El despertar de Karina 3
Karina sigue descubriendo el placer de exhibirse
Después de recordar parte de lo sucedido el día anterior se sintió asombrada de sí misma al tiempo que una vez más la excitación recorría placenteramente su cuerpo; al verse en el espejo notó que el vestido estaba muy sucio, tenía manchas blanquecinas y también huellas de pisadas y pensó en pedir que lo lavaran al tiempo que pedía algo de comer, pues tenía mucha hambre; al colgar el teléfono notó un sobre con su nombre, al abrirlo vio que contenía dinero y una nota que decía: “Karina: Este es el pago acordado mas un extra; estuviste fantástica, coges muy rico, seguimos en contacto”.
Karina se quedó con la mente en blanco por un momento y al tomar conciencia de lo que había hecho por dinero dijo en voz alta … --Soy una puta ... ya soy una puta --, mientras que sentía palpitar su vagina como si ésta le respondiera “Siiiiii”. – una puta que cobra por coger --, los pezones le dolieron al endurecerse por la excitación.
Se metió al baño y se sentó en el bidet para dejar que un chorro de agua fría refrescara su sexo y su dilatado culito durante un buen rato mientras meditaba en lo sucedido hasta entonces, ella siempre se había considerado una chica decente y ahora estaba en un hotel lavándose la vulva como una puta cualquiera, a su pesar sintió un estremecimiento de placer al pesar en eso; se acababa de meter a la ducha cuando tocaron a la puerta; era el mesero que traía el desayuno, Karina trató de envolverse en la toalla pero apenas si alcanzaba a cubrirla; ante la insistencia del mesero acudió a abrir la puerta, el mesero entró para dejar la charola sobre una mesita y sin apartar la mirada de ella, vio como se le entreabría la toalla de enfrente dejando ver la mata de pelos y cuando ella le dio la espalda para sacar el dinero de su bolso también le pudo ver la nalgas, después de recibir el dinero preguntó por el vestido que se iba a lavar; Karina se dio la vuelta y se estiró sobre la cama para tomar el vestido sin darse cuenta de que al hacerlo se le levantó la toalla mostrando a plenitud sus nalgas y los pliegues de su sexo, el ver la expresión de lujuria en la cara del mesero mientras le entregaba el vestido le provocó una oleada de placentero calor.
Se terminó de bañar y se sentó a desayunar sobre la cama mientras veía en el televisor una película porno sobre una chica a la que le gustaba coger en público, la palabra “puta” rondó en su mente y excitada se masturbó hasta alcanzar un orgasmo que la dejó con el cuerpo tembloroso, entrecerró los ojos y sin darse cuenta se quedo dormida.
Cuando tocaron a la puerta buscó la toalla para envolverse pero estaba húmeda y fría, pensó en envolverse en una sábana pero la noto muy sucia, por lo que después de pensarlo un poco sonrió y decidió abrir la puerta sin cubrirse; excitada abrió totalmente la puerta para encontrarse al mesero que le traía el vestido y la cuenta del servicio, Karina tomó el vestido y se dio la vuelta para ir por el dinero, disfrutando la sensación de exhibirse caminó con lentitud para pagar al mesero que no dejaba de verla con deseo, lo que le encantó a Karina, en cuanto cerró la puerta se recargó en la puerta mientras jalaba aire y se decía – debo estar loca-- .
Se vio nuevamente al espejo para ver cómo le quedaba el vestido; notó que por más que tratara de cubrir sus pechos, la delgada tela apenas alcanzaba a cubrir sus pezones dejándolos casi a la vista y mostrando parte de las aureolas, ; luego se dio la vuelta para verse de espaldas para ver que tan corto le quedaba el vestido, apenas le quedaba a unos centímetros debajo de las nalgas y se le ajustaba a la cadera; nunca en su vida había pensado en ponerse algo tan revelador y ahora no tenía mas remedio que salir así a la calle, sintió un cálido hormigueo que recorrió su cuerpo.
-- Parece el vestido de una puta, … uso un vestido de puta … porque … porque soy una puta – se decía como si tratara de convencerse a sí misma, o es que acaso disfrutaba de la idea de ser una puta.
Mientras se veía en el espejo noto que algo había caído de entre las sabanas, era una media de red de color negro con liga con encajes rojos, después de buscar en la cama y debajo de ella encontró el par y un liguero rojo con encajes negros, se puso las medias para ver si alcanzaban a cubrir los pequeños moretones de la parte alta de sus muslos aunque fuera un poco, satisfecha se puso el liguero notando en el espejo la forma en que se traslucía el vestido, pero esta ves decidió conservar las delicadas prendas, con cierto deleite noto que se alcanzaba a ver un poco de su piel entre la liga de la media y el borde del vestido.
Recibió una llamada de la administración para indicarle que ya se había vencido la habitación, había llegado el temido momento de salir, dudó antes de abrir la puerta y dirigirse hacia el elevador, al pasar por el recibidor vio su imagen en un espejo notando una vez más cómo lo corto del vestido mostraba sus hermosos muslos y resaltaba el tamaño de sus pechos, salió del hotel tratando de orientarse, cerca vio una avenida por la que pasaban peseras, mientras caminaba sentía la brisa colarse entre sus muslos provocándole sensaciones de placer, desde algún carro le gritaron ofensivos piropos y otros le tocaban el claxon para llamar su atención y preguntarle cuanto cobraba, con cierta sorpresa Karina se dio cuenta que le empezaba a gustar el llamar la atención, sonriendo apresuró el paso mientras trataba de evitar que el vestido se le levantara.
Vio una farmacia y temiendo estar en sus días fértiles decidió comprar la “pastilla del siguiente día” pues no quería quedar embarazada; la atendió una simpática chica que no perdió detalle del vestido y de las marcas de sus pechos y muslos, quien sonriendo le comentó – Se ve que tuviste acción con un hombre muy … fogoso --, Karina sonrojándose le contestó .. – puesss…si, pero ... la verdad ... no fue con uno sino con ... tres --, sorprendida de su audacia se acercó al refrigerador y sin darse cuenta se agachó sin doblar las rodillas para sacar un refresco, el vestido se le levantó dejando ver no solo sus nalgas sino también los pliegues de su sexo ya húmedo, la chica sólo atinó a responderle, -- ¡¡¡¿en serio?..., con tres ... !!!, la verdad a mi me daría miedo y … no se si me atrevería a salir a la calle con un vestido tannn … cortito como el tuyo … y … sin calzones --, -- ehhh … esteee … yo tampoco me creía capaz, pero … este … ¿cómo sabes que no traigo … calzones?—
-- ahorita que sacaste el refresco del refri se te subió el vestido y se te vio todo, deberías tener más cuidado, además como que se te transparenta el vestido--
--¡ay que pena!, pero es que hoy en la mañana por más que busqué sólo encontré este vestido –
-- ¿entonces ese vestido no es tuyo? –
-- nnnoo …, bueno sssii …, esteee … lo que pasa es que me lo puse para agradar a mis … amigos, no sé donde quedó mi ropa, ¿sabrás de algún lugar por aquí donde pueda comprar algo? --.
-- pues …, bonitos amigos si te dejaron sola … y con tan poca ropa …
-- si ¿verdad? …, este … ¿si sabes dónde puedo hallar algo? ---
-- por aquí cerca no, lo siento--.
Salió de la farmacia dirigiéndose hacia la avenida; cuando llegó se puso a ver los destinos marcados en las peseras, pero ninguna le parecía conocido, sabía que estaba llamando la atención de la gente que también esperaba transporte, sonriendo para sí misma paraba las nalgas y hacía resaltar sus pechos, sentía la brisa soplar bajo la falda refrescando su húmedo sexo al tiempo que se la levantaba de vez en cuando causándole placenteras sensaciones al pensar que se le veían las nalgas.
Llegó una pesera con el símbolo del metro y el nombre de una estación que no lo era conocida, se acerco y pregunto al conductor si llegaba a alguna estación del metro, le contesto que llegaba al tren ligero, subió pero no había asientos libres por lo que permaneció parada, sabía que los hombres no le quitaban los ojos de encima, miraban con deleite cómo se le mecían los pechos con el brincoteo de la pesera que también hacía que se le subiera por momentos el corto vestido mostrando un poco más de sus hermosas piernas, no faltó el que se agachara para tratar de ver algo mas bajo el vestido; le gustó el saberse observada con deseo; mientras sentía la humedad de su encharcada vagina notó que poco a poco se iban descubriendo sus pechos hasta que pudo ver cómo se empezaban a asomar sus aureolas, excitada decidió no hacer nada para cubrirse.
Al principio se sujetaba de las agarraderas de los asientos, pero luego consciente de lo que iba a pasar se sujetó de la agarradera del techo, lo que hizo que le subiera levemente el vestido dejando ver el inicio de sus nalgas, notó de inmediato la reacción de los hombres que la miraban, cerró los ojos mientras escuchaba con placer los comentarios que le dedicaban; escuchar la palabra “puta” le causaba extrañas y placenteras sensaciones, cuando llegaron a la estación con toda malicia decidió agacharse como si quisiera ver al exterior, lo que hizo que mostrara las nalgas y los pliegues de su sexo, al momento escucho silbidos y exclamaciones, lo que la hizo sonreír, cuando bajo de la pesera pensó … “ que descarada me estoy volviendo “ mientras soltaba una pequeña carcajada.
Vio que camino a la entrada de la estación había puestos ambulantes, se acercó a uno en donde vendían ropa, mientras buscaba algo que le quedara alcanzó a escuchar a lo lejos un comentario … -- mira a esa putita, cada ves que se agacha se le ven las nalgas --, --y no trae calzones, esta bien buena la puta esa --, -- claro, enseña las nalgas como la puta que es, ¿Cuánto creen que cobre? --; este último comentario hizo que una extraña sensación recorriera su cuerpo y bruscamente echo a caminar hacia la estación mientras sentía que una ola de calor abrazaba su cuerpo y le faltaba el aire.
--Me dijeron puta, ya saben que soy una puta, una puta que cobra, una puta que enseña las nalgas, puta, puta, soy una puta --, murmuraba mientras se alejaba del lugar sintiendo cómo se encharcaba su vagina que parecía palpitar con ansia, notó cómo se remarcaban sus duros pezones apenas cubiertos por la delgada tela, vio que sus aureolas se asomaban levemente y por un momento pensó que se le habían oscurecido; se alejó a toda prisa mientras murmuraba – puta, puta, soy una puta, ¿Cuánto cobran las putas como yo? --, subió a toda prisa las escaleras para entrar a la estación escuchando a sus espaldas un revuelo de gritos y chiflidos que la enardecieron aún más, llegó al andén y buscó un lugar para abordar el tren
El tren venía lleno, después de dejar pasar tres trenes decidió subir al siguiente o nunca saldría de allí, en cuanto subió se sintió estrujada pues eran muchos los trataban de subir, pronto sintió roces en sus nalgas, al principio pensó que eran incidentales pero pronto se dio cuenta que alguien le acariciaba las nalgas, al principio levemente pero después de un rato con todo descaro metió las manos por debajo del vestido para tomarla por las caderas desnudas, trato de moverse para evitarlo pero alguien la abrazo por detrás mientras le decía al oído, --Tranquila putita o todos se darán cuenta, desde la pesera me muero por agarrarte las nalgas--, sin poder moverse, pronto empezó a disfrutar del toqueteo a sus nalgas, no tardo en subirle el vestido hasta la cintura para después meter los dedos en su encharcada vagina, al tiempo que metía la otra mano en el escote, acariciando los pechos y estrujando los pezones.
Karina se estremecía de placer y apenas podía contener sus gemidos mientras en su mente rondaba la palabra “puta”, después de un buen rato el hombre sacó los dedos de su vagina y los acerco a la boca de Karina, quién los chupó con avidez, pronto sintió como el hombre trataba de meterle la verga, instintivamente ella separo un poco sus piernas y arqueando su cuerpo paró las nalgas facilitando la penetración que la hizo gemir de placer, al principio trataron de moverse lentamente para no llamar la atención, pero conforme el placer aumentó, la fuerza de sus movimientos empezó a llamar la atención de los demás, que trataron de dejarles mas espacio para poder ver mejor; pronto Karina se sujetaba fuertemente de un pasamanos mientras inclinaba aún más su cuerpo para facilitar la cogida, gemía y gritaba de placer mientras contraía rítmicamente su vagina, pronto empezó a sentir las contracciones de la verga mientras inundaba su vagina con abundante semen que empezó a escurrir por sus piernas, no tardó en correrse entre gritos de placer, dejando sus medias mojadas y un charco en el suelo.
Después de dar unos empujones mas, el hombre le sacó la verga y la metió en el pantalón, luego sacó unos billetes y los medió por debajo de la liga de la media mientras le decía – te los ganaste --, alejándose de ella mientras se reía a carcajadas, Karina, agitada y sudorosa, tardó unos segundos en tomar conciencia de que seguía inclinada, con el vestido levantado hasta la cintura en plena exhibición de sus nalgas y de su entreabierta vagina, con los pechos fuera del vestido mientras la gente comentaba la buena cogida que le habían dado a “la puta esa” y señoras indignadas le gritaban que era una descarada y que se tapara porque había niños cerca.
Avergonzada se incorporó y acomodó el vestido mientras la gente la seguía viendo, en su interior se sentía sorprendida por las placenteras sensaciones que recorrían su cuerpo y por lo mucho que le había gustado el que se la cogieran enfrente de la gente, llegaron a la estación terminal y bajó del vagón; recordó que afuera había baños públicos y se dirigió a ellos tan rápido como se lo permitían sus temblorosas piernas; sacó agua del tanque del baño para lavar los hinchados labios de su vagina así como sus piernas y las medias volviéndoselas a poner aun húmedas, también lavó las zapatillas que estaban todas embarradas de los flujos de la cogida que le acababan de dar, mientras se acomodaba el vestido tomó el dinero que le habían puesto en la media, eran ### pesos, mientras lo guardaba en su bolsa se dijo .. – soy una puta de ### pesos --, mientras empezaba a llorar al tiempo que decía … -¿Qué estoy haciendo?-.
Después de tranquilizarse se lavó la cara y peinó su largo pelo negro, para terminar maquillándose de tal forma que realzaba llamativamente sus facciones y la carnosidad de sus labios, sonriendo se vio apreciativamente y se dijo a sí misma – hola putita --,
luego decidió ponerse maquillaje en los pechos para disimular los chupetones.
Cuando salió se acercó a un puesto de ropa que estaba cerca, había vestidos que le parecieron bonitos, aunque ella estaba acostumbrada a cosas mejores, aún así trató de comprar uno que cubriera mas su cuerpo pero no encontró de su talla, mientras recorría otros puestos escuchaba los silbidos y obscenos piropos que le dedicaban los hombres al verla pasar y nuevamente se empezó a sentir enardecida, excitada, a su pesar lo disfrutaba y de que manera, en un puesto vio diminutas tangas de todo tipo, de pronto sonrió y se dijo a sí misma, -- ¿para qué?, además una puta como yo sólo usa vestidos como éste – al tiempo que se dirigió con decisión a las escaleras que la conducirían nuevamente al metro.
Mientras subía por la escalera eléctrica escuchaba con deleite los silbidos y por sus comentarios sabía que se le veían mas que las nalgas al subir por la escalera, llegó al andén y esperó a que llegara el tren notando con cierto desencanto que había poca gente, cuando subió ocupó un asiento individual y trató de acomodar el vestido para cubrir sus piernas, pero era tan corto que sabía que desde el ángulo adecuado cualquiera se daría cuenta que no traía calzones, además el tejido que cubría sus pechos había cedido un poco y tendía a dejar al descubierto sus aureolas.
El cansancio de una noche de placeres, el calor que hacía y el suave movimiento del tren hicieron que se adormilara, poco a poco empezó a separar las piernas causando que el vestido se le subiera y aunque traía el bolso sobre éstas pronto no fue suficiente para cubrirla, además con el brincoteo del tren se bamboleaban sus pechos lo que empezó a descubrir poco a poco las aureolas hasta que finalmente sus pezones quedaron totalmente al desnudo, pronto los hombres trataban de ver lo mas que podían del bello cuerpo de la hembrita, alguien se atrevió a estirar la mano para hacer que los pechos saltaran completamente del vestido y otro subió poco a poco el vestido dejando más a la vista su pelambre y los entreabiertos labios de su hinchada vulva, aún dormida seguía excitada y su clítoris sobresalía con claridad, empezaron a rozar los pezones que rápidamente se pusieron duros, dormida respiró con fuerza y murmuro algo, por alguna razón acercó las caderas al borde del asiento, alguien toco su rodilla para hacer que separara aún más los muslos y luego empezó a acariciar suavemente el clítoris, aún dormida el cuerpo de Karina empezó a reaccionar, cuando le metieron de golpe dos dedos en la vagina despertó, desconcertaba empezó a gritar, los hombres se alejaron mientras se carcajeaban y comentaban acerca de la puta exhibicionista, sintiéndose humillada bajó del tren antes de darse cuenta que tenía el vestido levantado y los pechos de fuera.
Después de acomodarse la ropa vio que se encontraba en la estación cercana al centro comercial donde había empezado todo y decidió salir, se sentó en una banca y pronto se dio cuenta de que llamaba mucho la atención de los que estaban cerca, algunos se detenían a verla y no faltó el que usara su celular para tomarle alguna foto, quiso saber la hora y sacó su celular, dándose cuenta que estaba apagado, lo prendió y justo sonó su teléfono, era una de sus amigas que después de reclamarle que tuviera el celular apagado le preguntó en donde estaba, sin pensarlo le dijo donde y entonces su amiga le dijo, -- mira que casualidad, ya estamos llegando -- , al escuchar esto Karina se puso de pié y trato de alejarse, pero se encontró de frente a sus amigas, quienes miraron asombradas la vestimenta de Karina.
¡¡¡Karina!!!, que vestido tannn … sugerente y … revelador traes puesto; nunca pensé que te vería así--.
¡¡¡Karina!!!, ¡¡¡que bárbara!!!, ¡¡¡poco te falta para estar encuerada …!!!
Karina no supo que responder mientras saludaba de beso a sus amigas, quienes miraban escandalizadas el revelador escote que ante la evidente ausencia de sostén prácticamente mostraba al desnudo sus hermosos pechos, veían las aureolas y la forma en que se marcaban los apenas cubiertos pezones, no dejaron de notar los chupetones que tenía en cuello, pechos y incluso entre los muslos.
Nunca la habían visto con una falda arriba de la rodilla y ahora se sorprendían al verla con un vestido tan corto que apenas alcanzaba a cubrirle las nalgas y que dejaba totalmente al descubierto sus hermosos muslos cuya belleza resaltaba con las medias de red y sin mencionar que daba la impresión de ser casi traslúcido.
-- ¡¡Ayyy!!, me siento tan avergonzada de que me hayan visto así, yo misma no se explicarme lo que me pasó … --
-- Cuéntanos, para eso somos tus amigas – le dijeron mientras la miraban con sorpresa, aunque Karina no lo notó por tener la vista fija en el suelo, --ven vamos a tomar un café--, le dijeron al tiempo que una de ellas la abrazaba para animarla a caminar.
Empezaron a caminar hacia una pequeña escalera que salía de la plaza en que se encontraban y cuando llegaron a ella disimuladamente dejaron que Karina subiera primero y sorprendidas vieron que el vestido era tan corto que se le veían fácilmente las nalgas, luego en voz baja una le comentó a la otra con voz escandalizada – ¡Que bárbara, creo que no trae calzones! --, --no, no trae calzones, ¿qué le ha pasado?--, --ya lo sabremos al rato--, mientras apresuraban el paso para alcanzarla.
Mientras caminaban se escuchaban silbidos y piropos atrevidos dedicados a Karina, quién sólo atinaba a sonrojarse, aunque en su interior las disfrutaba mientras sentía cómo su vagina se humedecía al tiempo que deliciosas oleadas de placer recorrían su cuerpo, no pudo evitar un gemido de placer mientras cerraba los ojos y jalaba aire al tiempo que aumentaba el contoneo de sus caderas y levantaba las nalgas.
-- ¿Karina, te sientes bien? –
-- si, si, es que de pronto sentí algo ,,, rico –
-- ¿algo rico?, ¿a que te refieres? –
-- este …, olvídenlo, no creo que lo pueda explicar --.
Llegaron al Centro Comercial y entonces sus amigas recordaron que el café al que acostumbraban ir se encontraba en un segundo nivel y que tendrían que subir por escaleras eléctricas que generalmente son muy concurridas, por lo que le dijeron a Karina que mejor buscaran otro lugar.
--¿Porqué?, siempre hemos ido a ese café, además tengo antojo de comerme un par de bísquets de ahí. –
-- Este … es que no creo conveniente que subas por esas escaleras –
-- ¿Porqué no?, además no conozco otra forma de subir—
-- ¿Es que no te das cuenta?, ¡con ese vestido se te ven las nalgas! –
-- Ohhh, es cierto – dijo mientras ponía el dorso de sus manos sobre las nalgas y después de meditarlo les dijo, -- y si les dijera que aún así quiero subir –
-- ¡Estás loca!, ¿cómo vas a subir sin que se te vean las nalgas? –
-- Es que … la verdad, no se cómo explicármelo, pero … el pensar en que me vean las nalgas me causa cositas ricas …--.
-- ¿Cositas ricas?, ¿a que te refieres?—
-- Es que me dado cuenta que el saber que me están viendo las nalgas me gusta – y sin que mas decir echó a andar hacia las escaleras eléctricas mientras sus amigas le miraban con asombro, después de verse brevemente también fueron hacia la escalera.
Karina abordó la escalera y adoptando una pose despreocupada separó levemente las piernas y paró las nalgas, los que venían atrás de ella no perdieron detalle de los húmedos pliegues de su vulva mientras que sus amigas sólo la miraban escandalizadas.
Los silbidos y comentarios causaron gran placer en el cuerpo de Karina, mientras sus amigas no salían de su asombro, también ellas empezaron a sentirse excitadas sobre todo cuando alcanzaron a ver el espectáculo que era ver las nalgas y pliegues de su amiga.
En cuanto llegaron al café buscaron un lugar discreto para sentarse, pensando en que Karina no quedara expuesta a las miradas de los demás, las sillas del café eran bajitas y aún cuando Karina se sentó con cuidado y tratando de cubrirse, sus amigas vieron fácilmente la desnudez de su sexo, notando que también lucía chupetones entre los muslos y que tenía muy hinchados los entreabiertos labios de su vulva.
-- Este … haber Karina, cuéntanos que ha pasado contigo –
-- Si, dinos, es que no tienes idea de lo asombradas que estamos al verte vestida … o mejor debiera decir desvestida así.
-- Siempre te hemos insistido en que te vistas mas juvenil, en que enseñes un poquito pero hoy si que te volaste la barda con ese vestido que se te transparenta tanto … --.
-- Es que no me explico cómo puede ser que no traigas calzones, tú que siempre has sido tan recatada en tu forma de vestir –
-- Y con tantos chupetones en tu cuello, pechos y por lo que veo en tu entrepierna … --
-- Dinos la verdad, ¿alguien te presionó para que te vistieras así?, ¿te están chantajeando o algo así? --.
-- Sí, ándale dinos, ¿necesitas ayuda?, ¡vamos a denunciar al que te obligo a salir así!--
-- Ayyy Karina, ¡no nos digas que te raptaron y violaron! –
-- noooooo, nadie me violó … ni me rapto … ni … ni … ni me obligo … a hacer esto--
-- entonces …---
-- Esperen, me están aturdiendo más de lo que ya estoy, ni siquiera sé por donde empezar o que decir o que hacer o … o … o qué, para luego soltar el llanto por momentos. –
Cuando se tranquilizó lo primero que les comento fue que nadie la había obligado a ponerse ese vestido, sino que en su momento le había parecido bien, pues no pensó que tendría que salir a la calle con el puesto a la mañana siguiente.
-- A ver, ¿Cómo que “en su momento” te pareció bien? –
-- Para que me entiendan tendría que contarles todo lo que pasó y la verdad no se si deba –
-- pues debes, sino ¿cómo te vamos a ayudar? –
-- es que no creo necesitar ayuda, simplemente me dejé llevar por lo que me pasó –
-- Karina, precisamente queremos saber que pasó para entender qué te llevó a andar en la calle con un vestido tan revelador, tan corto, con los pechos casi de fuera y para completarla ¡hasta sin calzones! –
--¿Y si les dijera que en parte ustedes tienen la culpa de lo que me pasó?—
--¡estas loca!, ¿qué tenemos nosotras que ver con esto?—
--, no entiendo a que te refieres –
-- lo que quiero decir es que por lo que sea ustedes me dejaron colgada ayer y yo para no perder el día me fui al Centro Comercial en donde empezó todo –
-- Mmmm, no estoy de acuerdo pero a final de cuentas solo tú sabes cómo pasaron las cosas—
--si, mejor cuéntanos todo. –
Continuará …