El Desconocido Del Metro 3
Las sorpresas no terminaban en el capítulo anterior
Al salir Henry del baño, con la toalla a la cintura, ya Estéban y yo estábamos más tranquilos, por lo menos no se evidenciaba nada de lo que había pasado.
¿Alguno de los nenes me dará un cigarro? Preguntó el hombretón. Yo le extiendo la caja, el toma uno, y me dice: Pensé que no iban a dejarme bañar solo, ahora veo que las cosas van a ir bien, vayan conociéndose.
Estéban y yo, mientras su padre se termina de secar, y se pone algo para estar en casa, vamos preparando la cena. Chuletas ahumadas de cerdo en salsa de naranjas, con arroz, puré y vegetales salteados… Calculamos unas dos chuletas por persona, a lo que Hank, bromeando dice: ¡Ajá! Y ustedes piensan ayunar por lo que veo ¿Correcto? Nos reímos, al tiempo que él nos alborota los cabellos con sus manazas para luego proseguir: Bueno, muchachos, ya yo estoy bañado, fresquito para comer, faltan ustedes. A bañarse que la cena como que ya va a estar lista.
Lo dejamos encargado un rato, y nos fuimos al baño, como si fuéramos dos niños regañados por su padre… Nos metimos a bañar y no había terminado de salir el agua, cuando siento un chorro cálido que me moja la pierna y un olor a meaos. Miro a Estéban, y me dice: Estás marcado, eres mío… no se te olvide. Me pongo de rodillas y empiezo a mamar su verga, aún sabe a meaos, pero no importa… me toma de la nuca, y siento su verga casi taladrar mi garganta, que rico… uffffff… ahhhhh…. Ahhhhhhhh… lo oigo decir. Tomo la barra de jabón, me enjabono bien la mano, y voy hurgando en su culo… meto dos dedos, tres, cuatro, sin dificultad. Que delicia de culo, y mientras más jugueteo con él más dura se le pone la verga. Siento como si se va a correr, saco mis dedos de su culo, lo pego a la pared, le coloco las manos hacia la nuca, lo inmovilizo, separo sus piernas, y le meto toda mi tranca de una buena vez…. Entre un quejido bajo, casi inaudible y ensordecido por el ruido del agua cayendo, me dice: ¡Maldito! No le presto atención, empiezo a moverme dentro de él, ese culo ahora es mío. Así me mantengo hasta llenarlo de leche. A lo que él me dice: ¡Eres un cabrón hijo de puta! Me sonrío y le digo: Ahora, tú eres mío. Se voltea frente a mí, me besa, nos acariciamos, nos tocamos hasta lo intangible. Me ayuda a limpiarme el palo bien, con esmero, para luego metérselo a la boca y sacarme otra ración de leche.
Salimos de la ducha a la voz de Henry de: ¡Esto ya está listo! ¡A comer!. Salimos, nos colocamos unas ropas de Estéban y fuimos a la mesa del comedor. Comimos, y luego de la cena, bebiendo café y fumando, suena el teléfono de Henry. Ve la pantalla y dice: Pero… ¿Qué diablos? ¿Marina? Atiende, como sin querer hablar, sólo con un escueto: ¿Si? Su cara se ilumina y dice: ¡Gustavo! ¡Hermano querido! ¿Cómo estás? No me vas a creer dónde estoy… Se retiró un poco para hablar con el tal Gustavo y Estéban me pone al día, Gustavo es su único tío por parte de madre, el único que queda vivo. Del resto hay dos tías, que parecen más sus abuelas. De pronto oímos: Está bien, esteremos pendientes entonces, ¿a qué hora llegan? Pero eso es en pocos minutos… Ok. Le digo a los muchachos para que se alisten. Al finalizar la llamada dice: Hijos, a vestirse, que viene el tío Gustavo a ir al bowling y luego al cine… Yo miro asombrado a Estéban y me hace una mueca como queriendo decir: Síguele el juego… diez minutos habrán pasado cuando suena nuevamente el teléfono de Henry… Vamos bajando, dice. Salimos y ahí estaba el carro del tío. Subimos, me presentaron al tío y a su hijo, Rubén, el primo de Estéban. Gustavo tendría unos cuarenta y algo, casi cincuenta años, Rubén, unos veintidós. Bellos, cada uno en su estilo, éramos todo un crisol de razas y de mestizajes. Gustavo es mulato, de piel morena clara, casi que un color caramelo, ojos miel, cabello rizado y lo llevaba largo, más debajo de los hombros; Rubén, rubio enrulado, piel rosada, ojos grises, muy velludo, Henry, el propio vikingo, de vellos rojizos y abundantes en todo el cuerpo ojos verdes como botellas de vino, Estéban sacó parte de su papá, en el físco, va a ser el mismo tipo de macho alfa que su padre en algún momento, pero de cara más suave, nariz muy perfilada, mandíbula fina, ojos ámbar – verdes, yo, por mi parte, mido 1,62, el más enano de todos, cabello, o lo que queda de éste, negro con canas, velludo por demás, peso 65 y no me veo ni flaco ni gordo.
Llegamos al bowling y pedimos una mesa. El encargado trajo en seguida una ronda de cervezas. Dijo que por la casa, por ser los primeros del día. Nos quedamos un rato, bebimos, jugamos, bebimos unas cuatro o cinco rondas más, y de ahí, al cine. Al salir del cine nos fuimos de nuevo donde Estéban. Todos bajamos del carro alegres… y no se nos había olvidado aprovisionarnos de cervezas para el camino a casa, de las que quedaban unas cuantas como para una partida de dominó.
Hank sacó su dominó de la maleta que había llevado en su carro, dispusimos todo. Pero había un detalle, estábamos impares. Por lo que Rubén decidió irse al cuarto de entretenimiento a jugar videojuegos, mientras los demás estábamos en la mesa del comedor jugando la partida. En eso pasamos el rato, al finalizar la primera ronda Gustavo dijo: ¿Más cerveza? Todos dijimos que si. Fue a la cocina por una ronda y le fue a llevar una a su hijo, cuando lo ve de pronto muy entretenido jugando. Al volver a la mesa dijo: No se va a parar de ahí en un buen rato, está en su mundo. Acto seguido se quita la camisa y la pone en el respaldo de la silla, no imaginaba que estuviera tan bien construido ese cuerpazo… a lo mejor las cervezas, pero el tipo era un Adonis. Hank dijo: No me vas a intimidar, yo también me voy a desvestir. Se quitó la chaqueta y la camisa, no llevaba franelilla ésta vez. Nosotros imitamos a los que nos precedieron. Alfonso, pero tú estás de buen ver enano… me dijo el descarado de Gustavo. Tienes unos buenos pectorales, lo que te falta es trabajo de gym, pero eso se soluciona. Y mi sobrino como que cada vez va más parecido a su padre, prosiguió.
Ya para la segunda ronda me paro a la cocina por más cervezas y Estéban va conmigo, me empuja contra el mesón de la cocina y me besa, frenéticamente. En eso siento como si nos vieran, de la cocina se veía el cuarto de entretenimiento claramente, Rubén estaba viéndonos y empezando a rozarse el paquete que se le marcaba en los jeans. En eso escuchamos que nos llama Henry: Dejen de hacer lo que hagan, que nos estamos aburriendo aquí, traigan las cervezas.
Fuimos, llevamos la ronda, y al llegar a la mesa, los dos hombres estaban en interiores solamente. Nosotros también nos desvestimos, con total naturalidad. Ya para la tercera ronda, que se levantó Hank estábamos desnudos los tres, y él dijo: Ya va… Déjenme ponerme en igualdad de condiciones, y dejó salir su monstruo de su prisión de algodón blanco. Hace tiempo no jugábamos así, ¿verdad cuñado? Si, dijo Gustavo, a lo que agregó: ¿Hijo, qué haces mi corazón? Nada papá, jugando, ¿ya está lista la partida? Apenas calentamos bebé, le respondió. Ok. Agregó Rubén.
Nos fuimos a la habitación de Estéban, uno a uno fuimos pasando, sin llamar mucho la atención de Rubén. Sin encender la luz, ya que la de la sala alumbraba directamente la cama y lo que se quisiera ver, el primero en acostarse, boca arriba, fue Henry, y extendió los brazos como esperando que fuéramos a su cobijo. Estéban y yo nos pusimos cada uno a un lado, y al ver el espacio disponible, entre las piernas de Hank, Gustavo se acomodó, para empezar a darle a su cuñado una excelente mamada.
Mientras tanto, Hank recibía mamadas y mordiscos en las tetillas de parte de Estéban y mía. No pudo evitar dejar salir un: Uuuuuuuuuufffffffff que rico…. Sigan así amores…. Así…. Lo cual llamó la atención del gamer que estaba absorto en los videojuegos. Al llegar Rubén vio a su padre mamando verga, con el culo al aire, y no aguantó la visión. Se desnudó en lo que se dice Amén, para poner su lengua entre las hermosas nalgas de su progenitor y empezar a dilatar el culo de éste con sus dedos.
Gustavo gemía del placer, lo que aumentaba el éxtasis de Henry, y lo hizo acabar a achorros dentro de su boca, rápidamente iba trabando, pero era demasiado para el solo… y sin pensarlo, con el culo dilatado, el monstruo de su cuñado recién acabado de eyacular, usando la misma leche de lubricante, se empaló de una sola estocada… pegando un grito de dolor que después se convirtió en una cabalgata frenética. Mientras estaba siendo empalado, Rubén no desperdició oportunidad para mamar la verga de su padre, quedando la suya en la boca de Henry, y siendo engullida por este, en ese momento, Henry levanta las piernas y Estéban mete su palo de carne dentro de su padre, dejando su culo libre para mi disfrute… ufffffffff que delicia de escena… ojalá nos hubiéramos grabado. Al cabo de unos minutos más todos íbamos explotando de placer. Caímos todos unos sobre otros, como pudimos, hasta quedarnos dormidos, profundamente.