El despegue de Carmen

Carmen, de 20 años, trabaja duro para mantener su familia, conoce a una pareja durante un trabajo y ahi empiezan a cumplirse sus sueños.

El despegue de Carmen.

Tengo una muy buena amiga que llamare Carmen, tiene 24 años, es una mujer muy bonita, de 1,65 metros, de melena morena, con unos ojos oscuros muy grandes, una nariz pequeña y respingona, su boca es carnosa y casi siempre esta riéndose, sus pechos no son muy grandes, solo lo suficiente para una mano, con unos grandes pezones oscuros que se erizan al menor contacto, unas amplias caderas que le hacen un culo extraordinario y una figura llena de curvas enloquecedoras, para rematar una preciosas piernas terminadas en un pequeño pie que es una delicia, vamos que es todo un caramelito. Además es una de las empresarias con más éxito de la costa.

Le conté que escribía relatos eróticos y debió leerlos, porque unas semanas después se presento con unos folios donde contaba su "despegue". Le daba vergüenza publicarlo ella pues temía que su redacción no fuera muy buena y también por miedo a delatarse.

Como no me dejo leerlos en su presencia, mas tarde, por la noche, me puse a leer lo que había escrito y la verdad es que estaba todo muy liado, con flechas para arriba y abajo, anotaciones al margen y todo muy seguido, la historia me quedo clarísima y además me puso mas caliente que cuando estamos juntos, y es que la imaginación es muchas veces mas fuerte que la realidad. Lo ordene todo un poco y esa misma noche hice un pequeño esbozo., casi no dormí. Cuando se lo enseñe lo leyó con mucha atención, puso mas anotaciones y me dijo que lo terminara. Así lo hice y esta es la historia que escribió Carmen:

EL DESPEGUE.

No hacia ni un mes que tenia 20 años y mi vida era un asco, había dejado los estudios y trabajaba desde los 16 en todo lo imaginable para mantener a mi madre y al monstruito de mi hermano menor sin ningún resultado apreciable, con dificultades lograba darles de comer. Mi madre impedida por una artrosis, no sabíamos de mi padre hacia mas de cinco años y sin ninguna ayuda. Trabaje en un supermercado, a media jornada, de dependienta en una tienda, vendiendo libros y cosméticos, repartiendo propaganda, camarera, hasta fregando pisos.

Era el mes de Junio, esperaba que me llamasen de un hotel para trabajar de temporada como camarera (fregona), mientras llevaba dos meses como captadora y colaboradora en una Inmobiliaria, este es un trabajo que te lo pintan muy bonito pero que si no lo sabes hacer es una miseria, y yo no sabia. Te prometen mucho, si se vende una captación tuya o si tú vendes algo, porcentajes, es la gloria, puedes ganar mucho dinero de golpe, pero esto es más difícil de lo que parece, tenia una moto con la que me desplazaba para hacer las visitas.

Por mi necesidad sabían que yo lo hacia todo, cuando llego el 23 (la noche de San Juan se celebra ese día), Miguel, el dueño, me llamo a su despacho y me dijo que para el día siguiente había una cita con unos clientes en M. (una ciudad como a 30 Km.) en un hotel a las diez de la mañana, querían ver unas villas, me dio los datos para que fuera y me prometió 30 € extras además de los gastos.

Ya me había tocado bailar con la más fea, tenia que madrugar, me perdería la moraga de mi barrio otro año más, pero necesitaba el dinero. Con los expedientes de las villas que tenia la inmobiliaria y las llaves me fui a casa y los mire para hacerme una idea, todas tenían un precio desorbitado, de dos a diez millones de €, esa noche soñé que vendía la mas cara y se terminaban todos los apuros.

El hotel era uno de esos que hay que identificarse, con maderas nobles por todos los lados y el más refinado lujo. La tarjeta de la inmobiliaria me abrió las puertas, me estaban esperando. Por fin llegue a la recepción, pregunte por los Sres. Mendoza y me pasaron a un comedor, parecía el salón de baile de un palacio.

Era una pareja, ella Isabel como de 30 años, un poco mas alta que yo, muy guapa y el, Ricardo, un cuarentón, pero que estaba buenísimo, musculoso muy cuidado y con una cara muy agradable. Vestían deportivos pero se les notaba la calidad.

Me miraban con cara de asombro, no esperaban a alguien tan joven. Me había vestido con un pantalón de corte clásico y una blusa algo ceñida pero que me gusta mucho, incluso deje las zapatillas en la moto y llevaba un medio tacón, no desentonaba mucho. Me pidieron que me sentara y tomara algo, pedí un café y una tostada, no había desayunado. Cuando termine me preguntaron si quería algo mas, lo que me trajo a la realidad.

Abrí la carpeta con los informes de las villas y les empecé a enseñar fotos, empezando por las mas económicas, que me fueron rechazando, todo esto sin hablar de precios. Ya desanimada les enseñe la que pensaba era la mas difícil de todas y la mas cara. Casi un palacio, cinco mil metros cuadrados de superficie, mas de quinientos construidos, desde donde se ve todo el Mediterráneo, seis dormitorios, piscina semicubierta y climatizada, sauna, yacusi, casa para el servicio, un matrimonio de guardeses, amueblada con todo lujo y un precio de locura, diez millones de €. Mi sorpresa fue que se centraron en esta, pensé: aun no les he dado el precio, ni me lo preguntaron. Miraron muy atentamente las fotos y al rato me dijeron que la querían ver.

Esto empezaba a parecerse a mi sueño. De esta no tenia llaves, pero si unos teléfonos de contacto, llame y me contesto alguien, le explique el problema, era un administrador de los dueños, lo soluciono todo rápido, avisaría a los guardeses y que fuera sin problemas.

Dejamos la moto para ir en su coche, no un coche era un portaaviones con chofer y todo, cortesía del hotel, me senté junto al chofer y le fui indicando, mientras ellos detrás hablaban algo y se reían mucho. Nos estaban esperando, me dieron las llaves de la casa principal, desactivaron la alarma y entramos. Lo miraban todo muy atentamente, parecía que visitaran un museo, mientras yo me mantenía algo apartada. En el mirador, junto a la piscina se quedaron extasiados con las vistas, abrazándose y susurrándose cosas. Más de dos horas duro el recorrido, era la hora de comer.

Me invitaron para hablar de los detalles, esta vez entro Isabel en el coche y Ricardo me pidió que entrara, quitándome la carpeta y dándosela al chofer. En el camino iba sentada en medio de los dos que me preguntaban cosas sobre mi, ella me dijo que era muy bonita mientras me acariciaba la cara y el pelo, él en un momento dado puso su mano con toda naturalidad sobre mi pierna, lo que hizo que un escalofrió recorriera mi cuerpo, porque no era un toque sino una suave caricia, no le di importancia.

Durante la comida, en la que me puse ciega de bogavante, hablamos del precio y cuando se lo di ni se inmutaron, aproveche para rellenar el formulario con sus datos. Fueron muy cariñosos conmigo, ella me acariciaba el brazo mientras me hablaba y el me tocaba la mano como si me fuese a leer las rayas. Me acercaron por mi moto y nos despedimos, me dijeron que tendría noticias suyas. Ella me dio un abrazo y un beso, él me tomo por la cintura y me dio un beso en la nariz, más escalofríos. Ya me iba, estaba cambiándome los zapatos y se acerco a mi Isabel.

Toma – me dijo alargándome 200 €, intente resistirme - no seas tonta, para los gastos.

Gracias – dije y los acepte, me venían muy bien.

Carmen, piensa en nosotros un poco y mejora ese precio, de lo que logres que baje, por nuestra cuenta la mitad es para ti y no lo cuentes – me dijo acercándose mucho a mi.

¿De verdad?– asombrada, este era mi sueño.

Seguro – me respondió y se marcho.

Al día siguiente entregue el parte de la visita, en el que había añadido que en nueve la operación tenia futuro (no me lo creía, pero y si…), y la nota de los gastos al jefe. Se quedo de piedra cuando termino de leer, sin decir nada me firmo los gastos y los 30 €, no regateo ni un Km. Se puso en el ordenador a pedir informes bancarios y comerciales. Esa misma mañana una empresa de consulting pidió datos de la finca, registros y permisos para tasaciones e inventarios, Miguel estaba que botaba, veía el pelotazo del año, a mi con sonrisas me quito de en medio mandándome a unas visitas.

Paso una semana entera sin saber nada, todo eran evasivas cuando preguntaba, me tenían todo el día en la calle, hice más visitas y captaciones que en los dos meses anteriores, no me podía quejar económicamente. Al jueves siguiente Miguel me llama a su despacho, tenia cara de preocupación.

Siéntate Carmen – me dice – estoy muy preocupado con los resultados de tu visita del día 24. Esas personas solo quieren tratar contigo y no me fio, porque tienes poca experiencia y los puedes estropear.

Yo haré lo que me digas Miguel – le afirme decidida.

Lo tendrás que hacer, no tengo opción, te van a preparar un dossier con todos los documentos necesarios y yo te explicare personalmente lo necesario – dice suspirando – si sale bien vas a ganar mucho dinero chiquilla. Respecto al precio lo he negociado con la propiedad y no se puede bajar de nueve y medio.

Me explico que los Sres. Mendoza antes de tomar la decisión definitiva querían pasar el fin de semana en la villa y que yo tendría que ir con ellos. Por la tarde me puso al día sobre todo lo concerniente a los contratos y documentos dándomelos. Me entere que Miguel había querido llevar la operación por su cuenta sin contar conmigo, pero los clientes me reclamaron y ahí estaba yo justo en mi sueño, aumentado y corregido. Luego me dio un teléfono para que los llamara y quedara.

Llame antes de irme a casa, me contesto Isabel muy cariñosa, me dijo que me recogería en mi casa a la once del día siguiente y que fuera preparada para pasar los tres días con ellos, ropa cómoda, bikini y esas cosas. Le di mis señas.

A las once en punto se paraba el cochazo en la puerta de mi casa, el chofer me abría la puerta e Isabel muy efusiva me acariciaba la cara y me daba de besos. Fuimos hasta la villa y me instalo en una habitación que dijo estaba junto a la de ellos, que me pusiera bañador y bajara a la piscina. Coloque mis pocas cosas y en bikini con la carpeta baje.

Era un día radiante, algo de calor y mucho sol, la vista impresionaba. Isabel estaba tumbada en una hamaca, creí que estaba desnuda, cuando me acerque vi el pequeño tanga que le dejaba todo el culo al sol, al oírme se sentó mirándome, sus pechos saltaron hacia arriba, en verdad era una mujer muy hermosa.

Nada de negocios – me dice quitándome la carpeta de la mano – hoy lo vamos a pasar bien y a disfrutar. Estas muy guapa Carmen, tumbate al sol y si quieres te bañas.

Gracias – le conteste algo cortada – hace mucho tiempo que no tomo el sol y no se si podré estar mucho rato – añado.

Eso lo arreglamos ahora mismo – dice mientras busca en su bolso del que saca un tarro de protector solar.

Acerca su hamaca a la mía y me pide que me tumbe boca abajo y sin mas empieza a darme la crema primero por los hombros, esta muy fresquita sus manos son suaves y es muy agradable sentir el masaje en la piel. Casi doy un bote cuando noto que me ha desabrochado la parte de arriba del sujetador, pero sus manos siguen esparciendo la crema, noto el roce de sus dedos en mis pecho por el costado.

Ha seguido bajando, pronto noto como su mano se introduce un poco debajo de mi bikini y pasa a los muslo que suavemente me hace abrir un poco, los recorre esparciendo la crema y baja por las piernas entreteniéndose en los pies, que apoya en su pecho mientras los masajea.

Estoy en un globo, noto que con el magreo los pechos se me han endurecido y una humedad creciente en la entrepierna, son tan agradables sus atenciones que me gustaría que el tratamiento durara mas. Ha terminado atrás y me pide que me de la vuelta, lo hago sujetando el bikini en los pechos, pero me lo quita y me separa las manos para vérmelos bien.

No te preocupes, estamos solas – me dice – tienes unos pechos preciosos.

Pero su marido… – acierto a argumentar.

No esta y además a él le encantara que estés cómoda – contesta ella.

Y me empieza a pasar las manos por la cara y el cuello con el protector, yo me fijo en sus pechos y noto que sus pezones están duros también. Coje un brazo y lo levanta apoyando mi mano en su pecho y masajeándome hasta la axila, luego el otro. Durante unos instantes he notado la turgencia de sus pechos en mis palmas. Pasa a los hombros y enseguida a mis pechos que rodea delicadamente mientras que con la punta de un dedo me restriega los pezones. Ya no puedo mas y se me escapa un suspiro.

¿Te gusta? – ha notado mi suspiro.

Siiii – se me escapa, seguro que me he puesto como un tomate.

Me alegro – me dice, inclinándose y dándome un suave beso en los labios – vamos a pasarlo muy bien.

Continua dándome crema, baja por mi vientre, las caderas y se entretiene un rato en el borde del bikini, noto sus dedos rozándome el pubis, estoy en un globo, pasa a los muslos y allí se para también un ratito y ya estoy, además de toda untadita de crema protectora, caliente, mojada y confundida.

Ha terminado, guarda la crema y se tumba a tomar el sol. No me atrevo a moverme, la verdad es que estoy muy a gusto. La calentura no me deja pensar, pero me levanto y me boy a la ducha y de allí de cabeza a la piscina, hago un par de largos, que fresquita esta el agua. Ya más calmada salgo y me tumbo a tomar el sol, Isabel parece dormida, tengo que pensar.

Hace mucho tiempo, desde que las cosas se habían puesto difíciles en mi casa, que no sentía nada parecido, no he tenido tiempo. Mis fantasías se despiertan y en ellas se mezclan el placer y la solución a mis problemas. Me quedo dormida.

Cuando despierto noto que estoy a la sombra, me han puesto una sombrilla, me siento y empiezo a desperezarme, veo a Isabel abrazada a su marido en el mirador, parecen estar muy contentos. Caigo en que no llevo puesta la parte de arriba del bikini y empiezo a buscarla algo avergonzada. Se han vuelto, me miran y empiezan a dirigirse hacia a mi. Con un brazo me cubro los pechos mientras sigo buscando el sujetador. Ya están junto a mí, Isabel se inclina sobre mí y mientras me separa el brazo de mis pechos, con la excusa de ayudarme, me susurra.

Estate tranquila ya te ha mirado un buen rato y esta encantado.

Lo que me faltaba, últimamente me pongo más veces roja que los semáforos, aunque por dentro noto cierto gustirrinín. Ricardo se me acerca y cojiéndome la mano me da un par de besos al tiempo que me dice todo lo contento que esta de verme.

Nos sirven unos aperitivos y nos sentamos a comer en el porche, me he puesto una blusa que he traído sin contar que no iba a llevar sujetador, se me clarean los pechos. Durante la comida paso por un detallado interrogatorio sobre mi vida y termino contándosela con todos los detalles. La comida ha sido exquisita con dos clases de vino de lo mas rico que me tiene algo mareada. Proponen tomar el café en el salón mientras charlamos, vuelvo a coger mi carpeta y otra vez Isabel me la quita, es un día de ocio.

En el salón nos sentamos en el sofá y nos sirven café y unas copita de un licor de hierbas que me rellenan un par de veces. Conversamos durante un rato sobre la situación actual de la costa y otras cosas. Noto que Ricardo me ha puesto un brazo sobre los hombros y la otra mano no se separa de mis rodillas, no le doy importancia, me parece un gesto amigable. Él se levanta y alegando un trabajo se marcha dejándonos solas.

A mi marido le gustas mucho – me dice Isabel acercándose mucho – y a mi también.

Yo… – no se que decir ni que pensar, me quedo quieta.

Me encanta verle tan cachondo, hace tiempo que no coincidimos en nuestros gustos y tú eres lo que necesitamos. Esta bueno ¿verdad?

Me esta acariciando un pecho a trabes de la blusa y sin mas su boca esta en la mía acariciándome los labios con su lengua. Me quedo quieta, no se que hacer ni que pensar. Con las caricias los pezones se me han puesto duros y tengo el coñito mojado. Sin mas, empiezo a devolverle el beso acariciándole su lengua con la mía.

Estoy confundida, nunca me había planteado una situación como esta, pero, la verdad, los vinitos y el licor me ayudan a desinhibirme, me siento a gusto y disfrutando de la situación. Mi mano ya esta acariciando sus pechos mientras ella me dedica un profundo magreo. Cachonda pérdida me dejo llevar correspondiendo a sus caricias. Al rato se aparta un poco y me propone subir a su habitación para enseñarme unos vestidos que me puede regalar, además que en el salón el servicio nos puede ver. Acepto y allí vamos, yo como en una nube.

En el dormitorio todo se precipita, ni vestidos ni nada, directamente me tumba sobre la cama y mientras nos besamos empieza a quitarme la ropa y a desnudarse. Nuestro pechos se juntan, su pierna se introduce entre las mías acariciándome el coño, el beso es apasionado. Empieza a bajar por mi cuello arrancándome suspiros de placer, llega a los pechos que lame detenidamente, mientras mi mano esta en su entrepierna notando lo húmeda que está, no para de bajar, ya esta besándome el ombligo y sus dedos acariciando mi rajita, continua bajando, su lengua me chupa el clítoris, introduce suavemente un dedo en mi raja arrancándome un gritito de placer. Me tiene toda abierta y disfrutando como una loca, con mis manos empujo su cabeza contra mí.

La puerta se abre y me quedo helada, allí está Ricardo que nos mira fijamente, pero no parece sorprendido, lo que está es contento.

Habéis empezado sin mi, no se puede uno descuidar – dice poniendo cara de pillín.

Anda desnúdate y ven con nosotras – le dice Isabel, al tiempo que se tumba boca arriba a mi lado.

No me atrevo ni a moverme, ahora si que estoy confundida, aunque algo me dice, seguramente el valentón que tengo, que esto va a mejorar. Sobre todo cuando le veo desnudo, si que esta bueno, musculoso, guapo, proporcionado y bien dotado. Viene hacia nosotras y arrodillándose entre las dos, primero le da un morreo a su mujer, luego me mira y se inclina sobre mí plantándome un beso en toda la boca, noto su lengua que rebuscando y acariciando la mía, instintivamente le correspondo cuando se separa estoy sin aliento y sus manos me están acariciando entera. Una gozada.

Mientras, Isabel no se ha quedado quieta, tiene su miembro en la boca y lo chupa con fruición metiéndoselo hasta el fondo una y otra vez a pesar de que es una buena polla que casi no le cabe en la boca de gorda que esta y que mide como quince centímetros. Me quedo embobada viendo la mamada. Ella me coge la cabeza y me la acerca poniendo mis labios en la punta del instrumento besándome a trabes del capullo y yo intentando devolverle el beso empiezo a lamerle también me empuja mas y me encuentro con medio miembro en la boca, parece mentira pero me cabe. Estoy mamando una polla, no me lo puedo creer, nunca lo he hecho y ahí estoy, me gusta. Mientras ella le esta lamiendo el escroto.

Tampoco Ricardo se ha quedado quieto tiene su cara entre mis piernas y me esta haciendo una lamida impresionante y sus dedos están dentro de mi. No grito de placer porque tengo la boca llena, aunque Isabel me aparta y se pone a chupar ella, mientras me empuja hacia su entrepierna donde me encuentro con su rajita toda mojada que me encargo de lamer con todas mis ganas. Me he quedado con el culo para arriba y Ricardo me esta pasando su miembro por mi coñito que ya no puede esperar mas. Noto la punta que me empieza a entrar y yo misma empujo hasta que la tengo toda dentro, nunca había estado tan llena y gozado tanto, es el delirio, me bombea con fuerza y me corro, mi primer orgasmo, me tumba para arriba abierta y me folla con ganas mientras Isabel me come a besos. Me vuelvo a correr y noto sus espasmos al tiempo que me llena el coño con su leche. Isabel se la coge y termina de limpiársela. Y no puedo mas, me quedo transpuesta mientras ellos continúan.

Cuando despierto ya es atardecido. Me quedo quieta. ¿Qué he hecho? Estoy loca me he convertido en una puta. Pero que rico ha estado, este pensamiento intento apartarlo, no puedo solo de pensarlo me mojo otra vez. He tomado una decisión dejarlo correr.

Todo el fin de semana transcurrió como había empezado, no se si volveré a disfrutar tanto como esos días, entre polvos y corridas.

De negocios no hablamos hasta el último día que ya me tenía que ir. Yo casi no tuve que decir nada, mi sueño se cumplía, no solo compraron la casa sino que me nombraron administradora de sus propiedades en la costa. Sin contar los casi quinientos mil euros que gane con la venta.

Nuestra relación no ha parado desde entonces, ellos vienen un par de veces al año y nos lo pasamos de cine.