El descubrimiento (3)

Después de soportar la violación de Amadeo tuve que oir la historia de mi padre.

Seguimos ahí mucho tiempo, Amadeo con su miembro introducido en mis entrañas, sin apenas moverse, el dolor dio paso a una sensación desagradable de mi recto invadido, mi intestino henchido de orines, un escozor como una quemazón en el ano brutalmente dilatado... Inmóvil, lloriqueando oí como Amadeo cumplía su promesa y me contaba la historia de mi padre, no quería escucharle, pero sus palabras me tenían cautivo.

Tu papaíto ha sido mi putita desde mucho antes de que tu nacieras, bueno, no solo mía, la de medio pueblo. No te lo crees? Antes solo venía a veranear y se daba aires de señorito con su ropita de niño bien, de ciudad. La primera vez que se vino a nadar con nosotros al río apareció con un bañador el muy tonto, nosotros ni teníamos bañadores, siempre nos habíamos bañado en pelotas, somos todos machos y no tenemos nada que esconder. Poco le duró el bañador – rió Amadeo – se lo arrancamos y lo tiramos río abajo. No se atrevía ni a salir del agua el capullo, se cortaba de que le viéramos en cueros, cuando salió se tapaba la entrepierna como una ursulina, jeje, pero le escondimos la ropa y echó a correr como un conejo asustado, lo alcanzamos en la barraca de mi padre, no queríamos hacerle nada, pero cuando apartó las manos de la entrepierna para defenderse vimos que estaba empalmado. Menuda maricona.

El recuerdo debió estimularlo porque sentí como su miembro volvía a crecer en mi interior.

No es que tuviera mucho que esconder, siempre ha sido un pichacorta, pero la maricona se había puesto caliente viéndonos en bolas. Lo aprovechamos claro, le obligamos a que nos la chupara a todos, éramos seis creo, yo, mi primo Luís, Ramón el mecánico, los dos Juanes, el de la ferretería y el mantecas, lo conoces no? El gordo que trabaja conmigo, jejej, ya estaba gordo como un cerdo entonces, y Pepito el que está casado con mi cuñada, si, seis. Tu padre chupó una polla detrás de otra, no lo hacía muy bien, pero bueno, tampoco éramos exigentes, fue mi primera mamada y supongo que la de la mayoría. Joderrr, que gusto nos dió, nos corrimos como locos en su boquita de mamón, ponía carita de rata asustada y al principio no quería, pero con unas cuantas collejas acabó mamando como una puta. Al final le petamos el culete, jeje, no, no nos lo follamos, fuimos tontos, perdimos la oportunidad de desvirgarlo, lo hicimos solo para reirnos, lo sujetamos y le metimos el mango de una azada en el culo.

Chilló como un cerdo en el matadero, no sabíamos que había que humedecerlo para que entrara mejor, jeje, se lo metimos en seco, la verdad es que nos pasamos un poco, lloró como una niña y nos asustó un poco. Al final nos dio pena y le tiramos la ropa encima, claro que no se quién, creo que Ramón se la meó toda, pero le dejamos vestirse con la ropa meada y volver a casa, se fue llorando con la mano en el culo. Te hubiera gustado verlo jeje.

Amadeo movió de nuevo sus caderas, su verga volvía a estar dura, pero pareció conformarse con tenerme empalado, tenía ganas de seguir contándome cosas de mi padre. Yo permanecí inmóvil, clavado en sus caderas sin atreverme a decir nada.

Si, fue un buen verano, pasamos de pelárnosla todo el día a visitar a tu padre cada vez que teníamos ganas, una mamada es mejor que una paja, además fue aprendiendo y cada ver lo hacía mejor. Se corrió la voz y pronto tuvo mas pollas para comer, todo chavales de nuestra edad claro, no lo contamos a los mayores, pero todo el mundo quiso probar las mamadas de tu padre. Cuando ibamos al cine lo sentábamos en el water e íbamos pasando uno a uno, a veces más de una vez, y de dos jejej, éramos jóvenes. Recuerdo que daba tres golpes a la puerta y tu padre abría, estaba ahí sentado con la boca, la cara y el pelo lleno de lefa, daba un poco de asco, pero me la sacaba y se la metía en la boca hasta que descargaba y volvía a las butacas. Enseguida iba otro a follarle la boca, a veces hasta había cola.

Pero claro, todo se sabe. No se como se enteraron los Puig, los del bar, si, tu conoces a Pedro, el pequeño, su hermano Ramonet ya murió, por aquella época ya eran mas que cuarentones. Una noche después del cine estábamos ahí tomando vinos, tu padre estaba con nosotros, con la cuadrilla, harto de chupar muchos días se iba a casa, pero aquel día vino. Yo me di cuenta de que Ramonet cuchicheaba con Luis y creo que Pepito, se reían, pero no me sorprendió. Entonces Luis vino a donde estábamos nosotros y nos contó lo que le había dicho, que si el maricón se la chupaba a él y a su hermano nos invitaban a los vinos.

Tu padre se encogió del susto, supongo que le cortó que lo dijéramos abiertamente, y a lo mejor no le gustaban los Roig, no se, jajaja, nunca fueron guapos y los dos estaban ya de buen año. Pero bueno, nos dio igual, joder chaval entiéndelo, siempre andábamos cortos de dinero y nos íbamos a ahorrar las copas. Llevamos a tu hermano a la cocina para que no tuviera que hacerlo delante de todos, ya ves que no éramos tan cabrones, y como ya era tarde echamos el cierre al bar, solo nos quedamos la pandilla. Los dos hermanos se metieron en la cocina y nosotros seguimos bebiendo, cachondos otra vez ya pensábamos donde iríamos a que nos hiciera la última mamada de la noche cuando oímos los gritos. Ramón se asomó a la cocina y se volvió a nosotros riedo.

Venid, venid, que fuerte tios, le están dando por el culo! – Corrimos a la puerta de la cocina, menudo espectáculo chaval, tu padre estaba doblado sobre unas cajas de cerveza, con los pantalones bajado, el Ramonet, con la polla dura fuera de los pantalones lo sujetaba y Pedro lo enculaba a saco. La cara de tu padre era un poema, todo lloros y gritando como un conejo, cuando nos vio intentó soltarse pero lo tenían bien agarrado. Entramos a mirar, Pedro ni se inmutó y seguía culeando, Ramonet se hecho a reir y nos dijo que se lo habían jugado a los chinos y que luego iba él.

Alucinamos todos, pero se nos puso dura y claro la aliviamos en la boca de tu padre, cuando Pedro terminó se la metió Ramonet, sin dejarlo descansar, menudo pollón tenia el jodido, la mía no está mal, jejej, bien lo sabes, pero ese me ganaba. Creo que le rompió el culo, porque no paraba de chillar, en cualquier caso se lo dejó bien abierto, porqué cuando terminó quisimos probar los demás, mmm, yo fui el cuarto, el ojete de tu padre parecia vivo, jejej, no veas como parpadeaba y chorreaba leche, yo nunca la había metido en caliente todavía pero creo que me porté como un macho, me lo follé como un cabrón hasta que me pegué la mejor corrida de mi vida. No fui el ultimo, jeje, creo que entre los del bar y nosotros eramos 7 u 8, y algunos repetimos, no sé como aguantó tu padre, al final ni lloraba ya, no decía nada, estaba como ido, era como follarse una muñeca hinchable.

Pero nos portamos bien, lo acompañamos hasta casa porque le costaba hasta andar, por el camino vomitó y tuvimos que meterlo en su habitación a escondidas para que no lo vieran tus abuelos. Debió quedar jodido porqué estuvo más de una semana en volver a aparecer, pero se recuperó y entendió que ya no nos conformábamos con su boquita de mamona. Desde entonces hay mucha gente en el pueblo que lo sabe y lo usa, estando aquí tu padre no nos hacen falta putas, jejeje, ahora se ha hecho mayor y ya no tiene tantos clientes pero hasta que dio la campanada de que se casaba le vaciamos la leche dentro siempre que nos vino en gana. Te podría contar muchas cosas que te sorprenderían, se ha ido convirtiendo en un degenerado, no dice que no a nada ni a nadie. Lo que viste fue muy suave pero te aseguro que es un autentico cerdo, tu madre lo dejó cuando le pilló limpiándole el culo con la lengua al de la farmacia mientras Pedro el del bar le daba por el culo, no lo sabias no? No, claro que no? Jjjaja, quieres saber porque le limpiaba el culo al de la farmacia?

No pude aguantar más, no quería oir toda aquella basura de mi padre, aprovechando un descuido de Amadeo, giré sobre mi cuerpo y me liberé de su cuerpo, su verga salió de mi interior arrastrada por su cuerpo al caer al suelo y traté de incorporarme, pero seguía teniendo las manos atadas a la espalda y no pude moverme con rapidez para escapar. Me tiró al suelo de nuevo y me abofeteó, me levantó sin esfuerzo y me tiró sobre la mesa del salón, apoyado en mi vientre, mi esfínter se descontroló con el susto y un chorro de la orina de Amancio que descansaba en mi intestino me mojó los muslos, instintivamente lo contraje aunque quería liberarme de aquel líquido nauseabundo. Amadeo rió,

Se te escapa el pipí por el coñito cerdita, todavía no quiero que lo mees – y me dio una palmada en las nalgas – me gusta sentirlo dentro cuando la meto y ahora te la voy a meter otra vez eh? – balbuceé un no por favor aterrado – Si, te voy a preñar otra vez, pensaba hacértelo suavecito para que no lloraras, pero no te has portado bien, te querías escapar, y voy a tener que castigarte.

Mientras me hablaba apoyó su glande en mi ano, esta vez si fue consciente que me iba a penetrar, me entró el pánico, el recuerdo del dolor seguía vivo y hasta que no sentí el calor que me bajaba por las piernas no comprendí que me estaba orinando de miedo.

Joder puta! No te mees que me manchas, para! – me dio otra palmada en las nalgas pero no pude contener mi vejiga – eres una mariquita como tu padre, pues ahora me has hecho enfadar de verdad, te voy a joder como un animal.

No tuve tiempo de asustarme por lo que se avecinaba, su miembro erecto se introdujo por mi ano como una bala clavándolo hasta la empuñadura y empezó a meterlo y sacarlo con fuerza. Esta vez si grité, solo sentía dolor, ni me importaba la humillación, solo quería que el dolor cesara, mi vientre lleno de orines me añadía un nuevo dolor al del ano cada vez que su verga tocaba fondo, la sacaba de golpe y la volvía a hundir haciéndome gritar, lloraba sin ningún pudor, su orina me caía por la piernas cuando me la sacaba para formar un charco a mis pies con la mía propia... Si no hubiera estado apoyado sobre la mesa, las piernas no me hubieran sostenido, apenas veía por las lagrimas que me llenaban los ojos pero en algún momento levanté la cabeza y lo vi, mi padre, boquiabierto, contemplaba la escena desde el quicio de la puerta, estaba paralizado, sosteniendo aun las llaves y su agenda en la mano. Alcancé a balbucear un papá, implorando su ayuda. Mi padre esbozó un gesto para acercarse pero algo que impactó junto a su cabeza lo detuvo, Amadeo también se había percatado de su presencia y le había arrojado el frutero que estaba sobre la mesa.

Largo! – Le gritó – la puta de tu hija se lo ha buscado, como te lo buscaste tu, vete arriba y espérame, que para ti también tengo algo cerda!

Atónito vi como mi padre vacilaba, me miró unos instantes como recibía las embestidas brutales de Amadeo, y lentamente daba media vuelta y subía al piso superior. El abandono de mi padre me quitó las ultimas fuerzas para rebelarme, me desplomé sobre la mesa y soporté la bestial penetración casi ajeno al dolor. Casi no oí las palabras de Amadeo que volvía a decir que me iba a preñar de nuevo, sentí de nuevo los estertores de su orgasmo y como su verga se retiraba de mi recto y el ano se me contraía libre de la presión del intruso. Caí sobre mis rodillas, sobre el charco de orines y sentí como de mi ano salía un líquido caliente sin que yo lo pudiera controlar.

Permanecí allí, sollozando, sosteniéndome en la pata de la mesa y con los ojos cerrados oí los pesados pasos de Amadeo dirigiéndose al piso de arriba. Todavía me quedaban cosas por oír aquella tarde.