El despertar sexual de Cassandra

Siguen los encuentros románticos entre Cassandrita y el viejo Marce, relato un poco largo, me emocioné, espero y sea de su agrado

EL DESPERTAR SEXUAL DE CASSANDRA

EL SEÑOR DE LA TIENDA III

Era sábado por la mañana, Cassandra se despertaba después de ese inolvidable día, su cuerpo le dolía como si hubiera hecho ejercicio después de años de no hacerlo, se tocó su frente y mejillas para darse cuenta de que mostraba signos de agripamiento como temperatura, su cuerpo se sentía tan pesado que le costó un mundo levantarse de la cama, se puso un pequeñísimo short casi calzón, de esos que gusta usar y una reveladora blusita para salir a tomar un baño y quitarse lo caliente pero fue interrumpida por su madre avisándole que tenía visitas.

Cassandra recibía la visita de su más apreciada amiguita quien no venía sola, estaba acompañada por un lindo muñeco de felpa, un regalo para ella pero cuyo remitente prefirió quedarse en el anonimato…

-quien me lo envía?- preguntaba emocionada la nena, quien ya estaba acostumbrada a recibir obsequios de menor valor como chocolates, dulces, rosas, pero un oso era nuevo para ella.

-un admirador secreto que tienes por ahí, uuyyyyy- contestaba su amiguita.

-ya dime, ora Lupe no seas así, dime, por lo menos para agradecerle- insistía la chiquilla.

-lo siento amiga pero tendrás que esperar su momento, me han pedido que sea discreta en esto, bueno pero lo que si te contaré es que….., a que ni sabes quién me ha estado mandando mensajes insistiendo que quiere invitarme a salir- dijo Lupita.

-quien??- preguntó la interesada chiquilla.

-Edgar-

-eehhh, nooo, y que le has dicho?- las dos nenas se tomaban de las manos.

-jijijiji, que no se, tendría que pedir permiso, pero que tal vez- las pequeñas zorritas se aventaban cada quien una almohada mientras reían emocionadas.

-ay amiga me alegro por ti, ojal….- la nena iba a decir que ojala y pronto llegara el hombre destinado para ella pero justo en ese momento recordó al viejo, no tanto el remitente del muñeco que tenía entre sus brazos, pero si la escuálida figura de un viejo pervertido, esto la sorprendió, ¿por qué le vino a la mente la imagen de Don Marce?, ni ella sabía lo que su cerebro construía.

Lejos de ahí, el viejo Marce aun roncaba como oso hibernando, su verga aún se cubría con restos de los secos jugos vaginales que robó a la criatura, su peluda panza se expandía cada que el viejo roncorespiraba, se despertó y rápidamente se le vinieron a la mente las imágenes de la nena encuerada y acostada en el sillón a punto de ser desvirgada, al principio hasta creyó que se había tratado de un sueño ya que le resultaba imposible que un viejo como él hubiera tenido la suerte de comerse a una nena tan apetecible, miró el pequeño trofeo enrollado en su verga y las presentes gotitas de sangre que lo manchaban, su miembro reaccionó al instante poniéndose tieso como un fierro, el viejo comenzó a jalársela como un enloquecido recordando los sucesos hasta que su equina herramienta se derramó abundante sobre su peluda panza, teniendo que utilizar la pequeña prenda rosita para limpiar esa quemante esencia.

-eehhjejejejejejeje, eeehhhhjejejejeje, pendeja puta, de seguro debes de tener bien adolorida la papaya- el viejo veía la importante cantidad de esperma cubriendo la tanguita, el pedazo de tela no fue lo suficiente para limpiar la asquerosa y fértil secreción por completo así que utilizó papel de baño de un rollo que siempre lo acompañaba en la cama ya que el viejo era muy asiduo a masturbarse antes de dormir viendo una buena película porno o simplemente con alguna actriz o diosa de la televisión que lo encandilara con sus provocativas vestimentas de putas finas, abajo en su cama una importante comunidad de papales hechos bola casi tapizaban el piso, algunos pegados al suelo como si estuvieran cubiertos de resistol y expeliendo un oloroso aroma a semen reseco que invadía todo el cuarto y al cual el viejo ya se había acostumbrado.

-tanto tiempo desperdiciando mi leche, habiendo tanta nena por ahí que se mueren por ser alimentadas por mi nutritiva fórmula láctea jejejejeje- el viejo guardaba su potente arma entre sus olorosos calzones ya con seis días puestos mientras veía todos los papeles ahí tirados, toda su esperma desperdiciada.


Domingo por la mañana………

Cassandrita entraba a la habitación de su gordo maestro, solamente vestía una camisetita tipo sport que apenas y cubría sus bien desarrolladas mamas y un calzoncito rosa que se ajustaba a su perfecta pelvis, nerviosa y apenada avanzaba lo más despacio que podía pero con ese toque de sensualidad que distingue a una mujer esplendorosa, no sabía que hacia allí ni como había llegado pero lo que si era seguro era el hecho de que estaba a punto de revolcarse con el asqueroso de su maestro, en la cama el viejo maestro Pepe completamente desnudo la esperaba, babeando cantidades inimaginables de saliva se rascaba su verga la cual apuntaba al cielo mientras palpitaba notablemente, su cuerpo cubierto de pelo lo hacía ver como alguna especie de homínido subdesarrollado, como si fuera el eslabón perdido de la cadena evolutiva humana.

-maestro, pero……… está seguro que su esposa no está???- preguntaba la chiquilla mientras se llevaba un dedo a sus labios, el viejo parecía un perro jadeando ante la impresionante imagen de la niña.

-seguro chiquilla, anda, súbete a la cama- dijo el viejo al tiempo que le hacía espacio en la cama.

Ella seductoramente se subía, primero poniendo una de sus rodillas arriba de la cama mientras levantaba la otra de sus piernas para posteriormente acomodarse al lado de su viejo maestro, la tímida mano de la nena se dirigió a la tremenda verga del viejo, una verga descomunal, de un largo inconmensurable, algo fuera de lo común, sin duda eso no era humano, y del grosor ni se diga, su manita era incapaz de abarcarla completa.

-no tengas miedo, ella no vendrá, se fue por un largo tiempo, tenemos la casa para nosotros solos,- dijo el grasoso viejo a quien la saliva en su boca le dificultaba el expresarse claramente, expulsando sendos goterones de saliva cada que decía una palabra y meneando su lengua de aquí para allá saboreándose la suculenta carne que estaba por probar.

-ahora mi niña, chúpamela- ordenó el caliente viejo, la tierna niña lentamente fue doblando su cuerpo para ella quedar a la altura de la región pélvica de su grasoso amante, su bello rostro traspasó esa barrera de calor en donde ya el aroma a verga vieja era el imperante.

La nena al quedar a escasos tres centímetros de la grotesca cabeza movió su naricita de forma graciosa, como lo hacen los conejos, reconociendo el olor y la textura glandeal con un dedo mientras veía atenta como esa masa de carne dura era surcada por una cantidad incontable de venas algunas moradas y otras verdes oscuras, poco a poco fue acercando su carita al momento que abría su boquita, la cara del viejo era de salacidad pura, aun esos labios apetitosos de la chiquilla no tocaba su trozo y este depravado ya imaginaba lo mojaditos que deberían de estar.

-así, asiiii, asiiiiiiiiiiiiiiiii- fue el grito del viejo cuando sintió esos carnosos labios de textura de terciopelo hacer contacto con su oloroso instrumento carnal pero justo cuando la chiquilla comenzaría con una secuencia de interrumpidas mamadas el viejo fue despertado por su gorda mujer.

-viejo, viejooo, párate, es domingo y tenemos que ir a la iglesia, anda párate- decía la señora moviendo dificultosamente la obesa humanidad de su marido, el viejo había estado soñando, pero su sueño había sido tan real que su verga había respondido al estímulo, esta se atoraba en los elásticos de sus calzoncillos y eso le impedía erigirse hacia el cielo, de no haber sido así hubiera parecido que en la zona genital del viejo hubieran instalado un circo.

El viejo y depravado maestro ya al borde de la jubilación se incorporaba dificultosamente, el vejete era poseedor de una figura rechoncha cuyo cuerpo casi reventaba cualquier camisa que se pusiera, irónicamente era el maestro más panzón de todo el plantel así que su físico no concordaba con la materia que impartía.

El viejo se dirigía al baño, en el espejo del lavabo se miraba su cabellos completamente canosos y se lo peinaba de manera que disimulara (sin mucho éxito) sus enormes entrada, mientras respiraba su desparramada nariz se expandía y contraía continuamente llegándose a apreciar tiesos y gruesos pelos saliendo de ellas, parecía ser que alguna especie de insecto rastrero se había alojado en sus narices y solo asomaba sus patitas.

El viejo prestaba atención especial a sus arrugas cubriendo el 80% de su cara, una barba de tres días la adornaba, su rostro de pocas pulgas no le ayudaba mucho a socializarse, su cuello parecía que no existía y los abultados cachetes de perro bulldog caían de igual manera que su papada de tilcampo, el viejo sin bañarse comenzó a echarse antitranspirante para esto levantando cada una de sus alas, apenas y lo hizo y un fuerte tufo a sudor lo atacó teniendo que rociar rápido el spray para impedir que cayera fulminado, era un hombre que aun durmiendo sudaba como caballo, al tener el brazo levantado dejaba ver un importante matorral de pelos cenizos cubriendo sus axilas, era tan abundante que daba pavor imaginar algo que pudiera brotar de ahí.

De igual manera aplicó protección sobre su pecho, también peludo y que aun sudaba, el viejo sudaba mucho aunque estuviera sentado o aunque estuviera el día fresco, puso un poco de pasta a su cepillo de dientes, sonrió y dejó ver una malformada dentadura, tan desfigurada que tendía a deformar las cerdas de los cepillos de dientes después de unos cuantos usos, la dentadura era completamente amarilla, algunos dientes tan amarillos que superaban a la tonalidad canaria y si nos íbamos al nacimiento de sus dientes podríamos apreciar una tonalidad más próxima al verde.

Ya en la iglesia el viejo prestaba poca atención al padre que la llevaba a cabo, él siempre se entretenía viendo a las niñas del coro, en especial a una que como lo calentaba, a pesar de llevar faldas largas no podía disimular sus imponentes piernas y su tremendo culo y ni que decir de esas chichotas cargadas de leche, a él le valían los sermones eclesiásticos y los párrafos y versículos, lo único que recompensaba las aburridas sesiones en la casa de Dios eran las pervertidas miradas hacia esas inocentes almas con voz de ángeles que cantaban sin imaginar las atrocidades que el viejo les haría si las tuviera en la cama.


Mientras tanto en casa de Cassandra……………..

Los padres de la nena habían salido a su compra dominical para proveerse de la despensa para la semana dejando a la niña aun dormida en su cuarto. A diferencia del día anterior que había sido sábado y que se levantó con su cuerpo literalmente desecho y con signos de temperatura que no la dejaron disfrutar plenamente del día esta vez se sentía entera, así que una vez despierta se dirigió a darse un baño que le quitara completamente el sueño.

En su cuarto, la niña solo cubierta con una toalla que se atoraba a la altura de sus pechos peinaba cuidadosamente su cabello como cual princesa egipcia, algunas gotas de agua aun cubrían ese perfecto cuerpecito y resbalaban hasta perderse en medio de sus amamantables senos, veía sentada frente a su espejo la hermosura que la naturaleza le había regalado, admiraba como todo su cuerpecito era un claro ejemplo de la femineidad en toda su expresión, se levantó y desprendió de la toalla frente a su espejo quedando completamente desnuda, no sabía porque pero sentía la necesidad de admirarse desnuda, de estar desnuda, de caminar por todo su cuarto desnuda, veía ruborizada como su imponente cuerpo de hembra desarrollada era adornado con una carita de niña todavía, esta vez ponía especial atención a sus curvas, una por una eran repasadas por sus hermosos ojitos, miraba su cuerpo desde sus pies hasta su cabello y comprobaba que ya era toda una mujer y más después de lo que había vivido con anterioridad.

Entonces meditó un poco la situación, si ella que era tan hermosa porque se había entregado por primera vez a un viejo habiendo tantos galancitos detrás de ella “porque lo hice” se preguntaba la nena recordando que su sello de garantía ahora estaba roto y mirando alrededor de su cuarto veía como este era adornado por posters de grupos juveniles cuyos integrantes todos atractivos no tenían nada que ver con el viejo que robó su virginidad.

Se decía que esto no era normal, no era muy común que una jovencita como ella tuviera su primera relación con un hombre ya pasado en años y muy feo (pues la nena reconocía que el viejo estaba feo), esto sin duda no sería bien visto por sus amistades, la sociedad y por su puesto sus padres en caso de enterarse, algo cuyas consecuencias la aterraba, “entonces debe de ser un secreto, nadie debe de saberlo, Don Marce se arriesgó mucho por mí y no puedo traicionarlo” , pensaba la nena pero otra pregunta la asalto de nuevo, “¿qué viene ahora?” , la nena estaba en eso cuando su celular sonó con tono de llamada sacándola de sus erróneas reflexiones…

-bueno- contestó la desnuda nena, ella no era fanática de andar encuerada en su habitación pero ahora sentía la necesidad de hacerlo.

-bueno, eehola buenos días, eehh Cassandra?- habló una titubeante y joven voz masculina.

-sí,- respondió la nena con toda la frescura e inocencia que la caracterizaba mientras se dedicaba a acomodar algunas cosas que no estaban en su lugar.

-oye te marcó para preguntarte sobre la tarea de la maestra Carmen, con la que va a calificar la última unidad, es que me tocó hacerla contigo……… y quería que nos pusiéramos de acuerdo……… para comenzarla- decía el joven completamente sudado de sus suaves manitas con el simple hecho de hablarle a la niña que lo traía cacheteando las banquetas.

-perdón, quien habla?- respondió Cassandra pues no tenía registrado el número de su compañero de aula.

-ahh si, disculpa, soy Armando, pues si, quería ver si sería posible que tú y yo nos viéramos más al rato para ponernos de acuerdo,- el jovencito sudaba ahora de esa parte en donde ya empezaban a brotarle sus primeros vellos que con el paso del tiempo pasarían a formar un poblado bigote, cuanto tiempo no se pasó ensayando esa pequeña oración antes de marcar.

-ahh, Armando, oye, mira agradezco la molestia que te tomaste al avisarme pero…… no puedo salir, mis padres salieron y no puedo salir sin su permiso, porque no revisas el tema y lo divides y me mandas lo que tengo que hacer, porfis, siiii- dijo Cassandra, con esa dulce voz a la cual no se le puede negar nada.

-ehhh, si quieres voy a tu casa, nada más dime la dirección,- decía el chamaco insistentemente, a la de a fuerzas quería ver a su diosa, si bien la nena estaba sola en casa el jovencito no veía esta oportunidad con ventaja ni mucho menos con morbo.

-no, no te molestes, es más fácil como yo te digo, divide los temas porfis, y el lunes nos ponemos de acuerdo, si?- decía Cassandra, además ella si veía mal que sus padres llegaran y encontraran a un muchachito con ella, aunque no estuvieran haciendo nada pero sabía que no era correcto, no era de señoritas decentes.

-bueno, yo te aviso- decía decepcionado el joven Armando, en eso la llamada se cortó, el saldo del joven se había terminado, la niña siguió en sus femeninas labores de acicalamiento.


La siguiente semana resultó normal para esta niña, creía prudente el hecho de no acercarse mucho al viejo aunque ganas no le faltaban, y su conchita no se aplacaba cada que lo veía, así es, la conchita de Cassandra increíblemente se mojaba al ver a ese viejo “¿Por qué me pasa esto” pensaba la nena, sin embargo las miraditas entre estos dos ya sea a la hora de entrada como de la salida eran constantes y cómplices, Don Marce de vez en cuando le hacia la seña de silencio a la chiquilla mientras esta asentía con la cabeza, además era muy difícil que Cassandrita se pudiera acercar al viejo, siempre estaba acompañada de su amiguita o de alguna otra compañera sin mencionar la cantidad de mocosos atrás de ellas, sin embargo era esta primera amiguita la que también llamaba la atención del vejete.

Si bien Guadalupe presentaba un cuerpo y rostro más infantiles que Cassandra, su floreciente cuerpo auguraba unas buenas curvas que conformarían a futuro otro imponente cuerpo de hembra que nada envidiaría al de su desarrollada amiga, además de su rostro hermoso y risueño que ya empezaba adornar como toda una mujercita, pero el viejo notó algo, ese día la observó muy juntita de un niño, un niño que en vez de darle su buen faje solamente le acariciaba tiernamente un mechón de su cabello, pero el viejo se había dado cuenta de que era esta niña quien se le acercaba al joven, al parecer Lupita se empezaba a interesar en el sexo opuesto.

-ahh, pero que chamaco más pendejo, trábalaaa, si eso es lo que quiere, me la habrías de dejar tantito a mi jejejejejejeje,- decía el viejo mientras veía como la niña reía junto con el muchacho, al parecer se estaban poniendo de acuerdo en algo mientras Cassandra la esperaba arriba de la moto.

-esa otra zorrita se nota que va a echar un cuerpazo, jejeje, quedrá mi putita particular hacerme la valona con su amiguita??- el viejo reía morbosamente mientras no dejaba de repasar la curvilínea silueta de la amiga de su princesita.

Fue hasta el miércoles en la noche después de la práctica de voli que el viejo tuvo nuevamente la oportunidad de toparse con la nena, Cassandra salía junto con el resto de sus compañeras sin embargo ella era la única que se desviaba hacia esa dirección ya que su casa se encontraba a lo largo de esa calle en donde también se encontraba la tienda del viejo, caminaba muy nerviosa, sus suaves y delicadas manitas sudaban y fue cuando pasó enfrente de la tienda que descubrió que esta se encontraba cerrada, la nena siguió en su camino pero apenas e iba a llegar a la esquina de la cuadra cuando alguien la abordó.

-hola Cassandrita a dónde vas tan solita?- era el viejo Marce quien la estaba espiando cuando saliera y la había seguido hasta esa distancia.

-eeee, hola Don Marce, como ha estado?- respondió Cassandrita quien retrasaba su andar, como si la nena quisiera que el viejo la alcanzara al tiempo que una risita traviesa adornaba su rostro y una sensación de nervios la invadió en todo su esplendoroso y sabroso cuerpecito.

El viejo la alcanzaba mientras se recargaba en la barda, se notaba terriblemente agotado, a pesar de que solo trotó media cuadra parecía como si hubiera logrado terminar el maratón Berkley, sin hacer mención de la humedad sudorosa que brotó de su cuerpo y se veía reflejada en su rostro, brazos y toda la zona de su pecho, empapando su camisa, venia vestido muy elegante para la ocasión, una vieja camisa, un pantalón arremangado hasta sus rodillas mostrando sus flacas canillas y unas chanclas de pata de gallo mostrando sus peludos pies y uñas amarillentas, contraria la nena quien enfundada en su apretado uniforme deportivo lucía esplendorosa.

Luego de tomar aire el viejo continuo su andar junto con la nena, caminaban sueltos como un par de conocidos mientras el viejo le preguntaba que como le había ido, Don Marce no pensaba tocar el tema del desvirgamiento por miedo a incomodar a la nena pero era la misma chiquilla quien se trataba de repegar al viejo, casi rozando su cuerpo con el del vejestorio, de no ser porque pasaba gente el viejo la llevara bien amagada, era por demás adivinar las miradas tan depravadas que este le dirigía a la chamaca, en eso se le vino a la mente su amiguita y el supuesto e infructífero faje por parte del inexperto puberto combinado con el acercamiento que él creía intentaba llevar a cabo la nena.

“jejejeje, esta pendeja, me la voy a fajar en la calle, parece que no le importa que nos vean juntos” pensó el viejo mientras el mismo alentaba su paso, la nena al ver la lentitud de su acompañante también atrasaba el suyo para ir a la misma altura que su cortejador.

-Don Marce me va a acompañar a mi casa?- preguntó la nena curiosa pues veía que el viejo ya se estaba alejando mucho de su zona de residencia.

-siii, mija, porque?, te regañan?- preguntó el viejo aunque a el poco le importaba, le valía verga si regañaban a la nena, el solo le interesaba aquello que llevaba pegado entre sus muslos.

-no,- dijo la nena al tiempo que fue tomada del brazo por el viejo lo que la hizo detenerse, la pareja había llegado a un lugar propicio para que el pervertido viejo pudiera realizar su obra negra, el lugar consistía en un estrecho callejón muy oscuro.

-Cassandra quiero platicar contigo pero en privado- dijo el retorcido viejo, su rostro era enfermizamente morboso, teniendo que limpiar su barbilla ya que cada que hablaba esta era impregnada por sus asquerosas salivas.

-jijiji,- la nena muy coqueta solo se reía, pero ya sabía a qué se refería el viejo con eso de platicar en privado, muchas veces había escuchado lo mismo de sus compañeritos con los cuales esta nena se negaba porque sabía lo mano largas que eran, pero algo en su cabecita la estaba haciendo dudar un poco sobre si aceptar la propuesta un viejo pervertido, aunque ella se sintiera segura con él.

-que de que te ríes?- preguntó el viejo ahora tomando un mechón de su hermoso cabello enrollándolo entre sus viejos dedos, la nena volteó su rostro en señas de pena, le resultaba algo acalorante estar en presencia del macho que la desvirgó, ese atractivo espécimen y ejemplar de hombre.

-es que no se, nos pueden ver- dijo la nena girándose un poco sobre su propio eje a la vez que también comenzó a jugar con los mechoncitos de su hermoso cabello, el viejo en cambio ya tenía la verga al máximo, esta casi hablaba por que la liberaran, el viejo comenzó a babear tanto de su boca como de su cochino aparato al escuchar que la nena se delataba de que ya sabía lo que él quería, ya que ese “nos pueden ver” sencillamente era la respuesta a cuando se hace algo que los demás no quieren que vean.

-jejeje, no nos ven, anda, un ratito, unos quince minutos,- dijo el viejo desesperado y muy pero muy caliente, una de sus manos bajó hasta la cintura de Cassandra, ella notó esto pero no le dio importancia dejando que el viejo nuevamente pusiera sus pervertidas manos sobre su atractivo cuerpecito, una señora gorda que pasó por ahí cerca visualizó la escena, puso cara de consternada pero al ver que la nena se movía provocativamente y cediéndole terreno a un viejo solo pero solo siguió su camino decepcionándose de la juventud de hoy en día, afortunadamente para Cassandra no era ninguna conocida.

-no Don Marce, no puedo,- dijo la nena apretando sus carnosos labios uno contra otro para después morderse ligeramente el inferior, siguiendo un ademán con sus manos quitándose el calor que la estaba empezando a envolver.

-ora, un ratito,- el viejo demostraba ahora si con total descaro que no solo quería tener una simple platica con la nena pues una de sus manos tomo el elástico del shorcito de ella y lo comenzó a estirar, de esta manera podía ver el color de la ropa interior de ella ya que asomaba con cinismo su descuidado rostro tratando de ver más allá de lo que cubría esa delgada tela color melón.

-jijijijiji, me da pena,- dijo la nena quien ya se estaba calentando por la escena tan descarada en la que ella también era protagonista, unas ricas punzadas comenzaron a cosquillearle su panochita al tiempo que sus pezones se pusieron muy duritos esto por la adrenalina de ser vistos por alguien que advirtiera como una nena tan bonita como ella se dejaba que un repugnante viejo morboso le viera los calzones.

El viejo se atrevió a tomar la prenda interior de la nena y estirarla, con desvergüenza asomó su pervertido rostro solo para observar como empezaba ese exquisito y leve aconchamiento que se formaba en los labios vaginales de la chiquilla, ella en vez de darle una cachetada o quitar la mano solo se sonrojó y volteó para todos lados cuidando que nadie se diera cuenta.

-Don Marce, nos van a ver,- la nena hizo un gesto de separarse cuando vieron a lo lejos la sombra de otra persona dirigirse a ellos, sin embargo la distancia y oscuridad les favorecía para hasta ese momento pasar desapercibidos.

-pero por mi casa hay unos arbolitos que tapan- dijo la nena esto último en un acento muy bajito y coqueto, el viejo casi se desmaya al escuchar como la nena lo invitaba a otro lugar donde según ella se sentirían más cómodos para entretenerse, así que solo se dignó a contestarle.

-si pero esperemos a que pase ese que viene atrás- el viejo se refería a la persona que se acercaba hacia ellos.

Una vez que el metiche se pasó de largo la inusual pareja siguió caminado, Cassandra iba muy nerviosa mientras el viejo ardía de lo caliente y casi se iba saboreando en su apestosa boca los deliciosos sabores agridulces de los jugos vaginales de la nena.

Estos siguieron caminado por toda la acera, platicaban de cosas normales y gustos personales pero el viejo no ponía atención a la nena a menos que fueran sus redondos atributos que tenían un delicioso rebote en cada paso que esta chiquilla daba, así como ese formadito trasero completamente apretado en un shorcito marino y que parecía lucir más levantado cada día y ni que decir esos labios, dignos de una experta mamadora y que no necesitaban de lápiz labial para verse rojitos, a todo esto el viejo se iba imaginando cuanta porquería con ella y tenía que hacer verdaderos esfuerzos para no arrojársele encima y comérsela ahí mismo en plena banqueta.

Llegaron al lugar prometido, al viejo se le hizo una eternidad pero al fin estaban ahí, a dos casas de la vivienda de Cassandrita, le nena le dijo:

-mire Don Marce, esa casa de dos pisos, la azulita con el portón blanco, ahí es donde vivo, ese corredor que ve ahí- señalaba la nena, -por ahí también se puede uno meter y sale al patio trasero de mi casa, atrás hay una barda algo alta y tiene vidrios arriba, pero hasta la esquina tiene un boquete, por donde luego me meto para cortar vuelta o cuando me escondía cuando jugaba a las escondidas con mis amigos- el viejo escuchaba como la nena le revelaba todo sobre su casa, ella en cambio no se media al decirle al viejo como entrar por la parte trasera, porque lo haría?, ni siquiera ella lo sabía.

El viejo se sentó sobre un muro que había por ahí y que rodeaba un gran árbol junto a toda una comunidad de arbustos bien podados, era un lugar muy oscuro pues la lámpara estaba fundida, además no se veía mucha gente por los alrededores solo unas personas platicando en una tienda aún abierta y un poco alejada, la nena vio sentado al viejo y se dirigió hacia él.

Colocó su apetecible cuerpo entre las piernas del viejo quien las tenía abiertas, él la tomó con ambas manos de la cintura mientras ella depositaba sus manitas en los esculturales hombros de él, a lo lejos una canción de reggaetón sonaba al ritmo del quiero quitarte la ropa y besarte la boca, si te toco ponte loca que eso te provoca y demás estupideces mientras la inocente nena le susurraba la canción al cerrilloso oído del viejo al tiempo que movía tremendamente sensual sus caderas y con las manos del viejo depositadas en su fina cintura.

El viejo sudaba ante el formidable espectáculo que estaba presenciando, pues aunque Cassandra estaba vestida en su uniforme de prácticas el solo con mover las caderas de esa coqueta manera y el susurrarle la canción al viejo en su oído lo estaba llevando al borde del orgasmo, su verga no resistía tanta tortura peor que las que ejercían las antiguas inquisiciones y desesperada se revolvía buscando ser liberada de su cárcel que en estos momentos era el maloliente calzón del viejo lleno de líquidos pastosos, olores desagradables y una extraña raya de canela surcándole la parte trasera.

El igualado viejo en su afán por palpar la piel desnuda de la nena metió sus viejas manos dentro de la camiseta de ella, de esta manera tallaba ligeramente el vientre de la jovencita sintiendo la dureza que proporciona el ejercicio y la suavidad aterciopelada de una cuidada piel femenina, más lo estimulaba el saber que estaba tocado esa parte en donde las hembras tienden a resguardar por nueve meses las próximas crías a sobrepoblar este pútrido mundo.

“ahhh, que suavecito, espero y siga igual de suave cuando se te empiece a inflar jejejeje” pensaba el viejo mirando el rítmico movimiento que la nena ejercía.

La nena en tanto, nerviosa y calientilla miraba a los alrededores pues estaba en su ambiente, gente conocida podría salir o llegar en cualquier momento, lo bueno que estaban esos arbustos que si uno pasaba por la otra acera lograban tapar al afortunado galán, aunque se podía notar una silueta ahí parada, no se veía mucho pues la oscuridad disimulaba pero la sombra de alguien parado se distinguía.

El viejo no hablaba, solo estaba ahí estático pero sintiendo el calorcito de la chiquilla, ella en tanto seguía meneando sus caderas al compás de la canción, el viejo estaba desesperadamente caliente por comenzar a tocar a la nena pero quería que ella fuera la que se le descarara, sabía que era una putita reprimida y que apenas estaba aflorando su lado zorresco, de esas niñas que solo les hace falta un empujoncito y que ya Don Marce se lo había dado y hasta el fondo, parece que cupido y todos los ángeles escucharon los rugidos vergales del viejo pues la nena se acercó nuevamente a su peluda oreja, en donde un par de ácaros se escurrían por ahí, para susúrrale:

-Don Marce, que es eso que quería que habláramos?- dijo en un tono tan coqueto y angelical que solo hizo que la verga del viejo se pusiera como poste y por nada estuvo a punto de escupir semen dentro de sus arremangados pantalones.

-jejejeje, de lo de la otra vez- dijo el viejo con su morboso acento, sin embargo la nena estaba tan en el juego que a ella simplemente le encantaba ese acento extraño para ella que el viejo hacia cada que le hablaba despacito.

-de cuál vez?- preguntó la nena haciéndose la desentendida pero ya sabiendo a lo que el viejo se refería, era más bien que algo dentro de ella le especificaba que tenía que comportarse con fina coquetería, y que su naturaleza de hembrita la llevaba a entender que debía ser cortejada por el macho.

-de lo del otro día, en mi casa- dijo el viejo mirándola con verdaderos deseos insanos e inmorales, y recorriendo con morbosidad excesiva todo ese esbelto cuerpecito apretadito en prendas escolares aprovechando que la nena volteaba para ambos lados para asegurarse de que nadie la viera, pues si bien ella estaba ahí por decisión propia también sabía que no era correcto estar con el viejo ahí afuera haciéndole show pero algo le impedía detenerse.

-te gustó???- volvió a repetir el desvergonzado viejo todo sudoroso y caliente como burro, como toro enferomonado.

-jijijijijiji,- la nena reía entre nerviosa y caliente por estar manteniendo una conversación con el viejo precisamente sobre su gran momento, algunas imágenes de dicho acontecimiento se le venían a la mente y esa ricas punzadas en su panocha que sentía ahora se esparcían por su cuerpecito además de que su sexo ya estaba listo para entrar en batalla si se le necesitara.

-jejejeje, porque te ríes?,- preguntó el viejo, el pobre estaba que se nos moría de un paro pero aguantaba, no quería abandonar este mundo aun y menos con la mina de oro que se había encontrado.

-ayer……., en la nocheee……….., jijijijiji, soñé con eso- dijo la nena toda nerviosa metiendo uno de los flacos muslos del viejo entre sus bien moldeadas piernas.

-y que sentiste mi niña rica?,- preguntó el viejo, le costó preguntar pues tuvo que tragar una considerable cantidad de sus mismas babas que tardaron un mundo para bajarle por el gañote.

-jijiji, Don Marceee,- la nena se alborotaba su abundante cabello haciéndoselo todo para un solo lado, se veía tremendamente espectacular.

-mi amor,- dijo el viejo, la confianza ya le permitía llamar así a su enamorada, -porque no hacemos cositas aquí afuerita??- dijo el viejo completamente desubicado y tratando de quitar con sus manos el sudor que cubría su horrenda cara, sus ojos estaban completamente rojos y abiertos, caso se le salían.

-jijiji, cositas como qué??- preguntaba la nena casi tan caliente como el viejo, sintiendo esas ásperas manos subir y bajar por todo su esbelto y fecundo vientre y que solo la calentaban más de lo que ya estaba, el viejo de vez en cuando le hacía cosquillitas en su vientre bajo.

-no te hagas mi niña, tú y yo sabemos a qué me refiero, pero por si no te acuerdas y quieres que te refresque la memoria estoy hablando de esto,- dijo el atrevido y cochino viejo pervertido y metió su mano dentro del shorcito y calzoncito de la nena, volviendo a sentir nuevamente esas partes íntimas y calientitas de esta chiquilla, y que ahora estaba en un completo estado humedecido por todo lo que estaban haciendo y hablando.

-uuyyy, Don Marceee- la nena tembló al sentir esa mano meterse dentro de su intimidad, pero no hizo por sacarla, al contrario, acomodó su cuerpo de manera que al viejo se le permitiera tocar todo y al mismo tiempo proteger esa atrevida caricia de algún transeúnte o mirada curiosa.

El viejo con toda la concentración que podía reunir comenzó a masajear las partes íntimas de la nena, movía sus dedos regalándoles sensibles caricias en su conchita, sintiendo los pelitos que la protegían, el viejo babeaba tanto que esta caía al suelo, la nena con una de sus manos apretaba un hombro del viejo mientras que con la otra comenzó a corresponderle con suaves masajes en su nuca.

A unos metros de ahí se podía observar una casa azul con portón blanco y con las luces de la sala encendidas, la familia que espera la llegada de su sabroso retoño no se imaginaba que este estuviera dándose un faje callejero a unos pasos de ellos, y no con un jovencito como el que ellos pretendían para su hija, sino con un viejo verde que se dedicaba única y exclusivamente a admirar los bellos cuerpos de las nenas más desarrolladas que pasan cerca de su tienda, sin imaginar que su preciosa hija ya había sido desvirgada por tan repulsivo sujeto.

Para esto los dedos del viejo ya se habían empapado en líquidos provenientes de la jugosa panocha de la nena, el viejo con su rostro todo morboso y casi sangrando de la nariz sacó su mano y procedió a intentar bajar el short de Cassandra, la colorada y acalorada nena se despertó de su letargo erótico para impedirlo.

-noooo, Don Marce que hace, nos van a ver- dijo le nena volteándose para ambos lados y volviéndose a subir su short, pero sin mostrar rostro enojado ni nada parecido.

-ándale Cassandrita, déjame metértela tantito, ora nada más la cabecita- el viejo estaba tan caliente que no se media en sus palabras, no predecía que la nena pudiera enojarse por usar oraciones tan vulgares y obscenas como esas, pero al parecer a la nena no le importó el trato pues no se molestó con el vulgar vocabulario con el que el viejo se estaba expresando.

-nooo, como creee, está loco, nos van a ver jijijijijijiji,- le nena estaba sudando ante lo que el viejo le decía, dejarse penetrar por un extraño, pues aunque ya le había entregado su cuerpo para la nena Don Marce era un extraño, aunque la nena no lo viera así, y más encima de todo en la calle, como toda una puta callejera, aunque esta niña todavía a las alturas de este relato era una niña de casa y aun no conocía que solo a las putas se les coge en las calles y moteles baratos, aun desconocía el mundo de la prostitución.

-ora Cassandrita, hazlo por este pobre viejito, ora,- el viejo casi ponía ojos de gato de Sherk con tal de que esta nena accediera.

“ora pedazo de puta que no tengo toda la noche” era lo que el viejo dentro de sí decía pero casi se chorrea en leche cuando escuchó de los carnosos labios de su adorada la frase que él esperaba.

-jijijijiji, bueno pero……. de rapidito porque ya es tarde- dijo la nena poniéndose rojísima y mordiéndose su labio inferior, su corazón, así como el del viejo, empezó a latir por encima de la media.

El viejo se acomodó, juntó un poco sus flacas y peludas piernas para que estas abrieran a las de la nena que comparadas a las de él estaban notoriamente más carnosas y muy blanquitas, ella muy nerviosa, sonrojada y mojada a mas no poder hizo con sus dedos a un lado su short estirando una de esas aberturas por donde se mete la pierna, para después hacer lo mismo con su pantaleta y poco a poco ir bajando sus caderas así hasta que su escurrida vagina estuvo a escasos centímetros de la zona pélvica del viejo.

Este pervertido en tanto desabrochó su cremallera, sacando el imponente así como pestilente instrumento, muy moreno, algo sucio y descuidado fiel a su costumbre, con uno que otro pelo pegado a su tallo y glande así como uno que otro rastro blancuzco, pero con la dureza y lubricación exacta para complacer a tan hermosa jovencita.

La nena sin mirar bajó más hasta que sintió en sus labios vaginales algo duro que reclamaba su incursión, ella no pudo evitar soltar un suspiro que calentó al viejo pues dedujo que la nena lo estaba necesitando desde hace días, el viejo pervertido comenzó a refregar su tremendo instrumento sobre la delicada piel y recubrimiento interno que cubría esa desquiciante abertura femenina, un olor a concha mojada llegó hasta las sucias narices del reprobable, y en un acto verdaderamente pervertido quiso dar a probar a la nena esos dedos que anteriormente habían estado masturbando su sexo.

-Cassandra, te has probado tus propios juguitos??- la nena veía como el viejo movía dos de sus dedos los cuales estaban impregnados por una sustancia viscosa y con olor agridulce para solo responderle al viejo que “no” con un movimiento de cabeza.

-quieres probártelos???- dijo el viejo y se llevó esos dedos a su boca (de él), degustándolos y moviendo su asquerosa lengua por todo el largo de estos.

-mmmmmm, exquisito,- el viejo los chupaba ruidosamente hasta el último resto de lubricante, la nena veía este acto por parte del viejo, si bien sintió algo extraño dentro de su pancita, algo parecido a asco eso no impidió que también sintiera curiosidad sobre el sabor de ella misma, de manera que el viejo volvió a meter su repulsiva mano dentro del sexo de ella, chapoteaba sus dedos para volverlos a impregnar de jugos y cuando los sacó los ofreció a la curiosa chiquilla.

Cassandrita veía atenta nuevamente esos dedos moverse mientras eran unidos por ese líquido viscoso que salía de sus partes, olían rico pensaba ella.

La confundida chiquilla aceptó los dedos y se dedicó a repasarles su lengua por todo su extensión, reconocía un sabor extraño, agridulce, muy rico, sabía que eran sus jugos, que otra cosa podría ser, a pesar de tener la maña de masturbarse Cassandra nunca había probado sus propios fluidos, hasta ahora.

Todo este morboso rato había hecho perder la noción del tiempo a la pareja de tortolitos y se les estaba haciendo tarde, el viejo sin duda quería penetrarla nuevamente y quien no, si se trataba de una nenita por demás hermosa y con su carita de angelito pero cuerpo de puta y más que eso, estaba demostrando unos aires de zorra en plena potencialidad que sin duda decepcionarían a cualquiera que quisiera algo serio con ella.

El viejo a pesar de estar más caliente que un burro no quería rebajarse a penetrar a la nena así como así, quería que esta se lo pidiera como debe de ser, pero también sabía que debía darle una ayudadita.

-Cassandrita quieres que te la meta???- preguntó el ardiente viejo.

-uuuhhhhhhh- la nena solo suspiraba al sentir los ricos roces en su panochita, abriendo tímidamente sus labios vaginales, empapando de lubricante parte de sus muslos, todo esto era la locura para ella, “como es que me había perdido de todo esto” se decía, tenía unas ganas inmensas por desnudarse ahí mismo pero su poco pudor todavía hacia su lucha.

-dime, pídeme que te la meta- dijo el viejo ya casi sin fuerza para hablar debido a la emoción en su pecho, su corazón casi se le salía de este.

-uuhhhhh, Don Marce- suspiró la chiquilla abrazándose de este, su cabello era tan abundante que cubría toda su cabecita junto con la del viejo pervertido, estaba casi que se daba un sentón ella solita arriba de ese emblemático tronco de carne.

-que mi niña?- dijo el viejo “vamos puta caliente, pídemela, pídeme verga como todas las putas”

-Don Marce, deme- la nena se contenía, antes de conocer al viejo ella era una niña que no decía groserías, y a pesar de que cuando se estuvo revolcando con él dijo una que otra esto fue más que nada por su calentura, calentura que sentía en este momento y que estaba a punto de exhibirla como una puta pide verga, su panochita junto con sus pezones ardían descontroladamente.

-que????, dimeee- el viejo sudaba de su horrenda cara, sus rojos ojos se abrían como platos queriendo escuchar de Cassandrita su casi aceptación a puta.

-Don Marce, deme vergaaaa, démela, aquí adentro de mi cositaaaa- dijo la nena exhibiendo su panocha completamente sudadita y rosadita.

-jejejejeje, ensártate tu mi amor, rápido métetela con cuidado- dijo el desesperado viejo y aprovechó que la nena se descubría su tesoro para embarra sus dedos de saliva y tallarle su ranurita con suma delicadeza mientras la nena se derretía en suspiros.

La nena bajó más sus caderas e intento metérsela, la cabeza era muy gruesa y la chiquilla aún estaba algo cerrada, así que de manera lastimosa se fue metiéndosela poco a poco, muy lento el esponjoso glande del viejo fue aprisionado por las estrechas paredes vaginales, la jugosa panocha esta vez hacia esfuerzos por ensartarse en esa verga pero su estrechez lo impedía.

La caliente pareja podía escuchar el sonido húmedo de sus órganos sexuales enfrascándose en una jugosa batalla por ver quien sucumbía a quien, hasta que después de algunos minutos en donde ninguna de las dos partes se dio por vencida el sapo de Cassandra terminó tragándose poco más de la mitad de esa férrea, babeante y apestosa verga vieja, la nena ahogó un grito con todas las fuerzas de su diafragma mientras el viejo sentía que se moría, el pobre no cabía de gusto y de morbo así que tremendamente excitado apretó la graciosa cintura de la nena para darle la estocada que terminaría por hundírsela hasta el fondo.

-aaaaaaaaagggggggggggghhhhhhhhhh- fue el doloroso grito que la nena pegó, afortunadamente para ella su amante estaba expectante ya que podían escuchar el escandaloso berrido de hembra en el matadero que la nena pegaría, al parecer la posición ayudó a la rápida penetración.

-aaagggg, Don Marceeeee- dijo la nena casi sin fuerzas y con ganas de llorar, el aire había abandonado sus pulmones, algunas tímidas gotitas lagrimales se escapan de sus tiernos ojitos y los labios de su panochita habían adquirido una forma redondesca producto de la circunferencia del objeto que rodeaban.

-que mi amor?- dijo el viejo, a la nena le comenzaba a gustar que el pervertido la llamar de esta forma, se sentía rara, un raro sentimiento que le hacía sentir un rico vacío en su estómago.

-esto dueleeee, dueleeeeeee, pero se siente tan ricoooooo, porqueeeee????- dijo la nena poniendo rostro tremendamente vicioso, ese rostro fruncido y ruborizado que expresan las nenas cuando tiene alojada una verga en sus panochitas.

-te gusta, te gusta lo que hacemos???- el desequilibrado enfermo mental de Don Marce comenzó a moverse lentamente con la nena bien ensartada en él, el movimiento era sutil, delicado, como si ambos estuvieran en un sillón mecedor pero lo suficientemente estimulante para que ambos se sintieran al máximo sus partes, el viejo babeaba como un perro mientras la nena también lo hacía pero con la diferencia de que a ella solamente un tenue hilito le colgaba de sus comisuras.

-siii, me gustaaaa, me gustaaaa muchooooo- la nena se expresó en voz baja, pero con una vocecita tan coqueta como de hot line, el viejo tomaba esto como aliento para seguir en su sufrida actividad.

“jejejejejejejejejejeje, vaya puta que salió la Cassandrita, tan seriecita que se veía jejejejeje”

La nena se abrazó al sudado cuerpo de su compañero, sus desarrollados melones se aplastaron contra el pecho de este, sintiendo Don Marce aun ambos con camisa puesta los duros pezones que se cargaba la muchachita, ambas bocas se acercaban para gemirse casi adentro de la otra, el viejo aprovechándose de la calentura de la nena sacó su babosa lengua haciendo movimientos obscenos con esta, como si estuviera chupando un helado, la nena llevada por una sensación de lujuria acercó su dulce boquita y con sus carnosos labios aprisionó esa serpenteante lengua y comenzó a realizar movimientos de succión llevándose a su boca cualquier cantidad de babas, esas mismas babas a las cuales la nena había sucumbido la vez anterior.

La pareja comenzó a besarse como desesperados intercambiando importantes muestras de saliva, adentro de la casa de la nena su madre que se encontraba viendo la televisión junto a su padre quien veía el periódico que no pudo ver en la tarde esperaban la llegada de su bien portada niña.

-pero que poca madre!!!!, malditos animales!!!!, hijos de su puta madre!!!!- decía el padre de Cassandra furioso.

-qué pasa?, que te ocurre mi amor?- la madre de la niña preguntaba el porqué de la reacción de su esposo.

-este hijo de la chingada, mira lo que dice aquí, que violó a una niña de once años, maldita gente enferma, como me gustaría tenerlo aquí enfrente para romperle toda la cara, desgraciado pervertido,- el señor estaba enrojecido por leer la noticia y por ver la cara de gozo con la que fue retratado el desgraciado sujeto.

-yo no sé cómo puede haber tanta gente mala en este mundo, voy a ver si ya viene por ahí Cassandra- dijo la señora pues ahora si se preocupaba por su hija.

La impúdica pareja seguía dándose como se debe, el caliente viejo al tiempo que aceleraba sus mecedores movimientos ahora manoseaba a sus anchas los tentadores senos que se cargaba la jovencita, tan blanquitos, duritos y sin el menor signo de que la gravedad empezara a afectarlos, para eso faltaba mucho.

La nena por su parte devoraba esa lengua como si se tratara del más rico platillo de carne, comenzó a lamerla recogiendo las espumeantes babas que el viejo producía, completamente sudada estiraba sus prendas para evitar que estas rozaran al viejo y al mismo tiempo enrollaba su shorcito haciendo que este casi pareciera calzón y después de otros estiramientos más le diera forma de tanga, el short era de una tela parecida a los boxers masculinos así que era fácil manipularlo.

De pronto la nena sintió que una de sus nalgas vibraba, o más bien algo la hacía vibrar, esto la hizo voltear a su casa y vio a su madre asomándose hacia el fondo de la oscura calle exactamente en la dirección donde ellos se encontraban, la nena casi sintió que la sangre se le bajaba hasta los pies, hasta lo caliente se le quitó y solo atinó a empujar al viejo quien cayó en la macetera al mismo tiempo que ella también se dejaba caer, quedando encima del cuerpo de vejete pero aun con su verga adentro de su cuerpo.

-que… y…. que tienes Cassandrita??- preguntó el viejo pues se sorprendió ante la reacción de la jovencita.

-mi mamá, mi mamá, me ha de ver visto- decía la asustada nena, el viejo ya casi con ganas de salir corriendo y dejarla ahí tirada se asomaba por entre los espacios que bridaban los diversos arbustos que adornaban el macetero.

-noo, está ahí parada, si te hubiera visto ya hubiera venido a ver lo que estás haciendo jejejeje- reía el viejo y se saboreaba el momento.

-otra vez, está marcando- la nena volvía a sentir su teléfono vibrar.

-contéstale- el viejo estaba aún más caliente con la nueva situación que con la anterior penetrada.

-no, como cree- dijo la nena pues no consideraba esa opción como algo prudente.

-contéstale o va a sospechar porque siento que si nos vio, se asoma mucho para acá- el viejo insistía, esto último no era cierto, la mamá de Cassandra no los había visto sino ya se le hubiera armado la gorda a la nena pero el viejo decía esto para asustarla y obligar a la chiquilla a aceptar la llamada.

La nena tomaba su celular y hablaba, cabe mencionar que durante esta pequeña conversación que tuvo Cassandra con el viejo y la que estaba por tener con su mami ella permanecía con la verga de Don Marce alojada en sus entrañas, el viejo estaba más empalmado que nunca y la nena lo sentía, para él era estar en el cielo tener a esta chiquilla atravesada mientras ella hablaba con su madre y lo más seguro para decirle una mentira con tal de cubrir sus guarradas y cubrirlo a él demostrando el grado de cooperación de Cassandra para con el viejo, el viejo se relamía sus cochinos labios pues el proceso de descomposición conductual de Cassandrita estaba en sus inicios.

-bueno, mami-

-Cassandra, dónde estás hija??, ya mero llegas??- preguntaba su madre, no enojada pero si algo preocupada.

-si ma, es que se alargó la práctica, solo esoommm, voy saliendo de laahh, escuela- el viejo había comenzado a moverse haciendo que a la nena se le escaparan gemidos que afortunadamente para la madre pasaban desapercibidos.

-ayy hija cuando sea así mándanos un mensaje para ir por ti- decía la señora observando a lo lejos como unos arbolitos se movían pero ella pensaba que a lo mejor se trataban de un perro o unos gatos.

-siii, maammmm, disculpameeahhhhh, no volveraaa a pasaraahhhhh, mami tengo que colgaraaahhhhmmmmm- los gemidos de la nena ya eran más descarados, su mama notó esa rara forma de expresarse de su hija así que procedió a preguntarle.

-hija, te noto rara, estas bien?- y es que el viejo aun acostado la penetraba con ganas, moviendo sus piernas como rana panza pa´rriba.

-si maaa, solo estoy alggooouuuhhhhhh- el descarado viejo tallaba uno de sus dedos por todo el contorno de su ano, el sensible y aun virgen asterisco de la nena se contraía.

-hija, estas bien, que tienes???- respondió su mama pues ese gemido no había sido normal.

-nada mamiiihh, solo me pegué en mi deedoooooo gordoo, jijiji, mmmm, ya vezzz, por venir platicando contigooouuummmm ahhhhhhhh,- el viejo daba un tremendo embiste casi queriendo partir a la chamaca, sin embargo ella no se molestaba, desde hace un rato que la situación la tenía excitada, tanto que su clítoris estaba el rojo vivo y rozándose exquisitamente con la venuda verga del viejo y a duras penas lograba tapar el celular para impedir que su mama escuchara los gemidos mas placenteros.

-ah bueno, te apuras para que cenes- dijo la mamá de la nena algo extrañada por los anormales sonidos que hacia su hija.

-si mamaahhhhhh, mmmmhhhhh- el viejo Marce se aferraba con ambas manos en cada una de las posaderas de la nena, clavaba sus dedos que se enterraban en las suaves carnes al mismo tiempo que comenzó a embestir a la nena, enterrándole su hirviente fierro hasta el fondo, como si quisiera que le saliera por su vientre.

Después de que madre e hija se despidieron la colorada nena le dijo a su viejo amante.

-Don Marce yaaaaaa, me tengo que ir-

-pero porque mi niñaaa, acaso no te gusta lo que hacemos a escondidas, jejejeje- el babeante viejo no daba tregua a la nena

-sii me gusta, pero mi mamá, se va a dar cuentaaaaaaa- la nena no dejaba de repasar su lengua por todo el contorno de sus femeninos labios.

-claro que no, solo no digas nadaaa- el viejo dejaba de penetrar a la nena pero aun así seguían platicando mientras continuaban acoplados, la nena aprovechó esto para peinar delicadamente a su hombre y de paso darle uno que otro besito en su mugroso cuello.

-no, no diré nada, pero ya me tengo que ir- la ruborizada nena trataba de agarrar aire, se acomodaba su cabello y limpiaba el exceso de sudor en su hermoso rostro mientras el viejo la manoseaba sin recato en todo su cuerpecito, ella en tanto ya veía estas caricias como normales.

-Cassandra pero prométeme que el viernes no irás a la escuela y nos pasaremos la tarde juntos tú y yo, en mi casa- el viejo por nada del mundo sacaba su soberbio palo.

-no Don Marce que cosas dice, no puedo faltar a la escuela, no tengo ninguna falta hasta ahora,- el viejo al quien poco le importaba la educación de la nena siguió.

-solo será un día, ándale, que mira que si te niegas te mando a tu casa desnuda-el viejo amenazaba a la nena con arrancarle las ropas, ella se asustaba pero también el hecho de ponerse en situaciones tan comprometedoras la hacían sentir ricas cosquillitas tanto en su vientre como en su vagina.

-no Don Marce, está loco, jijijij, bueno veré que puedo hacer- la nena aceptaba la oferta del viejo, más que nada por irse lo más rápido posible pues presentía que su mamá podría salir nuevamente en cualquier momento.

-entonces pásame tu celular para ponernos de acuerdo,- dijo el viejo mientras sacaba un celular modelo viejito pero funcional y más duradero que los que nos venden ahora.

-a ver, se lo anoto- dijo la nena aun ensartada en la verga del viejo pero ya haciendo lentos y cuidadosos movimientos pélvicos para desacoplarse, y después de una lenta y sufrida separación por parte de la nena ambos sexos permanecían unidos por restos de fluidos viscosos.

-listo,- la nena se incorporó y acomodaba sus ropas, esperó otros minutos para que su color regresara a la normalidad y de paso aprovechar para limpiarse las tímidas lágrimas que se le escurrieron por estar soportando ese desmesurado intruso de carne y cuando se vio lista se despidió del viejo con un tierno beso en los labios, aunque el viejo volvió a enseñarle como se deben de besar las parejas de enamorados y nuevamente hundió su lengua hasta el fondo de su boquita, la nena aceptó el cochino beso y por unos minutos se dedicaron a realizar un morboso y caliente intercambio salival.

El viejo y la nena se acariciaban pero esta estaba siempre expectante a que nadie los viera, no se dio cuenta cuando el viejo había separado sus labios de los de ella ni ponía atención hacia donde se dirigía la cochina boca de su viejo amante hasta que sintió que el viejo le bajaba su shorcito junto con su pantaleta, la nena se los quiso subir pero el viejo rápidamente comenzó a darle una buena comida de panocha, la nena toda excitada y tremendamente caliente solamente se recargó en la barda de la casa de al lado mordiéndose una de sus muñecas para evitar emitir deliciosos gemidos sin dejar de ver a ambos lados de la banqueta, sus bracitos se recargaron en la barda dejando al viejo libre para chupar, lamer y succionar a su antojo.

Cassandra abría mas sus piernas y movía sus caderas muy lentamente en forma de ondulaciones rítmicas para poder sentir hasta la última papila gustativa que conforma la lengua del viejo, este en tanto seguía devorándose ese exquisito manjar agridulce mientras emitía perrunos gruñidos ahogados por tanto jugo que absorbía.

Cassandra tampoco se daba cuenta de que el viejo deslizaba cada vez más abajo sus prendas, o se daba cuenta pero no hacia nada, hasta que estas llegaron a sus tobillos, el viejo levantó uno de los pies de la nena y le sacó ambas ropas para posteriormente levantar el otro y sacárselas por ahí también dejando a la nena desnuda de la parte de abajo solo para volver a hundir su áspera y arrugada cara entre sus piernas, lamia como desesperado, succionaba sus jugos con todo y clítoris, todo esto ya era insoportable para la nena quien no aguantaba la necesidad de vaciarse ahí en la calle y no fue hasta que el malvado viejo aparte de estarle succionando la papaya a esta chiquilla también se atrevió a meterle uno de sus dedos dentro de su encharcada vagina y moverlo tan rápido de forma penetrante hasta que consiguió que la nena se vertiera en un orgasmo para ella riquísimo dejándole ese aspecto desorbitado en sus ojitos, ahogando el vicioso grito con sus dos manos bien pegadas a su boca, aun así por entre sus dedos se podía apreciar saliva escurriendo.

El viejo se incorporó con la nena aun convulsionante para volver a fundirse en otro beso, la nena saboreaba nuevamente sus propios jugos ahora directo de la desaseada boca del viejo mientras con sus manitas apretaba las sucias ropas de su viejo amante, los jugos que aun salían de su conchita resbalaban por sus muslos y caían al suelo en forma de gotitas dejando un pequeño chaco en él.

-ahora Cassandrita, me quedaré de nuevo con tus calzoncitos- dijo el viejo guardándose los calzones de la chamaca dentro de su bolsillo del pantalón y dándole solamente el short.

-pe.. pero Don Marce, se me va a marcar- dijo la nena.

-jejejeje, Cassandrita, es que me gusta como huelen tus calzoncitos, así que no me insistas que no te lo devolveré, y será mejor que te pongas el short antes de que venga alguien y te vea encuerada, ahhh y otra cosa, esta noche no quiero que te bañes, quiero que te duermas así toda babeada por mí, que sientas mis babas en tu panochita cuando te acuestes a dormir, jejejejejeje- ordenaba el viejo, la nena solamente respondió con un:

-si Don Marce- mientras se acomodaba su short tratando de que no se le pegara a sus labios vaginales cosa que era imposible notándose esa raya que los divide, la jovencita se despedía ahora sí y se metía a su casa mientras el viejo se quedaba sentado en la macetera esperando a que pasara una muchacha que visualizó a lo lejos y quien había sacado de paseo nocturno a su perro, el suertudo can detectó un olor inusual en el suelo justo al llegar a donde el viejo, comenzó a olfatear y procedió a lamer los jugos de Cassandrita que se habían regado en el suelo.

-jejejeje, saben rico verdad?- dijo el viejo mientras no dejaba de verle el culo a su dueña, por cierto muy bien formado.

-mande?- la jovencita alcanzó a escuchar que el viejo dijo algo pero no le había entendido.

-ahh, que bueeeenas noches- dijo el viejo.

-buenas noches- respondió la nena.

-vives por aquí muchacha, no te había visto- preguntaba el viejo.

-si- la muchacha se limitaba a responder solamente lo necesario mientras jalaba a su perro, pero este se negaba pues parece le fascinaron los lubricantes vaginales de Cassandrita.

-ahhh, y tu perrito muerde?- dijo el viejo en forma de albur pero la nena no le entendió.

-ehh, no- solamente puso rostro de no entender el porqué de la pregunta, siguió jalando hasta que el perro dejó de lamer el suelo y procedió a seguir su camino al lado de su dueña.

-jejejeje, adiós mamita,- se despedía el viejo mientras la nena avanzaba mas rápido “no muerde, pero que rico ha de succionar las vergas, ahh como hay putas sabrosas en este barrio, creo que me mudaré por acá jejeje” decía el viejo en sus pensamientos.

Cassandrita entraba como rayo a su casa solo diciendo un ya llegué y rápidamente subía a su cuarto, cerraba la puerta y se agarraba su pecho, venia agitadísima pero dejó escapar una sonrisa pícara, sentía las babas del viejo impregnando su conchita, escurriéndoles por sus muslos humedeciendo su short a la altura de su bizcocho.


El viejo Marce estaba en su casa, miró su reloj y vio que era temprano, las 10 de la noche, estaba más que caliente por el faje que se pegó con la calientilla estudiante, su verga no podía adoptar esa flacidez de reposo y se mantenía rígida, terriblemente inflamada y con unas ganas de escupir todo su prolífico esperma.

-jejejeje, y si le marco a esa puta guarra para que me regale unas fotitos para masturbarme ya que no me pude venir dentro de ella- dijo el viejo y no lo pensó otra vez y mandó un mensaje de texto a Cassandrita pues su saldo no alcanzaba para llamadas.

En su cuarto la nena ya recuperada de la emoción de su primer público se preparaba para dormir con el babeado short cuando su celular vibró lo que indicaba un mensaje, hizo un gesto labial como de desagrado pues se imaginaba que era otra persona como por ejemplo algún compañerito de clases insistiendo con una tarea.

-hola mi amor como estas, sabes no puedo dormir, estoy pensando en ti y en lo que hicimos hoy afuera de tu casa- Cassandra entró en un estado de nervios, pero de nervios estimulantes, nuevamente una sensación de cosquillitas combinado con un vacío atacó su vientre, y no pudo evitar ruborizarse y expresar una sonrisita, estaba segura, era Don Marce.

Dudó en contestarle, pero algo la carcomía, quería seguir ese jueguito, tenía ganas de experimentar el ir mas allá, el llamar al viejo con esos apodos que solo los enamorados se dicen, la chiquilla se dirigió a la puerta de su cuarto y la cerró con seguro.

-hola mi amor, estoy bien, pero ya duérmase que ya es tarde :p- contestó la nena, estaba rojísima, era la primera vez que llamaba así a alguien y por su mente lo último que pensaba era que se trataba de un viejo el afortunado de recibir tales halagos.

Del otro lado Don Marce casi se corre de la emoción de ver el mensaje y la manera en que la nena lo llamaba,

“ahhh está puta, unas culeaditas mas y se viene a vivir conmigo jejejejeje” pensaba el depravado sujeto.

-es que no puedo dormir, quiero verte, iré para allá ahora que ya sé dónde vives- el viejo se reía de lo pendeja y caliente que había salido la Cassandrita al tiempo que se masajeaba su verga, estaba tan caliente que sudaba de las manos, pies y axilas.

La nena veía el mensaje y se lo creía, pero de ningún modo iba a permitir que su viejito fuera a verla, era muy tarde y podría pasarle algo.

-no Don Marce ya es tarde, no venga, la calle está muy oscura-

-si es cierto, pero es que de veras quiero verte, jejejeje ya sé, porque no me mandas una fotito tuya así como estas vestida- el caliente viejo ponía rostro enfermamente pervertido, hasta los mocos colgaban de sus narices.

-jijijijiji, pero Don Marce, ya me voy a acostar y solo tengo puesto ropa de dormir- dijo la nena, algo presentía de toda esta conversación, no era tonta; pero también algo de todo esto le gustaba, y ese gusto se comenzó a traducir en una serie de exquisitas palpitaciones en su panocha, nuevamente la nena se calentaba, apretaba sus muslos y aun podía sentir las babas del viejo cubriendo su sexo.

-no importa mi niña, solo unas cuantas, de tu carita y tu cuerpecito rico- esta última palabra se le había escapado al viejo, la escribió solo porque la calentura le había ganado a la hora de escribir pero se dijo que serviría para medir el comportamiento de la nena con respecto a su vulgar lenguaje, “a ver que puterías escribe” pensaba el viejo.

-bueno ahí le va una- fue la respuesta de la nena, el viejo no cabía de gozo, esos segundos en los que cargaba la imagen se le hicieron eternos, pero se decepcionó porque la nena solo mandó su carita haciendo sin querer una cara de puta a mas no poder sacando su lengüita.

“no si no cabe duda que si lo eres jejejejeje” el viejo nuevamente movía sus dedos para mandar otro mensaje,

-que hermosa esta mi princesita, pero me gustaría una en donde salga todo tu cuerpecito- el caliente viejo ya hasta sentía ganas de orinar debido a lo rígido de su verga, pero el gusto fue mayor al ver a su nena ahora de cuerpo casi completo, de las rodillas hacia arriba y parada enfrente de un espejo, solo vestida con una camisetita ombliguera dejando al aire libre su cintura y el humedecido short que se ajustaba sugerentemente a sus desarrolladas caderas de hembra lista para ser fecundada.

El viejo prestaba detalle, principalmente a ese húmedo panuchón siendo apretado y marcado por la fina tela, sabía que estaba húmedo por sus babas así que comenzó a masajearse la verga más rápido y a babear descontrolado, teniendo que usar su vieja sabana para limpiarse el exceso de salivas.

Del otro lado la nena estaba en duda, nunca se había expuesto así, en su face no tenía fotos con ese nivel de semidesnudes, pero confiaba en el viejo, creía eso de que la quería ver y pensaba que con eso se entretenía, pero su joven mente la empezó a reprender.

“ehhh, que hice, yo no me exhibo, eso no está bien, eso es de niñas locas” decía la jovenzuela mientras mordía su labio inferior.

“se habrá enojado, porque no contesta, Don Marce” la desesperada nena veía que ya habían pasado algunos minutos y el viejo no contestaba, ignoraba que el viejo estaba en plena faena ahí en su cama despescuezando su verga como un loco, y si, Don Marce yacía acostado en su cama con su calzón ligeramente bajado y su verga elevándose como mástil siendo masturbada con violencia mientras esta empezaba a emitir las primeras fumarolas de espeso liquido preseminal.

“y si le mando una…… desnuda” la nena pudo sentir como al final de ese pensamiento una pequeña cantidad de líquido se desprendió de su sexo, empapando aun mas su tentador short, si perder tiempo se despojó de sus atuendos quedando completamente desnuda, pero al estar a tan solo para apretar el flash otro pensamiento morboso la detuvo.

“y si le mando una solo de… ahí” la nena se refería a mandarle una de su parte más íntima, su panochita, su pequeño cargo de conciencia que hace poco la amonestaba ya había desaparecido, así que se sentó en su cama y dirigió su manitas a esa parte y con dos de sus dedos la abrió un poco mostrando sus rosadas paredes internas y el brillo vaginal que las caracterizaba, la nena muy roja de la pena pero también con la calentura a mil sacó su foto y sin dejar pensar a su conciencia la mandó mientras risueña escondía su cabeza entre una almohada.

Del otro lado el viejo casi se infarta, la imagen era tan nítida que casi podía oler la lubricación de la nena, esto hizo que no pudiera más y derramara su fértil esencia masculina sobre su peluda y enorme bola de panza, tomando un pedazo de papel de baño del rollo que siempre lo acompañaba en la cama y arrojando el desecho al suelo junto con el resto.

-ahhh, mi amor ya estoy satisfecho, me acabo de pegar una despescuezada que ni te imaginas, todo gracias a tus fotos llené de leche el piso- el viejo aumentaba su nivel de vulgaridad y plebeyez, quería ver la respuesta de la nena.

-Don Marce, yo también me estoy tocando- fue la respuesta de la nena quien ya sabía que el viejo al decir despescuezada se refería a menearse su verga y por supuesto entendió eso de llenar de leche el piso, el viejo quedó extasiado con el nivel de zorrería que la nena guardaba muy en su interior y con más razón estaba dispuesto a explotarla.

“ahh zorra caliente,” pensaba el viejo “pero el viernes me desquito” de mas esta decir que la pendeja siguió proveyendo a su viejito de otras cuantas fotos, igual desnuda o metiéndose sus delicados deditos en su panochita o de su coqueta carita con su tremendo culo desnudo de fondo, el caliente viejo volvió a vaciarse en semen para terminar su noche calientito.


Jueves a la hora del receso…….

El asqueroso gordo enfermo del maestro Pepe deambulaba por los pasillos de la cafetería escolar observando a las nenas y de paso buscando un lugar para sentarse, pero todas las bancas estaban ocupadas excepto una, la de su colega el maestro Teófilo (maestro de laboratorio).

-jejeje, que vergas haces pendejo?- dijo el maestro Pepe quien notaba la lujuriosa mirada de su colega hacia las niñas.

-pues comiendo gordo cabrón, que no ves jejeje-

-cómete esta viejo pedófilo jejejeje, ya solo vives de eso verdad de andar espiando a las putitas- dijo Pepe.

-a las putitas y a las putonas, mira nada mas eso que va ahí- los dos pervertidos animales dirigían sus insanas y calientes miradas hacia la maestra Asdany, quien más que maestra era una estudiante de psicología haciendo su servicio pero los niños la veían como una docente más, ella vestía un atractivo vestido turquesa ajustado de arriba pero tipo falda de vuelo de abajo, un poco más arriba de sus rodillas y sumado a sus exageradas zapatillas (que usaba para ganar altura ya que era chaparrita) le daban una silueta sumamente sensual y digna de ser admirada tanto por alumnos como por maestros, además tenía los ojos de un color miel muy elegantes y su cabello era casi rubio sin ser teñido, todo natural, sin alardear de la carita de nena que poseía y que bien podría ser confundida como una alumna más, y con toda esa frescura que brinda un joven cuerpo de 21 años.

-adióoooos maestra- dijo el maestro Teófilo sin tener respuesta de la psicóloga solo una mirada de rechazo y altanería pues ya sabía que tipo de fichita era.

-pinche puta, te has de morir de ganas por que te reviente ese culo que te cargas- decía el viejo.

-una vieja como esas nunca nos haría caso viejo rabo verde jejejeje, yo por eso me conformo con mis videos, por cierto me acaban de pasar de una nena de la escuela de acá abajo, mamándosela a un mocoso, te lo paso- dijo el maestro Pepe

-jejeje a ver pásamelo- ambos viejo encendían sus bluetooth para poder intercambiar el archivo.

-pero no hay que perder las esperanzas Pepe, ve al Juan Osorio o al José Alberto Castro o al Alejandro Camacho, esos cabrones jalan viejas buenas, si esos pendejos pueden porque nosotros no?- hablaba Teo.

-ahh pero no mames, esos pendejos porque tienen billete, o me vas a decir que es porque están muy guapos, creo estoy más guapo yo jejejejeje (decía el espantoso viejo con sus ojos todos lagañudos), no mames cuando vas a comparar el sueldo de esos cabrones con el mísero salario que nos pagan como maestros, hasta crees que esas putas viejas andan con ellos por su nobleza y sencillez, jajaja, apuesto mis dos huevos a que es por la cartera, a quien quieren agarrar de pendejo?,- respondía el maestro Pepe.

-aun así no te voy a negar que está muy comestible la maestrita güerita y si me lo pidiera si le hacia el favor, tiene las nalgas bien duritas, pero sabes quién me calienta más, Cassandra, pos creo que también es alumna tuya- volvía a decir el maestro Pepe.

-jejeje, ya se las agarraste?-

-ya, la semana pasada, estaba arriba de una escalera poniéndome el culo- respondió Pepe.

-Cassandra???, ahhh si la de la faldita negra, que en la fiesta trajo unas zapatillotas que se veía que ni podía caminar- decía Teo.

-ándale, esa zorrita, ese nivel de pendejez es lo que más me encula de una niña de esas, la pinche maestra se ve que ya está más entrenada que nada, pero si un día se me ofrece claro que no le haría el feo, le mamaria el bollo hasta que me ahogue de tanto jugo jejejeje- hablaba Pepe mientras hacia un circulo con su dedo pulgar e índice y metía su babosa lengua por dentro de este, como si estuviera lamiendo eso, un bollo.

-ahh si esa también está bien buena, y las chichotas que se carga que ni la bata de laboratorio se las disimula, cada día que le toca clase conmigo se me para la verga con solo ver como su formadito cuerpo combina con esa cara de escuincla, como me gustaría decláramele jejeje decirle que tengo ganas de mamarle las chichis.- el maleducado maestro Teo hablaba con la boca hasta la madre de comida, expulsando restos de comida cada que hablaba.

-cállate viejo verraco, yo la vi primero, esa chiquilla es mia,- dijo Pepe.

-jejejejejeje, y como le harías para que caiga una pendeja de esas, si cada día estas más panzón???- preguntaba el maestro Teófilo.

-prefiero estar panzón y no así como tú de flaco lombriciento pero no sé, espero que el señor que está en los cielos me conceda ese regalito, por eso estoy yendo a la iglesia todos los domingos a hacer puntos jejejeje, a eso se va no?- decía Pepe.

-viejo macuarro, no sé cómo madres te dieron el título de maestro si se te ve lo pervertido hasta por los ojos, mira, mira, la maestra, está platicando con esta otra maestra como se llama, la que dicen que tiene fama de piruja-

-Diana?-

-ándale, esa-

-han de estar platicando alguna de sus puterías, jejeje sobre la verga del burro o la mía jeje, par de viciosas asquerosas mamadoras de verga y tragadoras de leche, bueno mi depravado amigo brindemos por las putas las cuales por lo menos tenemos el gusto de mirar y masturbarnos con ellas jejejeje- reía el viejo Pepe.

Del otro lado las jóvenes maestras platicaban temas no muy alejados a los que los viejos se imaginaban…

-y él está muy emocionado porque quedó entre los seleccionados pero dice que lo malo es que no lo veré por mínimo un mes cuando lo llamen- decía la maestra Asdany.

-ahí amiga pero ya es un hecho que se va?, ya viven juntos?- preguntaba Diana.

-si es un hecho, no, apenas estábamos planeando eso pero salió este otro imprevisto- las jóvenes educadoras platicaba sobre el novio de Asdany, un muchacho joven y deportista que alineaba en las filas de las reservas de un importante equipo de futbol y que gracias a que unos visores habían visto sus cualidades como futbolista ahora tenía la oportunidad de ir a realizar las pruebas para ver su calificaba al primer equipo, dichas pruebas duraban un mes y tenía que ausentarse todo ese tiempo sin poder ver a su atractiva novia.

-jijijiji, vas a sufrir cuando no tengas con quien-

-con quién qué?- respondía Asdany.

-pues con quien ponerte a jugar a las atrapadas-

-ay Diana, tu solo pensando en eso-

-que!!, apoco me vas a decir que no lo hacen seguido, jijiji vamos mujer dime fechas, cuantas veces al día?-

-uhhh, esta semana… ay no me da pena- la joven psicóloga se ponía roja.

-ya dime, no estas con tus maestros de universidad así que deja de hacerte la puritana conmigo si te vistes como toda una prosti más que como maestra jijiji- la confianza que habían creado estas dos jóvenes hembras ya les permitía llevarse de este modo.

-jijiji, ehh, esta semana lo hicimos todos los días, y el domingo fue doble- la maestra tenía la ventaja de que vivía sola, así que su novio podía írsela a enchufar cada que quisiera.

-ehhh, amiga que aguante,- ambas maestras reían sin saber que eran escaneadas por los pervertidos de sus colegas, sin embargo Diana no se imaginaba que su amiga no era satisfecha del todo en materia sexual, no porque su novio fuera impotente  o lo tuviera muy minúsculo, era normalito, sino más bien era precoz.

Si la maestra tenía suerte su atlético macho se le montaba y pasado seis o siete embestidas este ya estaba vaciado, si bien su novio contaba con el permiso de vaciarse adentro de ella él siempre utilizaba condón, además Asdany también utilizaba la píldora pues en los planes de ambos aún no estaba el procrear, Diana era más libertina, se había acostado con cantidad de hombres y contaba sus aventuras a su más discreta amiga, le revelaba que había hombres con un aguante envidiable, que duraban horas penetrándola sin parar, haciéndola gritar y jadear como una perra (así de gráfica era ella), nalgueándola, meneándola para allá y para acá como muñeca de trapo, arrastrándola por toda la cama, esto despertaba cierto interés reprimido en Asdany por conocer más, muchas veces su amiga la invitaba de antro pero la maestra psicóloga se negaba, sabia a lo que irían y ella no era así, lo último que estaba en su mente era una infidelidad hacia su novio, pero lo que más le curioseó a la psicóloga fue cuando su amiga le confesó que una vez tuvo sexo con un hombre que la tenía enorme, de casi 25 centímetros y que cuando se la clavó sintió que la partían pero que eso no le había quitado lo delicioso, claro que Asdany no creyó que hubiera un ejemplar de esas cualidades suelto por ahí pero la duda se le quedó, ¿habrá en realidad hombres con semejantes atributos físicos?

-oye, Diana, en serio crees que me visto muy exagerada- la maestra cambiaba el tema.

-ay amiga, sí llamas mi atención que soy mujer, con más razón la de los hombres, en especial esos morbosos enfermos como aquellos dos que están allí sentados- la maestra Diana se refería precisamente al maestro Pepe y el profe Teófilo quienes al ver a Diana voltear hacia ellos dirigieron sus miradas para otro lado.

-míralos, míralos, no le quitan la mirada a las niñas de encima, pinches viejos rabo verdes te juro que los veo y me da un asco, hasta se me revuelve el estómago, ay ya hasta se me fue el hambre, y dicen que igual que ellos es el viejo de la tienda de aquí enfrente- dijo Asdany solo para tomar cuerda y empezar a soltarse.

-no y te cuento, que el otro día estaba yo poniendo los adornos de cuando la fiesta del estudiante, estaba yo arriba de la escalera tratando de llegarle a la puerta de mi salón y no va pasando este….. viejo de Pepe y me da una nalgada, me puse roja pero de coraje.-

-amiga y que hiciste-

-umm, que me bajo y le digo todas sus verdades, no le quise decir al director porque me da lástima pobre viejo además de que yo no pertenezco a esta institución y no quisiera que me llamaran la atención mi coordinadora, ni a mi novio que de seguro le hubiera roto toda su nariz de puerco seboso, ahh pero eso sí, nada más llego a enterarme de que le ha faltado al respeto a alguna alumna y lo refundo en la cárcel, no sé cómo se puede tener gente así trabajando de docente, que asco la verdad- las joven psicóloga sacaba un espejo de bolsillo y un enchinador de pestañas para levantárselas, hay muchos maestros que ejercen esta noble profesión con toda la dedicación del mundo, en un afán por inculcar el conocimiento al futuro de nuestras sociedades, pero en cada árbol siempre hay una fruta podrida, en este caso dos, el seboso de Pepe y el raquítico de Teo.


Viernes a medio día……

Cassandra salía de bañarse, ese día instintivamente se sentía más sensual y coqueta que nunca, toda una mujercita, veía el reloj constantemente y notaba cierto nerviosismo en ella, estaba por volver a entregarse a su viejito, recordó que aún tenía en su poder una de las revistas que el viejo le prestaba y pensaba aprovechar el día para devolvérsela ya que al parecer le iba a quedar mal.

Se vistió con su traje de escolar así como con otra blusa debajo de la blusa de la escuela y un short por demás minúsculo junto a su pantaleta debajo de su falda, no iba preparada como para quedarse toda la tarde con el viejo, había cambiado de opinión y pensaba irle a explicar a Don Marce sus motivos, se maquilló ahora un poquito más de lo usual, algo que hacía ya más seguido desde aquella su primera vez.

Terminó por peinarse su hermoso y largo cabello para adornarlo con un listón azul rey a juego con su uniforme, un poco de perfume alrededor de su cuello sin caer en lo empalagoso y un fino brillo sabor cereza que contrastaba hermoso con su blanquita piel, ya una vez lista tomó su mochila y con una hora de anticipación salía de su casa con destino a la tienda del viejo a quien había entregado por primera vez su cuerpo.

-ya me voy mamá- dijo Cassandra.

-yaa, porque tan temprano hija?- dijo su mamá

-es que tengo, voy a pasar a la casa de una compañera por lo de un trabajo que vamos a imprimir,- la nena decía lo primero que se le venía a la mente aunque era cierto lo de entregar un trabajo, tarea que ella ya había impreso.

-ahh, bueno, te cuidas hija- dijo su mamá quien se disponía para irse a la zapatería donde trabajaba, propiedad de la familia.

Cassandrita salía de su casa vestida en su atrayente uniforme escolar compuesto por una ajustada blusita blanca con dos de los botones superiores desabrochados, mostrando ese redondo inicio de sus turgentes melones así como una sugerente falda que se amoldaba perfectamente a sus desarrolladas caderas, aunque esta era de tablones remarcaba sus esplendidas y sugestivas curvaturas, en su trayecto dejaba un sensual aroma gracias al perfume que usaba, el viento mecía delicadamente su azulado cabello y jugaba con el listón que la nena llevaba amarrado cerca de su mollera.

La nena llegó a su destino, a una distancia corta veía con un brillo especial en sus ojos como la tienda de Don Marce estaba abierta y lucía vacía al igual que la solitaria calle que en menos de una hora se abarrotaría de autos y personas, con nervios en su cuerpo que se traducían en un leve sudor frio en sus delicadas manitas avanzó volteando constantemente a los alrededores asegurando que no era vista por nadie.

Llegó al mostrador de la tienda pero el viejo no se encontraba,

-Don Marceeeee!!- llamó la nena.

-Don Marceeeee!!- volvió a insistir la nena pues no recibía respuesta del viejo.

El viejo desde el baño escuchaba que alguien lo solicitaba, rápidamente vaciaba su orina, se metía su enorme verga acomodándola entre sus pantalones y subía el cierre de su cremallera cuidando de no agarrársela para salir a ver quién le llamaba, todo esto sin ni siquiera lavarse las manos.

-pa´la verga, no dejan miar a gusto, pinche gente- decía el morboso viejo.

El viejo salió y para su sorpresa la persona que lo buscaba se trataba de Cassandrita, la niña enfundada en su traje escolar desviaba su mirada para todos lados excepto en dirección a los del viejo, se sentía apenada por lo sucedido y no sabía ni que palabra comenzar a articular, se rascaba su cabecita y jugaba con un mechón de su hermoso cabello señas de lo nerviosa que se encontraba al estar en presencia del viejo que le manoseaba su cosita.

-vaya, vaya, Cassandrita, que sorpresa verte por aquí tan temprano- dijo el viejo de forma morbosa y mirando a la nena como solo un sátiro puede hacerlo, sin embargo la nena era la única que no percibía esas miradas como lujuriosas.

“jejejeje, como lo pensé, esta putita se le calentó su papayita antes de tiempo y viene a que se la toque” decía el viejo tallándose su mentón todo rasposo por la barba mientras sus ojos se desorbitaban tratando de observar más allá del atrayente escote de la nena así como un ligero hilo de baba caía de entre sus labios.

-Don Marce, buenos días, aproveché para venir a devolverle su revista- dijo la nena muy penosa pero con una tímida sonrisa, aunque no se animaba a decir el verdadero motivo de su adelanto.

-yaaa, tan rápido, no te la quieres quedar otro día pa´que la ojees- decía el viejo mientras pegaba su pelvis al mostrador para ocultar su naciente erección.

-no Don Marce, gracias- dijo la nena y cuidando de que no entrara ningún cliente sacó la revista de su mochila y la puso en el revistero, levantándose de puntitas para alcanzar el lugar que le correspondía, a pesar de lo ya vivido la nena se sentía avergonzada por el hecho de que este viejo supiera de su gusto por las historietas pornos.

-pero seguro quedrás llevarte otra, o no?, mira me acaban de llegar unas que están que que bruto- dijo el viejo pero para su sorpresa Cassandra se negó y puso rostro como indeciso y preocupado.

-qué te pasa mi niña- el viejo se pegaba más a la niña abrazándola y aplastándole su cabecita en su malformado cuerpo, por un momento el abrazo volvió a ser algo paternal mientras la nena tímidamente enrollaba sus bracitos alrededor de la cervecera panza del viejo, esta vez la estatura de Cassandra era inferior a la del viejo pues para la escuela usaba zapatos bajitos.

-te sientes mal por lo de ayer?, ehh- el viejo tomaba el delicado mentón de la nena haciendo que los ojitos de Cassandra voltearan a verlo, intuía que a lo mejor la nena aún no estaba lista para fajársela en la calle y esto le había causado una gran impresión.

-que tienes mi niña??, dime- decía insistente el viejo quien ya estaba empezando a preocuparse por el repentino cambio de la nena, en el fondo imaginaba que Cassandra había contado lo sucedido a alguien de confianza y esto lo estaba empezando a asustar y a traspirar como cerdo.

“me lleva la verga, falta que esta pendeja haya abierto la boca, y no precisamente para mamarse una verga”

-Don Marce- al fin el viejo tenía una respuesta por parte de la jovencita.

-Don Marce yo….. es que yo no debo faltar a la escuela y creo que le voy a quedar mal en lo que acordamos- la nena volvía a hundir su rostro entre los caídos pechos del viejo, no sabía cómo expresarse ante el depravado sujeto, sin embargo se había arrepentido de último momento con respecto al acuerdo que tenía con el viejo.

-pero como esta eso Cassandrita, ya habíamos hecho planes, lo prometiste- dijo el viejo.

-si lo sé, pero es que no quiero que usted piense mal de mí, y si yo falto a la escuela quedaría como una chiquilla loca a los ojos de usted, y ya bastante tengo con que sepa que me gusta leer revistas, y con lo que hicimos ayer, le juro que yo no soy así y nunca había hecho eso con nadie- respondía la nena pensando que el viejo se habría decepcionado de ella por la forma tan fácil en que caía.

-mira mi niña, no tienes de que preocuparte, como podría yo pensar mal de ti, una niña tan bonita como tú, si lo de ayer fue maravilloso- lentamente las manos del viejo subían por las piernas de la nena levantando la ahora más discreta falda que cubría los hipnotizantes glúteos de la joven estudiante.

La nena sintió las atrevidos toqueteos, aunque Don Marce ya la había hecho suya aun le quedaba algo de pudor a esta jovencita por lo que procedió a querer alejarse pero el viejo al sentir el femenino desprendimiento la pegó más a él al tiempo que comenzó a aspirar el delicado perfume con el que la nena solía impregnar su blanco cuello.

-mmmmmmm, que rico perfume Cassandrita, que rico hueles- dijo el viejo mientras aprovechaba para darle la vuelta a manera de que él quedara a las espaldas de ella.

El viejo ya atrás de ella se apoderó de la estrecha cintura que la nena había estilizado en sus ejercicios, se asomaba tantito para admirar como el escote de su blusa intentaba cubrir las frondosas y bamboleantes chiches y metía sus arrugadas manos dentro de la blusita de la nena, sacándosela de su falda para así poder palpar con sus dedos la suavidad de su piel, con sus arrugados dedos tallaba el suave vientre de Cassandrita mientras ella solo se meneaba para los lados intentando zafarse aunque sin mucho éxito ni mucha convicción.

Durante estos meneos el culito de Cassandra sin querer se repegaba a la altura pélvica del viejo Marcelino, la verga del viejo sentía los femeninos roces y reaccionaba aumentando considerablemente su tamaño y grosor, sus venas se hinchaban drenado la sangre para que este musculo pudiera manifestarse en toda su masculinidad, Don Marce ya babeaba de gusto al ver que nuevamente los intentos de Cassandra por separarse no eran muy autoritarios.

El viejo desesperado y con su verga completamente parada no aguantó más y con sus manos comenzó a recorrer el cuerpecito de Cassandra, desde su vientre hasta sus suavecitos senos, deteniéndose en estos y apretándolos sobre el sostén, dándoles descarados manoseos con el portón de la escuela en la acera de enfrente como testigo, claro que a esa hora los alumnos del turno matutino se encontraban en sus respectivas aulas y los maestros lidiando con ellos.

-Don Marce noo, nos van a ver- la nena intentaba zafarse pues la cortina de lámina estaba abierta y tenía miedo de que en cualquier momento hiciera su aparición algún cliente, la chiquilla estaba consciente de que el viejo podría meterse en problemas al estar ambos así, y era lo último que deseaba.

La babosa lengua de Don Marce que escurría en saliva hacia su petición por recorrer el exquisito cuerpo de tan jugosa jovencita, rápidamente el viejo hizo caso a su músculo lingual y procedió a lamer la sensible orejita de la nena, ella comenzó a suspirar amorosamente por las ricas cosquillitas que el viejo le estaba regalando de nuevo, el viejo movía su lengua morbosamente llenando de asquerosas babas el conducto auditivo de la nena libre de cualquier residuo de cerumen.

-Don Marceeee, noo, nosotrosss no debemos ahhhh- un gemido impidió que la nena terminara su frase pues el viejo ya metía su asquerosa lengua dentro del conducto auditivo como si se la estuviera cogiendo por la oreja.

-jejjeje, tranquila Cassandrita, nadie nos va a ver- el viejo seguía lamiéndole la orejita mientras sus viejas manos apretaban cada uno de sus duritos melones.

La nena poco a poco se iba entregando a las deliciosas caricias que provenían del despreciable viejo que se la pasaba desvistiendo con la vista a cuanta jovencita entrara a su tienda, y en un arranque de tremenda calentura llevó ella misma la arrugada mano del viejo y la metió dentro de su falda, el viejo no se hizo del rogar y sorprendido por la caliente acción de la mocosa procedió a bajar su mano hasta llegar al pequeño calzoncito para posteriormente meter sus dedos y comenzar a tallar la delicada conchita de Cassandra, la sorpresa del viejo fue mayúscula al sentir la tibieza de un néctar emanando por la rajita y calientemente comenzó a rascar suavemente con su dedo medio la delicada entrada vaginal haciendo temblara la chiquilla con tan finos movimientos.

-Don Marceeee, nos van a ver, mmmmm- decía la nena quien ya comenzaba a sudar más que nada por la adrenalina a ser descubierta en tan comprometedora escena, pero a decir verdad esto era lo que tenía prendida a Cassandra, la idea de que alguien entrara y descubriera a una tierna niña siendo manoseada de sus partes por un viejo feo la estaba calentado al punto de comenzar a restregar impúdicamente su culito en el cuerpo del calenturiento viejo, para esto la nena se arqueó ligeramente siendo su culito la parte de su cuerpo que se pegaba al viejo.

El morboso viejo lamia sensualmente la suave orejita mientras su mano libre desataba el listón que la nena se había puesta para adornar su cabello y de esta manera todo su esplendoroso cabello cayó en toda su hermosura y brillantez, la nena ladeó su rostro y llevó sus carnositos labios para fusionarlos en un fogoso beso de lengua con los del viejo, la nena pensaba que esta era la forma en que una pareja de amantes se debía de besar y enrollaba obscenamente su lengua con la del viejo mientras este seguía manoseándola en sus partes y en sus senos.

El viejo se dejó hacer y correspondió el beso de la nena, pero a la vez la empujaba metiéndola dentro del mostrador quedando la caliente pareja besándose en el lugar en donde Don Marce recibe a sus clientes, ambos amantes se devoraban las bocas mientras se abrazaban y se apretaban el uno al otro, la nena y el viejo poco a poco comenzaban a suspirar y gemir producto de los fogosos besuqueos.

El viejo sacó sus empapados dedos del sexo de Cassandra, la nena ya era presa de una incontrolable calentura que recorría por toda su sangre, no se explicaba por qué se sentía tan caliente, por qué su vagina se sentía tan deseosa de que la verga del viejo la penetrara hasta el fondo nuevamente, ella misma lo reconocía “porque estoy tan caliente si es un viejo feo”.

El viejo se sentó en un banquito que utilizaba para descansar cuando se agotaba de tanto estar parado, la nena inexplicablemente levantó su faldita, se abrió de piernas, se sentó arriba del viejo y comenzó a comerle la boca, la nena estaba tan desesperada que ella misma metía su lengua dentro de la asquerosa boca del viejo poblada de dientes amarillos y restos de comida, ambas lenguas jugaban dentro de las unidas bocas como queriendo atraparse la una a la otra, el viejo llevó ambas manos a los carnosos glúteos de la nena acariciándolos sin pudor y levantando la falda al punto de que quedara a la vista el moradito short que apretaba los carnosos glúteos y se le metía en la raya del culo.

-mmm, Cassandrita que rico besas, que boquita de rica tienes,- decía el viejo con cierta dificultad pues la nena prácticamente le impedía hablar con ese desesperado besuqueo, además de meterle su lengua la nena también lo llenaba de besos en los cachetes, cara y cuello, para después ella misma comenzar a lamerle el mugroso cuello que era surcado por varios anillos de suciedad mientras el viejo le jalaba su short con todo y pantaleta haciendo que esta se le pegara exquisitamente a su sexo mojándose de los lubricantes que de esta parte brotaban.

-Don Marce uuuuhhhmmmm- decía la caliente chiquilla mientras comenzaba a moverse copulatoriamente arriba del viejo pero aun sin llegar a la penetración.

-ayyyy mi niñaaaaaa- la caliente pareja estaba en lo suyo olvidándose de todo lo que ocurría a su alrededor, no alertaron cuando un par de escuincles ya se acercaban a la tienda, era temprano pero estos dos imprudentes chiquillos tenían que ir a la papelería-internet que estaba cerca de la tienda del viejo.

El viejo alcanzó a oír dichas pláticas procedentes de los chamacos así que pensó rápido, aprovechó la altura del mostrador y procedió a desabrocharse su cinturón (poco le importaba que lo vieran, aquí quien perdía era Cassandra) e hizo una seña a Cassandra de que se arrodillara pero ella se negó, sin embargo el viejo la tomó de sus hombros y la empujó hacia abajo, el hermoso rostro de Cassandra quedó a la misma altura de la rechoncha verga de Don Marce la cual lucia babosísima después de la motivación por los exagerados besos que ambos se mandaron, le nena veía esa gorda tranca que hace unos días la desvirgó, veía su descomunal palpitar, sus huevotes colgando pesados como campanas, la enorme mata de pelos canos y negros completamente enmarañados, el olor a verga le llegó a su nariz, ese olor que anteriormente la había hechizado y que esta vez no era la excepción, solo que esta vez estaba combinado con orines.

-aguántame tengo sed, voy por un refresco- se alcanzó a escuchar decir a uno de los muchachos.

Tímidamente la blanca manita de la nena se fue apoderando de la traspirada tranca, sus sensuales labios se abrieron para comenzar a repasar toda la dura extensión del miembro, procurando claro que sus dientes no tocaran esa parte sensible del viejo, la nena comenzaba a deslizar su húmeda lengua empezando a impregnar con su saliva las grotesca aberración que le viejo poseía por verga.

-ahh que lengüita mi niña, sigue, sigueee, que rico- el viejo apoyaba sus manos en la cabeza de Cassandra y la guiaba indicándole la velocidad precisa con la que se debía mover mientras ella realizaba lentas succiones de verga vieja dentro de su boquita, todo esto mientras un jovencito sacaba un refresco del refri.

En eso el joven hacia acto de presencia en el mostrador……

-buenas tardes, cuánto es??- preguntaba el niño refiriéndose al costo del refresco.

-diez pesos- contestó el viejo de mala gana.

-pues si we, ayer se fue la luz en la colonia y no mames no pude ir a imprimir, y hoy tampoco todavía no llega,- decía uno de los jovencitos, Cassandra paró en seco, había reconocido la voz de ese niño, se trataba de su compañerito Armando quien estaba a escasos dos metros de ella, la ventaja era que la protegía el mostrador y eso impedía que su enamorado la viera en semejante situación.

El viejo notó cierta incomodidad en la nena al escuchar a los chamacos, volteo a ver al niño y se dio cuenta de que este venía con otro que seguido andaba entre los que seguían a la chamaca, entonces dedujo que eran compañeros suyos, pero tomándola de la cabeza comenzó a dirigirle nuevamente sus rítmicos movimientos mamatorios mientras el chiquillo destapaba su refresco.

-de veras ni he visto si traigo la memoria, falta que se me haya olvidado- volvió a decir Armando y puso su mochila en el suelo buscando la usb en donde había guardado el trabajo.

-donde no la traigas pendejo, ya sabes cómo es la maestra Lety, te va a trabar- respondía su acompañante, Cassandra se detuvo otra vez sacándose la verga de su boca, escuchaba a sus compañeros ahí al lado de ella, volteaba a ver a Don Marce algo asustada y el viejo solo la veía las risas burlándose de ella, claro que esto Cassandra no lo notaba o no lo tomaba como burla, así que procedía a volver a acariciar con su lengua todo el largo del glande, embarrándolo de un dulce sabor cereza procedente de sus labios.

Si bien para Cassandra Armandito no significaba nada, el hecho de que la descubriera así sería algo muy vergonzoso, sin mencionar las consecuencias que se vendrían y la mala reputación que obtendría, algo dentro de ella le decía que se detuviera, pero tampoco podía levantarse así como así sabiendo que sus compañeros ahí seguían, así que ya estando abajo se dedicaba a seguir chupando verga esperando que estos pronto se fueran.

Cassandra seguía en su labor mamatoria, la húmeda lengua de la niña jugaba con la viscosa cabeza del viejo que ya expulsaba chorros de lubricante, el viejo ponía cara de gozo, su orgásmico rostro revelaba la situación por la que pasaba, recargaba sus manos en el mostrador y hacia tremendos esfuerzos por no correrse en la boquita de la nena, el apretar de esos labios y la suavidad de esa manita eran brutales, los niños ahí seguían hasta que Armando encontró su usb

-aquí esta, vamos, pero ya que te voy a pasar el trabajo por lo menos invítate el desayuno, mira que si la maestra se da cuenta nos va a trabar- dijo Armando.

-si yo lo pago, pero que se va a dar cuenta, putos maestros ni los leen, nada más le cambio el nombre y el tipo de letra y la portada y a la verga- los jóvenes hacían acto de abandono de la tienda del viejo dejando a la pareja más en confianza, los jóvenes se retiraban después de comprar sin preguntarse el porqué del babeante y pervertido rostro del viejo quien se espasmeaba continuamente y del cual se dieron cuenta.

El viejo babeaba como un perro, dicha baba formaba extensos lagos arriba del mostrador, la nena comenzó a suspirar tiernamente y a tallarse la babeada verga en todo su hermoso rostro mientras mantenía sus ojitos cerrados y sus pómulos rojísimos para después con su lengüita recoger esos restos babosos y lubricantes provenientes de la venuda herramienta carnal.

-cof, cof, cof cof, cof,- hubo un momento en que la nena comenzó a toser.

-cuidado Cassandrita, te vas ahogar- dijo el extasiado viejo.

-es que me la quiero meter toda- dijo la nena algo chiqueona,

-no te esfuerces de más, solo hasta donde te quepa “pedazo de puta” - dijo el viejo, esta última frase mentalmente.

La nena volvía a meterse la escandalosa malformación del viejo, abría lo más que podía su boquita tratando de alojar toda la apestosa voluminosidad del miembro de Don Marce, sin embargo las ganas de vomitar la vencían y tenía que retroceder en su intento.

Las enormes acumulaciones de saliva caían por entre las comisuras de los labios de Cassandra así como unas lagrimitas lo hacían de sus tiernos ojitos, además gruesos hilos de saliva caían por su barbilla empapando sus desarrollados senos, bra y parte de su blusa, un flujo salival naciente en su boca corría por su cuello y bajaba por en medio de sus melones empapando la blusa a la altura de su vientre, la nena veía como los toscos huevos del viejo se expandían y contraían repetitivamente mientras ella practicaba su amateur felación así que comenzó a jugar con ellos apretándolos cuidadosamente ya que sabía que era una parte muy sensible para los varones, agitaba esas carnosas bolas productoras de esperma mientras su boquita no daba abasto a tanta verga que ya a estas alturas estaba en su máxima prolongación.

La tienda del viejo seguía abierta y gracias a ello Don Marce pudo visualizar como más alumnos estudiantes del turno vespertino comenzaban a hacer su llegada,

-parece que ya están empezando a llegar más alumnos mi niña jejejeje, vamos que esperas, sigue, sigue comiéndome la verga- la nena escuchaba por primera vez palabras autoritarias por parte de su viejo, sin embargo no se asustó y se sacó la olorosa herramienta del viejo de su suave boquita.

-que pasa, porque no estás mamando?- preguntaba el sudado vejete quien parecía se empalmaba aun mas con ver como poco a poco la calle se empezaba a llenar de niños mientras tenía a una auténtica diosa arrodillada a sus pies.

-Don Marce, tengo que ir a la escuela, tengo que entregar un trabajo- decía la inocente chiquilla quien volteaba a cada rato hacia la entrada con la esperanza de que no entrara algún otro alumno y recordando cuando sus compañeros hablaron sobre el trabajo de la maestra Lety, la nena en su calentura se había olvidado hasta de la tarea.

-no vayas, pasémonos el día juntos mi niña- decía el acalorado viejo intentando que la nena perdiera un día de clases.

-no puedo Don Marce, tengo escuela y justo hoy tengo que entregar un trabajo muy importante, otro día se lo prometo-

-no va a haber otro día, me estas engañando- el viejo ponía un rostro entre enojado y triste para ver si así convencía a la chiquilla.

-no, se lo juro, pero hoy no puedo, enserio tengo que entregar un trabajo muy importante- la nena se separaba de la verga del viejo solo para responder a las preguntas, pero una vez respondidas volvía a meter esa tremenda herramienta en su boquita.

-y porque no le encargas a alguno de tus compañeritos que la entregue por ti,- dijo el viejo sacando una solución para todo.

-no puedo-

-Cassandrita, mi niña, solo quiero pasar una tarde contigo, le vas a negar a este viejito una tarde con una princesita- el viejo se retorcía en su silla pues la nena había empezado a mamarle la verga viéndolo a los ojos, esto solo lo hizo para que el viejo se diera cuenta de que ella le ponía atención a lo que él le decía sin imaginarse el calentón que le estaba dando.

-Don Marce, no me haga esto-

-está bien, vete, anda vete- el viejo expresaba un rostro muy triste casi al borde del llanto, la jovencita rápido se paró acomodando sus ropas, en eso se retiraba cuando escuchó los sollozos del mañoso viejo.

-Don Marce, que tiene?-

-nada, anda vete,- la nena volvía a poner su mochila en el piso para acercarse lentamente al viejo quien le daba la espalda, le daba cosa dejar al viejo en ese estado, así que empezó a meditar, “traigo la tarea solo hace falta dársela a alguien, a ver que maestro dejó aparte tarea, creo que nadie, pero creo que hoy dan los temarios de historia para el examen, solo que le hable a Lupe más al rato para que me los pase”.

-Don Marce, mire, le propongo algo, le daré mi trabajo a un compañero y regreso con usted sale- dijo la nena después de meditar su situación, el viejo al escuchar esto sonrió maliciosamente al ver exitoso su ridículo y patético chantaje.

-eso, no es cierto, no vas a regresar- sin embargo quería estar completamente seguro de que esta niña regresaría para pasar la tarde con él.

-si Don Marce, de veras- contestaba la nena.

-jejeje, déjame algo solo para confirmar que tendrás que regresar por el- el pervertido viejo estaba a punto de propasarse nuevamente con la jovencita, pediría algo a cambio ya que la palabra de la niña no lo convencía.

-ehh, le dejo mi celular- la inocente criatura ofrecía su prenda más valiosa hablando monetariamente, sin embargo viejos tan arrechos como Don Marce iban por otro tipo de prendas.

-no Cassandrita, algo más importante que tu teléfono, además como te lo voy a quitar, que tal si en ese momento recibes una llamada de emergencia jejejejejeje-

-eeh, no sé qué podría dejarle, mi mochila?, solo saco mi trabajo- preguntaba la nena.

-no mi niña, déjame tu ropa interior, jejejeje- el rostro del viejo se descompuso en algo perverso, algo degenerado, algo mórbido, sin embargo Cassandrita no veía esas corrompidas facciones, estaba tan acostumbrada a ver el rostro morboso del viejo que pensaba que esa era la faceta natural de su cara.

-queee? Don Marce, como le voy a dejar mi ropa interior, jijijiji, está loquito- decía la risueña nena.

-solo así estaré seguro de que regresaras, no creo que te quedes a tus clases sin tu ropita- el viejo casi se le salían los ojos de lo caliente que estaba, y es que con solo imaginarse la ropa interior de Cassandra cualquiera se calentaba.

-peroo, nooo-

-es eso o nada, mira Cassandra no quería ser enojón contigo, pero al ver que aún no comprendes tu posición con respecto conmigo tengo que portarme de esta manera-

-como????, no entiendo Don Marce-

-sii, como buena mujer debes de obedecer a tu hombre en todo lo que te diga, en este caso yo jejejejejeje, ahora se buena niña y dámelos, y será mejor que te apures antes de que alguien te vea-

La nena entró de nuevo al mostrador, levantó una de sus piernitas para sacarse su short junto a su pantaleta mientras el viejo no perdía detalle, posteriormente levantando la otra y así quedar nuevamente con la cajeta al aire, la nena no comprendía cómo es que no podía evitar obedecer al pie de la letra las pervertidas demandas del viejo, la nena recordaba las palabras de su amiga con respecto a su viejito y recordaba todo lo que se hablaba del mismo, pero ella se negaba a reconocerlo, Don Marce no era así y solo estaba asegurándose de que ella regresaría, además ellos ya se habían acostado y estaba en todo su derecho a pedirle lo que fuera, esto era lo que la nena manufacturaba en sus inocentes pensamientos.

-tenga- la nena daba sus enrolladas prendas al viejo quien casi se le salían los ojos de su enfermizo rostro, Cassandrita tomaba su mochila para irse a buscar a quien encargarle su trabajo cuando fue detenida nuevamente por el viejo.

-espera Cassandrita no tan rápido, solo me has dado tus calzones, te falta tu brasier y la blusita que traes puesta debajo de tu blusa escolar- el pervertido viejo no se había conformado solo con los calzones de la chamacona, este iba más allá, por un momento se imaginaba mandarla desnuda pero eso ya sería mucho.

-Don Marce noo, mi brasier nooo- la nena se asustaba, era ya mucha osadía, si bien iba descalzonada ahora la falda era más discreta, pero su blusita al ser de popelina era más reveladora.

-siii mi niña, siii, pero no te preocupes te devolveré tus trapitos, solo son una garantía, jejejeje- el viejo dejaba ver con esa risa sus ennegrecidas encías.

-Don Marce se me van a marcar-

-de eso se trata mi niña, así que ándale apúrate porque ahí vienen más escuincles- el viejo metía su gruesa verga dentro de sus pantalones.

La nena se metió ahora adentro de la casa de Don Marce para quitarse su blusa de la escuela y desvestirse de la parte de arriba, una vez desnuda se volvió a poner su blusa, dejando el resto de sus ropitas en el sillón del viejo, aquel donde había sido desvirgada y en donde aún se encontraba una pequeña mancha roja.

La nena se sentía rara, sentía como su uniforme escolar se pegaba exageradamente a su cuerpo dejando ver espectacularmente sus impresionantes curvaturas, sin embargo comenzó a sentir un vacío en su estómago que poco después se tradujo en ricas cosquillitas, la situación a la que el viejo la estaba exponiendo era completamente nueva para ella, al ponerse su mochila esta estiró aún más su blusa, sus senos se pegaban a la tela de su uniforme semitransparentándose muy exquisitamente, si se ponía atención se podía distinguir lo rosado de los pezones por debajo de la tela de popelina, ella lo notó y con las hombreras de su mochila y una buena parte de su azulado cabello tapó este imprevisto.

-Don Marce orita regreso- la nena salió a la calle, el ligero viento hacia que su blusa se pegara sugerentemente a su cintura, se mantuvo cerca de la tienda del viejo esperando ver a alguien de su salón pero al parecer estos se había puesto de acuerdo para no dejarse observar mientras el viejo no aguantaba las carcajadas y no dejaba de morbosearla, Cassandrita buscaba desesperada a su amiga Lupe, le llamó a su celular pero este le recordó que su saldo se había agotado todo por estarse mensajeando y mandándole fotos al pervertido de Don Marce, la nena sabía que no podía entrar a la escuela pues la prefecta que cuidaba no la dejaría salir nuevamente teniendo que quedarse todo el día escolar sin su ropa íntima, algo que la haría sentir muy incómoda, para colmo una ligera brisa levantó un poco su falda exaltándola de sobremanera.

Fue en esos momentos en que Cassandrita vio a su compañero Armando quien ya había impreso su trabajo y se dirigía al portón, no lo pensó dos veces y le llamó:

-Armando!!, Armando!!,- el joven volteó para ver quien le hablaba y cuando vio que se trataba de su amor platónico este quedó en un estado límbico, como si su cuerpo y su mente se encontraran en dos lugares diferentes, el joven veía a su curvilínea adorada acercarse cada vez más a él, sin embargo este muchachito solo veía ese hermoso rostro digno de una princesa de algún reino muy lejano, no veía ese desarrollado cuerpo cargado de lujuria que poseía el amor de sus amores ni mucho menos ese exquisito bote que tenían sus senos que danzaban libres al estar sin sujetador, este chiquillo no la veía con morbo.

La jovencita llegó hasta donde el niño y le dijo:

-Armando, me podrías hacer un favor?- el jovencito casi se le sale el corazón solo con escuchar su nombre de esos adorados labios que hace apenas unos minutos estaban albergando la babosa y meada verga del pervertido tendero, Cassandra todavía sentía su boquita lubricada por el líquido preseminal y salada por los restos de orines (aunque ella reconoció un sabor salado pero nunca se imaginó que se tratara de orina), el maravillado joven veía ese hermoso rostro sudadito pues estaba haciendo bochorno y Cassandra ya venía acalorada.

-siii, dime…. q…. qué puedo hacer por ti……. Cassandra…….- el colorado joven por más que hacia el esfuerzo no podía mantener su vista clavada en esos tiernos ojitos, que a pesar de no ser azules, ni verdes (los ojos de Cassandra eran negros como su cabello) tenía un infantil brillo que los hacía ver muy tiernos e inocentes.

-mira porfa, si le podrías dar el trabajo a la maestra Lety- decía la semi vestida jovencita dándole la carpeta a su enamorado secreto mientras este sudaba a cántaros hasta de su cara solo con estar entablando una conversación con ella.

-ehh, si yo se lo doy, pero……. no vas a entrar a clases?- preguntaba preocupado el jovencito, cualquier cosa que interrumpiera un día escolar en la vida de su princesa le importaba.

-no, no puedo-

-pero porque, Cassandra son las últimas semanas, es importante que estés en cada una de las clases-

-sí, eso es cierto pero lo que pasa es que mi mamá me acaba de llamar para que me regrese a la casa, no sé porque, en la mañana se sentía algo enferma,-

-ahh no pues siendo así, espero y no sea nada grave, y si quieres yo puedo pasarte lo que veamos hoy en clase para que no te atrases- decía el enamorado jovencito.

-gracias, te lo agradecería mucho, bueno, me tengo que ir- dicho esto la nena se dio la vuelta no sin antes regalarle una hermosa sonrisa al jovencito que se derretía con oler la femenina fragancia con la que Cassandra se adornaba.

A su paso Cassandra era vista por un sinnúmero de alumnos, padres de familia y maestros, incluido el seboso maestro Pepe quien veía desde su auto como la nena se alejaba de la escuela.

-jejejeje, esta putita de seguro le salió un jale, tranquilo Pepe ya llegará tu turno y cuando te toque te la vas a reventar tan fuerte que hasta se le va a olvidar en que año estamos jejejejejejejejejeje- el pervertido hombre babeaba al ver esa faldita balancearse levemente y pegársele a su desnudo trasero

Cassandra siguió avanzando hasta perderse en la esquina de la cuadra, era obvio, debía de perder algo de tiempo en lo que la calle se despejaba, y fue a darse una vuelta por dos largas cuadras.

-esa pinche mocosa caliente nada más me agarró de pendejo, jejejeje, ya me la imagino sentada en su silla toda descalzonada- decía el viejo mientras le daba una larga aspiración a esa blanca pantaleta ya acostumbrada a estirarse a las medidas pélvicas de Cassandra.

El cochino viejo había cerrado su local y se encontraba sentado en su sillón masturbando su semierecta verga, un vicio que había adquirido en los últimos días recreándose las húmedas paredes vaginales de Cassandrita.

Cassandra estaba sentada en las afueras de otra tienda, sus piernas las tenía bien juntitas cuidando de no mostrar sus tesoros, en su mente solo había confusión, ¿estará bien lo que estoy haciendo?, ¿esto es normal?, ¿Don Marce, se estará propasando conmigo?, quería sacarse de algunas dudas pero era obvio que no podía ser con sus padres, ni con su amiguita, mucho menos con alguna de sus maestras, tenía que contárselo a la persona que ella consideraba más sabia, y esa persona era el viejo pervertido del tendero.

El viejo sentado en el sillón casi se quedaba dormido con la pantaletita cubriendo por completo su horrendo rostro, en eso unos golpecitos a la puerta de la cortina de la tienda lo despertaron, se levantó y de forma pesada avanzó hacia la puerta.

-jejejejeje, pensé que no regresarías- dijo el viejo al ver el cuerpecito de su nena remarcado por su uniforme escolar.

-pero no te quedes ahí afuera, pasa, pásale mi niña- la nena apenas y traspasó la entrada a la tienda de Don Marce y fue abordada por el viejo con cantidad de manoseos y pervertidas caricias de unas manos que se metían por debajo de su falda para levantarla y jugar impúdicamente con su sexo, la nena entre que sí y no mostraba un poco de resistencia ante estas depravadas acciones provenientes del viejo.

El viejo levantaba esa falda hasta el punto en que los glúteos de la nena eran exhibidos sin pudor y con sus viejas manos apretaba suavemente esas carnosas posaderas sumiéndose sus dedos en esas sugerentes y muy blanquitas nalgas.

-noo Don Marce, espere, ahora noo- la nena disque mostraba resistencia.

“me lleva la verga, ya vas a empezar” pensaba el viejo

-que te sucede mi niña- sin embargo el viejo siempre se expresaba delante de ella con tiernas palabras.

-es que siento que no está bien lo que estamos haciendo- decía la nena llevando sus bracitos a modo de cubrir su despampanante cuerpo.

“pa´la verga, chingada madre” -pero que dices mi niña, yo te quiero mucho- el viejo dejaba de manosearla para comportase como un caballero y la abrazaba amorosamente mientras sus manos hacían tremendos esfuerzos por no metérsele entre sus partes.

-Don Marce, no me lo tome a mal, yo también………………………………. lo quiero…… pero…..-

-pero que mi niña- el viejo sudaba como un auténtico asno pues la nena prácticamente le acababa de decir que sentía algo por él, no significaba la gran cosa porque también se puede querer a un amigo pero para el viejo escuchar estas palabras de la nena era oro, de solo pensar que cuando empezó el año escolar esta niña no le dirigía la palabra.

-es que no sé.., estoy confundida- la nena metía su hermoso rostro entre el peludo pecho caído de su ya casi amante.

-Cassandra- dijo el viejo.

-qué?-

-te acuerdas esa noche cuando descubrí que estabas viendo una revistita,- el viejo recordaba esa escena que fue clave para que el llegara hasta este momento.

-sí, porque??-

-esa noche te veías muy bonita, tenía tantas ganas de decírtelo pero no te lo dije por miedo a que te fueras a enojar conmigo, pero nada comparada como hoy- el viejo empezó a acariciar el hermoso cabello de la jovencita, ella en tanto cerraba los ojos y se dejaba acariciar.

-jijijijij, ay Don Marce favor que usted me hace- sus mejillas se ponían coloradas.

-cual favor mi niña, cual favor, si es que en verdad, eres hermosa- el viejo aprovechaba la docilidad de la nena para juntarla aún más a su cuerpo, como si quisiera enterrar el curvilíneo cuerpecito de Cassandrita dentro de su bofo y descuidado cuerpo.

El viejo sentía el calorcito femenino en su hepática piel, Cassandra había aceptado el abrazo y recostaba su cabecita en el pecho del viejo cubierto por una vieja y percudida camisa mientras suspiraba de felicidad al estar escuchando esos bonitos piropos de su viejo.

-y te acuerdas cuando lo hicimos?- preguntaba el viejo mientras sus manos poco a poco se iban deslizando hacia esas preciadas partes de la nena, ella en tanto comenzaba a relajarse, el silencio y el momento la estaban llevando a recordar como si hubiera regresado a esa tarde.

El viejo llevó sus manos a apoderarse del sexo de la nena, acariciándoselo por sobre encima, tallándole muy delicadamente sus dedos e intentándolos meter en esa apretada entrada, babeaba por la emoción mientras la nena con sus ojitos cerrados suspiraba, ella misma fue la que buscó los labios del viejo para fusionarse primero en un romántico beso casi de telenovela.

Pero el viejo siendo tan cochino no se iba a permitir unos besos así de cursis, eso era para pajilleros enamorados y él no estaba enamorado, así que fiel a su costumbre empezó a realizar movimientos de lengua más morbosos como los que solo el sabia, haciendo que la nena también empezara a querer seguirle el ritmo.

El viejo tomó a la nena y la cargó, la chiquilla se dejó hacer y se agarró del cuello del viejo, este comenzó a caminar directo a su cuarto, como el novio que lleva a la novia a su lecho nupcial después de la boda

-Don Marce- fue el susurro que se escuchó de los labios de la nena, ella lo miraba y se podía notar un brillo especial en sus ojitos, mientras el pobre viejo casi se le doblaban las piernas por ir cargando a la nena, no porque ella pesara mucho, Cassandra tenía las medidas perfectas para su estatura, ni un kilo más, ni un kilo menos, simplemente el viejo no tenía mucha fuerza en esos escuálidos brazos casi de muñeco de trapo, lo que si es que iba feliz y su rostro estaba completamente descompuesto en morbo, su verga estaba tremendamente enardecida, si la metiera en agua casi podía evaporarla.

La pareja llegó a su destino, al entrar Cassandra pudo observar lo desarreglado del cuarto que serviría como su lecho de amor, una cama desarreglada y con sábanas percudidas, un montón de papeles de baño tirados en el piso hechos bolas, un olor que ella no atinaba a distinguir que era pero que se trataba del semen reseco, latas de cerveza por los alrededores, incluso algunas todavía tenían líquido y este ya se había estancado y agusanado, el viejo era asiduo a comprar el periódico del día, dicho diario traía en la contraportada alguna chica en poca ropa y en poses sexualmente sugestivas, estas imágenes tapizaban las cuatro paredes y el techo que conformaban el cuarto del viejo.

El viejo soltó a la nena para esta quedar frente a él, ambos amantes se miraron a los ojos, los de uno todos ojerosos, rojos en calentura y atascados de lagañas, los de la otra ligeramente sombreados, con un brillo exquisito, muy limpios y sus pestañas muy bien levantadas, el viejo la veía mientras su lengua se paseaba discretamente como perro saboreándose una chuleta mientras ella lo veía y se reía coquetamente.

-chúpamela- fue la orden del viejo.

La nena parecía que estaba esperando que le dijeran esto pues sin poner resistencia ni peros se sentó en la cama, con sus manitas bajó el short y el oloroso calzón del viejo y se aferró a ese tubo de carne completamente baboso y caliente, la nena se maravillaba al verlo, estaba enorme, todavía no se la creía que su panochita haya podido albergar algo así de inmenso, el desesperado viejo no estaba para estas cosas y él mismo empujó a Cassandrita contra su miembro, tallándoselo por toda la cara, sintiendo toda esa rasposidad púbica en su perfecta piel cutánea, si bien esto era algo enfermo la nena no lo veía así y hasta sonreía con lo sucedido.

Ella misma se separó solo para meterse a la boca ese venudo miembro que casi hablaba, empezó con chupadas un poco torpes pero no por eso nada estimulantes, que mejor que sentir una boquita inexperta tratando de dar una buena mamada de verga, el viejo reía como un retrasado sintiendo el apretar de esos provocativos labios dignos de algún anuncio televisivo muy sugestivo, tomó el cabello de la nena haciéndoselo en forma de cola para de esta manera comenzar a guiarla en su oral trabajo.

Ella se olvidó de todo, de la escuela, de sus padres, del niño que le había mandado el detalle, y se concentró en hacer esa mamada lo mejor posible, algo que nadie sabe es que en la soledad de su cuarto había estado practicando con un desodorante roll-on que había hurtado del cuarto de sus padres.

“porque… mmmm, esto es tan ricoommmm” era lo que pensaba la nena mientras sus cachetitos se inflaban por estar albergando semejante trozo carnal, sus ojitos comenzaron a dejar caer las primeras lágrimas de la tarde así como su boquita dejaba escapar suspiros y sonidos chupetosos al tiempo que saliva corría por entre sus labios.

Cassandrita se sacó esa asquerosidad de su boca solo para admirar como esta estaba completamente cubierta de sus babas, la levantó un poco y no le importó pasar su lengua por todo el tallo de esta, en su salón de clases su amiga Lupita así como Armandito veían esa silla de paleta vacía.

La nena volvió a metérselo pero unos segundos después el mismo viejo se la sacó, estaba tan caliente que ya quería penetrarla, así que se despojó de su camisa, la nena al ver que el viejo se desnudaba y enseñaba su adónico cuerpo también comenzó a desabotonarse la blusa, uno a uno los botones iban siendo separados

-Don Marce, quiere que me quite toda la ropa??- preguntó le nena.

-noooo- dijo el pervertido quien no había advertido de la actividad nudista de la nena.

-no Cassandrita, hoy quiero cogerte con tu ropita de escuela- el viejo prosiguió a desabotonar la blusita de Cassandra mientras ella se mantenía con los ojos semicerrados, el viejo casi se mea cuando volvieron a aparecer ante el los voluminosos, tentadores, duritos y bien formaditos senos de la niña y como estos eróticamente se recargaron cada uno hacia su costado.

La niña se quitó sus zapatos dejándose las calcetas blancas que le llegaban hasta la rodilla y sin esperar la orden del viejo se subió a la cama acostándose boca arriba y mirando como el viejo se iba acomodando arriba de ella, pero antes de aplastarle su cuerpecito con su escultural cuerpo de toro en tiempos de hambruna terminó por abrirle la blusa, haciéndola a un lado porque le estorbaba para admirar el bien cuidado vientre de la nena, el viejo tenía una seria fijación en el vientre de Cassandrita, la blusa en estos momentos solamente cubría sus delicados bracitos.

Posteriormente el viejo tomó la falda y la fue subiendo de manera que esta quedara enrollada en las desarrolladas caderas de la chiquilla quien sentía el suave deslizar de la tela por sus torneadas piernas, el viejo dejó caer un grueso hilo de babas cuando apareció ante sus ojos el sexo de Cassandrita, apenas cubierto por unos cuantos vellitos y completamente rosadito y mojadito.

El viejo abrió las piernas de la nena un poco, pasó dos veces su lengua por la deliciosa fuente de néctar agridulce y con solo esas dos lamidas el sexo de Cassandra quedó lo suficientemente baboso como para ser penetrado, el viejo tomó la posición que le corresponde y sin ver a la chiquilla presionó su enorme hongo sobre ese delicado conjunto de labios vaginales.

Cassandrita puso un gesto adolorido cuando sintió el primer envión sin embargo este no logró atravesarla con su poderío, el viejo muy concentrado sacando la lengua se acomodó a manera de que su miembro quedara más cerca del sexo de la niña y procedió a mandarse el segundo, logrando meter el glande y realizando movimientos de penetración carnal poco a poco su verga nuevamente iba abriendo esa cerrada panochita que pareciera no haber sufrido daño alguno con las dos perforaciones anteriores.

La nena ponía rostro serio pero las ganas de llorar se notaban, sus ojos dejaban escapar cada vez mayor cantidad de lágrimas mientras se agarraba fuerte de la sábana y abría lo más que podía sus piernas para que el viejo tuviera total acceso y de este modo (pensaba ella) no doliera tanto, el viejo seguía hipnotizado tratando de meter toda su carne, todavía no embestía y ya sudaba, tomó a la nena de su cintura y la fue jalando hacia su abominable y babeante instrumento.

Cassandrita apretaba sus dientes mientras de su boca salían mucha saliva en forma de pequeños arroyos, la nena estaba completamente enrojecida de su rostro, su cabello se había hecho hacia adelante y algunos mechones tapaban ese hermoso rostro de ángel mientras el descompuesto rostro del viejo solo exhalaba humo por sus enormes fosas nasales.

El viejo tomó más impulso, esta vez sí estaba convencido, penetraría a esta nena a lo bestia ya que su bollito se resistía, hasta a él le parecía que la vez anterior cerca de su casa la había costado menos quizás por la posición, así que tomó vuelo y de un solo empujón volvió a metérselo a Cassandrita hasta el fondo, completo, toda su enorme longitud venuda y ensalivada fue a parar apretada entre las paredes vaginales de la nena.

La nena quiso gritar, pero el empujón al parecer le quitó hasta la voz, solo pudo ahogar un sonido raro, sus temblorosas manitas se movían desesperadas pero en pocos segundo el viejo las inutilizó, la pareja estuvo así unos minutos, completamente acoplados, el viejo se veía agitado mientras la nena suspirar y exhalaba cada vez que podía, la panza del viejo colgaba como sacó llegando a hacer contacto con el perfecto abdomen de la chiquilla, ella fue la primera que habló después de varios minutos de silencio.

-Don Marceee, estooo dueleeee……………………. pero me gustaaaaaaaaaa- dijo la nena expresando una ligera sonrisa pero con sus cejas bien fruncidas.

-muevaseee, muevaseee dentro de miii, por favorrrrrrrrrr- dijo la nena y cerró sus ojos para disfrutar de los embisten que ella misma había autorizado.

El caliente viejo no se hizo del rogar y procedió a embestir a la nena, su bofo cuerpo se hacía para adelante y para atrás mientras mugía y con sus brazos levantaba las piernas de la nena facilitando la penetración, y así dándole carne acercó su feo rostro y una vez que estuvo a centímetros del de su compañera escuchando como esta se quejaba y gemía al ritmo de las penetradas comenzó a lamerla de los cachetitos y boquita como todo un pervertido depravado.

La nena de vez en cuando sacaba la suya para sentir el viscoso contacto con la del viejo quien llenaba de babas todo el rostro de la nena para después bajar a su cuello al tiempo que la nena se abrazaba de este como si fuera el hombre destinado para ella y no se quisiera separar nunca de él.

“hija de la chingada que puuuta saliste jejejejejejeje, y te voy a volver toda una puta, vas a veeerrrrr, tú vas a pagar el plato por todas esas que siempre me rechazaron jejejejejejeje” los morbosos pensamientos del viejo no podían causar más que asco y repudio, pero tan tranquilo como su conciencia se puso a mamarle las chiches a la chiquilla.

Después de tanto estar mamando senos detuvo sus embistes y como total desesperado tomó a la nena de su cintura volteándola ahora boca abajo y levantándole su tremendo culo mientras lo tallaba y lamia al tiempo que uno de sus dedos jugaba haciéndole circunferencias alrededor de su asterisco.

-ahhhh, precioooso, mi preciooooso, pero hoy no te toca, hoy le tocará a esta de acá- dijo el desequilibrado viejo apretando vulgarmente la suave papayita de la niña, ella en tanto apretaba y mordía sus labios al sentir de las libidinosas caricias del viejo puerco, si bien no sería penetrado, su precioso no se salvó de sus morbosas lamidas.

El viejo hundió su horrenda cara entre las carnosas nalgas de la jovenzuela como si la quisiera dejar fosilizadamente moldeada ahí para siempre, olió el virginal reducto que a pesar de ser el orificio rectal el de esta niña olía a rosas y se dispuso a lamerle todo el culo, principalmente el pulsante anillo.

La nena se desconcertó y peló los ojos, esto también era nuevo para ella, asqueroso y malsano y por supuesto que quiso separarse pero el viejo la tenía muy bien aferrada con sus garras de tejón, devorándole el culo como si estuviera enfermo de algo y esto fuera la única cura para su mal.

-Don Marce que haceeeeee, nooo, pare, no haga esooooooo- decía la nena con su rostro asustado.

-Don Marce detengaseeeeemmm, por favorrrrrr, está locooooooo- el rostro de la nena poco a poco se volvía a descomponer en forma viciosa debido a que las lamidas a pesar de parecerle asquerosas le estaban resultando algo gratificantes.

-Donnnn Marcceeeeeee, jijiji, yaaaaaa, pareeeeemmmmmhhhhhh- poco a poco las electrizantes caricias comenzaron a arrastrar a la niña a ese mundo insano de lujuria, perversión y repugnancia los cuales combinados con morbo y curiosidad pueden llevar a una jovencita a dejarse hacer cosas tan sucias como estas.

-ándale Cassandrita mátame a pedos, ándaleeeee- decía el dañado viejo y con su boca abarcaba todo el orificio rectal de la nena junto con parte de su panochita para empezar a succionar nutriéndose de los jugos que de la nena se escapaban, chupando como desesperado.

-aaahhhhyyyy Don Marcceeeeeee, estoooooooo-

-estooooooo, se sienteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee-

-se sienteeee ricoooooooooooooooo- la nena fue recorrida por un profundo pero delicioso escalofrío y en pocos segundos ella misma hacía para atrás sus nalgas haciéndolas chocar con la repugnante y arrugada cara del vejete.

El viejo aprovechó ese movimiento que la nena realizaba y lentamente la fue acomodando el mismo, al grado de que la nena quedó en posición de perrito, el viejo se acomodó y de un solo empujón volvió a meter la descomunal vaina dentro de la concha de la nena, ella pegó un grito ahora si audible, el viejo se quedó quieto detrás de ella, mirándola y ejerciendo poderío en su zona pélvica para que su verga adquiriera su máxima dureza, una vez que lo consiguió comenzó a penetrar a la nena sin contemplaciones.

-aaaayyyy ayyyy ayyyyy ayyyyyyaaa ayyyyy ayyyyy ayyyyyyaaa ayyyyyy- en cada una de las embestidas la nena se expresaba con un sonido como ese.

-Don Marceee aayyyyyy no tan rápidoooo, aahhhhhhyyyy dueleeeeee- dijo la nena, sin embargo el viejo en estos momentos estaba sordo, poseído por el mismo Asmodeo, él solo estaba concentrado en penetrar esa rica papayita que hace unos cuantos días apenas y se imaginaba en formas, texturas, aromas y sabores y que ahora la tenía en vivo, encharcada y vaporosa.

El depravado no daba tregua, ni a la nena ni siquiera él se daba descanso, una serie de ininterrumpidas y cada vez más brutales embestidas que ya llevaban más de diez minutos estaban haciendo que Cassandrita, ya con lengua de fuera, comenzara a temblar de sus bracitos y piernas, la nena se desmoronaba debido al poderío culiador del viejo, el viejo también ya cansado de tanto estar dando caña comenzó a sentir que se le entumían las caderas así que paró no sin antes dar una última estocada tan poderosa que casi hace que a Cassandra le saliera la verga por el vientre, lo que si se le salieron fueron los ojos de tan tremenda cornada, pero la resistió solo para dejarse caer en la cama, agotada, sudada y con su cabello todo despeinado y tapándole el rostro, su agitada respiración hacia levantar aquellos mechones que cubrían en sus fosas nasales.

Cassandra jalaba aire de manera dificultosa, el viejo Marce con su verga roja como la de un perro admiraba el cuerpecito ahí tirado semidesnudo, apenas y tapado por una faldita y una blusa escolar ya toda arrugada, el viejo se dedicó nuevamente a lamer ese portento de culo con todo y nalgas, pasando su rasposa lengua por toda la suave piel de bebe para después pasar a lamerla de toda su femenina espalda, lamiendo todo el sudor que la nena había dejado escapar durante la extenuante actividad.

Cassandra sintió como el viejo la levantaba de sus caderas, pero esta vez los bracitos de la nena no le respondieron y no pudo incorporarse, si bien la cogida no había durado mucho tiempo Cassandra aún no estaba entrenada lo suficiente como para durar cogiendo tiempos records, así que advirtió a su viejito que no podía levantarse, muy quedito pues casi no podía hablar, el viejo no le importó, levantado solo el culo era suficiente, lo acomodó ladeándolo un poco y colocó su mortal arma en la mancillada entrada de la niña, ella sintió otra vez como el carnoso intruso se metía forzosamente abriéndole sus paredes vaginales al máximo y una vez dentro el viejo principió de nuevo con feroces embestidas de toro, hacia tantas fuerzas que las venas en su frente comenzaron a expandirse por todo su cráneo, la ausencia de cabello permitían verlas hasta en la coronilla y sus palpitaciones hacían creer que estas en cualquier momento estallarían.

El viejo tomaba a la nena de su fina cintura para poder arremeterla con mayor fiereza, le nena en tanto enterraba su bello rostro entre las sucias sábanas mientras sus manitas apretaban lo que fuera, gemía escandalosamente llegando a los gritos pues las penetraciones eran atroces, de sus ojos ya eran incuantificables la cantidades de lágrimas que salían, pero fuera de eso, lejos de ese dolor que Cassandra sentía en su sexo cada que el viejo le metía su ecuestre instrumento la nena también podía experimentar algo muy rico, algo delicioso para ella, ese algo caliente ya se le había formado en su vientre y que estaba por salir, y con tanta cruel pero a la vez placentera embestida Cassandrita no demoró en evacuar una importante cantidad de fluidos orgásmicos que bañaron el miembro del viejo, ella quería gritar esa palabra mágica pero su voz la traicionaba y su boca estaba inundada en salivas que era imposible abrirla sin soltar chorros de babas, sin embargo como pudo lo gritó.

-mmmuuueeeeee, veeeennnngggggoooohhhhhhhhhh, mmeeeee vennnggggoooooooooooohhhh- decía la nena mientras estaba en plena corrida al tiempo que también roncos gemidos se escapaban de su boca.

Después del agridulce baño que se llevó su verga el viejo ahora sentía la succión de ese placido bollito y más enterraba su trozo, veía como la pobre chiquilla estaba en pleno trance orgásmico temblando de todo su cuerpecito mientras su culito aguantaba levantado, sus piernas se habían juntado y se rascaban una con la otra, haciendo imposible que el viejo quisiera salirse en estos victoriosos momentos.

-cómetelaaaaa, cómetelaa todaaaaaaaaa- bufaba retorciéndose como animal atrapado y aguantando las ganas de descargar toda su asquerosa esencia viril dentro de esa panocha

El viejo volvió a voltear boca arriba a la nena, su falda ya era un cinturón por lo subida que estaba, su blusa había abandonado uno de sus bracitos y solo cubría al otro, el rostro de la nena estaba tan cachondo como el del viejo, nunca se le había visto a Cassandrita, una chiquilla con carita de ángel un rostro tan salido como el que expresaba en esos momentos, la nena lentamente se abría de piernas y con dos dedos de su manita abría ese reducto vaginal ofreciéndoselo al viejo, este con rostro enfermo en calentura y sonrisa malévola dijo:

-jejejeje, me lo estas regalando???- a lo que la nena respondió después de algunos minutos en los que agarró aire…..

-si Don Marceee, se lo regalo, es suyoooo, ahora venga y haga con él lo que quiera, no se preocupe por mí, yo aguantaré todoo- decía la nena con toda la seguridad del mundo, ¿en realidad quiso decir eso o era su mente que había llegado a tal grado de calentures que la hacía decir semejantes barbaridades?

-jejejeje, sigue, sigue diciendo que es mio!!- bufaba el viejo.

-sii, essuyo, todo suyoooo, a partir de hoy suyo, solo suyoooooaaaaaahhhhhhhh-

El viejo se abalanzó desesperado sobre la nena, llegó a ella y comenzó a lamerla de todo su cuerpo, cachetes, cuello, senos, abdomen, hasta de sus manitas, todo lo que el viejo alcanzaba a lamer era lamido mientras la nena solo reía dichosa de estar con este macho en este momento, ella misma llevó su manita y agarró el paquete carnal para después irlo dirigiendo hacia su sexo al tiempo que abría las piernas lo más que podía, el viejo cuando sintió las intenciones de la nena se quedó quieto gruñendo como un perro hasta que percibió como su verga era nuevamente abrazada por las cálidas paredes vaginales.

-mmmmmmmmmmmmmmm- se le escapó a la nena cuando se sintió penetrada otra vez.

Una vez dentro el vejete se dio cuenta de que todo resbalaba mejor, hasta la nena había abandonado ese rostro lastimoso pero no por eso dejaba de tenerlo fruncido y abochornado, Don Marce nuevamente comenzó a penetrar a la caliente chiquilla quien ahora gemía como toda una puta que ya lleva años en este negocio, ella aferró sus bracitos al cuello del viejo mientras sus piernas se enrollaban en su abultado y grasoso abdomen de lavadora y sus pies se enganchaban en la espalda del viejo a manera de quedar colgada.

La dulce chiquilla comenzó a dedearse ella también, buscando su clítoris pues sabía que era su punto débil, no le fue difícil encontrarlo y cuando lo hizo no se despegó de él por nada del mundo, regalándose estremecedoras sacudidas en todo su cuerpecito, apretaba toda su delicada pero voluptuosa anatomía, desde su ceño hasta sus deditos de los pies pues sentía otro rico orgasmo por sobrevenir, el viejo verde comenzó a bufar para hacer más excitante e inolvidable el caliente momento.

-Cassandrita me amas, me amassss jejejejejejeje- el sátiro viejo decía esto solo por ventaja, alevosía y premeditación a que la nena le saliera con alguna de sus puterías, y como esta estaba más caliente que el fogón de su abuelita no tardó en salir de zorra.

-siii, Don Marceeeee aahhhhh, lo amooooooo, lo amoooooo- decía la tremenda chiquilla con sus ojitos entrecerrados, cuyas pupilas casi se le iban para arriba.

-de ahora en adelante yo seré tu hombreeeee, tu machooo, y tu mi hembraaaaaaaa- rebuznaba el viejo mientras de su boca parecía escaparse su dentadura por la posición que adquirían sus abultados labios.

-ssssiiii, siiiiiiii, ustedddddd y yyyooooooooooo- la nena estaba que se orgasmeaba, su manita se movía muy rápido arriba de su panocha, exactamente ese lugar donde se levantaba su botoncito.

  • siii quee eehhhh, tuuuu y yoooo queeeee,- el viejo estaba completamente trastornado por los vaginales olores embriagantes producto del orgasmo que ya se sentía inundar esa carnosita panocha.

-siiii, usteddddd, ustedddddd, es miiii, usteddd miii esposssooooooohhhhhhh, que riiicooooooooo- la nena al fin sucumbía al intenso orgasmo que expulsó más néctar que el anterior, las caderas de la nena se levantaron y hacían movimientos como de levantarse aún más cada que de ella se escapaban los chorros de jugos, la nena lo atrajo y comenzó a llenarlo de besos mientras este perturbado se sentía en la gloria.

El viejo también estaba por venirse y lo iba a ser dentro, a no ser que la nena le suplicó con una tierna carita que los quería en la boca, y de forma golosa abría su boquita y sacaba la lengua enseñando al viejo que ahí mero.

Don Marce al ver la entrega de la nena no pudo negarse, sacó su verga y comenzó a estirársela con fuerza desmedida mientras esta apuntaba directo a la boca de Cassandra, pero el viejo quiso hacerlo más morboso para él, vio un vaso con un poco de refresco todo hormigueado y sin pensarlo dos veces lo tomó, le tiró el refresco que aun contenía y colocó su verga dentro del vaso.

Cassandra desde abajo veía como la base del vaso de repente se cubrió de blanco, como si algo hubiera reventado, y es que el primer chorro había sido potentísimo y violentísimo, con una duración de siete segundos que eso para un simple chorro de semen es toda una vida, seguido por otros cinco chorros de menor carga pero que juntos acumularon fácilmente unos 100 ml., de prolífico y nauseabundo esperma de viejo.

-jejejeje, si tanto los quieres……… tómatelos- reía el pervertido mostrando sus amarillentos dientes podridos por el cigarro.

Cassandra veía maravillada toda esa cantidad de semen solo para ella, le llegaba a su naricita el fuerte hedor pero eso no era excusa para no obedecer al viejo, colocó la almohada recostándola en el respaldo de la cama para después ella recostarse ahí, miró al viejo con una sonrisita traviesa y se empinó el vaso con la indigesta secreción, el viejo veía los tragos bajar por la garganta de la chiquilla mientras ella completamente corrompida pensaba dentro de sí…

“esta cosa, huele feo, sabe raro, pero no puedo dejar de probarlo” decía la nena con sus ojos casi completamente cerrados y toda enrojecida de su carita mientras devoraba el espeso y amarillento líquido, ahora era el viejo quien veía como la lengüita de la nena se revolvía por toda la base del vaso intentando limpiarlo completamente, para esto la nena metía dentro del vaso hasta su naricita todo por tener mayor alcance, embarrándosela de semen mientras no dejaba de pasar su lengua, metía uno de sus deditos para alcanzar esos residuos que con su lengua no pudo atrapar y una vez impregnado en semen se llevó su dedos a la boca chupándolo como si fuera una paleta.

El viejo se desplomaba en la cama y al poco tiempo fue alcanzado por su nena, ella se despojó de su falda y su blusa así como de sus calcetas, acomodó su cabello y se recostó al lado de su macho depositando delicadamente su cabeza en el pecho de este mientras subía una de sus piernas arriba de las peludas de Don Marce, este la tomó de su cintura y se la pegó más a él, a los pocos minutos la nena ya estaba profundamente dormida, hasta parecía de más edad con su lacio cabello suelto hacia enfrente, mientras el viejo la miraba pervertidamente imaginándose su estómago repleto en semen.

Unas tres horas que durmió la nena le cayeron de maravilla, pero vio en su reloj que ya casi era la hora en que salía de la escuela, así que se levantó toda adolorida mientras el viejo seguía acostado despierto revisándole su celular, buscando evidencias de que la nena no anduviera de coqueta con otros, no encontró nada.

-que buscas?- preguntó el viejo.

-mi ropa, me tengo que ir, ya casi salgo de la escuela- dijo la nena mientras dirigía una mirada cómplice al viejo.

-no, Cassandra, quédate a dormir conmigo, me gustó como te veías dormida en mi pecho y quiero que durmamos juntos hoy- la nena se ruborizó y contestó.

-Don Marce, como cree, no puedo, ya estuve la tarde con usted ahora tengo que ir a mi casa-

-quédate, y Cassandra de ahora en adelante dirígete a mi como mi amor, o solo como Marce-

-pero, es que, solo que invente que me voy a quedar en casa de Lupita- la nena sin querer pensó en la solución.

-sí, ándale, dile a tus papas que te vas a quedar a dormir en casa de tu amiguita-

-de veras quiere que haga eso don Marce???, digo……….. mi amor-

-sí, hazlo, hoy dormirás conmigo, seremos marido y mujer por esta noche, haz de cuenta como si estuviéramos casados jejejejeje- la nena se ponía más roja al tiempo que tomaba su celular y marcaba un conjunto de números.

-pero………. no traje ropa- decía la nena.

-no importa mi amor, no necesitaras ropa jejeje- dijo el viejo, la nena escuchaba que alguien hablaba del otro lado de la bocina así que le hizo la seña al viejo de que se callara y tomando aire contestó…

-bueno, mami……………………………………..