El Despreciado Don Chuy 1

Soy Don Chuy, un hombre maduro que le encanta cogerse a las mujeres de su pueblo.

Soy Doy Chuy, el despreciado Don Chuy de un pueblito perdido en algún lugar de México. Soy despreciado tanto por hombres como por mujeres y eso se debe a una sencilla razón: los hombres me odian por haberme encamado con casi todas las mujeres del pueblo (incluidas sus esposas, hijas, primas, hermanas o lo que sea), las mujeres porque solo me las echo y ya, nunca las quiero para algo más, solo para reventarles su floresita.

Nunca nadie se ha atrevido a hacerme algo, ni siquiera a reclamarme pues soy el hombre más rico del pueblo y uno de los más adinerados de todo el estado. Mi familia siempre ha sido de dinero y en este lugar siempre se ha hecho lo que nosotros queremos.

Pero basta de introducciones, contare una de mis tantas anécdotas.

El 13 de octubre murió Gerardo de cáncer, un hombre cobarde y que era muy fácil de manipular. Dejo una esposa joven y muy guapa (de las más bellas del pueblo) y una hija (también muy bella la chamaca) y un hijo (este parece jotito).

Yo ya había intentado cogerme a Lorena (la esposa), le había ofrecido dinero a cambio de que me diera las nalgas pero no quiso, en varias ocasiones la trate de orillar a culear pero se negaba, parece ser que era una mujer con “valores”. Deje de insistir en eso, tampoco me gusta andar rogando y tampoco me gusta obligar a ninguna mujer a hacerlo conmigo, se podría decir que me gusta convencerlas con artimañas o lo que tú quieras, pero me gustaba que ellas solitas abran las piernas.

En el velorio note que Lorena me observaba, lo hizo muchas veces, no le preste mucha atención. Total, venía a ver por última vez a este pobre hombre que murió de una manera dolorosa.

Después de una hora salgo al patio de la casa la cual también está llena de gente como en el interior. Mi celular suena y veo que es un mensaje, lo abro y dice lo siguiente:

Don chuy, soy Lorena, ocupo hablar con usted, venga al cuarto que esta al fondo del pasillo, el que tiene puerta verde.

Y pues fui, quien sabe para qué me quiere la cabrona. Llegue a la puerta y la toque despacito, se abrió esta y era ella quien me hizo pasar, entre y me puse en medio de la habitación, Lorena cerró la puerta con seguro.

-Don Chuy, ocupo hablar con usted.

-A ver, dime.

-¿Se acuerda de su propuesta?

-¿Cuál de todas hija?

-Pues…

-¿La de culearte?

-Sí, esa –lo dijo muy avergonzada.

-Pues si hija, me acuerdo de esa y muchas otras.

-Don chuy, pues… estoy muy endeudada, no tengo ni un cinco, apenas si pude pagar el ataúd. Le voy a aceptar la propuesta a cambio de dinero.

-Hija no puedo creer que me digas eso, al menos no hasta ahorita, me lo hubieras dicho en la mañana y ahorita ya tuvieras ese dinero.

-¿Entonces si me lo va a dar?

-Claro que si –le dije con todo el dolor de mi alma, y es que aparte de ser rico son bien tacaño.

-¿Cuándo me lo puede dar?

-¿Cuándo me vas a dar las nalgas?

-Pues… pues ahorita.

-Ya estás hija, vete volteando y abriéndote de patas.

-¿Cómo?

-Mira, camina hacia esa mesa meneando la cola, quiero ver como se te ve ese culo que tienes.

Muy tímida y avergonzada pero lo hizo, cada que daba un paso las nalgas se le movían de una manera espectacular, con solo eso hizo que se me parara la verga.

-Ay Lorenita, que buen culo tienes hija.

-Lo sé.

-¿Cómo lo sabes?

-Todos en el pueblo me lo dicen, si lo dicen es por algo.

-Y tienen razón hija, tienes un muy buen culito.

Se puso a unos escasos centímetros de la mesa.

-Bueno, vamos a seguirle, sácate el calzón.

Muy obediente se levantó la falda negra y se sacó el calzón.

-Ahora ábrete de piernas poquito, no mucho.

Como una esclava, lo hizo.

-Muy bien. Ahora levanta el culo.

-¿Cómo?

-No te hagas pendeja Lorena, yo he visto como paras el culillo muchas veces cuando que hay hombres viéndote. Hazlo igual ahorita.

Y levanto ese culo, como toda una experta.

-Pon tus manos sobre la mesa.

También lo hizo.

Ahí estaba la cabrona, con su marido muerto a unos cuantos metros de distancia, abierta de piernas, con el culo parado y las manos en una mesa demostrando que estaba dispuesta a ser cogida.

-Don Chuy, ya hágalo, ya culeeme para irme.

Me acerco a ella y me pongo a un paso de distancia, me saco mi verga ya parada y se la arrimo al culo. “Ayyy” dice ella, tomo la falda y se la levanto, ante mi quedan esas dos nalgotas bien formadas y blancas, casi perfectas. Le doy una nalgada. “Ay Don Chuy, no sea brusco”.

-Calladita te ves más bonita Lorena.

Arrimo mi verga entre medio de sus nalgas, la dejo en esa línea que las separa, luego aprieto sus nalgas hacia el centro y estas acorralan mi pico. Comienzo a moverlo de arriba abajo.

-Ah que ricas nalgas Lorena, las tienes especiales para esto, tenían razón los del pueblo, tú culo es lo mejor que tienes.

Continua ese sube y baja de mi verga en su culo.

-Ay Don Chuy, Ay Don Chuy.

Comienza a gemir despacito para que no la escuchen.

Sigo bajando y subiendo, rozando ese hoyito rosado que tiene entre esas dos pompas.

-Lo tienes tiernito pendeja. ¿Cuántas veces te la metió el muertito de enseguida por ahí?

-Don Chuy no diga eso, me va a hacer llorar.

-Bueno, pues, ya me voy.

-No Don Chuy, no se vaya… nunca me lo ha hecho por la cola.

-Ah pues es tu día de suerte mijita, te lo voy a estrenar.

Continuo con el sube y baja de mi verga. Bajo su blusa negra y sus tetas quedan al aire cubiertas por el sostén, se lo retiro y ahora si, sus chichis están a la vista. Las tomo con mis manos, son suaves y delicadas como las de una niña.

-Hija de la chingada, tienes el cuerpo de mujer pero la piel suavecita como de una chiquilla.

Le hago una pequeña jugarreta. Con mis dedos toco solo sus pezones rosados y sorpresivamente se los estiro y pellizco.

-Ayyyyyyy, Don Chuy, no sea malo, sin dolor.

-Sin dolor no se disfruta.

Sigo con mi rutina, tocándole, manoseando y pellizcando sus tetas, además le rozo el fundillo con la verga con mis movimientos. Ella se desespera luego de unos segundos de estar gimiendo despacito.

-Don Chuy, ¿le puedo pedir un favor?

-A ver, ¿Cuál?

-Ya chingueme y váyase, no lo haga de emoción.

-Bueno, pero yo te preguntare algo. ¿Quieres que te chingue para que me vaya o porque estás bien caliente y quieres verga?

Se quedó callada.

-Respóndeme babosa.

-Porque quiero verga.

-Eso, así me gusta, nomás por eso te daré más dinero de lo que tenía pensado darte.

Me deje de pendejadas y la agarre de la cintura, hice su culo hacia atrás y le empuje su espalda un poco hacia adelante. Me lami el dedo índice y llenito de saliva se lo metí hasta la mitad del agujero.

-Ayyyyyy, Don Chuy que fue eso.

-Es mi dedo en tu culo hija, no te preocupes.

Se lo metí ye saque varias veces, ella se quedó quietecita, sin moverse ni un centímetro, y lo hizo porque le gusto, hasta se abrió un poco más de patas. Mientras me la dedeaba solo gemía de placer y eso que solo era un dedo. No le que quise meter otro al mismo tiempo, si lo hacía le abrirá el hoyo y yo quiero abrírselo pero a vergazos, no con el dedo. Lo saque y dijo:

-¿Por qué lo saca?

-Porque ahora te voy a meter un dedo más grande, este está calientito hija.

Apunte mi verga peluda y venosa en su rosita agujero.

-Ahí va lo que quieres.

-Si por favor ya Don Chuy. Ya quiero que esto acabe.

Mi cabezón hizo contacto con la piel de su fundillo, se fue metiendo poco a poquito y solo metí la mitad de la cabeza.

-Me voy a ir deteniendo y tú me dices si le sigo.

Me afirmo con la cabeza.

Metí el cabezón un poco más y entro todo el glande. “Ayyyyyyy, Ayyyyy, Don Chuy, Ayyyy Don Chuy”, dijo.

Pare unos segundos y ella respiro.

-Sígale -dijo.

-Ah quieres más verga, bueno.

Le ensarte dos centímetros más. “Ahhhhhhh, Ahhhhhhh, Ayyyyyy, Ayyyyy, Don Chuy”.

No le continúe. Volvió a respirar.

-Sígale.

-No tienes fin putita.

Clave unos centímetros más. “Ayyyy noooo, Ayyyyy no, Don Chuy, Don Chuy, ahhhh”. Como vi que la pendeja hablaba un poco fuerte le metí dos dedos a la boca. Sin pedírselo empezó a lamerlos con su lengua y a mamarlos.

-Ah canija, yo no te pedí que hicieras eso, ¿Por qué lo haces?

-Porque quiero -me dijo.

Era una putita, eso era, una putita de pueblo.

Continúe clavándosela, esta vez me quede un poco más de la mitad. “mmmmmm, mmmmm, mmmm”, solo hacia esos ruidos pues mamándome los dedos ya no hablaba. Me aburrí de ir metiéndola así de poco a poco y decidí chingarmela de una.

-¡Aquí te va!

Se la ensarte de un jalón.

“MMMMMMMMMMMMMM, MMMMMMMMMMMMMMMM, MMMMMMMMMM”. Abrió la boca pero luego la volvió a cerrar, eso sí, ni con el dolor y el movimiento dejo de mamarme los dedos,  y déjame decirte que era buena mamando.

-Cabrona, ya estás enculada, ahora viene lo bueno.

Saque la verga hasta la mitad y así la deje, acerque mi boca su cuello y se lo  humedecí a lengüetazos.

“Mmmmm, mmmmm, mmmm”. Parecía gatita gimiendo. Entonces con lo que sigue me demuestra aún más que no es más que una vil puta. Solita, sin que yo se lo pida, se me mueve de una hacia atrás y de un golpe se ensarta la verga ella sola en el culo. Se chingo solita.

Yo solo sentí como la piel de mi verga rozaba las paredes de su interior, se sentía riquísimo, era tiernito, calientito pero también muy apretado, no hay como abrirle el culo a una vieja a vergazos, se siente de lo mejor.

Ahora si a chingarmela, pero ella se me adelanta y se mueve hacia el frente y hacia atrás.

-Ah que pendeja eres, tu solita te estas matando Lorena.

Deja de mamarme lo dedos y me dice:

-¿Y? ¿Algún problema?

-No muchacha, ninguno, síguete rompiendo el culo tu sola.

Eso hizo, yo ni me movía, la cabrona hacia todo, se la ensartaba ella misma. Yo le manoseaba las tetas y se las pellizcaba, con mi legua le lamia el cuello, ella me mamaba los dedos y les daba de lengüetazos y sobre todo, se clavaba mi salchicha como cogiéndose por no haberlo hecho desde hace mucho.

“Mmmmmmmmmmm, mmmmmmmmm, mmmmmmmm”.

-Ah putona, que rico te mueves, eres buena pa’ culear.

-Mmmmmmmmm, mmmmmm –deja de mamar y dice- ¿Verdad que si?

-A huevo, eres muy buena niña.

Y le seguimos, ella mamando y clavándosela, yo tocando y lamiendo. Escuchamos unos pasos en el pasillo.

-Alguien anda afuera.

Le valió madre, la chamaca ya estaba poseída, ni se inmuto, le valía si entraba alguien y la viera con una verga ensartada por el culo del hombre más mujeriego y aprovechado del pueblo.

-Lorena, alguien anda en el pasillo.

A la cabrona poco le importo, es más, le aumento el ritmo, se movía más rápido la culera, no tenía “valores” como yo pensaba, era una esposa y madre que ocultaba su puteria y calentura interior. Se movía tan rápido y frenéticamente que mis huevos rebotaban en sus nalgas.

-MMMMMMMMMM, MMMMMMMM. MMMMMMM.

Solo hacía así, la vieja estaba encantada por mi verga y manoseo.

-Lorena nos van a ver.

Deja de mamar y dice:

-No sea culón, no que muy machito.

-A bueno pendeja.

Saco mis dedos de su boca y la agarro de las caderas. Y aquí el culeadon que tanto quería, la empecé a jalar hacia mí, hacia mi verga pero no de una manera lenta, ah no, pura madre, cuando una vieja es puta, hay que cogérsela como tal, sin compasión, de manera violenta. Ensartada tras ensartada mis huevos peludos rebotaban en esas nalgotas haciendo un ruidito.

-¿Así cabrona?

-Ayyyyy, Ayyyyy, Don Chuy, Don Chuy.

Se la sacaba casi por completo y se la volvía a meter de una.

-Toma pendeja, lo que te mereces, una verga ensartada.

-Ayyyy, ahhhh, ayyyy, Don Chuy, ayyyy, Don chuy, que culero es usted.

Así le seguimos varios minutos, clavando, ensartando, penetrando, chingando o follando. Mire hacia su culo y vi que en sus piernas escurría una línea delgada de sangre y como su agujero ahora era el triple de grande.

-Ayyyy Don Chuy, ya me reventó, ya me lo partió, Ayyyy.

-Claro es lo que querías ¿no?

-Sí, Don Chuy, sí.

Y de nuevo mete y saca, mete y saca, comenzó gemir más fuerte y decidí taparle la boca con mi mano mientras seguíamos cogiendo hasta que de plano ya no pude.

-Ya pendeja, ya se me viene la leche.

Retira mis manos de su boca y dice:

-No Don Chuy no, sígale.

-Pinche goloza.

-Ayyyy, Don… Don… Chuy… Ayyy… Ahhhh… Ahhhhh, es que… ya tenía meses sin coger.

Se la metí hasta el mero fondo y así ensartada por completo se la deje unos segundos.

-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH –exclamo ella.

-Ahhhhh hija de tu puta madre, más culeada no puedes estar.

Con el salchichón hasta el fondo me hacía más y más hacia delante, mis piernas estaban pegadas en las de ellas y mis huevos en sus nalgas. Me hice tanto hacia adelante que ella se paró de puntitas y movió la mesa para el frente.

-AHHHHHHHHHHHHHHHHH… AYYYYYYY… DON CHUY… ya me chingo, Don Chuy.

-¿Alguna queja?

-No ninguna, ahhhhhhh, gracias.

-Necesitabas verga.

-La suya, la de otros no… ayyyyy… no la saque, déjele ahí un ratito.

Así estuvimos un minuto, pegados como perros calientes con mi verga clavada en su culo y dándole lengüetazos en cuello. Sus tetas estaban duritas y sus pezones igual, así que se las apreté como queriendo exprimir una naranja.

Ahora me despego de ella y suavemente va saliendo la verga, “Ahhhhhhhhh”, dijo Lorena como si descansara, pero justo al terminar de hacer así se la volví a clavar, la saque y a clavársela otra vez, clavada tras clavada, así me la lleve hasta que de nuevo la deje hasta el fondo y me quede así.

-Don Chuy… ahhhh… que rico.

-Todas me dicen eso.

-Se lo creo.

-Bueno mija, estás muy sabrosa pero ya acabemos.

Ahora venian las embestidas, me la cogia lo más rapido que podia, "Ayyy, uyyyy, ahhh, ay Don Chuy, Don Chuy", no dejaba de decir mientras me la cueleaba, me la estaba arremangando y ella lo disfrutaba, metida tras metida ella solo me decia "Ayyy", al otro lado del cuarto un mundo de gente rezaba por su marido y esta cabrona en lugar de hacer eso estaba gemiendo de placer mientras era cogida por un viejo.

Las embestidas seguian, mis huevos pegaban una y otra vez y mis piernas estaban casi unidas a las de ellas. Seguí cogiendomela hasta que de plano no pude más.

-Puta, ya me exprimiste.

-Ayyyyyy, ayyyyy, ya don chuy, ya no puedo.

Saque el pico del culo y me la jale poquito, repentinamente se me salieron chorros y chorros de semen y sin querer unas gotas fueron a caer en la falda negra que traía por el luto a su marido.

-Ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhh, eres buena canija, muy buena.

Terminamos respirando a como pudimos. Cansados, yo bien caliente y ella con el culo abierto y adolorido. Con un trapo que estaba en el suelo se limpió la sangre de la pierna y el semen de la falda.

Me la continúe jalando despacio mientras ella se limpiaba.

-¿Y cuánto vas a querer chamaca?

-Nada Don Chuy.

-Ah cabrón, ¿cómo que nada?

-No ocupaba dinero, era mentira.

-¿Entonces que fue esto?

-Quería ver algo.

-¿Qué querías ver?

-Quería ver si es cierto que usted es muy bueno pa’ coger como dicen las demás mujeres del pueblo.

-¿Y?

-Tienen razón, es bueno pa’ culear, desde hace mucho usted me gusta Don Chuy y todos dicen que usted es bueno pa’ coger, Don Chuy, ¿no me haría un hijo? Que sea igual que usted, que tenga sus ojos verdes y que sea igual de guapo.

-Claro que si cabrona, te hare cuantos chamacos quieras, va a ser un placer.

-¿Mañana cogemos otra vez? Después del entierro.

-Si mi niña, mañana te doy verga otra vez.

Se despidió con un beso pero no en la boca, me lo dio en la punta de la verga y se fue. Me guarde el pico y después de unos minutos salí al velorio lleno de gente.

Otra puta que me había culeado. Luego les cuento otra más de mis aventuras.

Aquí les dejo mi correo: don.chuyito@hotmail.com