesbiana que soy." Con mi erección apretada contra su vientre se deslizó hacia arriba con un movimiento rápido y apretó su húmedo túnel del amor sobre mi picha. Mientras asentaba su trasero en mi regazo enterró la cara en mi hombro y dijo entrecortadamente, "¡Oh, dios mío, tienes una polla tan grande!"
La sujeté estrechamente y con calma mientras le echaba la cabeza hacia atrás para darle otro largo beso. Mientras nos manteníamos uno sobre el otro, el coño de Channie latía continuamente sobre mi polla palpitante. La besé suavemente a lo largo del contorno de su rostro y su cuello, mientras ella mantenía cerrados los ojos. Entre suaves gemidos susurró, "Dios, adoro tu contacto, Frank."
"Gracias, el tuyo tampoco está mal."
Lentamente abrió los ojos y preguntó, "¿Habías hecho el amor con una mujer negra antes de esta noche?"
"Una vez. Era una de esas puta-con-el-corazón-de-oro. Finalmente le pagué por el sexo una vez y ella me lo regaló en otra ocasión. La ayudé cuando dejó la prostitución. Tuvo algún problema con su último chulo antes de abandonar esa forma de vida."
"¿Me consideras una fulana por mi relación con Bernard?"
La pregunta me pilló con la guardia baja, y me apresuré a contestar, "No. En absoluto. Creo que la gente debe hacer lo que le parezca correcto en ese momento. Además no veo con desprecio la prostitución como profesión, así que incluso aunque pensara de ti en esos términos no estaría despreciándote."
El estómago empezó a hacerme ruidos, provocándole la risa a Channie, que dijo, "Quizás deberíamos terminar con esto y pillar algo de comer, o si no dormir algo."
Repliqué, "Oh, creo que tendría que ocuparme de dos distracciones antes de que pueda dormir." Tras esto, Chantell empezó un lento movimiento que resultaba absolutamente maravilloso. Le puse las manos en las tetas mientras encajaba su coño en mi regazo. Podía sentir su clítoris rozándose contra la base de mi polla mientras los húmedos labios de su chocho se deslizaban hasta mis huevos. Esta acción nos provocó suaves gemidos a los dos, pero finalmente empezó un sube y baja torturante de puro lento. Subía lentamente hasta que la cabeza de mi polla hacía un ruido como de sorber, entre los labios grandes y gruesos de su coño. Yo respondía empujando la raja de la punta de mi casco contra su clítoris abultado. Al final de cada uno de estos viajes ella respiraba entrecortadamente.
Luego empezó a hacer trabajar los músculos de su vagina para abrir la entrada de su coño y deslizarse hacia abajo por mi poste en un calentamiento lento y largo. Tras uno o dos ciclos sentí que había empezado otro orgasmo. Su coño empezó a latir con más fuerza y velocidad, mientras que el interior de su coño se notaba cada vez más húmedo. Su rostro tenía una expresión totalmente ausente con los ojos vueltos y su boca gemía sin parar. Empecé a entonar al ritmo de este follar lento mientras estrujaba sus bonitos globos. Perdí la noción del tiempo, y no fui consciente hasta después, de que había estado en ello durante casi media hora.
El orgasmo de Channie siguió en aumento. Al cabo de un rato pude sentir los jugos de su coño goteando por mis huevos. Esta sensación me la puso aún más dura, y empecé a tener dificultades para retener mi propio orgasmo. En ese momento Chan abrió ligeramente los ojos y me susurró, "Córrete dentro de mí. Déjate ir. Déjame sentir el disparo cálido de tu leche hacia mis ovarios."
El sonido de su voz y la mención de sus órganos reproductores me puso a tope. Mi polla palpitó con tanta fuerza que la lancé a un orgasmo aún más profundo. Juntos, con nuestros gemidos convertidos en sonoros gruñidos, pero Channie se negaba a abandonar el ritmo de su movimiento arriba y abajo. La lentitud del estímulo hizo que pudiera retenerme casi un minuto, pero cuando finalmente me corrí exploté literalmente. Mi violento orgasmo lanzó chorro tras chorro de corrida muy dentro de su vagina. Gritó en alto mientras dejaba caer su culo sobre mi regazo una última vez y enterraba su boca en mi hombro. Mordió con fuerza, y grité mientras mi último disparo de semen salía disparado por la punta de mi polla. Quedó tranquila entre mis brazos más de un minuto mientras nuestros órganos sexuales se estremecían hasta pararse. Cuando levantó la cabeza de mi hombro dijo entrecortadamente, "¡Oh, dios mío! ¡Te he hecho sangre!"
Ignoré mi hombro y llevé su cara hasta la mía. Varias gotas de sangre manchaban sus blancos dientes y otra gota le caía del labio inferior. Mi polla pareció agitarse cuando pasé un dedo por su boca para mostrarle mi sangre. Abrió los ojos como platos mientras me miraba, y luego cerró los labios alrededor de mi dedo y se tragó toda la sangre.
"¡Guau, por fin! Nunca antes había follado con una vampira lesbiana."
Apretó su boca contra la mía y saboreé los últimos vestigios de sangre en su boca. Nuestro beso fue interrumpido por aplausos desde atrás. Chantell se dio la vuelta, haciendo que mi polla se cayera de su chocho. Los dos miramos la silueta desnuda de Sheila de pie en el quicio de la puerta.
"¿Cuánto tiempo llevas mirando?" Preguntó Channie.
"Oh, unos 5 ó 10 minutos. Deseaba poder unirme a vosotros."
"Bien, ven aquí, cariño," Dijo Chan mientras extendía su mano hacia Sheila.
Sheila corrió hacia el sofá y estrujó su voluptuosa figura entre nosotros. Channie la besó un instante, pero Sheila se retiró y se volvió hacia mi hombro. Lavó mi herida con su lengua, pero su saliva escocía un poco. Luego se echó atrás y dijo, "Traeré una venda."
Después de tapar el mordisco y de otra ronda de besos por todas partes me encontré un poco mareado entre estas dos bellezas desnudas. Sheila arrugó la nariz y dijo, "¡Hueles a basurero! Creo que deberíamos pasarnos a la bañera." Fue entonces cuando escuché el grifo corriendo en el baño. Sheila debía haberlo abierto cuando fue a buscar el vendaje. No podía negar que necesitaba un lavado.
Nos levantamos los tres del sofá y nos dirigimos al baño. Chantell dejó escapar un silbido cuando vio la bañera. Sheila sonrió radiante ante el halago, declarando, "Es mi mayor vicio. Tengo que tener una bañera enorme para estirarme dentro... con o sin hombre."
La bañera estaba llena casi hasta la mitad y su gran forma circular podía recogernos fácilmente a los tres juntos. Tras meternos en el agua caliente los tres echamos las cabezas hacia atrás y disfrutamos de varios minutos de paz. Finalmente Sheila sacó dos pastillas de jabón y las dos mujeres empezaron a restregarme desde la cabeza hasta los pies. Me encantaba sentir sus manos sobre mi cuerpo y también me dejaron ayudarlas a lavarse. Todos nos sentíamos muy limpios cuando Sheila anunció, "Ahora, uno de mis mejores trucos."
Sumergió la cabeza bajo el agua y se zampó mi polla, entera. Chantell miraba sin poder creerse lo que veía. Me preguntó si no podía asfixiarse o ahogarse. Contesté que me había informado previamente que podía aguantar sin respirar hasta dos minutos. Chantell me miró y declaró, "Tengo que conseguir una vista mejor de esto."
Sumergió a su vez la cabeza debajo del agua. Al momento sentí que la boca de Chantell se abría para abarcar la superficie de mis huevos. No podía creer como me sentía. Aquí estaba yo disfrutando de una mamada subacuática a cargo de dos mujeres, una tenía mis testículos en la boca mientras la otra se había tragado hasta la garganta toda la longitud de mi pene. Se habían besado la una a la otra a través de mi polla y mis huevos. Tuve que echar mano de un poco de compostura para evitar correrme. Razoné que cualquier alteración que provocara yo, podía producirme un gran perjuicio personal. No quería dar a ninguna de estas mujeres ninguna razón para asfixiarse, toser o morder. Alrededor de un minuto después ambas soltaron mis genitales y volvieron a la superficie. Las dos boquearon buscando aire y respiraron a fondo durante un par de minutos. La visión de sus adorables pechos subiendo y bajando era digna de retener. Le agradecí profusamente a ambas su maravillosa actuación.
Pasamos otra media hora acariciándonos, besándonos, tocándonos y lamiéndonos mutuamente. Sheila y Chantell se alternaban en botar con sus chochos prietos sobre mi erección subacuática. Cuando todos tuvimos suficiente salimos del agua y nos secamos con las toallas. Me puse mis calzones mientras ellas se ponían un par de batas de seda que Sheila sacó de su armario. No hace falta decir que la levedad de estas ropas escondía poco de los encantos de sus cuerpos.
Me volví a sentar ante la mesa del cuarto de estar y miré como ambas preparaban un fastuoso desayuno con muchas pausas para darse largos besos entre ellas. Parecía que estaba creándose un enorme afecto entre estas dos mujeres, que eran, hasta ese momento, estrictamente heterosexuales. Sabía que me estaba moviendo en aguas peligrosas, porque el velo de las presentaciones podía venirse abajo en cualquier momento.
Después de un desayuno delicioso nos apresuramos a dejar los platos en el fregadero y corrimos al dormitorio. Había estado más de 30 horas sin dormir pero la privación parecía haberme incrementado la libido. Nunca lo había hecho con dos mujeres a la vez, y no iba a dejar escapar esta oportunidad por insistir en la siesta.
Mientras saltaba a la cama pillé a Channie guiñándole un ojo a Sheila. "Digo que le atemos con las medias. ¿Tú qué dices, pelirroja?"
Sheila se rió, y replicó, "Digo que es una buena idea, negrita. Una vez que esté firmemente atado a la cama será divertido usar y abusar de este chico de juguete."
Mientras empezaban a pasar sus mallas alrededor de mis tobillos y muñecas Chan continuó, "¿Sabías que este perro es un verdadero pervertido cuando se trata de medias y pies?"
"No, no sabía eso. ¿Crees que besaría y lamería voluntariamente los míos?"
"Bueno, una vez que le hayamos atado, no importará lo que haga voluntariamente. Podemos obligarle a hacer cualquier cosa."
Con las muñecas ya atadas a la cabecera, Channie siguió sujetándome las piernas a las esquinas inferiores de la cama mientras Sheila se subía encima de mí. Se dejó caer con un ruido sordo sobre mi pecho haciendo que soltara dolorosamente por la garganta todo el aire de los pulmones. Intenté lo mejor que pude disimular el dolor lacerante del aire expulsado de mí, pero la sonrisa conocedora de Sheila revelaba que no estaba teniendo un éxito completo en tal ocultación. Finalmente recuperé la respiración mientras Sheila pasaba sus pies pequeños y excitantes por mi cara. Los besé y lamí mientras vagaban sobre mi cara, lo que produjo algunas risitas por su parte. La naturaleza cosquillosa de Sheila me obligó a reconsiderar su edad real.
Para entonces Chantell había hecho su tarea y preparaba su siguiente aventura. Aunque el cuerpo de Sheila me bloqueaba la vista de Chan podía adivinar que estaba extendiendo vaselina sobre mi picha. Estaba duro como una roca cuando se colocó encima de la erección. Sheila miró hacia atrás mientras veía a Channie apretar su prieto ano contra la parte superior de mi polla. Sheila comentó, "¡Vamos, chica! ¡Este tipo es un follaculos magistral!"
El recto de Chantell estaba casi tan prieto como el de Sheila pero la vaselina parecía hacer más fácil el deslizamiento. Una vez que su ojete estuvo completamente asentado sobre mi polla dejó escapar un gruñido sostenido y musitó, "Oh, es un dolor tan agradable."
Sheila comentó, "Seguro que te lo hace, puta. Estoy celosa." Chan respondió pasando la mano alrededor del torso de Sheila y empezó a jugar con sus tetas. Sheila siguió paseando los pies por mi cara, mientras utilizaba una mano para estimular su pequeño y rosado clítoris. Chantell entretanto empezó un movimiento de bombeo arriba y abajo sobre mi polla. Lo apretado del encaje retenía mi orgasmo.
Los tres estuvimos gimiendo y gruñendo durante varios minutos. Me estaba acercando al borde cuando Sheila dejó de mover los pies, lo que me permitió lamérselos de seguido y besárselos. Para entonces Sheila empezaba a balancear su mano libre para palmear las curvadas nalgas de Chantell. Al principio esto la hizo gritar y saltar sobre mi picha. Pero luego lo acompasó con su movimiento de vaivén y con otro orgasmo continuo. Las convulsiones de su chocho se propagaban por la pared de su ano provocando oleadas de placer que, desde mi polla, me recorrían todo el cuerpo. Cada vez que Sheila palmeaba su culo, el chocho de Channie volvía a tener convulsiones. Aguanté unos cinco minutos antes de que mi quinta descarga de semen de la noche/mañana explotara dentro del oscuro y adorable ano de Chan. No podía quedar mucho volumen de corrida en mis huevos pero Channie pareció notar lo que había proyectado en su culo y dejó escapar un largo y sostenido aullido.
Mientras Sheila se había excitado y soltó un grito ahogado. Le estaba chupando los dedos del pie cuando gritó. A modo de reacción metió su pie delgado y pequeño profundamente en mi boca. Lo tragué casi hasta el talón. Tras su orgasmo se retiró despacio y me guiñó un ojo. Las dos mujeres se desplomaron a cada lado de mi pecho y empezaron a incordiarme.
"Realmente debes ser solo medio hombre para dejar que te atemos así."
"Sí, eres un perro callejero debilucho. Deberíamos exhibirte en público con un collar y una correa."
"Oh, esa es una idea estupenda, pero creo que preferiría dejarlo atado aquí y obligarle a hacer todo tipo de cosas repugnantes."
"De aperitivo me prometió un pequeño analingus, y el momento no podía ser más adecuado. Su última rociada fue en mi apestoso agujero. Qué opinas pelirroja, ¿deberíamos obligarle a comerme el culo?"
"¡Por supuesto! Es un gran lameculos."
Channie no perdió tiempo para montar mi cara con su ojete. Sheila lamió la porquería que quedaba en mi polla y me puso de nuevo a media asta en cuestión de segundos. Consiguió deslizarla en su entrepierna y tras varios minutos de sube y baja me tuvo de nuevo erecto.
Estaba listo para el trabajillo anal con Channie. Empecé besando su fruncido ojete durante varios minutos y su esfínter se aflojó de inmediato. Una pequeña mezcla de fluidos, que esperaba que fueran en su mayoría sudor, manaba de su agujero. El néctar de coño fluía de su chocho, además, para formar un elixir que era muy embriagador. Había dulzura y acidez en la mezcla, y todo lo que podía pensar era que estaba sorbiendo el néctar de una diosa.
Channie y Sheila estaban frente a frente sobre mi torso. La actuación de Sheila sobre mi polla fue frenética durante un momento, pero pronto se hizo más pausada y aunque no podía ver suponía que se estaban besando y acariciando mutuamente. En este punto Channie se había quedado casi seca de modo que besé su ojete fruncido varias veces más y escarbé en él con la lengua. Su ano tenía un gusto amargo, como lo tenía el de Sheila, pero el aroma era netamente diferente e indescriptible. Pensar que estaba lamiendo el interior del agujero del culo de una mujer hubiera sido normalmente un poco repulsivo para mí, pero dejé que mi mente vagara por todos los acontecimientos de las últimas 12 horas y fuera barrida por todas estas poderosas sensaciones sexuales.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuché un medio grito de Sheila. Sus jugos bajaban por mi polla y podía también sentir que el coño de Channie empezaba a liberarse en mi barbilla. Era demasiado para soportarlo e inmediatamente me lancé a mi propio orgasmo. Mis huevos estaban bien gastados esta vez, pero eso no impidió que mi polla empezara a palpitar a toda marcha, literalmente seca, lanzando los últimos restos de corrida dentro del chocho de Sheila.
Sus orgasmos duraban bastante, así que hice girar mi lengua en una excursión final alrededor del ano de Channie y luego bajé a su coño para lamer los restos de su orgasmo. Finalmente desmontaron y me sonrieron como dos gatos de Cheshire (N. del T.: el gato de Cheshire es un personaje de 'Alicia en el País de las Maravillas', de Lewis Carroll).
"Está bien, sucio perro, vamos a darte una oportunidad. Puedes seguir atado y ser nuestro esclavo de amor, o te liberaremos si nos dejas azotarte."
La parte de esclavo de amor sonaba interesante, pero tenía los miembros en tensión contra las ataduras y necesitaba algo de libertad de movimientos para ellos. "Desatadme, par de groseras del demonio." Eso les provocó una risa tonta mientras me desataban, y me detuve a considerar si estas dos no serían verdaderas brujas vivas.
Tan pronto me liberaron contraje los brazos y piernas y me di la vuelta adoptando una posición fetal con mi trasero al aire. Channie y Sheila empezaron a pegarme con la palma de la mano, pero realmente no dolía en absoluto. Tuvo el efecto de entumecerme o algo así, que provocó que mi sensación normal de exceso de carga postcoital se disipara rápidamente. Para cuando terminaron estaba completamente exhausto. Me derrumbé sobre la cama y sentí que las dos bellezas me metían dentro, bajo una luz consoladora. En este estado somnoliento las dos me dieron dulces besos y me dejaron en silencio. El país de los sueños se me echó encima como una tonelada de ladrillos.
Me despertó el sonido de un percutor al ser armado en una pistola. He oído este sonido, de forma inesperada, en diferentes ocasiones durante mi trabajo, y nunca falla en atraer toda mi atención. Estaba despierto con la espalda contra la cabecera de la cama en medio segundo. A los pies de la cama me enfrentaba con los cañones de dos pistolas que me estaban mirando. Chantell sujetaba mi pistola que debía haber encontrado en la cartuchera de mi bota, mientras que Sheila sujetaba otra pistola pequeña que debía de ser suya. Chantell había amartillado mi pistola y Sheila estaba quitándole el seguro a la suya.
Había un gran cardenal rojo en un lado de la cara de Sheila que me pareció extrañamente erótico. Dado que no lo había hecho yo, solo podía suponer que Chantell había tenido algún tipo de cambio violento en el rostro blanco y pálido de Sheila. Una vez armado el percutor de la pistola de Sheila, Chantell gruñó, "Bien, bien, bien, el hijo de puta se ha despertado del todo. ¡Bueno! Tiene algunas explicaciones que dar."
Cuando se me aclaró la mente solo pude presumir que se habían presentado mutuamente mientras dormía. Mentalmente me puse los patines y me dispuse a patinar...