El descubrimiento del ser (5: Fiesta de carnaval)
Por un momento no supo que mano, que pierna, que lengua, estaba en su cuerpo. Tampoco supo distinguir, que pene la penetraba y de que forma lo hacia, ni si eran manos de mujer o de hombre, solo sabia sentir un orgasmo tras otro. Por un momento creyó explotar, sintiéndose tan llena. En su mano izquierda
El descubrimiento del ser (5) (1ª orgía)
Allí sobre la alfombra del salón, siguieron disfrutando de sus cuerpos, los gemidos rompiendo el silencio, las pasiones se escapaban libres por la ventana, y Maria seguía descubriendo su ser. Estas reuniones siguieron varias veces, haciendo que Maria gozara indescriptiblemente, pero como siempre quería más, y pensó en nuevas experiencias que os relatare otro día.
__Fiesta de carnaval en el gimnasio__
Había pasado casi un año, desde que Maria, empezara a descubrir en los entresijos del sexo. La relación con Miguel, cada día era mas intensa. Con él estaba compartiendo un todo, que desde la nada habían ido formando, haciéndose cómplices de una vida , de una doble moral, en la que ellos se deleitaban y gozaban unidos, en la complicidad y la curiosidad de conocer, todas y cada una de las formas de gozar el sexo libremente.
Maria se había aficionado tanto al sexo, que no podía pasar un día en que su cuerpo, no le pidiera tener orgasmos. Su cuerpo estaba adiestrado, para llegar varias veces al día, eso la había echo adicta a el, su sexo estaba siempre dispuesto y húmedo esperando calido, alguna caricia que la hiciera llegar, sintiéndose en un estado de excitación constante.
En casa con su marido todas las noches, por el día disfrutaba con Miguel y Ana alternando o mezclándose entre ellos, incluso soñaba teniendo fantasías, que la envolvían en orgasmos oníricos volviéndola loca.
Había cambiado mucho en un año, estaba mas delgada y con el ejercicio que hacia en el gimnasio, su cuerpo se había ido esculpiendo, formándola mas hermosa si cabía. Había renovado su vestuario, se compraba ropa mas entallada y sexy, su paso provocaba allá por donde fuera. Los hombres y mujeres siempre la deseaban, o la criticaban por su forma de vestir, lo cierto es que nunca pasaba desapercibida.
Aquel día durante el mes de Febrero, en el gimnasio estaban preparando una fiesta de carnaval. Todos estaban pletóricos deseando que ese día llegara, mientras tanto cada uno iba pensando en los disfraces que llevarían. Lo llevaban muy en secreto, para que nadie se los copiara y ser los mas originales.
Miguel, Ana y Maria decidieron disfrazarse de trogloditas, y entre los tres dispusieron los disfraces quedando muy originales.
Y llego el día de la fiesta, Maria había dejado a los niños con su marido, ya que no tenía hora de llegar. El marido acepto gustoso de quedarse en casa ya que no le gustaban las fiestas, ni los barullos.
Maria empezó a vestirse, empezó por la ropa interior, un tanga mínimo imitando la piel de leopardo, no se puso sujetador y se enfrasco el traje de troglodita, ajustándoselo a su piel, el vestido dejaba un hombro al aire, dejando ver la hermosa caída de su escote y su canalillo. Se recogió el pelo en una cola alta, y con un hueso de plástico, lo adorno dando mas sentido a su disfraz. Se maquillo y colocándose el abrigo y el bolso salió de casa y bajó.
En la puerta la esperaba Miguel, que al verla exclamo, ¡guau!. Cuando te vean todos se te van a tirar encima, voy a tener que estar pegadito a ti todo el rato.
Y así marcharon hacia el gimnasio, a la puerta de este ya se notaba la algarabía y las risas de todos los asistentes. Entraron, dirigiéndose a los vestuarios, allí soltaron los abrigos y los bolsos, dirigiéndose hacia el salón, donde se encontraba el festín, allí se mezclaron con todos los amigos y amigas, riéndose cada una de los disfraces, conversaron y bailaron al son de la música que sonaba.
Ana estaba por el fondo del salón, medio pérdida intentando ligarse a cualquiera, o de meter mano a quien se dejase. Así transcurrieron varias horas en donde el ambiente, empezó a hacerse inaguantable por el ruido. Ana que ya había echo lo suyo, calentando el ambiente, se acerco a Maria diciéndole estoy harta de tanta gente, te parece si nos montamos nuestra fiestecita en la sala de aeróbic, a lo que Maria asintiendo le dijo espera llamo a Miguel y vamos hacia allá.
Ana se le acerco a la boca estampándole un beso, y metiéndole mano por debajo del vestido, notando su culo libre, ¡uf ñam ñam ¡ troglodita te voy a comer, acaso no sabes que soy caníbal. Maria reía, viendo como su amiga estaba tan animada. Pensó que seria debido a las copas que se había tomado.
Buscó a Miguel que estaba al fondo de la pista de baile, hablando con algunas alumnas y algunos profesores. Al llegar ella todos se quedaron mirándola y halagándola por lo original que iba, ¿Qué hacéis aquí tan retirados del resto?, es que estamos hablando y desde aquí el sonido es mas bajo y se conversa mejor.
Pues Ana se ha marchado a la sala de aeróbic, queréis que nos vayamos allí y tengamos nuestra fiesta particular. Estaremos mas tranquilos os parece, Miguel la miro sabiendo que por su mente algo nuevo estaba fluyendo, acepto y se dejo llevar, los demás se quedaron allí y siguieron charlando.
Cuando llegaron a la sala de aeróbic, estaba casi en penumbra, solo entraba la luz por la claraboya del techo, dejando entrever la claridad de la luna, haciendo aquel lugar, intimo y acogedor. La música sonaba de fondo, y ellos invitantes por aquel sonido se agarraron y bailaron, pegaditos, abrazados, en aquel momento Ana que desde un rincón los observaba, se unió a ellos abrazándose los tres, y siguiendo el ritmo de aquella música que se antojaba romántica a sus oídos.
Sus cuerpos se reflejaban en el espejo de la sala, allí se empezaron a tocar, cuando de pronto se abrió la puerta, entraron varias personas no distinguiendo bien quienes eran, pero Ana se retiro, invitándolos a pasar y diciendo, ¡vaya veo que os habéis animado a venir!.
Ella había invitado a "sus amigos y amigas" y bien pensado tenia, que la fiesta de carnaval, tenia que ser no para enmascarar, si no más bien para quitarse mascaras, y entregarse al desenfreno sin miedo ni escondrijos.
Todos se conocían eran compañeros del gimnasio, a los cuales Ana ya los conocía en otros aspectos, ¡mas íntimos! Así que una vez se hubieron reconocidos y reído juntos, cada uno busco compañía y bailaron unos con otros. La bebida y la música que se había echo un poco frenética los habían echo ponerse un poco alegres.
Así que algunos se habían desnudado, metiéndose mano allí mismo, la visión que los ojos de Maria tenia delante, la provocaba a tocar a acercarse a ellos, acariciar esos cuerpos que estaban gozando libremente delante de todos, ¡ no lo pudo remediar!
Se acerco a Miguel diciéndole al oído ¡sígueme!, se planto allí al lado de los dos amantes que absorto a todos, lamían sus cuerpos desnudos sobre la moqueta de la sala.
Se quedo mirándolos allí de pie, sus manos empezaron a volar por su cuerpo, deslizando el hombro que sujetaba su vestido, quedando con los pechos al aire acariciándolos, el chico percatándose de la situación le tendió la mano, la cual asió Maria, agachándose hacia ellos y dejándose acariciar por aquella pareja, y colaborando con ellos en caricias y besos.
Miguel no pudo evitarlo su pene estaba tan duro, que se unió a la fiesta lamiendo los pechos de Maria, que con sus ojos cerrados se dejaba llevar, a eso Ana también se unió, aquello era una marabunta de manos, penes, tetas y culos,
Los demás en el momento de darse cuenta, de lo que allí acontecía, y bajo la visión de aquellos cuerpos, no tuvieron otra que unirse y al final había como unas quince personas allí.
El sonido de la música dejo de existir, para escuchar solamente los gemidos, que los orgasmos iban provocando en todos ellos, llenando así la sala y los oídos de Maria , que solo sabia sentir.
Noto sobre su piel lenguas varias, que la llenaban de saliva y de placer, entraban por su boca, por su oído, por su sexo, por su vientre, en su ombligo.
Por un momento no supo que mano, que pierna, que lengua, estaba en su cuerpo. Tampoco supo distinguir, que pene la penetraba y de que forma lo hacia, ni si eran manos de mujer o de hombre, solo sabia sentir un orgasmo tras otro.
Por un momento creyó explotar, sintiéndose tan llena. En su mano izquierda un pecho de mujer, en la derecha un pene, que ella movía acercándoselo a su boca, si miraba a la izquierda, otro pene estaba esperando una lamida de su boca, mientras la manos de alguien estiraba sus pezones, sus pechos.
Sobre su vientre sintió en ese momento, el calor de un liquido espeso, que alguien deposito allí después de dejarse ir, y como una lengua iba lamiendo aquel néctar, que se le haría delicioso manjar. Alguien la penetraba por delante moviéndose frenéticamente, y unos dedos se le habían colado en su ano. Estas escenas las veía repetidas cada vez que abría los ojos. Aquella marabunta, la estaban haciendo perder el sentido.
Y así quedo extasiada y sin sentido, exhausta y sudorosa, a tal punto que ya no sabia si sentía o no sentía, y solo se dejaba hacer.
Las sombras de aquellas personas, se dibujaban en la pared de aquella sala, posturas múltiples que se le iban antojando al igual que las fotos de kamasutra en diapositivas. Y ella en su dejadez, se recupero un momento, buscando a Miguel o a Ana entre la masa de carne, que se mostraba ante ella.
Por un instante se miró en el espejo, su cuerpo estaba sucio su pelo revuelto y su ser. Su ser se seguía descubriendo y gozando, del maravilloso mundo sexual, que cada vez más la estaba llevando a situaciones extremas, en las que ella, se perdía día tras día descubriéndose en el ser.
Después de esa experiencia Maria, viéndose un poco perdida quiso llevar de nuevo una vida mas tranquila y sosegada. Pero su piel quería más y más, así se lo pedía a cada segundo cada poro de su piel. Mientras, ella luchaba con los demonios que dentro de su alma, la estaban atosigando. Por lo que decidió, visitar un psicólogo que la ayudara a encontrarse de nuevo en el ser.
Evelyn45