El despertar de mi vecinita 4

Carlos ve como la madre de su vecinita se deja encular por dos golfos por culpa de su hija, después de su mala experiencia la muchacha cambia de actitud volviendo a ser la niña recatada y tímida, pero cuando se prueban ciertos placeres es difícil renunciar a ellos.

En primer lugar, quiero pedir disculpas a los seguidores de esta serie por haber tardado tanto en continuarla, deseo que la espera haya merecido la pena. Para quien no haya leído los anteriores, aconsejo que lo hagan para poder seguir el hilo.

Cuando Carlos entró en el almacén se encontró a Alba con los pantalones vaqueros y las bragas en los tobillos y la blusa y el sujetador subidos en el cuello, estaba inclinada frente a la mesa con los codos apoyados en ésta, detrás se encontraba Manolo sujetándola por las caderas y moviendo sus caderas adelante y atrás follando su estupendo culo mientras sus magníficas tetas se balanceaban hipnóticamente impulsadas con cada penetración.

ALBA.- ¡Vamos! ¡Córrete Cabrón!

Manolo follaba su culo con energía mientras el calvo contemplaba la escena con su miembro en la mano sacudiéndoselo sin parar.

MANOLO.- No tengas prisa zorrita, quiero disfrutarlo bien, no todos los días me follo un culazo como éste, no sabes cuanto lo deseaba, pero al final la espera ha tenido su recompensa.

Alba movía sus caderas al ritmo que marcaba Manolo y le provocaba intentando excitarle al máximo, se había visto obligada a hacer esto por su hija y quería acabar lo antes posible.

ALBA.- ¡Venga! Córrete ya, me encanta como me folles, clávamela bien adentro.

Carlos, al contemplar la escena, notó como su polla cobraba vida y crecía en su pantalón, por un momento pensó en sacársela y masturbarse, pero después consideró que no era apropiado en aquella situación y se conformó con mirar como taladraban una y otra vez el culo de su vecina.

MANOLO.- ¡Dios que buena eres zorra! Estoy a punto de correrme.

ALBA.- Siiii, venga, córrete en mi culo, estoy deseando notar tu leche dentro.

A Manolo le excitaban mucho las palabras de Alba y esto hizo que se corriese más rápidamente, al notar que ya le venía, empujó con fuerza su pelvis incrustando su polla en el ano de Alba y eyaculando en su interior.

MANOLO.- ¡Joder que bueno! Eres única follando cabrona.

Se retiró y la dejó apoyada en la mesa, Alba se tomó un respiro e intentó incorporarse, pero sin darle apenas tiempo el calvo ocupó el lugar de su amigo y se puso detrás, Alba se giró y vio la verga que estaba a punto de penetrar su culo y se asustó, era gruesa y grande y con ese tamaño podía hacerla daño.

ALBA.- ¡Joder! Me vas a partir. ¿No prefieres follarme el coño o que te la chupe? Te aseguro que lo hago muy bien.

EL CALVO.- Noooo, yo también quiero follar ese culazo tan estupendo que tienes.

La cogió por las caderas y la puso mirando de nuevo hacia la mesa, después pasó su verga por los labios vaginales y la introdujo en el coño húmedo y caliente para lubricarla.

EL CALVO.- Joder tía, estás empapada, da gusto metértela en el coño.

ALBA.- No la saques, sigue follándome, ya verás como te gusta.

El calvo comenzó a follar el coño de Alba metiendo su polla cada vez más adentro, ella hacia lo posible por ayudarle moviendo sus caderas adelante y atrás cadenciosamente para intentar que se corriese y así evitar que esa enorme verga forzase su culo.

Cuando menos lo esperaba, el calvo sacó la verga de su vagina y colocó el glande sobre su rugoso anillo marrón presionando con fuerza, entonces notó como la cabeza de ese miembro vencía la resistencia de su esfínter ya dilatado y éste cedía abriéndose y permitiendo que la gruesa polla se adentrase en el interior de su culo dolorido, sin poder evitarlo dio un respingo y soltó un grito de dolor.

ALBA.- ¡Cabrón! Me vas a partir en dos.

MANOLO.- Jajaja, mira la zorra como protesta, a saber cuantos tíos han follado ese culo antes, dale fuerte que seguro que le gusta.

El calvo sonriendo comenzó a follarla con fuerza, su polla entraba y salía sistemáticamente del culo de Alba y ésta intentaba por todos los medios aguantar el castigo al que la estaba sometiendo esa enorme verga.

ALBA.- Despacio por favor, me duele.

El calvo hizo caso omiso a la petición y siguió taladrando su ano sin parar. Entonces Carlos, que hasta ese instante había sido un mero espectador, se acercó a Alba, metió una mano entre sus piernas y acarició su clítoris.

Alba estaba sufriendo, había tenido que dejar que estos dos degenerados follasen su culo para salvar a su hija, pero no sabía si ella lo valoraría o no. Cuando pensaba en ello sintió como una mano se metía entre sus piernas y acariciaba su clítoris, levantó la cabeza rápidamente y vio que era su vecino, el contacto de sus dedos producía en ella una sensación de placer que no esperaba, inmediatamente separó las piernas para que pudiera tocarla con más facilidad, las caricias de su vecino ayudaban a soportar el dolor e incluso hacían que disfrutase por primera vez esa noche, notaba como una ola de calor inundaba su sexo y éste se humedecía aún más.

ALBA.- Ten cuidado por favor, la tienes muy gruesa y me vas a romper el culo.

El calvo miró a su amigo y sonrió al oírla.

EL CALVO.- No te preocupes que ya te lo ha abierto Manolo antes, jajaja.

Sus movimientos eran rápidos y violentos, sus caderas empujaban con tanta fuerza el trasero de Alba que los codos de ésta cedieron y cayó sobre la mesa, ahora sus tetas se deslizaban sobre el tablero adelante y atrás con cada envite que recibía en su culo. Alba, con la cabeza apoyada en la mesa, se giró y miró a su vecino.

ALBA.- Tócame por favor, tócame más, sigue.

Carlos siguió acariciándola el clítoris mientras veía de forma privilegiada como la gruesa verga del calvo penetraba repetidamente el esfínter enrojecido de Alba.

ALBA.- Ummmm, me gusta, no pares.

MANOLO.- ¡Joder con la zorrita! Mira como disfruta.

Alba estaba disfrutando con las caricias de su vecino pero quería terminar ya y salir de aquel almacén lo antes posible, así que comenzó a provocar al calvo como antes había hecho con Manolo.

ALBA.- Vamos, fóllame cabrón, córrete en mi culo.

El calvo al oírla aceleró sus embestidas invadiendo con su miembro más profundamente el culo de Alba, ésta, que ya estaba excitada por las caricias de Carlos, echó el trasero hacia atrás facilitándole la penetración y acompasándose con sus movimientos.

ALBA.- ¡Dios! Me vas a romper el culo pero me encanta tenerla dentro, córrete ya, llénalo con tu leche.

El calvo embistió el trasero de Alba con fuerza y se dejó caer encima mientras se corría y soltaba su semen en el interior de esa cueva estrecha y cálida que se ajustaba a su verga dándole un enorme placer.

EL CALVO.- ¡Joder! Es el mejor polvo que he echado en mi vida.

Carlos seguía pajeando a su vecina y casi en el mismo instante notó como ella juntaba las piernas apretando su mano y corriéndose entre convulsiones de placer con la polla del calvo aún enterrada en el culo.

ALBA.- Ummm, me corro, joder que bueno, me corro.

En cuanto se recuperó, Alba se subió las bragas y el pantalón y se colocó el sujetador y la blusa.

CARLOS.- Vámonos antes de que Lucas se de cuenta.

MANOLO.- No tengas prisa, podemos follárnosla otra vez los tres.

ALBA.- Ni lo sueñes, ya habéis tenido más de lo que merecéis, ahora ya podéis dejar en paz a mi hija, no quiero que volváis a acercaros a ella.

Carlos y Alba salieron del almacén y fueron a la barra, allí estaba Rocío esperando impaciente mientras Lucas seguía bailando con una amiga. Cuando llegaron Rocío le preguntó a Carlos.

ROCÍO.- ¿Te la has follado tú también?

CARLOS.- Joder Rocío ¿Aún sigues con eso? Todo esto ha sido por tu culpa, tu madre se ha tenido que follar a esos dos tíos sin querer y aún sigues dudando de nosotros.

Rocío se echó a llorar y salió a la calle corriendo.

ALBA.- Déjala, aún es una niña, es mejor que nos vayamos todos a casa ya.

Avisó a Lucas y salieron del pub, a continuación recogieron a Rocío en la puerta y se montaron en el coche, durante el trayecto a casa ésta no dijo nada y evitó mirar a Carlos, cuando se despidieron en la puerta entró sin decir nada.

LUCAS.- ¿Qué la ocurre?

ALBA.- Nada, problemas de adolescencia.

Carlos entró rápido en su casa y fue directo a su cuarto, lo hizo a oscuras con la esperanza de encontrar a su vecinita con la ventana abierta, esperó un poco y vio como Rocío entraba en su habitación, cerraba la puerta y se aproximaba al espejo como en otras ocasiones, mirándose en él desabrochaba los botones de la blusa muy despacio para después quitársela y tirarla sobre la cama, a continuación desabrochaba su faldita y la dejaba caer al suelo, ahora Carlos podía ver a su vecinita en ropa interior, el sujetador apenas tapaba sus abultados pechos y el tanga azul se metía entre sus nalgas resaltando su culito redondo y prieto. Al verla así solo podía pensar que era una niña inocente que había estado a punto de caer en manos de dos hombres sin escrúpulos, y lo peor era que había sido ella quien se había puesto a su disposición.

Cuando Rocío entró en su habitación miró disimuladamente hacia la ventana de su vecino. -¿Estará mirándome?Pensó – Se acercó al espejo y comenzó a desnudarse muy despacio, se desabrochó la blusa y se quitó la faldita, ahora podía verla en ropa interior, se miraba en el espejo y se veía muy provocativa, el sujetador resaltaba sus pechos y el tanguita apenas tapaba su culito, si estaba allí quería hacerle sufrir, se acarició los pechos por encima del sujetador y tiró de los lados del tanguita hacia arriba metiéndolo entre sus nalgas y ajustándolo en su sexo, notaba como el triangulo se había metido en el surco de su vulva dejando los labios a ambos lados. - ¿Podrá verlo desde su habitación? - Deseaba que si, quería calentarle por encima de todo, estaba segura que se había follado a su madre y ahora necesitaba hacerle sufrir. Llevó las manos al cierre del sujetador y cuando estaba soltándolo para quitárselo se aproximó a la ventana y bajó la persiana. - ¡Jódete! Pensó. Esto es lo que te pierdes por follártela a ella. -

Carlos no podía creérselo, su vecinita se había quedado en ropa interior frente a él y después había cerrado la persiana dejándole con una erección monumental. -¡Que cabrona! Me ha dejado tirado. –  Estaba tan caliente que no pudo evitar masturbarse, por un lado recordaba la escena de su vecinita haciéndole la mamada a Manolo y por otro recordaba a Alba enculada por duplicado, desde luego esa noche había sido muy movida.

Los días siguientes pasaron sin pena ni gloria, ninguna de sus vecinas le había llamado para darla un masaje y tampoco se había encontrado con nadie de la familia en el ascensor. Por su parte, Rocío cerraba todos los días la persiana y no le daba opción de verla.

Pasadas dos semanas decidió llamar a la puerta de los vecinos, abrió Alba que le recibió con una amplia sonrisa.

ALBA.- Hola Carlos. ¡Cuanto tiempo sin vernos!

CARLOS.- Si, desde el triste fin de semana no nos hemos visto. ¿Qué tal están las cosas?

ALBA.- Bueno, Rocío está rara, apenas habla y Lucas está un poco mosqueado, así que es mejor no tocarlo, esperaremos a ver si al final cambia de actitud.

CARLOS.- Entonces ¿No vamos a vernos ningún día?

ALBA.- Creo que de momento es mejor que no, ya veremos más adelante, aunque va a ser difícil, porque Rocío ha vuelto a sus costumbres anteriores y solo se deja aconsejar por su padre y sus normas mojigatas.

Carlos se fue a su casa desalentado, había tenido a Alba y a Rocío a su disposición y ahora había perdido a las dos, tenía claro que con ellas ya no conseguiría nada así que tendría que volver a sus relaciones anteriores.

Los meses siguientes se desarrollaron sin novedad, Carlos había empezado una relación con una chica y en un par de ocasiones se había cruzado en el ascensor con Alba y Rocío, en ambos casos se saludaron y hablaron lo justo, la única novedad es que Rocío se había desplazado a otra ciudad para cursar estudios universitarios, por lo que solo venia a casa algún fin de semana para ver a sus padres.

Por fin un día sucedió algo que Carlos ya no esperaba, se encontró con Lucas en el ascensor y éste le dijo que el sábado iba a hacer una fiesta para celebrar el cumpleaños de Alba y quería invitarle. Carlos sorprendido respondió que estaría encantado de ir y que si no le importaba iría con su chica.

LUCAS.- Perfecto, ven con ella, así nos la presentas, la fiesta es en mi casa a las siete de la tarde.

Carlos estaba intrigado por saber qué es lo que hacían desde que no salía con ellos. ¿Seguirían yendo al pub de salsa? ¿Alba seguiría tirándose a los tíos del pub? Quería calmar su curiosidad.

CARLOS.- Por cierto Lucas. ¿Seguís bailando en el pub de salsa?

LUCAS.- No, hace mucho que no vamos, Alba y Rocío no quieren ir ya, aunque yo echo mucho de menos bailar salsa, a ver si un día salimos juntos y nos pasamos por allí a tomar unas copas.

CARLOS.- Ok, cuando queráis.

El sábado por la tarde Carlos esperó en su casa a que llegara su chica (Zaida), cuando abrió la puerta se llevó una grata sorpresa, iba vestida de una forma que quitaba el hipo, se había puesto una minifalda de tablas, una blusa transparente y un sujetador de encaje, todo de color negro, al mirarla no pudo evitar fijarse en ese sujetador que cubría unas tetas que, a pesar de no ser muy grandes, si eran lo suficientemente voluminosas como para llamar la atención de todo aquel que las tuviese delante.

CARLOS.- ¡Guau!

ZAIDA.- ¿Te gusta como voy?

CARLOS.- Joder cariño. ¡Estás imponente! Vamos a casa de mis vecinos que estoy deseando presumir de novia.

Llamaron a la puerta y abrió Rocío, la cara que puso al ver a Carlos y Zaida fue de autentica sorpresa, sin duda sus padres no le habían dicho que estaban invitados a la fiesta. Carlos se dio cuenta y tomó rápidamente la iniciativa, se acercó, la dio dos besos en la mejilla y la presentó a su chica. Rocío, sin saber qué decir, les invitó a pasar y avisó a sus padres, estos se dirigieron hacia ellos y a medida que se aproximaban los ojos de Lucas no perdían de vista el pecho de Zaida. Carlos se la presentó a ambos y Lucas se quedó charlando con ella, Alba le cogió de la mano y se lo llevó a un lado.

ALBA.- Vaya novia tienes, no pierdes el tiempo. ¿No es muy joven para ti?

CARLOS.- ¿Joven? Tiene 29 años.

ALBA.- Joder, y tú 44. ¿Folla bien?

CARLOS.- Eres un poco curiosa ¿No?

ALBA.- ¿Te la chupa y folla tan bien como yo?

CARLOS.- Como tú no, tu eres especial, ya lo sabes, pero como decidiste desaparecer de mi vida.

ALBA.- Eso puede cambiar, ahora que Rocío se ha ido a la Universidad podemos retomarlo donde lo dejamos, aunque yo se que si follabas conmigo era para tirarte a mi hija.

CARLOS.- Eso no es cierto, follaba contigo porque me gustaba como lo hacías, pero eso no quita para que también quisiera follarme a tu hija. ¿Tiene novio ya?

ALBA.- ¡Que va! Esta no tiene arreglo, su padre ha vuelto a abducirla y solo piensa en estudiar.

CARLOS.- Bueno, eso podemos arreglarlo tu y yo. ¿No te parece?

ALBA.- Jajaja, veo que no cambias. Has visto como mira Lucas a tu chica, no quita la vista de sus tetas, y luego va de santurrón por la vida.

Ambos miraron a Lucas y vieron como hablaba con Zaida y su vista iba una y otra vez a los pechos de la muchacha. Carlos miró también a Rocío y vio como ella no dejaba de mirarle, al  cruzar sus miradas Rocío bajó la vista rápidamente y se sonrojó al darse cuenta que la había pillado.

Zaida se aproximó a Carlos, le cogió de la cintura y le dio un piquito en la boca.

ZAIDA.- Joder, tu amigo no deja de mirarme las tetas.

CARLOS.- Jajaja. ¿Y no te gusta?

ZAIDA.- Bueno, tampoco me importa, pero es que me pone nerviosa. ¿Éste es el que decías que es muy recatado y conservador en sus costumbres?

CARLOS.- El mismo.

ZAIDA.- ¡Coñooo! Pues solo le ha faltado tocármelas. Por cierto, la chica que está en el rincón es su hija ¿No? ¿Cuántos años tiene?

CARLOS.- Va a cumplir 19.

ZAIDA.- Y con 19 años aun viste así, parece más una niñita de 12, en la universidad tendrá muchos problemas.

Carlos la miró y comprobó que lo que Zaida decía era cierto, Rocío llevaba un vestido corto sin mangas, de gasa y muselina blanca, con escote en la espalda y adornado con un lazo, los zapatos eran planos con hebillas, evidentemente su forma de vestir era más propia de una niña que de una muchacha de 19 años. Al verla sola en el rincón sintió pena y se aproximó para hablar con ella.

CARLOS.- Hola Rocío ¿Qué tal en la universidad?

Su vecinita le miró un instante y bajó la vista sonrojándose, aún era incapaz de mantenerle la mirada.

ROCÍO.- Bien.

CARLOS.- Supongo que sacarás muy buenas notas, siempre has sido una estudiante privilegiada.

ROCÍO.- Si, de momento llevo todos los exámenes aprobados.

CARLOS.- ¿Tienes ya algún noviete en la Uni?

Rocío notó como le subían los colores y avergonzada respondió que no. Carlos volvió a insistir.

CARLOS.- Bueno, pero habrá alguno que te guste o que tu le gustes a él.

ROCÍO.- No, no tengo tiempo, solo me dedico a estudiar, pero ya he visto que tu si tienes novia.

CARLOS.- Bueno, novia, lo que se dice novia, no. Salgo con ella, pero aún no es nada formal.

ROCÍO.- Es muy guapa.

En ese momento Lucas puso música, pidió a su esposa que bailase con él y dijo a los demás invitados que bailasen también. Carlos se acercó a Zaida, la cogió por la cintura y la apretó contra él, de vez en cuando miraba a Rocío y veía como ésta no dejaba de mirarles. Con la siguiente canción hubo cambio de parejas y Lucas fue rápido a por Zaida, Alba sonriendo cogió a Carlos.

ALBA.- ¿Has visto como está Lucas con tu novia? Ha sido ver sus tetas y perder los papeles, si te descuidas te la quita.

CARLOS.- Pues a mí me gustan más las tuyas, son mucho más grandes, no sabes lo que daría por tocarlas ahora mismo.

ALBA.- Jajaja, sigues igual de golfo.

Pasado un rato Zaida recibió una llamada del trabajo, una compañera del Hospital se había puesto mala y tenía que ir para organizar los turnos del día siguiente, se despidió de todos y se marchó dejando solo a Carlos. Éste la acompañó hasta el coche y después volvió a la fiesta, se sirvió una copa y se sentó frente a Rocío, la miró fijamente y reparó en que el vestido era tan corto que dejaba a la vista sus largas piernas, miró con detenimiento y pudo comprobar que su vecinita había tenido cuidado de no dejar ningún hueco por el que se viera nada indebido, tenía razón su madre, se había convertido en una niña modosita y recatada. – Es una pena, aunque todo puede cambiar. Pensó. – Decidido se levantó y la sacó a bailar, ella dijo que no pero Carlos la cogió de la mano e insistió obligándola a levantarse.

CARLOS.- No seas tonta, baila conmigo.

Ella finalmente aceptó y Carlos la cogió por la cintura, poco después subió una mano por su espalda hasta llegar al escote, al ponerla en contacto con su piel desnuda notó como su vecinita tenía un escalofrió, esto le incentivó y comenzó a acariciar con mucha suavidad la espalda de su vecinita, las yemas de sus dedos se deslizaban recorriendo cada centímetro y ella temblaba sin querer. – Bueno, parece que la está gustando, es el momento de ponerla a prueba. – Mientras bailaban la llevó lentamente a un rincón y allí la puso de espaldas a la pared de forma que nadie pudiera verla.

Entonces, de forma decidida y sin saber cuál iba a ser su reacción, bajó la mano que tenía en la cintura y la deslizó por la cadera hasta posarla sobre el trasero de Rocío, esperó unos segundos y vio que ella seguía bailando sin poner resistencia. - ¡Bien! Veo que no le disgusta, es el momento de rematar la faena. - Rodeó el glúteo con sus dedos y lo apretó con fuerza, su vecinita tuvo un nuevo escalofrío y se apretó contra su pecho. Carlos entendió que ella accedía a sus pretensiones y subió la tela del vestido hacia arriba hasta conseguir meter la mano debajo y tocar con claridad la braguita de su vecinita, esperó un poco y vio que de nuevo seguía bailando sin oponerse, por lo que metió sus dedos bajo la braguita y comenzó a acariciar su culo suave y prieto recorriendo el surco entre las nalgas, al llegar a su esfínter movió el dedo circularmente y presionó ligeramente, mientras hacía esto comprobó como ella aceleraba su respiración y echaba ligeramente el trasero hacia atrás separando sus nalgas.

Rocío llevaba toda la noche viendo a Carlos con su novia, sabía que estaba mal pero tenía unos celos enormes de ella, de repente vio como los dos se iban de la fiesta y poco después regresaba él solo, no sabía el motivo pero esto le causó una gran alegría. Cuando vio que su vecino se sentaba frente a ella y la miraba, no pudo evitar sonrojarse y ponerse muy nerviosa, más aún cuando la pidió que bailara con él, lo deseaba tanto. – Ummm, como me gustaría que me tocase como lo hacía antes, pero ya es imposible, tiene novia y estaría mal . –

Cuando Carlos insistió de nuevo no pudo negarse. – No pasa nada, solo es un baile.Pensó - Pero cuando él puso la mano en su espalda desnuda y acaricio su piel notó como su cuerpo temblaba sin poder evitarlo, le traían tantos recuerdos esas manos rozando su piel, sin poder controlarse se pegó a su cuerpo y notó su calor, entonces vio como su vecino deslizaba la mano y la acercaba a su culo. - ¡Dios! ¿Será capaz de tocarme? – Entonces notó como él metía la mano bajo su vestido y acariciaba su culo por encima de la braguita, su mente decía que no era correcto lo que hacía pero su cuerpo actuaba de forma contraria y no hacía nada para evitarlo, deseaba que él continuase acariciándola cuanto quisiera, al advertir que un dedo se adentraba entre sus nalgas y exploraba su pequeño orificio anal, sintió una gran excitación y no pudo evitar que sus caderas se movieran involuntariamente hacia atrás ofreciéndoselo a ese dedo invasor. - ¡Penétralo por favor! Por lo que más quieras. -

De repente Carlos se dio cuenta que había acabado la canción, ambos seguían bailando y su mano seguía explorando el culo de su vecinita, inmediatamente se separó de ella y miró al resto de los invitados, por suerte ellos no se habían dado cuenta de lo que hacía, entonces vio que Lucas se acercaba sonriendo.

LUCAS.- Vaya dos, parecéis dos tortolitos, si no fuera porque tienes novia pensaría que estás intentado ligar con mi hija, jajaja.

Rocío avergonzada se fue del salón sin decir nada, Carlos esperó un rato con la esperanza de que ella regresara pero no fue así. Poco después se despidió y se fue a su casa, sin esperar un segundo entró en su cuarto, se asomó a la ventana y vio en la habitación de enfrente a Rocío sentada en la cama mirando el espejo. Por un momento pensó encender la luz para que ella le viera, pero en lugar de eso permaneció oculto entre las cortinas espiándola con el deseo de que se desnudase para él como hacía meses antes.

Pasados unos minutos, que le parecieron eternos, vio como Rocío se levantaba y se aproximaba al espejo, giraba la vista en dirección a la ventana y muy lentamente soltaba el lazo de su vestido, después desabrochaba uno a uno los botones y tiraba de las hombreras hacia abajo dejando que se deslizasen por sus brazos, entonteces vio como el vestido caía dejando a la vista sus pechos desnudos y las diminutas braguitas que antes había podido acariciar, Carlos instintivamente abrió la cremallera del pantalón y sacó su miembro, esa niña estaba excitándole de una forma que iba a volverle loco.

Rocío estaba sentada en la cama pensado en lo que había ocurrido mientras bailaba cuando le pareció ver a su vecino en las sombras de la habitación, se levantó y se miró en el espejo, con su vestidito blanco se veía muy guapa y quería que él la viese también, sin pensarlo comenzó a quitárselo. – Quiero que me vea desnuda, si me hubiese elegido a mí en lugar de a mi madre ahora podría tenerme sin límites. – Dejó caer el vestido y vio sus pechos reflejados en el espejo, su pequeña areola rosada y los pezones del tamaño de un garbanzo. – Son bonitos, mejores que los de su novia. – los tomó entre sus manos y los acarició con suavidad, después cogió los pezones con las puntas de los dedos y tiró de ellos, al instante notó como un escalofrío recorría su cuerpo y su sexo se humedecía inevitablemente. – Ummm. Me encanta. – Miró de reojo a la ventana de su vecino y supo con certeza que él estaba allí observándola, así que se dejó caer en la cama y separó las piernas mostrándole su braguita húmeda, sin dejar de pellizcarse los pezones llevó la otra mano al interior de su braguita y comenzó a tocarse.

Carlos estaba excitadísimo, ya no se ocultaba tras la cortina y ahora se asomaba a la ventana y se masturbaba viendo como su vecinita acariciaba su coñito bajo la braga, veía el movimiento de sus dedos debajo de la telilla y eso le ponía a cien, no paraba de pensar que podía haber sido él quien acariciase ahora ese sexo que a todas luces estaba empapado, desde donde estaba podía ver como la mancha de humedad se extendía por momentos por la telilla que cubría esa vulva suave y rosada. - ¡Joder! Lo que daría ahora por follármela! – Pensaba en la oportunidad que tuvo y rechazó, aquel maldito día que ella le rogó en el probador de la tienda que se la follara y fue él quien no quiso.

Rocío acariciaba su clítoris con suavidad, movía su dedo de forma circular y muy lentamente, su intención era alargar aquello el máximo tiempo posible, por un lado para disfrutarlo ella pero sobre todo para mantener la atención de su vecino, quería que él se excitara viendo como se tocaba. Con una mano separó la braguita mostrándole su vulva rosada por la que deslizaban gotitas de flujo que de forma constante expulsaba su sexo, y con dos dedos retiró el capuchón del clítoris ofreciéndole un primer plano de su botoncito que ya se veía rojo e hinchado, después cerró los ojos y volvió a acariciarlo con un dedo mientras con la otra mano recorría el surco entre sus labios y metía de golpe dos dedos en su vagina lubricada. - ¡¡Dios!! ¡Que bueno! – De vez en cuando levantaba la cabeza y abría los ojos para comprobar que él seguía allí mirando. – Siiii, mírame, quiero que veas mi sexo, me encanta que me espíes mientras me toco. –

Carlos veía como su vecinita acariciaba su clítoris cada vez con más rapidez y sus dedos penetraban su vagina más profundamente, esta visión hacia que su mano sacudiera su polla frenéticamente. - ¡Joder! Voy a correrme enseguida no puedo controlarme. – Intentaba retardarlo de alguna manera pero su grado de excitación se lo impedía.

Rocío miró la ventana y vio como su vecino estaba allí observándola, sacó los dedos con los que estaba follando su vagina, los llevó a su boca y los chupó manteniéndole la mirada, después los pasó por el surco de la vulva hasta llegar a su ano y entonces presionó con uno su estrecho orificio hasta que rompió la presión y entró casi completo, esto era algo nuevo para ella, nunca se había tocado de esta forma y lo había conseguido con gran facilidad. – Ummmm, siii, me gusta. – Sentía un enorme placer y miraba constantemente a la ventana para comprobar que su vecino lo veía también, le estaba mostrando su sexo abierto y le ofrecía un auténtico espectáculo, le dejaba contemplar como espectador privilegiado como ese dedo follaba su culo virgen casi con violencia, Rocío estaba tan excitada que se clavaba una y otra vez ese dedo en el ano al tiempo que su respiración se aceleraba y sus gemidos aumentaban por momentos.

ROCÍO.- Ummmm. ¡Dios! ¡Que bueno!

Carlos podía oírla perfectamente a través de la ventana.

CARLOS.- ¡Tócate! ¡Tócate para mí!

Rocío, ya descontrolada, vio como llegaba el deseado orgasmo al tiempo que notaba como su esfínter palpitaba apretaba con fuerza ese dedo que tenía metido dentro de su recto y que no deseaba sacar.

Carlos veía como se corría su vecinita y solo pensaba en el placer que hubiese sentido si hubiese sido su miembro el que penetrase ese estrecho esfínter, con esa idea en la mente se abandonó hasta que vio como su pene comenzaba a expulsar semen contra la ventana.

Rocío al verle sonrió, se aproximo desnuda a la ventana y cerró la persiana.