El despertar de Sarita

Ya no podía más, tenia que desvirgarse como fuere...y del todo...

Hola, yo soy Sarita, una joven de sólo 18 añitos con muchas fantasias sexuales…hace unos meses, yo, aún virgen, decidí ponerle remedio a este "problema".

Ya había leido un montón de relatos eroticos y mis deseos de sexo eran cada vez mayores…no sabía cómo poner fin a mi virginidad, hasta que se me ocurrió poner un anuncio en Internet, benditas nuevas tecnologías, mi anuncio rezaba así:

JOVENCITA CALIENTE Y VIRGEN BUSCA MOZOS PARA SATISFACERLA. LOS INTERESADOS ENVÍEN UN MAIL AL CORREO ABAJO SEÑALADO JUNTO CON FOTO DICIENDO QUÉ ME HARÍAN.

Las respuestas no tardaron en llegar, madre mía, más de 100 correos en 3 días! Decidí parar la avalancha y comencé a seleccionar…sola no podía así que llame a mi amiga Erica que compartia mi virginidad y mis ansias de sexo para pedirle ayuda. Juntas decidimos escoger a 6 hombres que satisficiesen nuestros deseos mas salvajes.

Una semana más tarde enviamos un correo a los afortunados citándoles en un garito especializado en este tipo de "asuntos" la noche siguiente.

Preparamos una coartada perfecta frente a nuestros padres y nos dirigimos hacia el bar, ambas ya muuuuy excitadas, sabiendo lo que nos esperaba.

Al llegar, un poco antes que nuestros machos, no acicalamos. Yo me puse un corpiño ajustado que realzaba mis no precisamente pequeñas berzas y un tanga muy sugerente que dajaba casi al descubierto mi depilada y reluciente rajita. Erica se decidió por un conjunto más clasico de sujetador con encajes, bragas del mismo estilo y ligas rojas.

Así ataviadas recibimos a nuestros maromos, y vaya maromos! Seis corpulentos hombres de piel morena, abultados paquetes y cuidados cuerpos. Sus caras reflejaban que habiamos elegido bien nuestra ropa interior, poco mas y la baba les caeria por las comisuras.

No quisimos esperar y después de servirnos cada uno una copa de exquisito champán comenzamos a besarnos y tocarnos. Nos repartimos los mozos, 3 para cada una. Erica y sus respectivos se retiraron a una sala contigua separada por una cortina.

Nosotros nos recostamos en la cama gigante que ocupaba casi todo el espacio.Yo les fui bajando las cremalleras de los pantalones a mis tres dioses culturizados mientras ellos recorrían cada curva de mi cuerpo estilizado. Sus vergas no tardaron en despertar, luchando por salir de sus calzoncillos. Les desnudé enteros mientras acariciaba sus pollas de un tamaño que me dejó asombrada. Pronto empecé una mamada por turnos, saboreando por primera vez una picha, sabía rica, y yo cada vez estaba más excitada gracias a las caricias que estaba recibiendo en mi conchita y mis pechos. Mientras me metía la polla de mi primer amante, Jose, en la boca, relamiendola, deslizando mi lengua por toda su longitud, succionando el capullo, acariciando sus testículos, mis otros dos amantes se pusieron manos a la obra.

Alberto se tumbó bajo mi empapado coño comenzando a chuparlo, tragando y saboreando todos mis jugos, introduciendo uno, dos y hasta tres dedos en mi vagina, succionando mi clítoris, recorriendo mis labios con su lengua…yo creía que iba a explotar de placer, sin duda, estaba haciendo un grandioso trabajo.

Mi tercer amante, Pablo, andaba acariciando mis prietas nalgas, estrujandolas y abriendolas. No tarde en notar una ávida lengua abriendose paso hasta mi ano, realizando caricias circulares y produciendome un placer inimaginable y completamente nuevo para mi. Comenzó a extender un frío gel que según el ayudaria en la posterior penetración. Primero introdujo uno de sus dedos mientras yo gemía de placer, lo que podía, aun con el pene de Jose en mi boca.

Cuando yo ya estaba lo suficientemente relajada y excitada cambiamos de postura. Alberto se sentó en el suelo y me atrajo hacia él, yo comencé a bajar, acariciando mis labios con su enhiesta verga y casi corriendome. Enseguida se acercó Pablo por detrás y empezó a introducir su glande por mi ya dilatado culito. Ambos iban introduciendo sus increíbles pijas en mis vírgenes y aun cerrados agujeros, en ese momento yo obtuve el primero de una larga seria de orgasmos, grité como una perra en celo, gimiendo de placer mientras ellos introducían cada vez más hondo sus vergas en lo más profundo de mí. Mis gritos fueron rapidamente acallados por el pene de Jose, aún deseoso de mis lametones. El dolor de mis primeras penetraciones al romper mis agujeros se mezclaba con este nuevo placer inimaginable y adictivo. Mis orgasmos se sucedían gracias a esta doble y primera penetración. Entre mis gemidos podía escuchar los también escandalosos gritos de Erica, que debía estar disfrutando de lo lindo.

Mis amantes comenzaron a llegar también. Primero Jose inundó mi boca con un torrente de cálido semen que comenzó a chorrear por las comisuras de mis labios llegando hasta mis desnudos y generosos pechos. No tardó en llegarme un chorro de lefa que llenó mi vagina casi a la vez que era bombardeada por otro torrente proveniente de Pablo que hacia arder mis entrañas.

Ya todos satisfechos nos tumbamos en la cama a descansar un rato, esperando quizá unas nuevas erecciones, pues yo me habia quedado con más ganas, eran muchos años de deseos reprimidos.

Una vez se dejaron de oir los gemidos en la habitación de al lado, me deslicé hasta allí para ver que tal se lo había pasado Erica. Ella me recibió con una sonrisa pintada en la cara embadurnada de semen. Ambas nos dirigimos a la ducha para quitarnos los restos de corridas y ese olor a sexo.

Bajo en chorro de agua caliente, las dos aún muy humedas y deseosas de nuevas experiencias comenzamos a acariciar nuestros cuerpos mojados, nos besamos con una pasión sin igual y comenzamos a rozar nuestros erectos pezones

Por supuesto, ni esta ducha ni esta noche acabaron aquí, pero eso son otras historias que contaré mas adelante, si esta gusta