El dentista

Una chica enamorada del dentista y con ganas de follarselo al final consigue su proposito.

EL DENTISTA

Laura debía ir al dentista para hacerse una revisión, siempre había tenido una sonrisa muy bonita pero por precaución decidió ir. Era lunes y tenía que trabajar así que pensó ir cuando terminase en la oficina. Finalizó la jornada y se encaminó al dentista, era un dentista nuevo que había puesto la consulta en un piso cerca de su casa, era una chico joven y atractivo que no debía superar los 30 años.

Cuantas noches Laura se había desvelado imaginándoselo como aparte de tratarle con dulzura la boca mientras le ponía algún empaste se la comía literalmente en un suave y tierno beso a la vez que la decía lo guapa que era y lo que la deseaba. Llegó a la consulta a las siete y cuarto de la tarde, ya en la sala de espera no quedaba nadie, el dentista cerraba a las siete y media, el cliente anterior se marchó y le tocó el turno a nuestra protagonista, se sentó en la silla del dentista y él inclinó hacia atrás el asiento, enfocó la boca con el foco.

Empezó la revisión y no encontró ninguna muela en mal estado solo algún rastro de placa. Decidió hacerla una limpieza de boca para quitársela con lo que tampoco iba a tardar mucho y la presencia de su enfermera no era imprescindible, así que la invitó a marcharse.

Laura por dentro se alegró enormemente, se quedaba a solas con él, era lo que más deseaba en este mundo, solo faltaba la parte final de su sueño que él la poseyera de arriba abajo, se había puesto muy atractiva, un top blanco que recogía sus pechos y los hacía extremadamente apetecibles y un pantalón de cintura baja marrón que le ponía el culo muy erotizante.

A pesar de todo ella era tímida y cuando por la excitación los pezones se le comenzaron a marcar a través de la tela sintió pudor, encima en el momento mas inadecuado porque el doctor ya estaba terminando la limpieza bucal y lo iba a ver, evidentemente él lo vió pero disimuló y acabó su trabajo, muy picaramente la dijo si tenía frio porque se le había puesto la piel de gallina, lo dijo mirándola a los senos, la chica disimuló haciéndose como la ofendida mientras él izaba el sillón pero sin retirar su cara de tal forma que cuando el asiento estuviera en su posición original los labios de ella quedarían a escasos milímetros de los de él.

Daniel cuanto tuvo los labios cerca los besó primero dulcemente y delicadamente, la muchacha reaccionó como haciéndose la ofendida para que no se notase que estaba excitada desde que entró en la consulta. Laura fue dejándose llevar cada vez más hasta que llegó un punto en que parecía que era ella la que llevaba la iniciativa desnudándole a él.

El dentista llevaba una casaca verde y unos pantalones del mismo color que en seguida cayeron al suelo, debajo un bóxer negro que también no tardó en estar fuera, se seguían besando cada vez más apasionadamente, él fue bajando por su cuello dándola pequeños besos y mordiscos que hacían que ella emitiese pequeños gemidos que apenas eran audibles, la sacó el top blanco liberando sus pechos, ella aprovechó para bajarse los pantalones y el tanga quedándose desnuda, se sentó al borde de la silla con las piernas colgando y cogió la polla de el doctor que comenzaba a ponerse morcillona y la dio unas cuantas caricias hasta que se puso bastante dura momento que aprovechó para metersela en la boca y darla unas cuantas lamidas suaves primero y luego más rápidas, el doctor no paraba de gemir mientras la acariciaba el pelo, ella jugaba con su lengua en el frenillo cosa que hacía que el placer de Daniel aumentase, cuando hacía esto le daba un pequeño mordisco en el glande cerca del agujerito y cogía con la punta de la lengua una gota de liquido preseminal que luego se relamía mirándole a los ojos con cara de viciosa.

El dentista ya no aguantaba más, se la quería follar y cogiendola de las axilas la colocó a 4 patas sobre el sillón de tal manera que él tenía buen acceso sobre su coño, se agachó sobre él y lo empezó a dar lametones para lubricarlo le fue dibujando con la lengua los labios mayores mientras con el dedo jugaba con su perineo llegando al ano y rodeándolo con el dedo ensalivado volvía a empezar, la lengua de los mayores pasaba a los menores que por ser más sensibles hizo que la chica se estremeciese todavía más.

Laura había cerrado los ojos porque quería imaginar todo lo que estaba sucediendo como si fuera los sueños que había tenido en que los dos eran protagonistas, en estas estaba cuando el doctor apoyó la polla en el coño y de una estocada la metió toda, entró muy fácil debido a lo mojada que estaba ella, él la cogía de las caderas para adecuar el ritmo de sus embestidas a los movimientos pélvicos de ella que empujaba hacia él.

Más tarde como si de un caballo montando a su yegua se tratara él la fue besando desde el cuello hasta donde podía alcanzar con besos dulces en que apenas tocaba su piel y descendiendo por la columna vertebral, ella ya estaba tan caliente que jadeaba con inusitada fuerza y se mordía los labios. Laura sabía jugar con los músculos de su vagina apretándolos y aflojándolos a su gusto. Los dos estaban tan desatados y calientes que el orgasmo no podía tardar mucho, en pleno jadeo ella emitió un agudo aullido indicando el orgasmo mientras se convulsionaba ligeramente y apretaba con tanta fuerza la vagina que lo abrazó en un intimo abrazo a la verga de Daniel que sacándola en uno de sus movimientos con los que la estaba follando en el siguiente de acometida hizo resbalar la polla entre las nalgas de la muchacha eyaculando sobre la espalda de ella abundantemente.

Laura se levantó y arrodillándose se la limpió toda consiguiendo que volviera a ponerse dura. Ella se limpió la espalda, estaba allí de pies frente a él en toda su hermosura. Era de estatura media de pelo moreno largo y liso cayéndole en mechones sobre los hombros y la espalda, ojos negros detrás de unas gafas de pasta del mismo color que los ojos, labios carnosos, los pechos ligeramente caídos pero a la vez turgentes con unos pezones marrones pequeños y simétricos, un culo de tamaño medio como un melocotón y el pubis rasurado, se veía que hacía ejercicio por su vientre con una tabla de chocolate incipiente.

Ella le dió la espalda para limpiarse el semen de su cuerpo y él como si de un toro en celo se tratase la derribó sobre la mesa apretando sus pechos sobre la mesa y dejando el culo de Laura en el borde de la misma, alcanzó con la mano un tubo de crema que tenía en su mesa y echándose un poco en el ano de ella fue extendiéndola hasta que sus dedos entraban sin dificultad en el esfínter primero uno y luego dos follandola con ellos, entonces dirigió la polla hacia el agujerito y fue haciendo fuerza penetrándola con él hasta que sus huevos chocaban con sus nalgas.

Empezó a bombear follandola profundamente mientras con la mano masturbaba su clítoris, estuvieron así durante un buen rato en este abrazo intimo hasta que en un orgasmo mutuo y simultaneo se corrieron los dos quedando abrazados en ésta postura durante un cuarto de hora dándola él dulces y amorosos besos en la espalda.

Terminaron, fueron al baño a lavarse y vestirse, cuando él al dia siguiente fue a la consulta encontró en la mesa donde se la había follado con un papel con el número de un móvil después del nombre de Laura y con la siguiente frase:

Ha sido delicioso, como un sueño ¿Repetimos?.

Este relato es imaginario pero se de cierta chica que lo tiene en la imaginación y espera que ocurra algún día sino idéntico a esto si semejante, si queréis escribirme y contarme vuestra opinión podéis hacerlo a:

Picante100@hotmail.com