El descuento del carpintero (2)

Tras el “incidente” con el carpintero nuestra situación pareció en un principio volver por sus fueros; nada mas lejos de la realidad.

EL DESCUENTO DEL CARPINTERO (II)

Tras el "incidente" con el carpintero nuestra situación pareció en un principio volver por sus fueros; nada mas lejos de la realidad. Laura había descubierto una nueva faceta de sí misma. Soñaba despierta con volver a reeditar alguna aventura tan morbosa como la anterior. Cualquier excusa le era valida para recordame en voz alta lo que había conseguido "ahorrar" en la carpintería.

Nuestros encuentros en la cama eran cada vez más salvajes y notaba como su puritana educación le impedía hacerme participe de lo que pensaba mientras me follaba. Para aquellos que no habéis leído mi anterior relato deciros que mi mujer es una atractiva morena de 37 años, con ojos marrones, cara muy bonita y con cuerpo de niña, bien formado, vientre plano, pechos pequeños pero plenos con un conejito semirasuradito y labios henchidos que invitan a degustarlo. Volviendo a lo que interesa ni que decir que no me importaba demasiado lo que pensara pues sus polvos eran monumentales, permitiéndome gozar de su trasero y de su boca tanto como lo deseara.

La vi tan emocionada que decidí volver a satisfacerla y de paso darme el gusto de que se la volvieran a follar en mi presencia. Cavilé durante días cual sería la mejor situación, la mas morbosa, la más excitante pero sin esperármelo un día los acontecimientos dieron un giro de 180º. Por lo visto, intentando hallar un documento reciente en el historial de Internet, topó con la página Web de la primera parte del "descuento del carpintero" escrita con mi pseudónimo que ella bien conoce. Descubrió el documento y lo puso en el escritorio añadiéndome un post it en la pantalla del ordenador: "Cabrón haré lo que sea y quieras. No hables de esto conmigo. Te quiero".

Ni que decir que el subidón que tuve fue impresionante. Allí tenía a la mujer de mis sueños, a aquel deseable cuerpo dispuesto a todo. Así que decidí tomarme mi tiempo y prepararle un buen encuentro. Durante los días siguientes comencé el relato siguiente centrándolo en una caliente aventura en Kenia con algún turista imaginario y el masai de turno. La verdad es que no estaba muy inspirado y decidí tomarme un poco más de tiempo para completar la historia y enseñarsela.

La víspera del viaje, un día por cierto muy caluroso, y con la idea de no preparar cena que luego hubiera que recoger, le propuse pedir una pizza. Habiendo acordado con la pizzeria la hora de entrega de la pizza me fui al baño a darme una refrescante ducha. Laura vestía como era usual en ella cuando estaba en casa, y mas aún con estos calores, una camisa mía y un tanga color rojo. Durante la ducha se me puso la polla dura tan solo de pensar la cara que pondría el repartidor al entregarle la pizza y tuve que hacer un enorme esfurzo para no hacerme una paja allí mismo. Apenás salí de la ducha oí el timbre era demasiado temprano aún. Había llegado 20 minutos antes.

-Ya voy- dijo Laura.

Al abrir la puerta aparecieron tres jóvenes que la empujaron contra la pared del hall y la obligaron a entrar. Apenas pudo emitir un quejido. Al bajar las escaleras me encontré a los tres jóvenes que sujetaban a mi mujer.

¿Qué esta pasando aquí? – inquirí.

Ese, ese es el hijo de puta que me ha tirado de la moto- dijo el más joven de ellos a sus amigos

Pero, ¿qué dices? Se puede saber ¿que coño haces aquí?

Hemos venido a cobrarnos lo de la moto y si no, te vas a enterar

Aquella misma mañana había tenido un pequeño percance de tráfico con un chaval que se había saltado una señal de Stop. Yo que también iba un tanto distraído no había podido evitar el accidente y allí lo tenía ahora, delante con un par de amigos. Me había debido de seguir esperando cobrarse el arreglo de la moto. Y, desgraciadamente, teníamos bastante dinero disponible en efectivo ya que al día siguiente salíamos de viaje.

No tengo dinero así que soltad a mi mujer y largaros u os arrepentiréis. --Me atreví a gritar.

Que no tienes dinero, puto viejo te vas a enterar vamos a registrar toda la casa y nos vamos a llevar todo lo que pillemos. –dijo el mayor de ellos- Átalo.

A mi me pusieron unas esposas que traían. Comenzaron a mirar por encima en el salón tratando de hallar algo. La verdad no parecían muy profesionales. Mario el mayor de los tres se fijo en Laura que estaba aterrada mirando con sus grandes ojos aquella escena.

Tu puta, cómo no nos des el dinero nos vamos a cargar a tu marido. ¿Dónde está? grito Julián, el mas joven de los tres.

Laura me miró y yo le hice un gesto para que callara.

Vamos para arriba y nos vas a decir donde está la pasta. Mario y Julián subieron a Laura a empujones al piso de arriba y la introdujeron en nuestro dormitorio.

Oye Julián ahora que lo pienso mira que buena está esta tía, que te parece si nos vengamos de ese hijo de puta de abajo de una manera mas divertida. Me está entrando un calentón viendo a esta zorra.

Ambos dos miraron a Laura con lascivas miradas. Julián se acerco a Laura y mientras con su mano derecha masajeaba un pecho con la izquierda magreando su trasero le dijo:

Mira muñeca, si haces todo lo que te pedimos no os pasará nada pero como oiga un pero, un por favor o un no. No solo te vas a acordar de nosotros sino que le va a costar muy caro a tu marido, ¡entendido! Así que portate bien ¡Tú eliges!

Laura asintió y bajo las escaleras flanqueada por aquellos dos aprendices de gángster. Me miró y de repente pareció entender lo que pasaba. De repente me lanzó una sonrisita. La muy zorra se pensaba que todo era un ardid preparado por mi.

Menudo bomboncito que nos vamos a llevar a la boca. Ven acá.

Sin mediar palabra Laura se dirigió lentamente hacia Mario levantandose la camisa por encima de la cabeza y dejando sus turgentes pechos al aire. El espectáculo era increíble y los tres chavales no salían de su asombro. Laura comenzó a acariciarse los pechos y humedeciendo dos dedos con su boca comenzó a masajearse y pellizcarse los pezones que ya tenían un grosor enorme.

Sin pedirle nada mira lo que acaba de hacer, espera que empecemos. Pero ¡que pedazo guarra!.

Los tres chavales no salían de su asombro. Mario, que tendría unos diecinueve años era alto, moreno y de pelo rizado y al igual que Julián tenía un muy buen cuerpo. El "Gordi" en cambio era un chico bajo y rechoncho de unos 110 Kg.

Laura seguía con su particular toqueteo y comenzó a meterse los dedos por debajo de su tanga.

Los chicos parecían no poder más y se abalanzaron rápidamente sobre ella.

Despacio chicos, despacio que tenemos toda la tarde tomáoslo con calma.-dijo Laura

Los tres chavales no daban crédito a lo que oían y decidieron no dejar pasar la oportunidad: Se arrojaron sobre ella y la tumbaron en el suelo. Julián le arrancó las bragas y con tres de sus dedos comenzó a hurgar en el coño de mi mujer.

Mira como esta. Esta empapado. Nunca en la vida me había pasado algo así. –gritó Mario.

Mientras Mario introducía su gran pene dentro de la boca de Laura y ésta lo tragaba con enorme gana Julián, un chaval de unos quince años, se masajeada su polla mirando a Laura. Una vez que hubo adquirido la dureza suficiente se la intentó meter por el coño.

Mira, mira el enano gritaba el Gordi se quiere estrenar con toda una profesional.

Sus primeros intentos fueron un auténtico desastre y antes de que mejorara su técnica Laura se la cogió con su mano de artista y se la introdujo dentro de su coño. Laura solo pudo aguantar un par de embestidas y se corrió por primera vez. Sus jadeos y gemidos asustaron a los chavales. El joven inexperto apenas pudo aguantar unos segundos más y se corrió dentro.

Qué puta es esta tía. ¡Joder! ¡Qué pasada!

El más gordo de los tres llevaba un buen rato con los pantalones bajados esperando su oportunidad. Apenas podía apreciar su pene y testículos porque los tapaba su enorme barriga.

¡Eh! dejadme algo, un poco de por favor. Sitio.

Mario sacó su miembro de la boca de Laura y la obligó a ponerse a cuatro patas.

Tú putita colabora un poco y tú gordo cabrón, tumbate boca arriba. Y ahora chupa, chupa esa polla como si fuera la última polla que vas a mamar en tu vida.

Por favor, dadme un pequeño respiro y os corresponderé con creces. -dijo ella. Estaba claro que no le hacía mucha gracia la polla del gordo.

Chúpamela ramera-gritó el gordo

El más joven de ellos comenzó a morderle el culo y a hurgarle el ano con su lengua. Como no podía introducir su dedo por él comenzó a escupirlo.

¿Descanso?, descanso el que te vamos a dar grito Mario. Mario dejó hacer al crío y tras un par de minutos en el que el chaval ya había conseguido meterle un par de dedos por el ano se acercó por detrás y apartando al chaval dirigió su pene hacia el agujero y apretándolo se lo metió de una sacudida.

Laura al sentir la polla de Mario se desentendió de la polla del gordo. Creía estar en el cielo, se lo estaban haciendo de maravilla. Pero el hecho de desentenderse de su polla disgustó bastante a ese gorila y agarrándole de los pelos la obligó a engullirla a la velocidad que el deseaba, marcando un ritmo constante que apenas dejaba respirar a Laura En esa tesitura Laura tuvo un segundo orgasmo que a pesar de que intentó reprimir no paso desapercibido. Afortunadamente para ella a los pocos segundos el gordo tuvo una monumental corrida.

Mario seguía embistiéndole el culo y justo cuando iba a correrse se salió y la obligó a tragarse todo el esperma. Laura tuvo una sensación extraña, este esperma era bastante más dulzón que el anterior, así que sin recato alguno cogió y engulló la polla de Mario limpiándole hasta la última gota

Eso es puta eso es. ¡Qué noche vamos a pasar! No nos va a mover de aquí nadie.

En eso sonó el timbre, era el repartidor de pizza. En un principio se quedaron en silencio pero ante la insistencia del repartidor, decidieron salir huyendo por la puerta trasera (vivimos en una villa de dos plantas). Habían conseguido mucho más de lo que jamás hubieran imaginado.

-Cariño eres genial me dijo Laura mientras abría la puerta.