El despertar de mi vecinita final
Carlos se ve sorprendido por su novia y por la amiga de su vecinita y sin esperarlo disfruta de una estupenda sesión de sexo, pero el verdadero premio llega al final.
Un par de semanas después Alba llamó a Carlos diciendo que su hija venía con una amiga de la universidad a pasar el fin de semana y tenían intención de salir a cenar y después tomar unas copas.
ALBA.- Lucas dice que no se atreve a salir solo con tres mujeres y le gustaría que vinieras tú, aunque yo creo que lo que quiere es volver a ver a Zaida. ¿Os apuntáis?
CARLOS.- Por mi parte no hay problema, pero no se si Zaida estará libre, creo que tiene guardia en el hospital.
ALBA.- Mejor, así te tendremos para nosotras solas, jajaja.
El viernes por la noche Carlos llamó a la puerta de sus vecinos y nada más entrar le presentaron a la amiga de Rocío, se llamaba Jenny y era una chica colombiana mestiza de un metro setenta aproximadamente, melena rizada larga, piel morena y ojos rasgados, ya solo con eso se quedó impresionado, pero al examinar el cuerpo de la muchacha vio que lo mejor eran sus pechos, no llevaba sujetador y a través de su camiseta se adivinaban redondos, duros y con unos pezones majestuosos, sin duda estaba operada pero eran unas tetas perfectas, siguió observándola y comprobó que la falda corta se ajustaba a su cintura estrecha y marcaba unas caderas muy pronunciadas, lo que sin lugar a dudas auguraba un buen trasero, sus zapatos de tacón alto estilizaban su figura y era prácticamente imposible apartar la vista de ese maravilloso cuerpo.
ALBA.- Vamos vecino, que te has quedado embobado, jajaja.
Poco después apareció Rocío y Carlos se sorprendió por segunda vez en la noche, llevaba un vestido de manga corta ajustado con encaje blanco en el pecho y falda azul marino plisada con mucho vuelo a partir de la cintura, era un vestido de adolescente pero a ella le quedaba tremendamente sexi.
CARLOS.- ¡Guau Rocío! Estás impresionante.
Su vecinita esquivó su mirada sin poder evitar sonrojarse.
ROCÍO.- Muchas gracias.
Se acercó y le dio un beso en la mejilla, al hacerlo sintió las manos de Carlos en sus caderas y notó como sus pezones se hinchaban, no sabía el motivo pero su vecino siempre causaba en ella la misma sensación, aunque intentaba controlarse nunca lo lograba, el solo roce de sus manos la excitaba de tal forma que sus pezones crecían y se hacían visibles bajo el vestido.
Carlos se quedó unos segundos con las manos en las caderas de Rocío y la estrechó contra su cuerpo mientras la besaba, sintió como sus pechos se apretaban contra él, después dio un paso atrás y vio como entre el encaje del vestido de su vecinita se marcaban dos pequeños pero magníficos pezones erectos, era una auténtica mujer con mentalidad de niña y eso le ponía a cien, deseaba abrazarla y acariciar todo su cuerpo.
Lucas le sacó de sus pensamientos diciendo que era hora de ir a cenar, fueron a un restaurante y allí tomaron unos vinos y unas raciones, para sorpresa de todos Jenny se comportaba como si les conociera de toda la vida y apuraba sus copas con rapidez, contaba anécdotas sin parar y demostraba ser muy extrovertida, justo lo contrario que Rocío, quien miraba a su amiga con admiración y con un poco de envidia, se estaba dando cuenta que su regreso a casa durante el fin de semana había pasado a segundo plano y el protagonismo lo centraban Jenny y sus relatos, en ocasiones picaros, que arrancaban las risas de todos, especialmente de su padre que no apartaba la vista de los pechos de su amiga.
Carlos miraba asombrado la diferencia de criterio de Lucas, con su hija era estricto y conservador y con Jenny actuaba con picardía y descaro hasta el punto de que en varias ocasiones, al estar sentada junto a él, había dejado la mano sobre su pierna. En una de esas ocasiones vio como la muchacha ponía su mano sobre la de Lucas, Carlos pensó que era para retirársela, pero en su lugar lo que hizo fue guiarla discretamente por el interior de sus muslos hasta dejarla casi en el borde de su falda. – No puede ser, es amiga de su hija, acaba de conocerla y encima está su mujer sentada al otro lado de la mesa. – Carlos no podía creer lo que veía, su vecino se comportaba de una forma que nunca hubiese imaginado. Sin salir de su asombro, vio como Lucas miraba alternativamente a su esposa y a su hija y al ver que no se daban cuenta subía la mano por el interior de los muslos de Jenny hasta introducirla bajo su faldita, obteniendo como respuesta la sonrisa cómplice de la muchacha que no hacía nada por retirarla.
Carlos no paraba de pensar en lo que ocurría. ¿Realmente Alba no se daba cuenta de lo que sucedía o prefería no verlo? ¿Cómo Rocío tenía una amiga como ésta? No se parecían en nada, una era tímida y recatada y la otra provocativa y desvergonzada. Miró de nuevo y vio como Jenny mantenía las piernas ligeramente separadas mientras Lucas movía la mano bajo su falda con total libertad.
Esto no pasaba inadvertido para Rocío, que observaba como su padre miraba descaradamente las tetas de su amiga y tocaba su pierna a cada momento. – No puedo creerlo, a mi me obliga a tener una conducta ejemplar y él se comporta como un viejo verde. – Se sentía traicionada por el hombre que había tenido siempre como ejemplo y referente y por el que había renunciado a salir con chicos o a ir de fiesta con sus compañeras de clase, en ese momento sentía rabia y celos, celos porque su padre prestaba más atención a Jenny que a ella y celos por ver como la acariciaba.
Mientras estaban cenando llamó Zaida diciendo que había acabado su guardia en el hospital y si querían se iba con ellos a tomar unas copas, Lucas sugirió entonces ir a tomar una copa a una discoteca que habían abierto nuevo donde esperarían a que llegase. Salieron del restaurante y se montaron en el coche, Lucas y Alba iban en los asientos delanteros y Carlos entre Rocío y Jenny en los traseros, durante el trayecto Jenny bromeaba sin parar y contaba anécdotas de su pasado, entonces Carlos quiso ponerla a prueba y puso la mano sobre su pierna igual que había hecho Lucas en el restaurante, ella le miró sonriendo y continuó hablando sin quitársela, Carlos decidió ser más audaz y metió la mano bajo la faldita, la reacción de Jenny fue inmediata y separó las piernas dejándole más espacio, lo que permitió a Carlos llegar al borde de las braguitas y acariciar su sexo por encima de la telilla. - ¡Joder! Está empapada. – Sus dedos se movieron a lo largo de la vulva y presionaron el clítoris provocando un gemido involuntario en la muchacha y consiguiendo que se reclinase en el asiento. Al mismo tiempo se aproximó a su oído y le susurró unas palabras que nadie más pudo oír.
CARLOS.- ¿De verdad eres tan puta como pareces?
JENNY.- Luego te lo demostraré, vas a verlo con tus propios ojos.
Carlos apartó un poco la braguita con los dedos y los pasó por los pliegues de su vulva. Jenny miraba como lo hacía y no dejaba de sonreír de forma provocadora, esto excitó a Carlos de tal forma que separó los labios vaginales de la muchacha y penetró su sexo con los dedos de forma decidida.
JENNY.- Ummm, me encanta, tú no te cortes. (Susurró al oído de él).
Éste se asustó ante la posibilidad de que sus vecinos se dieran cuenta y retiró la mano rápidamente.
Rocío iba abstraída en el coche pensado en lo que había sucedido en el pub cuando vio como su vecino movía disimuladamente la mano, miró de reojo y pudo comprobar lo que ocurría, su vecino también estaba metiendo mano a su amiga. - ¡Joder! Otro más. - Se sintió decepcionada y al mismo tiempo excitada, siguió mirando y pudo comprobar como Carlos movía la mano bajo la falda de Jenny y ésta se echaba hacia atrás y separaba las piernas, esto hizo que se moviese nerviosa en el asiento. -¡Como le gustaría estar en su lugar y sentir esa mano acariciando su sexo! Ummm. Solo de pensarlo notaba como sus braguitas se humedecían. – Sin ser consciente que lo hacía había metido una mano entre sus piernas y las apretaba con fuerza presionándola contra su sexo. Al ver que Carlos retiraba la mano de las piernas de su amiga se acomodó rápidamente fingiendo que no se había dado cuenta de nada.
Cuando llegaron a la discoteca pidieron unas copas y Rocío se fue al servicio, Alba aprovechó la situación para apartar a Carlos y hablar con él.
ALBA.- ¡Que cabrón eres! Ya estás pensando en follártela.
CARLOS.- ¿A ti te importa?
ALBA.- En absoluto, fóllate bien duro a esa zorra, no sabes como me gustaría verlo. ¿Has visto como Lucas la mira y manosea?
CARLOS.- Joder, si, es demasiado descarado. ¿Tu cómo se lo permites?
ALBA.- No puedo quejarme, Rocío le contó parte de lo que ocurrió en el pub de salsa y ahora tengo que estar calladita, de lo contrario tengo mucho que perder.
CARLOS.- ¡Coñooo! No sabía eso, pensaba que no tenía ni idea de lo que pasó.
ALBA.- No lo sabe todo, la niñita tuvo cargo de conciencia y le contó que los tíos me metían mano y yo me dejaba, solo eso, de lo que ocurrió con ella o de que me follaban por suerte no contó nada, pero para él fue un trauma tremendo, ya sabes lo puritano que es, bueno, al menos hasta ahora.
CARLOS.- ¿Y qué pretende ahora?
ALBA.- No lo sé, supongo que castigarme y ver cómo reacciono, o quizás hacer lo que piensa que hacía yo antes.
CARLOS.- Pues esto tiene mala pinta, y encima la amiga de Rocío es un putón.
ALBA.- ¡Ya te digo! Solo de verla me pongo mala, no entiendo como esta niña la ha traído a casa. Bueno, voy a salir a tomar el aire a la calle porque si les veo otra vez tocándose araño a esa puta.
Carlos se dirigió a la barra y vio a Jenny sentada en un taburete, detrás estaba Lucas con la mano bajo la camiseta de la chica tocando sus tetas disimuladamente mientras ella no dejaba de sonreír y acariciaba su pene por encima del pantalón. Sin que se diese cuenta Rocío se aproximó a él, al verle, siguió su mirada y pudo contemplar la escena de su amiga y su padre metiéndose mano. – No puede ser. ¿Cómo es capaz de hace esto? - Había renunciado a tantas cosas por agradar a su padre y ahora él hacia todo lo contrario de lo que predicaba. En ese momento oyó como la saludaban, se dio la vuelta y allí estaba Zaida. -¡Joder! Esto cada vez se pone peor, ahora llega la novia de Carlos. - Su padre se liaba con su amiga y su vecino tenía novia - ¿Qué podía ir peor? Los dos hombres por los que sentía algo pasaban de ella. – Encima Zaida estaba deslumbrante, llevaba un vestido negro de caladitos sin sujetador que se ajustaba perfectamente a sus tetas dejando ver claramente sus pezones. En ese momento solo pensaba en salir de allí, se acercó a su padre y le dijo que se encontraba mal y quería irse.
Lucas oyó a su hija y se giró para hablar con ella, en ese instante se dio cuenta que había llegado Zaida, al ver sus pechos a través del vestido fue incapaz de articular palabra, ahora tenía al lado dos pibones impresionantes y su hija se quería ir.
LUCAS.- Joder Rocío, espera un poco, es pronto para irnos.
Jenny vio a Zaida y se dio cuenta que ahora tenía competencia, su amiga Rocío no lo era, pero esta chica nueva podía hacerla pasar a segundo plano y apagar el interés de Lucas y Carlos por ella y eso la molestaba muchísimo, así que tenía que hacer algo para solucionarlo. Se presentó a Zaida y comenzaron a charlar.
Zaida caló enseguida a Jenny y se dio cuenta cual era su juego, así que iba a ponerle las cosas muy difíciles, cuando ésta sugirió ir a bailar aceptó sin dudarlo, salieran a la pista y ambas comenzaron a bailar con movimientos muy sensuales. Al verlas, tanto Lucas como Carlos se quedaron sorprendidos, las dos bailaban de forma provocativa llamando la atención de los hombres que se encontraban alrededor y no quitaban la vista de ellas. Lucas no podía creer lo que estaba viendo, Jenny movía sus caderas y su culo de tal forma que le estaba poniendo a cien.
Acabó la canción y ambas fueron a la barra a por sus copas, al ver la cara de Lucas y Carlos no pudieron evitar reírse.
ZAIDA.- ¿Qué os pasa? ¿Nunca habéis visto bailar a dos chicas? Jajaja.
LUCAS.- ¡Joder! No como a vosotras.
JENNY.- ¿Queréis más? Podemos hacerlo mejor.
Sonó una bachata y Jenny cogió a Zaida de la mano y la llevó de nuevo a la pista, metió una pierna entre las de ella y se pegó a su pecho, la cogió por las caderas y comenzó a moverla de forma insinuante mientras acercaba los labios a su cuello simulando besarla, a continuación deslizó las manos hasta el culo de Zaida y lo apretó con fuerza, ésta se dejó hacer y comenzó a mover las caderas adelante y atrás con un movimiento tan sexy que al instante estaban rodeadas por varios hombres que no quitaban la vista de sus culos. Lucas miraba sorprendido y excitado.
LUCAS.- ¡Joder como tienen que follar estas dos!
Carlos no sabía que responder, no conocía esta faceta de su novia y le estaba dejando impresionado.
Continuaron bailando un rato y después tomaron varias copas. Lucas aprovechó para bailar con ambas y cada vez que lo hacía no perdía la oportunidad de sobar sus culos siempre que podía, ellas dejaban que lo hiciese y cada vez que tocaba sus culos se miraban con complicidad.
Rocío estaba sufriendo viendo como se comportaban ellas pero sobre todo al ver como lo hacía su padre, parecía un viejo baboso que solo sabía tocar sus culos de forma descarada y rozarse contra sus tetas una y otra vez, enfadada por ello volvió a insistir a su padre.
ROCÍO.- ¡Vámonos ya! No aguanto más aquí, o nos llevas a mamá y a mí o nos vamos solas.
Lucas se despidió enfadado y regresó a casa con Rocío y Alba dejando a Carlos con Zaida y Jenny.
LUCAS.- Carlos, tengo que irme pero no sabes la envidia que me das. ¿Llevas luego a Jenny a mi casa?
CARLOS.- Si, por supuesto, no te preocupes por ella.
Zaida y Jenny seguían bailando sin parar y con total complicidad, las copas habían hecho efecto en ellas y estaban disfrutando viendo como todos los hombres las miraban con deseo, lo que las impulsaba a ser más atrevidas y en ocasiones desvergonzadas.
Cuando se cansaron de bailar fueron junto a Carlos que las esperaba en la barra.
ZAIDA.- Hola cariño. ¿Te ha gustado el espectáculo?
CARLOS.- Joder, me tienes descolocado, es la primera vez que te veo tan lanzada.
ZAIDA.- ¿Y te gusto más así? Me ha dicho Jenny que en el coche lo has pasado muy bien con ella.
Carlos se sintió pillado de repente y sin saber que contestar.
ZAIDA.- No te preocupes, a mi no me importa. ¿Nos vamos a tu casa para finalizar la fiesta?
Al llegar a casa Carlos fue a su habitación, quería ver si Rocío estaba en la suya, pero al entrar vio que la luz se encontraba pagada y desilusionado se sentó en la cama esperando a Zaida, poco después entró ésta y se puso de pie frente a él, a continuación se abrió de nuevo la puerta y entró Jenny, se aproximó a Zaida y se colocó detrás de ella, desabrochó el vestido de ésta y lo dejó caer al suelo, después rodeó sus senos con las manos y comenzó a acariciarlos mientras miraba de forma provocativa hacia Carlos, de repente pellizcó los pezones con fuerza logrando que Zaida se retorciese de placer, acto seguido la besó en el cuello y metió la mano bajo su braguita accediendo a su coño húmedo y caliente, ésta rápidamente separó las piernas abriendo su sexo para ofrecérselo a Jenny, quien comenzó a pajearla sin parar al tiempo que acariciaba sus tetas con la otra mano.
Carlos tenía a Zaida frente a él y veía con claridad sus redondas tetas en manos de Jenny que acariciaba sus areolas rosadas y pellizcaba sus pezones con fuerza haciendo que su novia temblara una y otra vez, inmediatamente desabrochó su pantalón y sacó su miembro que empezó a sacudir aceleradamente mientras veía como Jenny movía los dedos bajo la braga diminuta de su novia, entonces Zaida tiró de la braguita hacia abajo hasta dejarla a la altura de las rodillas mostrándole el vello recortado de su pubis y permitiendo a Jenny follar su coño con los dedos. Al instante vio a Jenny girar la cara de Zaida y buscar sus labios fundiéndose en un tórrido beso sin parar por ello de acariciar el sexo de ésta. Carlos podía ver como su novia devoraba la boca de Jenny mientras separaba las piernas para que ésta follase su coño con los dedos.
A pesar del espectáculo que tenia ante él su mente no dejaba de pensar en su vecinita, daría todo por tenerla allí con él y poder acariciar sus suaves pechos y su sexo virgen. - ¿Por qué era tan difícil conseguirla? ¿Por qué no se la tiró cuando tuvo oportunidad en aquel probador? – Sin darle tiempo a pensar en ello, contempló como Zaida comenzaba a temblar y apretaba sus piernas mientras se corría con la mano de Jenny aún metida entre los pliegues de su sexo. Sin poder evitarlo, Carlos tuvo un orgasmo brutal, esto era lo más excitante que había presenciado en su vida.
Zaida entró en la habitación y vio a Carlos sentado en la cama frente a ella, entonces esperó a que llegase Jenny desabrochase su vestido y éste cayera al suelo, al instante notó como rodeaba sus pechos con las manos y pellizcaba sus pezones y sintió como si una descarga eléctrica recorría su cuerpo, su sexo se humedeció irremediablemente y sus braguitas se empaparon con los flujos que salían de su vagina. Por un momento sintió un poco de vergüenza. -¿Qué pensará Carlos de mi ahora? – Pero al sentir como Jenny pasaba los dedos por su vulva se abandonó al placer olvidándose de todo, solo deseaba tener esos dedos dentro de su sexo, así que cuando la pidió que bajase sus braguitas no lo dudó, no le importaba que su novio viera como la tocaba, sin dudarlo cogió la braguita por los lados y tiró de ella bajándola hasta las rodillas mostrándole su sexo húmedo que ya estaba siendo penetrado por los agiles dedos de Jenny, saber que él había tocado su sexo en el coche le daba un plus de morbo y acrecentaban su excitación. – Siiii, tú has tocado a Jenny pero ahora es ella quien me toca a mí, quiero que disfrutes viendo como me corro. – Con este pensamiento sintió como se aproximaba el orgasmo y apretó con fuerza las piernas para evitar que Jenny sacara los dedos de su húmedo coño.
ZAIDA.- ¡Dios! Me corro Ummmm. ¡Que gusto!
Rocío mientras, observaba escondida tras la cortina lo que estaba haciendo su amiga con la novia de Carlos, por un lado sentía un profundo dolor y rabia al ver lo que ocurría pero por otro estaba tremendamente excitada y sin quererlo había metido la mano bajo su pijama buscando su sexo, tenía delante de ella a Carlos acariciando su miembro y eso la excitaba muchísimo. - ¡ Cuanto ansiaba esa verga! Desde que la tuvo en sus manos la primera vez no había dejado de desear tenerla dentro de su sexo .- Sin poder evitarlo metió la mano bajo su braguita y comenzó a tocarse viendo como se masturbaba su vecino, sus dedos acariciaban el clítoris y pasaban a la vulva donde los introducía con rapidez en su cavidad vaginal para penetrarla profundamente, instantes después sintió como su sexo se inundaba de liquido y se corría disfrutando de un placentero orgasmo.
En el otro piso, Zaida ya se había repuesto y miraba a Carlos expectante, había visto como se masturbaba observándolas pero eso no significaba que le hubiese gustado que se dejase tocar por Jenny, sin darle tiempo a pensar oyó como ésta se dirigía a ella.
JENNY.- Ahora te toca a ti, vas a comerme el coño.
Zaida miró a su novio con dudas, era una situación nueva y no sabía cómo iba a reaccionar.
ZAIDA.- ¿Quieres que lo haga?
Carlos hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
JENNY.- Vamos, ahora vas a ser una niña buena y obediente y me lo vas a comer con ganas, quiero que Carlos vea lo zorra que es su novia.
ZAIDA.- Jajaja, aquí la zorra eres tú.
Sin esperar un segundo Jenny se quitó la camiseta y la falda quedándose en braguitas, Carlos pudo ver entonces sus tetas perfectas con unas areolas marrones oscuras y unos pezones grandes que apuntaban al techo, se tumbó en la cama separando las piernas y mostrando la macha que se extendía por la telilla de su braguita rosa y pidió a Zaida que se las quitara. Ésta obediente tiró de ellas y las sacó arrojándolas al suelo, a continuación se metió entre sus piernas y comenzó a pasar la lengua por su vulva.
JENNY.- ¡Vamos zorrita! Demuéstrale a tu novio que sabes comer un coño, seguro que lo has hecho más veces y él no lo sabe.
Jenny tiró del pelo de Zaida con fuerza separando la cabeza de su sexo y esto la excitó muchísimo.
JENNY.- ¡Contesta! ¿Le habías dicho que te gusta follar con tías?
ZAIDA.- Nooo, no lo sabe.
JENNY.- ¡Díselo! Quiero que lo sepa.
ZAIDA.- Siii, me encanta follar también con tías.
JENNY.- Así me gusta, sigue comiéndome el coño, quiero correrme en tu boca.
Zaida miró hacia Carlos con sensaciones encontradas, por un lado avergonzada por reconocerle que le gustaban también las tías y por otro excitada al saber que él iba a ver como se comía el coño de Jenny, iba a comer su sexo como nunca, quería hacerla chillar de placer para que él lo viera. Se metió de nuevo entre sus piernas y pasó lentamente la lengua por el surco de su vulva, separó con sus dedos los pliegues que cubrían el clítoris y lo envolvió con sus labios succionándolo, a continuación levantó sus piernas y descendió pasando la lengua por los labios vaginales hasta llegar al esfínter anal, allí se entretuvo chupándolo y penetrándolo con la lengua para después hacer el recorrido inverso y volver al clítoris, cuando vio que Jenny estaba muy excitada comenzó a follar el coño con su lengua hasta que ésta la cogió con fuerza del pelo y la apretó contra su coño empapado, entonces supo que se estaba corriendo y notó como su boca se inundaba con sus flujos.
CARLOS.- ¡Joder! Vaya espectáculo. ¿Desde cuándo te gustan las tías?
ZAIDA.- Desde siempre, soy bi, cuando la he visto en la discoteca he sabido que acabaríamos así, pero tenía mis dudas por ti, no sabía si te molestaría.
CARLOS.- Vaya sorpresa, me ha encantado, me habéis puesto a cien.
Jenny se despidió y se fue a la casa de su amiga a dormir.
JENNY.- Bueno, ahora os dejo solitos para que disfrutéis juntos.
Carlos tuvo una noche de sexo con su novia muy movida hasta que ella se fue por la mañana a su casa. A la mañana siguiente sonó el timbre de la puerta y al abrir se encontró con su vecina Alba.
ALBA.- Vamos a ir a la playa. ¿Te apuntas?
CARLOS.- ¿Vais solo vosotras o va Lucas también?
ALBA.- Los cuatro, Lucas también se apunta, como está Jenny no quiere separarse de ella.
CARLOS.- Ok, me apunto.
Fueron a una playa bastante solitaria y nada más llegar Alba y Rocío se quitaron la ropa quedándose en bikini, Jenny por su parte se desprendió de todo a excepción de un diminuto tanguita que se metía entre sus redondas y prominentes nalgas, sus pechos desnudos mostraban las areolas oscuras y unos pezones erguidos de los que Lucas no podía apartar la mirada, estaba como embobado ante un cuerpo tan sugerente.
Jenny miró a su amiga sonriendo y poniendo cara de sorpresa.
JENNY.- ¿Tú no te quitas sujetador del bikini? Quítatelo estarás más cómoda.
Lucas miró expectante hacía Rocío esperando su respuesta, cuando vio que negaba con la cabeza sonrió orgulloso, su hija no tenía que enseñar sus pechos a la gente. – ¡Joder que hipócrita! No quita la vista de las tetas de Jenny pero no quiere que su hija enseñe las suyas. Pensaba Carlos. -
JENNY.- ¡Venga! No seas ñoña, si las tienes muy bonitas.
Carlos veía como Rocío dudaba, por un lado no le importaba ver las tetitas de su vecinita pero por otro no quería que la golfilla de su amiga la obligase a hacer algo que no quería, así que pensó echarle una mano.
CARLOS.- No tienes que hacer nada que no te apetezca, si no te sientes cómoda no te quites el bikini.
Jenny le miró sorprendida, no esperaba que fuese precisamente él quien la dijese que no se lo quitara.
JENNY.- Bueno, yo me voy al agua. ¿Alguien viene conmigo?
Lucas se levantó de inmediato y la cogió por la cintura acompañándola al agua. Carlos pudo ver entonces como la chica caminaba mostrándole su magnífico culazo con la tira del tanga metida entre sus glúteos y moviendo las caderas de forma insinuante. Nada más entrar al agua Lucas y Jenny comenzaron a arrojarse agua y a hacerse aguadillas, sin ningún tipo de pudor y ante la permisividad de ésta, él aprovechó la oportunidad para tocar cada rincón del cuerpo de la muchacha.
Carlos giró la vista y pudo comprobar como su vecinita la observaba con cara de tristeza y con más que probable envidia, entonces decidió actuar y preguntó a Rocío si quería que la diese crema en la espalda, antes de que ésta pudiera responderle ya se había puesto junto a ella y tenía el bote de crema en la mano.
CARLOS.- Venga, túmbate ya.
Rocío obediente se tumbo boca abajo y él empezó a echar crema por su espalda.
CARLOS.- Tienes que soltarte el sujetador o no podré extenderla bien.
Rocío lo soltó y volvió a tumbarse, entonces Carlos empezó a extenderla como si estuviese dándola un masaje, sus manos se deslizaron suavemente por la espalda y descendieron por los costados hasta rozar el nacimiento de sus senos, la notarlo, su vecinita se puso ligeramente en tensión, Carlos entonces volvió a deslizar las manos por la espalda pero esta vez en dirección a sus glúteos, al ver que Rocío se relajaba siguió bajando por sus piernas.
CARLOS.- Voy a darte crema en el culete, aparta un poco la braguita porfa.
Rocío pareció dudar un instante y se movió nerviosa, pero entonces Alba se incorporó, cogió la braguita del bikini de su hija por los bordes y lo metió en el surco de sus nalgas, después miró a su vecino sonriendo y le hizo una señal para que continuase. Éste echó crema en los glúteos de su vecinita y comenzó a extenderla con cuidado, sus dedos se movían con sutileza por los bordes para luego amasar los cachetes y entrar ligeramente entre las piernas de la chica hasta casi rozar su braguita. Sin esperarlo, vio como ella separaba ligeramente las piernas y empujaba el culo hacia arriba dándole acceso a sus partes más intimas, Carlos sin dudarlo pasó los dedos por la tela que cubría su sexo acariciándolo con suavidad y arrancando un gemido de su vecinita.
ROCÍO.- Ummmm.
Alba le miró sonriendo y moviendo la cabeza afirmativamente al tiempo que le indicaba con gestos que ella vigilaba por si volvía Lucas.
Carlos al verlo decidió aprovechar la oportunidad y metió los dedos bajo el bikini para acariciar la vulva de Rocío, que ya relajada le dejó tocar su sexo a su antojo disfrutando con cada roce y animándole a continuar.
ROCÍO.- Me encanta, sigue dándome crema por favor.
Al no oponerse a sus avances, Carlos apartó el bikini con una mano y deslizó sus dedos desde los labios hasta el esfínter anal para después hacer el camino inverso y meterlos en la hendidura de su vagina, su vecinita movía sus caderas arriba y abajo y Alba observaba la escena hipnotizada, los pezones que marcaba bajo su bikini demostraban el grado de excitación que tenía. Carlos la vio y se quedó parado un instante.
ALBA.- ¡Joder! Sigue, no la dejes así.
Espoleado por su vecina llevó los dedos al clítoris de la muchacha y comenzó a acariciarlo circularmente mientras ella levantaba y movía las caderas gimiendo sin parar.
ROCÍO.- Ummmm, voy a correrme.
CARLOS.- Shhhh, van a oírte.
ROCÍO.- Ummmm, no puedo, voy a correrme.
Alba puso una mano sobre la boca de su hija para amortiguar sus gemidos mientras ésta se corría apretando con fuerza las piernas con los dedos de su vecino aun en el interior de su sexo. Poco después se incorporó avergonzada.
ROCÍO.- Ufff, lo siento, no he podido controlarme.
Hablaba bajando la cabeza y sin atreverse a mirar a ninguno de los dos.
ALBA.- No te preocupes hija, es normal, no sabes la envidia que me has dado, quizá luego pueda darme crema a mi también, jajaja.
Rocío la miró enfadada sin decir nada.
ALBA.- Bueno, bueno, no te enfades, es todo tuyo.
Al incorporarse, Rocío había olvidado abrocharse el sujetador y sus pechos se mostraban soberbios, su aspecto firme y prominente, con la areola rosada y sus pequeños pezones tiesos y elevados, hacían que Carlos no apartase la vista de ellos en ningún momento. Ella al verlo intentó taparlos con las manos.
CARLOS.- No te tapes, son extraordinarios, no tienes nada que envidiar a Jenny, déjalos así por favor.
Rocío no supo qué hacer y miró a su madre esperando ayuda, pero ésta se encogió de hombros sin decir nada.
ROCÍO.- ¿Pero qué va a decir mi padre?
CARLOS.- No pienses en él, ya has visto como le gusta mirar las tetas de Jenny, haz lo que tú consideres apropiado y lo que haga que estés más cómoda.
Rocío bajó las manos dejando sus pechos al descubierto, Carlos sonrió y ella le devolvió la sonrisa.
CARLOS.- A partir de ahora tienes que hacer lo que a ti te gusta, no lo que tu padre diga, como ves no es el más indicado para dar lecciones. ¿Qué te parece si hoy nos vamos tu y yo a cenar por ahí solos?
Rocío abrió los ojos sorprendida ante la propuesta y miró a su madre, ésta respondió que le parecía buena idea.
ROCÍO.- ¿Y qué pasa con Jenny, con Zaida, con papá?
CARLOS.- Zaida tiene guardia esta noche.
ALBA.- De Jenny y de tu padre me encargo yo, le diré que podemos ir al pub de salsa y eso le encantará, querrá pavonearse con Jenny a su lado, tu di que no quieres ir y que vas a quedarte a ver la tele con Carlos.
ROCÍO.- Entonces mejor me pongo el bikini para que no se enfade.
CARLOS.- ¡Vaya! Vale, pero esta noche vístete muy atractiva, bueno, siempre lo eres, pero hoy más.
Rocío sonrió nerviosa, cogió la mano de su madre y se aproximó a su oído susurrando.
ROCÍO.- Es mi primera cita.
ALBA.- Un poco mayor para ti ¿No? Jajaja
Carlos oyó la respuesta de su vecina y la miró molesto.
ALBA.- Que noooo, que es broma, no puedes tener una primera cita mejor, te va a dar todo lo que tú necesitas, jajaja.
Rocío bajó la mirada sonrojada.
CARLOS.- ¡Joder Alba! Menuda ayuda tengo contigo. No te preocupes Rocío, no temas nada, solo pasará lo que tú quieras que pase.
ALBA.- Tu tranquila cariño, hasta ahora hemos tenido nuestros mas y nuestros menos, pero te apoyaré en todo lo que tú quieras, y si esto es lo que quieres perfecto, al menos Carlos es buena persona, no como la zorra de Jenny.
El día de playa transcurrió sin ninguna novedad, Lucas metiendo mano a Jenny siempre que podía y Rocío y Carlos impacientes esperando la cita. En un momento que Alba se levantó para meter los pies en le agua, Carlos se acercó a ella para charlar.
CARLOS.- ¿Cómo llevas lo de Lucas y Jenny?
ALBA.- Mal, pero lo tengo merecido, he sido una zorra durante mucho tiempo y ahora me toca aguantar, Lucas me está devolviendo la pelota, aunque él sola la soba y yo me follaba a todos los que se ponían a tiro en el pub.
CARLOS.- ¿Y qué vas a hacer hoy en el pub cuando los veas de nuevo?
ALBA.- Uffff, no sé, intentaré pasar de ellos, pero como Lucas me deje en ridículo quizás tenga cola en el almacén para follármelos a todos.
CARLOS.- ¿Te molesta que salga con Rocío?
ALBA.- ¡Joder Carlos! Eres mucho mayor que ella, pero no creo que haya nadie mejor que tu para echar el primer polvo, a ver si así deja de ser tan pava.
Por la noche todo se desarrolló como estaba planeado, Alba propuso ir a cenar y luego al pub y Rocío dijo que no quería salir, a Lucas le pareció una estupenda idea, pero Jenny la miró muy intrigada sin creerse la historia.
JENNY.- ¿Seguro que no quieres venir? ¿Tienes otros planes?
Alba entró rápidamente en defensa de su hija.
ALBA.- Quizás no quiera ir porque su amiga hace más caso a su padre que a ella.
Lucas la miró enfadado y Jenny se calló de inmediato. Se fueron a cenar y Rocío comenzó a vestirse rápidamente. Media hora después llamaba a la puerta de su vecino.
Cuando Carlos abrió la puerta se quedó embobado mirando la mujer que tenía delante, Rocío llevaba una blusa blanca semitransparente, con una corbata negra y una minifalda negra extremadamente corta y con mucho vuelo, los tacones y su pelo recogido en una coleta hacían que su figura pareciese mucho más estilizada de lo habitual, al no llevar sujetador, sus ojos no podían apartarse de esa indiscreta blusa que dejaba ver con claridad unas pequeñas areolas rosadas coronadas por unos pezones duros y erguidos, estaba absolutamente hermosa.
ROCÍO.- Shhhh. ¡Eh! ¿Puedes mirar a otro sitio que no sean mis tetas? Jajaja.
Carlos levantó la vista inmediatamente y se encontró con la sonrisa de su vecinita.
CARLOS.- Lo siento, discúlpame, pero es que estás impresionante.
ROCÍO.- Ya, pero sobre todo te gustan mis tetas. ¿No?
CARLOS.- No, me gustas toda tu, estás para comerte.
ROCÍO.- Bueno, eso después, pero primero salimos a cenar ¿No?
Carlos la llevó a un restaurante con ambiente romántico, tenía luz tenue, velas y mesas alejadas unas de otras de forma que podían tener intimidad. Nada más sentarse Rocío le cogió la mano con fuerza.
ROCÍO.- ¡Me encanta!
Se incorporó de la silla y le dio un beso en los labios.
CARLOS.- Estás desconocida, esto no lo hubieses hecho hace una semana.
ROCÍO.- Ya ves, ahora sí, soy feliz aquí contigo.
La cena se desarrolló con tranquilidad, pidieron una botella de vino y Rocío bebía y hablaba de forma animada, esto era más de lo que Carlos hubiese imaginado, realmente le estaba sorprendiendo.
Cuando acabaron de cenar decidieron ir a tomar una copa, nada más sentarse en el coche Carlos vio como la minifalda de ella se subía mostrando casi la totalidad de sus muslos, miró de reojo un par de veces, puso una mano sobre uno de ellos y lo acarició, cuando iba a retirarla vio como Rocío ponía su mano encima para que no la quitase y después cogía el borde de la faldita y lo subía dejando a la vista sus braguitas negras, a continuación cogió nuevamente su mano, la puso entre sus piernas y la apretó contra su sexo.
ROCÍO.- ¡Tócame! No sabes cuanto tiempo llevo deseando que lo hagas.
Carlos pasó un dedo por la braguita y comprobó que estaba húmeda, al hacerlo, ella sintió un escalofrío y rápidamente deslizó sus caderas hacia adelante en el asiento separando sus piernas, entonces Carlos se inclinó sobre su vecinita y comenzó a besarla mientras sus dedos se abrían paso bajo la braguita y acariciaban los pliegues de su sexo húmedo y caliente.
ROCÍO.- Ummm, me encanta que me toques.
Carlos comprobó la facilidad con la que los flujos de Rocío afloraban e inundaban su sexo y eso facilitó que con sus dedos penetrase su vagina profundamente, lo que hizo que ella moviera sus caderas insistentemente buscándolos una y otra vez.
ROCÍO.- Ummmmm, necesito correrme, no puedo más, sigue, sigue por favor.
Carlos continuó follando el coño de su vecinita hasta que ésta explotó en un orgasmo que la dejó agotada y con el asiento del coche manchado por la humedad que se deslizaba entre sus piernas.
ROCÍO.- Uffff, ha sido estupendo.
CARLOS.- ¿Qué hacemos ahora?
ROCÍO.- Vámonos a tu casa.
CARLOS.- ¿Estás segura? ¿No quieres ir antes a bailar o tomar algo?
ROCÍO.- No, vámonos ya.
Cuando arrancó el coche, Carlos notó como su vecinita ponía la mano sobre su pantalón y acariciaba su erección por encima de éste, después desabrochaba la cremallera y sacaba su verga, giró la vista y se encontró con la mirada pícara de ella pidiéndole permiso, la devolvió una sonrisa y ella de inmediato se inclinó metiéndose el miembro erecto en su boca. Aquello era demasiado, ver como su vecinita le hacia una mamada mientras conducía le excitaba y le ponía nervioso. - ¡Joder! A ver si nos va a parar la Policía. ¿Cómo le explico esto a su padre? – El miedo a ser pillados le inquietaba, pero el morbo de ver su cabecita subiendo y bajando comiéndose su polla le excitaba hasta el punto de que estaba deseando soltar el volante, cogerla por la coleta y sujetarla para que no dejase de tragar su verga. A pesar de su escasa experiencia Rocío le estaba haciendo una mamada monumental, su boca succionaba el glande y después tragaba su polla con una gran facilidad, notaba como la saliva de su vecinita deslizaba por su verga y como la lengua recorría cada rincón de su miembro, entonces ella miró hacia arriba sonriendo.
ROCÍO.- ¿Te gusta como lo hago?
CARLOS.- ¡No pares por Dios!
Rocío, animada por sus palabras, siguió mamando esa deseada verga hasta que sintió como él empujaba sus caderas hacia arriba y su pene crecía en su interior, entonces se dio cuenta que iba a correrse y preparó su boca para recibir el rico semen que iba a descargar. - Siiii, córrete en mi boca, no sabes cuanto lo deseo. - Instantes después notó un latigazo de líquido en su garganta que tragó sin dificultad, continuó chupando con ansia esa verga mientras seguía recibiendo el tibio semen de su vecino en su boca, cuando notó que ya había terminado pasó la lengua a lo largo del pene recogiendo las gotas, mezcla de saliva y semen, que aún resbalaban por él, después se incorporó y le beso en los labios.
ROCÍO.- ¿Te ha gustado? Tu fuiste mi maestro.
CARLOS.- ¡Joder! Ha sido fantástico
Rocío se acomodó en el asiento satisfecha esperando llegar a casa de Carlos, estaba deseando que hiciese con ella lo que meses antes había hecho con su madre, quería que se la follase ya, llevaba mucho tiempo esperándolo.
Cuando llegaron a casa Carlos puso música romántica, encendió unas velas y sirvió unas copas, después fue al salón y al ver a su vecinita de pie frente a él se dio cuenta de lo hermosa que era, su rostro dulce y aniñado y su cuerpo esbelto y provocativo hacían de ella una mujer perturbadora y más que deseable. Cogió su móvil para hacerla una foto y ella reaccionó posando de forma insinuante, él entonces se acercó, aflojó la corbata y desabrochó los botones de la blusa dejando uno de sus senos al desnudo, ella miró como lo hacía y volvió a posar con cara pícara.
CARLOS.- Acaríciate el pecho por favor.
Rocío cogió su seno con la mano rozando el pezón, inmediatamente éste creció entre sus dedos mostrándose erecto ante su vecino, quien comenzó a hacer fotos mientras ella se acariciaba.
CARLOS.- Siéntate en el sillón.
Rocío obediente se acomodó en el sillón, soltó otro botón de la blusa y dejó a la vista ambos pechos. Sin esperar instrucciones, subió una pierna en el reposabrazos dejando la otra en el suelo, al hacerlo, la faldita se subió prácticamente hasta la cintura dejando a la vista sus hermosas piernas y mostrando su braguita. Su vecino no dejaba de hacerla fotos y eso a ella la encantaba, por lo que se movía en el asiento intentado posar de la forma más descarada, por una vez en su vida quería ser atrevida y desvergonzada. Al ver como la cámara enfocaba entre sus piernas, apartó la braguita con un dedo ofreciéndola su sexo en el que ya se veían gotitas que revelaban su humedad. – Ummm, siiiii, mira mi sexo, me encanta que lo veas. – Estaba tremendamente excitada y ya no era capaz de controlarse, con dos dedos separó los labios ofreciendo a su vecino un primer plano de su rosada vagina. - Q uiero que sea tuya, necesito tenerte dentro, te deseo desde hace tanto tiempo .- Sus dedos apartaron los pliegues que cubrían el clítoris y comenzó a acariciarse frente a la cámara que grababa todo sin perder detalle, entonces ella ya no pudo más.
ROCÍO.- Ven, ven por favor, necesito tenerte dentro.
Carlos dejó el móvil mientras ella le desabrochaba alocadamente el pantalón y lo bajaba junto a los calzoncillos hasta los tobillos.
ROCÍO.- ¡Fóllame por favor! ¡Fóllame ya!
Carlos se puso de rodillas entre sus piernas y tiró de ellas hasta colocar su sexo al borde del sillón, colocó el glande en contacto con la vulva húmeda y rosada y lo pasó a lo largo del surco de su sexo hasta notar que estaba perfectamente lubricado, entonces lo situó en la entrada de la vagina y empujó con suavidad, al ver que ella se encogía paró, pero al instante volvió a empujar nuevamente hasta ver como penetraba hasta desparecer en su interior, podía ver como ella le miraba con temor, así que comenzó a moverse muy despacio penetrando poco a poco ese sexo virgen y estrecho que se acoplaba por completo a su miembro.
CARLOS.- ¿Te duele?
ROCÍO.- No, sigue por favor.
Carlos reinició sus movimientos empujando con sus caderas y consiguiendo que su verga penetrase poco a poco venciendo la resistencia de la estrecha vagina de su vecinita, que sin poder evitarlo le cogía con fuerza de los brazos ya fuera por dolor o por temor a sentirlo. Al verlo, Carlos empezó a acariciarla el clítoris consiguiendo que se relajase y comenzase a disfrutar, entonces aprovechó y empujó con más fuerza logrando que su miembro penetrase por completo.
CARLOS.- Ya está. ¿Te ha dolido?
ROCÍO.- No, fóllame, ahora fóllame.
Carlos comenzó a penetrar el sexo de su vecinita con más ímpetu, entrando y saliendo de él mientras ella gemía cada vez más alto y se agarraba al reposabrazos con un mano al tiempo que con la otra pellizcaba con fuerza sus pezones.
ROCÍO.- Ummmm, ¡Me encanta! ¡Fóllame! ¡Fóllame!
Carlos espoleado levantó las piernas de Rocío y comenzó una follada salvaje chocando una y otra vez contra el sexo de Rocío que sonaba con un chapoteo rítmico a cada penetración.
ROCÍO.- ¡Me encanta! Sigue, sigue, fóllame más fuerte, quiero sentirte muy adentro.
Carlos continuó penetrándola hasta sentir como ella se corría entre ligeros espasmos de placer, después la miró y vio su sonrisa mezcla de placer y de agradecimiento y siguió moviéndose despacio en su interior.
CARLOS.- ¿Tomas anticonceptivos?
ROCÍO.- Si, no te preocupes, estoy tomándolos desde que te conocí, llevo esperando este momento desde entonces.
Carlos continuó follando el coño de su dulce vecinita hasta que notó que se corría y eyaculaba en su interior.
ROCÍO.- Ummm, lo noto dentro, siento como te has corrido dentro de mí y me encanta.
CARLOS.- Uffff, ha sido estupendo.
Carlos la dio un beso agradecido y pasado un rato se vistieron. Rocío volvió a su casa antes de que regresaran sus padres y después, desde su habitación, dedicó a su vecino una sesión de sexo de las muchas que estaban por llegar.