El desconocido 4

Maria es objeto de uso por el, siendo consciente de que por mucho que le disguste es lo que a decidido

Me desperté como todas las mañana, y tras darme una ducha reparadora me fui a la cocina a tomar un café que acabara de despertarme, me sentía embotada, no había dormido bien y eso lo notaba en mi cabeza, era como si me costara pensar las cosas, la verdad es que solo recordaba el rato en el que estuve llorando, pero de nada mas.

Cuando termine el café lo deje en la pica del fregadero y decidí irme a vestir, mecánicamente mire el reloj viendo que tenia tiempo de sobra, cada vez dormía menos pensé para mis adentros, así es que me lo tome con calma, abrí el armario y me quede sentada en la cama contemplando mi vestuario, mi cerebro se negaba a funcionar, haciendo un esfuerzo me incorpore de nuevo y cogì el primer conjunto que mi mano encontró, una falda por debajo de la rodilla y una blusa de corte recto, busque luego ropa interior en un cajón de la cómoda y tirándola encima de la cama me lo puse todo sin detenerme en mirarlo mucho, como ultimo detalle me calce unos zapatos de tacón ancho bastante bajos, aunque eso si, muy cómodos.

Cuando salía por la puerta con el abrigo y el bolso me quede mirando el ordenador unos segundos, me dieron ganas de abrirlo para ver si había recibido respuesta, pero el simple echo de tener que cruzar todo el salón y esperar a que se conectara me quito las ganas, demasiado esfuerzo y hoy no estaba yo para muchos extras.

Nada mas salir a la calle pare a un taxi, me introduje dentro y le di la dirección del trabajo, el día era gris, como mi estado y acomodándome en el sillón del vehiculo deje volar mi vista por el bosque de casas que pasaban ante mis ojos, veinte minutos después el coche se paro delante del ministerio donde trabajaba, pagando la carrera me dirigí al acceso a empleados y penetre en el edificio.

Subiendo hasta la planta donde desempeñaba mi trabajo me senté en mi mesa, conecte el terminal y me dispuse a pasar la mañana lo mejor que pudiera, mire el reloj digital que presidía la sala de espera, faltaban cinco minutos para que dieran las nueve de la mañana, en nada se abrirían las puertas y la gente comenzaría a entrar con su torrente de problemas y con ganas de que tu se los solucionaras, por regla general era un trabajo que no me disgustaba, pero en días como los de hoy significaba una autentica tortura estar todo el día escuchando continuamente desgracias.

Fue en ese momento cuando oí como mi móvil sonaba en el bolso, descolgándolo atendí a la llamada.

Un escalofrió recorrió mi espalda cuando oí la voz, era el, su voz fría y dura resonó en mi cabeza como si fuera un martillo golpeando un yunque haciendo que todo mi cuerpo se pusiera rígido al tiempo que mi corazón acelerara su ritmo, mi propia voz me sonó amortiguada en comparación con la suya al decirle hola. Me comento que había leído mi mensaje y aceptaba mi entrega pero que esa noche hablaríamos mas detenidamente de todo, ahora solo deseaba saber que llevaba puesto y que le describiera el sitio donde me encontraba con el máximo detalle posible, me quede mirando alrededor mió como si fuera la primera vez que estuviera en ese lugar, lentamente fui explicando todo lo que veía para terminar diciéndole lo que llevaba puesto, cuando termine me quede expectante, sentía crecer dentro de mi una especie de alegría aunque no era exactamente eso, mas bien era parecido a la sensación de calor que sientes cuando tienes frió y te ponen una manta por encima. El siguió hablando, me pidió que me fuera al servicio me quitara la ropa interior y me subiera la falda hasta el punto que tenia ordenado, me comento que a partir de ese momento se comunicaría por mensajes conmigo, dicho esto corto sin darme tiempo a contestarle.

Me quede observando unos instantes el móvil en silencio que tenia en la palma de la mano, el ruido de la gente entrando y acomodándose en las sillas de plástico de la sala de espera me saco de mi sopor, como una autómata me dirigí al baño a cumplir las ordenes indicadas, cuando regrese la zona de espera que estaba en frente a mi mesa estaba repleta de gente.

Me senté, estaba claro que con la falda que llevaba me era imposible sentarme como el en su día me indico a menos que quisiera dar un espectáculo digno de un club de striptis, así que simplemente me coloque manteniendo dos palmos de separación entre las rodillas, aun así eso ya era bastante, teniendo en cuenta que mi mesa no tenia tablero delante que me cubriera las piernas a parte de eso en el baño me había subido la falda hasta medio muslo aunque para ello tuve que sacarme la camisa por fuera para ocultar los pliegues de la prenda al ser doblada, el no llevar sujetador se notaba perfectamente por el movimiento de mis pechos al moverme y la manera con que mis pezones mordían la tela, no había que ser muy listo para darse cuenta de ese detalle.

Pulse el primer numero y el que tenia el ticket se sentó en mi mesa, lentamente una por una fueron pasando, ya había pasado media mañana y mi estado era de tensión total, había podido comprobar como alguna que otra persona se había percatado de mi posición en la silla y lo que podían ver desde donde estaban, haciendo que me moviera incomoda pero sin variar nada de mi postura por mas vergüenza que eso me pudiera dar.

La sala estaba medio vacía cuando el móvil sonó avisándome de la llegada de un mensaje, espere a estar sola y lo leí, en la pantalla solo una indicación, “suéltate dos botones de la camisa”. Una oleada de calor inundo mis mejillas, girando la silla hacia la pared di la espalda a la gente soltándome los dos botones primeros de la blusa comprobando desde mi posición que se podía ver claramente la separación de mis pechos y el echo que no llevaba sujetador ya que la blusa se abrió casi por debajo de mis tetas, respirando hondo volví a girarme hacia el publico, sentía la piel del interior de mis muslos temblar por los nervios al tiempo que note como poco a poco un calor inundaba mi sexo, sin querer pensar mas apreté el pulsador y de nuevo volví a tener la mesa ocupada, le había tocado el turno a un joven de unos veintipocos  años que ya hacia rato me observaba desde donde se encontraba y que nada mas sentarse clavo los ojos en mi pronunciado escote, la sensación que tuve al sentirme observada de esa manera fue como si le hubieran dado una descarga a mi sexo haciendo que este se humedeciera mas, aun así disimule exhibiendo la mejor de mis sonrisas, el chico comenzó a explicarme su problema sin apartar los ojos de mis tetas ni un segundo, en eso estaba cuando el móvil volvió a sonar, pidiéndole disculpas lo cogì y leí lo que ponía, “cuando puedas ves al baño y provócate dos clímax sin llegar a correrte, recuerda que eres mía y como debes comportarte”, cerrando el móvil seguí prestando atención al chico, cuando termino de contarme todo inicie las gestiones necesarias para intentar solucionarle el problema, para ello tenia que moverme por la mesa de manera que mi camisa se movía con la libertad suficiente como para que el joven pudiera contemplar a placer mis pechos bajo la prenda, cuando termine sus gestiones se despidió no sin antes echarle una ultima ojeada descaradamente a mi escote, haciendo que mi sexo volviera a sentir una sacudida y mis mejillas un golpe de vergüenza.

Mi estado había cambiado de una apatía total a una excitación y nerviosismo palpable, volvía a sentirme viva y aunque me sorprendiera feliz, levantándome me fui al lavaba antes de llamar a la siguiente persona, nada mas entrar en el servicio de personal me introduje en un water y subiéndome la falda introduje mis dedos en mi sexo que ya por entonces estaba totalmente empapada, no me supuso mucho esfuerzo llegar a los clímax ordenados pero si evitar que de mi boca surgiera algún tipo de ruido que delatara mi presencia ahí y lo que estaba haciendo, cuando volví a salir los colores en mis mejillas eran evidentes y mis pezones después de la excitación llevada a cabo estaban grandes y duros como piedras marcándose claramente en la camisa, los observe en el espejo y era imposible disimularlos con nada así es que rezando para que no me encontrara con ningún compañero de trabajo me volví a dirigir a mi mesa.

Pase el resto de la mañana con la mezcla de las sensaciones de vergüenza, excitación, nerviosismo y tensión, pero no recibí ninguna orden mas, así es que cuando llego la hora de la salida me puse rápidamente el abrigo, no deseaba que mis compañeros se fijaran en mi atuendo, bastante había pasado ya con todas las personas que habían gozado mirando mi cuerpo, nada mas salir a la calle me dispuse a buscar un taxi, pero a esa hora punta era algo bastante difícil así es que me pare en la acera pendiente del cartelito amarillo, no habían pasado ni cinco minutos cuando el teléfono volvió a sonar sobresaltándome, descolgándolo oí la voz que tantas sensaciones me producía, me pregunto donde me encontraba y tras decirle que buscando un taxi me dijo que me fuera andando hasta la primera cafetería que encontrara, la verdad es que esa orden me sorprendió un poco pero bueno, ya tenia claro lo que quería y eso era ser suya, había pasado unos días realmente malos y solo comencé a sentirme de nuevo bien en el momento en el que volví a oír su voz, estaba claro en lo que me había convertido, así es que comencé a caminar por la acera camino a una cafetería que sabia había a poca distancia de donde trabajaba, al llegar se lo hice saber a trabes de un mensaje deteniéndome a pocos metros del local en cuestión cuando recibí la contestación pidiéndome que se la describiera lo hice lo mejor que pude, su contestación fue inmediata, debía sentarme en la terraza lo mas cerca posible del grupo de hombres que según le había dicho estaban comiendo, armándome de valor entre en terraza, esta tenia el suelo de madera y todo el contorno estaba delimitado por una línea de amplios setos de tal manera que se mantenía una pequeña intimidad en ese lugar, mis tacones resonaron en la madera al dirigirme a una de las mesas que habían libres, nada mas sentarme se lo hice saber, su siguiente mensaje fue que dejara abierto el abrigo y las piernas como debían estar, en eso estaba cuando llego el camarero a tomarme nota, ni que decir que se percato perfectamente de mi escote, aun así mantuvo la cortesía y tras tomarme nota se fue, a pocos metros el grupo de cinco hombres comía al tiempo que hablaban de sus cosas, solo uno de ellos se percato de mi presencia, los demás seguían absortos en su cosas, hubo un momento que me sentí ridícula, como la protagonista de la típica película de la chica que intenta comer gratis a cambio de enseñar un poco su cuerpo, esa simple idea hasta me hizo gracia, solo faltaría que me invitaran a comer por enseñar escote, a eso estaba dándole vueltas cuando el camarero llego con mi pedido, una coca cola Light con mucho hielo, mire como subía la espuma al echar la bebida en el vaso y me sentí terriblemente identificada, la espuma era yo al obedecerle a el, pero a diferencia de la anterior vez esta lo tenia muy claro, deseaba sentirme así, así es que sin pensar en nada mas le envié un mensaje contándole lo que estaba viviendo, cuando me contesto al rato lo hizo para indicarme que me sacara el abrigo y desabrochara otro botón, le escribí diciéndole que eso no podía ser pues la camisa quedaría totalmente abierta pues solo tenia cuatro botones, su respuesta fue dura, “la próxima objeción será castigada con severidad” le respondí con un si mi amo y disimuladamente solté el penúltimo botón de la camisa, esta se abrió como una flor, simplemente aguantada por el propio volumen de mis senos, en ese momento volví a tener la sensación de sentirme mostrada, y la sensación de estar haciendo algo malo acudió a mi mente, intente rechazarla pensando que eso era lo que realmente quería y la verdad es que no lo conseguí, si acaso atenuarla un poco, decidí no seguir pensando y evitando moverme demasiado comencé a beber mi consumición, a esas alturas el hombre de la mesa ya había avisado a sus compañeros del espectáculo que se estaba desarrollando en la mesa de enfrente porque no tarde en ver como se iban girando a mirar al tiempo que la conversación paso a un segundo plano, comencé a sentirme violenta, creo que me quedaba todavía mucho por aprender como para llegar a poder disfrutar de una situación así, como me había ordenado le envié un mensaje para tenerlo al corriente de lo que fuera pasando, cuando termine deje el móvil en la mesa lo que produjo que un pecho saliera de los limites de la camisa para gran alegría del tipo que en ese momento estaba mirando, cuando el desconocido me respondió solo me dijo que no impidiera que mi cuerpo se viera, tenia prohibido tocar mi ropa hasta que el lo decidiera, eso hizo que mi cuerpo se pusiera tenso, solo el imaginar que no tenia opción de taparme disparo los latidos de mi corazón, intente tranquilizarme, solo tenia que evitar hacer movimientos bruscos y prueba superada, notaba como un ligero sudor me recorría la espalda, decidí no oponer resistencia a que me miraran pero si a que se viera mas de lo que se veía, que ilusa era, no tarde en recibir un mensaje de el diciéndome que dejando el abrigo en la silla fuera al baño tuviera un clímax y luego volviera a la mesa, no me sentía con fuerzas de cumplir ese cometido, ya me costaba tener que soportar las miradas intensas de los cinco hombres como para que ahora encima tuviera que pasearme delante de ellos y el resto de los supuestos clientes del bar. enseñando mis tetas, pero era consciente de que no obedecerle significaría traicionarle y traicionarme a mi misma, así es que tras respirar hondo un par de veces decidí levantarme, aun no lo había echo cuando mi pecho derecho se salio de la camisa al inclinarme para ponerme de pie y al intentar taparlo se salio el otro, con lo que una vez de pie mis dos tetas estaban libres para que la humanidad las admirara, como quien no se a percatado pase delante de la mesa de los tipos y me dirigí hacia el baño seguida de la mirada incrédula de los cinco pares de ojos.

Cuando entre en el interior del local me quise morir, dentro había cerca de una docena de tipos, algunas mujeres y cuatro camareros, mi cara me ardía de la vergüenza aun así, seguí hasta el pequeño aseo y entrando dentro cerré la puerta, tenia ganas de gritar, de llorar, pero también era consciente de que estaba terriblemente excitada, al pasar mis dedos por mi sexo sentí mis labios hinchados y todo el totalmente húmedo, sin poderme contener mas me acaricie de manera brutal hasta el punto de no poder mas, que era cuando debía dejarlo, con la respiración a cien por hora decidí volver a mi mesa, así es que abrí la puerta y sin mirar a ningún lado llegue hasta ella, una vez allí le mande un mensaje a mi amo, ya le podía llamar así, porque es lo que era, su contestación hizo que casi se me saltaran las lagrimas, “muy bien zorra mía, tápate ponte el abrigo y vete a casa, te llamare para avisarte cuando debes conectarte”