El desconocido que me folló III
Alguien bajó la escalera y se metió en los baños mientras seguía arremetiendo una y otra vez perforando mi coñito. Arriba mi padre contaba hazañas y su mujer y mi madre preguntaban sin sospechar que nosotros estábamos follando como locos, sin importarnos nada que no fuera satisfacer el deseo que nos consumía.
Él volvió a tumbarse a mi lado en el jacuzzi, durante un rato nos relajamos sin hablar solo apaciguando nuestros cuerpos.
Unos minutos después cogí un gel aromático de un cesto que habíamos tirado en pleno éxtasis y tras enjabonarme hice lo mismo con él que se limitaba a mirarme y sonreírme agradecido.
Salí del jacuzzi y me sequé mientras el salía, luego se secó y yo fui hacia la cama, tiré la toalla al suelo y me lancé sobre la mullida cama.
-Pareces una chiquilla… eres una chiquilla.
-Ya no te gusto –hice un puchero exagerado abrazándome las rodillas flexionadas-
-Me enloqueces criatura –dijo sentándose con cuidado en la cama-
Me lancé a su espalda e hice que se tumbara mientras le daba besitos por todo el cuerpo subida sobre él, sin buscar sexo. Él me dio un par de palmadas en el culo y seguimos jugueteando unos minutos hasta agotarnos aún más y nos dormimos.
Me desperté por la mañana al sonar la alarma de mi móvil que había activado antes de que él subiera esa noche. Dormía a mi lado relajado con la sabana cubriendo su cuerpo hasta la cintura y me fui en silencio. A media mañana me llamó y activé el “manos libres”:
-Estas en manos libres pero estoy sola en el coche –le avisé como siempre hacia-
-Hola preciosa, ¿porque no me has despertado?
-Dormías como un bebe
-No recuerdo una noche mejor mi niña y la última parte, o sea el dormir no fue la mejor, aunque necesaria. No sé cómo hacerlo pero necesito verte, necesito hablar contigo…
-Mi madre se ha ido esta mañana con unas amigas a ver a otra a un pueblo cercano y no vuelve hasta la noche y mi padre trabaja, de las tres a las siete que para un rato. Estaré sola.
-¿Nos vemos allí a las tres?
-No aparques cerca
-Ok
Llegó a las tres menos cinco, le abrí la verja y me siguió a mi casa, notaba su mirada sobre mi trasero, me había puesto un pantalón corto diminuto y una camiseta de tirantes tras la ducha rápida. Cuando cerró la puerta me lancé a su cuello y abrazándome me besó sin prisas agarrándome del culo y pegándome a él como siempre hacia.
Nos obligamos a separarnos, le ofrecí un refresco y le pedí que se sentara en el sofá.
-No me mires así si has venido a hablar –le dije picara-
-Cómo no voy a mirarte ese pantalón apenas tapa tu culo zorrita y no llevas ni sujetador, uno no es de piedra, si te viera así el taxista ese le da un infarto.
Riendo le pasé un vaso con hielo y la lata y me senté a su lado.
-No planeé esto, jamás he vivido nada parecido, es inapropiado lo mires por donde lo mires pero… es lo mejor que me ha sucedido, no quiero que ninguno de los dos sufra, pero ni quiero ni puedo renunciar a ti
-Si tenemos las cosas claras no tenemos por qué sufrir, te propongo que vivamos esto sin compromisos, sin promesas… ¿quieres? –le dije montándome sobre él-
-Esto es coacción señorita, así no puedo pensar con claridad
-No necesitas pensar, solo siente y disfrutemos hasta donde nos llegue –le dije besándole-
Aceptó antes de meter su lengua en mi boca, sus manos dentro de mi camiseta y su polla dentro de mi coño.
Tras el beso inicial que nos encendió sus manos buscaron mis pechos bajo la camiseta, yo busqué su polla dentro del pantalón liberándola y apartando mi pantaloncito a un lado para clavarme de una vez en ese falo que me enloquecía. No paramos ni cuando oímos abrirse la verja y supe que mi padre.
-No va a venir, creerá que duermo, no puede entrar. No dejes de follarme
-No pensaba hacerlo créeme
Follamos como posesos mientras mi padre a unos metros se comía una fruta y descansaba un rato como hacia siempre solo que algo más tarde.
Lamió mi sexo con devoción regalándome dos orgasmos seguidos y terminé de rodillas ante él lamiendo su polla y masturbándole hasta que se corrió en mis labios y mis tetas.
Habían pasado dos días desde la última vez que le vi pensaba mientras volvía a casa del trabajo.
-Dani ha llamado Ramiro, nos ha invitado a cenar algo en el paseo, tu padre se escapara un poco antes. Me ha dicho que porque ya que tu padre trabaja no íbamos tú y yo a pasar la tarde con ellos a la piscina del hotel y así conocíamos a su mujer. ¿Te apetece?
Comí deprisa y fui a cambiarme, elegí el mismo bikini que llevaba la primera tarde en la playa desierta, luego me puse una túnica cortita y transparente y metí en la bolsa el vestido largo para la cena, recogí a mi madre y nos fuimos hacia el hotel. Nos esperaba en la puerta y tras saludarnos nos llevó a la zona de la piscina, allí en una mesa cerca del chiringuito estaba su mujer, nos la presento.
Sinceramente no estaba nada mal, debía tener cincuenta y pocos como mama, pero parecía mayor por su porte seco y estirado, llevaba un vestido recto, sin forma, por debajo de las rodillas que decía a gritos que era de los caros, sandalias de medio tacón, pelo perfectamente arreglado de peluquería y uñas perfectas con manicura francesa. Nos saludó fría pero cordialmente.
-¿Queréis tomar algo? Tu marido me ha prometido pasarse un momento a tomarse un refresco.
-Yo un zumo de piña –dijo mi madre preguntándole algo a su mujer sobre su estupendo pelo-
-Prefiero darme un chapuzón en esa increíble piscina, ¿no viene nadie? -dije-
-Prefiero no mojarme –dijo la mujer señalando su pelo como si yo estuviera loca-
-Yo también me quedo –dijo mi madre cordial-
-Yo si voy a bañarme –dijo desnudándose- en la otra parte cubre más
Se tiró de cabeza mientras yo me sentaba en el borde, estábamos en la otra parte del chiringuito.
-Te he echado de menos preciosa, estas divina con ese bikini, como la primera vez que lo vi
-Yo también te he echado de menos, mira como no miento –le dije separando los muslos, para que viera la humedad en mi braguita-
-Eres una zorrita, ven al agua, necesito tocarte
Me tiré al agua y cuando salí me apoyé en la pared a su lado, alrededor de la piscina si te pegabas bien a la pared había una especie de escalón donde se hacía pie. Aunque no podíamos verlas si oía a mi madre parlanchina y a la otra contestándole, hablaban de ropa, mi madre había trabajado en unos grandes almacenes y se la ganó en dos minutos.
-Tienen tema para rato, comprar es lo único que la satisface, junto con su grupito de amigas despluma maridos –dijo acariciando la curva de mi culo bajo el agua-
-¿Siempre ha sido tan fría?
-Al principio no, pero a medida que mi sueldo crecía lo hacia su frialdad, ahora apenas nos queda eso en común
-¿Eso?
-Mi sueldo –dijo con una sonrisa amarga-
-Lo siento
-No lo sientas hace años que me acostumbre, casi vivimos vidas paralelas, cuando no estamos en público.
Qué coño eso me lo ponía más fácil, hacía que me sintiera menos mal que deseando al marido de una pobre mujer.
Sin tapujos metí la mano dentro de su bañador y su erección ya era palpable y considerable. Empecé a meneársela bajo el agua distraídamente mientras él seguía acariciando mi culo.
-Las señoritas no hacen esas cosas
-Yo no soy una señorita, ¿quieres que saque la mano?
-No, quiero que sigas meneándome la polla golfa
Me di la vuelta para disimular y así entre ambos cubrir los dos flancos, yo meneaba su polla distraídamente y él se colaba bajo mi braga.
Gemí cuando sus dedos me penetraron desde atrás y menee las caderas siguiendo el ritmo de estos.
-Me encantaría tenerte desnuda como aquel día en la playa y poder darme un buen festín. ¿Te gusta?
-Sí, quiero más, haga que me corra aquí y ahora señor perverso
-Será un placer pequeña puta –levantaba mis pies del escalón a cada arremetida-
Tres dedos entraban y salían de mi coño encharcado mientras de nuevo el pulgar frotaba mi clítoris y vaya si lo logró, casi me caigo al fondo con el orgasmo.
-No puedo correrme aquí y pringarlo todo nena –dijo sacando mi mano de su bañador compungido-
Tras nadar un poquito más le dije que tenía frio y salimos de la piscina, pedimos yo un refresco y el un café. Entonces llegó mi padre y le presentó a su mujer, mientras yo trazaba un plan.
-El baño esta abajo ¿verdad? –pregunté sabiéndolo-
Asintió y agarrando la toalla fui hacia las escaleras que llevaban a los baños justo debajo de la terraza del chiringuito donde estábamos. Le llamé al móvil y contestó al segundo toque.
-Levántate y disimulando habla de algo de trabajo, señala el móvil, excúsate y anda hacia el otro extremo de las escaleras que dan al baño.
-Perdonad es urgente ahora vuelvo –dijo como le había pedido-
-Quédate a la vista unos segundos luego ve alejándote, baja la cuesta, esta da también a los baños.
Junto a los baños había una puerta del cuartito de los trastos y al verle me metí dentro, él se metió detrás de mí y cerramos.
-Nena esto es una auténtica locura
-¿Y no te pone?
-Compruébalo tú misma golfa –dijo llevando mi mano a su duro mástil-
Mientras oíamos la charla de mis padres y su mujer justo sobre nosotros sacó mis tetas del sujetador y se lanzó a morderlas como un poseso.
-Fóllame, necesito que me la metas ya –supliqué flojito-
Me dio la vuelta, hizo que apoyara las manos en la pared, tiró de mi cuerpo hacia atrás para que tuviera que inclinarme y mientras con una mano corría mi braga, con la otra sacaba su duro falo, lo llevó entre mis piernas y de un solo envite me penetró hasta el fondo. Casi doy un grito de placer al tenerle de nuevo dentro.
Alguien bajó la escalera y se metió en los baños mientras seguía arremetiendo una y otra vez perforando mi coñito. Arriba mi padre contaba hazañas y su mujer y mi madre preguntaban sin sospechar que nosotros estábamos follando como locos, sin importarnos nada que no fuera satisfacer el deseo que nos consumía.
-¿Te pone oírles tanto como a mí?
-Si bruja, me excita muchísimo follarte en cualquier momento, de cualquier manera, pero tener tanta constancia de lo prohibido del hecho me pone aún más cachondo –contestó sincero-
-A mí me está pasando lo mismo
Su mano buscó de nuevo el botón, yo subí el culo y el mordiendo mi hombro se vacío en mi interior mientras yo me unía a él con un orgasmo nuevo.
Subí la primera y me lancé al agua, nade hasta la parte donde podían verme y esperé a que miraran para salir.
-No sabía que estabas nadando –dijo mi madre pasándome la toalla-
-Me falta uno –dije para disimular-
-Esta por ahí hablando como siempre por el teléfono de trabajo
En la cena se sentó a mi lado y su rodilla rozó la mía toda la noche, anhelaba besarle, tocarle, que me acariciara y me besara…
-Necesito verte mi niña –me dijo dos días después al teléfono-
-Hoy no salgo hasta la una de la madrugada he cambiado el turno
-Podría escaparme a esa hora, fingir algo y salir a dar un paseo, ¿te apetece?
A la una y diez llegué a la parte de atrás con mi moto.
-Donde podemos ir, necesito al menos besarte
-Sube
Me alejé del hotel feliz sintiendo sus manos en mi cintura, en ese momento era solo para mí. Al alejarnos sus manos dejaron mi cintura y fueron subiendo hacia mis pechos, acarició estos con suavidad, luego metió las manos por debajo de mi camiseta y sacó mis pechos por encima del sujetador, yo aminoré disfrutando de sus caricias, notando como ahora sus dedos pellizcaban mis pezones ya duros. Casi me paso el desvió que conocía de otras veces. Me quejé cuando soltó mis pechos, aunque sonreí al notar que empezaba a desabrochar los botones de mi camisa. Cuando acabó abrió esta y me la quitó poniéndola entre ambos. Luego me quitó el sujetador y dejó mi torso desnudo. Aunque muy despacio me costaba concentrarme en el camino y la moto.
-Que tetas tienes nenita –dijo apretándolas-
Me interné en el pinar y paré la moto, nada más bajarnos me abrazó y empezó a besarme, cada más apasionadamente, hasta devorarnos mutuamente, mientras me contaba que al día siguiente tenían que irse. Sus manos desabrochaban mi pantalón y las mías el suyo, ambos necesitábamos fundirnos.
Un minuto después estaba completamente desnuda y él llevaba la camisa abierta y los pantalones también. Sus dedos hurgaban entre los pliegues de mi mojado sexo buscando mi clítoris.
-A tu lado me siento el hombre de las cavernas –dijo penetrándome con sus dedos sin dejar de besarme-
Al borde del orgasmo conseguí separarme y abriendo el asiento de la moto saqué un gran pañuelo de esos que también son toalla.
-Sígueme –le pedí mientras se subía el pantalón sin abrochárselo-
Unos pasos más allá había un merendero, de esos con mesas y bancos de madera, para comer bajo los pinos.
Estiré el pañuelo sobre la mesa y pronto me ayudó a sentarme sobre esta, luego volvió a bajarse el pantalón y su polla saltó como un resorte, la agarró y tras pasearla por mi encharcado coñito me penetró despacio.
-Estas tan caliente, pequeña… -gimió entrando hasta el fondo-
Antes de sacar su polla de mi coño me había corrido dos veces, luego me giró y sentándose en el banco subió mis pies para que lanzarse a lamer mi sexo consiguiendo así dos orgasmos más.
-Odio que te vayas –le dije mientras él acariciaba mis muslos con delicadeza-
-Y yo irme, tengo que encontrar la manera de eeee –gimió cuando bajé de la mesa para empalarme en su duro miembro que él mismo masajeaba al mismo ritmo que acariciaba mis muslos-
Agarrada al respaldo del banco le follé hasta que su respiración, gemidos y resoplidos me indicaban que estaba al límite.
-Haz que me corra y bajaré a lamer tu polla hasta que llenes mi boquita de semen –le dije al oído enloquecida-
-¡Zorra! -dijo agarrándome el culo-
Sentía su polla bien adentro y sus manos en mi culo, me frotaba contra su pubis sabiendo que así conseguiría mi nuevo orgasmo, mi clítoris se friccionaba contra sus pelillos, pubis y pronto volví a vibrar.
-Lo prometido es deuda –le dije descabalgando-
Tiré de la toalla y me arrodillé sobre esta para empezar a lamerle, los huevos, el culo, la polla… el gimió, suspiraba y jadeaba cada vez más, entonces me estiré y agarré su falo para colocarlo entre mis pechos y con estos lo apreté, me agarré ambas tetas y empecé a meneárselas bajando la cabeza para lamer la punta cuando salía entre ellas.
-¡Dios nena esto es una gozada!
Chupé, sorbí y meneé apretándola bien hasta que tras un aullido profundo su semen salto a mi boca, mi cara y mis pechos.
-Eres increíble mi niña –dijo mientras yo limpiaba hasta la última gota con mi lengua-
Había pasado más de un mes desde esa noche y no habíamos podido volver a vernos, solo habíamos hablado por teléfono. Le echaba de menos mientras planeábamos cuando podríamos vernos de nuevo.
Pasé por casa de mis padres a comer ya que de nuevo había cambiado el turno con mi padre, se iban esa misma tarde aprovechando que al día siguiente librábamos a ver a mi tía que veraneaba en otro pueblo al otro lado de la ciudad, no volvían hasta el día siguiente por la noche con lo que me quedaba sola un día y medio.
Mi madre ultimaba las últimas cosas cuando entre en la cocina:
-Nena tu padre tiene que decirte algo
Fui hacia el salón esperando las instrucciones de mi padre que como siempre que se iban me daba como si aún fuera una niña. Pero no era eso.
-Dani mañana por la tarde a última hora ¿podrías estar por casa?
-Claro, ¿por? –pregunté-
-¿recuerdas a Ramiro? –dijo sin imaginarse lo mucho que le recordaba-
Hemos seguido en contacto y habíamos hablado de la posibilidad de que pudiera escaparse y venirse unos días, como no esta vez le ofrecí quedarse en casa y aceptó, aun no tenía día y hace solo unas horas me ha llamado para decirme que si nos va mal que venga mañana, no te preocupes va a venir a última hora, casi como nosotros pero por si acaso me quedo más tranquilo si sé que tu estarás por aquí
-Claro papa –balbuceé emocionada-
Se fueron y yo me fui a trabajar, pasé toda la tarde fantaseando con verle al día siguiente por fin y se me hizo cortísima. Ya había dejado al último cliente, llamado a mi padre para confirmar que habían llegado bien y que ya me iba para casa cuando sonó mi móvil, era él.
-Hola, ¿ya te has enterado no?
-¿Porque no me lo dijiste?
-Quería que fuera una sorpresa, por eso esperé al último día
-Que ganas tengo de verte, que rabia que vengas al mismo tiempo que ellos, apenas tendremos tiempo para estar a solas
-Cuéntame ¿qué te apetecería hacer si estuviera ahí ahora en vez de mañana?
-Uf, ni te imaginas la de cosas que me apetecen ahora mismo
-¿Dónde estás?
-En el aeropuerto, me voy para casa, o sea que si me pones caliente tendré que arreglármelas sin ti
-No quiero que hagas nada sin mí, pequeña bruja
-¿Prefieres que espere a mañana?
-No, prefiero que me recojas en llegadas, te espero en cinco minutos en la puerta
Me quedé unos minutos sin palabras procesando lo que acababa de decirme luego simplemente le dije “voy” y colgué.
Dos minutos después se subía a mi coche tras tirar la maleta detrás.
-Cuando tu padre me dijo que se iban esta tarde, pero que mañana noche llegarían sobre las nueve, llamé al aeropuerto
-¿Cambiaste el vuelo? -pregunté como una tonta-
-No pude saqué uno nuevo.
Quería parar, quería besarle, pero quería estar con él a solas más que nada. No paré hasta aparcar el taxi. Durante el trayecto decidimos dejar sus cosas en la habitación de casa de mis padres salvo una muda y sin tocarnos fuimos hacia mi casa.
-Necesito una ducha, pero antes necesito besarte –dijo el cerrando la puerta y viniendo hacia mí con mirada amenazadora-
Nos besamos hambrientos mientras nos desnudábamos, mis manos le ayudaban con su ropa y al momento las suyas me ayudaban a mí con la mía. Sin dejar de besarnos y tocarnos fuimos hacia el baño y nos metimos en mi ducha, agradecí que papa la hiciera enorme de casi medio baño. Eche gel en sus manos antes de echar en las mías y así nos enjabonamos mutuamente, enjaboné su pelo, sus brazos, su torso y terminé en su sexo, el enjabonó también mis brazos y mi torso, entreteniéndose más en mis tetas, mientras yo ya no enjabonaba sino que le masturbaba lentamente, dejó mis tetas para bajar hasta mi sexo, separé las piernas para que me tocara donde le necesitaba ya. Sus dedos repasaron mi rajita y mi clítoris antes de penetrarme. Ambos jadeábamos besándonos como posesos.
Tras demasiado tiempo y al borde de la locura sin parar, nos movimos bajo el grifo para que el agua aclarara el gel que tras tanto froté había llenado nuestros cuerpos de espuma. Aun bajo el agua subió mi pie a un pequeño banco que había en la parte corta de la ducha del mismo material que esta, donde yo ponía los geles y champús y pegándose bien me la metió de un solo golpe. Casi se me dobla la pierna de apoyo, pero él apoyando las manos en la baldosa detrás de mí arremetió una y otra vez haciéndome gritar de placer en cada acometida, no me llenaba del todo pero por fin le tenía dentro.
-Dios nena como te he echado de menos, cuanto he soñado con ese estrecho coñito mi niña
Tras unos minutos ambos necesitábamos mayor acoplé y dándome la vuelta me dobló hacia adelante y volvió a penetrarme desde atrás, aferrado a mis caderas entró hasta el fondo, aulló y salió solo para volver a entrar. Como pude tiré todos los botes al suelo de la ducha dejando libre el banquito y le pedí que se sentara. Me puse de espaldas a él que agarraba su mástil duro y bajé hasta sentarme totalmente ensartada. Eché la cabeza hacia atrás y él busco mi boca con la suya, mientras sus manos masajeaban mis tetas y yo movía las caderas cada vez con más brusquedad.
-Nena llevo mucho tiempo sin ti… me estas…no voy a poder aguantarte… -decía entre jadeos-
Me abrió bien sobre el cerrando sus piernas y empezó a frotar mi clítoris.
-Voy a correrme, hazlo conmigo Ramiro
-Me encanta oír mi nombre en tus labios cuando estas excitada
-Córrete Ramiro, llena mi coñito de semen cielo
-Si mi niña, así córrete Dani
Chillé mi orgasmo a sabiendas que nadie me oía y en mitad de la neblina noté un potente chorro dentro de mi vagina que acentuó y elevó mi orgasmo, luego entre sus gemidos noté un segundo chorro.
Cuando me puse en pie aun con la respiración acelerada su semen escurrió por mis muslos y él aun respirando con dificultad siguió el camino de este por mis muslos y mis piernas con cara de vicio, satisfecho físicamente pero no mentalmente.
Nos aclaramos y desnudos fuimos al sofá donde descansamos abrazados unos minutos antes de pedir unas pizas. Me puse una bata para salir a por ellas a la verja y al volver aun con las manos ocupadas me quitó la bata
-Verte completamente desnuda es un placer extraordinario
Cenamos piza y bebimos vino entre caricias fugaces, luego vimos la tele hasta adormecernos extasiados.
Desperté con una agradable sensación y al abrir los ojos lo primero que vi fue el enorme reloj del salón que marcaba las cinco de la madrugada, bajé la vista intuyendo lo que era, sabiendo que era su lengua la que me proporcionaba esa agradable sensación. Estaba tumbada en el sofá mientras él de rodillas lamia mi pubis completamente depilado.
-Que agradable despertar –le dije acariciando su pelo-
-Que rica estas nena, me encanta tu respuesta –dijo al notar que abría las piernas para que siguiera lamiendo-
Así lo hizo, su lengua lamia hasta donde podía pero sin llegar donde quería.
-vamos a la cama –le sugerí-
Le llevé a los pies de la cama, me empujó sobre esta y abriéndome bien se tumbó entre mis muslos para seguir ahora si llegando a cualquier rincón de mi sexo. Yo apoyada en los codos miraba como me lamia, poniéndome cada vez más caliente, me encantaba sentir la humedad de su saliva junto con la mía propia mientras su lengua recorría toda la rajita sin parar, iba desde el clítoris succionando este hasta mi culito metiendo la lengua dentro. Así hizo que me corriera una vez más, pero demasiado cachonda como para que ese orgasmo aplacara mi hambre.
Cambiamos de sitio y le tumbé en la cama, abrí bien sus piernas y empecé lamiendo sus huevos para terminar mamando su polla enfebrecida. Cuando estuvo de nuevo duro como el acero me puse de espaldas, de rodillas entre sus piernas, me coloqué hacia atrás pasando mis piernas bajo sus muslos, apoyé las manos quedando así agazapada entre sus piernas y subí el culo buscando su polla con mi coño, él la empujó hacia abajo, tiré un poco más hacia atrás y me la clavé, él tenia las piernas muy separadas, flexionó las rodillas y apoyando los pies subía el culo para golpearnos cada vez que yo bajaba, follándonos así con dureza. Un minuto después noté su dedo húmedo en mi culo, presionó y fue penetrándome mientras yo seguía, demasiado excitada para sentir dolor, solo una molestia cuando empezó a entrar y salir de mi culo, pero pronto dejé de notar molestia y acompasó el mete y saca de su dedo con la penetración de su polla.
-Deja que te folle el culo princesa -pidió entre jadeos-
No le contesté subí el culo liberando su polla y él la apoyó en mi agujerito y empujó con dos dedos hasta colocar bien el glande, yo echada hacia adelante rehuía un poco, pero él agarrándome de la cintura fue clavándome en su falo palpitante hasta el fondo, agazapada hacia adelante aun, empecé a acariciar sus huevos, él jadeaba como un poseso dejando que fuera yo la que moviera el culo, poco a poco al dilatarme empecé a moverme más y al final subía y bajaba el culo sobre su polla.
-Si mi nena que estrecho culito tienes, que rico, que placer… -gemía-
Yo animada por su placer mojé uno de mis dedos en los juguitos de mi coño y busqué su ano, presioné y se puso rígido pero no se movió, relajó el esfínter y dejó que mi dedo entrara hasta el final, lo curvé como había leído y hecho la primera vez y seguí meneando el culo y mi dedo hasta que tras un aullido se corrió en mis entrañas.
Salí y me tumbé a su lado, el respiraba con dificultad mirándome agradecido y agarrando mi pierna la pasó sobre la suya y estiró la mano para empezar a masturbarme, los dos estábamos tumbados y con las cabezas giradas mirándonos.
-Quiero que te corras mi niña, quiero ver tu orgasmo, sentir tu placer, devolverte parte del que tú me das.
Dos minutos después yo presionaba su mano con mis muslos mientras me corría de nuevo.
Al día siguiente pasamos la mañana en la playa, luego comimos por ahí y terminamos de nuevo en casa… empezamos a sobarnos ante la tele y terminamos follando en la cama otra vez. Terminamos agotados pero ambos sabíamos que teníamos que aprovechar el poco tiempo que teníamos ya que no sabíamos que nos depararía el futuro por cercano que fuera.
A las ocho tomábamos un refresco en el jardín esperando a mis padres, duchados y formales para salir a cenar.
Al día siguiente me fui a currar y ellos pasaron la mañana por ahí, al mediodía Ramiro se había empeñado en llevarnos a comer y pase a recogerlos por el centro. Papa ya condujo a la vuelta y nos dejó en casa.
Me quedé con mama y Ramiro en casa riendo tras la petición de ella misma.
-Mama ¿qué te da miedo lo que quiera hacerte el o lo que quieras hacerle tú?
-Hija que cosas tienes, es amigo de tu padre –como si eso le hiciera no tener sexo-
Y vaya si tenía sexo, grande, hermoso y sabía bien cómo usarlo, podía dar fe de ello, suspiré cachonda de nuevo. A media tarde vinieron un par de amigas de mama, mientras él descansaba.
-Mama me voy a la playa un rato, volveré para cenar
-Vale nena –dijo tranquila sabiendo que sus amigas se iban tarde-
Me desnudé completamente y me tumbé lasciva al sol dejando que este calentara mi cuerpo, nunca hacia nudismo pero hoy me apetecía.
-Hola nena –saludó cuando abrí los ojos al notar una sombra- sabía que estarías aquí
-Y yo sabía que vendría señor Rivas, ¿ese es tu apellido no? Voy a tener que practicar para cuando nos encontremos en el pasillo de la uní...