El deseo prohibido II
Una hostoria morbosa en una oficina
Nota del autor: Esta en una historia en episodios enviados por Whatsap en cortos episodios de rápida lectura por lo que el lector personará que los publique tal y cómo fueron concebidos.
II
Ella mira intrigada a su alrededor. Sonríe, pues la sorpresa le ha alegrado y, por qué no decirlo, la ha excitado sobremanera.
Ya, sin vacilación, se decide a quitarse la bonita ropa elegida para la ocasión. Comienza por los zapatos. Unos altos tacones elegidos para gustar. Unos zapatos que realzan sus piernas y le hacen un culito muy apetecible, pero unos zapatos que la llevan torturando desde que salió del tren.
Baja la cremallera de su coqueto vestido y desliza los tirantes por sus hombros hasta que se desliza suavemente al suelo. De repente se ve en el espejo y contempla con regocijo la bonita lencería escogida con mimo para él. Un conjunto azul celeste que realza su pecho y que desilusionada piensa que él ya no le quitará.
En el último momento se acuerda avergonzada de que la puerta de la habitación sigue entreabierta. Así que corre en ropa interior a cerrarla para salvaguardar su baño de miradas curiosas y, por qué no, con la frugal esperanza de encontrarle en la habitación.
Desilusionada porque tal encuentro no se produce, cierra rápidamente y vuelve lentamente al baño deleitándose en la leve fragancia a rosas que inunda la habitación.
Al llegar al baño posa coquetamente delante del espejo y se sorprende al verse desabrochar el sujetador y dejarlo caer lentamente. Se acaricia los pechos, deteniéndose en los pezones que ya hace tiempo están duros por la excitación.
Avergonzada se quita rápidamente las húmedas braguitas y corre presurosa a esconderse bajo la espuma de la gran bañera. Se hunde en el agua deseando el roce de sus manos por su cuerpo y decide relajarse.
Cuando está quedándose medio dormida debido a la tensión que ha sufrido durante el día, un teléfono la sorprende sonando en la habitación...
Continuará...