El desconocido 3

Maria accede a caminar al lado de ese desconocido que le a descubierto a la mujer que no conocia

El día paso lento y agobiante, cuando por fin fue la hora, me dirigí rápidamente a la salida, necesitaba aire fresco, había pasado toda la mañana pensando en lo que había ocurrido, en todo lo que había sentido y sobre todo en como había podido ser capaz de hacer todo eso, me sentía muy contrariada.

Cuando le llame, nada mas salir del metro, simplemente me dijo que ya se pondría en contacto conmigo, nada mas que eso, sin mas conversación, ni otra frase, ni un agradecimiento, nada… solo esa frase seca y fría, obligándome sin querer a estar toda la mañana pendiente del teléfono, mirándolo cada segundo, como un animal mira a su amo pendiente de nuevas ordenes.

Decidí coger un taxi para volver a casa, no me encontraba con fuerzas para volver a ir en metro, nada mas llegar a casa me duche y me puse cómoda, no tenia casi hambre por lo que solo me tome un vaso de leche y me tire en el sofá, me sentía agotada, encendí la tele para ver si así conseguía olvidarme de todo un poco, me debí quedar dormida pues cuando el sonido del móvil me despertó habían pasado unas cuantas horas, cogì el aparato y lo mire, vi. que tenia un mensaje nuevo, nada mas abrirlo leí su contenido, una sola frase me preguntaba donde estaba, conteste que en casa, volviendo a dejar el móvil sobre la mesita que tenia enfrente del sofá, no tarde en recibir la contestación, me pedía que me conectara, la verdad es que en el fondo no tenia muchas ganas de hacerlo pero sabia que no me quedaba otra opción así es que levantándome encendí el ordenador y cuando este estuvo preparado me conecte al Messenger, en seguida lo vi. conectado.

Abrí la ventana y tras saludarlo espere que me contestara, cuando lo hizo me pregunto como me encontraba, no sabia que decirle, esa era la verdad, me sentía muy confusa, así es que eso fue lo que le conteste, a lo que me respondió que era normal, que ese era el estado típico cuando se empieza en este mundo, todo iba en contra de mis propias creencias, como el primer día me había indicado, yo solo leía, intentaba encontrar en esas palabras un algo que me hiciera entender mi estado, cuando me pregunto que le contara todo, desde como me sentía hasta lo que pensaba empecé a explicarle casi sin darme cuenta mi vida, le conté que jamás había echo algo así, que jamás había estado con otro hombre que no fuera mi marido, y que por supuesto nunca había enseñado mi cuerpo a nadie mas que a el, que por todo eso me sentía muy avergonzada y confundida. También le hice saber que el echo de que mi educación hubiera sido bastante estricta me producía la sensación de que estaba haciendo algo mal, que esa forma de comportarme no era la correcta.

Cuando termine de contarle todo lo que me pasaba por la cabeza me quede en silencio, esperaba algo, aunque no sabia el que, dentro de mi notaba como los nervios iban creciendo en la boca de mi estomago haciendo que me sintiera incomoda e inquieta

Cuando por fin volvió a hablar me dijo que me entendía muy bien, y solo quería hacerme una pregunta. Con creciente nerviosismo le pedí que me la hiciera. A lo que me respondió que si después de todo, había gozado, me quede muda mirando la pantalla, confirmar eso significaría decirle que en el fondo me había gustado, pero la realidad era que así había sido, si no me hubiera gustado no estaría en ese estado de confusión, tras pensarlo unos segundos le dije que si, pero que eso no calmaba mi estado.

El silencio volvió a separarnos, cuando volví a leer lo que me escribía mi cuerpo sufrió un escalofrió, me dijo que me daba todo el tiempo del mundo, que pensara en todo lo que sentía y había sentido, que aclarara lo que deseaba, ahora ya lo había probado y debía decidir si quería continuar o dejarlo estar, me dijo que cuando lo tuviera claro le mandara un correo haciéndoselo saber, hasta ese momento no me volvería a molestar mas

Me quede mirando lo que me había escrito, no sabia si eso era lo que quería, mis nervios aumentaron, borre unas cuantas veces lo que pensaba contestarle pero mi confusión era tal que no conseguía aclarar mis pensamientos, por fin escribi que de acuerdo, tras esto me dijo que esperaría mis noticias y me dejo sola, fue como si de repente un frió recorriera mi cuerpo, como si alguien hubiera apagado una llama que me daba calor, pero ya estaba echo, cerré el messenger y volví al sofá, pase toda la tarde inquieta, y cuando por fin me metí en la cama me costo horrores dormirme.

La mañana amaneció como siempre, me duche me vestí y tras desayunar me encamine hacia el metro, estaba vez me toco ir de pie, ese día había mas gente de lo normal, o eso me pareció a mi, al rato pude ver como el hombre del día anterior entraba en el mismo vagón donde yo me encontraba, un sentimiento de vergüenza se apodero de mi, vi. al hombre mirar por el mar de cabezas hasta que me vio, comenzó a acercarse a duras penas entre la multitud que llenaba el vagón hasta llegar donde me encontraba, cuando lo logro, se puso delante mió, me costaba mirarle, así es que baje la cabeza, lo notaba cerca y hasta mi llegaba el olor de su colonia, levante la mirada un segundo y pude contemplar como tenia los ojos clavados en mi, era una mirada lasciva, sentía como me recorría el cuerpo haciéndome estremecer, la cantidad de gente impedía que me pudiera mover así es que me quede ahí, agarrada a la barra dejando que el tipo me mirara, por mi mente paso la escena del día anterior, cuando le mostré mi cuerpo sin ningún problema, estaba claro que el debía de estar pensando lo mismo pues no dejaba de mirarme, como una llama las palabras de el desconocido retumbaron en mi cabeza, debía dejar que cualquiera me mirara si eso era lo que deseaban, y estaba claro que ese hombre deseaba mirarme, me sentí violenta, sucia, al tiempo que excitada, realmente este tipo de situaciones serian las que marcarían mi vida?. No tenia respuesta para ello, solo sabia que el sentirme observada así me estaba provocando sensaciones que nunca antes había sentido, en otro tiempo le habría fulminado con la mirada haciendo que todo se terminara de golpe pero ahora no podía hacerlo, era como si algo dentro de mi hubiera nacido anulando a la mujer de siempre.

El hombre cambio de posición acercándose mas a mi, la parte derecha de mi cuerpo casi rozaba su barriga, pero no me moví, sentía mi respiración cada vez mas intensa, me di cuenta que no controlaba la situación era como si hubiera perdido el control de todo.

Cuando el tren dio un tirón la moverse note como el hombre se pego a mi, su mano, cogida a la barandilla rozaba mis pechos, volví a mirarle y vi el deseo en sus ojos, no pude mantener su mirada y gire la cabeza perdiendo la vista en un punto indeterminado del tren, deseaba que todo se acabara pero intuía que no iba a ser así y no me equivoque, pronto note como el hombre movía sus dedos acariciando mis pechos al tiempo que aprovechando el tumulto se apretaba mas contra mi, ya en ese punto su sexo lo notaba claramente contra el costado de mi cuerpo, duro y desafiante, el parecía estar disfrutando de mi pasividad, aceptándola como un ofrecimiento a seguir con sus caricias, decidí moverme dándole la espalda, movimiento que el aprovecho para pegarse a mi directamente, casi estaba yo descansando sobre su cuerpo y ahora notaba claramente como lentamente iba frotando su polla contra mi culo, me entraron unas terribles ganas de llorar de impotencia pero no me moví, tampoco podía hacerlo, el vagón estaba lleno.

En esa posición el hombre tenia mas libertad para realizar sus ataques pues mi cuerpo tapaba la visión de lo que realizaba y el no desaprovecho la ocasión y enseguida note como me tocaba el culo, lentamente sin prisas, entreteniéndose en cada pliegue de mi vestido contra mi piel, mi nerviosismo aumentaba y solo deseaba que el viaje se acabara, cuando oí que anunciaban mi estación respire hondo separándome de el todo lo que pude, por fin el tren se paro abriendo las puertas.

Una vez en la calle me pare en un bar. a tomar algo, tenia la boca seca, pedí una manzanilla con hielo y un vaso con agua que me bebí de un trago.

Ya mas tranquila me encamine hacia el trabajo, mi cabeza daba vueltas a lo que me había pasado, la humillación recibida me atormentaba pero lo que mas me llamaba la atención era la sensación de calor que sentía entre mis muslos, estaba claro que algo había cambiado en mi vida, solo debía saber como aceptarlo.

Pasaron varios días desde la ultima vez que había hablado con el desconocido, mas de una vez me sentí tentada a mandarle el correo pero en el ultimo momento me echaba atrás, tampoco sabia que decirle, lo que tenia claro era que desde que me había dejado, mi vida se había vuelto mas fría, mas gris. Desde mi ultima experiencia en el metro había decidido ir en autobús o en taxi, pero eso no me quitaba la sensación de necesidad que me recorría el cuerpo, por las noches cuando llegaba a casa esta se me hacia mas grande, mas solitaria y no había conseguido quitarme ese frió que note el ultimo día que hable con el.

Esa noche me encontraba viendo como tantas otras noches la televisión, pero en realidad mi mente estaba en otro sitio, mi mente estaba con el desconocido y fue entonces cuando vi. claro que necesitaba volver a saber de el, necesitaba decirle que le necesitaba así es que levantándome encendi el ordenador y me conecte, nada mas abrir el messenger volví a sentir esa sensación de nerviosismo que hacia tiempo no sentía, deseaba ver que estaba ahí, como una niña que desea volver a ver a ese chico de clase que la hace soñar con besos calidos a la luz de la luna.

Pero no estaba, espere un rato impaciente, pero nada, así es que abrí el correo y comencé a escribir la carta, le comente como me sentía, lo que echaba de menos sus palabras, lo que le necesitaba le pedí perdón por mis dudas y le rogué que me perdonara diciéndole que estaba dispuesta a aceptarlo, a cumplir sus deseos, que solo deseaba que me enseñara todo lo que necesitaba saber para ser digna de el, cuando termine de leer lo que había escrito lo corregí y con dedos nerviosos le di a enviar, la suerte estaba echada, solo esperaba que no tardara en contestarme.

Dejando el ordenador encendido me fui a la cocina a hacerme algo de comer, aunque no tenia hambre pero necesitaba ocupar mi tiempo en algo, la espera me estaba poniendo mas nerviosa que la decisión en si, por mi cabeza pasaban cientos de cosas desde que se había olvidado de mi hasta que ya no querría saber nada de alguien como yo.

Así trascurrió el resto de la noche y cuando me metí en la cama después de haber comprobado el correo no pude evitar echarme a llorar desconsoladamente, me sentía sola y terriblemente triste.

Espero vuestros comentarios gracias..