El descubrimiento de una sexosa mujer

Una chica, que al ser violada descubre su lado mas pervertido

El descubrimiento de una sexosa mujer

-¡¿Pero que es lo que hace profe?! ¿Porque me toca así?-

Sollozaba ella, mientras sus lágrimas caían de sus ojos.

-¡esto es lo que deseas realmente!-

Decía el profesor mientras abría lentamente botón a botón, la blusa de la joven dejando a mostrar uno senos pequeños pero bien formados. Se notaba que ella era virgen, jamás ningún hombre había puesto sus manos en ese delicioso cuerpecito.

Aquello estaba sucediendo en una de las aulas de la escuela,  la joven se llamaba Andrea, una chica un poco tímida, pero tenía un no sé qué, que a lo hombres llamaba la atención, el profesor por su parte siempre la mirada de reojo, aunque su uniforme no era revelador él se imaginaba cada centímetro de su cuerpo bajo esas ropas. Hacía mucho tiempo que él la deseaba y mientras estaban en clases,  iba imaginando como podría hacerla suya.

Sabía que era algo prohibido, pero su deseo era aún mayor que  lo moral y lo correcto.

-¡tú siempre has sabido que  me has gustado y hasta te me insinúas, no te hagas, como esperaba que llegara este momento, de hacerte mía!-

Mientras en ese momento, con la corbata del profesor, tapo la boca de Andrea, pues en otras aulas había personal que todavía estaba laborando y no podía arriesgarse a que alguien escuchara los gritos y lo descubriera. La chica solo lloraba y lloraba, no podía imaginarse que aquel profesor, al que tanta confianza le tenía, le quitaría su más preciada inocencia. Él se dispuso a cerrar el lugar, para que nadie pudiera sospechar la acción que cometería y sobre el amplio escritorio que había, coloco a la joven boca arriba.

Empezó  a quitarle la blusa y después siguió con el sostén, dejándola totalmente desnuda de su torso; por extraño que parezca, aunque la joven está siendo abusada no oponía resistencia, solo se limitaba a llorar como si en sus adentros realmente lo deseaba.

-pero que hermosos pechos tienes, justo la medida perfecta para mis manos, suaves y cálidos al tacto y por lo que veo también muy sensibles, y no te desagrada para nada que te los esté tocando ¿verdad?, además  esos deliciosos pezones están diciendo que te está gustando-

Él se deleitaba con la lengua al pasarla en los pezones de Andrea, estos se ponían cada vez más duros y más sensibles por cada pasada que les daba, la humedad de la saliva solo provocaba mayor sensibilidad en el cuerpo de ella. De repente él se apartó para darle un vistazo a todo su cuerpo, la chica trataba de cubrir su desnudez con sus manos, el profesor empezó a levantar esa falda, no podía esperar a mirar lo que había debajo de ella.  Unas piernas deliciosas que incitaban a ponerlas de todas formas y posiciones.

Empezó a pasar sus manos por encima de su ropa interior, causándole sorpresa el ver que Andrea estaba mojada.

-¡ah por dios!, veo que esto realmente te gusta, eres toda una putita, pero ya verás te voy a enseñar a no andarte insinuándote a los hombres.-

Andrea trato de forcejear un poco con las piernas, logrando golpear al profesor, lo que causo enfurecerlo; la sujeto fuertemente del cabello y le dijo:

  • ¡mira niñita, o te estas quieta o la pasaras muy mal, recuerda que aquí no hay nadie que te venga a ayudar mucho menos que te escuchen, así que mejor disfruta para que sepas lo que es tener a un hombre dentro de ti.-

Andrea estaba aterrada, ella sabía bien que nadie podía ayudarla, aunque no entendía muy bien porque muy en el fondo le estaba gustando. El profesor la tomo y la volteo boca abajo y dejando así a relucir todo su antójale culito, que combinaba perfecto con unas caderas acorde a su tamaño.

-qué cosa tan más rica me voy a comer-

Decía mientras empezaba con los dientes a bajar su ropa interior  dejando al descubierto una vagina perfecta, con unos labios proporcionados y que por cierto estaba muy muy mojada. El empezó a tocarla y enseguida le  metió un dedo, mientras lo llevaba después a su boca.

-es lo más delicioso que eh probado, dulce, justo como me gusta y un olor que solamente me incita aún más a cogerte-

Acerco una silla al escritorio en donde se sentó, quedando justamente a la altura de sus nalgas,  con sus manos separo sus piernas para poder admirar lo que muy pronto se iba a comer. En ese instante empezó a pasar su lengua por entre sus labios, deleitándose de aquello que estaba probando, Andrea no podía hacer más que temblar pero ya no sabía si era de miedo o de placer.

-veo que esto está muy muy apretadito-

Mientras él introducía dos de sus dedos y sentía como aquello estaba muy ajustado.

-bueno putita, ya es hora de que sientas lo  que es un hombre  te coja, y no harás más que otra cosa que disfrutarlo, porque esto es lo que te gusta-

Separo aún más sus piernas mientras él, empezaba a desabrochar sus pantalones , sacando su  miembro que ya se encontraba muy parado, se podía ver que empezaba a liberar un poco de fluidos por tanta excitación, lo tomo con una mano y empezó a pasarla como jugando entre las nalgas  de Andrea, ella empezó a moverse mucho y a tratar de manotear por lo que el profesor decidió  amarrar sus manos detrás de su espalda.

-ahora si mi putita, ya nada impedirá que te coja a mi antojo-

Y sin aviso alguno coloco su verga en la entrada de la vagina, y empezó a penetrarla de poco en poco pues estaba muy apretado y le costaba trabajo, pero sin más ni más termino de penetrarla de un solo golpe. Andrea lanzo un grito ahogado de dolor, no podía creer que su profesor fuera quien la estuviera violando.

-que rico lo tienes, preciosa, tu vagina está apretando mi verga deliciosamente, sabía que te gustaría-

Seguía penetrándola con más y más fuerza, mientras se podía ver como pequeños hilos de sangre salía  de su sexo, mezclado con sus jugos.

Andrea al sentir las embestidas de su profesor, no hacía más que llorar y llorar, pero a la vez empezó a sentir como el dolor se estaba convirtiendo  en placer, al principio era casi inadvertido pero poco a poco se dio cuenta que  deseaba  más y más aquella sensación.

-¿te está gustando verdad? Puedo ver como tu vagina recibe mejor las llegadas de mi verga hasta lo más profundo de ti-

Decía esto mientras entraba y salía una y otra vez ya más fácilmente, porque los jugos de Andrea salían con abundancia, de repente él se detuvo, ella intento voltear para ver qué era lo que pasaba, mientras en ese momento  él introdujo bruscamente un dedo en su ano.

Ella no lo podía creer, no le había bastado ultrajarle su virginidad, y ahora también quería violarla por ahí.

-mejor disfrutare de este agujero también, no dejare ni un solo centímetro sin rellenar-

Saco el dedo pero enseguida metió dos, quería abrir paso libre para que pudiera entrar su verga fácilmente. Andrea no podía controlar los temblores de sus piernas, apenas se había acostumbrado a la sensación de tener a su profesor dentro de ella  y ahora tenía que soportar esta humillación. El profesor se sentó en la silla, su mirada ya estaba perdida de tanto placer.

-Ahora si preciosa, vas a sentir como mi verga abre todo  tu culito-

La tomo de sus caderas acercándola hacia él, la cara de Andrea estaba perdida ya no sabía lo que pasaría, con sus manos el abrió sus nalgas y puso la punta de su pene justo en la entrada de su ano, todo esto mientras podía admirar su espalda desnuda. De repente y de una sola embestida  penetro fuertemente su  culito, ella lloraba por el dolor que aquello le ocasionaba.

-¡pero que rico culito tienes! Princesa, no sabes cómo anhelaba cogerte así, la sensación en mi verga es única, con esto serás completamente mía-

Con sus manos empezó a sentar sobre su verga fuertemente a la joven, una y otra y otra vez, mientras sus senos, se movían con el vaivén de las embestidas; a ella ya no lo quedaba  más que someterse a los deseos de su profesor. Pero conforme sentía como entraba y salía también se daba cuenta que empezaba a sentir placer, y es que en realidad estaba exageradamente mojada en sus fluidos, cosa que él pudo notar.

-ahhhh, ves mi putita, yo sé que te encanta, no finjas, puedo sentir como me tienes bañado en tus jugos, siéntate, anda muévete rico, como la putita que eres-

Los movimientos se hicieron mucho más rápidos, Andrea podía sentir como oleadas de placer llegaban a ella, no lo podía creer, estaba siendo violada pero aun así le estaba gustando. Él la tomo más fuerte, pues se dio cuenta que ella estaba a punto de venirse.

-Así putita, vente vente mamita, anda vente, porque era lo justo que necesitabas, porque así es como te hare sentir mujer-

Empezó a gemir, no podía creer aquellas sensaciones tan deliciosas que estaba sintiendo, ella misma se daba de sentones sobre la verga de su profesor que también estaba a punto de explotar , y así con una última embestida dio un largo gemido anunciando el exquisito orgasmo que acababa de tener.

-ya vez preciosa, te dije que lo ibas a disfrutar, pero ahora es mi turno de gozar-

Así  que la levanto, le quito la corbata de la boca, mientras admiraba su rostro que era muy hermoso, la beso pues sus labios eran muy antójales y deliciosos.

  • ahora te daré a comer un caramelo mi niña y lo gozaras, el sabor de mi verga en tu boca-

Él la incoó, para que el rostro de Andrea quedara justo a la altura de la verga, estaba bien bien parada a causa de tanta excitación, ella solo podía sucumbir a sus órdenes, pues ya no le quedaban fuerzas tras semejante cogida, se empezó a masturbar y le metió la verga en su boquita  sin aviso alguno. Andrea sintió todo el sabor de sus propios fluidos en la verga de su profesor, era increíble el placer que él estaba recibiendo.

-ya estoy por venirme, así que prepárate preciosa, te voy a ensuciar toda tu linda carita para que no me olvides-

Diciendo esto no se pudo controlar y tras tanto placer ya no aguanto más, saco su verga de la boquita de Andrea, con una mano sujeto su cabello para que no se moviera, mientras que con la otra agarra su verga apuntando hacia ella, no resistió mas y chorros de semen caían en el rostro de ella, pudo sentir como escurrió por su carita y cuello todos los fluidos de su profesor, simplemente  se desvaneció  exhausta después de tanto  dolor y placer.

-lo vez preciosa, te dije que todo esto te gustaría y te haría de toda una mujercita, así que acostúmbrate porque de hoy en adelante serás mi pequeña putita-

Andrea se levantó, lo miro aun turbada por el dolor y el placer así que simplemente esbozo una sonrisa pues su profesor hizo despertar a una sexosa mujer, amante del placer…