El Despertar

¿Qué hacer si todo lo que tenías planeado para la vida se desmorona en un segundo? ¿Es mejor decir la verdad o mentir para evitar un dolor inminente? ¿Cuánto tiempo se puede fingir ser otra persona? El miedo es la peor venda que puede cubrir nuestra vista porque nos inmoviliza completamente, pero todos podemos escuchar el llamado a despertar, incluso de la mano de quien menos pensamos

Veo mi reloj y marca las 20:47 pm, apenas han pasado un par de horas desde que llegué a Chile nuevamente. Escucho a mi padre y aunque es poca la atención que le he puesto, la emoción se nota en su voz. El conductor debió irse por el centro para pasar a comprar algunas cosas que ya no están en mi departamento y mientras el auto avanza por las calles de la ciudad mi mente se va alejando más entre los recuerdos de hace años.

  • Mía – vuelve a decir mi padre al notar mi evidente falta de atención – sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?

  • Sí, lo sé papá – respondo sonriendo e intentando que crea en mis palabras – solo estoy muy cansada por el viaje, necesito dormir.

Con 24 años soy la única heredera de la compañía familiar, una de las más prestigiosas agencias a nivel nacional e internacional, estudié fotografía y relaciones públicas. Al igual que mi padre soy amante de los libros, el teatro y la música.

Mis padres están separados desde que tenía 12 años, sin embargo ambos me criaron con amor y respeto, aunque las decisiones con respecto a mi educación las tomó siempre mi padre teniendo en consideración que sería quien tendría que asumir, en algún momento, el mando de la compañía. Mi madre, vive actualmente en un pequeño pueblo al norte de la capital con su pareja y 2 gemelos de 4 meses que espero conocer la próxima semana. Con ella mi relación es un poco más lejana, pero sé que puedo confiar en ambos y que me apoyan incondicionalmente.

Llegamos a un mall para comprar las cosas. Hay mucha gente sonriendo, con bolsas, conversando. Nos dirigimos a la tienda y luego de elegir algunas cosas (una cama, sofá, cómoda, televisor, computador y celular), mi padre me ofrece pasar a comprar algo para comer. Ni siquiera había pensado en el hambre que tenía, hasta que él mencionó la palabra comida. Compramos algo para llevar en un restaurant de comida tailandesa cercano a mi departamento.

Vuelvo a mirar la hora y ya casi es media noche, mi padre se fue hace unos minutos luego de haber cenado y ponerme al día sobre algunos eventos a los que debo asistir en unas semanas.

  • Se ve tan grande – Digo en voz alta como si alguien pudiera oírme

La mayoría de mis cosas seguían en su lugar, según dijo mi padre solo sacaron algunas para regalarlas a una familia que trabajaba con él que estaba pasando por un mal momento. No me pareció extraño sinceramente porque él sabía que de cualquier forma querría cambiar todo al regresar, y si sirvieron para ayudar a otras personas, no podría negarme. Tendré que dormir en la pieza de huéspedes algunos días hasta que llegue la cama que compré y vengan a armarla. En estos momentos agradezco muchísimo haber comprado un colchón cómodo, porque luego del viaje realmente necesito dormir bien.

Mi departamento tiene 2 habitaciones, la principal y la de huéspedes, el living y comedor eran independientes entre sí. Hay dos terrazas, una grande con mesa, sillas y una parrilla, cerrada con ventanales y otra más pequeña en mi habitación con una reposera. Las paredes habían sido pintadas nuevamente de un color blanco invierno, seguramente mi madre se había encargado de eso y de regar mis plantas.

Está lloviendo cuando despierto y hace frío en el departamento, tal vez no fue buena idea dejar las ventanas abiertas durante la noche aquí. Miro la hora y son las 5:20 am, por un momento pensé en volver a dormir, pero con tanto ruido en mi cabeza será complicado, así que me levanto por un té. Es extraño volver a estar en este departamento sola, antes de irme compartí este lugar con Rubén, mi novio por casi un año. Fue una relación extraña y hasta violenta de cierta forma, sus celos llegaron a ser enfermizos y la paranoia lo llevó a intentar golpearme un par de veces. No sé porqué lo permití, pensé que estaba enamorada, los momentos buenos eran pocos, pero de alguna manera él lograba que pesaran más que las incontables peleas.

Mientras tomo mi té camino hacia la terraza y observo la lluvia y las luces de la ciudad. Es uno de los beneficios de vivir en el piso 22 y una de las razones por las que compré este departamento.

Los recuerdos con Rubén siguen llegando, aunque no quisiera tener bastante de ellos, ahí están. Nuestra primera cita, el primer beso, la primera discusión, etc. De alguna forma él rompió la seguridad que siempre tuve. La última vez que lo vi, fue un martes, ese día tenía una reunión con uno de los clientes más importantes de la empresa, me estaba preparando para salir cuando él llegó enfurecido y con olor a alcohol. Cerró la puerta muy fuerte y en segundos llegó a la habitación, sin darme oportunidad de hablar o reaccionar me empujó a la cama y sosteniendo mis manos sobre mi cabeza comenzó a gritarme exigiendo que le dijera la verdad sobre la cita a la que iría ahora. No sé cómo pudo llegar a pensar que lo engañaba si mi tiempo solo se dividía entre el trabajo y él.

Sus gritos eran cada vez más fuertes al igual que sus insultos y a pesar de mis esfuerzos por soltarme o calmarlo, nada funcionaba. Fue en segundos que vi a papá y Luis, un amigo abalanzarse sobre Rubén, entre los dos lo redujeron mientras Laura, mi madrastra, me tomaba para sacarme de la habitación. Luego de unos minutos llegó la policía para llevarlo. Mi padre prometió que jamás iba a volver a acercarse a mí, él se encargó de todo lo que vino después.

El amanecer se acerca y mi té había desaparecido. Me dirijo a la habitación y busco ropa para trotar. Hace bastante tiempo que no lo hago aquí y a pesar de la lluvia es un hábito que intento mantener constante antes de realizar cualquier otra actividad en el día.

Luego de casi 2 horas llego nuevamente al departamento con más energía y voy directamente a la ducha, al salir tomo mi nuevo celular para marcar el número de Paula. Tengo que marcar varias veces hasta que responde con voz de estar despertando recién.

  • ¿Hola? – dice preocupada - ¿quién es?

  • Tal vez no reconozcas el número dormilona, pero seguro sí mi voz – digo sonriendo

  • ¿Mía? – puedo notar la sorpresa en su tono – si eres tú te digo en seguida que mereces dos golpes míos, uno por no llamar antes y otro por despertarme tan temprano

  • Extrañaba tus amenazas amiga – digo sin ocultar mi alegría – estoy en Chile, ¿podemos vernos?

  • Claro que sí, ni lo preguntes es una obligación, exijo todos los detalles sobre tu viaje – poniendo énfasis en los "detalles"

  • Ok, ok prometo que los tendrás, ¿vienes a almorzar hoy?

  • Si! Estoy allá a las 13:00 hrs. – responde apenas dejándome terminar la invitación – y tenme helado para el postre

  • Por supuesto, todo lo que quieras – digo entre risas – nos vemos entonces

Tras cortar el teléfono termino de ordenar algunas cosas y me dispongo a ir al supermercado, al abrir la caja donde guardaba las llaves de mi auto y moto encuentro una pequeña nota:

-"Muchísimas gracias por ayudar a mi familia, prometo que cuidaremos muy bien sus cosas señorita Fernández, tiene usted un gran corazón. Lamento mucho no tener más que darle como agradecimiento. Espero que este cuadro alegre su hogar porque lo hice con toda la gratitud que siento hacia usted. Con aprecio Rocío."

Luego de leerla llamé a papá para preguntarle si sabía algo sobre el cuadro.

  • Sí hija, lo dejamos en el closet tal como venía para que no le pasara nada mientras no estabas - respondió mi padre

  • Ok papi, después me tienes que explicar bien esto porque me siento algo confundida – dije sonriendo

  • Si hija, no te preocupes – dijo él mientras se oía una voz masculina que le hablaba – ahora tengo que dejarte, voy a visitar una de las oficinas, te amo hija.

  • Y yo te amo a ti papi

Saqué las llaves del auto, pero antes me dirigí al closet. Ahí estaba envuelto, pensé que era pequeño, pero me equivoqué, mide 150x80 cm aprox. Lo saco con cuidado y llevo a mi habitación sin muebles por ahora, lo apoyo con cuidado en la pared para abrirlo. Es un hermoso cuadro pintado al óleo. Es una joven de espalda viendo un atardecer desde un cerro que permite observar hasta el océano. Los detalles, colores y formas están muy bien logrados y es realmente un cuadro que entrega alegría y paz.

  • Gracias Rocío – Susurro en voz baja mientras observo con detención y admiración la obra frente a mí

Miro mi reloj y me sorprende lo rápido que ha avanzado el tiempo, con una sonrisa dejo el hermoso regalo tapado y me dirijo nuevamente a la salida.

El aire de esta ciudad es uno de los más contaminados del país, sin embargo, gracias a la lluvia de anoche hoy está particularmente claro el día, el cielo tiene un azulado profundo y una que otra nube aún permanece allí decorándolo.

Llego al mall nuevamente y me dirijo a comprar algunas cosas que me faltan, el tiempo fuera me ayudó a mejorar mi forma de alimentarme y por lo mismo la mayoría de lo que como lo preparo yo, incluyendo el pan, barras de cereal, etc.

No soy de las personas que pasan todo un día comprando en el mall o vitrineando en distintas tiendas, pero mi andar pausado de este día colaboró con que el tiempo volara y olvidara que tenía compromisos, hasta que sonó mi teléfono

  • ¿Qué?, ¿sigues durmiendo o me olvidaste? – escucho decir intentando sonar seria para Paula – Más te vale no dejarme plantada Mia!

  • Hola gruñona – respondo intentando no reír – tranquila estaba comprando y se me fue el tiempo, voy al departamento, llego en 5 minutos.

  • Ok, demórate 15 si quieres, pero ven con cuidado – Mi amiga sabe que me gusta la velocidad y si hay una excusa para correr, mejor aún

  • Tranquila, no hay mucho tráfico – respondo mientras camino hacia el estacionamiento – me subiré al auto, nos vemos en un momento – digo por último para cortar el teléfono.

Subí a mi auto y al salir del estacionamiento noté que había más tráfico. Finalmente me tomó los 15 minutos que mi amiga me había dicho, llegar al edificio. Saqué las bolsas y subí en el ascensor. Al abrirse la puerta en mi piso lo primero que vi, fue la figura de Paula sentada a un lado de mi puerta. Me miró con una gran sonrisa y se paró mientras yo me acercaba. No pude disimular mi alegría al verla y sin pensarlo mucho dejé las cosas en el suelo y la abracé con fuerza, ella me correspondió y nos quedamos así algunos minutos.

  • Parece no que no nos veíamos hace años – dice ella con emoción en su voz

  • Te extrañé mucho Pau – respondo separándome un poco para verla a los ojos – ahora entremos que tengo hambre y quiero probar algunas cositas que compré.

  • No recordaba bien este lugar, amiga – dice ella observando al entrar – y al parecer tu madre puso su mano por aquí – ambas sonreímos ante esta afirmación.

  • Sí, solo ella podría haber pintado todo tan claro sabiendo que prefiero colores menos...pasteles – contesté sonriendo nuevamente

  • Bueno, ponte en marcha – dijo dándome una nalgada - Pau, tengo mucha hambre y vienes atrasada para alimentarme

Debo decir que extrañaba la confianza que tengo con mi amiga, nos conocemos desde que tengo memoria y nuestros padres son amigos de universidad, ella también es hija única por lo que prácticamente nos criamos como hermanas, hasta que mi padre decidió enviarme a estudiar a otros países. A pesar de esto no perdimos el contacto y pudimos adquirir la complicidad que hoy tenemos.

Luego de preparar el almuerzo nos sentamos a la mesa y la pregunta no se hizo esperar

  • Ok, demasiado tiempo – dijo Paula sin intentar disimular su expectación – cuéntame, ¿cómo estás ahora?, ¿conociste a alguien?

  • Estoy bien, acostumbrándome a la soledad en este lugar de nuevo, pero tranquila – respondí haciendo una pausa en mi comida – y conocí mucha gente, sabes que soy sociable – dije sonriendo

  • Si, lo sé, no me cabe duda, pero sabes que no me refería a eso – dijo ella con un tono particularmente divertido

  • Pau, si hubiese algo digno de contar, créeme que serías la primer en saberlo, pero desgraciadamente no lo hay – dije ante la mirada incrédula de mi amiga – ahora, dime tú, porque según me enteré no has perdido el tiempo.

  • No trates de salvarte cambiando el foco de la conversación – dijo ella entre risas – siempre me haces lo mismo aprovechando que tengo muy mala memoria y olvido lo que te pregunté, eso no se le hace a las amigas

Así pasó gran parte de la tarde entre risas y bromas, conversando de todo lo que se nos venía a la cabeza. Cerca de las 19:30 Paula me dijo que debía marcharse porque la habían invitado a salir, aunque ambas sabíamos que eso terminaría en su departamento o el del chico. Así se fue dejándome con la promesa de llamar por la mañana para contarme todos los pormenores de la cita.

Luego de haber despedido a mi amiga salí a la terraza y me senté a mirar tranquilamente los colores del atardecer, en ese momento tomé mi celular y marqué el número de Andrés

  • ¿Hola? – su voz se escuchaba más grave de lo que recordaba

  • Hola guapo, ¿estás ocupado? – dije con una voz seductora

  • ¿Mia?, ¿de verdad eres tú? – respondió sonando algo incrédulo

  • Sí, he vuelto ayer y quería saber si estabas ocupado esta noche...podríamos salir a tomar una copa y conversar

  • Claro, no estoy ocupado. De hecho estoy en mi casa muy aburrido, así que me parece fantástico. Pero no prefieres que vaya a tu depa y conversemos allí ¿mejor? – dijo él sonando divertido – recuerda que puede llover de nuevo

  • Si, tienes razón – no había recordado ese pequeño detalle – Bueno, vístete y toma un taxi para que llegues pronto y pasa a comprar algo para tomar, aquí solo me queda una botella de vodka

  • Ok linda – dijo coqueto esta vez – nos vemos en unos minutos – luego de un pequeño silencio continuó - ¿Mia, como supiste que estaba sin ropa? – se escuchaba su risita disimulada

  • Porque te conozco y si estás aburrido seguro que ya estas acostado y sin ropa – dije como si se tratase de lo más obvio del mundo

Ambos sonreímos y luego terminamos la llamada.

Volví a enfocarme en el hermoso paisaje, ahora nocturno, unos momentos más. Luego me paré y fui directamente al baño, abrí el agua para llenar la tina, prendí la música, puse sales de baño y burbujas que encontré en un mueble, en ese momento agradecí que no las hubiesen sacado.

No sé cuánto tiempo estuve en el agua, me relajé tanto que casi pude dormir. El sonido del timbre me sacó de ese estado de tranquilidad y recordé la conversación que había tenido hace varios minutos con él. Andrés era lo que llamo un amigo sexual, nos conocimos en España hace varios años, mi padre me llevó para hacer cursos sobre oratoria y persuasión y él fue mi compañero, años después él se vino a Chile y salimos algunas semanas, pero nos dimos cuenta que no funcionábamos como pareja, pero sí estábamos juntos cuando se daba la oportunidad, ambos estamos cómodos con eso, así que lo hemos mantenido en el tiempo.

  • Hola hermosa – dijo Andrés acercándose a besar mi mejilla - ¿nos daremos una ducha?

  • Ya quisieras – dije sonriéndole – esta noche solo seremos muy buenos amigos, nada más que eso

  • Ok Mia, ante todo somos amigos – respondió mostrándome sus relucientes dientes.

  • Así me gusta – dije haciéndolo pasar para cerrar la puerta – ahora toma asiento, estás en tu casa, yo me voy a vestir y vuelvo en unos minutos

Saqué un jeans y un polerón muy ancho para ponerme y fui nuevamente al living para conversar con Andrés hasta las 4:00 am aproximadamente, luego de eso llamó un taxi y se fue a su casa.

  • Mañana ordenaré – pensé al dar una mirada rápida, porque todo estaba muy desordenado – mañana...ahora, a la cama.

Revisé que todo estuviera apagado y me fui a la pieza, pero al acostarme recordé el cuadro, lo pensé unos segundos y me paré a buscarlo.

  • Ahí quedas perfecto por ahora – pensé al mirarlo apoyado en la pared frente a la cama

Esa noche me dormí tan rápido que ni siquiera puedo recordarlo, desperté con mucho ánimo cerca de medio día. Llamé a mamá y acordamos que podría visitarla al día siguiente. Ella está viviendo en un pequeño pueblo junto a su pareja y sus gemelos. Tenían una hermosa casa, piscina y animales; era un gran terreno con mucha naturaleza y tranquilidad.

Preparé almuerzo y después de comer decidí ir a trotar aprovechando que el día estaba muy lindo luego de la lluvia. Puse música y salí desde el departamento con dirección a un cerro que tenía rutas para hacer trekking, lo había subido varias veces, así que sabía que podría hacerlo a pesar de haber salido tarde.

Al llegar al parque le saqué una foto a las diferentes rutas que había y luego de anotarme, en vista del tiempo, apuré el trote. Sin embargo, al llegar al punto donde se unían la intermedia y la corta vi que me había tomado muy poco tiempo, así que a pesar de haberme anotado en el sendero rápido, emprendí camino por el otro.

Son las 17:15 pm, tengo que apurar el paso, pensé. Me detuve a penas para sacar un par de fotos. Al llegar al lugar donde terminaba la ruta intermedia ya me quedaba solo la bajada. Tomé un poco de agua, acomodé mi mochila y comencé a correr por el camino, sentir el aire en la cara me provoca una alegría incomparable y al ir muy rápido me sentía volar. No alcancé a notar una rama y al pisarla sentí mi rótula salir de su lugar, automáticamente caí al suelo y solo pude ver mi cara acercándose a una piedra.

-¡Llama rápido!, ¡no reacciona! – oía a lo lejos la voz de una mujer joven

-No la muevas Ro, se pegó en la cabeza... - le respondía un joven

-Tranquila, tranquila...te vamos a ayudar, ¡está abriendo los ojos! – dijo la joven con un tono asustado – por favor no te muevas, quédate tranquila

-Mi rodilla...-apenas podía balbucear- mi rodilla...

-¿te duele la rodilla? – decía la chica tratando de calmarme - por favor no te muevas, ya viene la ayuda

-Se salió...tropecé...rodilla – era lo único que podía decir cuando un sueño irresistible llegó – me duele...la cabeza

-¡no, no, no te duermas!, ¡escúchame!, ¿Cuál es tu nombre?- preguntaba ella insistentemente para que no me durmiera – Hey!, ¿cómo te llamas?

-Mia...Fernández – Dije con mis últimas fuerzas

-No puede ser... - escuché decir a la joven con voz de incredulidad – ¡ Ariel, dice que es Mia Fernández, llama a su papá!, no puede ser ella...

-¡¿Qué?!, tranquila ahí vienen los bomberos – dijo él con más alivio en su voz – llamaré a su padre

Sentía que el sueño me iba a ganar cuando un hombre de unos 40 años se puse frente a mi cara y comenzó a hablar. Luego de unos minutos me voltearon y pusieron en una camilla, ahí sin previo aviso uno de los bomberos que era también paramédico hizo un movimiento en mi pierna y sentí el hueso volver a su lugar, después de los gritos y despertar por el dolor me inmovilizaron la pierna y comenzamos a bajar hasta llegar a la ambulancia que se encontraba en un estacionamiento. Aun escuchaba las voces de los jóvenes, pero en la ambulancia comencé a sentir una fuerte presión en el pecho, se tornó un dolor insoportable acompañado de grandes calambres, deseos de vomitar y mareos. De un minuto a otro, perdí la conciencia...

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Hace muchos años que no esceibo aquí...hace un tiempo tengo esta historia dando vueltas y ahora que hay tiempo, aprovecharé de irla avanzando.

Me comentan que les parece y los invito a leer mi otro relato, recuerden valorar y COMENTAR.

Nos leemos 🙂