El descubrimiento (I)
La historia de como un divorcio es el comienzo de una nueva vida
Hola a todos, en primer lugar presentarme. Me llamo Juanjo tengo 44 años y esta historia que os voy a contar empieza cuando tenia 40. Seria por la crisis de los 40 o a saber que me acabe divorciando de mi ahora exmujer. El crio ya tenia 19 por lo que les deje el chalet y me quede con la empresa para pillarme un piso por el centro.
Respecto a mí, pues era un cuarenton sin más, algun kilo de más, afeitado y el pelo, aunque sin entradas queria empezar a clarear. Como todo cuarenton divorciado decidí apuntarme al gym para volver a ligar y sin duda fue la clave.
Me apunté al gym el lunes y por la tarde despues de trabajar acudí a ver que tal se me daba. Como me lo podia permitir, me apunté a uno más premium que no estaba tan saturado. Que fuera premium también se notaba en el público, estaban las clasicas mujeres trofeo, cuarentones como yo, niños pijos y monitores mazados a mas no poder.
Decidí ir a mi rollo, algo de pesas, algo de correr... La verdad es que me gusto la sensacion de volver a hacer deporte y me vine arriba. Tan arriba me vine que al dia siguiente no me podia ni mover. En ese momento recorde un sitio de masajes que habia nombrado alguna vez mi hijo. Llamé y pedí cita para despues del trabajo.
Superé la mañana como pude y ya despues de comer podia mover los brazos, al terminar de trabajar me fui directo allí.
J: Hola, tenia una cita ahora a las 7 para darme un masaje.
Recepcionista: Hola buenas tardes, ¿algún masaje o masajista en particular?
J: Como es la primera vez me da igual quien sea, dimelo y tomaré nota. De masaje.... Pues uno completo porque estoy cargado de pies a cabeza.
R: De acuerdo, le atenderá Matias, espere aqui que pronto le llamará.
La verdad que el sitio era un poco lugubre, yo me lo esperaba más como un hospital, fluorescentes y todo de blanco pero este tenia luces tenues, las puertas de color negro... Pero bueno, la cosa era que me dejaran como nuevo.
Matias: Juanjo, puedes pasar por aqui
J: Voy
Matias debia de rondar los 25, por su entonación o era Argentino o fingia muy bien el acento. Iba vestido con una camiseta sin mangas de licra negra que se le pegaba al cuerpo. Un cuerpo definido y sin nada de vello. En la parte de debajo llevaba una especie de mandil con botes y un pantalon negro, muy uniformado la verdad.
Al entrar vi más de lo mismo, musica estilo zen, poca luz... Se me hizo raro pero como era la primera vez que iba a darme un masaje, no pense más.
M:Salgo al pasillo, mientras desnudate, ponte en la camilla boca abajo y cubrete con la toalla. Cuando estes, me llamas
J: Entendido
Menudo sufrimiento quitarme la ropa por el dolor pero lo peor, subirme a la camilla. Ahí estaba yo, un cuarenton de pelo en pecho, con algun kilo de más a punto de ser sobado por un hombre cuando hacia años que ni mi mujer lo hacia...
J: Matias, ya estoy
Matias entró en el zulo en el que estaba y oi como abrio uno de esos botes y vertió uno de esos liquidos por mi espalda y piernas. Empezó masajeandome las piernas, ¡Que gusto! Hacia años que nadie me masajeaba nada. Era esa mezcla perfecta entre el dolor que tenia en mis agarrotadas piernas y el placer de aliviar el dolor y el gusto del contacto piel con piel. Despues siguió con mi espalda, dejandome como nuevo mientras sus manos recorrian de arriba a abajo toda mi espalda sin olvidar mis hombros. Estaba a punto de dormirme cuando...
M: Juanjo, date la vuelta
Se notaba que el masaje estaba surtiendo efecto, ya me podia mover con facilidad en la camilla. Otra vez vertio aceites sobre mi pecho y piernas y volvio a empezar por las piernas mucho mas aliviadas. El sentir de sus dedos finos apretando mis piernas, sus pulgares apretando de arriba a abajo mis piernas....Me estaba empezando a dormir... Paso a trabajar mi pecho y abdomen, un masaje suave, casi una caricia, acariciando mi pecho, mi tripa... Yo estaba en un punto que no sabia si dormia o no cuando noto que la toalla se mueve. Estaba tan agusto que aunque me extraño, no dije nada solo me deje llevar.
Me acariciaba las ingles, unas ingles que hacia años que no eran tocadas y que jamás habian sido tocadas por un hombre que no fuera yo. Las tocaba con una suavidad que casi me producia cosquillas.
Pensando que ahi terminaria, me agarro el rabo. En esos momentos lo tenia flacido, unos 10 centímetros y empieza a masajearlo. No sentí como si me estuviera haciendo una paja, no solo iba de arriba a abajo. Subia mi prepucio hasta arriba, la movia de lado a lado, lo bajaba, lo mantenia bajado, lo lubricaba más, giraba la mano... Una serie de movimientos que tras tanto tiempo hizo que me corriera intensamente, un par de trayazos debió de caer al suelo y tres o cuatro cayeron sobre mi.
J: Perdoname, disculpame por favor, hacia mucho tiempo que nadie me tocaba y no he sabido parar.
M: Jajaja no hay nada que perdonar, para eso estamos
J: Te pido mil disculpas, no creo que estes aqui para ordeñar rabos la verdad
M: A los que pedís un completo sí.
J: Joder, no sabia. Habia ido al gym, estaba rotisimo y queria poder moverme
M: ¿De verdad no lo sabías? ¿Quien te recomendó el sitio?
J: Pues si te digo la verdad... Sabia que mi hijo habia venido alguna vez y por eso pense en este sitio
M: Vaya vaya...
Continuará....