El Descubrimiento de Sorbetico
Una chiquita recibe las atenciones en horizontal de tres jovencitos que se lo montan muy bien.
La verdad es que siempre hemos estado destrozando con mi primo Leo, él es uno de los únicos amigos que tengo de verdad, y tanto es así que compartíamos toda las cosas nuestras. Él siempre ha sido el galanazo de entre los dos, pero mi personalidad y luego la pubertad hicieron que yo fuese el preferido de entre las mujeres. ¿Cómo somos?, bueno, Leo es delgado, de ojos verdosos, cabello hasta la espalda, alto y con la sonrisa matadora. Yo por mi parte soy moreno, un poco más alto que mi primo, cabello y ojos negro intenso, y con un cuerpo con suficiente músculos para cargar a cualquier doncella.
La historia comienza cuando Leo en sus practicas de básquet, conoció a una morenaza humilde que vivía cerca de la cancha, con la sonrisita de actor de Hollywood, la conquisto y la presento a su querido primo, o sea ...yo. Leo le conversaba cosas sensuales y en momento yo ingresaba en el tema, poco a poco me iba insinuando y demostrando cuáles eran nuestras deliciosas intenciones. Hasta que se dio, la morena nos acepto nuestra intimidad, siempre y cuando no fuéramos poco hombres y le ensuciáramos su nombre.- ¡Trato hecho preciosa!- fueron nuestras respuestas instantáneas.
-Entonces ¿Qué quieren hacer?-con malicia en los ojitos preguntaba Sorbetico, -jugar- contesto Leo, dejándome con la incertidumbre de cuál era su táctica. Bajamos a un lugar semi oscuro de nuestro edificio y con una botella empezamos el divertido juego de las penitencias. Besos ardientes, morreo o maraqueo (como prefieran llamarle), toqueteos por encima, luego por debajo...nos descubrió el experto cerdo de nuestro vecino, Beto sabia tranquilizar a las mujeres Sólo quiero participar-, después de cierto jaleo, ella aceptó...entonces vamos a la penitencia mayor. Nos dirigimos a unos de los bajantes (donde se bota la basura) del ultimo piso, era una habitación de no más de 1 por 1.
Entró el anfitrión con la morenaza primero, - bájate el pantalón suavemente, cuidado con los codos que esta porquería es muy chica, permíteme que agache un poco, ahí te va-. Beto y yo por mientras le hacíamos la guardia por si acaso llegase un vecino poco oportuno, los gemidos de ambos nos tenían vueltos unas bestias, ya los pantalones no soportaban y el dolor de tener nuestros miembros reprimidos en estos pantalones, nos estaban haciendo mucho más impacientes. Entró el Beto haciendo un choque de palmas con el Leo.
Mi primo con una sonrisa de oreja a oreja, me hace entender que esta es una de las mejores, y mierda que sí que lo es, puesto que en poco minutos deja agotado al experto del Beto. Me armo de valor y entro en la pequeña habitación, le toqué sus pechos sudados, me hizo saber qué le gusta con un sonido idéntico a cuando le arde algo, intentó besarme, pero le mordí el lóbulo de la oreja y no se lo permití...Esta excitada, muy excitada, le alcé las caderas, coloqué un pie en un tubo que estaba a ras del suelo e introduzco en esa abertura húmeda, ella casi gritando me preguntó: ¿cuánto mide?- la verdad es que nunca me lo he medido y creo que no lo haré...-sólo disfrútalo- fue mi respuesta rápida, y con una fuerte embestida la hice chillar; mi primo afuera me grito que le bajara el volumen a la fiesta, ya que nos podían descubrir.
Sujetándola con mis brazos la levanté, y allí arriba de la nada, le introduje todo mi miembro, fue una sesión de movimientos rápidos pero profundos, mientras que con una mano le pellizcaba un pezón hacia abajo. Lo pequeño del lugar daba poco oxigeno por lo cual nuestra respiración y jadeos se multiplicaban por tres. La arqueada violenta de su espalda, con un grito excitante me dio por enterado que ya había llegado a su orgasmo, lo que me permitió darle con toda mi furia para poder acabar, masajeé su clítoris en un intento de doblar su siguiente orgasmo, ella sólo me pidió que le diese respiro, pero yo lo necesitaba...otro grito más y me di cuenta que me estaba yendo. Intenté sacar mi miembro a punto de estallar, pero ella apoyando sus rodillas en la muralla, empujó mi cuerpo hacia atrás y gritando en tono de orden, - ¡quiero toda tu leche adentro!-, me vacié como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Estábamos cansados, el suelo era un charco de sudor y semen, mi primo nos dio el aviso y vistiéndonos, nos dimos unas nalgadas de satisfacción y bajamos el edificio.
Dejamos a Beto, en el piso en que vivía y nos dirigimos al mío, ya que a esa hora mis padres no debían de estar, me pidió la ducha; pero nosotros ya nos habíamos repotenciado de nuevo; descubrimos su cuerpo pegajoso de semen, y metiéndola en la ducha, la fuimos enjabonando, mi primo cintura abajo, y yo hacia arriba; enjuagó su boca, por lo cual la besé con ahínco, el beso sólo se terminó para que ella emitiese unos gemidos ronroneantes por la paja que mi primo le estaba proporcionando. Quise ayudar y chupé los pechos de mi amiga, para que se fuese con un orgasmo de fábula.
Al vestirse, le pregunto a mi primo si es que él quería seguir con ella, - eres una maravilla Sorbetico, dejarte ahora sería mi mayor error, si te parece bien gozaremos hasta que nos aburramos..¿te parece? (mi primo era un seductor de primera), con el cigarro en la mano, esperó que ella le diese la respuesta.
Sorbetico nos sonrió, nos dio un beso a cada uno y uno para nuestros amiguitos...Una más para los papitos...¡¡¡Je!!!
Son tres las historias que he de contar de esta morenaza, esta sólo es la primera, si es que les atrae escríbanme y si no... ¡será!. Si alguien nos reconoce por la situación y por los nombres, ¿qué crees?, sólo silencio, por que por la boca muere el pez.
Continuará