El demonio de nombre extraño (7)

Descubro para qué se usaba un edificio con tantos departamentos. Viajamos a Brasil a ayudar a la segunda Familia.

EXTORSIONES - FAMILIA EN BRASIL.

Me desperté tarde y con un gusto amargo, no ya en la boca, parecía como si lo tuviera en el alma.  No era que me hiciera sentir mal el trato dispensado a la ahora “ex” novia de mi amigo Jorge , -estaba seguro de eso- mi conciencia ni siquiera se lo planteaba, es más, para la bronca que había levantado, ella la había sacado bastante “barata” , tampoco me sentía mal por el cimbronazo sentimental que Jorge recibiría, esos “tantos” se acomodarían en poco tiempo, creía firmemente en que le había hecho un favor sin necesidad de que lo supiera.

Me sentía mal porque estaba convencido que los adultos en general tienden a actuar mal o a hacer mal, como si el joder a otros estuviera incorporado a su esencia y sólo se reacciona ante esto cuando los “tocados” son los allegados unidos por sentimientos o cuando le toca a uno mismo, lo que le pase a los demás importa poco.

De todos modos, me desperecé y dejé de lado la “filosofía de entrecasa” porque se le dé la vuelta que uno le quiera dar a esta rotonda, tenía claro que yo tampoco había actuado muy bien que digamos, el caso es que, el resultado final no me importaba ni me afectaba.  En todos los aspectos mi cambio había sido de 180° e iba a cumplir con lo que me tocara convirtiéndome en Juez y parte en contra de los que trataran de dañar o dañaran a mi entorno, a mi mismo o a mis intereses.

Me levanté, cruce todo el loft dando los buenos días a los que se encontraban en él y me metí en mi habitación, me di cuenta que estaba todo ordenado y me fui a bañar, luego, acicalado, perfumado y vestido de sport con lo mejor que encontré, salí para escuchar novedades.

Estaba Kaila vestida con un conjunto de chaqueta con cierre cruzado desde la cintura hasta uno de los hombros y pantalón de cuero que parecía pegado a sus curvas, Tai , Danny y Roberto , todos ellos de traje clásico de color negro, esperando por lo que yo decidiera.  Les pedí que se relajaran y que tomaran un café o lo que les apeteciera, todavía no saldríamos y avisé que quería darles las novedades de la creación del Equipo de Investigaciones.

Todo esto mientras me preparaba unos mates, ellos me miraban y pensaban que se sentiría con el consumo de una infusión caliente con una hierba rara y absorbiendo de un canuto, me quedé con las ganas de contestarle que se llamaba “bombilla” porque el ingreso del Doctor Chao saludando a los presentes me privó de contestar.

Venía contento porque tenía pensado organizar las cosas en el en el Estudio de manera que se notara un cambio en eficiencia y celeridad en el trabajo, decidí no preguntarle nada sobre esto, lo dejaría actuar a gusto, sabía que deseaba lo mejor para todos.  Por otro lado, lo había contactado el Abogado que representaba a los vendedores de la casa, debido al tema de la Escrituración y se tenía que reunir con él después del medio día.

También se había acercado a las nuevas oficinas de la Agencia de Detectives para dejarles las llaves, ya se encontraban todos allí para determinar lo que necesitarían para comenzar a funcionar como tal.  Al decirme esto me acordé de Raúl , lo mandé a llamar y pregunté por Cielo y Gisela , me contestaron que las había venido a buscar Iker para llevarlas nuevamente a la casa, estaban aceleradas por el armado y colocación de los equipos.

Con Raúl no hubo mayor problema, aceptó de buen grado el cambio de trabajo y el aumento de su remuneración, ya tenía algo preparado para llevar al lugar, en el mismo buscaría el espacio para acomodar los equipos y ver cómo estaban las instalaciones.  Ante esto llamé al Jefe de Seguridad y le pedí dos hombres de confianza y una camioneta para comenzar a mudar los equipos, le pedí que en el informe hiciera constar que era por orden expresa y que me lo trajera antes de enviarlo, yo sabía que algún tonto saltaría por esta determinación de mudar los equipos y me daría algunas excusas pertinentes para la “limpieza” que se avecinaba.

A todo esto Raúl pensó con algo de temor: “espero que no me hagan problemas a mí por las filmaciones, yo hacía lo que me ordenaban, menos mal que tengo copias de todo” .  Eso que le “escuché” pensar activó todas mis alarmas, estaba seguro que algo raro había en ese edificio y preocupado y atareado por otras cosas no me había tomado el tiempo de preguntarle nada, ni “escuchar” los pensamientos, ni de Raúl , ni de ninguno de los Jefes de la Seguridad o de los efectivos que se rotaban.

No quise dejar pasar más tiempo y le dije a Kaila , a Chao y a Raúl que antes de hacer ninguna mudanza nos teníamos que reunir en mi despacho porque Raúl tenía que contestar algunas preguntas.  La palidez de éste fue evidente, trataba de mantenerse sereno pero su cabeza era un laberinto y no sabía por dónde salir.  Primero pensó. “de última, si me preguntan, yo niego todo” y siguió: “Sí pero, si niego todo y encuentran alguna prueba me van a achacar todo a mí” , “estos hijos de puta de la empresa son capaces de usarme como carne de cañón” .

Kaila , lo miró a Raúl y se dio cuenta que sus actitudes lo mostraban como culpable de algo y se puso a sus espaldas invitándolo a pasar al despacho, utilizó un tono que bien podía interpretarse como, “está arrestado” . Raúl caminó adelante escoltado por Kaila pensando en decir toda la verdad de lo que le preguntaran… Chao se preguntaba qué era lo que yo quería preguntarle a Raúl, no entendía de que se trataba, Kaila lo miraba fijo, no pensaba nada más que en observar sus reacciones, el “acusado” se había sentado en una silla enfrente de mí y no podía mantener su vista ante mi mirada inquisitoria.

  • Raúl, estoy enterado de las filmaciones y de las copias que seguramente tenés guardadas y, a decir verdad, si tengo que darte un trabajo de las características del que te ofrezco necesito tener confianza al 100% en vos.  Quiero que me cuentes todo, de lo contrario quedarás como único responsable de los delitos cometidos y ninguno de los dos queremos eso.

No hubo necesidad de decirle más, Raúl comenzó a desgranar todo lo que sabía de las actividades que se llevaban a cabo en ese edificio.  Ahora estaba todo parado por mi presencia en él pero antes de mi llegada, por lo menos dos veces a la semana, se utilizaban los departamentos para alquilarlos y/o prestarlos a distintos personajes del ámbito empresarial, judicial, político, deportivo de élite y de la farándula para encuentros íntimos que llevaban a cabo con sus parejas ocasionales o no y en muchas ocasiones varias parejas juntas en un sólo departamento y/o parejas del mismo sexo.

Se los grababan desde que descendían de sus automóviles, se colocaban dos maderas cruzadas en la puerta del ascensor al Penthouse con un cartel de “No funciona” , nadie se arrimaba a él y usaban sólo los otros dos habilitados desde la cochera al piso 18°, después, al otro día, enviadas desde la empresa, venían dos señoras a limpiar.

Kaila lo miró seria como con ganas de asesinarlo y le preguntó si ellas también habían sido grabadas, Raúl se apuró a contestar que le habían dado la orden de “limpiar” los departamentos que la gente del grupo usaría y que nunca se grabó nada de todos ellos.  Era verdad y observándolo a Chao , me di perfecta cuenta que él no sabía nada y escuchaba asombrado lo que el empleado de Informática contaba.

Otras de las cosas que hacían era darle franco a los empleados de Seguridad, esos días quedaban en el edificio los dos jefes de Seguridad y los dos que les seguían en el mando quienes estaban al tanto de toda la operación. Raúl le pasaba vía mail todos los videos grabados directamente al correo del Presidente de la empresa y a otros dos correos, según sabía, uno era el del Director de Relaciones Públicas, como procedían después era cosa de ellos.  Él pensó que los extorsionaban y por eso, para resguardarse, comenzó a guardarse copias.

Lo mandé a Raúl con Kaila para que me trajera todas las copias que tenía y me quedé conversando con Chao para ver qué pasos seguíamos.

  • Están más podridos de lo que uno pensaba, hay que denunciarlos a todos, esto va a ser un escándalo.
  • No Chao, no, precisamente porque va a ser un escándalo en que se va a involucrar a personas que actuaron de buena fe no se los puede denunciar.  Eso implicaría meterse aún más en la intimidad de las personas y generar problemas por cosas que no tienen porque saberse, además no puedo dejar de lado a Raúl pues quedaría detenido y procesado.  Seguro que acá es el estúpido de la película porque no le deben haber pagado ningún plus por esto(lo sabía porque uno de los enojos al contarnos era debido a que, si hubo algún cobro por chantaje o extorsión, él nunca vio una moneda) y yo lo necesito para que me lleve toda la información de la Agencia.  Alcanzame un formulario del Contrato de Confidencialidad, lo va a firmar ahora.**

No bien me lo alcanzó entraban Kaila y un apesadumbrado Raúl , Kaila me entregó siete pendrive de máxima capacidad con los videos guardados y me dijo:

  • Me aseguró que son todos y me mostró que en las computadoras no hay nada almacenado, aunque los puede haber guardado en la Nube.
  • No, no, no guardé nada, les juro que es todo lo que tengo, (sus pensamientos no mentían, no había ninguno más).
  • Antes de seguir diciéndote algo, poné tus datos y firmá este Contrato de Confidencialidad,-lo hizo rápido y sin leerlo me lo devolvió firmado- , bien, ahora te voy a aclarar algo, no voy a hacer la denuncia porque serías el primero en quedar procesado y te necesito en la Agencia con el trabajo nuevo pero, que quede claro, otra falla de esta índole y no vas preso, te va a costar la vida, no me gusta que jueguen conmigo.**
  • Gracias señor Gonzalo y por favor, téngame confianza, le juro que no le voy a fallar ni a usted ni a la gente de la Agencia aunque creo que cuando sepan que me trasladan me van a perseguir.
  • Cuando te alcancen tu respuesta será la siguiente, yo le di un departamento a otra gente que contraté y los del grupo hicieron una “limpieza”, decí que encontraron cámaras y micrófonos ocultos y yo ordené que se revisaran todos los departamentos deshabitados, además que contraté a una genia de la Informática para recuperar todos los archivos borrados de las computadoras que tenías, ergo: no podés tocar nada hasta que terminen, es más, podés decir que el trabajo de la Agencia es provisorio para no tenerte cerca.  ¿Tenés idea dónde guarda el Presidente esta información?
  • Ellos creen que están muy seguros o se deben “calentar” viendo los videos porque toda la información la tienen en sus computadoras personales y en sus correos, lo sé porque se las tengo “hackeadas”, no creo que tengan lo mismo en otro lado.
  • Mejor que mejor, avisale al Jefe de Seguridad que no vas a hacer la mudanza, antes decime cuánto tardás para vaciarles la computadoras a estos fulanos.
  • En diez o quince minutos se las dejo en blanco.
  • Ponete a hacer eso y cuando hayas terminado el trabajo recién le avisás al Jefe de Seguridad y “deslizale” algo de lo que hablamos, que hay una bronca bárbara y estás preocupado porque me escuchaste decir que si descubrían algo en las computadoras harían las denuncias cayera quien cayera y que vos sabías que alguien que supiera operar los equipos podría bajar toda la información borrada.  Decime dónde estás las cámaras y los micrófonos y andate luego para la Agencia, fijate dónde podés ubicarte.  Chao, hoy no vamos a ir a la casa, avisale por teléfono a la gente para que no nos esperen, lo mismo al Abogado de los vendedores.  Kaila, avisale a Siara, a Andrey y a Blago que se acabó el franco, hay que “limpiar” todos estos departamentos.

Tendría que acostumbrarme a que todos los días apareciera algo nuevo y lo que pensaba hacer ahora alborotaría el “hormiguero” , estaba seguro que en veinte minutos los involucrados estarían al tanto de lo que estaríamos haciendo y a más de uno le “temblaría el culo” .  El Jefe de la Seguridad del edificio sería el primero que “tocaría pito” avisándole a los directivos de la empresa y, según mis cálculos, cuando estos vieran que tenían sus computadoras y correos electrónicos vacíos comenzarían a desesperarse y empezarían a vérselas negras.

Chao se puso a realizar las llamadas, Kaila salió a avisarle a sus compañeros y Raúl se metió de lleno en las computadoras.  A los quince minutos tenía toda la información de las computadoras hackeadas y el informático salió a cumplir su parte e irse del edificio.  Con los datos para ubicar los dispositivos y trabajando desde el piso 18° hacía abajo se hizo bastante rápido.

Éramos nueve los que buscábamos, a razón de seis departamentos por piso y entrando de a uno o de a dos en cada departamento aligeramos la búsqueda, lo que más nos costó eran los que estaban en los plafones de luz.  En el piso octavo paramos para deglutir (esa es la palabra porque nos abalanzamos sobre ellos) unos emparedados de miga y gaseosa que había pedido Chao en un delivery, faltaba la mitad del recorrido y teníamos un bolso de mano chico cargado de dispositivos, esto es cámaras diminutas y micrófonos que, sin ninguna duda, nos servirían a nosotros para nuestros propios fines.

Tardamos como tres horas y cuando llegamos a la planta baja, de los ocho efectivos de Seguridad sólo quedaban seis, el Jefe del turno y el Encargados se habían retirado, uno por problemas familiares, el otro sólo se fue sin dar explicaciones.  Les ordené que se sortearan entre los seis para ver quien se quedaba pues había que cerrar todo salvo la cochera y para eso sólo necesitaba a dos, los otros dos para mañana y los dos restantes pasado mañana.

En ese mismo acto lo llamé al Director de la Agencia de Seguridad y le pedí que no mandara al turno de agentes para mañana, que les buscara otros objetivos, en el edificio me arreglaría con los seis que quedaban porque el Jefe de turno y el Encargado no volverían a trabajar, además le pedí que mandara a buscar los dos móviles que eran de la Agencia.  Le gustara o no, no le quedó más remedio que aceptarlo y despedir no se iba a despedir a nadie porque yo utilizaría incluso más personal en la casa nueva.  Cuando corté la comunicación me dirigí a los seis hombres que quedaban…

  • Dos se quedan ahora, dos los relevan mañana a la mañana y los otros dos vienen pasado mañana a la mañana, ustedes deciden, harán 24 x 48 y al edificio no entra nadie salvo los dos de guardia o nosotros que ya nos conocen, quédense en el cuarto con baño que está en la cochera y no me fallen.
  • No señor, quédese tranquilo que cumpliremos todo lo que nos ordene. -ninguno de los seis pensó nada en contrario y estaban muy dispuestos a cumplir lo ordenado-.

Había sido una mañana “movidita” y nos volvimos todos para el loft, lo que habíamos empezado con toda seriedad lo terminamos riendo, tomando café y con una Siara totalmente desatada que contagiaba con su risa iluminada por una pareja fila de dientes resplandecientes. Chao se retiró porque iba a aprovechar para darse una vuelta por el Estudio, saludó a todos y se fue diciéndome que sería bueno que mañana pudiera pasar por el Estudio para charlar con los otros Directivos.  Entendí lo que me pedía y le contesté que estaba bien, que mañana lo veríamos.  Después que se fue nos abocamos a ver los dispositivos que habíamos “rescatado” y a separarlos porque había de varias marcas, modelos y tamaños.

La conversación seguía estando divertida porque Roberto mirando a una de las camaritas le preguntaba que tantos enredos de cuerpos había presenciado o captado y a este comentario le siguió uno de Danny y Kaila y Siara“Aprovechá a divertirte ahora porque vas a tener que ponerte serio desde mañana”… La comunicación mental inesperada del YAOGUAI me sobresaltó y traté de hacer un esfuerzo para controlarme y no ponerme a hablar solo.

Kaila me preguntó si me pasaba algo, le contesté que había tenido una especie de presentimiento pero no sabía de qué ni por qué, les pedí que no me hicieran caso, me solía dar por ese lado pero no era para alarmarse.  Treinta o cuarenta segundos después entró Chao con cara de preocupación.  Todos me miraron a mí y nuevamente a Chao

  • ¿Qué te olvidaste Chao?
  • No, nada, pasa que me llamó el Director General desde Hong Kong y quiere comunicarse urgente con usted, es por una familia.

De inmediato nos fuimos al despacho y desde allí Chao llamó al Director General del Estudio, los dos hablaron en Chino, le dijo que yo estaba a su lado y que lo saludaría.  Entendía todo lo que me decía y le contestaba en Español pero ya me había aclarado que tenía un intérprete traduciendo.  Notando la urgencia de la voz del Abogado desde China no me di cuenta y le contestaba todo lo que me decía sin pedirle traducción a Chao que me miraba asombrado, cuando me di cuenta de esto ya era tarde.

En síntesis me decía que lo habían llamado desde la familia de Brasil pidiendo ayuda porque habían matado a dos integrantes de la familia, no le entendí si era por no pagar protección o por deuda de drogas.  No lo dejé seguir hablando, le pedí la dirección y el nombre del Jefe del Clan Familiar.  Me pasó los datos y había que ir a Río de Janeiro en Brasil , lo saludé respetuosamente y corté la comunicación.

Chao me preguntó cuál era el problema, le contesté que teníamos que viajar a Brasil con urgencia por un problema de la familia del lugar…

  • Sí pero… se lo dijo en chino…
  • Chao, creo que eres digno de confianza y lo que te digo muere con vos, -afirmó con la cabeza- , la condición del que mora en mí me permite entender cualquier tipo de idioma o dialecto pero no hablo ninguno salvo el Español, es un secreto que él me permite compartir sólo con algunos elegidos.
  • Le agradezco la confianza Gonzalo , jamás nadie sabrá nada por mí.
  • Más te vale Chao, no me gustaría perderte y hay castigos que yo no digito.  Ahora bien, cambiando de tema, ¿cómo nos trasladamos a Brasil?, voy a ir con Tai y Roberto, con las dos chicas y con Cielo o Gisela, la que esté más disponible.
  • A su disposición hay un Beechcraft King Air , turbo hélice de seis plazas pero van a estar un poco apretados y un Dassault Falcón 7X de tres turbinas con baño y atención a bordo.  Al piloto, copiloto y en este caso azafata sólo hay que avisarle con hora u hora y media de anticipación.
  • Bien, vamos a viajar cómodos, avisá que en tres horas y media estaremos en el aeropuerto XXX cercano a la casa nueva y pasale los datos para el manifiesto de vuelo.  ¿Cómo hacemos allá si necesitamos armamento?
  • Al viajar por intermedio de la empresa y con aviones de la empresa, hay un arreglo con gente de la Cancillería y el equipaje viaja con categoría de Diplomático, nadie puede revisarlo y pueden llevar todo de acá.  Yo me encargo que gente de nuestra filial en Brasil los espere con dos vehículos similares a estos y el alojamiento en el mejor hotel.

Con todo finiquitado me quedaba hablar con la gente del grupo para explicarle adónde iríamos.  Regresé al loft y les dije…

  • Chicas, muchachos, tenemos que atender un problema en Brasil, para ayer.  Una de mis obligaciones para obtener todo lo que tengo fue la de comprometerme a ayudar, atender y tratar de solucionar los problemas de unas veinte familias diseminadas por todo el Mundo.  Con una de estas familias, radicada en Río de Janeiro, Brasil, surgió un inconveniente y hay que trasladarse para solucionarlo, no me pregunten cuál es, el inconveniente lo conoceremos al llegar, es decir, yo lo voy a conocer junto con Tai porque la familia es China, todas son de esa nacionalidad y son reticentes con los occidentales, salvo yo, por supuesto pero es un caso especial, después se los trasladaré y veremos cómo hacemos.
  • Estaremos tres o cuatro días, me van a acompañar Kaila, Siara, Tai, Roberto y Cielo o Gisela, ya veremos.  Poco equipaje, un sólo bolso de mano, los armamentos y neceseres propios para su defensa, si se necesita algo más se compra en el lugar y nos vamos en media hora, los demás están liberados pero atentos a cualquier llamado.

A la media hora o un poco más nos fuimos los cinco en una sola camioneta para la casa nueva, cuando llegamos a la casa, casi una hora después debido al tránsito, nos recibieron con algarabía, la más expresiva Patricia , Zulma tenía ganas de besarme, después de saludarlos a todos, me di cuenta que Iker no estaba, tampoco la camioneta, Carlos me empezó a contar todo lo que habían hecho e ideado pero lo corté diciéndole que andábamos muy cortos de tiempo y quería hablar con Cielo o con Gisela .

Me contestaron que Cielo no estaba Iker la había llevado a la capital, de dónde nosotros veníamos para que comprara un adaptador que no se conseguía en la zona, habían salido hacía como veinte minutos y antes de volver pasarían por el loft para retirar algo de ropa ya que se habían venido para la casa nueva prácticamente sin cambiarse.  No podría contar con ella y no me desagradaría llevar a la “colorada” , fui a buscarla al sótano donde habían acondicionado un lugar para poner los equipos y tener más tranquilidad.

Entré bajando por la escalera del comedor y la llamé en voz alta, me contestó desde uno de los cuartos diciendo que no podía dejar de hacer lo que estaba haciendo, esto es, empalmando una serie de cable y tirada con medio cuerpo por debajo de una mesa grande tipo escritorio, vestía una especie de minishort de jeans, calzaba zapatillas deportivas y dejaba las piernas al descubierto.

  • Hola Gonza , ¿qué hacés por acá?, dame un momentito que enseguida termino, esto no puede quedar suelto.
  • Hola Gisela, te puedo esperar sólo por diez minutos, después tendrás otros quince para cambiarte, agarrar los documentos, cargar la mejor portátil que tengas y salimos de raje para el aeropuerto, tenemos que ir a Río de Janeiro y estar tres o cuatro días allí, terminá rápido, mové esas patas feas y gordas o nos vamos solos.
  • Para, jefe loco, piernas feas y gordas tu abuela, tengo unas piernas que están buenísimas pero no me las mires, ya termino y enseguida estoy con vos, Cielo se fue al centro a comprar un adaptador, alcanzame esa cinta aisladora y ya lo dejo listo.

Terminó rápido y salió con todos los pelos rojos cayéndole sobre la cara, se sacudió la remera que dejaba la cintura descubierta y las tetas parecían querer reventarla.  No pude evitar mirarla y se dio perfecta cuenta pero no le desagradó para nada.

  • ¿Qué joda me estás haciendo con eso del viaje apurado a Río?
  • Ninguna joda princesa, yo no jodo con el trabajo, andá a cambiarte y peinarte un poco, es como te dije traé los documentos y el mejor portátil que tengas, nos vas a tener que guiar por las calles de Río, no te calentés por la ropa, viajamos en mi avión privado y no tenés que “producirte” para que te vea nadie.
  • Ya, ya, ya estoy subiendo al avión, aguantá que me peino, me pongo el jeans, agarro mi carterita con los documentos y la computadora.

Terminé por reírme porque encima no fue a ningún baño ni a otra habitación, el jeans estaba colgado de una silla, se bajó el short, eso sí, sin flexionar las rodillas y dejó a la vista un culo sensacional, duro, macizo en el que juraría que divisé algunas pecas y apenas tapado por la tirita de la tanga, saltó para acomodarse el pantalón elastizado, se lo abrochó y procedió a peinarse con un cepillo.  La muy turra me miraba sonriéndose y yo me acomodé un poco el bulto en la entrepierna.

  • Menos mal que te tapaste, ya me daba impresión ese culo fofo y lleno de pecas y celulitis.
  • Más te quisieras, bien que lo miraste con ganas, nunca se lo presté a nadie pero con vos haría una excepción.
  • Dale, arrancá que se nos hace tarde… excepción…

Me encantó la forma de ser de la “colorada” y me agradó mucho verla tirada debajo de la mesa haciendo un trabajo, en apariencia, no apropiado para una mujer, se notaba una independencia y decisión que es difícil de lograr, para más, subió las escaleras riendo y saludó con alegría a todos abrazándose con Kaila y con Siara .

Zulma me ofreció una gaseosa y, poniéndose a mi costado, preguntó si nos quedaríamos a comer, sin que nadie viera le rocé una nalga con la mano y en voz baja le dije que no tenía tiempo para catar lo que más me gustaba, mejor que ni cuente todo lo que pensó que se dejaría hacer, luego, levantando la voz, le dije que no podíamos que teníamos que viajar y no volveríamos hasta dentro de tres o cuatro días.

Apuré a todos pero aún nos quedaba un poco de tiempo y de un vistazo aprecié que ya había cosas nuevas y algunos arreglos.  Le hice una seña a Carlos con el pulgar levantado y les dejé dicho que cualquier cosa que necesitara me llamaran a mí o al Doctor Chao .  Llegamos con tiempo al aeropuerto y cuando me identifiqué en uno de los portones laterales, nos habilitaron a pasar con la camioneta hasta los hangares, allí estaba el avión estacionado.

Cuando me presenté ante el Piloto, de nombre Gustavo , me dio la bienvenida y me presentó al copiloto, de nombre Sergio y a la azafata, de nombre Azul , una hermosa morocha de cabello largo y ojos claros, muy simpática y de sonrisa fácil, no muy alta pero conformaba un conjunto muy llamativo, ninguno de los tres “pensando”, expresó ninguna molestia por haber sido llamado de urgencia o por tener que llevarnos, al contrario estaban muy contentos por estar activos y la predisposición era excelente.

Presenté a todos los que me acompañaban y nos pidieron los documentos y el equipaje para despacharlo, fue el copiloto con todo en un carrito y regresó al rato con los bolsos etiquetados sobre el cierre con un membrete que decía “Servicio Diplomático” y nos pidió ascender al avión, subimos y al transponer la puerta teníamos:

Hacia la izquierda, la cabina, el lugar del catering y de estar de las azafatas y casi frente a la puerta, el baño, a la derecha una especie de living abierto con sillones como sofá individual pero reclinables, mullidos y cómodos, había seis de ellos con tres ventanillas de cada lado con cortinas muy coquetas y corredizas, detrás había diez sillones similares a los delanteros, cinco de cada lado con un pasillo que los separaba, cada uno con su respectiva ventanilla, un verdadero lujo.

A Gisela toda la alegría y la simpatía cuando entró riendo y se eligió un lugar en uno de los cómodos sillones se le transformó de golpe en seriedad cuando el avión empezó a moverse para ocupar su lugar pronto a decolar.  Por más que quieras disimular, la primera vez siempre se siente, la carrera se siente y si mirás por la ventanilla es peor, todo pasa muy rápido, ni hablar cuando la trompa comienza a apuntar al cielo y sentís bramar a los motores, allí te ataca todo el miedo junto, “¡Ay mierda!, ¿subirá, le alcanzará la pista?, ¡qué no le fallen los motores justo ahora!” , todo eso y una serie de rezos me llegaba a mi mente, un par de minutos que se hacen de goma elástica hasta que se estabiliza, la respiración se normaliza y uno puedo desechar el cinturón de seguridad.

Me acerqué al sitio de la “colorada” y le acaricié los hombros, con un masaje muy suave buscando que se tranquilizara, los otros cuatro restantes parecían que habían subido a un micro y trataban de acomodarse en sus asientos porque el viaje duraría unas cinco horas.

  • ¿Estás mejor, más tranquila?  Jajaja…  No sé cómo no me animé, tendría que haberte filmado, verte la cara de susto cuando el avión empezó a carretear y cuando comenzó a ascender daba para ponerla en las Redes Sociales y permitiría arrancarle sonrisas y carcajadas a mucha gente.
  • No seas malo, pensé que no iba a sentir nada pero cuando comenzó a carretear me dio un susto tremendo, igual ya pasó, seguí con los masajes que me hacen sentir bien y otras cosas que no te cuento, jajaja.
  • Sos tremenda, siempre aprovechás para meter tu bocadillo, ¿cuáles serán esas cosas que no me contás?
  • Mejor lo dejamos aquí, si hago lo que quiero nos van a aplaudir todos, jajaja.

¡Si supiera que yo lo sabía! Estaba excitadísima y destilando jugos que a mi olfato no le pasaban desapercibidos y me llevaba por el mismo camino.  Extrañamente, la desenvuelta y desenfadada Gisela , no buscaba que la cogiera o follara, quería con todas sus ganas que le “hiciera el amor” , sus “películas” e imaginaciones pasaban por allí, por el beso, la dulzura, la entrega, las caricias.  Nunca había tenido una pareja duradera, sus “ligues” siempre habían sido “de ocasión” y escasos de diálogos para conocerse.

Sus formas, entradoras y dicharacheras y sus modos tampoco dejaban pensar a la pareja que tenía enfrente que su realidad era distinta, necesitaba la caricia, el abrazo, el beso tierno pero nunca encontró con quien brindarse así, jamás dejó que “el” hombre apareciera porque como normalmente se dice, nadie “le movió la estantería” y a todos ellos los opacó con su forma de ser.

El problema es que yo le estaba resultando “su” o “el” modelo y, aunque, sin lugar a dudas, me gustaba mucho y comenzaba a notar enormes virtudes en ella, no podía ni debía ir más allá que “los momentos” y menos que menos dar lugar a pensar en la “dedicación exclusiva” .  Me quedaba claro que, de haber algo, sería como yo quería o no sería, ya veríamos en que resultaba.

La entrada de Azul , la azafata, preguntando si queríamos tomar algo o cenar me sacó de mis pensamientos y de lo que estaba “escuchando” , los “grandotes” se prendieron y preguntaron que se podía comer, las chicas pidieron una ensalada liviana y yo opté por lo mismo. Gisela retomó su predisposición habitual y le preguntó si podía pasar a la cabina.

  • Le pregunto al Capitán pero no creo que tenga inconvenientes, el tema es que vas a ver infinidad de relojitos y lucecitas en el tablero y sólo algunas manchas de nubes porque es de noche y viajamos sobre el océano, distinto sería si fuera de día, esperá un poco que le pregunto.

Venía al pelo, yo sabía que se entretendría con toda la parafernalia de botones, computadoras e instrumental, seguramente los volvería un poco locos con preguntas pero pasaría un buen tiempo allí adentro.  No bien se fue sonó mi celular, era Chao , llamaba para avisarme que no había diferencia de horarios y que personal de la empresa de Seguridad nos estaría esperando en el Aeropuerto internacional con dos camionetas para nuestro uso exclusivo y nos acompañarían hasta el hotel en que estaban reservadas las habitaciones.

Además me dijo que había averiguado que el problema había sido por un tema de drogas.  Dos de los jóvenes de la Familia se había metido en la comercialización de pastillas, no habían cumplido con el pago al proveedor y éste los había mandado a asesinar como escarmiento pero no satisfecho con ello, ahora exigía a la Familia el pago de la deuda con la amenaza de matar a uno por día.  El plazo para comenzar a llevar a cabo esta amenaza terminaba en la tarde del día siguiente.

Según lo que Chao pudo averiguar, el proveedor de la droga no era de los más fuertes de la zona, la distribución de esta pandilla abarcaba unos tres barrios con unos veinte integrantes y pretendía hacerse fuerte ganando territorios en base a violencia.  Me dio el nombre del Jefe de la misma y me dijo que en la Familia me darían más datos.  Con esto que sabía, me acerqué a conversar con la gente del grupo y los puse en conocimiento de los datos obtenidos.  De la conversación que mantuvimos quedamos claros en algunos puntos.

A ): Era probable que hubiera algún miembro de la pandilla en la casa y en las inmediaciones para presionarlos y para evitar que escaparan, había que neutralizarlos y, en lo posible, hacerlos hablar para que nos dieran datos a utilizar, entre estos la dirección de la casa del Jefe.

B ): Había que averiguar la dirección del lugar dónde operaba la pandilla, hacer un relevamiento rápido, entrar y eliminar a todos.

C ): Había que eliminar a un miembro de una pandilla rival y dejar al muerto junto a los de las pandillas que hubiésemos eliminado, como si hubiera sido un olvido en una retirada apresurada y lo canalizaran como un enfrentamiento entre ellos.

D ): Había que inutilizar las posibles cámaras de tránsito de las inmediaciones y/u otras posibles.

E ): Había que hacer el trabajo rápido y quedarse un par de días más haciendo turismo porque si nos íbamos en plan de huida las autoridades sospecharían de nosotros.

Otras de las cosas que se planteó es la llegada mía y de Tai a la casa de la Familia y, por si las dudas, dijeron en un coche alquilado para que no se individualizaran las camionetas, las cuales no solían pasar desapercibidas, esto en cierto modo lo solucioné llamando a Chao , al cual le pedí que, en lugar de camionetas nos proveyera de tres automóviles buenos pero de una marca común y fáciles de pasar desapercibidos.  Ese inconveniente quedó solucionado, habida cuenta que un coche alquilado también deja rastros.

Cuando Gisela regresó de la cabina me senté con ella para que arbitrara los medios que nos llevaran a la inutilización de las cámaras de las inmediaciones.  Me contestó que una vez que supiéramos ubicar la dirección en un mapa se podría hacer en un radio de diez cuadras a la redonda.  Más o menos con todo encaminado nos repantigamos en los asientos para tratar de dormir unas dos horas, cuando nos aproximábamos al aeropuerto Azul nos despertó y ya se veían las luces de la ciudad de Río de Janeiro por las ventanillas.

El capitán nos informó que por problemas de averías en la señalización de las pistas del Aeropuerto del Galeao habían derivado todos los vuelos al Aeropuerto Nacional Santos Dumont que se encontraba en la Bahía pensé que se nos complicaba el tema por el asunto de los coches y la ubicación del hotel porque nos desencontraríamos con los que nos venían a buscar, la llamada de Chao avisando que estaba enterado del inconveniente y que la gente se había trasladado al otro aeropuerto, me trajo tranquilidad.

Las luces de la ciudad, las edificaciones, el Cristo Redentor iluminado y el reflejo de las aguas del mar le daban un marco hermoso a la ciudad de los Cariocas por excelencia, daba gusto observar ese espectáculo. Gisela , haciendo acopio de una valentía inesperada y seguramente conversada con la tripulación, se fue a ubicar en un tercer asiento que tenía la cabina y presenció el aterrizaje desde un lugar privilegiado.

El aterrizaje fue perfecto y cuando, distendidos, esperábamos que el avión se acercara hasta los hangares en dónde quedaría estacionado, la excitación palpable de la “colorada” y las ganas de contar la experiencia nos aturdió. Roberto , riendo con carcajadas limpias, se llevaba las manos a los oídos, Tai estaba impasible y las dos chicas la abrazaban y también riendo le pedían que se calmara.  No dejó de ser un momento agradable.

Hicimos Migraciones en un tris, Aduana no revisó los bolsos y recorrimos las coquetas instalaciones del Santos Dumont para salir hacía el lugar donde nos esperaban, me detuve en el Banco para cambiar una cantidad de Euros a Reales, a sabiendas que los naturales no son muy proclives a aceptar moneda extranjera y compramos, en los negocios ubicados en el hall, la suficiente folletería turística y un gran mapa de la ciudad junto a una guía de calles y algunos suvenires, propiamente como turistas.

Al salir, nos estaban esperando con los tres autos solicitados, de distintas marcas y para nada ostentosos, cargamos los bolsos, Roberto viajó con Siara , Gisela con Kaila y yo lo hice con Tai , las cuatro personas que nos recibieron iban haciendo punta, camino al hotel en otro auto.  La tripulación viajaba independiente aunque también se alojaba en el mismo hotel.  En el hotel, de cinco estrellas, lujoso y cómodo ubicado en el corazón de la ciudad, nos tenían reservadas tres habitaciones en suite, en los papeles, éramos parejas y así nos anotamos, Siara con Tai , Roberto con Kaila y Gisela conmigo, las suite tenían camas en cada habitación así que no hubo inconvenientes para dormir y a eso nos dedicamos.

A las ocho de la mañana desayunamos reunidos en mi habitación y ubicada la dirección de la Familia en el mapa Gisela se dedicó a maniobrar digitalmente con la red de cámaras de tránsito y las domiciliarias, este trabajo inutilizaría el servicio impidiendo grabaciones y se ejecutaría desde que entráramos hasta que saliéramos de la zona determinada.  El grupo controló las armas y las UZI junto a las pistolas Glock 40 con silenciadores para todas ellas y los cargadores pertinentes se guardaron en mochilas individuales y partimos hacia el lugar con una Gisela nerviosa pero seria y controlada.

Al llegar al lugar, Gisela quedó en unos de los coches controlando la computadora y con un intercomunicador inalámbrico conectado a Roberto que caminaba por la zona tratando de ubicar a quienes podrían estar vigilando y a las dos chicas restantes que paseaban con el automóvil. Tai y yo nos fuimos a la casa, previamente le había dicho a Tai que hablara él en chino pidiendo por el Jefe del Clan, que dijera que veníamos de parte del Doctor Chao .

Cuando estuviera con el Jefe diría que yo era “el portador” y que reuniera a la Familia, si había alguien extraño a la familia que dejara saber que yo era el que traía el dinero.  Éste de unos sesenta años, los llamó a todos, vinieron rápido y conté diecisiete entre chicos, jóvenes y adultos de ambos sexos y a dos “extraños” ambos jóvenes y de color, uno abrazando a una de las chicas jóvenes y el otro teniendo a una señora mayor del brazo, indudablemente, amenazándolos.

Uno de ellos, el que llevaba la voz cantante, vociferaba en portugués pidiendo que no hablaran en chino y que les mostráramos el dinero que llevábamos para pagar la deuda.  Ya lo habíamos hablado, si era uno solo había que neutralizarlo, si eran más, sólo nos servía el que mandaba. Tai se acercó despacio al tipo mostrando la mochila y diciendo que no entendía.

Cuando estuvo cerca y el tipo dejó a la chica para apuntarlo con una pistola diciendo que quería ver los billetes, el golpe llegó pleno a su cuello y mientras caía sorpresivamente desvanecido, Tai se giró y le arrojó un cuchillo al otro pandillero, ni vi de dónde salió, el tipo ni siquiera gritó, abrió los ojos grandes y dejó caer la pistola para tomarse el cuello, cuando golpeó con las rodillas en el suelo, ya estaba muerto.

Las mujeres se abrazaron y Tai pidió silencio, en chino y alzando la voz dijo que yo era “el Portador” , el Jefe del Clan se volvió hacía mí y se arrojó al suelo haciendo una reverencia, de inmediato, todos los demás hicieron lo mismo y parecían orar.  Tomándolo del brazo hice señas al Jefe para que se incorporara y les dijera lo mismo a los otros, le pedí a Tai que oficiara de intérprete y pidiera cinta de embalar para atar al pandillero vivo, de inmediato, tres mujeres lo ataron de pies y manos y lo dejaron a un costado todavía desmayado.

El Jefe contó que no sabía bien lo que había sucedido, que los jóvenes, con el dinero de ellos, al parecer habían incursionado en un negocio ilegal alejándose de la empresa de reparto y entrega de mercaderías que ellos tenían y no entendía por qué, tenían dinero, buen pasar, estudiaban pero querían más y no creían en las tradiciones.  Pregunté en voz alta como trataba él a los integrantes de la familia, dijo que bien y las respuestas de los pensamientos de estos me hicieron saber que no había motivos para quejarse, todos eran incondicionales, salvo los dos que se “torcieron” y terminaron mal.

Contó lo que sabía respecto a la dirección en que se juntaba la pandilla porque era de conocimiento de todo el barrio y que la policía recibía dinero para mirar hacia otro lado pero no sabían la dirección particular del Jefe de la pandilla.  Ante esto le dije que teníamos que interrogar al pandillero y que él me tenía que ayudar con la traducción al portugués, no se defendía bien pero si lo hacían dos jóvenes que estudiaban y habían nacido en Brasil.

Les pedí que los llamara, eran una chica y un chico como de diecisiete años a los que le pregunté en una especie de “Portuñol” se creían en las tradiciones y en el YAOGUAI , temerosos dijeron que si pero, ambos, también pensaron que eran cuentos de sus mayores, además del Jefe y los chicos pedí que ingresaran conmigo dos mujeres de mediana edad y una anciana.

Tai , sin entender nada, me preguntó por qué ingresarían ellos para interrogar al pandillero, lo tomé del hombro y le dije que ellos podrían ver algo inconveniente de mostrar porque eran familia, que ni él ni otros que no eran familia podrían ver, dado que si lo vieran tendría que eliminarlos, que eso ni siquiera lo decidía yo.  Lo entendió enseguida y se inclinó para hacerme una reverencia.  Aclarado estos tantos le pedí que se quedara afuera, que no entrara y por lo que más quisiera que no dejara entrar ni salir a nadie.

Ya adentro, con los integrantes de la familia y el pandillero atado que despertó un tanto asustado, solicité en un portugués muy chapuceado que dijera el domicilio del Jefe y el del lugar en dónde operaban, el tipo se rió, nos insultó y dijo que nos mataría a todos, yo le contesté…

  • Aquí el único muerto vas a ser vos si no contestás con la verdad.

No me tomó en serio pero pensó la dirección correcta y le avisé a uno de los chicos que anotara y al oído le dije las direcciones que el tipo pensó, aunque también pensó que el Jefe solía quedarse junto con la pandilla.  Le pregunté dónde podía encontrar a miembros de la pandilla rival y cuántos eran ellos y dónde estaban.

Se reía sin contestar pero pensó que había dos de los suyos en el auto estacionado afuera y diez con el Jefe en la casa en que estaban, además la dirección donde solía estar gente de la pandilla rival.  Ya no necesitaba preguntar más, le pasé los datos al joven y me saqué la remera sin que ninguno entendiera nada.

El terror que les asaltó a todos cuando el Oso hizo su aparición y rugiendo apoyó la garra sobre la cabeza del delincuente secándolo hasta quedar reducido a un saco de ropa, no se puede explicar con palabras.  El Jefe y las mujeres prácticamente se “fundieron” de cara al piso, el joven se puso pálido y con la boca abierta no atinaba a decir palabra, la chica reaccionó gritando y quiso salir por la puerta que encontró cerrada, no pudo hacerlo y quedó, en un principio sentada con la espalda apoyada en la puerta pero mirando a los demás, enseguida se postró de cara al suelo.

No pasó más de un minuto y yo, volviendo a la normalidad, les pedí que se incorporaran y me puse la remera sin ningún tipo de aspaviento, después le grité a Tai que abriera la puerta y se encargara del “paquete” , él pidió una bolsa para eso.  Le pregunté al Jefe del Clan si se podía encargar del otro tipo sin dejar ningún tipo de huella, el hombre me miraba y no me podía contestar, seguía con las reverencias, regresó Tai y les pegó cuatro gritos en chino pidiendo que reaccionaran, le tradujo lo que yo quería y el viejo afirmó que se ocuparían y que no quedarían rastros, lo mismo harían quemando al de la bolsa, yo les hablé a todos…

  • Ya saben que estaré siempre para ayudarlos, ahora me ocuparé de los otros tipos pero, en lo posible, no quiero tener que venir más a solucionar problemas de esta familia, disculpen el susto y en cuanto a los jóvenes, espero que se hayan dado cuenta que no todo es habladuría y Mitología, transmitan lo que vieron sólo a los integrantes de la familia, nadie de afuera puede enterarse, caso contrario me enteraré y volveré para aplicar el castigo necesario.

Los dos chicos no me hablaban, me miraban, se doblaban para hacerme reverencias y los tomé del hombro para que salieran de la habitación, la mujer mayor me pidió en chino que la dejara tomarme la mano, la estiré, la tomó, la puso sobre la mejilla y luego la besó, lo mismo me pidieron las otras dos y me brindaron el mismo tratamiento, yo me sentía bastante incómodo con esto pero no sabía cómo negarme, Tai me sacó de eso diciendo que las chicas y Roberto tenían a dos tipos que estaban en el coche.  Había que activar todo y me despedí de la familia, no sabía cómo hacer para darme las gracias.

Salimos y las chicas tenían a los dos tipos tirados, uno arriba del otro, en el piso del coche. Roberto manejó el coche de los pandilleros, las chicas los llevaban en el coche de ella, Tai llevó el coche nuestro y Gisela me llevó a mí, al salir de la zona paró a un costado y activó todas las cámaras.  Les dije por el intercomunicador que fuéramos cerca de la zona de la otra pandilla y allí también se desactivaron las cámaras.

Les pedí que pararan en una esquina bastante solitaria a pesar de la hora, -la una y media de la tarde- y llevamos a los tipos hasta su auto, les ordené que subieran los dos a la parte de adelante y Roberto los ejecutó con dos disparos en las sienes, como si les hubiesen disparado desde la vereda, luego nos fuimos a la dirección donde estaba el resto de la banda y según parecía el Jefe de la misma.  No nos pareció acertado ir a buscar a otros pandilleros, era correr un riesgo innecesario.

Bastante antes de llegar al lugar Gisela volvió a realizar su trabajo con las cámaras y nos estacionamos para trazar el plan.  El lugar parecía una antigua fábrica chica, una puerta ancha de entrada y una cortina metálica grande, tenía terraza y una especie de mirador en el que no se observaba a hombre alguno, en las inmediaciones no había cámaras.  De un lado había un baldío y desde allí era imposible acceder pero del otro lado había una obra en construcción, aparentemente abandonada hacía tiempo y desde allí podíamos acceder a la terraza de la guarida.

Mientras mirábamos llegó al lugar un individuo, evidentemente un adicto que golpeó en una mirilla, dio el dinero, le dieron la droga y se metió en la obra en construcción para consumirla. Roberto dijo que se fijaría si podía subir a la terraza desde allí, si lo lograba nos avisaría para que Tai golpeara la puerta y dijera a media lengua y mostrando la mochila y algunos billetes que venía a traer el dinero de los chinos.

El plan era arriesgado pero, si le abrían la puerta trataría de aguantarla abierta unos segundos para que entráramos nosotros que estábamos en los coches fuera del alcance de las mirillas de éstas.  No podíamos esperar porque si querían comunicarse con los que estaban con los chinos se iba todo al cuerno. Roberto nos habló por el intercomunicador y nos dijo que ya estaba en la terraza, había eliminado a cuatro que estaban sentados, jugando a las cartas debajo de un techito para resguardarse del sol, no les dio tiempo a nada, la pistola y el silenciador cumplieron su función y tenía la puerta de acceso abierta esperando por nosotros.

Tai no esperó más, tomó la mochila y encaró para la puerta, golpeó y cuando abrieron la mirilla mostró algunos billetes dentro de la mochila y dijo: “dinero, plata, traigo de chinos, deuda, a quien dejo” .  Entraron como caballos, ni siquiera consultaron con el jefe y abrieron la puerta, al que abrió le quebró el cuello y al que estaba detrás le lanzó un cuchillo que se le clavó en el pecho, la mochila trabó la puerta y de inmediato entraron las chicas con las UZI en las manos y yo por detrás.

Fue una masacre, uno sólo alcanzó a tirar un tiro y fue porque se le disparó el arma al caer acribillado.  Uno quiso correr hacia la terraza y en la escalera lo recibió Roberto , había quince personas allí adentro, dos de ellas eran mujeres semidesnudas.  Había también un tipo de traje barato que apretaba en su mano un maletín lleno de dinero, lo revisamos y resultó ser un policía, evidentemente corrupto, tanto a éste como al jefe de la pandilla como al que parecía ser el segundo porque estaba abrazado a una de las mujeres, les vaciaron un cargador extra como para dejar claro que tenían que morir, algo así como un ajuste de cuentas por rencores pasados.

Todavía los muchachos y las chicas se tomaron su tiempo para recorrer y revisar todas las habitaciones restantes y para recoger muchas de las vainas servidas, alguna se debe haber escapado pero no se hacían demasiados problemas, yo los había visto poner las balas en los cargadores utilizando guantes de cirugía, por ende, no habría huellas en las vainas.  Cuando estábamos por salir le preguntamos a Gisela si no había gente en los alrededores, nos hizo esperar porque pasaba un camión de reparto y cuando dobló en la esquina nos dijo de salir.

Ni correr, ni apurarse, ni mostrar armas, como si hubiera habido una transacción y nadie se permitiría ni siquiera mirar porque sabían lo que allí adentro se “cocinaba” .  No había forma de mirar hacia adentro de la propiedad y una vez que la puerta quedó bien cerrada, nos subimos a los coches tal como habíamos salido del hotel y nos fuimos con una marcha normal.  Las armas quedaron en las mochilas debajo de los asientos y nos fuimos a tomar una Caipirinha en un bar en las playas de Copacabana.

Yo tenía la adrenalina a mil y otro tanto Gisela , quizás ella peor porque, aunque se comportó como toda una profesional, sólo le quedó imaginar pero pareció que canalizó todo comiendo un emparedado que no sé ni cómo pudo terminar, nosotros no teníamos hambre.  Después de ese trago largo, la tan famosa Caipirinha que si te descuidás te voltea, me normalicé bastante y le dije a Gisela que había realizado un trabajo fantástico con el tema de las cámaras y en las vigilancias y las esperas, todos los demás también se lo dijeron acotando que se sintieron muy seguros sabiendo que nadie los podía localizar y no cabía dentro de sí.  Nobleza obliga también les dije a los cuatro restantes que su trabajo había sido estupendo y agradecieron como algo normal.

Eran como las cuatro de la tarde y como la idea era hacer turismo, Gisela dijo de ir a recorrer el Barrio bohemio Santa Teresa , le dimos el gusto y fuimos, caminamos, lo pasamos bien, vimos arte callejero, compramos recuerdos y la completó la “colorada” inquieta cuando nos pidió subir la Escalera Selaron o Escalera de Santa Teresa , 250 escalones recubiertos con mayólicas y azulejos de distintos colores llamativos, no sólo en los escalones sino también en las paredes, es una atracción turística internacional y a la mitad del ascenso Gisela todavía la disfrutaba, nosotros la queríamos matar o tirarla rodando.

Como sea, la completamos casi “gateando” y el descenso fue más cómodo después de haber comido algo y tomar un “reconstituyente” .  Cuando llegamos al coche dijo de ir a la favela “Tavares Bastos” en que se puede escuchar música en vivo y que en gran parte de ella está todo acondicionado para el turista, le dijimos que no, necesitábamos bañarnos y descansar.  Cenaríamos tipo diez de la noche y pasearíamos o iríamos a bailar, mañana nos esperaba un rato de playa y más paseos.

Continuará…

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